Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Francette Phal - The Concubine
Francette Phal - The Concubine
Esta traducción fue hecha de fans para fans, sin ningún tipo de ganancia. Para
promover la buena lectura y darle la posibilidad de leer el libro a aquellas
personas que no leen en inglés. Puedes apoyar a la autora comprando sus
libros y siguiéndola en sus redes sociales.
Lo único que pedimos a cambio, es que nos cuides, no difundas nuestro trabajo
en grupos de Facebook que puedan denunciarnos, no subas la historia en
Wattpad ni subas capturas del mismo en las demás redes sociales que puedas
usar, los autores y editoriales se encuentran en todos lados, a la espera de
acechar a los grupos de traducción para que dejemos de hacer este trabajo.
TRADUCTORAS
Lizzy RRZOE
Emotica G. W Wordsofthisgirl
Micafp_2530 MadHatter
4
CORRECTORAS
Yani Rowina
Daisy.meza RRZOE
Nigess MadHatte
LECTURA FINAL
MadHatter
DISEÑO
Atómic_Mellark
5
ÍNDICE
SINOPSIS CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 1 CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 2 CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 3 CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 4 CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 5 CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 6 CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 7 CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 8 CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 9 CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 10 CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 11 CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 12 CAPÍTULO 26
***
El vino es dulce y agradablemente amargo contra mi
lengua. Me tomo mi cáliz y disfruto del rico sabor. Tus ojos
están en mí, entrecerrados con la intención de absorber cada
movimiento. Debería enojarme, pero no lo hago. He encontrado
consuelo en esa mirada de evaluación y he llegado a aprender
que solo aquí, ante el fuego de la iluminada intimidad de
esta habitación, sumergido en estos momentos que compartimos,
te encuentras en tu mayor comodidad, completamente
despreocupado y verdaderamente feliz. Dentro de las cuatro
paredes de esta sala, solo eres Marik y yo solo soy Lealin.
Sin títulos, sin esposas, sin concubinas y sin concejales.
Simplemente tú y yo.
Suspiro mientras siento que la brisa de la tarde se
extiende desde la terraza abierta, cálida y perfumada
ligeramente con especias que casi puedo probar. Coloco la
copa a mi lado y tomo el tazón de frutas de miel.
—Comparte una conmigo. —Te lames los labios, la
invitación convincente. Con una facilidad practicada me
inclino hacia delante, mi cuerpo palpitando por la
anticipación. Sobre mis manos y rodillas le doy un piquito a
tus labios, jugando a ser la pequeña concubina tímida que
ambos sabemos que no soy. Tu mirada, encendida con alegría,
me mira fijamente, esperando mi siguiente movimiento.
Mi risa es corta y lentamente se convierte en una
sonrisa. Permitiendo que la baya madura se asome entre mis
labios, caliente y húmeda por mi boca, me inclino y presiono
la baya contra tus labios sonrientes. Nuestros ojos bailan
con regocijo infantil que rápidamente arde en llamas y tu
gruñido suave es toda la advertencia que recibo antes de que
tus labios devoren los míos. La fruta dulce explota y se
mezcla con los sabores embriagadores del vino y nuestra
lujuria. ¡Cielos! Cómo me dominas. Tu gruñido y mis gemidos
resuenan armoniosamente y vibran entre nosotros.
—Ma... Marik —jadeo, sujetando los pliegues de tu bata
mientras te alejas.
—Descarada —me reprendes afectuosamente, y lames mis
12
labios temblorosos—. Tenemos toda la noche. Quiero disfrutar
de ti. —Como si no lo hicieras todas las noches, hombre
insaciable—. Ven. —Tu mano, tan increíblemente blanca y más
grande que mi propia mano color tierra, es perfecta con su
elegante manicura mientras me ayudas a levantarme—. Necesito
un baño.
La habitación que se encuentra en tu cuarto de dormir es
un balneario para todos tus placeres reales. Todavía estoy
sorprendida de la ingeniosa tubería interior. El dosel de
tuberías cristalinas que permiten que el agua caliente fluya
continuamente dentro de la bañera de mármol es una corriente
que resuena en el aposento de santificación. Aquí el aire es
cálido, húmedo, el seductor aroma a sándalo y menta siempre
es bienvenido. Suspiro, amando la suave humedad que se
asienta a lo largo de mi piel desnuda proveniente de la
cascada. El suelo de baldosas está mojado y caliente bajo
nuestros pies.
—Esta es mi habitación favorita en el palacio —digo en
voz baja, caminando detrás de ti para ayudarte a quitarte el
largo manto color verde bosque que lleva el emblema real.
