Está en la página 1de 105

1

Esta traducción fue hecha de fans para fans, sin ningún tipo de ganancia. Para
promover la buena lectura y darle la posibilidad de leer el libro a aquellas
personas que no leen en inglés. Puedes apoyar a la autora comprando sus
libros y siguiéndola en sus redes sociales.

Lo único que pedimos a cambio, es que nos cuides, no difundas nuestro trabajo
en grupos de Facebook que puedan denunciarnos, no subas la historia en
Wattpad ni subas capturas del mismo en las demás redes sociales que puedas
usar, los autores y editoriales se encuentran en todos lados, a la espera de
acechar a los grupos de traducción para que dejemos de hacer este trabajo.

Si el libro llega a tu país, te animamos a que lo compres.


3
STAFF
MODERADORAS

MadHatter & Erienne

TRADUCTORAS

Astrea75 Nemesis Moon

Lizzy RRZOE

Emotica G. W Wordsofthisgirl

Micafp_2530 MadHatter
4

CORRECTORAS
Yani Rowina

Daisy.meza RRZOE

Nigess MadHatte

LECTURA FINAL
MadHatter

DISEÑO
Atómic_Mellark
5
ÍNDICE
SINOPSIS CAPÍTULO 14

CAPÍTULO 1 CAPÍTULO 15

CAPÍTULO 2 CAPÍTULO 16

CAPÍTULO 3 CAPÍTULO 17

CAPÍTULO 4 CAPÍTULO 18

CAPÍTULO 5 CAPÍTULO 19

CAPÍTULO 6 CAPÍTULO 20

CAPÍTULO 7 CAPÍTULO 21

CAPÍTULO 8 CAPÍTULO 22

CAPÍTULO 9 CAPÍTULO 23

CAPÍTULO 10 CAPÍTULO 24

CAPÍTULO 11 CAPÍTULO 25

CAPÍTULO 12 CAPÍTULO 26

CAPÍTULO 13 SOBRE LA AUTORA


6
SINOPSIS
"En este silencio embarazoso, sin nada en el aire
más que los ecos de nuestra pasión pasada
fundiéndose con el dulce olor de la noche de verano,
me siento tonta por amarte... Lo absurdo de esto es
un golpe justo en mi corazón maltratado. Una
concubina enamorada de su rey”.

Él la rescató de un destino peor que la muerte y la


reclamó como suya. En el vasto palacio de Noria, la
convierten en concubina, una de muchas y le enseñan
cómo complacer al poderoso rey Noriano.
Ella sabe que debe mantener su corazón custodiado,
pero ¿cómo puede hacerlo cuando su solo toque
sostiene su alma? ¿Cuando un simple beso de sus
labios evoca un deseo ardiente que amenaza con
quemarla viva?
Él es todo para ella, pero en sus afectos sombríos,
atada como se encuentra a él, no tiene más remedio
que compartirlo con las innumerables mujeres en su
vida.

En sus afectos sombríos, atada como se encuentra a


él, su corazón arde cada vez que debe compartirlo
con las muchas mujeres en su vida.
1 Traducido por Lizzy
7

Corregido por MadHatter

Tú vienes a mí como lo haces todas las noches cuando


necesitas consuelo. Cada centímetro del poderoso rey que
tuviste que ser, entra en mis aposentos. Sin aliento,
cautivada por tu depredadora gracia, observo mientras te me
acercas. Cada pisada sofocada por la alfombra, tu mirada fija
en el lugar, caliente, y el ardor me provoca deliciosos
escalofríos. No puedo hacer nada más que esperar ansiosamente
tu toque, una presa dispuesta a tus avances.
Al extender tus manos hacia mí en la cama ancha, tu
caricia es un susurro suave a lo largo de mi mejilla. Tus
dedos largos y elegantes recorren suavemente mi piel, pasando
el cuello rojo y dorado alrededor de mi cuerpo con deliberada
lentitud. La cresta real Noriana blasonada sobre la
superficie de la misma, es una proclamación para todos en tu
reino, soy de tu propiedad, tu esclava del placer… tu
favorita.
Te agachas para acercar tu bello rostro al mío, tan
cerca que puedo oler el dulce olor del vino que tomaste en la
cena. Una sonrisa curva tus labios mientras tu pulgar
continúa su suave caricia a lo largo de mi mejilla y tu beso
es dulce, dócil, la felicidad es un suspiro sobre tu boca
caliente. Luego, tus dedos se enrollan a través de mis rizos,
el tirón instantáneo me revela la pasión rugiente que acecha
justo debajo de la superficie de tu piel pálida. Y sé, con
ese simple gesto que esta noche la liberación no será sumisa.
Sonrío y extiendo mi mano para tocar tu rostro hermoso
de rasgos patricios, que nunca dejan de captar mi atención.
—Soy tuya para que me hagas lo que quieras —susurro
suavemente, encogiéndome de hombros para liberarme de mi
túnica de raso. Cae alrededor de mi cintura en una piscina
carmesí. Tus ojos brillan y vislumbro la lujuria que se reúne
como las nubes de tormenta debajo de los párpados cubiertos.
Con un gruñido te abalanzas. Me derrito en tus manos.
—Lo siento. —Suspiras amorosamente contra mi oído.
Pronto te suplico que me tomes más rápido, que me penetres
con más fuerza y me lleves a alturas no antes vistas.
—Marik. —Me corro, deshecha en tus brazos, mi alma en
llamas. Pronto siento que tu esencia me llena, tu semilla 8
enterrada profundamente en mi interior y no puedo pedir más.
Te hundes a mi lado, saciado. Te esfuerzas para respirar,
mientras tus brazos cubren mi abdomen, tu respiración aguda
mientras me hace cosquillas en los mechones de mi oído.
En este silencio embarazoso, sin nada en el aire además
de los ecos de nuestra pasión pasada fusionada con el dulce
olor de la noche de verano, me siento tonta por amarte. Lo
absurdo de ello, es un golpe justo entre mi corazón
maltratado. Una concubina enamorada de su rey. La idea habría
parecido divertida si no fuera tan desgarradora. Amarte, mi
querido Marik, es pedir que te rompan el corazón. Eres un
rey. Y yo soy una de muchas. Tu harén está lleno de las
mujeres con las que te has acostado y has olvidado, pero aun
así, con las que debo compartirte. Incluso el deber para con
tu esposa te aleja de mí durante días a la vez. Creo que me
muero un poco cada vez que pasas tiempo con ellas. No puedo
soportar compartirte y sin embargo debo hacerlo. ¿Qué opción
tengo?
—Estás callada. —Tu tono áspero en la quietud, un dedo,
sin pensarlo, haciendo girar mis rizos de ébano—. ¿Te
lastimé?
—De ningún modo. Dime, ¿qué te había estresado tanto?
—Parece que me he ganado otra esposa. El consejo cree
que una unión entre Noria y Sry solidificará nuestro exiguo
tratado de paz. Se están haciendo los preparativos para la
llegada de la princesa Sryian. —No pareces querer
voluntariamente hacerme daño y sin embargo logras la hazaña
con tan agudo ademán que me enferma. Otra persona para que te
comparta, ¿cómo lo soporto?
»¿Lágrimas, Lealin? —Tu desconcierto es una extraña
comodidad.
—De alegría. Felicitaciones, Marik —Sonrío a través de
mis lágrimas y en una graciosa arremetida, me encuentro
debajo de ti y me consuelas de la mejor manera que conoces.
2 Traducido por astrea75
9

Corregido por Yani

Tus dedos pasan a través de mi cabello con facilidad. Tu


boca se encuentra en otra parte, pero sé que tu mente está
conmigo. Ese pensamiento me otorga una comodidad silenciosa
mientras continúo leyendo el libro en mi regazo. Tu voz es
suave, incluso su cadencia tiene el poder de hacer sentir a
gusto a toda la concurrencia, yo incluida. Te diriges a tu
consejo sobre los asuntos de superación en Hidara y escucho a
medias mientras señalas tus preocupaciones. A continuación,
permites que el consejo de los doce delibere sobre una
solución para sofocar las revueltas de rebelión en el sur de
Noria.
Tan joven y tan sabio que apenas puedo creer que hayan
pasado cinco años desde que ascendiste al trono Noriano y ya
el reino prospera en tus manos. La tiranía del difunto rey
Olin, que los Dioses le concedan el paso al más allá, todavía
se hace eco en los cuatro rincones de este poderoso reino. El
miedo, la sangre, la ira que su reinado había producido aún
resuena en el habitante Noriano.
Pero tu compasión ha demostrado a la gente de Noria que
no eres como tu padre. Tu perseverancia ha reparado esas
heridas abiertas, te has ganado el respeto y la adoración que
Olin nunca tuvo. Cada día rezo para que tu reino permanezca
siempre pacífico, siempre próspero. Que siempre seas justo y
amable. Que entiendas que el pueblo Noriano es muy fuerte,
resistente y que busquen a tu lado, un futuro de tranquilidad
y paz.
Recuerdo como si fuera ayer, cuando me rescataste de un
destino peor que la muerte. Yo, Lealin, una esclava Davarin.
Vendida a las manos de un hombre sádico por unos padres que
vagamente puedo recordar, los años antes de que viniera a tu
palacio fueron un infierno. Mi collar de esclavos de entonces
no había sido como el que uso ahora.
El grillete erosionado, demasiado pequeño para encajar
alrededor de mi cuello, había comido mi piel, tenía unas
violentas abrasiones rojas que destrozaban mi carne, respirar
me resultaba imposible. Cuando tiraban de él, podía recordar
a la muerte seduciéndome. Pero entonces escuché tu voz, tu
voz suave pero poderosa. Como un ángel vengador, viniste en
mi ayuda, todo tu ser blanco y puro, hermoso, habías estado
listo para matar en mi nombre.
10
Incluso ahora, tal como lo recuerdo, todavía puedo
imaginar esos ojos plateados lanzando veneno principesco
cuando ordenaste a tus guardias que lo mataran inmediatamente
por su mal trato hacia un esclavo. Ahora me pregunto si
realmente lo habrías ejecutado si no hubiera sido por mis
protestas.
Ese día me reclamaste como tuya y no había nada que yo
pudiera decir. La vida de esclava, como he aprendido, nunca
es tuya. Así que me tomaste y me hiciste tu concubina,
entrenada únicamente para darte placer.
Hace casi una década que te conozco. He estado contigo a
través de todo. Te he visto en tu peor momento, siempre allí,
amándote en silencio. He celebrado contigo tus mejores
momentos, tu felicidad que enciende mi corazón. He compartido
contigo tus lágrimas, tus dolores profundos hasta la médula,
como si fueran míos. En tus brazos descubrí el amor,
experimenté el cielo con el susurro de nuestros cuerpos entre
sábanas de satén. Te he visto tomar a tu primera esposa y te
observé desde mis sombras encadenadas cómo te convertías en
mi rey. Rey de una nación destrozada.
Te conozco, Marik, posiblemente más de lo que tú te
conoces a ti mismo. Te amo más de lo que las palabras pueden
expresar. Eres, aún ahora, ese muchacho que me rescató hace
tanto tiempo, con tu desenfrenado entusiasmo por la vida y
tus sonrisas insolentes.
—¿Tienes hambre? —Tu voz me saca de mi ensueño y alzando
la vista, encuentro tu sonrisa alegre y contagiosa.
—Sí. —Tu mirada oscurece tus ojos peltres casi negros y
puedo decir que mi respuesta te ha complacido.
—Salyn te acompañará a mis aposentos. —Hace señas a
Salyn para que se acerque, uno de los pocos a los que se le
permite estar cerca de mi persona, tiene permitido hacerlo
solo porque es mi guardia personal. Se apresura a obedecerte
y mientras espera instrucciones adicionales, bajas la cabeza,
sin adherirte al protocolo, instalando tu boca ansiosamente
sobre la mía, tu pálido cabello funciona como cortinas de
plata que ocultan nuestro beso de los asistentes. Quitas el
aliento de mis pulmones, húmedo, tiernamente dulce, el beso
es una promesa de los placeres que están por venir.
»Esta noche. —Tu voz es seductora en mis labios, tan
oscura como la creciente lujuria en tu mirada febril. Con un
último beso persistente, te acomodas en tu trono, una vez más 11
en sintonía con tu malhumorada esposa.
Salyn se apodera de las cadenas doradas atadas a mi
cuello. Él me permite un segundo para envolver la túnica
cremosa alrededor de mi cuerpo, antes de escoltarme fuera de
la sala de la corte. Los ojos de muchos se encuentran sobre
la concubina favorita del rey.

***
El vino es dulce y agradablemente amargo contra mi
lengua. Me tomo mi cáliz y disfruto del rico sabor. Tus ojos
están en mí, entrecerrados con la intención de absorber cada
movimiento. Debería enojarme, pero no lo hago. He encontrado
consuelo en esa mirada de evaluación y he llegado a aprender
que solo aquí, ante el fuego de la iluminada intimidad de
esta habitación, sumergido en estos momentos que compartimos,
te encuentras en tu mayor comodidad, completamente
despreocupado y verdaderamente feliz. Dentro de las cuatro
paredes de esta sala, solo eres Marik y yo solo soy Lealin.
Sin títulos, sin esposas, sin concubinas y sin concejales.
Simplemente tú y yo.
Suspiro mientras siento que la brisa de la tarde se
extiende desde la terraza abierta, cálida y perfumada
ligeramente con especias que casi puedo probar. Coloco la
copa a mi lado y tomo el tazón de frutas de miel.
—Comparte una conmigo. —Te lames los labios, la
invitación convincente. Con una facilidad practicada me
inclino hacia delante, mi cuerpo palpitando por la
anticipación. Sobre mis manos y rodillas le doy un piquito a
tus labios, jugando a ser la pequeña concubina tímida que
ambos sabemos que no soy. Tu mirada, encendida con alegría,
me mira fijamente, esperando mi siguiente movimiento.
Mi risa es corta y lentamente se convierte en una
sonrisa. Permitiendo que la baya madura se asome entre mis
labios, caliente y húmeda por mi boca, me inclino y presiono
la baya contra tus labios sonrientes. Nuestros ojos bailan
con regocijo infantil que rápidamente arde en llamas y tu
gruñido suave es toda la advertencia que recibo antes de que
tus labios devoren los míos. La fruta dulce explota y se
mezcla con los sabores embriagadores del vino y nuestra
lujuria. ¡Cielos! Cómo me dominas. Tu gruñido y mis gemidos
resuenan armoniosamente y vibran entre nosotros.
—Ma... Marik —jadeo, sujetando los pliegues de tu bata
mientras te alejas.
—Descarada —me reprendes afectuosamente, y lames mis
12
labios temblorosos—. Tenemos toda la noche. Quiero disfrutar
de ti. —Como si no lo hicieras todas las noches, hombre
insaciable—. Ven. —Tu mano, tan increíblemente blanca y más
grande que mi propia mano color tierra, es perfecta con su
elegante manicura mientras me ayudas a levantarme—. Necesito
un baño.
La habitación que se encuentra en tu cuarto de dormir es
un balneario para todos tus placeres reales. Todavía estoy
sorprendida de la ingeniosa tubería interior. El dosel de
tuberías cristalinas que permiten que el agua caliente fluya
continuamente dentro de la bañera de mármol es una corriente
que resuena en el aposento de santificación. Aquí el aire es
cálido, húmedo, el seductor aroma a sándalo y menta siempre
es bienvenido. Suspiro, amando la suave humedad que se
asienta a lo largo de mi piel desnuda proveniente de la
cascada. El suelo de baldosas está mojado y caliente bajo
nuestros pies.
—Esta es mi habitación favorita en el palacio —digo en
voz baja, caminando detrás de ti para ayudarte a quitarte el
largo manto color verde bosque que lleva el emblema real.
—Sí, la mía también. —Te vuelves hacia mí, tu cabello
brilla como un halo por los candelabros que adornan las
paredes, rubio y hermoso. Tus brazos rodean mi cintura y me
acercas más, al ras contra tu cuerpo, nuestros contornos
encajan. Donde yo soy suave y flexible, tú eres duro y
fuerte. Tu respiración roza mis labios mientras tu cabello me
hace cosquillas en las mejillas.
»Esta habitación contiene recuerdos inolvidables. —El
calor se eleva en mi piel, una combinación de tu poderosa
presencia y el cúmulo de calor en la habitación. Siento que
me desmayo ligeramente. Compartiendo tus memorias, puedo
recordar claramente todo lo que ha ocurrido aquí. En esta
misma recámara, en tu baño, es donde me trajiste en primer
lugar, me hiciste tuya en todo el sentido de la palabra. Es
en esta habitación donde comprendo las profundidades de mi
amor por ti.
De repente me surge un pensamiento feo y celoso. Me
pregunto si has compartido esta recámara con alguna otra. ¿Mi
amor le has dicho cosas dulces al resto? ¿Has explorado cada
grieta de sus cuerpos con tu malvada boca incluso mientras
lloraban por más?
Mi ardor se evapora de repente. Mi corazón, como late
por ti, se rebela contra mi mente traicionera. Pero, ¿qué más
quieres que piense? Tal vez sea tu favorita, pero nunca seré 13
la única. Tonta, casi cometí el error de olvidarlo.
Tengo que eludir tu abrazo.
»Lealin. —Tomas mi rostro lloroso entre tus manos y
cariñosamente besas mis lágrimas.
»Créeme cuando digo que solo son nuestros recuerdos los
que hacen eco en esta habitación. Tus dulces gemidos son todo
lo que escucho y los de nadie más. ¿Lo entiendes? —¿Cómo no
entenderlo? Mi corazón se llena, más pesado; se hincha hasta
que dejo que el doloroso sollozo se desvanezca en mi
garganta.
»Lealin... dulce, Lealin, por favor, créeme. Nadie ha
visto ni entrado en los pasillos de esta recámara, además de
los criados. Ninguna otra persona, solo tú, yo, solo tú... —
Presionas tu frente contra la mía y me he quedado sin
palabras por la emoción. Me encuentro de pie sobre mis pies
desnudos y satisfaciendo mi amor en el cielo que es tu boca.
Pronto, eres una vez más el alfa de mi alma servil, tus
manos agarran mis nalgas y me aplastan contra tu vara que
crece rápidamente, tu lengua hirviendo sobre la mía en
sumisión. Me levantas sin esfuerzo, y mis piernas
instintivamente se envuelven alrededor de su entallada
cintura, sin nunca romper el beso. No puedo imaginar cómo has
conseguido llevarnos de vuelta a tu cama, pero mi mente se
encuentra empañada por la necesidad, así que no me importa en
lo más mínimo.
Tus manos se encuentran en todas partes y sin embargo en
ninguna; cada poro en mi cuerpo grita por tu toque... solo un
toque Marik. Mis ropas, la poca que tenía, se han ido,
arrancadas y dejadas en el olvido. Me estás mordiendo, unas
mordeduras eróticas agonizantes que me instan a arquear la
espalda en busca de otro pellizco, otro movimiento de tu
bendita lengua lamiendo cada marca de mordida y exhalo en
éxtasis. Ahora me tienes bajo tu misericordia absoluta, entre
mis muslos temblorosos, tu boca está en mi centro. Cielo
misericordioso, tus labios... tu lengua... Me derrito por ti.
—Nhgh... Marik. —Mis dedos se encuentran en tu cabello,
tirando y tirando, murmurando palabras incoherentes, rogando
por todo. Se está formando una explosión, empezando por las
puntas de los dedos de mis pies, viajando con ridícula
velocidad entre mis piernas. Mis caderas corcovean, mis dedos
de los pies se enroscan y con tu nombre en mis labios como
una oración erótica, me muero. Mi cuerpo se sacude por la
intensidad, mi respiración jadeante y rápida, y luego estás
ahí, sosteniéndome cerca, compartiendo mi liberación mientras
tu boca cubre la mía y puedo saborearme, dulce, salada y
14
rica, fusionada con tu gusto como ambrosía.
—Eres hermosa, justo así... —murmuras contra mi cabeza.
Puedo sentir tu virilidad, temblando contra mí tensamente,
llamándome a devolverle el favor. Me levanto, pero tu brazo
sujetando mi cadera me hace mirarte.
»Duerme... tenemos toda la noche.
—Sí, y quiero disfrutar de cada segundo de ella —
diciendo eso, estoy sobre ti, mis piernas sobre tus caderas.
He aprendido muchas cosas en el comienzo de nuestra aventura,
algo por parte de los Erostas y el resto de ti. Sé dónde
lamer para hacerte retorcer, sé cómo acariciarte para hacerte
estremecer, y sé dónde pellizcarte y mamarte para hacerte
gemir mi nombre. Conozco tu cuerpo como el mío.
Adoro cada centímetro de ti, así como me has adorado a
mí y cuando gruñes para voltearme y depositarme debajo de ti
y entrar en mi cuerpo, te trago hasta la raíz en mi boca,
disfrutando de la punta gruesa y contundente rozando la parte
de atrás de mi garganta. Tu mano está en la parte posterior
de mi cuello, forzándola hacia abajo con necesidad salvaje,
tus dedos se enredan en mi cabello, persuadiéndome. Pero no
dejaré que te liberes, no todavía, el placer será para los
dos. Levanto la cabeza y, al hacerlo, suelto tu falo con un
fuerte “pop” empapado y reluciente de saliva, me arrastro
hacia ti. Mis piernas una vez más a horcajadas sobre ti, y
con dolorosa lentitud, desciendo. Tus manos se hallan en mis
caderas, guiándome, obligándome a bajar hasta que cada
centímetro de ti se encuentra ajustado y grueso en mi
interior.
—¡Lealin! —¡Sí! Solo mi nombre en esos labios, solo yo
puedo hacerte llorar por la necesidad, solo yo puedo
complacerte hasta el punto de romperte. El movimiento forzado
es lentamente erótico, provocando placer en ambos. Mi cuerpo
comienza a temblar. Mis muslos vibran contra tu caja
torácica, se siente tan bien. Con fuerza y velocidad animal,
me encuentro sobre mi espalda y tu mirada furiosa sobre mí.
—Aquí es donde perteneces. —Y con una sonrisa satisfecha
ante mi expresión sobresaltada rápidamente me penetras, y me
olvido de mi nombre con ese solo golpe. Lo haces de nuevo, y
otra vez, y otra vez. Mis dedos como garras en tu espalda,
estoy segura de que dejarán marcas. Sorprendentemente eso no
me afecta en absoluto. Si esta es mi forma de reclamarte en
silencio, entonces me encantaría hacerlo cada noche. Pronto
ya no puedo saber quién está gritando. Tú me llenas. Me
inundas, es algo caliente y húmedo, tomo tu esencia y me
renueva.
15
3 Traducido por RRZOE
16

