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Un mar a través de mi ventana

Kris MM

¿Qué puede verse a través de la ventana al despertar? Lo más probable es

contemplar un hermoso paisaje de la naturaleza o de la gran ciudad. Incluso

puedes apreciar la casa de tu vecino, que permanece igual desde que tienes

memoria. O si eres realmente afortunado, podrás deleitarte con uno de los miles

de amaneceres que colorean el horizonte.

Pero, ¿qué tan extraño sería despertar y, al abrir la ventana, encontrarse

con múltiples ojos de peces curiosamente gordos? Ese es mi caso. No vivo en una

piña debajo del mar, sino que tengo un mar a través de mi ventana.

Sin embargo, permíteme aclarar que no se trata de un mar en sí. Es una

pecera enorme, en la cual en ocasiones estoy confinado. Esto no es libertad. Es

difícil para nosotros, comprender la experiencia de un pez en una pecera, ya que

su mundo es muy diferente al nuestro. Después de todo seguimos siendo solo

seres humanos.

No obstante, puedo imaginar cómo debe sentirse al estar confinado en un

espacio tan pequeño, limitado por un simple y frágil vidrio. Un pez puede sentirse

atrapado, sin poder explorar ni nadar libremente. Esto puede llevarlo a la

depresión y a perder interés en la vida.


Y aquí estoy, un pez atrapado en esta pecera. Mi mundo está limitado por vidrios

que me encierran. Soy consciente de que el agua es mi hogar, pero aquí me

siento preso, mi tristeza es profunda y mi libertad un anhelo.

Extraño el mar abierto, la brisa en mi piel escamosa, nadar con otros peces,

explorar nuevas aguas. Aquí no hay nada nuevo, solo el mismo paisaje a través de

mi ventana.

¿Cómo llegué aquí? No lo recuerdo bien. Tal vez fue mi curiosidad o mi

descuido al morder el anzuelo. Pero ahora es demasiado tarde para arrepentirme,

mi destino una obra, mi existencia sin sentido.

Así que aquí estoy, en mi pequeña prisión acuática, sin más compañía que

mi propia melancolía. Lo que será de mí, no lo sé con certeza, solo espero algún

día volver a ser uno con la naturaleza.

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