—Sí, la mía también. —Te vuelves hacia mí, tu cabello
brilla como un halo por los candelabros que adornan las
paredes, rubio y hermoso. Tus brazos rodean mi cintura y me
acercas más, al ras contra tu cuerpo, nuestros contornos
encajan. Donde yo soy suave y flexible, tú eres duro y
fuerte. Tu respiración roza mis labios mientras tu cabello me
hace cosquillas en las mejillas.
»Esta habitación contiene recuerdos inolvidables. —El
calor se eleva en mi piel, una combinación de tu poderosa
presencia y el cúmulo de calor en la habitación. Siento que
me desmayo ligeramente. Compartiendo tus memorias, puedo
recordar claramente todo lo que ha ocurrido aquí. En esta
misma recámara, en tu baño, es donde me trajiste en primer
lugar, me hiciste tuya en todo el sentido de la palabra. Es
en esta habitación donde comprendo las profundidades de mi
amor por ti.
De repente me surge un pensamiento feo y celoso. Me
pregunto si has compartido esta recámara con alguna otra. ¿Mi
amor le has dicho cosas dulces al resto? ¿Has explorado cada
grieta de sus cuerpos con tu malvada boca incluso mientras
lloraban por más?
Mi ardor se evapora de repente. Mi corazón, como late
por ti, se rebela contra mi mente traicionera. Pero, ¿qué más
quieres que piense? Tal vez sea tu favorita, pero nunca seré 13
la única. Tonta, casi cometí el error de olvidarlo.
Tengo que eludir tu abrazo.
»Lealin. —Tomas mi rostro lloroso entre tus manos y
cariñosamente besas mis lágrimas.
»Créeme cuando digo que solo son nuestros recuerdos los
que hacen eco en esta habitación. Tus dulces gemidos son todo
lo que escucho y los de nadie más. ¿Lo entiendes? —¿Cómo no
entenderlo? Mi corazón se llena, más pesado; se hincha hasta
que dejo que el doloroso sollozo se desvanezca en mi
garganta.
»Lealin... dulce, Lealin, por favor, créeme. Nadie ha
visto ni entrado en los pasillos de esta recámara, además de
los criados. Ninguna otra persona, solo tú, yo, solo tú... —
Presionas tu frente contra la mía y me he quedado sin
palabras por la emoción. Me encuentro de pie sobre mis pies
desnudos y satisfaciendo mi amor en el cielo que es tu boca.
Pronto, eres una vez más el alfa de mi alma servil, tus
manos agarran mis nalgas y me aplastan contra tu vara que
crece rápidamente, tu lengua hirviendo sobre la mía en
sumisión. Me levantas sin esfuerzo, y mis piernas
instintivamente se envuelven alrededor de su entallada
cintura, sin nunca romper el beso. No puedo imaginar cómo has
conseguido llevarnos de vuelta a tu cama, pero mi mente se
encuentra empañada por la necesidad, así que no me importa en
lo más mínimo.
Tus manos se encuentran en todas partes y sin embargo en
ninguna; cada poro en mi cuerpo grita por tu toque... solo un
toque Marik. Mis ropas, la poca que tenía, se han ido,
arrancadas y dejadas en el olvido. Me estás mordiendo, unas
mordeduras eróticas agonizantes que me instan a arquear la
espalda en busca de otro pellizco, otro movimiento de tu
bendita lengua lamiendo cada marca de mordida y exhalo en
éxtasis. Ahora me tienes bajo tu misericordia absoluta, entre
mis muslos temblorosos, tu boca está en mi centro. Cielo
misericordioso, tus labios... tu lengua... Me derrito por ti.
—Nhgh... Marik. —Mis dedos se encuentran en tu cabello,
tirando y tirando, murmurando palabras incoherentes, rogando
por todo. Se está formando una explosión, empezando por las
puntas de los dedos de mis pies, viajando con ridícula
velocidad entre mis piernas. Mis caderas corcovean, mis dedos
de los pies se enroscan y con tu nombre en mis labios como
una oración erótica, me muero. Mi cuerpo se sacude por la
intensidad, mi respiración jadeante y rápida, y luego estás
ahí, sosteniéndome cerca, compartiendo mi liberación mientras
tu boca cubre la mía y puedo saborearme, dulce, salada y
14
rica, fusionada con tu gusto como ambrosía.
—Eres hermosa, justo así... —murmuras contra mi cabeza.