Corregido por Daisy.meza

—Ojalá pudiera volar —te digo mientras me inclino más


hacia tus brazos, mi espalda descubierta contra tu pecho
desnudo, tus brazos apretados a mí alrededor y sonrío. Mis
ojos se centran en el horizonte sombreado, esperando
pacientemente el amanecer. Esto es hermoso, este momento, en
tus brazos, disfrutando del viento fresco y agradable que
acaricia nuestra carne febril. No hacemos esto a menudo.
—¿Adónde irías? —Tus palabras se discurren en un suave
susurro a lo largo de mi oído, incluso mientras siento tu
característica sonrisa en mi piel.
—A todas partes —susurro con fervor. Me gusta cuando
susurramos. Hace que todo parezca maravillosamente mágico,
tan envuelto en nuestro pequeño mundo. Tu risa resuena dentro
de tu pecho y contra mi espalda—. Quiero ir a todas partes,
probar todo, ver todo —mi voz llena de entusiasmo.
—El mundo es vasto.
—Sí —asiento contra tu cuello—. Pero deseo verlo todo,
ser parte de todo.
—Todos tus deseos son mis órdenes, pero este, no te lo
concederé. —¿Oigo ira en tu voz? ¿Qué he hecho?
—¿Estás enojado conmigo? —Mi voz es pequeña, casi
vacilante para escuchar tu respuesta. El silencio me saluda.
Me doy la vuelta, para ver tu cara, pero tu agarre es
implacable.
—Sí. —Tu respuesta viene una eternidad más tarde, mi
corazón se estremece. ¿Qué he dicho?—. Jamás permitiré que
dejes mi lado, ya sea por tu libre albedrío o por los planes
vengativos de mi esposa. Me perteneces, Lealin. Maestro y
esclava, rey y concubina. —Tu susurro es duro e indignado
contra mi oído, tus brazos se han convertido en grilletes de
carne despiadada y no puedo dejar de estremecerme
interiormente. Giro la cabeza y miro tu rostro, tu frente
dorada fruncida y amenazadora, tus ojos, una tormenta
nebulosa.
Pero puedo verlo. A través de la ira puedo ver
claramente que no quieres herirme. Tus palabras son feroces y
crueles porque te importo. En tu propio pequeño camino mimado 17
te preocupas por mí. Inclino mi cabeza y capturo tus labios
con los míos. Te amo por tu posesión sobre mí. Me deleito en
la dulce noción de que me extrañarías si alguna vez me fuera.
No serás nada sin mí, así como yo no sería nada sin ti.
—Para ser un rey tan sabio, puedes ser maravillosamente
tonto —susurro a lo largo de tus labios entreabiertos, me
miras. Tus ojos plateados ensombrecidos, vidriosos y
deseosos... siempre me deseas.
—No puedes irte…
—No quiero dejarte, Rey. Mi lugar se encuentra a tu
lado, estoy y siempre estaré contigo. —Tu sonrisa es
contagiosa y sonrió contigo.
El nacimiento de un nuevo sol es glorioso. Los colores
son vívidos y crudos contra la noche que disminuye
rápidamente, una explosión de colores rosa, violetas y azules
se arrastran por encima del horizonte que realiza
constantemente un baile ante la recepción de un nuevo día. Su
vista es impresionante y agradezco compartirlo contigo. Tan
pronto como comenzó, los colores se desvanecen y pronto el
vasto cielo se pinta de un azul cristalino y el sol ardiente
reina una vez más sobre el Reino Noriano.
—Ven a bañarme. —Te levantas de nuestro abrazo sobre la
cama, y de inmediato me siento fría.
Ella debería llegar pronto. No sería problema que te
encontrara en la cama con tu concubina. Una noción de repente
se desliza a través de mis pensamientos, ¿lloraría, al
regresar a su tierra, si nos encuentra juntos? Tal vez
debería usar muy bien mis habilidades orales y distraerte.
Pero por desgracia, estás tan decidido a saludarla.
—No te molestes Lealin, pronto pediré que te vayan a
buscar. Ahora ven, debo prepararme y deseo tu ayuda.
Bañarse contigo es tan apasionado como todo lo que
hacemos juntos. Debajo de la cascada, gimo tu nombre mientras
me amas lentamente. Te baño, y tú me bañas, tu olor se aferra
a mi carne y a mis oscuros mechones. Me encanta el tiempo que
pasamos en el baño.
Más tarde, vuelves a encontrarte en tu traje verde
esmeralda y en tus blancas túnicas reales, una corona
acomodada en tu cabeza de oro. Me encuentro sobre mis
almohadas de seda, mis piernas metidas bajo mis nalgas,
mirándote mientras te preparas para irte. En pocos pasos
estás frente a mí, levanto la cabeza, necesitando mirar tu
cara, necesitando ver tus atractivos ojos. ¿Ella se enamorará
de esos ojos como yo?
18
—Lealin. —Tocas mi mejilla, la caricia dolorosamente
tierna—. Te mandaré a buscar. —La convicción en tu voz pone
una sonrisa en mí cara.
—Y yo deberé esperar. —Me regalas un beso que me roba
los sentidos y tu salida me deja despojada, con nada más que
los recuerdos de la noche anterior para mantenerme
acompañada.
Y todavía espero. El sol ha muerto una vez más bajo el
horizonte. Rompí mi ayuno una hora después de que te fuiste
con la esperanza ardiendo en mi pecho, esperando por ti. He
atravesado los jardines reales, justo por debajo del balcón
del harén, con tu consejero real Kivar Truden en mi camino,
Salyn, no muy lejos.
Kivar parecía bastante molesto de que le hicieras
vigilar a una simple prostituta del palacio, con la que te
has encaprichado. He aprendido que él rara vez se queda
callado, sino que más bien me deja saber su desaprobación. Y
aun así esperé, conversando con Kivar para mantener mi mente
alejada de ti... y de ella.
Le pregunté a Kivar sobre eso, le pedí que se reuniera
conmigo para un almuerzo en los jardines, de dulces, queso y
pan. Por más enojadizo que fuera, me gustaba bastante su
compañía. Pero de nuevo, siempre he disfrutado de su
taciturna compañía. En él he encontrado una distracción que
me impide pensar en ti. Me hizo reír al señalar lo pomposo y
mundano en tu corte real. Sin embargo, te esperé.
Ahora me siento aquí en la estela del crepúsculo, el
palacio murmura por curiosidad, la corte siempre tan ansiosa.
La necesidad de ver a tu nueva reina los tiene ardiendo. Yo
también estoy ardiendo, pero no por curiosidad. Mi corazón
arde, mis párpados arden, mi piel arde por ti Marik... por
ti. Este es el tiempo más largo que he estado lejos de ti en
todos los años que te conozco. Siempre te has asegurado de
que me encontrara a tu lado, incluso cuando el protocolo
fruncía el ceño. Siempre estuve ahí, ¿por qué no hoy? ¿Ya me
has olvidado, rey?
—Las lágrimas no favorecen a un rostro tan hermoso como
el suyo. —Con la práctica fácil, mi mano rápidamente limpia
las lágrimas de mis mejillas. Me giro de mi posición en el
banco blanco en el mirador para reconocer al extraño. Es
alto, enjuto. El cabello como el ébano captura la poca luz
que brilla de los candelabros y cae a sus hombros, en ondas
oscuras. Tiene una mirada intensa, cuyas profundidades envían
una fisión de miedo por el arco de mi espina dorsal. Su
19
mirada azul helada permanece en mi persona, evaluándome
silenciosamente desde lejos.
Las vestiduras rojas y negras denotan que es miembro de
la realeza o un dignatario, aquí en la celebración de tus
nupcias. Asumiría que es de Hidara, el reino hermano de
Noria. No es guapo en el sentido convencional, pero el corte
afilado de sus pómulos, su piel blanca como la leche y la
mirada azul gélida lo hace bastante llamativo. Sus delgados
labios se elevan levemente, como si sonriera mientras se
acerca.
—Me disculpo. No sabía que había alguien más conmigo —
digo rápidamente, enderezando mi postura y cautelosamente
devolviéndole la sonrisa.
—Por favor. —Levanta una mano hacia mí para evitar que
diga algo más—. Soy yo quien debe disculparse. No quise
interferir. Si quiere que me vaya...
—No, no. No hay necesidad. Necesito la compañía, por
favor, únaseme. —Quienquiera que fuese, real o de otra
manera, todavía ocupa una posición más alta que yo. Creo que
no te agradaría mucho que lo rechazara, sobre todo en estos
tiempos difíciles cuando los tratados entre Hidara y Noria
son tan exiguos.
Solo pasan unos segundos, antes de que él se me una en
el banquillo.
—Soy Lord Lucian Valancette de Hidara y un fiel servidor
de nuestro joven soberano. Es un placer conocerla…
—Lealin. —Mi mano en su agarre es tranquilamente
desconcertante, cada minuto pasado en su presencia parece
drenar algo importante de mí, y no sé por qué. Ojalá
estuvieras aquí conmigo, siento que necesito de tu
protección. ¡No te he visto, tocado, o respirado tu esencia
por dos semanas! Dos semanas enteras y no has venido a mí, ni
siquiera para susurrar un dulce hola, ni siquiera para tomar
la liberación de mi cuerpo.
Mientras pasan fugazmente los días y las noches de
agonía, comienzo a preguntarme, si soy tan fácil de olvidar.
He llorado, oh cómo he llorado. Incluso ahora las lágrimas
amenazan con salir. Realmente me muero un poco a medida que
los días pasan, cada segundo pasado lejos de ti me debilita a
un punto de enfermedad.
—¿Puedo ser tan atrevido como para preguntarle por qué
parece que ha perdido algo muy preciado?
—Mi señor…
20
—Lucian, por favor.
—Lucian, me disculpo. Parece que no soy apta para estar
en compañía de nadie.
—Entonces nos sentaremos en silencio.
El silencio que sigue se siente grosero por la
inquietud, incapaz de resistirme, con vacilación por el
dignatario de Hidara pregunto—: ¿Por qué no estás disfrutando
de las festividades con el resto de la corte?
Se encoge de hombros. —Es una hermosa noche, ideal para
dar un paseo por los famosos jardines de Noria. Y, además, me
inquieto con la charla vacía.
—Ah —respondo. La noche es muy hermosa y tranquila, mi
necesidad de estar fuera, lejos de las concubinas envidiosas
y conciliadoras, es la razón de esta excursión. El paseo sin
rumbo finalmente me trajo a este mirador dentro de los
jardines, mientras que los pensamientos sobre ti, resonaban
en mi mente.
—¿Eres una concubina? —Volteo la cabeza y jadeo ante el
inesperado toque de dedos fríos a lo largo de mi piel,
descendiendo ligeramente para acariciar el collar alrededor
de mi cuello, un movimiento tan practicado por ti que me
siento asombrada y enojada de tener a alguien que pueda
mancharlo.
—Sí. —Me aparto de los dedos intrusivos. Dedos que no
eran tuyos.
—Tú eres su concubina.
—Su favorita —lo digo con orgullo. Sus ojos azules
acuosos me evalúan de nuevo en silencio y algo parecido al
odio flota a través de las profundidades azules, pero
desaparece demasiado pronto y me pregunto si realmente estuvo
ahí para empezar.
—Por lo visto, el Rey no se conformará con otra cosa
además de la verdadera belleza en sus favoritas.
¿Favoritas? ¿Más de una? ¿Además de mí? ¡Eso es
imposible! ¡Soy la única! Durante cinco años he sido su única
favorita.
—¡No mientas! ¡Soy la única! —Me levanto de mi asiento,
mi corazón acelerado. ¡No puede ser! ¡Es sólo una mentira!
¡Yo sé dónde estoy en tu corazón y no voy a ser tan ingenua
como para creer que solo comparto tu cama, pero me niego a
creer que no soy nada más que esas prostitutas avariciosas
hambrientas de poder! ¡Cielos!
21
¡Marik! Estoy perdiendo la cordura.
Se coloca detrás de mí antes de que lo note, su mano se
posa en mi hombro.
—No quise molestarte. Pero nuestro Rey es un hombre con
un apetito saludable. Fue solo anoche cuando lo vi con una
rubia preciosa...
Me doy vuelta, mis ojos enojados, listos para atacar.
—¡Para!
—Lealin...
—¡No! Simplemente para, ¡vete! —No puedo creer en sus
mentiras, por el bien de mi cordura, de mi corazón, no puedo
creerlas. Él no prestó atención a mi deseo, pero se acercó
más y antes de que pudiera protestar, sus brazos se
encontraban a mi alrededor, fuertes y masculinos, acunando mi
cabeza en un pecho tan distinto al tuyo. He extrañado esto,
ser cuidada, rodeada en un abrazo cariñoso. Te extraño… ¿tú
me extrañas?
—No quise molestarte. —Su mano en mi nuca suaviza
lentamente la tensión de allí, mientras el brazo de mi
cintura me acerca.
—¿Qué significa esto? —Me aparto de un salto
instantáneamente, mis ojos viajando al rostro enojado de
Salyn.
—Salyn, no es lo que parece. —Doy un paso lejos de
Lucian, mi corazón duele por la traición, mi mente errática y
acusadora. Siento como si te hubiera traicionado, el hedor de
haberlo hecho me tapa los poros.
—Tocar a la favorita del Rey es un crimen castigable con
la muerte. —Salyn sube los escalones del mirador, con el
rostro rojo como su cabello.
—¡Solo fue un abrazo, Salyn! Estaba molesta y Lord
Valancette fue lo suficientemente amable como para
proporcionarme consuelo. No fue nada. Por favor, volvamos al
palacio. —No quiero que la sangre de este hombre me cubra las
manos. Me apresuré al lado de Salyn y tomé su brazo
dirigiéndolo hacia el palacio.
4 Traducción por micafp_2530
22

Corregido por Nigess

—Lo que has hecho ha sido totalmente tonto e


irresponsable y con él de toda las personas. —Se paseaba
ansiosamente, su mirada me obligó a sentarme más recta y a
reconocer su sermón.
—No hice nada malo, Salyn. Y además, lord Valancette...
—Lord Valancette es una serpiente traidora que desea
usurparle a nuestro soberano y reinar sobre Noria. Él es la
razón de las rebeliones en el sur y ahora la parte del norte
de Noria. ¡Y si lo logra, hará que el reinado de Olin parezca
un paseo sangriento en el parque! Y este es el hombre al que
le permitiste consolarte, y todo porque estabas molesta.
No sabía qué decir. ¿Qué podía decirle? Mi traición
parecía más clara ahora, pero no sabía... ¡No lo sabía!
—No lo sabía —susurro débilmente.
—Bueno, ahora lo sabes —dice suspirando y pasa una mano
por su cabello corto y escarlata—. Solo... solo mantente
alejada de él, Lea. Por el bien de todos.
Solo puedo asentir.
»Mantendré esto entre nosotros, el Rey no necesita
saberlo. Volveré, debo informar que he llegado.
¿Alguna vez perdonarás mi estupidez? Este pensamiento
fluye a través de mi mente una y otra vez, mientras me
duermo, un sueño que está plagado con tu mirada fría e
implacable.

***
Esta noche me has convocado a tu lado. He sido bañada,
afeitada y perfumada con eucalipto y menta. Las ropas que me
ponen son de oro puro y rojo, envueltas alrededor del cuerpo
para que pueda caminar con facilidad. Mis mejillas se han
pellizcado para agregarles color, mis labios, pintados de un
rojo profundo. Las cadenas atadas a mi cuello tintinean
cuando Salyn las coloca lejos de mis almohadas.
En silencio, tomo mi asiento sobre las almohadas a tu
lado. No me reconoces, tu atención se encuentra dirigida a la
hermosa mujer de cabello castaño a tu lado, que presume ser 23
tu segunda esposa. Me traen comida. Mi apetito, junto con
tantas otras cosas, me ha abandonado últimamente. Pero logro
tragarlo y ahogarme con copas de vino dulce.
—Mis señores y señoras. —Te levantas de tu trono, la
sonrisa en tus labios no hace nada para agregar calor a mis
huesos fríos—. Estoy seguro de que ustedes son muy
conscientes de las tres reglas simples que todos deben
respetar mientras se encuentren dentro de mi palacio.
Nunca robes.
Nunca mientas.
Nunca invadas su propiedad.
La sala del trono estalló en murmullos de “sí”.
»Sin embargo, parece que alguien ha sido lo
suficientemente tonto como para romper una de esas reglas. La
más importante, podría añadir. Lord Valancette, por favor. —
Mi mirada rápidamente encuentra a Salyn, esperando que no
hubiera traicionado mi confianza. Meneó la cabeza ligeramente
y suspiré con alivio. Tú no puedes saberlo. Y sin embargo,
segundos después de que Lucian se dirige al estrado, cayendo
de rodillas como señal de respeto, tus ojos me atraviesan y
sé en ese momento que tienes pleno conocimiento de mi
indiscreción. Lo sabes todo y tu ira es escalofriante. Tu
sonrisa fría me provoca la necesidad de vomitar. Los ojos de
todo el mundo están se encuentran mí, sobre ti, al tiempo que
me levantas.
»Esta es, Lealin. Aquellos de ustedes que residen dentro
de las paredes del palacio saben que ella es una concubina,
no solo una concubina, sino mi Favorita. Esta cadena
alrededor de su cuello la denota como de mi propiedad y
alguien ha tomado la imprudente decisión de tocarla. —Sus
dedos recorren mi cara, a través de mi cabello, acariciando
mis labios.
»Es hermosa, ¿no lo crees? —El silencio en la habitación
es ensordecedor mientras te diriges a Lucian, que sabiamente
mantiene su posición en el suelo, con la cabeza inclinada.
»Mírala, Lucian —dices con una calma mortal—. Es casi
pecaminoso lo tentadora que se ve, ¿no es así? —Tus palabras
me hieren. Me encuentro delante de ti. De espaldas a tu
pecho, tu brazo izquierdo me rodea la cintura mientras juega
descuidadamente con los lazos de mi túnica.
—Sí, su Majestad.
—¿La has follado en mi ausencia, lord Valancette? ¿Has
sentido sus largas piernas envueltas alrededor de tu cintura?
24
¿Te ha pedido que vayas más profundo? ¿Te ha suplicado que
fueras más fuerte? ¿Has probado las delicias de su boca? Ella
tiene una boca tan hermosa. Estos labios y los que se
encuentran entre sus muslos pueden hacer que un hombre se
distraiga. —Sus dedos se deslizan sobre mis labios
temblorosos, separando la carne húmeda.
»¿Estos labios se ha envuelto alrededor de tu vara y te
han succionado hasta tu liberación? ¿Has besado estos
suculentos labios? ¿Tienes...? —El dolor de mis lágrimas me
pincha los ojos. Puedo sentirlas bien, solo queriéndose
derramar.
—Marik… —La voz es dura, y a la vez suplicante. Puedo
sentir que te vuelves para mirarla.
—Ah, mi nueva esposa está disgustada. Había olvidado que
estábamos en presencia de unos oídos delicados, mis
disculpas, querida esposa. —Nada en ti transmitió el menor
remordimiento en ese momento.
»Lord Valancette, tu presencia aquí solo es tolerada
porque mis consejeros me piden la paz. No me agradan y mucho
menos me gustan los ideales que representas. Vuelve a violar
mis reglas y no seré tan tolerante. ¿Nos entendemos?
—Perfectamente, Majestad.
—Excelente, por favor continúen con su cena. —Levanta su
copa en un brindis.
Y luego me alejas de ti de un empujón.
»Llévala a mis habitaciones —dices sin pensarlo dos
veces.
5 Traducido por Némesis Moon
25

Corregido por Rowina

Tu presencia traspasa mi ser incluso antes de que


aparezcas. Escucho de cerca mientras intercambias palabras
con los guardias en la puerta y muy pronto ya estás aquí. No
dices nada al ingresar y aun así resuena la rigidez de tu
postura. Soy lo que quieres que sea, me encuentro
completamente a tu merced, mis cadenas se tensan alrededor de
uno de los negros carteles del marco de la cama. El silencio
es un amigo que conservo en ese singular momento. Con la
cabeza baja en obediencia, mi corazón golpea incesantemente
contra mi pecho y espero tu castigo. Los segundos pasan como
un húmedo medio día, mientras el peso de tu furia me alcanza.
—Marik…
—Silencio. —La orden surge tranquila de tus labios. La
mortal calma no hace más que intranquilizarme más.
Tu mano sobre mi mejilla me asusta por un segundo debido
a su ternura y no puedo evitar inclinarme ante el toque. Tu
calidez se filtra en mis poros. Tu esencia inunda todos mis
sentidos. Mis ojos se cierran y suspiro, uno simple, de
felicidad. Oh, ¡cómo te he extrañado! Tu pulgar se desliza
por mi labio superior, seduciendo la parte húmeda a que se
abra. Mi boca se separa e introduces tu dedo índice entre mis
labios temblorosos. Mi puta interior emerge, ansiosa de
complacer a su Rey. Mis labios se cierran en torno a tu dedo,
con mi tibia lengua lo rodeo anhelante y lamo, chupo,
imaginando que es otro órgano, más grueso, largo y con más
venas en su lugar. Tu gruñido atraviesa mi lujuriosa mente y
sonrío para mis adentros. Creo, mi Rey, que tú estás
imaginando lo mismo.
»Suficiente —dices con brusquedad, retirando tus dedos
de mi boca.
»El encuentro con Valancette no debe suceder nuevamente.
—Te encanta lanzar órdenes.
—¿Cómo iba a saberlo? Estaba sola y necesitaba consuelo.
Él estaba allí y tú no. —Solo para ofenderte, solo para
hacerte sentir un poco del dolor que corre por mis venas,
susurro esas horribles palabras, palabras que sabía odiarías.
Reaccionas al instante. El golpe de tu mano sobre mi 26
mejilla ya no duele tanto como el dolor instalado en mi
pecho. No había sentido el golpe de un amo en mucho tiempo.
He tenido muchas primeras veces contigo y esta parece ser
otra primera vez que añadiré a mis interminables recuerdos
contigo. Nunca me has pegado, te has enojado o alguna otra
cosa. No quiero llorar, ¡no lo haré! Pero las lágrimas salen,
surcando los pómulos de mi rostro.
Pero entonces, estás ahí. Sobre tus rodillas, ante mí,
mi cara entre tus manos, con tu frente sobre la mía, me besas
duramente, castigándome y haciendo penitencia.
—¡Dios! Lealin… por favor… perdóname… perdóname…
perdóname… Acaso no ves… mis celos… mi rabia, estoy cegado
por ellos… ¡estúpidos celos! Perdóname, fue mi error —Tus
besos están por todos lados, me mantienes cerca y puedo
sentir el estruendoso palpitar de tu corazón—. No puedo
soportar el pensamiento de otro tocándote. Lo mataré… con mis
puños le arrancaré sus entrañas… lo juro… lo juro… —El ímpetu
de tus palabras me hacen sentir un gran deleite. Llora por mí
Marik. Siente lo que yo he sentido por años. Oh mi amor, qué
dulces son tus palabras para mis oídos. ¿Celoso? ¿Enojado?
¿Por mí?
—Tonto, tonto, Rey… —Tus maños empuñadas en mi cabello,
tus labios me están devorando, sometiéndome a tu voluntad, a
tu lujuria. Me empujas contra el poste oscuro, mis brazos se
enroscan a su alrededor, aferrándome como si mi vida
dependiera de ello, mientras te sacas tus ropajes. Tus muslos
separan más los míos, tu polla húmeda y lista. Y entonces
estas en mí, grueso y enorme, vibrante y venoso, dulcemente
contundente contra ese lugar. Aquel que me tiene implorando
por ti, gimiendo “Dios”. Eres mi Dios, Marik, y me agarro
para llegar al camino a tu cielo.
Eres salvaje al reclamarme, pero qué soy si no una
ferviente seguidora de esta alegría animalista que nos
aprisiona a ambos. Rodamos al piso, tú sobre mí mientras me
coloco sobre mis manos y rodillas, con tu agarre enterrándose
dulcemente en mi carne, dejando moretones, marcas, tu
impresión. Me penetraste por completo, profundamente, con
fuerza y muy rápido.
—Mía —gruñes en mi oído, tu mano agarrando mi cabello de
tal forma, que mi cabeza está inclinada hacia atrás, te
retiras para luego atraerme con otro tirón brutal, llenándome
deliciosamente otra vez—, ¿A quién le perteneces Lea? —Me
cubres mejor que mi propia piel, tu sudor mancha tu pecho
contra mi espalda, tu respiración dura en mi nuca.
Gimo de pena cuando de pronto te detienes. —Marik… —Le 27
das otro tirón a mi cabello, esa acción hace estremecer a
todo mi cuerpo—. Por favor… —me encuentro a tu merced.
—Dilo —gruñes duramente, con tus dientes recorriendo mi
piel, tironeándola lentamente para dejar otra marca.
—A ti.
—¿Y quién más está autorizado a follarte?
—Nadie más, mi Rey… solo tú.
—Eso es, mascota, nunca dejarás que otro vulnere mi
propiedad. Cada centímetro de ti me pertenece y mataré a
cualquiera que se atreva a tomar lo que es mío. —Entonces te
levantas y agarras mis nalgas, solo para penetrarme una vez
más, enterrándote hasta el final. Tus laboriosos gruñidos y
mis gemidos suenan armoniosamente por toda la habitación, el
sonido del golpeteo de la carne acompañando aquella danza tan
vieja como el tiempo.
Profundizas tu esencia tan hondo en mí que juro puedo
saborearla.
6 Traducido por MadHatter
28

