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Contaminación del agua: causas

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la contaminación del agua puede proceder de muchos
lugares y tomar diversas formas. De este modo, la contaminación del agua se puede dividir en dos
grandes grupos, la contaminación física y contaminación química:
 Contaminación física: cuando hablamos de contaminación física estamos haciendo referencia
principalmente a la basura que se puede ver a simple vista, como por ejemplo los plásticos que
se consumen habitualmente.
 Contaminación química: por otro lado, cuando se habla de contaminación química, estamos
haciendo referencia a aquellos contaminantes que, estando presentes en el agua, no se pueden
ver a simple vista, pero que conllevan que esa agua no pueda ser potable. En este sentido,
estamos hablando por ejemplo de pesticidas químicos, o bacterias fecales, subproductos de la
industria o, incluso, el plástico en su tamaño más pequeño, los denominados nanoplásticos.
De dónde procede la contaminación del agua
Tanto si se trata de contaminación física como química, la contaminación del agua procede siempre de
la actividad humana. En este sentido, no existe una diferenciación considerable entre contaminación
química o física. De hecho, si pensamos en la contaminación que produce un ciudadano medio, podemos
pensar en la basura que produce de forma diaria, que sería contaminación física; o en el uso de productos
de cosmética o higiene, que liberaría en el agua agentes químicos contaminantes, lo que conllevaría
contaminación química del agua.
Así mismo, más allá de la contaminación producida por el ciudadano medio, merecen una mención
especial las grandes empresas. Debido a que su volumen de actividad es mucho mayor, el uso de agua que
hacen también lo es, y con él su nivel de contaminación. De hecho, la agricultura y la industria son dos
de los sectores que más contaminan el agua junto con el del transporte. De este modo, debido a que son
actividades de las que no podemos prescindir, es necesario reformular sus actividades y su forma de
trabajar para que se reduzca lo más posible el impacto que tienen en el medio ambiente en su conjunto y
en los recursos hídricos en concreto.
Soluciones a la contaminación del agua
Como es evidente, la única forma de solucionar el problema de la contaminación del agua viene de dos
lados: no contaminarla y limpiar la que ya está contaminada. De este modo, se puede evitar y minimizar
la contaminación que termina destruyendo tanto acuíferos como reservas hídricas de otro tipo, por lo que
se trata de una batalla que debe librarse al mismo tiempo en todos los frentes. Algunas de las acciones
más importantes que se pueden llevar a cabo al respecto son las siguientes:
Reducción de nutrientes y plaguicidas químicos
Los fertilizantes y pesticidas químicos son dos de los elementos que más contaminan el agua cuando se
usan en la agricultura intensiva. Estos productos químicos terminan en la tierra y pasan a los acuíferos, lo
que conlleva la contaminación de una de las fuentes de agua más importantes de las que disponemos. En
su lugar, basta con hacer uso de nutrientes y plaguicidas naturales, lo que permite el desarrollo de una
agricultura ecológica y sostenible. Así mismo, en el caso de que no se pueda optar plenamente por
productos naturales, la mejor opción será minimizar el daño de estos químicos prescindiendo al menos de
los más dañinos para los recursos hídricos.
Reducción y tratamiento de las aguas residuales
Por otro lado, una de las principales fuentes de contaminación del agua viene de que las aguas residuales
sean vertidas en ríos y mares sin tratar correctamente. Este es uno de los mayores problemas que presenta
la contaminación del agua, ya que las aguas residuales conllevan una alta contaminación física del agua
(un buen ejemplo son las toallitas de inodoro), así como una altísima contaminación química derivada de
todos los productos químicos y biológicos que arrastran estas aguas consigo. La mejor forma de reducir
estas aguas residuales es hacer un uso eficiente del agua, reducir lo más posible el uso de productos
químicos que puedan contaminarla y, lo más importante de todo, que las Administraciones públicas
implementen las infraestructuras necesarias para que estas aguas sean devueltas al medio ambiente
habiendo sido depuradas previamente. Estas son algunas estrategias eficientes de captación de agua
ambiental.