Puedo sentir tu virilidad, temblando contra mí tensamente,
llamándome a devolverle el favor. Me levanto, pero tu brazo
sujetando mi cadera me hace mirarte.
»Duerme... tenemos toda la noche.
—Sí, y quiero disfrutar de cada segundo de ella —
diciendo eso, estoy sobre ti, mis piernas sobre tus caderas.
He aprendido muchas cosas en el comienzo de nuestra aventura,
algo por parte de los Erostas y el resto de ti. Sé dónde
lamer para hacerte retorcer, sé cómo acariciarte para hacerte
estremecer, y sé dónde pellizcarte y mamarte para hacerte
gemir mi nombre. Conozco tu cuerpo como el mío.
Adoro cada centímetro de ti, así como me has adorado a
mí y cuando gruñes para voltearme y depositarme debajo de ti
y entrar en mi cuerpo, te trago hasta la raíz en mi boca,
disfrutando de la punta gruesa y contundente rozando la parte
de atrás de mi garganta. Tu mano está en la parte posterior
de mi cuello, forzándola hacia abajo con necesidad salvaje,
tus dedos se enredan en mi cabello, persuadiéndome. Pero no
dejaré que te liberes, no todavía, el placer será para los
dos. Levanto la cabeza y, al hacerlo, suelto tu falo con un
fuerte “pop” empapado y reluciente de saliva, me arrastro
hacia ti. Mis piernas una vez más a horcajadas sobre ti, y
con dolorosa lentitud, desciendo. Tus manos se hallan en mis
caderas, guiándome, obligándome a bajar hasta que cada
centímetro de ti se encuentra ajustado y grueso en mi
interior.
—¡Lealin! —¡Sí! Solo mi nombre en esos labios, solo yo
puedo hacerte llorar por la necesidad, solo yo puedo
complacerte hasta el punto de romperte. El movimiento forzado
es lentamente erótico, provocando placer en ambos. Mi cuerpo
comienza a temblar. Mis muslos vibran contra tu caja
torácica, se siente tan bien. Con fuerza y velocidad animal,
me encuentro sobre mi espalda y tu mirada furiosa sobre mí.
—Aquí es donde perteneces. —Y con una sonrisa satisfecha
ante mi expresión sobresaltada rápidamente me penetras, y me
olvido de mi nombre con ese solo golpe. Lo haces de nuevo, y
otra vez, y otra vez. Mis dedos como garras en tu espalda,
estoy segura de que dejarán marcas. Sorprendentemente eso no
me afecta en absoluto. Si esta es mi forma de reclamarte en
silencio, entonces me encantaría hacerlo cada noche. Pronto
ya no puedo saber quién está gritando. Tú me llenas. Me
inundas, es algo caliente y húmedo, tomo tu esencia y me
renueva.
15
3 Traducido por RRZOE
16
***
Esta noche me has convocado a tu lado. He sido bañada,
afeitada y perfumada con eucalipto y menta. Las ropas que me
ponen son de oro puro y rojo, envueltas alrededor del cuerpo
para que pueda caminar con facilidad. Mis mejillas se han
pellizcado para agregarles color, mis labios, pintados de un
rojo profundo. Las cadenas atadas a mi cuello tintinean
cuando Salyn las coloca lejos de mis almohadas.
En silencio, tomo mi asiento sobre las almohadas a tu
lado. No me reconoces, tu atención se encuentra dirigida a la
hermosa mujer de cabello castaño a tu lado, que presume ser 23
tu segunda esposa. Me traen comida. Mi apetito, junto con
tantas otras cosas, me ha abandonado últimamente. Pero logro
tragarlo y ahogarme con copas de vino dulce.
—Mis señores y señoras. —Te levantas de tu trono, la
sonrisa en tus labios no hace nada para agregar calor a mis
huesos fríos—. Estoy seguro de que ustedes son muy
conscientes de las tres reglas simples que todos deben
respetar mientras se encuentren dentro de mi palacio.
Nunca robes.
Nunca mientas.
Nunca invadas su propiedad.
La sala del trono estalló en murmullos de “sí”.
»Sin embargo, parece que alguien ha sido lo
suficientemente tonto como para romper una de esas reglas. La
más importante, podría añadir. Lord Valancette, por favor. —
Mi mirada rápidamente encuentra a Salyn, esperando que no
hubiera traicionado mi confianza. Meneó la cabeza ligeramente
y suspiré con alivio. Tú no puedes saberlo. Y sin embargo,
segundos después de que Lucian se dirige al estrado, cayendo
de rodillas como señal de respeto, tus ojos me atraviesan y
sé en ese momento que tienes pleno conocimiento de mi
indiscreción. Lo sabes todo y tu ira es escalofriante. Tu
sonrisa fría me provoca la necesidad de vomitar. Los ojos de
todo el mundo están se encuentran mí, sobre ti, al tiempo que
me levantas.