Corregido por RRZOE

—Te he echado de menos —murmuro contra tu cuello


mientras tus dedos bailan lentamente sobre mi cadera. Te he
echado de menos, pero no creo que puedas saber cuánto.
Permaneces en silencio, tu aliento, uniforme y cálido contra
el lado de mi cara.
—Me parece casi imposible poner en palabras lo que me
causó no tenerte a mi lado. Casi fue como ser un hombre
lisiado sin una muleta que lo sostuviera. —No es una
confesión de amor eterno, pero no tienes ni el menor indicio
de lo que estas palabras significarán jamás.
—¿Cómo es tu nueva esposa? —Mi voz está teñida de
lágrimas.
—Mucho más amable que Krea, aunque puede ser bastante
feroz cuando se enoja. Es muy inteligente, con un ingenio que
he llegado a admirar. Su lengua puede cortar a un hombre en
cuestión de segundos. —La admiración en tu voz es imposible
de pasar por alto y solo me queda preguntarme si será ella la
que hará que me olvides. Ella ha logrado la hazaña sin
esfuerzo en las últimas semanas.
—Suena encantadora.
—Creo que te gustará, no es en absoluto parecida a Krea.
—Esto dibuja una sonrisa reacia en mis labios. Gracias a Dios
por los pequeños favores. Al menos no estuviste ciego ante la
crueldad de tu primera esposa.
—Kivar me ha hablado de tu arte —dices en el silencio.
—No es nada, solo son esbozos... —murmuro soñolienta,
mis ojos yéndose a la deriva. Siento que te apartas de debajo
de mí, y luego tus labios se encuentra sobre mí, tu lengua
tanteando, tus dientes raspando y pellizcando.
—Tendrás que mostrarme algo en algún momento... —Tu voz
me despierta de mi sueño inminente, me arqueo, queriendo
obtener más de ti, siempre deseando más—. ¿Qué has estado
dibujando? —gimo, preguntándome cómo puedes hacer que esas
palabras tan simples, parezcan tan eróticas.
—Umm... Yo... uh... ¿Qué...? —No pude formar una palabra
coherente, mucho menos una frase entera en ese momento. Me
acaricias los pechos. La calidez de tu boca engulle uno de 29
mis pezones, mientras juegas implacablemente con el otro.
—Dime qué esbozas.
Estás en una búsqueda de algo más, al tiempo que tu boca
se aleja. Tus manos sin embargo permanecen en mis pechos, tus
dedos haciendo su mejor esfuerzo en hacerme derretir más. Tus
besos, tus labios, tu lengua, exploran un camino más hacia el
sur. No hay un camino de rizos que se interponga en tu
camino, estoy completamente limpia, afeitada como has llegado
a esperar.
»¿Me has esbozado a mí, mi mascota? —¡Ja! La totalidad
de mi arte eres tú, el gran Rey dorado.
Estás allí entre mis muslos abiertos, tu cálido aliento,
tan excitante como cosquilloso, me hace sentir dolor y me
acerca a ti. —Marik…
Hay un suave golpeteo, desde algún lugar lejano, tan
inconsciente en mi mente empañada de lujuria. Pero tu suave
insulto contra la parte interna de mi muslo rápidamente me
trae de regreso a la tierra.
—¡¿Qué?! —Tu bramido es aterrador—. Quédate así, no te
atrevas a moverte ni un centímetro. —Dicho esto, sales de la
cama con una rapidez aprendida por años de esgrima y
entrenamiento con tus caballeros. Simplemente logro mirar tus
nalgas pálidas y tonificadas antes de que te cubras con una
bata de seda.
—Majestad, perdone la intrusión, pero la nueva Reina, lo
necesita... —escucho esto amortiguado suavemente por la
lejanía y mi corazón decae. Te escucho maldecir, y contestas
que la verás en unos minutos.
—Lea…
—Guárdese sus disculpas, rey. No hay necesidad de ellas.
Estaré aquí cuando vuelva. —Me he vuelto tan versada en esta
mentira que sale de mis labios con facilidad.
Creo que me he convertido en una masoquista. Tu beso me
roba el aliento, mi corazón y mi alma y lloriqueo por la
impotencia cuando te marchas.
7 Traducido por Emotica G. W
30

Corregido por MadHatter

―Ahora veo por qué mi marido está tan fascinado contigo.


―Su voz es baja, ligeramente acentuada por su acento regional
de Sry. Ella es magnífica, para nada parecida a Krea.
Se encuentra de pie, no más alta que mi estatura escaza.
Su cabello, rizos castaños brillantes entretejidos con
cadenas de perlas, enmarcan su rostro. Sus ojos, un tono
deslumbrante de azul, delimitados por pestañas que
rivalizaban con las mías en longitud. Era pequeña, tan
elegante y delicada, pero no al punto de romperse, de hecho,
parecía capaz de mantenerse si la situación alguna vez lo
exigía. Llevaba un vestido precioso color borgoña intenso,
con encaje por debajo del hombro acentuando su busto
desbordante. Caminó con la gracia de buena educación de una
reina mientras se dirigía hacia mí.
Lentamente me inclino en una reverencia, las ropas
sueltas que adornan mi cuerpo, fluyen a mi alrededor, rozando
la tierra oscura bajo mis pies con sandalias. Pronto, siento
que unos dedos cálidos acunan mi barbilla, levantando mi
cabeza en un gesto suave. Estoy mirando fijamente en ojos que
no parecen poco amables, sino reservados e inquisitivos.
»Tal vez sea yo quien deba inclinarse ante ti, ¿mmm?
―Su alteza... ―Su risa suave me agarra de sorpresa.
―Debería despreciarte, pero parece que tomaría demasiado
de mi energía hacerlo. Y, además, ser taimada y conspirar tu
muerte, está por debajo de mí. Eso, creo, deberé dejarlo a la
primera esposa de mi marido. ―Soltó mi barbilla, su sonrisa,
puesta en su lugar, mostrando lo que habría sido dientes
perfectamente alineados, si no hubiera sido por dos dientes
frontales alargados―. Me temo que la perra no se preocupa por
ti en absoluto. ―Me ordena que me levante, y lo hice mientras
hago todo con una lentitud calculada.
»¿Montas? ―pregunta de repente.
―¿Montar, su alteza? ―No estaba entendiendo bien lo que
quería de mí, mientras como de costumbre, meto nerviosamente
un cabello suelto detrás de mi oreja derecha.
―Sí. Caballos, ¿los montas?
―Sí. ―Asintió brevemente, luego agarró mi mano y tiró de
31
mí hacia adelante.
―Maravilloso, deseo ir a dar un paseo, me acompañarás.
―¿Tenía opción? Como un perro con una correa, seguí cada uno
de sus pasos, hasta que llegamos a los establos. Ordenó que
una yegua blanca del establo fuera ensillada. Le sonreí al
niño ansioso y pedí mi árabe negro, Gedle, el que me
compraste en el mercado hace años atrás.
Con un movimiento rápido, estoy sentada encima de la
figura inmensa de Gedle y veo a tu reina instalarse en su
propio corcel. Está sorprendentemente bien equilibrada
sentada de lado. Con una sonrisa suave agarra las riendas de
su yegua y comienza un galope constante. La sigo. En silencio
montamos, una al lado de la otra, las zancadas largas de
Gedle fácilmente igualando las de su yegua. No sé a dónde me
lleva, y sin embargo no tengo miedo, hay algo acerca de tu
reina que parece calmarme.
Me sorprende cuando las zancadas de su yegua se alargan
en un galope completo, oigo el tintineo de su risa por encima
del viento que hay, su cabello fluye de forma salvaje,
bailando y rebotando con cada galope discordante, gira y me
sonríe ampliamente, sus ojos brillando por la risa. Pronto,
estoy galopando tras ella, mis propios ecos de alegría se
mezclan con los suyos, los cascos estruendosos de nuestros
caballos están perfectamente sincronizados y me río de la
rareza pura de todo esto.
La concubina y la esposa, haciendo carreras y riendo
como niñas. No puedo dejar de preguntarme exactamente ¿cuándo
fue la última vez que me sentí tan renovada, que sentí esta
sensación abrumadora de libertad filtrándose a través de mi
propio ser? He estado tan enjaulada en tu palacio dorado, que
he olvidado las pequeñas alegrías que estar al aire libre
puede darme. A ella le agradezco por eso, por darme una
probada de ello de nuevo.
―Montas bastante bien. ―Su respiración sale en jadeos
breves mientras frena a su yegua―. ¿Dónde aprendiste?
―Marik... quiero decir su Majestad me enseñó.
―Ah, sí. Tan magnánimo, mi marido. ―No supe cómo
responder a eso, así que permanezco en silencio―. Es muy
posesivo contigo, Lealin. Si yo fuera una mujer celosa, creo
que te encontraría bastante amenazante. ―Me sonríe―. Pero
como dije, no tienes nada que temer de mí. Crecí con un padre
que adoraba a sus concubinas más que a mi madre. Así es como
son las cosas ―dice con un pequeño encogimiento de hombros ―.
Tienes que almorzar conmigo. Deseo saber más sobre ti.
32
―Como desee, alteza.
Mientras nos acercamos a los establos del palacio,
observo tu cabeza rubia plateada, tu máscara estoica pintada
en tus rasgos patricios, tus ojos vagan hacia los míos y
luego serpentean de vuelta a tu reina. Estás allí con dos
zancadas largas, a su lado, tus manos alcanzan su cintura y
con facilidad y sin esfuerzo, la colocas sobre sus pies.
Pellizcos de celos tiran sin piedad de mi corazón mientras
doblas la cabeza y cubres sus labios con los tuyos.
Salto de mi caballo y aterrizo en mis pies, por más que
crea que soy una masoquista, no caeré a niveles más bajos de
voyerismo. Llevo mi corcel a los establos, dejándolos solos,
a tu Reina y a ti.
Si no tengo cuidado, podría convertirme en una anciana
amarga, con nada que me acompañe durante mi vejez, además de
los recuerdos estúpidos y sueños sin esperanza.
8 Traducido por wordsofthisgirl
33

Corregido por MadHatter

No mucho después, puedo sentir el calor de tu cuerpo


contra mi espalda, atrapada entre Gedle y tú. Me enrojezco
ligeramente y retengo un gemido mientras tu lengua caliente
lame ese espacio detrás de mi oreja.
—¿Me extrañaste? —¿Mi rey, cuánto te dolería si
susurrara que “no”?
—Sí —me encuentro diciendo, sin aliento.
¿Será siempre así?, Este imparable ciclo de simples
toques, palabras suavemente susurradas, y caigo débil y
deseosa a tus pies, nunca eres equitativo, nunca soy tu
pareja, siempre soy la displicente, débil y amada concubina,
esclava, ¿puta? Llevo cada título tan bien que a veces me
olvido de quién soy.
Mis palmas acarician el cuerpo de Gedle, puedo sentir el
ruido de su pulso, el correr de la sangre en su torrente y me
pregunto por un segundo cual de nuestros corazones late más
rápido, más fuerte, de forma casi ensordecedora.
Las gotas de sudor empiezan por los poros de mis palmas,
luego suben por mis brazos, goteando por mi cuello, como la
lengua de un amante que baja por mi espalda y desaparece en
la grieta de mis nalgas. Todo esto ocurre en cuestión de
minutos, y luego siento que mis rodillas se doblan, mis ojos
se vuelven hacia atrás y luego tu voz, amortiguada y
aterrada, me llama. Siento tu abrazo reconfortante
envolviéndome con fuerza antes de entregarme a la oscuridad.

***
Sé que me encuentro en tu cama, porque tu olor es la
primera cosa que impregna mi mente adormilada y sonrío, el
aroma es una ligera bienvenida a mi mareada cabeza. Hago el
intento de levantarme, pero caigo débilmente, con la cabeza
acunada por un puñado de almohadas.
—Mujer imprudente.
—Hola a ti también, Kivar. —Soy el objetivo de su feroz
ceño fruncido por solo unos momentos antes de que se acerque
para colocar una mano fresca contra mi frente.
—¿Qué pasó? —¿Y dónde está Marik? Termino en silencio.
34
Me quita la mano y rueda sus ojos como piscinas de obsidiana
hacia mí.
—Al igual que tú, lo olvidé. —Se alejó para volver
rápidamente con una copa de algo oscuro y amenazador—.
Bébetelo. —Me entrega la copa, el hedor que emite me revuelve
el estómago.
—¿Qué es?
—Impedirá que te avergüences más. Desmayándote a los
pies del Rey como una simple plebeya. Te había creído con más
sentido que eso.
Bebí el enfermizo brebaje escuchando a media su
diatriba. Una que había oído antes muchas veces, con solo las
más pequeñas variaciones.
—¿Desde cuándo preparas pociones, Kivar? —La curiosidad
me insta a preguntar. Kivar era el consejero real, de todos
los cinco años que lo conocía, el hombre no había puesto ni
una sola vez su sabiduría en nada más, excepto las materias
del reino.
—¿Desde cuándo has sido propensa a desmayarte?
—No rompí mi ayuno esta mañana —mentí. Tuve un desayuno
de pan amargo y mermelada de naranja, y una taza de té de
miel. Sus ojos se entrecierran en mi rostro enrojecido, pero
no me presiona con el tema. Un pequeño favor.
—La próxima vez hazlo. El Rey tiene mejores cosas para
ocupar sus pensamientos, que preocuparse por los hábitos
alimenticios de su puta.
—Oh, cómo disfruto de esa lengua afilada, Kivar.
—Si te sientes bien, el Rey ha ordenado tu presencia en
la cena. —¿Cena? ¿He dormido todo el día?
—Por favor dale mis disculpas. No me voy a reunir con él
esta noche.
Su mirada me traspasa. —Te aconsejo que no juegues estos
juegos. Sea lo que sea que estés haciendo o planeando hacer,
te sugiero que pongas un alto inmediato a ello.
—¿Y qué es lo que crees que estoy haciendo, Kivar? —
Cuando no responde, continúo—: Te sugiero que des tus
consejos solo a los oídos de Marik, él tiene más necesidad
que yo.
—¿Te atreves a dirigirte al Rey de manera tan informal?
—¿Cómo sugieres que le llame entonces cuando él busca su
placer de mí? Sería muy difícil tener que jadear y gemir “su
35
Majestad” por todas partes. No es nada romántico. —Nunca he
sido tan impertinente. Kivar con todas sus faltas, no merecía
mi despiadado rencor.
»Lo siento —digo después de un momento, frustrada,
quitándome de encima la pelea.
—Nuestro Soberano es impetuoso y temerario, en muchos
sentidos sigue siendo un niño. No permitas que sus errores
ignorantes te amarguen. Eres mucho más fuerte que eso.
Incluso si él no te ama como tú lo amas a él, estoy seguro de
que el niño que crece dentro de ti lo hará. —Con esas
palabras de despedida gira sobre sus talones y se dirige a la
puerta, dejándome completamente aturdida.
9 Traducido por Lizzy
36

Corregido por MadHatter

El aire de la noche a pesar de la brisa intermitente del


verano, es misteriosamente inmóvil. Sentada en tu diván, la
cabeza sobre mis rodillas levantadas, miro el baile de las
cortinas diáfanas en la brisa de la tarde, una distracción
bienvenida de los temblores que me atraviesan. Te siento, tu
energía inquieta y rapante, cuelga pesada en el aire. Estás
paseándote, de un lado a otro, justo en la esquina de mi
visión como un animal enjaulado ansioso de libertad.
—No te vayas —susurro, mis ojos todavía en el seductor
baile de las cortinas.
—No tengo otra opción. La situación requiere mi atención
inmediata. —Conozco todos tus movimientos. En este segundo
tus dedos peinan tu cabello, el ceño de tu frente se hace
cada vez más profundo, tus ojos lucen como nubes de tormenta.
—Siempre tienes una opción, y estás eligiendo alejarte
varios kilómetros de la seguridad de tu reino para hablar con
los rebeldes que esperan que desaparezcas. —Mi voz revela una
calma que no siento.
—¡No me acobardaré con mis enemigos! —Vuelvo mi cabeza
para mirarte y sin voluntad propia, me encuentro a tu lado.
—Eres lo más lejano posible a la cobardía, Marik. Pero
el reino necesita ahora un Rey más que nunca. —Tomo tus
grandes manos y las llevo a mis labios—. No puedes pensar en
dejar que nos defendamos por nosotros mismos, mi Rey. —Las
lágrimas vienen por su propia cuenta—. No sobreviviremos. —
Permito que el miedo que he combatido pase por mi pecho.
Cayendo en tu abrazo, me aferro a ti como una niña—. Yo no
sobreviviré.
—No me pasará nada. —Enmarca mi rostro—. Volveré a ti,
querida.
Depositas un beso en mis labios, tus pulgares secan mis
lágrimas pero el dolor sigue ahí, esta sensación nauseabunda
de temor dentro de mi alma.
—Marik, te ruego que no vayas. —Me alejo de ti, y
envuelvo mis brazos a mi alrededor, haces que me acerque pero
doy un paso atrás—. Confía en lo que digo, algo oscuro y
horrible te espera bajo las altas montañas de Noria. Envía a
tu ejército, a la mitad del ejército de Noria si es
necesario, pero debes quedarte. Gobierna el reino desde tu
37
trono. —Me duele el corazón, oh cuánto me duele.
—Traté de gobernar mi reino desde un trono y ahora
lucharé si deseo mantenerlo.
—¡No eres un caballero! ¡Solo un niño tonto con la
voluntad obstinada como para matarse! —En pánico, te arrojo
cosas que no quiero decir.
—Y tú, mi hermosa puta, estás fuera de lugar. —Ahora me
estás echando, cada pedacito de ti me amenaza y me retiro.
—¡No me toques! —Mi orden cae en oídos sordos cuando me
empujas. La cama para mi caída y de inmediato lucho para
escaparme.
—No estás en ninguna posición de pedirme algo. —Tu mano
se aprieta alrededor de mi tobillo y bruscamente tiras para
acercarme. Mis esfuerzos son detenidos de inmediato bajo tu
figura musculosa. Mis brazos se encuentran por encima de mi
cabeza, mis muñecas sujetas por tu inquebrantable agarre
mientras acomodas tu peso en mis muslos.
—¿Es así como me tomarás esta noche, Marik? —jadeo,
encontrándome con tu temible mirada.
—Si debo hacerlo, sí.
Me privas de tu ternura en tu arrebato. Tus duros besos,
tu toque frío, desgarras mi ropa y todavía no respondo. Evito
tu mirada, enfocada en cualquier otra cosa menos en la
crueldad en tus ojos, rezo para que termine pronto.
»Mierda. —Me siento tan indigna de que seas tan grosero,
la palabra la susurras enojado contra mi mejilla y en
segundos me alivias de tu peso—. No vas a sufrir por mis
caricias. Voy a buscar mi placer con alguien mucho más
dispuesta. —Te has ido antes de que pueda protestar. El
ruido resonante de la puerta detrás de ti me deja dolida. Me
acuesto en tu cama, mis lágrimas en silencio, solo para mí y
para mi hijo no nacido.

***
Quería decírtelo, darte razones para que te quedaras.
Pero te fuiste con los bostezos del amanecer. No hay susurros
de adiós, ni besos que guardar. Simplemente esta soledad
enorme a raíz de tu partida. El palacio lo sentía, tus
esposas lo sentían, incluso tu gente lo sentía y sin embargo
ninguno de ellos lo sentía como yo.
Horas interminables se convirtieron en interminables 38
días esperando tu llegada, esperando la noticia de tu
victoria. Pero no llegó nada, mientras que las noches seguían
pasando más y los días se volvían más cortos. La
desesperación aparecía como una plaga a través de mi ser, y
cada día que pasaba, la cuchilla brillante de la daga
enjoyada parecía tentadora.
—No seré responsable de tu estupidez. —Kivar, el dulce e
insufrible Kivar, su tono duro me saca de mi autoimpuesta
miseria.
—¿Han llegado noticas? —Bajo mi pincel de pintura para
mirarlo con esperanza y cuando menea su cabeza, la herida en
mi pecho sangra un poco más.
—¿Cómo te sientes?
—Podría estar mejor. —Apoyo mi mano a lo largo de la
ligera hinchazón de mi abdomen.
Qué alboroto había causado cuando la corte finalmente
había llegado a la conclusión. Qué furiosa había estado Krea
cuando había visto mi delicada condición y cuán
protectoramente Somia había venido en mi ayuda, cuando ella
exigió que lo abortara.
Kivar ha sido una forma constante de comodidad. Es raro
que parezca aún más protector en tu ausencia. Él, junto con
Somia, se han reunido a mi lado ante el resentimiento de casi
todo el mundo en el palacio.
—¿Cómo está el niño? —Camina detrás de mí, sus ojos
fijos en el retrato que he dibujado, uno en los centenares de
tu persona.
—Creciendo.
—Sí, bueno entra, el aire se ha enfriado. —Acepto su
ayuda cuando me guía para volver al palacio.
En la cena, comí con tu segunda esposa que me incitó a
llamarla Somia. En nuestra mutua angustia de extrañarte,
hemos formado una amistad tentativa. Hablamos, pero nunca de
ti. Hablamos de su hogar en Sry, de mi arte, de todo y nada,
pero nunca de ti. Me trató con el respeto que no muchas
concubinas han recibido de ella, tal vez porque yo era tu
favorita. En su compañía yo era una igual, nos reíamos y
bromeábamos como si fuéramos amigas de mucho tiempo, como si
la conociera de toda la vida. Su malicia era inexistente
cuando yo hablaba de mi hijo. Ella solo sonreía y me miraba
con algo parecido a la envidia, pero nunca malicia.
39
10 Traducido por MadHatter
40

Corregido por Yani

Me despierto con un jadeo, llevo mi mano hacia mi


abdomen de forma apresurada. Algo no está bien. Otro jadeo se
me escapa, mi corazón se estrella contra mi caja torácica
ante la explosión inicial de las paredes del palacio. De
inmediato me encuentro fuera de la cama, corriendo hacia la
puerta de mi habitación.
El caos me saluda. Gritos, chillidos de desesperación
fluyen de todas direcciones. Los habitantes del palacio se
encuentran en pánico mientras se apresuran a escapar de los
estragos. Sostengo firmemente el marco de la puerta cuando
nos golpea otro temblor.
—¡Lealin! —Kivar corre hacia mí. Me acompaña mientras
envuelve una capa con capucha a mi alrededor.
—¿Qué está pasando? —grito por encima de la cacofonía,
pero no responde. Estamos corriendo como si la vida
dependiera de ello. Mi corazón late dolorosamente en mi
pecho, pero aprieto los dientes y sigo el ritmo de los pasos
largos de Kivar.
Nos detenemos de repente y nos escondemos en una pequeña
alcoba. Me mantiene detrás de él, mi espalda contra la pared,
se vuelve y coloca un dedo en sus labios. Asiento con
ansiedad. Escuchamos pasos que se acercan, sus pies embotados
atravesando los escombros. El miedo como agua helada se
desliza a través de mis venas, paralizándome. No puedo
respirar y con dolorida desesperación trato de combatir la
niebla en mi visión. Mi sangre se apresura a ir a mi cabeza y
sé que me voy a desmayar.
—Ahora no —susurra Kivar con dureza, rezo a la deidad
para que me dé consuelo y suspiro de alivio cuando se me
pasa.
Esperamos una eternidad después de que retroceden sobre
sus pasos, antes de salir de nuestro escondite y corremos en
la dirección opuesta de por donde se han ido los rebeldes. Es
un laberinto interminable, un giro perpetuo de escaleras y
rincones oscuros cuando finalmente llegamos a los aposentos
de los sirvientes. Somos casi libres, nos encontramos casi en
la entrada cuando el agarre inquebrantable de Kivar se
afloja. 41
Nos encuentran y someten a Kivar. A través de la
multitud de rebeldes me grita para que siga adelante, que me
vuelva, que corra y lo deje en este destino desconocido. Pero
no puedo y esta es mi última caída.
Algo agudo y húmedo atraviesa la capa del manto y asoma
por la parte trasera de mi brazo izquierdo, el entumecimiento
corre por mi corazón y cuando siento que mi cuerpo se
desploma hacia adelante intento con tanta fuerza caer de lado
y rezo para que mi hijo sobreviva.