Reducir la deforestación
Uno de los elementos más importantes a la hora de reducir la contaminación del agua es evitar los
procesos de deforestación. Esto se debe a que los bosques son uno de los principales almacenes de
agua, tanto a nivel de atmósfera como de subsuelo. Al aumentar las masas forestales se consigue mayor
presencia de agua dulce en estos entornos, lo que aumentan las reservas de agua de los acuíferos.
Además, los bosques actúan como depuradores de muchos de los contaminantes que vertemos al medio
ambiente, por lo que su presencia ayuda a contrarrestar la contaminación química en su conjunto.
Reducción del consumo de agua en agricultura e industria
La agricultura y la industria son dos de las actividades humanas que más agua consumen en su
desarrollo. Ambos sectores son fundamentales para la vida humana. De este modo, como no se puede
prescindir de ellos, lo que hace falta es implementar acciones que aumenten la eficiencia del uso de sus
recursos, incluida el agua. En este sentido, una buena opción es el uso de aguas grises depuradas para la
agricultura. Estas aguas no valen para el consumo humano al no ser potables, pero sí que son útiles a la
hora de regar cultivos. En el caso de la industria, maquinarias más eficientes, así como procesos que no
requieran del uso de tanta agua permiten reducir la contaminación de la misma, ya que el volumen de
agua contaminada es menor. Así mismo, también es fundamental que las aguas residuales de la industria
sean depuradas antes de ser devueltas al medio ambiente.
Implementación de transporte sostenible
Otro de los sectores que más contamina el agua es el transporte. Un buen ejemplo de este problema lo
tenemos en la lluvia ácida presente en la mayoría de las ciudades, cuya contaminación procede en su
mayoría de la quema de combustibles fósiles. Optando por versiones de transporte sostenible, reducimos
la contaminación que se vierte al medio ambiente y que, de forma inevitable, acaba contaminando el
agua. En este sentido, la mejor opción disponible es el transporte público, ya que minimiza la
contaminación al ser un transporte que da respuesta a muchas personas al mismo tiempo.
Reducción de las basuras
Por otro lado, no debemos olvidarnos de las basuras que se producen diariamente tanto en los trabajos
como en los hogares. En este sentido, optar por productos con pocos envoltorios, así como llevar a cabo
una correcta clasificación y reciclaje de los residuos es uno de los elementos que más puede ayudar a
reducir la contaminación.
Reducción de agentes especialmente peligrosos: aceites y baterías
Aunque este aspecto entraría dentro de la reducción de las basuras en general, se trata de dos de
los agentes contaminantes del agua más dañinos, por lo que merecen un espacio aparte. Los aceites
contaminan el agua de muchas maneras pero, entre ellas, al evitar la correcta oxigenación de los ríos,
conlleva un daño para la biodiversidad especialmente importante. Lo correcto para evitarlo será ir
almacenando el aceite usado y llevarlo a un punto limpio cuando el recipiente esté lleno. Así mismo, las
baterías y las pilas están fabricadas con muchos minerales pesados que son especialmente contaminantes
del agua. De hecho, metales pesados como el cromo y el mercurio, actualmente presentes en muchos de
los pescados que se consumen habitualmente proceden de estos residuos. Por ello, es fundamental
llevarlos a un punto limpio donde puedan ser gestionados de forma adecuada.
Reducir el uso de plásticos
Así mismo, otro de los agentes contaminantes del agua que merecen una mención especial es el plástico.
El plástico es un material que se degrada a una velocidad muy lenta y que permanece en el medio
ambiente durante cientos de años, terminando por pasar a la cadena trófica y contaminando ríos y
mares. Podemos encontrar desde plásticos de gran tamaño a microplásticos (plásticos muy pequeños pero
visibles) o nanoplásticos (plásticos microscópicos que no son visibles pero que sí que contaminan el
agua). La mejor forma de evitar esta contaminación es prescindir de los plásticos de un solo uso y, cuando
usemos plásticos, reciclarlos siempre.

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