»Esta es, Lealin. Aquellos de ustedes que residen dentro
de las paredes del palacio saben que ella es una concubina,
no solo una concubina, sino mi Favorita. Esta cadena
alrededor de su cuello la denota como de mi propiedad y
alguien ha tomado la imprudente decisión de tocarla. —Sus
dedos recorren mi cara, a través de mi cabello, acariciando
mis labios.
»Es hermosa, ¿no lo crees? —El silencio en la habitación
es ensordecedor mientras te diriges a Lucian, que sabiamente
mantiene su posición en el suelo, con la cabeza inclinada.
»Mírala, Lucian —dices con una calma mortal—. Es casi
pecaminoso lo tentadora que se ve, ¿no es así? —Tus palabras
me hieren. Me encuentro delante de ti. De espaldas a tu
pecho, tu brazo izquierdo me rodea la cintura mientras juega
descuidadamente con los lazos de mi túnica.
—Sí, su Majestad.
—¿La has follado en mi ausencia, lord Valancette? ¿Has
sentido sus largas piernas envueltas alrededor de tu cintura?
24
¿Te ha pedido que vayas más profundo? ¿Te ha suplicado que
fueras más fuerte? ¿Has probado las delicias de su boca? Ella
tiene una boca tan hermosa. Estos labios y los que se
encuentran entre sus muslos pueden hacer que un hombre se
distraiga. —Sus dedos se deslizan sobre mis labios
temblorosos, separando la carne húmeda.
»¿Estos labios se ha envuelto alrededor de tu vara y te
han succionado hasta tu liberación? ¿Has besado estos
suculentos labios? ¿Tienes...? —El dolor de mis lágrimas me
pincha los ojos. Puedo sentirlas bien, solo queriéndose
derramar.
—Marik… —La voz es dura, y a la vez suplicante. Puedo
sentir que te vuelves para mirarla.
—Ah, mi nueva esposa está disgustada. Había olvidado que
estábamos en presencia de unos oídos delicados, mis
disculpas, querida esposa. —Nada en ti transmitió el menor
remordimiento en ese momento.
»Lord Valancette, tu presencia aquí solo es tolerada
porque mis consejeros me piden la paz. No me agradan y mucho
menos me gustan los ideales que representas. Vuelve a violar
mis reglas y no seré tan tolerante. ¿Nos entendemos?
—Perfectamente, Majestad.
—Excelente, por favor continúen con su cena. —Levanta su
copa en un brindis.
Y luego me alejas de ti de un empujón.
»Llévala a mis habitaciones —dices sin pensarlo dos
veces.
5 Traducido por Némesis Moon
25
***
Sé que me encuentro en tu cama, porque tu olor es la
primera cosa que impregna mi mente adormilada y sonrío, el
aroma es una ligera bienvenida a mi mareada cabeza. Hago el
intento de levantarme, pero caigo débilmente, con la cabeza
acunada por un puñado de almohadas.
—Mujer imprudente.
—Hola a ti también, Kivar. —Soy el objetivo de su feroz
ceño fruncido por solo unos momentos antes de que se acerque
para colocar una mano fresca contra mi frente.
—¿Qué pasó? —¿Y dónde está Marik? Termino en silencio.
34
Me quita la mano y rueda sus ojos como piscinas de obsidiana
hacia mí.
—Al igual que tú, lo olvidé. —Se alejó para volver
rápidamente con una copa de algo oscuro y amenazador—.
Bébetelo. —Me entrega la copa, el hedor que emite me revuelve
el estómago.
—¿Qué es?
—Impedirá que te avergüences más. Desmayándote a los
pies del Rey como una simple plebeya. Te había creído con más
sentido que eso.
Bebí el enfermizo brebaje escuchando a media su
diatriba. Una que había oído antes muchas veces, con solo las
más pequeñas variaciones.
—¿Desde cuándo preparas pociones, Kivar? —La curiosidad
me insta a preguntar. Kivar era el consejero real, de todos
los cinco años que lo conocía, el hombre no había puesto ni
una sola vez su sabiduría en nada más, excepto las materias
del reino.
—¿Desde cuándo has sido propensa a desmayarte?