***
Unos dedos se ciernen sobre mi cabello, susurrando
gradualmente y acariciándome la mejilla. Me despierto de la
oscuridad del sueño, con los ojos borrosos para encontrar que
no has vuelto milagrosamente a mí. Él me mira con esos ojos
azules acuosos, su toque en mi piel, uno familiar. Mi piel
arde en protesta, revuelta ante el pensamiento de que este
hombre se atreviera a tocarme. En mi intento de retirarme, se
extiende para mantenerme en mi lugar, su agarre en mi brazo
es casi doloroso.
—No me mires así —me reta, un dedo esquelético pasa por
mi frente—. Nada más que la felicidad podría estropear este
rostro. —Me sujeta la barbilla y lo miro con disgusto,
negándome a mostrar un mínimo de respeto—. Y seré yo quien te
haga feliz. Con el tiempo llegarás a aceptar la realidad.
—¿Qué realidad?
Falla en responder pero en lugar de eso se pone de pie
para tomar la copa por la cabecera. —Ten —me invita,
colocándose una vez más a mi lado—. Debes tener sed. Bebe —
dice, sosteniendo la copa para mí. Ante mi negativa, se
inclina hacia adelante con una sonrisa—. Vamos, pequeña,
debes estar sedienta. —Sí, mi garganta duele terriblemente,
suplicando que sucumba.
Con las muñecas atadas, soy incapaz de quitarle la copa,
así que acepto mientras la sostiene para que beba. La
frescura del agua es un bálsamo para la aridez de mi boca y
por un pequeño y fugaz momento, lo agradezco. Pero la cordura
regresa rápidamente y con ella mi ira y cada vez más la
preocupación por el niño en mi vientre. Mis ojos vagan hacia
mi abdomen y me siento consolada por el pequeño bulto que
sobresale entre las sábanas. Siento dolor por la necesidad de
sentirlo. Mis dedos pican por acomodarse en la protuberancia
que se ha vuelto tan familiar estos últimos cuatro meses.
Pero, por desgracia, mis brazos están atados por cadenas de
42
hierro a los postes oscuros de la cama.
—¿Qué ha hecho, lord Valancette? —Finalmente, me animo a
preguntar.
—Lo que debería haberse hecho hace años atrás...
solamente corregí un error.
—¿Qué error? ¿En dónde están los otros? El Palacio…
—No te preocupes por ellos. No se lo merecen.
—¡Ellos eran mi familia! ¿Qué le has hecho a Marik? —Las
lágrimas caen y mi cabeza gira.
—Ahora yo soy tu familia.
Debe haber puesto algo en el agua. Mi visión se nubla,
el mareo me vence de una vez y muy pronto me encuentro en la
oscuridad.

***
Cuando despierto, me encuentro sola. La hora se me pasa
desapercibida ya que la única fuente de luces viene de los
candelabros en las paredes. Levanto la cabeza en un intento
de evaluar la habitación en la que me encuentro, pero al
hacerlo exacerbo el golpeteo en mis sienes. Todavía estoy
atada, encadenada a la cama. Hay innumerables preguntas en mi
mente, la principal pregunta es qué te ha sucedido no
solamente a ti, mi rey, sino a aquellos que han estado
encargados de nuestra protección. ¿Qué le pasó a Kivar? ¿A
Somia? ¿A Salyn?
—Incluso en tiempos de guerra, todavía eres buscada por
tus enemigos. —¿Esa era la voz de Krea? Salió de entre las
sombras y se me acercó.
Su rostro, cuando no estaba contorsionado con un ceño
fruncido, parecía casi bonito para mirarlo, pero en ese
momento me miraba con ojos fríos y maliciosos.
»Sabes —susurra, como si me permitiera entrar en un gran
secreto—. Puedo arrancarte esa abominación de tu vientre y
felizmente ver cómo sangras hasta morir. —Blandea su daga, la
hoja capturando la luz solamente para hacer énfasis en su
punto mortal.
—No lo harías...
—¿Qué hay exactamente en ti, que hace que los hombres
actúen como idiotas, mmm? —Se acerca—. ¿Podría ser tu cara? —
La daga acaricia mi mejilla con una precisión ligera,
extrayendo sangre, pero no lo suficientemente profunda como 43
para marearme, pero me duele de todos modos.
»¿O tal vez estos labios? —Sujeta mi mandíbula con su
mano y pasa la daga a través de mis labios—. Podría volverlos
más rojos. —Presiona, la cuchilla mordiendo mi piel y sabía
que habría seguido adelante con la amenaza, si no hubiera
sido por la intromisión de Lord Valancette.
—Sería conveniente que soltaras esa daga y te apartaras
de ella, Krea —dice con una advertencia, acercándose apenas
hasta aparecer en mi visión.
Le toma un momento, en el que creo que ella ignorará la
orden y terminará lo que había querido hacer durante tanto
tiempo. Pero da un paso atrás, llevándose su daga con ella.
Libero el suspiro que no sabía que estaba conteniendo.
—No es digna de tus afectos, mi Rey.
—Cuidado cariño, no hables mal de mi consorte o podría
pasar por alto el favor que me has hecho y matarte.
—Sí, su Majestad.
—Déjanos. —Ella vacila por un minuto pero gira sobre sus
talones y se va resollando.
—¿Cómo te sientes?
—¿Dónde está Marik?
—Muerto. —Mira la bandeja a mi lado de la cama—. No has
comido.
—¡Estás mintiendo! ¡Qué le has hecho! —Su sonrisa
horrible envía un escalofrío por mi espalda.
—¿Cómo puedo mentir cuando su esposa me ayudó a llevar a
cabo el acto? Con un simple golpe de su puñal en su garganta.
—Krea ama a Marik... ella nunca lo mataría, ¡nunca!
—Con los incentivos adecuados, incluso tú puedes llegar
a matar a un ser querido. —Es malvado cuando sonríe. Se
inclina hacia delante para besar mi frente—. Debes comer,
querida, aunque sea para conservar la fuerza del niño que
llevas dentro. —Me deja con mi agonía.
No estás muerto. Eres demasiado terco como para
permitirte ser asesinado de esa manera. Demasiado sabio como
para permitir que tal estupidez te suceda, mi Rey. No estás
muerto. Por favor, mi amor, que no sea así. Hay tanto que
necesito decirte, hay tanto que necesitamos compartir. El
destino no puede ser tan cruel. Para darme este regalo, esta
preciosa vida en mí, solo para llevarte tan prematuramente.
No estás muerto.
44
Solamente lloro porque mi corazón duele, mi alma se
desespera porque no estás aquí, en este momento, a mi lado.
Mi cuerpo está lleno de sollozos porque... porque...
porque... el dolor es demasiado para soportarlo.
Mi tos es fuerte, el dolor se transforma en bilis y sale
de mi boca hacia la cama, veo la sangre mientras sigo
tosiendo, no me importa, ¡no me importa! El ácido me quema la
garganta, me hace cosquillas en la nariz y sabe horrible
contra mi lengua, alguien ha venido, tratando de contenerme,
intentando coaccionarme para que controle mi fuerte tos, pero
no escucho nada, no veo a nadie.
Por favor, Marik, ¡que no sea así! ¿Cómo puedo
sobrevivir sin ti? ¿Cuánto tiempo seguiré antes de que la
angustia me haga suicidarme? ¿Qué es la vida si no te tengo
para compartirla? Nuestro hijo estará perdido, tan perdido
sin ti...
11 Traducido por astrea75
45

Corregido por Daisy.meza

No queda otra cosa más que esta herida abierta en el


interior mismo de mi corazón. El entumecimiento me envuelve,
me rodea de emociones que ya no quiero sentir. Nuestro hijo
vive, crece y respira a través de mí. Este niño, la única
razón por la que me permito seguir viva. Podría haberme
matado muchas veces, con las cadenas a las que estoy ligada,
pero no lo haré, no puedo. Este niño vivirá y gobernará un
día en tu lugar, el verdadero heredero de Noria. Lo criaré
para que sea todo lo que tú fuiste. Será un magnífico
soberano, por la sangre de los reyes corriendo a través de
sus venas.
Los meses han pasado, he aprendido muy poco, no he visto
a nadie que conozca, pero sé que el palacio de Noria sigue en
pie. Lord Valancette ha usurpado tu trono y los que se
opusieron a él fueron asesinados o puestos en esclavitud,
puestos a reconstruirlo. He aprendido que él quiere hacerme
su consorte. La idea es risible, pero me sentaré a su lado,
me casaré con él si es necesario, y seré una esposa
complaciente aunque solo sea para mantener a mi hijo a salvo.
Me entregaré a esta serpiente, la idea no es extraña para mí.
Ya no vivo para mí, Marik. Mi alegría se ha ido contigo, pero
el amor sigue siendo para nuestro hijo, nuestro hijo me da
esperanza, me da la voluntad de seguir adelante.
Él ha quemado todo lo que alguna vez me fue dado por ti,
me ha vestido con oscuros satenes y sedas, colores para que
hagan juego con mis ojos, colores para complementar mi
radiante tez. Tu nombre está prohibido para mis labios y para
todos los demás en el palacio. Lloro por Kivar porque no sé
nada, si él vive, de Somia tampoco. Mis días y noches se
pasan en esta habitación, siempre adentro, con su compañía,
con Lucian como él ha pedido ser llamado.
Siempre actúa como el pretendiente perfecto, como si me
estuviera cortejando. Quiere complacerme y cuando digo algo
que lo altera, es cruel y preciso con sus castigos. Una vez,
porque le había enojado pronunciando tu nombre, amenazó con
que nuestro hijo sería vendido como esclavo cuando naciera.
Ese fue el día en que decidí proteger a nuestro hijo a toda
costa.
Mi collar, mi hermoso collar rojo y dorado se ha ido,
eso, sobre por sobre todo lo demás, fue a lo que me aterró 46
renunciar, era especial para mí, casi como una alianza de
boda. Lloré cuando lo arrojó a las llamas, él esperaba que le
diera las gracias, como si me hubiera hecho un gran favor,
pero yo lo odié más, mucho más. Mis dedos ahora corren sin
rumbo por el espacio vacío, lo extraño.
—Estamos listos para ti. —¿Olvidé mencionarlo?, hoy es
el día de mi boda. Me levanto y sigo, los patios de llamativo
satén esmeralda me rodean mientras camino. Las salas, una vez
tan vibrantes con la vida de la corte y la charla, son ahora
silenciosas como una tumba. No hay risa, no hay felicidad.
Todo el mundo, todo es sombrío, sin vida, mantenido en línea
por los guardias de Lucian.
Los seguidores del nuevo reinado se alinearon en la sala
del trono, los espectadores de la boda de una puta y un
usurpador. Lucian se puso los colores de Noria, con las
túnicas sueltas, la corona de oro en su cabeza parece fuera
de lugar. Ahora me mira con esos malvados ojos azules,
haciéndome señas para que me le acerque.
—Antes de que comencemos, hay algo que debo hacer. —Lo
miro expectante, preguntándome de qué está hablando
exactamente.
No esperé mucho tiempo para tener mi respuesta. Me
sienta en el diván y el terror resuena cuando dos guardias se
dirigen hacia nosotros. Me viene a la mente demasiado tarde
lo que piensa hacer. Él frena mi intento de huir cuando
presiona mi cabeza contra su pecho.
—Deben hacerlo —susurra ásperamente, levantando mis
ropas y exponiendo mis muslos desnudos para que todos lo
vean—. Dolerá por un segundo. —Él miente. Mis gritos retumban
por la habitación silenciosa, mis ojos abiertos mientras
marca sin piedad su insignia en la parte más interna de mi
muslo tembloroso. El hedor de mi carne quemada me hace querer
vomitar.
No recuerdo mucho después de eso. Después me llevaron a
sus aposentos, lavada y afeitada, perfumada con higos melosos
y me hicieron arrodillarme en el suelo para esperar su
llegada, desnuda. La insignia dolía, pero no palpitaba, el
cataplasma que habían aplicado, había apagado el dolor.
Entró, en silencio y de forma amenazadora, no incliné la
cabeza como era apropiado, sino que igualé su mirada, sin
emoción. No me acobardaré ante este hombre.
—Eres aún más bella de lo que me imaginaba. —Me atrae
hacia él. Mi cuerpo arrojado contra su excitación—. Incluso 47
con su niño bastardo creciendo en tu vientre. —Sus dedos
recorren mi pecho, apretando mis senos, bajando por mi
espalda para acariciar mis nalgas, y luego continúan hacia mi
centro. Estoy lista para él por los aceites perfumados
aplicados solo para garantizar eso.
—Me darás hijos cuando nazca su hijo bastardo.
—Sí, tu malhumorada yegua a vuestra entera disposición —
murmuro, ahueca mi barbilla y planta un beso brutal.
—¿Tan ansiosa por poner tu lengua a buen uso, pequeña? —
Su lengua se desliza sobre mis labios húmedos y magullados.
—¿No es esa la razón de todo esto?
Se aleja con una risa dura. —Si solo quisiera una puta,
te habría follado hace unos meses atrás. —Toma mi brazo y me
arrastra hacia la cama—. No, haré que te sometas. Tu lealtad
será mía, tenerte a ti sería la guinda del pastel, como
dicen. Qué pena que tu amante no esté aquí para presenciar
esto. —Con su puño en mi cabello, me coloca de rodillas ante
él.
»Creo que Marik una vez dijo que tu boca era un deleite,
muéstrame lo deliciosa que es —ordena.
Cierro los ojos y tu rostro aparece. Es tu longitud la
que tomo hambrienta en mi boca, tu raíz la que mojo con
saliva. Eres tu quien gime mi nombre, tu puño en mi cabello,
gozando de las maravillas de mi boca talentosa. Eres hermoso
detrás de mis párpados, como un Dios en tu deseo por mí,
mientras te metes en mi boca, la gruesa vena de tu eje,
follando mi garganta.
Eres tu quien me tiene sobre la cama, mis ojos se
encuentran firmemente cerrados. Tú abres mis muslos, eres tú
quien penetra mi núcleo. Tu cabello tan largo y dorado, como
cortinas para nuestro momento secreto, a medida que continúas
moviendo tus caderas, me amas como ningún otro hombre puede
hacerlo.
—Marik... —solo tú mi amor, solo tú.
Su castigo, cuando llega, es rápido y preciso. Una
hoguera con mis ilustraciones, enciende el cielo de la tarde.
La magnífica llama se extiende y lame los lienzos hasta que
no queda nada. Las lágrimas de tristeza confunden mi visión
mientras observo tu rostro devastado por las llamas sin
misericordia, derritiéndose en cenizas. Me paro y observo con
la desesperación llenando mis pulmones. Inhalo una
respiración temblorosa, haciendo todo lo que puedo para no
sucumbir a los sollozos que se avecinan.
48
Él está a mi espalda. La intensidad de su presencia me
golpea y me vuelve sumisa, lánguidamente me peina el cabello,
haciéndolo a un lado exponiendo un costado de mi cuello para
sus labios. No me atrevo a moverme.
—La próxima vez que sientas la necesidad de pronunciar
su nombre cuando estoy excitado, te sugiero que te muerdas la
lengua. De lo contrario, no seré responsable de mis acciones
—dice sin piedad contra mi oído—. No vuelvas a probarme,
pequeña. —Con un beso de despedida me abandona en mi miseria.
No sé cuánto tiempo me quedo aquí, pero la eventual
muerte de las brasas me tira de rodillas. Las cenizas y el
hollín aún caliente de la furia de mi nuevo amo, queman la
tierna carne de mi palma. Pero es una quemadura que disfruto,
el dolor un recordatorio de lo que él nunca puede tomar de
mí. Puede quemar todo lo que poseo todo lo que me has dado,
pero conozco a mi rey, a mi amor, mi fidelidad pertenece
únicamente a ti.
12 Traducido por RRZOE
49

Corregido por Nigess

En estos preciosos momentos cuando soy dejada con mis


propios recursos, mi mente huye conmigo. Mis reflexiones se
centran en este niño encantador que crece dentro de mí. Creo
que es un niño. Un heredero. ¿Te imaginas, Marik? Un pequeño
príncipe nuestro. No puedo imaginar cómo se verá. ¿Tal vez un
pequeño duendecillo pelirrojo con tus ojos, mi nariz y mis
labios? ¡Qué devastación será en la población femenina con
tus rasgos patricios! ¿Tendrá tu encanto y una sonrisa que
sin duda será rival de la tuya?
Da patadas como si estuviera de acuerdo y mi mano se
arrastra a mi vientre redondeado con una sonrisa alegre,
tratando de seguir sus movimientos. Ojalá estuvieras aquí
para sentir esto, sentir a tu hijo.
—Me alegro de ver que algo de todo esto te divierte. —Me
vuelvo con un jadeo, incapaz de creer que esté aquí. Mi
corazón se eleva junto con mis pies mientras salto y tiro mis
brazos a su alrededor. Él se pone rígido, pero no puedo hacer
que me importe mientras inhalo su olor, largo y profundo. La
lejía y el hollín.
—Oh cielos, Kivar, creí que estabas muerto. —Mis manos
se encuentran por todas partes, tocando la cara, buscando
heridas.
Con un arrebato, él se apodera de mis manos y me empuja
suavemente.
—He sobrevivido.
Dejo caer lágrimas repentinamente y es imposible
retenerlas. El alivio y la alegría luchan una batalla en mi
corazón hasta que ambos se funden en una emoción desordenada
que se arrastra en mi pecho.
»Mujer tonta, sigues haciendo esto cuando tienes al
heredero del rey en tu vientre. No es posible que una dama
actúe de esta forma. —A pesar de la amargura de su tono, se
me acerca y golpea mis mejillas con los dedos.
—¿Desde cuándo me consideras una dama, Kivar?
Se encoge de hombros. —Desde que comprendí que eres la
madre del próximo soberano de Noria. —Me jala para que me
siente y se une a mí poco después.
»Me capturaron y me arrojaron a las mazmorras donde
50
esperaba mi destino junto con innumerables miembros de la
corte. Pasaron los días y cada persona fue sacada para nunca
ser vista nuevamente. Pensé que mi muerte era inminente.
—¿Cómo es que estás aquí? ¿Y qué hay de Marik? ¿Somia? —
Se pone de pie y empieza a andar.
—El nuevo Rey ha oído hablar de mis pociones y de lo que
son capaces de hacer, no me preguntes cómo lo descubrió,
porque nunca he revelado mis pociones a nadie más que a la
familia real y a ti misma. Pero él me liberó para que viniera
a cuidarte. He oído que tu embarazo se está volviendo
difícil.
No sabía por qué no me hablaba de Marik o Somia.
—Solo dolores ligeros en la parte inferior de mi
abdomen, nada de qué preocuparme. —Me estiro para guiarlo a
que se siente conmigo—. Por favor, dime, ¿aún viven?
—No vi a la nueva reina en ninguna de las celdas. En
cuanto al rey…
Lo miro con los ojos muy abiertos, la respiración
suspendida en mis pulmones. —Entonces, ¿lo sabes? Él esta…
Me mira con solemnidad y lentamente muevo la cabeza
negándome.
»No.
—Las noticias llegaron antes de que el palacio fuera
atacado. Su guarnición fue abordada al despejar las altas
montañas. El Rey fue reportado como herido de muerte. No sé
si sobrevivió.
¡Querido Dios! ¡Tienes que haber sobrevivido!
—Él está vivo… es un luchador… un… ¡rey! —¿A quién
estaba tratando de convencer? ¿A mí misma? ¿A Kivar?
—Si sigues así te enfermarás. —Acuna mi cabeza contra su
pecho mientras los sollozos alcanzan mi cuerpo—. Hay un
pequeño pueblo en los reinos inferiores que fue hecho para
albergar a la familia real en tiempos de guerra y si el
palacio estaba bajo asedio. Estoy seguro de que el rey ha ido
allí para reunir fuerzas. Estoy seguro de que él está allí
ahora. —Era una esperanza, por pequeña que fuese, Kivar me
dio la esperanza de que estabas bien y me aferraré a esa
esperanza hasta que mire tu cadáver con mis propios ojos.
—Estoy muy feliz de que estés conmigo, Kivar.
—Sí, bueno, necesitas a alguien que te cuide. —Fue lo
más parecido a decir que también me había echado de menos,
51
parece que tengo el hábito de estar con hombres que no les
gusta compartir sus sentimientos.
—Qué magnánimo de tu parte. —Me estaba riendo de él y él
lo sabía, por la mirada que me lanzó.
—Es una alegría ver una sonrisa iluminar tu rostro una
vez más. —Kivar y yo nos volvemos para ver a Lucian
acercándosenos.
—Te doy las gracias, mi rey.
Kivar desaparece en el fondo mientras caigo en una
reverencia.
Él levanta mi barbilla. —Te daría el mundo si me lo
pidieras. —Una vez me dijiste algo con esas palabras mi amor,
¿te acuerdas? Yo lo recuerdo tan bien.
—Solo deseo que Kivar permanezca conmigo, no tengo a
nadie con quien hablar cuando estás fuera realizando tus
deberes reales. —Es tan simple jugar a la adorable puta de un
rey que se cree enamorado.
Es un juego que he llegado a dominar. Solo un juego, mi
amor. No significa nada para mí, Marik. Me levanto y presiono
suavemente mis labios contra los de él, un simple encuentro
de carne, sin emociones detrás.
—Lo permitiré. —Su mirada me evalúa unos cuantos
segundos antes de tomar posesión de mis labios—. Esta noche
quiero cenar en nuestros aposentos, cenarás conmigo.
—Como mi Rey desee. —La sumisión te llevará a todas
partes, lo he llegado a comprender rápidamente en estos
últimos meses.

***
Su crueldad no conoce límites. Bajo las cascadas de
nuestra sala de baño, él me ha hecho inclinar mientras toma
su placer. La santidad de esta habitación ha sido manchada,
manchada para siempre.
—¿Sabes cuánto tiempo he visto en las sombras mientras
te tomaba? —jadea en mis oídos penetrándome brutalmente, mi
cabello en sus crueles manos—. Me dolió verlo mancharte, tus
gritos quemados en mi mente. —Muerde fuertemente mi cuello y
lame la sangre y el sudor—. Gritaste por más, mi amor. ¡Que
él te tomara más fuerte! —Él es despiadado, enloquecido—.
¡Llora para que yo te ame más fuerte, ruega que te haga
volar! —Grita, jadeando, empujándose y gimiendo. Me duele
todo, lo odio. ¡Dios Marik! ¡Lo odio!
52
»Voy a erradicar sus recuerdos de tu alma. Mataré a su
maldito engendro si tengo que hacerlo.
Lloro cuando termina. Mi cuerpo se desploma en el suelo
húmedo y solo puedo verlo marcharse.
Quiero matarlo por violarme de esa manera. Cortar su
garganta por amenazar a nuestro hijo. ¡Odio ser tan débil,
tan indefensa! Escucha mi súplica Marik y vuelve a salvarme,
sálvanos a todos de esta tiranía.
13 Traducción por micafp_2530
53

Corregido por Rowina

Me está tocando, preparándose para montarme como un


semental a una yegua enorme. No puedo soportar su toque, en
todas partes sus dedos me acarician, y en todas partes de mi
piel deja caer un beso con intensidad ácida. Cada vez que me
encuentro en su presencia nuestro hijo parece protestar, mi
amor, en este momento su disgusto está escalando contra la
parte inferior de mi abdomen. Mi mano lo rodea suavemente con
la esperanza de calmarlo.
—Lucian, por favor. —Tengo éxito en alejarlo mientras
trata de quitarme mis ropas; las patadas persistentes están
empezando a doler terriblemente.
—¿Algo va mal? —Me levanto y trato de caminar alrededor,
pero inmediatamente me encorvo.
—Kivar, por favor. ¡Trae a Kivar! —gimoteo, impotente.
Le oigo gritar a un guardia que traiga a Kivar, y luego
regresa rápidamente a brindarme ayuda. Me tiene en sus brazos
y en silencio me instala en su cama. El bienestar de nuestro
hijo tiene mi corazón tartamudeando de preocupación. Por
favor Dios, no te lleves a mi hijo. No puedo seguir viviendo
si me quita esta última esperanza, no puedo permanecer cuerda
si esta parte también me es arrebatada.
»Por favor, Kivar, dime que mi hijo estará bien. —Llegó
hace sólo unos momentos, con dos mujeres a su lado. Él es
rápido en su accionar, primero me obliga a beber de la taza
en mis labios, y luego dirige a las dos mujeres a mi lado de
la cama. Sus manos atraviesan mi cabello, sus ojos sombríos,
y su cara arrugada por la concentración.
—Ustedes estarán bien. —Es lo último que oigo antes de
que los efectos de la poción haga su efecto y caiga en un
sueño profundo.

***
Mis ojos se abren tan lentamente cuando despierto.
Siento un dolor sordo en mi abdomen y rápidamente mi mano es
atraída hacia mi vientre, la grandeza se ha ido, la
superficie es plana contra la palma de mi mano y trato de
levantarme, el miedo y el temor nadan por mis venas. 54
—Quédate quieta o reabrirás los puntos. —El rostro de
Kivar aparece ante mí.
—Mi niño, Kivar.
—Está perfectamente bien —No se puede imaginar el alivio
total que me invade—. Junto con su hermano.
¿Hermano? ¿Gemelos?
»¿Debes hacerlo todo con un estallido tan único? —Me
sonríe. Kivar está realmente sonriéndome Marik, y qué
sonrisa. Me muerdo el labio inferior, tratando
desesperadamente de contener el grito de alegría borboteando
dentro de mi pecho. ¡Gemelos! ¡Mi amor, dos hijos! ¿Qué
maravilloso es eso? ¡Te he dado dos hijos! Date prisa a
llegar a casa a buscarme, date prisa en volver a casa con tus
hijos.
—Quiero verlos. —Me siento mareada de alegría. Mi
corazón está a punto de estallar. Desaparece por un segundo
para reaparecer con dos bultos blancos, uno en cada brazo. El
primero que pone en mis brazos es tan pequeño que temo que lo
aplastaré. Suavemente acuno su cabeza a mi pecho y trato de
contener las lágrimas.
—Tu primogénito —susurra Kivar, añadiendo al dulce
ambiente del momento.
Nuestro primogénito, lo llamaré Fintan. Fintan, un
nombre apropiado para el primogénito del rey de Noria. Se
parece mucho a ti, con la cabeza de rizos rojizos y delicados
rasgos elfos, su piel es tan translúcida como la tuya, con
pequeños dedos en manos y pies, un querubín tan dulce y
bello. Nuestro Fintan será como tú, me imagino. No puedo
evitar besarlo suavemente en la frente, él me llena de tanto
gozo, tanto de ti.
—Mi cabecita rubia. —De mala gana se lo paso a Kivar
mientras él asienta a nuestro segundo hijo en mis brazos.
Él es hermoso Marik, tanto que mi corazón late
emocionado. Me trae lágrimas a mis ojos y les permito caer,
él se parece a mí. Donde Fintan es rubio y blanco, nuestro
segundo hijo es más oscuro. Su cabello, más oscuro en tono
que el mío, es casi un negro azul, su carne está enrojecida,
sus labios tan rojos como una rosa. Gorgotea con su asombro
infantil. Sus dedos rechonchos tocan mi rostro. Me recuerda
una pintura de Cupido. Lo llamaré Cairan.
Me siento agradecida de que sus colores sean tan
diferentes o de lo contrario tendría dificultades para
preguntarme quién es quién. Eran tan idénticos en sus rasgos, 55
tan impresionantes.
—Mi pequeño amor. —Él gime, beso esos pequeños deditos y
le sonrío.
—Lo has hecho bien... el Rey estaría orgulloso. —Envío
una sonrisa en su dirección y continúo jugando con Cairan.
»Este creo que tendrá los ojos del Rey —dice suavemente
y trato de no reír mientras finge indiferencia.
—Creo que tal vez tengas razón.
Te extraño Marik, deseo que estuvieras aquí para
compartir este momento conmigo.

***
Es divertido, casi histéricamente, que fingiría amarlos
como si fueran suyos, incluso con la sangre corriendo por sus
venas. Kivar me ha hablado de sus frecuentes visitas a la
guardería cuando sus deberes le permitían hacerlo. Se quedaba
con ellos hasta que me los traían para ser amamantados.
Jugaba y los mimaba cuando estaban solos en su compañía.
Lucian se ha convertido en un enigma; su comportamiento cada
vez más desconcertante.
¿Qué esperaba lograr actuando como el padre? ¿No se
sentía amenazado por ellos? Está planeando algo. Lo sé. Pero
sus acciones hasta ahora han demostrado que mis instintos se
encuentran terriblemente equivocados.
Sigue siendo un tirano. Su crueldad inigualable. Pero
con nuestros hijos se convierte en este extraño amoroso,
amable y paciente que veo ahora.
—Hueles a rosas y menta. —Está encima de mí, arrastrando
besos mojados por mi espina dorsal. Me muerdo el labio
inferior para evitar que el gemido traidor se me escape.
Esto no puede estar sucediéndome. Su toque no debe
afectarme de esta manera. Esta tierna y lenta caricia de piel
no se supone que sea un preludio del placer. De mi placer. Se
supone que no me gusta cómo juega con mi cuerpo.
Es devastadoramente minucioso. Sus dedos aceitosos
trazando los pliegues doloridos y húmedos de mi sexo. Su
cálido aliento incitándome a derretirme un poco más por la
persistente lengua que me penetra con lánguida experiencia.
Él sabe que no puedo doblarme, rehusarme a rendirme, pero no
puedo culparlo por esta traición.
Marik, mi dulce amor, ¡Lo siento mucho! ¡Han pasado 56
meses! Llegando al año y mi cuerpo finalmente te ha
traicionado. Nunca me habría imaginado que querría ser tomada
por él, nunca había imaginado que gemiría por más.
A través de mis lágrimas veo los restos de la cena en el
suelo, el vino delicioso hace unos minutos tocando mis labios
ahora se filtra en la alfombra. Mi cerebro está empañado por
la lujuria, mi cuerpo caliente con necesidad, y sin embargo
lloro... ¡No me odies Marik!
—Por favor... —¿Por favor qué? Mi mente está corriendo,
desenfrenada, la sensación de asfixia es empalagosa y me
llena de pánico, mis lágrimas vuelven borrosa mi visión
mientras trato de levantarme.
—No lo niegues, mi amor —susurra en mi oído, su carne
mojada de sudor contra la mía.
—No puedo... por favor... —Esta noche realmente me
siento como la puta que tantos en tu reino me han llamado. Me
odio por arquear mi espalda, por querer que él vaya más
profundo.
—Sométete a mí. Ámame como lo amabas a él. —Sus
empujones son deliberadamente lentos, retirándose solo para
volver a penetrarme con suficiente fuerza como para que mis
dientes vibren.
Nunca podría. Mi corazón jamás permitiría que otro
entrara en un dominio que tú tienes tan guardado
posesivamente y sin embargo mi cuerpo no parece sentir lo
mismo.
—Él es y siempre será el único para mí.
Mi cuerpo te ha traicionado esta noche, pero mi corazón,
te juro que sigue siendo tuyo.
14 Traducido por Némesis Moon
57

Corregido por RRZOE

Es impresionante en su simple belleza. Destella


brillantemente desde los pliegues de la pequeña caja de
terciopelo, una combinación de esmeraldas y diamantes con
cortes perfectos.
—Feliz cumpleaños, pequeña.
—No puedo aceptar esto…
—Puedes y debes hacerlo. Es un regalo. —Levanta el
anillo de la almohadilla de terciopelo—. Llámalo un
ofrecimiento de amistad si quieres. —No lo desliza por mi
dedo anular, como temí que hiciera, pero sí sobre el índice.
Atrae mi mano hacia sus labios y besa mis nudillos.
—Algún día aprenderás a amarme. —Parece una promesa con
un tono de advertencia—. Solo es cuestión de tiempo antes de
que te des cuenta de que él nunca volverá ¿No puedes
encontrar en tu corazón que me amas solo un poco? —Retiro mi
mano y mis dedos recorren la suave superficie de su rostro.
Él se inclina ante mi toque anhelando la salvación y ¿quizás
es tiempo de rendirme ante él?
Cinco largos años han pasado rápidamente y no he sabido
nada de ti. Ni una carta, ni caballos desde tu guarnición,
nada. No puedo creer que estés muerto… mi corazón… mi alma se
sostiene desesperadamente ante la breve esperanza. Mi cuerpo
sucumbió aquella noche, años atrás. Lloré por mi cuerpo,
Lucian lo reclamó. Con cuidado y amorosos toques, él reclamó
lo que alguna vez fue tuyo.
Él tiene fallas, tantas que creo que Dios no le otorgará
su pasaje seguro hacia la otra vida e incluso, a pesar de
todas sus fallas, ama a nuestros niños como si fueran suyos.
Me ama con una ferocidad que me asusta. Aun así, encontré en
él un amigo. Kivar me llamó traidora y cree que soy una tonta
por confiar en él. ¿Pero cómo no hacerlo cuando demuestra
tanto amor por nuestros hijos y por mí, Marik?
Nunca vi brillar el amor verdadero en tus ojos como el
que él tiene en su mirada azul. Cada noche, cuando me posee,
casi me hace llorar cuando me susurra que me ama y entonces
me demuestra cuánto, ferozmente. Querido Marik, tu lujuria
electrizante fue la única emoción para la que me consideraste
digna y aun así me entregué a ti. Te amé; con cada
58
respiración en mí, te amé.
Mi corazón no latirá por nadie más mientras viva. Estoy
esclavizada a ti. Amarte es mi destino. Sin importar las
vidas que vivamos, tú y yo estamos unidos por un lazo
invisible. Mi amor, tú eres mi verdadera alma gemela para
siempre.
Las lágrimas caen tan silenciosamente que no las noto,
hasta que Lucian las limpia, le sonrío suavemente y me
inclino para darle un delicado beso en los labios.
—Amistad es lo único que puedo darte.
—Es más de lo que merezco —dice contra mi mejilla.
Las pisadas de botas indican que ellos se aproximan. Mi
grupo de tres.
—¡Feliz cumpleaños, mamá! —Ciaran es el primero en
aparecer. Aprieta su cuerpecito entre Lucian y yo, abrazando
mis piernas—. ¡Mira mamá! ¡Mira lo que hice para ti! —Está
lleno de júbilo, siempre tan contento. Todo lo que hace es
con tanta pasión que me hace sentir muy orgullosa. Sus ojos
grises, tan parecidos a los tuyos bailan al mostrarme el
juguete de madera que agita para que lo tome. En su lugar lo
levanto y lo beso en sus mejillas sonrosadas.
—Oh Ciaran, que hábil de tu parte esculpir una excelente
figura de un caballo.
—El tío Kivar me ayudó. —Miro hacia Fintan, sus formas
de hablar a veces son tan raras como las tuyas que mi corazón
vibra con desesperación y orgullo.
—Solo un poco ¡yo lo pinté! —Ciaran le saca la lengua a
su hermano.
—Y es un trabajo maravilloso el que haz hecho, amor mío.
—Lo beso una vez más antes de dejarlo sobre el piso.
Inmediatamente corre hacia Lucian, quien permanece de pie a
cierta distancia con nuestro tercer hijo, que no es nuestro
Marik. Le di un pequeño hijo a Lucien, el dulce Liam. Solo
dos años más joven que sus hermanos, Liam es un niño tan
dotado, educado y generoso, lo amé desde el momento que supe
que lo iba a tener.
»Fintan, ven a mí. —Me siento con mis brazos abiertos
hacia él. Viene y se sienta cómodamente en mi regazo, mis
dedos inmediatamente recorren sus rizos.
»¿Estás enojado conmigo? —le pregunto tranquilamente. Él
menea su cabeza, pero permanece en silencio. 59
—¿Con tus hermanos, entonces? —Otra negación, siento que
sus pequeños hombros tiemblan y rápidamente lo giro para
encontrar lágrimas corriendo por sus mejillas doradas.
»Oh, Finn, ¿qué sucede? ¿Estás herido?
—¿Me odias?
La pregunta rompe mi corazón.
—¿Cómo puedes preguntar algo tan horrible? ¿Cómo podría
odiar a mi corazón? ¿Cómo podría odiar a mi sangre? ¿Mi única
razón para respirar?
—¿Entonces no amas más a Ciaran y a Liam porque ellos se
parecen más a ti y a mi padre? ¿Mientras yo tengo esta
estúpida cabeza de cabellos y piel pálida?
—Los amo a los tres más de lo pudieran entender. Tu
cabello es hermoso, tu piel es perfecta, no estúpida.
—Pero ¿por qué mi cabello tiene esta forma? —¿Cómo
podría explicarle eso a un niño?
—Qué son esas preguntas en un día tan feliz. Permítele a
tu madre disfrutarlo, Fintan. —Parpadeo para contener las
lágrimas y le sonrío a Lucian en agradecimiento.
—Oh, mamá ¿hoy podemos ir al festival? Quisiera cabalgar
en mi nuevo caballito. —Tomo a Liam de Lucian y asiento en
dirección a Ciaran.
—Eres muy especial para mí, Finn, más de lo que
imaginas. —Finalmente le digo un secreto que es para los dos.
Me sonríe y sé que el daño ha sido minimizado mientras él
también pide asistir al festival del verano.

***
La gente de Noria asiste en multitud a este día para
participar y disfrutar de la diversión que el festival les
ofrece. Solo durante este día, Lucian renuncia a las
estrictas normas que ejerce sobre la gente y les permite esta
frivolidad. Es un evento jubiloso, lleno de juegos, danzas,
combates con espadas, que culmina con la infame justa entre
el guardia elegido por el Rey y el campeón del pueblo.
El sol ya ha descendido y la noche se siente fría,
indicada para ir a correr a través del campo con los niños.
Liam está con Kivar, mientras Fintan, Ciaran y yo, corremos a
campo abierto. De vez en cuando, galopan hasta el borde del
bosque y los llamo para que regresen. El bosque está
prohibido, incluso antes de que tú reinaras mi amor, siempre
60
lo ha estado. Es traicionero y oscuro, el mal vive allí.
Dejo de mirarlos por un segundo, deseando saludar a Liam
cuando él me llama, pero en ese fugaz momento, Fintan y
Ciaran desaparecen. Huyendo en la distancia, distingo las
sombras de dos figuras galopando a lo lejos, dirigiéndose
hacia las profundidades del bosque. Sin pensarlo le grito a
Kivar para que lleve a Liam de regreso al palacio y yo me
lanzo hacia los hombres encubiertos.
Con el corazón en la garganta, presiono al caballo para
que se mueva más rápido hacia los gritos penetrantes de
Ciaran en el aire nocturno. El bosque es oscuro, amenazador y
con un frío anormal desde el pabellón de árboles que tapan
los rayos del sol. Las ramas rasgan mi vestimenta y arañan mi
piel. No me afecta porque mis hijos son mi única
preocupación.
Proviene desde arriba. El silbido a través del aire
antes de que la flecha alcance mi brazo izquierdo. La han
cubierto con veneno, que relaja mi cuerpo y hace que caiga al
suelo. Pero no creo haberlo tocado; hay una tibia red que
previene mi muerte. Mi último pensamiento antes de sucumbir
completamente, es sobre Ciaran y Fintan.
15 Traducido SOS por MadHatter
61

Corregido por RRZOE

Mis dedos se contraen y se meten en la suave textura de


la ropa de piel debajo de mí. Me pongo alerta ante lo que me
rodea. Mis ojos se abren lentamente, pero se cierran de forma
instantánea por el dolor abrasador entre mis ojos. Dejo
escapar un gemido de dolor ante mi infructuoso intento de
desear que el dolor se desvanezca. El menor movimiento solo
intensifica el dolor, hasta que las lágrimas escaparon de la
esquina de mis párpados cerrados.
—Shhh... —A través de la agonía escucho el sonido
relajador. Incapaz de abrir los ojos, opto por inclinarme
hacia los dedos fríos en mi frente que pronto son
reemplazados por una toalla aún más fresca—. Abre tus labios.
—Demasiado débil para protestar hago lo que me ordenan.
El líquido no es agua, casi, pero no lo es, un sabor a
coco dulce se desliza por mi garganta, fresco y muy acogedor
en mi garganta reseca de otra forma. Bebo con avidez hasta
que se aleja de mis labios.
»Ahora debes dormir. Te sentirás como tú misma cuando
despiertes. —Asiento y justo antes de sentirla levantarse, mi
mano se acerca a ella, queriendo agarrar su muñeca.
—Mis... ¿mis hijos...?
—Están bien, descansa. —Quiero saber más, pero
simplemente no puedo mantener los ojos abiertos.

***
Luego me desperté por voces de niños y supe
inmediatamente que eran los míos.
—Estás haciendo trampa. —Oigo acusar a Ciaran, puedo
imaginar sus rasgos inocentes agitados por la petulancia.
—Solo estás enojado porque vas perdiendo —responde
Fintan tranquilamente. Divertida, giro levemente la cabeza
para encontrarlos sentados en una cama de pieles de visón y
almohadas.
—¡No estoy enojado! —Le pisa el pie—. ¿Por qué has de
ser tan ogro?
—¿Por qué tienes que ser tan bebé? —responde Fintan.
62
—Eres muy malo, hermano. ¡Creo que te odio! —Ya no soy
capaz de soportar sus disputas, me levanto lentamente.
—Estoy muy decepcionada de ustedes dos. —Apenas logro
encontrar mi equilibrio cuando el cuerpo de Ciaran choca
contra el mío. El suyo me mantiene con fuerza, con la cabeza
doblada contra mi pecho, se quiebra y llora.
—Oh, mamá —se lamenta y resisto el impulso de llorar
junto a él. Más bien me conformo con pasar mi mano por su
cabello y hacer círculos relajantes en su espalda.
—No más lágrimas, cariño. Te enfermarás. —En silencio,
llamo a Fintan a mi lado. La ilusión de valentía a la que se
mantiene tan aferrado, se quiebra en ese momento, al tiempo
que también corre hacia mí, acurrucándose cerca de su
hermano.
Mis labios encuentran la parte superior de su cabeza
rubia y dejan besos largamente atrasados. Silenciosamente
agradezco a cualquier deidad que logró mantenerlos a salvo.
Parecían de buena salud, físicamente, nuestros hijos lucían
bien Marik y me encuentro muy agradecida por ese pequeño
favor.
—Callen mis amores... ahora todo estará bien.
Ciaran levanta su cabeza con lágrimas brillando contra
sus mejillas rubicundas. —Sí. —Le beso la nariz y seco sus
lágrimas—. Papá vendrá por nosotros con su caballería y
peleará contra estos hombres malos y estaré a su lado con mi
espada —dice con pasión.
—Un caballero tan valiente.
¡No…! No puede ser. Conozco esa voz. Mi corazón deja de
latir por un segundo, y luego otro solo para comenzar una
carrera enloquecedora contra mi caja torácica. Oh Dios... no
puede ser...
Y sin embargo aquí estabas, tan hermoso y vistoso, tuve
que parpadear para alejar las lágrimas. Cinco años han
transformado tus características, una vez juveniles, en las
de un hombre, completamente maduro y endurecido.
Una vez, te creí bello.... ¿y ahora? Ninguna palabra
puede comenzar a describir la belleza salvaje en la que te
has convertido. Tu rostro se ha endurecido, se ha vuelto
cínico y estoico al mirar hacia abajo desde tu estatura real
con ojos que ya no reconozco, ojos que parecen tan
angustiados. Ojos que ahora me miran con total desprecio.
—Mamá, me haces daño. —La protesta de Ciaran me hace 63
aflojar mi agarre.
Unos dedos suaves acarician mi mejilla y muerdo la
esquina de mi labio inferior mientras le echo un vistazo a
Fintan. —No te preocupes, mamá. Este hombre nos salvó de esos
malditos bandidos que intentaron secuestrarnos. Él quiere que
nos encontremos bien. —Suelto un sollozo, y luego otro,
coloco mi mano sobre mi boca para tratar de detenerme, ¡pero
no puedo!
—Vengan niños. —Esa voz no da opción a discusión.
—No debes llorar mamá, papá pronto vendrá por nosotros.
—Unos suaves besos fueron plantados en mis mejillas y luego
los dos niños salieron corriendo, pasando por delante de ti y
saliendo de la gran tienda.
Nunca había sido capaz de resistir tu presencia
magnética y ahora, atraída como una piedra montera, me
encuentro cruzando la tienda precipitadamente. Me arrojo a
ti, como nuestro Ciaran había hecho antes y envuelvo mis
brazos alrededor de tu cintura. Te sostengo inimaginablemente
con fuerza, saboreando por ese momento tu poderío.
—Marik... —El desconcierto y la alegría tiñen mi voz
mientras toco tu cara, tu frente, tu nariz y finalmente tus
labios—. Marik... —Me levanto en puntillas de pies para
enterrar mi cara en tu cuello, inhalando, saboreando el olor
a madera, el sudor y el sol que sale de tus poros—. Mi amor…
—Y entonces me alejas de ti de un empujón. Tu mirada tan fría
me atraviesa. Esos ojos plateados que alguna vez estuvieron
llenos de tal adoración hacia mí, ahora se encuentran sin
emoción. Totalmente estériles—. Sabía que vivías...
Una ceja levantada es todo lo que recibo antes de que te
apartes de mi vista pero mis ojos te siguen, incapaces de
hacer otra cosa. Rastrean tus movimientos felinos mientras
vas hacia la mesa y recoges la bolsa de piel marrón. Tomas un
trago, tus ojos nunca se apartan de los míos.
—¿Lo sabías? —Se limpia los labios con el dorso de la
mano, su voz fría.
—Sí —digo con toda certeza, ignorante del desprecio
total en tu mirada—. Sabía que volverías...
Tiras la bolsa y cae sin ceremonias al suelo. —¿He
regresado? ¿Y exactamente a dónde fui?
—Pensé... Te... te he extrañado tanto, mi amor. —Me
acerco y cuidadosamente descanso mi mano en tu brazo.
—¡No! —exclamas con tanta vehemencia que me quedo
64
horrorizada—. ¡No te atrevas a quedarte ahí y a mentirme!
—No te miento. Desde el momento en que me dejaste Marik,
no he hecho más que esperar y rezar por tu regreso seguro. Te
he echado de menos más de lo que las palabras... —Tus largas
zancadas reducen la distancia entre nosotros en segundos. Me
aplastas contra tu figura masiva, ahora en completo dominio;
tomas mi mandíbula y me obligas a mirar a la tuya, odiosa.
—¿Cuánto tiempo te lamentaste antes de que saltaras a su
cama? ¿Cuánto tiempo pasó antes de que tu amor por mí se
convirtiera en polvo? ¿Cuánto tiempo pasó antes de que
engendraras a su bastardo? —Hay una intención peligrosa en
tus ojos, un brillo asesino que me asusta—. Dime otra vez lo
mucho que me has echado de menos y me aseguraré de que el
sentimiento sea compartido por tus hijos. —La fuerza de tu
empujón me obliga a caer al suelo, mis manos extendidas
apenas soportan mi caída. Tu odio es injusto, amor mío. Eres
cruel injustificadamente.
—No puedes odiarme. —Sueno tan patética, tan desesperada
y débil.
Escucho tu burla y luego te agachas, en frente de mí
sobre los talones de tus pies. Tus dedos callosos me agarran
la barbilla, obligándome a mirarte.
—Estás más allá de mi desprecio. —Tus labios son
violentos y vengativos cuando caen sobre los míos. Extraes el
sollozo de mis labios al tiempo que te pones de pie para
irte.
La cordura me ha dejado mientras corro detrás de ti. Te
agarro por el brazo y te doy vuelta. En el sol del mediodía
renuncio a cualquier dignidad que me queda y caigo de
rodillas ante ti, mis brazos rodean tu cintura, sosteniéndote
con tanta fuerza que siento que te tensas bajo mi toque, mi
agarre se mantiene firme.
—¿Pregúntame cuántas veces he tratado de quitarme la
vida, mientras rezaba por ti? Pregúntame cuántas lágrimas he
derramado mientras mi corazón y mi alma continuaron
esperando. ¿Pregúntame cuántas veces gemí tu nombre mientras
él me tomaba? Pregúnteme cuántos...
—¡Basta! —Te alejas, los espectadores ahora reuniéndose
para mirar el debacle que es mi vida. ¡Me niego a que me
importe!
—Mi vida nunca ha sido mía. ¡Todo lo que he hecho desde
los diecisiete años ha sido por ti! ¡Solo y siempre por ti! 65
¡Te he amado, cuánto te he amado! Me dejaste por esposas. ¡Me
dejaste por putas! Y sin embargo mi corazón se mantuvo fiel a
ti. ¡Me dejaste para buscar tu preciosa guerra! ¡Por cinco
años! Y aun así no acepté a nadie en mi alma, solamente a
ti...
—¿Y tu cuerpo? ¿Qué pasa con eso? Él ha estado...
—Con una cáscara, él se ha acostado solamente con una
cáscara. —Me siento totalmente entumecida—. No se atreva a
quedarse allí de pie y a odiarme, su Majestad, yo valgo mucho
más que su odio. —Me pongo de pie y regreso a la tienda
tambaleándome, con mi cuerpo drenado.
16 Traducido por Emotica G. W
66