—No rompí mi ayuno esta mañana —mentí. Tuve un desayuno
de pan amargo y mermelada de naranja, y una taza de té de
miel. Sus ojos se entrecierran en mi rostro enrojecido, pero
no me presiona con el tema. Un pequeño favor.
—La próxima vez hazlo. El Rey tiene mejores cosas para
ocupar sus pensamientos, que preocuparse por los hábitos
alimenticios de su puta.
—Oh, cómo disfruto de esa lengua afilada, Kivar.
—Si te sientes bien, el Rey ha ordenado tu presencia en
la cena. —¿Cena? ¿He dormido todo el día?
—Por favor dale mis disculpas. No me voy a reunir con él
esta noche.
Su mirada me traspasa. —Te aconsejo que no juegues estos
juegos. Sea lo que sea que estés haciendo o planeando hacer,
te sugiero que pongas un alto inmediato a ello.
—¿Y qué es lo que crees que estoy haciendo, Kivar? —
Cuando no responde, continúo—: Te sugiero que des tus
consejos solo a los oídos de Marik, él tiene más necesidad
que yo.
—¿Te atreves a dirigirte al Rey de manera tan informal?
—¿Cómo sugieres que le llame entonces cuando él busca su
placer de mí? Sería muy difícil tener que jadear y gemir “su
35
Majestad” por todas partes. No es nada romántico. —Nunca he
sido tan impertinente. Kivar con todas sus faltas, no merecía
mi despiadado rencor.
»Lo siento —digo después de un momento, frustrada,
quitándome de encima la pelea.
—Nuestro Soberano es impetuoso y temerario, en muchos
sentidos sigue siendo un niño. No permitas que sus errores
ignorantes te amarguen. Eres mucho más fuerte que eso.
Incluso si él no te ama como tú lo amas a él, estoy seguro de
que el niño que crece dentro de ti lo hará. —Con esas
palabras de despedida gira sobre sus talones y se dirige a la
puerta, dejándome completamente aturdida.
9 Traducido por Lizzy
36
***
Quería decírtelo, darte razones para que te quedaras.
Pero te fuiste con los bostezos del amanecer. No hay susurros
de adiós, ni besos que guardar. Simplemente esta soledad
enorme a raíz de tu partida. El palacio lo sentía, tus
esposas lo sentían, incluso tu gente lo sentía y sin embargo
ninguno de ellos lo sentía como yo.
Horas interminables se convirtieron en interminables 38
días esperando tu llegada, esperando la noticia de tu
victoria. Pero no llegó nada, mientras que las noches seguían
pasando más y los días se volvían más cortos. La
desesperación aparecía como una plaga a través de mi ser, y
cada día que pasaba, la cuchilla brillante de la daga
enjoyada parecía tentadora.
—No seré responsable de tu estupidez. —Kivar, el dulce e
insufrible Kivar, su tono duro me saca de mi autoimpuesta
miseria.
—¿Han llegado noticas? —Bajo mi pincel de pintura para
mirarlo con esperanza y cuando menea su cabeza, la herida en
mi pecho sangra un poco más.
—¿Cómo te sientes?
—Podría estar mejor. —Apoyo mi mano a lo largo de la
ligera hinchazón de mi abdomen.
Qué alboroto había causado cuando la corte finalmente
había llegado a la conclusión. Qué furiosa había estado Krea
cuando había visto mi delicada condición y cuán
protectoramente Somia había venido en mi ayuda, cuando ella
exigió que lo abortara.
Kivar ha sido una forma constante de comodidad. Es raro
que parezca aún más protector en tu ausencia. Él, junto con
Somia, se han reunido a mi lado ante el resentimiento de casi
todo el mundo en el palacio.
—¿Cómo está el niño? —Camina detrás de mí, sus ojos
fijos en el retrato que he dibujado, uno en los centenares de
tu persona.
—Creciendo.
—Sí, bueno entra, el aire se ha enfriado. —Acepto su
ayuda cuando me guía para volver al palacio.
En la cena, comí con tu segunda esposa que me incitó a
llamarla Somia. En nuestra mutua angustia de extrañarte,
hemos formado una amistad tentativa. Hablamos, pero nunca de
ti. Hablamos de su hogar en Sry, de mi arte, de todo y nada,
pero nunca de ti. Me trató con el respeto que no muchas
concubinas han recibido de ella, tal vez porque yo era tu
favorita. En su compañía yo era una igual, nos reíamos y
bromeábamos como si fuéramos amigas de mucho tiempo, como si
la conociera de toda la vida. Su malicia era inexistente
cuando yo hablaba de mi hijo. Ella solo sonreía y me miraba
con algo parecido a la envidia, pero nunca malicia.