Corregido por MadHatter

Mi angustia no conoce límites, mi ira decae en un


segundo eterno, como heridas abiertas que les permito
enconarse más profundo dentro de las fibras de mi ser, se han
convertido en cosas familiares para mí y les doy la
bienvenida de todo corazón.
Estás más allá de mi desprecio.
¡Hombre estúpido, insufrible! ¡Canalla idiota,
arrogante! ¿Qué he hecho alguna vez para merecer tu odio?
¿Amarte? ¿Debo ser odiada por amarte tontamente? ¡Incluso
ahora, mi corazón te anhela! ¡Sangra por tu consuelo, y aun
así eres incapaz de proporcionármelo!
¿Debo ser odiada por proteger lo único que alguna vez
hemos hecho bien? ¡Nuestros hijos viven y respiran por mí! Y,
sin embargo, en tu ira creída no pudiste ver lo que es tan
obvio.
Sé que lloro, y sin embargo la ira ha tomado residencia
en mi pecho y deseo que estuvieras aquí para que pudiera
mostrarte lo mucho que podría ser odiada.
―Qué refrescante fue ver a mi marido puesto en su lugar.
―¿Somia? Me vuelvo para encontrarla con una sonrisa en su
rostro.
Captura mis manos y suspira.
»Los años han sido muy amables contigo, Lealin.
Perdóname por estar solo un poco celosa de tu belleza eterna.
―Su abdomen hinchado me toca en su intento de abrazarme. Le
devuelvo el abrazo con una débil sonrisa.
―Me halaga, Su Alteza. ―La llevo hacia la ropa de cama
de piel y la ayudo a sentarse a mi lado.
―Somia. Realmente creo que te he extrañado, amor de la
vida de mi marido. ―El título que me otorga con burlona
reverencia.
―Soy el amor de la vida de nadie. ―Observo
petulantemente después de un breve silencio.
―Sabes ―comienza distraída―. La noche en la que el
palacio fue atacado, fui escondida y llevada lejos por Salyn.
No era consciente de lo que había sucedido hasta que vi la 67
carnicería y el caos. Pero Salyn, un caballero tan valiente
―suspira de forma caprichosa y me pregunto brevemente por
qué. Abro la boca para preguntarle, pero la continuación de
su relato me disuade―: Él me llevó por las catacumbas ocultas
del palacio junto con un puñado de la corte del palacio y nos
guio hacia esta aldea aislada. Cuando llegamos en busca del
santuario, los aldeanos nos acogieron, ¡no fue sino hasta
días más tarde que Salyn vino y me explicó que el ejército
del señor Valancette atrapó a Marik y a sus tropas en el
fondo de las montañas y desolló a todos! Salyn me dijo que
dos lanzas envenenadas habían sido incrustadas en el abdomen
de Marik y la otra en su pierna, y una espada casi lo partió
en dos por la cintura, era tan profundo. ―Me quedo
boquiabierta, incapaz de formar palabras por el horror de
todo.
―¡Fue traído hasta aquí, sangrando y febril, al borde de
la muerte, Lealin! Él llamó tu nombre. Los sacerdotes fueron
convocados para bendecirle y darle el pasaje seguro al más
allá, nadie creyó que sobreviviría durante la noche. A través
de todo esto, Salyn me dijo que fue tu nombre el que dijo,
como una oración en su delirio febril clamó por ti. Días
después de que pedí verlo, cuando entré en la habitación,
estaba temblando y vomitando en el suelo, me miró con unos
ojos tales, Lealin. Parecían tan obsesionados. Me suplicó que
lo ayudara a encontrarte, sus heridas sangraban mientras
luchaba con sus hombres sobrevivientes para encontrarte. Casi
mató a Salyn por dejarte atrás...
―Por favor, para... yo... ¡Dios! ―¡Es demasiado!
―No quiero hacerte daño. ―Me da palmaditas en el dorso
de la mano con consuelo―. Tus hijos son verdaderamente
encantadores, espero que tenga un niño... con los ojos verdes
de Salyn y mi...
―¿Salyn? ―No oí bien.
La sonrisa que me muestra es un faro de alegría sin
restricciones. ―¡Sí! Salyn.
―Pero…
―Marik no es para mí. Políticamente sí, seguiré estando
casada con él, pero nunca podría encontrar felicidad y amor
eterno con él...
―¿Y has encontrado eso con Salyn?
―Sí, es amable y sencillo. En él he encontrado a un
amigo y a un amante. Me dará un futuro feliz con un grupo de
niños pelirrojos dulces y tímidos. Nos lo ha demostrado a
Marik y a mí durante estos últimos años, y Marik nos ha 68
bendecido amablemente. ―Ha sucedido tanto, hemos dejado tanto
sin decir... tanta ira y dolor.
―¿Cuáles son sus nombres? ―me preguntó en silencio.
―Fintan y Ciaran.
―Encantadores. ¿Son…?
―Déjanos, Somia.
Su voz nos hace pegar un salto a las dos, inconscientes
de tu presencia hasta ahora. Caminas más adentro de la
tienda, tu cara desprovista de emoción.
Compartimos una mirada, una que solo nosotros entendemos
antes de que la ayude a ponerse de pie. ―Esta noche
hablaremos un poco más. ―Me aprieta tranquilamente la mano.
En su salida ella se detiene a tu lado, con una mano en tu
hombro se acerca para susurrar algo que te hace mirar hacia
su rostro sonriente.
»Pórtate bien, Marik ―dice antes de salir.
El silencio incómodo es opresivo. Para distraerme, busco
y descubro cuál de tus piernas ha sido herida, y la cojera
casi indiscernible es tan leve y controlada que no la habría
notado si no hubiera sido por el hecho de que te he visto
caminar sin ella. Mordisqueo mi labio inferior entre mis
dientes y tuerzo mis dedos en mi agarre. No puedes empezar a
comprender lo profunda que es la tristeza que llena mi pecho,
los profundas que son las ranuras.
―Marik.
―Durante los meses más largos te había creído muerta y
me odié por haberte dejado, por ser tan tonto y descarado,
por creerme invencible. Y entonces oí que vivías y mi alegría
no tenía límites. Reuní a lo mejor de mis hombres para ir a
buscarte. Pero mis hombres me impidieron ir tras de ti,
creyendo que era estúpido y suicida con la forma en la que me
encontraba. Así que esperé y esperé, formando planes sobre
cómo recuperarte a ti y a mi reino. Pero imagina para mi
sorpresa, al enterarme de que me habías traicionado, la única
persona en la que confié...
Ahora estás caminando de un lado a otro, manteniendo tu
distancia infinita, miro y escucho.
»No lo creí al principio. No podía creerlo. Pero
entonces lo vi... ―Con el ceño fruncido das zancadas hacia mí
y doy un paso atrás. Pero tu brazo está alrededor de mi
cintura sosteniéndome mientras levantas mis ropas, tus dedos
tocando la parte interna de mi muslo. 69
»¡Te marcó, maldita sea! ―Tu susurro es severo, tu
respiración irregular y precipitada mientras tiras de mis
ropas e inmediatamente caen a mis pies―. ¿Sabes cuánto quería
sacarlo de tu carne, y todavía lo deseo? ―Sus dedos acarician
burlonamente la superficie marcada.
―¿Estás enojado, Rey mío, porque no pensaste en hacerlo
primero? ―Mi voz es mordaz y enojada. Si así es como será,
entonces permítenos a ambos mostrarnos años de emociones.
Permítenos hacernos daño el uno a otro con el fin de salir o
victoriosos o derrotados... esta noche, mi amor... permítenos
a ambos sufrir.
―Eras mía. Te sostuve en un pedestal por encima del
resto... ―Me alejo de ti y dejo que mi mano vuele. ¡Oh, cuán
maravilloso y satisfactorio se sintió golpearte de verdad!
Mi risa mientras lames la esquina de tu labio es maniaca
y sin humor a mis oídos.
―¿Es eso todo lo que alguna vez he sido para ti? ―Estoy
volando hacia ti ahora, mi puño golpeando tu pecho. Me odiaba
por mis lágrimas―. Esclava, ¡me has tratado como una esclava
en todos los años que te he conocido! ¡Solo una pieza bonita
con la que jugar y poner de nuevo en tu maldito pedestal!
¿Mis sentimientos no importaban? ¿Yo no importaba? ―He caído
al suelo llorando, siempre estoy llorando por ti, ¡debido a
ti!
―Te adoraba.
―¿Qué es adoración en comparación con el amor? ¡Yo
quería tu amor! ¡Eso es todo lo que alguna vez necesité! ¡Que
susurraras esas palabras y sin embargo no lo hiciste! ¡Me las
ocultaste!
Lucho contra tu abrazo, pero te aferras con firmeza,
acunando mi cuerpo desnudo hacia el tuyo mientras lloro. Y
luego me besas y sucumbo gustosamente... te permito
tontamente que me domines una vez más.
Nuestra lujuria es salvaje en su pasión. Sobre mis manos
y rodillas me arruinas tan maravillosamente. Nuestros gritos
ardientes de puro sexo son escuchados sin duda por todos.
―Sin importar lo duro que trato de odiarte, parece que
no puedo ―gruñes con dureza en mi nuca, luego me muerdes y yo
grito.
Y parece, rey mío, que seré eternamente esclavizada por
ti. 70
17 Traducido por Wordsofthisgirl
71

Corregido por MadHatter

Mi dolor me alerta de las actividades de la noche y una


sensación agridulce me alcanza. Qué gentil y, sin embargo,
tan despiadado. ¿Me tomaste tres o cuatro veces? He olvidado
lo insaciable que eres o lo mágico que puede ser estar en tus
brazos. En el oscuro romance de la noche es tan fácil
perdonar y ser perdonado. Fingir que nada ha cambiado, que
los años no han pasado, que la amistad no se ha perdido y que
la confianza no se ha roto. En la oscuridad nuestros cuerpos
se mueven como uno, en la oscuridad me adoras como yo te
adoro a ti, en la oscuridad, en mi corazón, yo te amo y tú,
mi amado, también me amas a mí.
Me levanto para encontrar que te has ido, pero el alivio
no está lejos de seguirme cuando encuentro el lugar a mi lado
todavía caliente. Tiro las sabanas sobre mi forma desnuda
mientras mis ojos buscan inútilmente mi ropa. Antes de que
pueda levantarme para una búsqueda minuciosa, apareces con
dos doncellas del pueblo que traen cubos de agua calientes.
Son lentas en su tarea de volcar los cubos en la bañera
redonda de madera en la esquina. Les lleva dos viajes
enteros, antes de llenar la bañera. Cuando hacen su salida,
atas las cuerdas de la tienda detrás de la última mujer y te
vuelves a mí.
Me tomas en tus brazos sin esfuerzo. Siento el roce
suave de tus labios en mi frente antes de que me bajes con
cuidado en la bañera humeante.
Con delicada atención, tiernamente lavas el exceso de
placeres de nuestra noche. No pronuncias ni una palabra y
creo que ninguna es necesaria por cómo me estás atendiendo.
Eres minucioso, metódico en tus cuidados y me derrito un poco
más para ti.
—¿Me acompañas?— Tomo tu mano, mis ojos miran los tuyos
y en ellos veo algo que me da esperanza. Ámame Marik y me
tendrás para siempre.
—Permíteme hacer esto. —Tus labios están en mi frente
mientras hablas—. ¿Me permites tu dulzura? —Besas mi mejilla.
Tus labios recorren mi oreja, un escalofrío viaja por mi
espina dorsal—: ¿Me permites tu amabilidad? —Tus labios están
en mí, recorriendo, lamiendo, besos deliciosos ligeros que
tocan mi corazón. Lamo mis labios y vorazmente los tuyos
72
buscan y los encuentran. En un latido del corazón me
encuentro en tus fuertes brazos, húmeda y perfumada de ti.
Nos llevas a las pieles de cama y nos acomodas allí.
Tus ojos buscan los míos, pasión y algo completamente
diferente se arremolinan en tus profundidades nebulosas y mi
amor, estoy embelesada, llorosa y embelesada. Nuestras
respiraciones salen como si fueran una entidad, mi olor y el
tuyo es una droga natural a la que nunca renunciaría.
»¿Me permites tomar tu cuerpo?— Tus labios están
ardiendo en su profundo camino por mi cuello, cada vez más,
encendiendo un camino de placer que entumece mi mente.
¡Me besas y lames por todas partes! Me inclino hacia ti,
cuando susurras—: Permíteme tus gritos de amor. —¡Qué tierno
eres Marik! Tu lengua está adorando mi ombligo, amándolo con
dolorosas convulsiones eróticas. Todo lo que puedo hacer es
empuñar la piel debajo de mí, jadear tu nombre y arquearme
más.
¡Y entonces estas allí! Tu lengua barre, lame, y chupa,
despiadada, oh tan despiadada. Mis dedos de los pies se
doblan y agarro tu cabello, necesitando que me reclames
ahora.
»¿Me permites tu dulce crema? —Me muerdo el labio
inferior y mi cabeza vuela de un lado a otro. Soy un frenesí
de nervios concentrados—. Córrete para mí, dulzura. —Una
orden que de buena gana sigo, siento que bebes de mí y lloro.
»No más lágrimas, Lea. —Y ya estás ahí besándolas hasta
que desaparecen, y luego sorbes mis labios, tus ojos están
abiertos, perforándome.
—Marik... —imploro entre lágrimas, tus rodillas
extienden las mías, y con ansias me levanto para encontrarme
con tu punta roma, tu entrada es lenta, tan dolorosamente
lenta. Mis caderas corcovean, mi cuerpo quiere tragarte
profundamente rápido. Tu mano se arrastra por mi cadera, la
caricia de un amante por mis muslos y luego estás guiando mis
piernas alrededor de tu cintura.
Tu frente se encuentra sobre la mía, nuestras rápidas
respiraciones se combinan, puedo sentir tu contención. —Lea —
susurras suspirando contra mis labios—. Dulce y bella Lea,
¿me permites tu amor? —Y luego me penetras, y lentamente te
retiras, hasta que solo la punta de ti está dentro de mí,
fuera...—¿Me permites tu alma? —Dentro... profundamente
dentro... jadeo, mi cuerpo se arquea del piso, tus ojos nunca
dejan los míos—. Permíteme tu misericordia, concédeme el
perdón. —¿Lágrimas? ¿Lágrimas mi Rey? ¿Por mí?
73
—Te amo tanto —susurro y luego ahueco tu mejilla, trago
tu jadeo y gimo cuando me clavo en ti.
Nuestros corazones laten como si fueran uno, nuestros
cuerpos se mueven como si fueran uno, nuestras almas bailan
como si fueran una, los dos nos deshacemos como si fuéramos
uno solo.
18 Traducido por MadHatter
74

Corregido por Yani

Tus labios son dulces contra los míos, tus manos


sosteniendo mi rostro, derramas besos en mi cara y me río
entre dientes como una niña y te permito que me beses. Algo
ha cambiado, no drásticamente, pero ha cambiado y sé que la
esperanza está creciendo en mi corazón como florece un poco
en el tuyo.
—¿Mamá? —jadeo y me alejo rápidamente de ti cuando
Fintan y Ciaran atraviesan la tienda. Mi corazón se acelera
cuando Fintan me mira a mí y luego a ti, sus ojos
cuestionadores tratando de concluir algo. Me muerdo el labio
mientras te arrodillas frente a ellos, no los tocas, solo los
observas y luego me miras, algo parecido a la conmoción se
apodera de tus rasgos.
—¿Sí, amor? —Evito tu mirada.
Él tiene la intención de hacer una pregunta más y luego
como si se diera cuenta de algo interroga—: ¿Por qué este
hombre se parece a mí? —Me muerdo el labio, mi corazón late.
—¿Es un pariente? ¿Es por eso que lo abrazabas? —
pregunta Ciaran inocentemente y la necesidad de desmayarme es
poderosa.
—No exactamente. —Te levantas, tu rostro carece de
emoción mientras tienes la intención de salir de la tienda.
—¡No, Marik! ¡Por favor... son tus hijos! —digo
rápidamente.
—Sí, lo sé. —Alejas tu brazo y te vas.
—¿Nuestro padre? Pe... pero ¿qué pasa con papá? —
pregunta Ciaran, sus ojos llenos de confusión y lágrimas,
tanto como los míos. Fintan, Fintan capta la situación con
una rapidez que ningún niño de cinco años debería poder
tener.
—¿Me permiten explicarlo? —Ciaran corre hacia mí cuando
abro mis brazos, Fintan sin embargo permanece a distancia, y
me duele más de lo que demuestro.
»Su padre sigue siendo su padre. Los ama mucho pero él
no es su verdadero padre. Marik lo es. 75
—¿Es el Rey poderoso del que hemos oído hablar? —Sonrío
ante la pregunta de Fintan.
—Sí, tu verdadero padre, el verdadero Rey de Noria.
—¿Por qué nos abandonó? ¿No nos quería, mamá?
—Oh, mis muchachos. Si hubiera sabido de ustedes, se
habría quedado y no se habría marchado. Los habría querido
mucho.
—¿Entonces le mentiste? ¡Le impediste que nos conociera!
—Fintan arroja la acusación para girarse con lágrimas en los
ojos y salir corriendo de la tienda.
—¡Finn!
—Yo todavía te amo, mamá —dice Ciaran en voz baja, sus
manos pequeñas enmarcando mi rostro—. Finn también te ama, él
está muy triste y enojado. Puedo sentirlo aquí. —Señala su
pecho—. Yo también me siento triste, pero no estoy enojado.
Creo... Creo que el Rey es un hombre muy agradable. —Asiente
como si pudiera confirmarlo—. Me ayudó a montar un caballo. —
Sus ojos, tan idénticos a los tuyos, me miran con alegría—.
Estará bien, mamá, ya verás. —Me besa en la mejilla y se
levanta—. Tengo que ir a ver si Finn se encuentra bien. —Con
eso también se marcha y suspiro abatida. Así no es como
quería que ninguno supiera sobre el otro.

***
Te has ido durante todo el día y no puedo evitar
preguntarme si este incidente se llevó la poca esperanza que
teníamos. Me he enterado por Somia que te has llevado a
Fintan contigo. No tengo ninguna duda de que te ocuparás de
él, pero mi corazón se torna pesado con la idea de su dolor.
Ciaran ha pasado el día conmigo, su resiliencia y alegría me
han aliviado, pero aun así mi mente se desvía hacia ti y
Fintan. Ciaran ahora duerme, agotado por este día agitado.
Las pisadas de botas me alertan de tu presencia y
demasiado pronto te encuentras de pie en la tienda una vez
más, con tu formidable figura.
—Marik…
—Lo he puesto a dormir. —Asiento y observo ansiosamente
mientras te mueves—. No creas que estoy enojado contigo, Lea
—dices en voz baja mientras te quitas de los hombros tu
abrigo oscuro—. La ira ha sido la fuerza guía en mi vida
durante tanto tiempo que me he cansado de ella. Ha violado mi
núcleo hasta el punto en que he lastimado a la única persona
76
que me ha amado de verdad. —Te acercas para sentarte frente a
mí y te inclinas para plantar un tierno beso en mi frente, un
suspiro escapa de mis labios—. Me fui porque la sorpresa fue
abrumadora... ¡Soy padre, Lea! —Me abrazas y me abrazas
fuertemente—. ¡Y no solamente tengo un hijo... sino dos!
¿Cómo no vi la extraña semejanza de Fintan conmigo, o los
ojos plateados de Ciaran? —preguntas con admiración y una
felicidad verdadera sin guía brilla en tus ojos.
»¡Soy padre! —Te estrellas contra mí con una fuerza que
nos tumba sobre las pieles de la cama. Tu risa suena alegre,
haciendo eco de la melodía en mi corazón—. ¡Gracias! —
balbuceas con orgullo y alegría, y yo también me estoy
riendo, final y verdaderamente riendo con mis entrañas
desgarrada por el gozo.
19 Traducido por Lizzy
77

Corregido por Daisy.meza

Echas tu cabeza hacia atrás y te ríes alborotadamente de


algo que Ciaran te dice y le das una fuerte palmada en la
espalda. Fintan también está a tu lado, una sonrisa tirando
de las comisuras de su boca. Ambos se encuentran acurrucados
cerca de ti en la fogata rugiente en sintonía con
prácticamente cada palabra que dices. Todo el mundo se ha
reunido esta noche, la risa, la alegría y el baile nos rodea
mientras los aldeanos toman parte de la comida y la cerveza.
Que tan fácilmente tus hijos han empezado a adorarte, y
con qué facilidad tu rostro endurecido se transforma cuando
están a tu alrededor. Es una vista encantadora, una vista que
he esperado y por la que he rezado por tanto tiempo. Fintan
se ha encariñado mucho contigo, me siento sorprendida y un
poco triste al mismo tiempo. Todavía no se me ha acercado
después de todo lo que ha sido revelado. Él no ha venido a mí
en tres días desde que todo fue dicho.
Rezo para que no guarde este rencor por mucho tiempo,
porque no soportaría tanta angustia.
Por alegre que me sienta de verlos tan contentos a ti y
a nuestros hijos, mi corazón está inquieto y herido por el
tercer hijo que no está aquí, mi pequeño Liam. Puede que no
haya sido nuestro, mi Rey, pero Liam es la parte de mí que se
mantuvo tan inocente. Él es lo más amoroso que ha salido de
mi unión con Lucian y me duele tanto por él.
¿Me extraña? ¿Está asustado? ¡Oh, debe estar asustado!
Lucian no puede cuidarlo como yo. ¡Liam me necesita, a su
mamá!
—¡Mamá ven a bailar conmigo! —Meneo la cabeza para
apartar mi tristeza y permitir que mi mirada se centre en
Ciaran de pie, su rostro encendido de alegría mientras Somia
le enseña pasos de un baile desconocido.
—Voy a ver —respondo con una sonrisa forzada.
—¡Pero quiero que bailes conmigo! —Hace pucheros,
atrayendo la atención innecesaria y pronto tus ojos
penetrantes se encuentran sobre mí, con una sonrisa en tu
labios.
—¡Sí, yo también deseo que bailes! —¡Te estás burlando 78
de mí! ¡Cerdo incorregible!
Te lanzo una mirada mortal con un resuelto movimiento de
mi cabeza.
—No lo animes, Marik. —Mi rostro estoy segura de que
luce muy enrojecido mientras los ojos de muchos curiosamente
nos miran.
Te ríes y te levantas. —Un niño siempre necesita el
aliento de su padre. —Revuelves los mechones oscuros de
Ciaran mientras él te sonríe. También estoy de pie, queriendo
desaparecer de nuevo en la tienda.
—No me siento bien, Cia. —Me inclino y beso la parte
superior de su cabeza—. Pero quédate con tu padre y
diviértete. —Tengo la intención de caminar hacia Fintan, pero
él se aleja de mí y me muerdo el labio para no protestar. Ves
esto, la sonrisa no está más en tus labios mientras me miras
con preocupación, y meneo la cabeza con una sonrisa, y luego
abruptamente giro y salgo huyendo.
20 Traducido por astrea75
79