39
10 Traducido por MadHatter
40
***
Unos dedos se ciernen sobre mi cabello, susurrando
gradualmente y acariciándome la mejilla. Me despierto de la
oscuridad del sueño, con los ojos borrosos para encontrar que
no has vuelto milagrosamente a mí. Él me mira con esos ojos
azules acuosos, su toque en mi piel, uno familiar. Mi piel
arde en protesta, revuelta ante el pensamiento de que este
hombre se atreviera a tocarme. En mi intento de retirarme, se
extiende para mantenerme en mi lugar, su agarre en mi brazo
es casi doloroso.
—No me mires así —me reta, un dedo esquelético pasa por
mi frente—. Nada más que la felicidad podría estropear este
rostro. —Me sujeta la barbilla y lo miro con disgusto,
negándome a mostrar un mínimo de respeto—. Y seré yo quien te
haga feliz. Con el tiempo llegarás a aceptar la realidad.
—¿Qué realidad?
Falla en responder pero en lugar de eso se pone de pie
para tomar la copa por la cabecera. —Ten —me invita,
colocándose una vez más a mi lado—. Debes tener sed. Bebe —
dice, sosteniendo la copa para mí. Ante mi negativa, se
inclina hacia adelante con una sonrisa—. Vamos, pequeña,
debes estar sedienta. —Sí, mi garganta duele terriblemente,
suplicando que sucumba.
Con las muñecas atadas, soy incapaz de quitarle la copa,
así que acepto mientras la sostiene para que beba. La
frescura del agua es un bálsamo para la aridez de mi boca y
por un pequeño y fugaz momento, lo agradezco. Pero la cordura
regresa rápidamente y con ella mi ira y cada vez más la
preocupación por el niño en mi vientre. Mis ojos vagan hacia
mi abdomen y me siento consolada por el pequeño bulto que
sobresale entre las sábanas. Siento dolor por la necesidad de
sentirlo. Mis dedos pican por acomodarse en la protuberancia
que se ha vuelto tan familiar estos últimos cuatro meses.
Pero, por desgracia, mis brazos están atados por cadenas de
42
hierro a los postes oscuros de la cama.
—¿Qué ha hecho, lord Valancette? —Finalmente, me animo a
preguntar.
—Lo que debería haberse hecho hace años atrás...
solamente corregí un error.
—¿Qué error? ¿En dónde están los otros? El Palacio…
—No te preocupes por ellos. No se lo merecen.
—¡Ellos eran mi familia! ¿Qué le has hecho a Marik? —Las
lágrimas caen y mi cabeza gira.
—Ahora yo soy tu familia.
Debe haber puesto algo en el agua. Mi visión se nubla,
el mareo me vence de una vez y muy pronto me encuentro en la
oscuridad.
***
Cuando despierto, me encuentro sola. La hora se me pasa
desapercibida ya que la única fuente de luces viene de los
candelabros en las paredes. Levanto la cabeza en un intento
de evaluar la habitación en la que me encuentro, pero al
hacerlo exacerbo el golpeteo en mis sienes. Todavía estoy
atada, encadenada a la cama. Hay innumerables preguntas en mi
mente, la principal pregunta es qué te ha sucedido no
solamente a ti, mi rey, sino a aquellos que han estado
encargados de nuestra protección. ¿Qué le pasó a Kivar? ¿A
Somia? ¿A Salyn?
—Incluso en tiempos de guerra, todavía eres buscada por
tus enemigos. —¿Esa era la voz de Krea? Salió de entre las
sombras y se me acercó.
Su rostro, cuando no estaba contorsionado con un ceño
fruncido, parecía casi bonito para mirarlo, pero en ese
momento me miraba con ojos fríos y maliciosos.
»Sabes —susurra, como si me permitiera entrar en un gran
secreto—. Puedo arrancarte esa abominación de tu vientre y
felizmente ver cómo sangras hasta morir. —Blandea su daga, la
hoja capturando la luz solamente para hacer énfasis en su
punto mortal.
—No lo harías...
—¿Qué hay exactamente en ti, que hace que los hombres
actúen como idiotas, mmm? —Se acerca—. ¿Podría ser tu cara? —
La daga acaricia mi mejilla con una precisión ligera,
extrayendo sangre, pero no lo suficientemente profunda como 43
para marearme, pero me duele de todos modos.