Corregido por Nigess

—Él es muy parecido a ti —susurro tristemente minutos


después, cuando siento tu presencia detrás de mí.
Caes sin ceremonias a mi lado solo para que me lleves a
tu regazo después. Como una niña, me acunas la cabeza contra
tu pecho y dejas caer un beso en mi coronilla.
—Sí, ¿ese hecho te duele? —Tu voz ha caído una octava,
es calmante, estoy hipnotizada por ella.
Cierro los ojos y ordeno mis pensamientos. —Amo a Finn
tanto como amo a Ciaran. Mi amor por nuestros hijos no tiene
favoritos. Sin embargo, Finn siempre ha creído que yo amaba
más a su hermano que a él. —Me levanto y me doy la vuelta
para enfrentarme a ti—. Y por eso creo que se ha distanciado
de mí. —Te permito el beso mientras mi corazón se eleva.
»No resiento tu conexión inmediata, mi amor, es solo que
deseo que él y yo pudiéramos ser así de cercanos.
—Finn confía en mí cuando él y yo estamos juntos y en
este momento puedo decirte que él no te odia. Habla
maravillas de ti. No puedes equivocarte. Sí, está confundido
acerca de todo este lío y estaba enojado conmigo y contigo
por ser tan "infantiles" como él mismo lo expresó. Pero ya lo
aceptará, he llegado a aprender que los niños son muy
resistentes en ese sentido. —Tu frente está contra la mía, y
sonrío suavemente, tus palabras me relajan y sin embargo mi
corazón y pensamientos no están resueltos. Liam, quiero a mi
bebé.
»Te molesta otra cosa. —No me lo preguntas, solo lo
afirmas y me pregunto si tú también has llegado a estar tan
en sintonía con mis emociones como lo estoy con las tuyas.
Inhalo profundamente. —Tengo otro hijo. Un niño.
Tu dedo toca mi barbilla y levanta la cabeza, mantengo
la mirada baja.
—Mírame. —Una orden que no puedo seguir—. ¿Tuyo y mío? —
Meneo la cabeza. Tus ojos penetran los míos, desafiándome a
apartar la vista. No puedo.
—Lo que he dicho antes todavía se aplica, mascota. No
permitiré que la ira o el orgullo infantil se interpongan 80
entre lo que tú y yo pudimos haber tenido, por lo que lucharé
para que podamos volver a tener. Tú, yo y nuestros hijos… el
niño de Valancette incluido. No permitiré que los pecados del
padre dicten mis sentimientos hacia un niño inocente.
—No sabes lo feliz que me has hecho. —Estoy encima de ti
en cuestión de segundos, cubriéndote de besos llorosos, tus
brazos rodean mi cintura.
—Déjame ver si puedo amplificar esa felicidad. —Tu
mirada lasciva y mis alegres risas se convierten en gemidos
sensuales cuando mi cuerpo te suplica por más.

***
Algo se aproxima. Apareciendo justo encima del
horizonte, esta presencia amenazadora pesa sobre mi alma. Es
una vibración silenciosa de muerte premonitoria y no me deja.
Sé que se acerca la guerra. Puedo sentir la energía inquieta
de tus hombres, negándose a permanecer ociosos, que tienen
hambre de batalla. Las mujeres de la aldea están ansiosas, el
temor y la tristeza se aglutinan al ver cómo sus hombres se
reúnen en la plaza del pueblo ofreciendo sus vidas por ti.
Estos hombres, estos padres, hermanos, esposos, tíos y
sobrinos que se reúnen y te prometen lealtad no serán vistos
por sus seres queridos de nuevo y sin embargo desean estar a
tu lado. La necesidad de luchar para reclamar un reino es
demasiado grande y profundamente enraizada en ellos. Me
entristece saber que la paz solo puede venir con el
derramamiento de sangre. ¿Por qué debe ser así? ¿Por qué hay
que derramar sangre cuando yo puedo hacer algo para detener
todo esto?
—¡Marik! —Corro hacia ti, ahora desesperada por
alcanzarte—. Marik... yo puedo parar esto... esta guerra... —
digo sin aliento agarrándote del brazo para estabilizarme.
—¿Qué? ¿Cómo?
—Déjame ir en tu lugar y te devolveré tu reino —Me miras
con la frente arrugada antes de que surja en ti mi intención.
Tu ira es como una ola.
—Sobre mi cadáver.
—¡Así será si no me escuchas!
—¡No! ¡No lo permitiré! Y ese es el final.
—¡Tú no eres mi marido!
Su ceño es feroz mientras se acercas y agarras mis 81
brazos.
—Puede que no sea tu esposo, pero a los ojos de Dios te
juro que eres tan mía como Eva fue para Adán y seré
doblemente condenado si te permito correr de regreso a esa
serpiente. —Tu beso es feroz y luego te apartas y tu ira se
ha ido, evaporada en el pequeño espacio entre nosotros—. No
puedo permitir que hagas eso. No puedes pedirme esto,
Lealin... nada como esto. —Tus labios me tocan la frente y
puedo escuchar tu desesperación.
—Permíteme hablar con él, Marik. Él me ama, si puedo
jugar con su amor por mí, sé que puedo asegurar tu reino de
regreso.
—¿Qué es un reino para mí cuando el precio es tu vida?
¿Qué es un reino para mí, cuando no te tengo para gobernarlo?
¿Me privarías de tener una vida contigo? ¿De una amante con
quien envejecer, reír y criar un ejército de niños? ¿Una
esposa para cuidar por un soplo de eternidad y más allá?
—¿Qué? ¿Qué estás diciendo? —Cuán positivamente
elocuente sueno.
—¿Me honrarías con tu presencia y tu faro de amor? —Creo
que puede que me haya vuelto loca, mi amor, porque no puedo
comprender lo que estás diciendo.
Como para dejarlo claro caes de rodillas ante mí. Un
orgulloso y poderoso Rey de rodillas ante su concubina. Los
aldeanos se quedan pasmados, tus hombres con la mandíbula
floja. No te importa ya que no tienes ojos más que para mí.
»Creo que te he amado desde ese día hace tanto tiempo,
cuando te rescaté. Era un chico tonto, egoísta, obstinado y
orgulloso y sin embargo a través de todo, sabía en el fondo
que te amaba y me asustó de maneras que no puedo comenzar a
explicar. —Oh seguramente, ¿estoy soñando?
—Marik…
—Después de todos estos años he descubierto que no puedo
funcionar a menos que estés cerca. Simplemente no hay un yo
sin ti. Lea, dulce maravillosa, Lea, me has arruinado
bastante para cualquier otra persona y no puedo imaginar una
mejor manera. Así que te lo pregunto, aquí y ahora, delante
de mi pueblo, delante de nuestros hijos, ¿me aceptarías como
marido?

82
21 Traducido SOS por astrea75
83

Corregido por Rowina

¿Cuánto tiempo, de verdad por cuánto tiempo he esperado


este momento? Todo lo que he pasado, todas las lágrimas que
he derramado solo por este momento. La perfección no es otra
cosa que esto, tú, de rodillas, pidiéndome que me quede
contigo. Por una vida... una eternidad... verdadera y
completa felicidad. Caigo de rodillas ante ti, extendiendo la
mano para sostener las tuyas para no desmayarme.
Apoyo mi frente contra la tuya, lamo mis labios, las
punzadas de las lágrimas recién formadas están inundándome
detrás de mis párpados y las alejo.
—No sabes cuánto tiempo he esperado para escuchar esas
palabras de tus labios, Marik. —Tu sonrisa es como el sol,
calentando cada centímetro de mi ser. Tu mano aprieta la mía.
Solo somos tú y yo, acostumbrados a un mundo propio.
—¿Quieres que lo repita? —Me besas—. Las diré para
siempre y un día. Las susurraré, las gritaré, como lo desees
mi amor. —¡Oh cuán alto mi corazón se eleva!
—Te has convertido en un poeta sentimental —bromeo en
voz baja.
—Sí, el amor le puede hacer eso un hombre, lo he
aprendido. Búrlate de mí todo lo que quieras, pero sé que te
amo. Sé que es contigo con quien quiero pasar mis días y
envejecer. —Me río de eso.
—Entonces sí, mil veces sí. —Tus labios están contra los
míos, el beso que compartimos es simplemente dulce, intenso y
hermoso. Tan inesperadamente te levantas y me tomas del suelo
y me haces girar, tu risa es contagiosa.
Pero demasiado pronto te detengo, tus ojos buscan los
míos con perplejidad, el dolor me llena por lo que estoy a
punto de decir.
»No me casaré bajo estas circunstancias. Quiero la paz,
Marik. Fintan, Ciaran y Liam la merecen. Tu gente se lo
merece. Nosotros la merecemos…
—No. No empieces de nuevo. Lea, te suplico que dejes
esta tontería. Valancette te mataría antes que… 84
Agarro tus antebrazos mientras suavemente acaricias mi
rostro. —No, él no me matará...
—¿Y qué te hace estar tan segura? ¿Solo porque abriste
las piernas para él? —susurras con dureza.
—¿Cómo puedes ser tan cruel? —Doy un paso, pero tu
agarre es implacable.
—¿Cómo puedes ser tan ingenua?
Suspiro e inclino mi cabeza contra tu hombro, de repente
agotada.
—No quiero pelear, Marik. —Tus brazos me rodean,
reconfortantes y fuertes.
—Perdóname —susurras suavemente—. No me pidas que te
deje ir, Lea, cuando acabo de encontrarte de nuevo. Por
favor, amor. —Tu agarre de mí es tan apretado que puedo oír
los ecos de tus latidos a través de las capas de ropa, pero
no puedo protestar porque te sostengo tan firmemente que tu
miedo se empareja con el mío.

***
Lo que hago ahora, solo lo hago por la esperanza de
asegurar un futuro mejor, sin derramamiento de sangre para
todos los involucrados. Sé lo que digo cuando te digo que
Lucian nunca me desearía daño, su corazón no le permitirá
hacerlo. Cuando pasas cinco años con una persona, aprendes a
conocer algunas cosas. Es con este conocimiento que voy a
salvar las almas de cientos.
Puede que no sea tan hábil con una espada como tú lo
eres mi amor, pero sé que mis flechas no fallarán, porque son
las únicas armas que conozco.
La noche está tranquila, el aire quieto, la aldea
dormida, y sé que estarás muy agraviado cuando encuentres mi
misiva en la mañana, pero esto debe hacerse. Esta inminente
guerra debe ser detenida incluso si una persona debe morir
para salvar a otros, este sacrificio lo hago voluntariamente.
Con pocas vacilaciones me acerco al enorme pura sangre y con
un ligero apriete de mis muslos contra sus costados, el
caballo comienza a salir por la puerta de la aldea.
Con los rayos de luz de la luna como compañía, galopo a
través del bosque oscuro. Mi corazón tartamudea contra mi
esternón, el miedo de lo desconocido me aferra, pero la
urgencia del futuro me induce a seguir decididamente. Es tan
oscuro, los árboles de tamaño tan grandes parecen monstruos
con los brazos alargados listos para arrojarme del caballo, y
85
los rayos de la luna ya no me guían.
La oscuridad nunca ha sido mi compañera, y ahora me
pregunto si mi miedo solo puede ahogarme hasta morir. ¿No
sería totalmente decepcionante? Heroína muerta por el miedo.
Mi sombría reflexión trae una sonrisa vacilante a mis labios.
De todo el tiempo que tuve para hacer bromas, tenía que ser
este, aquí y ahora. Suspiro y aprieto mi agarre en las
riendas mientras me inclino sobre el caballo, queriendo
enfrentar mi camino antes de que me entregue completamente a
mi locura.
No sé cuánto tiempo pasa antes de que finalmente llegue
al borde, pero cuando estoy cerca del final del bosque, veo
los dedos del alba extendiéndose sobre el cielo todavía
oscuro. Es un cambio bienvenido de la aparentemente
interminable oscuridad del bosque y justo cuando mi camino se
aclara, el amenazante palacio de Noria me recibe.
Sé que para esta hora, ya has encontrado mi carta. No
pasará mucho tiempo antes de que vengas por mí, ese solo
pensamiento me insta a mover el caballo más rápido. Debo
hablar con Lucian antes de que llegue demasiado tarde.
—¡Bajad vuestras armas, soy la consorte del rey! —grito,
hacia las flechas dirigidas en mi camino. La capucha de mi
capa se desprende y sé que me reconocen cuando dos guardias
se acercan rápidamente y me permito voluntariamente ser
capturada.
22 Traducido por RRZOE
86

Corregido por MadHatter

No recuerdo este camino, este ciertamente no es el


camino a las cámaras reales y demasiado tarde noto que me
están llevando a las mazmorras y comienzo a luchar.
—¡No! ¡Tienen que llevarme a ver al Rey! —El pánico me
ahoga cuando soy lanzada al suelo húmedo y sucio, el hedor
fétido de la basura corporal asalta mis sentidos.
—El Rey nos dirá si quiere o no verla. A partir de
ahora, usted es una traidora y debe ser tratada como tal. —
Con eso, los dos guardias giraron sobre sus talones y se
fueron.

***
En esta oscuridad escalofriante que me rodea, encuentro
que la cordura está abandonándome. La culpa y la soledad son
entidades tortuosas que se alimentan de las migajas de
esperanza a las que me aferro. Mi miedo es insuperable. No
puedes imaginar lo mucho que me gustaría que estuvieras aquí.
Pero entonces allí estás. Solo a una distancia de mí. Fintan,
Ciaran y mi pequeño Liam se encuentran a tu lado. La luz que
los rodea es casi cegadora, pero puedo verte. Me invitan a
unirme a ustedes, a ser una familia... a la paz.
No cuestiono tus apariencias. Me pongo de pie, corriendo
hacia ustedes. La alegría me llena el pecho. Tan cerca, tan
cerca, solo a un brazo de distancia... pronto mi amor...
pronto mis dulces hijos. ¡Su mamá estará con ustedes! Están
tan cerca que prácticamente puedo sentir su abrazo. Pero
entonces, de repente, todos se han ido. ¡El rocío de tu
sangre caliente salpica mi carne!
—¡Marik! —El eco de mi voz resuena contra las paredes
invisibles, y continúa y sigue hasta que se desvanece. Como
una mujer enloquecida, una vez más envuelta en la oscuridad,
grito por ti y por nuestros hijos. Y entonces de repente
llego a un pensamiento sorprendente. ¿Y si... si este es mi
sepulcro... mi tumba... enterrada viva y sola por mi
precipitación? ¿Y si este es mi infierno? Sin ti, sin Fintan,
Ciaran y mi hermoso Liam? Por favor, que no sea así.

***
87
Con un jadeo me despierto y comienzo a respirar con
dificultad por el hedor de mi celda. Una vez que encuentro
que puedo respirar sin la necesidad de levantar mi cuello
hacia el pequeño agujero sobre mi cabeza. Otro atardecer...
me han mantenido dos días en este infierno. No hay guardias a
quienes llamar o incluso amenazar para que me liberen.
Cualquier comida dejada por el anterior ocupante de esta
celda había sido masticada y mordida por los roedores que
ahora me miran con maliciosos ojos rojos, maquinando para
mordisquearme. Mi garganta se contrae y empiezo a toser una
vez más mientras el pensamiento del agua corre por mi mente.
—¡Por favor… libérenme! ¡Lucian! ¡Alguien! —Sujetando
los barrotes de mi celda, le grito a la nada—. Por favor... —
Termino, agotada, dolorida y con el corazón roto. Apoyo mi
frente en las barras y me permito llorar.
Mi precipitación nos ha condenado a todos, la culpa y el
dolor son ilimitados.
—Debo decir que es muy agradable verte así. —¡Krea! Con
tanta fuerza como puedo reunir levanto mi cabeza y miro a los
ojos tortuosos de la pesadilla de mi existencia; la perra
villana.
Abre la puerta de la celda y viene a arrodillarse ante
mí. Con una sonrisa burlona, alarga la mano para tocar mi
mejilla. —No te preocupes, querida Lea. Cuando estés
muerta, me ocuparé personalmente de que tu precioso hijo se
reúna contigo. —Tomo la fuerza en la furia que corre por mis
venas y la golpeo; mi mano contra su mejilla.
—Toca un cabello en la cabeza de mi hijo y te haré vivir
para arrepentirte de haberlo hecho.
Se levanta y el golpe inesperado de sus pies me lleva al
suelo. La furia conduce sus ataques subsiguientes, pero la
desesperación me hace luchar. Logro agarrar con éxito su pie
y lo tuerzo tanto como mi fuerza lo permite. Con un gemido
agudo se desploma a mi lado, la daga cuidadosamente sostenida
dentro de su agarre a unos pasos de distancia. Aprovechando
su aturdimiento momentáneo, me apresuro a ponerme mis
rodillas y palmeo la daga segundos antes de que ella pueda
encontrar su rumbo.
—Deberías estar agradecida de que sea lo suficientemente
misericordiosa como para no matarte —susurro sin aliento
antes de sumergir la hoja en la palma de su mano y retorcerla
hasta que escucho un crujido satisfactorio; sus gritos
significan muy poco
celda abierta.
para mí cuando salgo a tropiezos de la 88

***
Mi visión se desdibuja y me inclino contra el tapiz que
representa una batalla al azar, combatida por los primeros
monarcas de Devlar; lo sabía solo porque recordaba la semana
hace tanto tiempo atrás, cuando me trajeron por primera vez a
este palacio, y me obligaron a arrodillarme ante ti y a
jurarte lealtad, justo en este mismo lugar. Debo seguir
caminando, no importa cuánta sangre se derrame de mis venas,
debo asegurarme de que esta misión que he iniciado termine
bien. Lucian debe saber que la guerra no solucionará nada y
solo podría dejar miles de muertes sin sentido.
Estoy casi arrastrándome por la interminable escalera,
vagamente preguntándome por qué los pasillos se encuentran
tan vacíos. Por lo menos, los soldados de Lucian deberían
estar en cada esquina. Colapso inesperadamente por la fatiga
y la deshidratación. Mis ojos se cierran, mi pulso se
tambalea erráticamente a través de mis venas, y mi corazón
sigue con sus propios latidos inestables mientras la
oscuridad me envuelve, llevándome de vuelta a mi tumba
solitaria.
23 Traducción por micafp_2530
89

Corregido por RRZOE

—¿Mamá? —Las manos de un ángel, suaves y dulces contra


mi cara me persuaden para que me levante—. ¿Mamá estás
durmiendo?
—¡Oh, dulce hijo! —Envuelvo un brazo a su alrededor,
trayéndolo hacia mi pecho. Mis labios están en su cabello,
regando besos. Sus risitas son contagiosas y me revuelco en
su alegría inocente.
—No te esfuerces demasiado —advierte la voz de Lucian
suavemente desde el pie de la cama y me enrojezco
visiblemente.
—Ven pequeño príncipe, tu mamá necesita descansar.
—¡NO! —Mi mano se aprieta y mi voz es estridente—. Por
favor, déjalo quedarse.
—El estado actual de tu salud es preocupante y no
permitiré que nada lo perturbe. —Se acerca al lado de la
cama, su rostro no revela nada mientras esos ojos azules se
entrecierran sobre mí y me estremezco, helada por esa mirada.
—Es mi hijo. —Lo miro y aprieto mi agarre en Liam.
—Lleva al niño a la guardería, Hasa. —Hasa, una
obediente criada pequeña se me acerca y con vacilación
extiende sus brazos; agito vigorosamente la cabeza y mantengo
a Liam contra mi pecho.
»Dáselo de buena gana o lo alejaré de ti por la fuerza.
—Por favor... Lucian...
—Llévatelo —ordena una vez más y esta vez, mientras ella
busca a Liam, yo de mala gana renuncio a mi agarre y lo
entrego a su cuidado.
—Lucian, he venido a preguntar... —Me las arreglo para
decir en medio del silencio embarazoso, pero rápidamente me
interrumpe.
—¿Lo han visto los niños?
—Sí.
—¿Saben la verdad?
—Sí.
—¿Has dormido con él? 90
—Lucian...
—¿Lo hiciste? —Su rugido me hace saltar, mientras mi
corazón cruje dolorosamente en mi pecho.
—¡Eso no importa!
En el momento en que digo las palabras, deseo que
vuelvan mientras que él ruge contra mí tan rápidamente que me
quedo aturdida. En la cama, acorralada por su peso
sobresaliente, me coge de los brazos y me sacude.
—¿No importa? —me sacude tan fuerte que mis dientes
suenan—. ¿No importa? —Una bofetada resuena en mi cara y
provoca que me muerda la lengua por el golpe, la sangre
inundando mi boca—. ¡Sí importa! ¡Estúpida puta! ¿Cómo
pudiste haber permitido que pasara tal tontería? ¿Cómo
pudiste permitirte ser follada por ese desgraciado cabrón?
¡Mi esposa! —Arranca las cobijas de encima de mí, dejándome
totalmente expuesta a su mirada iracunda y malévola.
»¡Esto! —Presionó sus dedos contra la marca en mayor
parte de mi muslo—. ¡Esto te marca como mía! ¡Cómo pudiste
traicionarme! —Una sensación de déjà vu se apoderó de mí y
cínicamente pienso en el precio que solo los hombres mortales
podrían poner en mi carne.
—¿Cómo pude haberte traicionado cuando nunca te
pertenecí? —Mis batallas personales con estos dos hombres
posesivos parece que siempre tienen lugar en la cama; que
verdaderamente afortunado para mí.
Me mira con una mirada de absoluta traición. —¿No me
quieres?
—Amo a Marik. Marik es mi Rey, él es mi amo y él posee
cada centímetro de mi ser. Él es mi alma gemela, destinados a
estar juntos durante toda la vida. Siempre nos encontraremos,
sin importar la distancia, porque él y yo somos uno. —La
realización acaba de golpearme, la verdad de las palabras que
digo es un testamento de lo que siento, lo que he sentido. Tú
eres mi todo, Marik y sé que te he amado antes, como sé que
te amaré de nuevo, en otro tiempo, en otro lugar, siempre nos
amaremos de nuevo.
Cuando su risa comienza es maníaca y escalofriante. Se
levanta de la cama y me observa con su mirada fija. —Bueno,
entonces, si es así, me temo que tendré que matarte —lo dice
con tanta facilidad, como si estuviera discutiendo sobre el
clima y en ese instante le temo, porque sé que dice en serio—
. Si yo no puedo tenerte, entonces él tampoco. ¡Te lo
prometo, él nunca pondrá sus sucias manos en ti otra vez! —
Cuando me deja, me pregunto si es así como terminará mi
91
historia.
24 Traducido por Wordsofthisgirl
92

Corregido por MadHatter

Estoy muy cansada, mi amor. No he vivido durante mucho


tiempo, sin embargo, siento que he vivido muchas vidas en un
lapso de pocos años. Nací en la esclavitud. No he conocido
otra cosa más que los mandatos de los hombres poderosos, que
siempre me guiaron con la correa que me ataba a sus leyes. No
fuiste mi primer amante, mi Rey, pero eres el único. Tú eres
el único que mantiene mi corazón cautivo y contigo he
conocido los dulces placeres de la carne. Conocí la miseria,
he conocido la felicidad. Contigo, Marik, he aprendido a amar
y he acumulado una paciencia ilimitada. Contigo he engendrado
dos hermosos chicos y otro con tu enemigo, pero mi amor por
ellos no es medido. A través de mi corta vida, he ganado
sabiduría, he pecado y me he arrepentido y si perdiera esta
vida hoy, sé que no sería en vano.
Esta mañana al despertar, me sentí abrumada por una ola
de serenidad que no he sentido en mi vida. Nunca he sentido
esta calma inquietante que incluso ahora se aferra a mis
huesos con una dulzura implacable. He tenido otro sueño y en
él estaba desnuda en medio de un campo verde. El viento
silbando, su aliento caliente contra mi carne desnuda. Y
entonces las nubes asaltantes sobre mi cabeza se abrieron y
llovió. Sobre mí, los cielos sangran, sangre real en gotas,
llovieron encima de mí y cuando levanté mi cabeza y extendí
mi mano de repente se volvió claro. La oscuridad
escalofriante de mi ensueño de ayer, el aguacero de sangre de
anoche en mis sueños y finalmente los sentimientos erráticos
de un presentimiento que me ha seguido como una nube oscura
hasta ahora, significaban algo. Hoy o quizás pronto perderé
mi vida y Lucian será el que la apague. Pero antes de que eso
ocurra, algo milagroso sucederá y tú, Marik, vivirás junto
con nuestros hijos, recuperarás tu reino y todo estará bien.
Sé que ha llegado el momento, incluso antes de que el
palacio se sacuda con la incontable explosión de cañones que
han estado bombardeando las paredes del palacio desde esta
mañana. La guerra ha comenzado y ahora es el momento para mí
de ser llevada lejos. Soy escoltada a la barricada del
palacio, entre dos soldados que no vivirán para ver esta
batalla. Los arqueros cubren las paredes, escondidos y listos
para recibir otra señal de ataque. Me colocan a unos
centímetros detrás de Lucian, con su espalda vuelta a mí se
enfrenta al horizonte. Como vengadores del apocalipsis, soy
93
capaz de ver las filas interminables de miles de hombres que
componen tu ejército y mi corazón tartamudea por un momento.

***
—Dime algo… —La voz de Lucian carece de emoción mientras
habla—. ¿Amas a nuestro hijo tanto como amas a los de él?
—Más que a la vida misma. —Entonces se da la vuelta y
siento que mis rodillas se doblan cuando veo a Liam de pie en
tus rodillas sujetándose a su oso de juguete.
Como si sintiera el momento exacto en que decidí
moverme, Lucian señala a los guardias a mi lado para que
restrinjan mis acciones y meneo la cabeza lentamente mientras
una sensación de pavor enferma hace que la bilis se arrastre
hasta mi garganta, amarga y corrosiva.
—Mamá. —Liam me alcanza, con los brazos estirados, una
sonrisa gentil en sus labios y miro en sus ojos, ojos
hermosos, ojos inocentes y lloro abiertamente.
Lucian carga a Liam mientras otra explosión hace
estallar el palacio; solo unas pocas más y se derrumbará
debajo de nosotros.
—Él se parece tanto a mí —susurra en voz baja mientras
pasa las manos por los mechones de Liam—. Una réplica
perfecta de su papá. Quería que fuéramos una familia,
podríamos haber sido una familia feliz. —Sus ojos se elevan
hacia los míos, húmedos—. Pude haberte hecho feliz.
—Lucian, por favor no hagas esto —suplico, deseando con
desesperación apartar a mi hijo de él.
—¿Sabes lo que me hace feliz? —continúa—. Saber que me
amabas; saber que nosotros, Liam, tú y yo éramos una familia.
—¡Sí te amo! Tú engendraste a mi hijo Lucian y por eso
siempre te amaré.
—Me has quitado la alegría, Lea.
—¡No lo hice por voluntad propia, lo sabías! ¡Sabías que
no podía amarte! ¡Solo te ofrecí mi amistad!
Me ignora mientras vuelve a mirar al campo abierto y
grito, luchando como loca contra el mordaz agarre de los
soldados mientras coloca a Liam en la misma repisa de las
trincheras.
»¡No! ¡No! ¡Por favor Dios, no! —Liam comienza a llorar 94
cuando el pánico me alcanza, volviéndome débil.
—¡Mamá! ¡Mamá!
—Shhhh... —Lucian se inclina para besar la mejilla de
Liam en un intento de calmarlo.
»Como me has quitado mi felicidad, creo que es apropiado
que yo te quite la tuya, que vivamos en la miseria.
¡Está demente!
Todo sucede tan rápido. En una bruma lenta y
escalofriante escucho tu voz desde lejos gritando órdenes. Y
luego las flechas llueven, el caos se desata como si la Caja
de Pandora se hubiera abierto. No sé cómo has conseguido
llegar a este punto, pero no me importa. Impulsada con una
fuerza que me golpea para alcanzar a mi hijo, utilizo tu
distracción y consigo apartarme de la garra de los soldados y
con velocidad corro hacia la repisa segundos antes de que
Lucian pueda empujarlo. Le doy un tirón a su brazo, tirando
de su cuerpo pequeño y tembloroso hacia mí mientras caemos
hacia atrás, mi cuerpo rompiendo su caída.
—¡Lealin! —Levanto mi cabeza y a través del caos veo la
ardiente cabeza roja de Salyn, rápidamente me señala que
corra hacia él y no necesito ningún otro incentivo mientras
me levanto a mis pies, acunando a Liam en mi pecho, esquivo
un barrido de flechas y cadáveres que cubren el suelo de
piedra y corro hacia él.
—¡Lea! — El bramido de Lucian me hace girar para
encontrar la imagen enfermiza de ti en tus rodillas.
Sangrando y herido por la punta de la espada de Lucian en tu
garganta. Salyn corre hacia ti, pero la advertencia de Lucian
lo detiene.
—¡Ven a mí Lea y lo dejare ir! —Las flechas se han
detenido temporalmente.
—¡No le hagas caso, Lealin! Salyn, sácala de aquí.
¡AHORA!
—¿Estarás contenta de vivir el resto de tu vida sabiendo
que podrías haber salvado al amor de tu vida, tu alma gemela,
si ese fuera el caso, y no lo hiciste? ¿Podrás vivir contigo
misma? ¡Ven a mí y prometo que cesaré esta guerra! Te llevaré
a ti y a Liam y nos iremos lejos de aquí, te lo prometo.
—¡Deja de escucharlo, Lea! ¡Estaré bien! ¡Agarra a tu
hijo y sal de aquí! —La espada se presiona más en la carne de
tu garganta. 95
—Yo me callaría si fuera tú —le advierte Lucian.
—¿Me lo prometes?
—¡Lealin!
—Por mi vida.
—Déjalo ir y seré tuya.
Pregúntame lo que no haría por ti Marik y respondería
nada. No hay nada en este mundo que no haría por ti. Te veo
tan maltratado y herido, el poderoso Rey de una nación
sanadora reducido a tus rodillas ante la misma pesadilla de
tu existencia y no puedo evitar sentir culpa en mí misma.
Todo esto sucede parcialmente por mi causa y deseo que sepas
lo mucho que lo siento. Desde las fatigadas profundidades de
mi alma, realmente lo siento mi amor. Nunca había querido
esto para nosotros, esta lucha, esta guerra... todo esto está
tan mal. Los cuerpos de los hombres llenan el suelo,
empapados en charcos de sangre. Puede que hayan sido nuestros
enemigos, pero nunca hubiera deseado esto sobre ellos, nadie
lo merece, luchar por una causa absurda y defender a un
psicótico usurpador del infierno empeñado en poseer lo que no
le pertenece, todo es tan desgraciadamente triste.
Si tengo que ir con Lucian para ponerle fin a esta
pesadilla, lo haré voluntariamente. Con mi hijo en la cadera,
sostengo tiernamente su cabeza en mi hombro para mantener
alejadas las imágenes aterradoras de los hombres
ensangrentados que se extienden a nuestro alrededor, y
lentamente coloco un pie delante del otro y me dirijo a su
lado. Tus palabras, tus súplicas, tus maldiciones y,
finalmente, tus amenazas caen sordas en mis oídos; no
escucharé, porque si lo hago mi resolución se derrumbará.
A mitad de camino a mi destino lamo mis labios, mi
corazón doliendo por la tensión. —Suéltalo y yo iré contigo.
—¿No confías en mí?
—No, en absoluto. Por favor, déjalo ir.
—¿Siempre la mártir?
—Más vale una mártir que un monstruo.
—Muy bien... —Todavía visiblemente en peligro, él
sostiene la espada contra tu cuerpo y te ordena levantarte.
Observo como él te empuja adelante con el insistente agujón
de su espada y con gran renuencia caminas hacia mí. Quiero
correr a tus brazos y no dejarte ir, deseo acunar a Liam
entre nosotros y darle besos llorosos hasta que me susurres
96
que me detenga. Ojalá pudiera sostener a Fintan y a Ciaran y
ver sus caras felices. Las lágrimas llegan y muerdo mi labio
inferior para detener su temblor implacable. Ahora estamos
tan cerca, pero el abismo que nos separa es demasiado amplio.
Me niego a mirarte, a mirar aquellos ojos que pueden leer mi
alma y en su lugar, me enfoco en Lucian.
Demasiado pronto, estoy a su lado y antes de que tenga
un momento para parpadear o incluso respirar adecuadamente
Liam es arrancado de mi mano y una daga ¡es puesta contra su
garganta! Mi mirada de pánico viaja a ti y te veo sosteniendo
un arco y una flecha perfectamente encadenados dirigidos a
Lucian, ¡a Lucian y a mi hijo! ¡Queridos cielos
misericordiosos!
—¡Lea, corre hacia mí! ¡AHORA!
—¡Corre hacia él y pierdes a tu precioso hijo!
—¿Cómo puedes hacer esto? ¡Este es nuestro hijo!
¡¡Nuestra carne y sangre!! ¡Por favor Lucian! Dámelo, por
favor... —¿Qué opción tengo? ¿Cómo hemos llegado a esto? ¡Mi
querido hijo luchando y llorando dentro del brazo de su
propio padre suplicándome que lo salve! ¿Cómo puede el
destino ser tan cruel?
—Dile que deje esta tierra... que tome su ejército y se
vaya, y nuestro hijo permanecerá con perfecta salud.
La elección está tomada para mí incluso antes de que
pueda hablar.
—Marik, por favor te lo ruego, toma a tu ejército y
vete. Elijo quedarme con Lucian, él es mi esposo y mi lugar
está a su lado con nuestro hijo.
—¡No me pidas que haga esto, Lealin!
—¡Mamá!
—¡Marik, por favor! —Te ves tan destrozado y lamento
tanto que hayamos llegado a esto—. ¿Mi hijo o tú, mi amor?
—¡Volveré por ti! ¡Te lo prometo! —Y entonces estás
dando órdenes a Salyn para que cuide tu espalda mientras das
la vuelta a regañadientes.
No veo las dagas volando hasta que es demasiado tarde.
¡Las cuchillas se alzan en el aire y se dirigen hacia Lucian
y Liam! No pienso, sólo reaccionan cuando mi cuerpo se
propulsa hacia delante, golpeando tanto al padre como al hijo
con suficiente fuerza para empujarlos hacia la tierra.
Momentáneamente aturdida parpadeo dos veces antes de que me
97
tambalee a mis rodillas y me precipite hacia donde han
aterrizado.
—¿Liam? —Separo su cuerpo de las manos de Lucian y lo
llevo a mi regazo.
»¿Liam? —Lo sacudo suavemente, mi corazón en mi garganta
mientras siento algo húmedo y pegajoso en mis dedos.
»¿Liam? —Estaba tan quieto, demasiado quieto—. ¿Liam?
Despierta, mi amor... abre los ojos para mamá... —Color, no
tiene color en sus mejillas. Hay un grito desgarrador del
alma y mientras me balanceo lentamente con mi hijo inocente
en mi regazo, sé que salió de mí, profunda y dolorosamente
los sollozos horribles envuelven mi cuerpo mientras lloro de
forma descarada.
—L… Liam... ¡por… por favor! Abre tus ojos para mí,
amor—. ¡Esto no puede ser! ¡No se suponía que fuera así! El
mundo continúa pero ignoro todo. Oigo los gritos y todavía me
balanceo con mi hijo en mis brazos. No sé cuánto tiempo me
quedo en esta posición, pero demasiado pronto siento una mano
en mi hombro. Me vuelvo para encontrar esos horribles ojos
azules. ¡Todo esto es su culpa, mi hijo está muerto por él!
La furia, la ira no adulterada nubla mi juicio y lo disfruto,
permito que alcance cada pedacito de mí y mientras coloco el
cuerpo de Liam en la tierra salto sobre él como una mujer
poseída.
Golpeo, y rasguño, y abofeteo, y pego una y otra vez y
otra vez, totalmente sin sentido. No sé que estoy haciendo,
pero sé que la oscuridad me ha ganado. Me envuelve
completamente y caigo de forma profunda en su abrazo,
perdiendo lo poco de cordura que tengo. No recuerdo haber
agarrado la espada, pero cielos, soy despiadada con ella. La
sangre salpica, recubriendo mis manos y mi cara y todavía
continúo cortando hasta que finalmente me arrastro de la
sangre y las tripas que alguna vez fue un ser humano que
respiraba.
Miro fijamente el desorden ensangrentado, en lo que fue
Lucian Valencette y no siento nada.
—¡Lean!— Y entonces estás allí, sosteniendo mi rostro
con sangre seca en tus manos, llamándome para que vuelva a
ti—. ¡Lealin!
—Liam... —Es todo lo que puedo susurrar con tristeza
antes de caer en tus brazos con un sollozo, sujetándome a ti 98
más fuerte que nunca, tu, mi línea de vida y tú, me
mantienes, me guías de vuelta de las profundidades del océano
oscuro de mi locura. Lloro y chillo hasta que mis lágrimas se
convierten en la lluvia que cae sobre nosotros y lo lava
todo.
25 Traducido por Emotica G. W
99

Corregido por MadHatter

Me siento a su lado, se ve tan pequeño, tan indefenso, y


tan débil, pero vivo, vive gracias a Kivar. Gracias a los
altos cielos, Kivar y sus pociones, mi hijo está vivo. Ni
siquiera había contemplado la idea de buscar la ayuda de
Kivar, pero tú lo hiciste, mi amor, y no puedo decirte lo
agradecida que me siento de que lo hicieras. La guerra se ha
ganado y las víctimas son muchas, pero mi hijo no es una de
ellas. Está vivo, aunque débil y sanando, está aquí conmigo.
Krea, la perra asesina y desleal, fue asesinada
rápidamente, junto con los hombres restantes de Lucian. El
pueblo noriano, aquellos que se habían escondido, volvieron
en manada al enterarse de la victoria de su joven Rey, e
incluso ahora los hombres y mujeres están ocupados en el
palacio, queriendo y necesitando devolverlo a la gloriosa
joya que alguna vez fue. Estos últimos tres días han sido
pasados en una agonía ansiosa esperando tu regreso con
nuestros niños de la aldea y observando vigilante la
progresión de Liam.
―Sepárate de ese niño y come algo, de lo contrario el
Rey vendrá y me decapitará por no cuidarte ―rechina Kivar,
colocando una bandeja llena de comida sobre la mesa junto a
la cama. No puedo evitar la sonrisa en mis labios mientras me
paro para abrazarlo. Se pone rígido y temo que me alejará de
un empujón, pero me sorprende al envolver sus brazos
alrededor de mi cintura, aceptando el afecto.
―Eres el mejor amigo, Kivar y te agradezco mucho por
todo lo que has hecho por mí ―digo sinceramente, y me levanto
en la punta de los dedos de mis pies para besar su mejilla.
―Guarda tus besos para nuestro Rey, mujer ―gruñe, pero
veo el brillo leve en sus ojos y me río.
―De hecho, mascota, ven y ofrécete a tu rey conquistador
con besos.
―¡Mamá! ―Un torbellino de cabellos negro y rubio golpea
mis piernas y comienzan a balbucear rápidamente a la vez.
¡Caigo de rodillas y sofoco a ambos con besos atrasados
y abrazos apretados! ―Mamá estás ahogándonos. ―Ambos corean y
me reí, apretándolos más fuerte. 100
―Vengan, niños, y regálenme cuentos aventureros de
guerreros y espadas. ―Ambos se despidieron con la promesa de
regresar mientras Kivar los llevaba; cada uno luchando por
hacer que oyera su cuento.
Ni un segundo después, me encuentro en tus brazos, mis
labios sujetándose con hambre a los tuyos, no de pasión, sino
por la simple necesidad de hacer que nuestros labios encajen.
Disfrutando tu esencia, prodigando en la textura, simplemente
siendo una vez más Marik y Lealin.

***

Seis meses después…


El resplandor dorado del sol poniente atraviesa la
palidez de tu piel, dándole una belleza dorada. Una sonrisa,
pura y alegre se expande en mis labios y me inclino para
plantar un beso húmedo entre tus omóplatos, justo debajo de
tu nuca. El movimiento de músculos es toda la advertencia que
recibo antes de que esté en tus brazos, prodigada con besos
de boca abierta, acariciada por manos magistrales, adorada
con un cuidado increíble.
―¿Cómo se siente ser una Devlar, amor mío? ―En tus
brazos, sujeta firmemente contra la extensión de tu pecho, tu
lengua me lame perversamente, prestándole el máximo cuidado a
ese lugar justo detrás de la concha de mi oído que hace
curvar los dedos de mis pies.
―Extravagantemente decadente ―susurro suavemente
mientras sucumbo al ministerio de tu lengua acaramelada; tus
dedos hábiles rozan la superficie de mi piel, bajando hasta
la humedad entre mis piernas.
»Continúa con esto y tal vez no salgamos de la cama.
―¿Y quién dice que quiero levantarme de esta cama? Tengo
la intención de mantenerte en esta habitación y en esta cama
para el resto de nuestras vidas. ―Puedo sentir tu sonrisa
perversa contra mi cuello.
―Estoy segura de que a tus consejeros les encantará eso.
―¿Qué me importan los consejeros? ¡Soy Rey! Y un Rey
hace lo que sea que le plazca, maldita sea. Y en este preciso
momento el Rey desea violar completamente a su reina hasta
que esté ciegamente saciado.
Tus besos me dejan sin aliento. Tu lengua se desliza de 101
la manera más pecaminosa contra la mía, hurgando para tomar
todo lo que ofrezco voluntariamente. Haces un sonido en algún
lugar entre un gemido y un gruñido antes de besar mi cuerpo
febril mientras tus manos errantes buscan a ciegas,
dominándome con cada caricia. Y luego el infierno de tu boca
se cierra alrededor de mis pezones tiernos y aspiro
bruscamente, mientras amamantas la punta como guijarro,
moviéndote hacia el otro cuando no puedo soportar más. Mi
sexo acaramelado te llama, al tiempo que tus dedos se
sumergen entre mis piernas y encuentran mi centro caliente y
resbaladizo. Y luego tus dedos son reemplazados con algo
mucho más letal, tu cabello sedoso rozando mis muslos
temblorosos, no hago otra cosa que derretirme en tu lengua.
Sin aliento, retorciéndome, doliendo por la anticipación
horrible de esa explosión formándose, te anhelo, deseo algo
más.
―Marik... ―llamo, necesitando que entiendas. Y tú
respondes, tú sabes.
Tu reclamo es salvaje, crudo; eres hermoso, tu cuerpo
masculino duro me cubre perfectamente cuando te empujas en mi
entrada resbaladiza, la punta roma de tu polla hinchada se
burla tan bellamente. Estoy tan húmeda, apretada mientras
continúas, mis paredes tragando con hambre cada centímetro
hasta que estás enterrando tan en lo profundo, hasta tus
pelotas.
Agarras mis caderas con el esfuerzo de no impulsarte
hacia adelante, pero mientras pasas tus dedos a través de mi
cabello, anclándote con un apretón antes de empezar tu ritmo,
un ritmo que solo acelera y te animo a impulsarte más
profundo, más rápido, necesito que me hagas gritar. Mis
pechos rebotando se encuentran en tu boca mientras envuelvo
mis piernas más fuertemente alrededor de tu cintura, montando
cada empuje tuyo hasta que se vuelven erráticos y sé que la
liberación no está demasiado lejos. Resisto, y con tu nombre
en mis labios caigo, mi liberación apretando mis paredes a tu
alrededor mientras baño tu polla con un fuego volcánico. Tu
cuerpo tenso por tu liberación, te ordeño ansiosamente
mientras entierras tu esencia en lo profundo de mi vientre.
Me violas con un beso, tu aliento duro saliendo en onda
contra mi boca magullada por el contacto.
―Eres mía, ahora y siempre. Eres el aliento que me
sostiene y la sangre que recorre mi cuerpo. ―Tus dedos se
entrelazan con los míos y me maravillo silenciosamente de lo
bien que encajan―. Voy a mantenerte para toda la eternidad.
―Te amo más de lo que las palabras pueden decir y 102
estaremos juntos por siempre, Marik. ―Nuestro beso es dulce y
encantador, y sé que este es mi refugio.
26 Traducido por MadHatter
103

Corregido por Yani

—¡Padre!
—¡Mamá!
Las voces de cada niño resonaron simultáneamente en
nuestros oídos e intento no reírme mientras tu rostro se
ilumina de forma instantánea y, como un niño, corres con
alegría sin restricciones para encontrarlos a mitad de camino
mientras chocan sus pequeños cuerpos con tus brazos
acogedores.
Kivar llega solo unos momentos después con un risueño
Liam en sus brazos y me estiro hacia él; con la doncella no
muy lejos.
Me siento en la manta y coloco a Liam a mi lado. Kivar
después de un breve momento de hablar contigo se me acerca y
también toma asiento. Por todos lados miro silenciosamente
mientras los niños del palacio juegan felizmente con sus
madres y padres y una vez más me siento agradecida por este
día y todos los otros días maravillosos que he tenido con mi
familia después de todo lo que ha ocurrido. La vida ha vuelto
a la normalidad; los afectados por la guerra tratan de seguir
adelante con sus vidas. Hoy es un día festivo y todos los
ocupantes del palacio son bienvenidos a unirse a nosotros y a
nuestra familia en los jardines reales recién renovados, en
donde los juegos y la comida son abundantes para que todos
participen.
—¿Y cómo está mi pequeño príncipe? Tu mamá te ha tomado
para sí misma. —Te encuentras de rodillas, con una sonrisa
feliz en tu rostro mientras llevas a Liam con impaciencia a
tus brazos y le besas la mejilla y solo puedo sonreír
mientras él se ríe con abandono infantil y te sujeta la cara.
Esto calienta mi corazón más de lo que jamás sabrás. Te has
ganado a Liam con una facilidad que me ha sorprendido y
alegrado. Acepto un beso suave en la mejilla de tu parte y
miro cómo llevas a Liam donde Fintan y Ciaran esperan tu
regreso. Sé que finalmente he encontrado a la familia que
siempre he deseado. Y en Kivar, Somia y Salyn he encontrado
amistades eternas. Y en ti mi amor, mi rey, he encontrado una
fuente infinita de amor de la cual seguiré bebiendo hasta
nuestra próxima vida.
104
105

SOBRE LA AUTORA
Francette vive en
Massachusetts con su
esposo increíblemente
solidario de diez años y
su querido hijo de dos.
Leer libros increíbles la
ha llevado a escribir y ha
incursionado en fan-
ficción antes de publicar
sus propias obras.
Constantemente piensa
nuevas historias para
escribir y hace su mejor
trabajo cuando la música
suena de fondo. El romance es donde se siente más
cómoda, pero espera algún día aventurarse en novelas
de misterio.
Tiene debilidad por el helado de café, las frutas
tropicales y una buena copa de vino.

También podría gustarte