»¿O tal vez estos labios? —Sujeta mi mandíbula con su
mano y pasa la daga a través de mis labios—. Podría volverlos
más rojos. —Presiona, la cuchilla mordiendo mi piel y sabía
que habría seguido adelante con la amenaza, si no hubiera
sido por la intromisión de Lord Valancette.
—Sería conveniente que soltaras esa daga y te apartaras
de ella, Krea —dice con una advertencia, acercándose apenas
hasta aparecer en mi visión.
Le toma un momento, en el que creo que ella ignorará la
orden y terminará lo que había querido hacer durante tanto
tiempo. Pero da un paso atrás, llevándose su daga con ella.
Libero el suspiro que no sabía que estaba conteniendo.
—No es digna de tus afectos, mi Rey.
—Cuidado cariño, no hables mal de mi consorte o podría
pasar por alto el favor que me has hecho y matarte.
—Sí, su Majestad.
—Déjanos. —Ella vacila por un minuto pero gira sobre sus
talones y se va resollando.
—¿Cómo te sientes?
—¿Dónde está Marik?
—Muerto. —Mira la bandeja a mi lado de la cama—. No has
comido.
—¡Estás mintiendo! ¡Qué le has hecho! —Su sonrisa
horrible envía un escalofrío por mi espalda.
—¿Cómo puedo mentir cuando su esposa me ayudó a llevar a
cabo el acto? Con un simple golpe de su puñal en su garganta.
—Krea ama a Marik... ella nunca lo mataría, ¡nunca!
—Con los incentivos adecuados, incluso tú puedes llegar
a matar a un ser querido. —Es malvado cuando sonríe. Se
inclina hacia delante para besar mi frente—. Debes comer,
querida, aunque sea para conservar la fuerza del niño que
llevas dentro. —Me deja con mi agonía.
No estás muerto. Eres demasiado terco como para
permitirte ser asesinado de esa manera. Demasiado sabio como
para permitir que tal estupidez te suceda, mi Rey. No estás
muerto. Por favor, mi amor, que no sea así. Hay tanto que
necesito decirte, hay tanto que necesitamos compartir. El
destino no puede ser tan cruel. Para darme este regalo, esta
preciosa vida en mí, solo para llevarte tan prematuramente.
No estás muerto.
44
Solamente lloro porque mi corazón duele, mi alma se
desespera porque no estás aquí, en este momento, a mi lado.
Mi cuerpo está lleno de sollozos porque... porque...
porque... el dolor es demasiado para soportarlo.
Mi tos es fuerte, el dolor se transforma en bilis y sale
de mi boca hacia la cama, veo la sangre mientras sigo
tosiendo, no me importa, ¡no me importa! El ácido me quema la
garganta, me hace cosquillas en la nariz y sabe horrible
contra mi lengua, alguien ha venido, tratando de contenerme,
intentando coaccionarme para que controle mi fuerte tos, pero
no escucho nada, no veo a nadie.
Por favor, Marik, ¡que no sea así! ¿Cómo puedo
sobrevivir sin ti? ¿Cuánto tiempo seguiré antes de que la
angustia me haga suicidarme? ¿Qué es la vida si no te tengo
para compartirla? Nuestro hijo estará perdido, tan perdido
sin ti...
11 Traducido por astrea75
45
***
Su crueldad no conoce límites. Bajo las cascadas de
nuestra sala de baño, él me ha hecho inclinar mientras toma
su placer. La santidad de esta habitación ha sido manchada,
manchada para siempre.
—¿Sabes cuánto tiempo he visto en las sombras mientras
te tomaba? —jadea en mis oídos penetrándome brutalmente, mi
cabello en sus crueles manos—. Me dolió verlo mancharte, tus
gritos quemados en mi mente. —Muerde fuertemente mi cuello y
lame la sangre y el sudor—. Gritaste por más, mi amor. ¡Que
él te tomara más fuerte! —Él es despiadado, enloquecido—.
¡Llora para que yo te ame más fuerte, ruega que te haga
volar! —Grita, jadeando, empujándose y gimiendo. Me duele
todo, lo odio. ¡Dios Marik! ¡Lo odio!
52
»Voy a erradicar sus recuerdos de tu alma. Mataré a su
maldito engendro si tengo que hacerlo.
Lloro cuando termina. Mi cuerpo se desploma en el suelo
húmedo y solo puedo verlo marcharse.
Quiero matarlo por violarme de esa manera. Cortar su
garganta por amenazar a nuestro hijo. ¡Odio ser tan débil,
tan indefensa! Escucha mi súplica Marik y vuelve a salvarme,
sálvanos a todos de esta tiranía.
13 Traducción por micafp_2530
53
***
Mis ojos se abren tan lentamente cuando despierto.
Siento un dolor sordo en mi abdomen y rápidamente mi mano es
atraída hacia mi vientre, la grandeza se ha ido, la
superficie es plana contra la palma de mi mano y trato de
levantarme, el miedo y el temor nadan por mis venas. 54
—Quédate quieta o reabrirás los puntos. —El rostro de
Kivar aparece ante mí.
—Mi niño, Kivar.
—Está perfectamente bien —No se puede imaginar el alivio
total que me invade—. Junto con su hermano.
¿Hermano? ¿Gemelos?
»¿Debes hacerlo todo con un estallido tan único? —Me
sonríe. Kivar está realmente sonriéndome Marik, y qué
sonrisa. Me muerdo el labio inferior, tratando
desesperadamente de contener el grito de alegría borboteando
dentro de mi pecho. ¡Gemelos! ¡Mi amor, dos hijos! ¿Qué
maravilloso es eso? ¡Te he dado dos hijos! Date prisa a
llegar a casa a buscarme, date prisa en volver a casa con tus
hijos.
—Quiero verlos. —Me siento mareada de alegría. Mi
corazón está a punto de estallar. Desaparece por un segundo
para reaparecer con dos bultos blancos, uno en cada brazo. El
primero que pone en mis brazos es tan pequeño que temo que lo
aplastaré. Suavemente acuno su cabeza a mi pecho y trato de
contener las lágrimas.
—Tu primogénito —susurra Kivar, añadiendo al dulce
ambiente del momento.
Nuestro primogénito, lo llamaré Fintan. Fintan, un
nombre apropiado para el primogénito del rey de Noria. Se
parece mucho a ti, con la cabeza de rizos rojizos y delicados
rasgos elfos, su piel es tan translúcida como la tuya, con
pequeños dedos en manos y pies, un querubín tan dulce y
bello. Nuestro Fintan será como tú, me imagino. No puedo
evitar besarlo suavemente en la frente, él me llena de tanto
gozo, tanto de ti.
—Mi cabecita rubia. —De mala gana se lo paso a Kivar
mientras él asienta a nuestro segundo hijo en mis brazos.
Él es hermoso Marik, tanto que mi corazón late
emocionado. Me trae lágrimas a mis ojos y les permito caer,
él se parece a mí. Donde Fintan es rubio y blanco, nuestro
segundo hijo es más oscuro. Su cabello, más oscuro en tono
que el mío, es casi un negro azul, su carne está enrojecida,
sus labios tan rojos como una rosa. Gorgotea con su asombro
infantil. Sus dedos rechonchos tocan mi rostro. Me recuerda
una pintura de Cupido. Lo llamaré Cairan.
Me siento agradecida de que sus colores sean tan
diferentes o de lo contrario tendría dificultades para
preguntarme quién es quién. Eran tan idénticos en sus rasgos, 55
tan impresionantes.
—Mi pequeño amor. —Él gime, beso esos pequeños deditos y
le sonrío.
—Lo has hecho bien... el Rey estaría orgulloso. —Envío
una sonrisa en su dirección y continúo jugando con Cairan.
»Este creo que tendrá los ojos del Rey —dice suavemente
y trato de no reír mientras finge indiferencia.
—Creo que tal vez tengas razón.
Te extraño Marik, deseo que estuvieras aquí para
compartir este momento conmigo.
***
Es divertido, casi histéricamente, que fingiría amarlos
como si fueran suyos, incluso con la sangre corriendo por sus
venas. Kivar me ha hablado de sus frecuentes visitas a la
guardería cuando sus deberes le permitían hacerlo. Se quedaba
con ellos hasta que me los traían para ser amamantados.
Jugaba y los mimaba cuando estaban solos en su compañía.
Lucian se ha convertido en un enigma; su comportamiento cada
vez más desconcertante.
¿Qué esperaba lograr actuando como el padre? ¿No se
sentía amenazado por ellos? Está planeando algo. Lo sé. Pero
sus acciones hasta ahora han demostrado que mis instintos se
encuentran terriblemente equivocados.
Sigue siendo un tirano. Su crueldad inigualable. Pero
con nuestros hijos se convierte en este extraño amoroso,
amable y paciente que veo ahora.
—Hueles a rosas y menta. —Está encima de mí, arrastrando
besos mojados por mi espina dorsal. Me muerdo el labio
inferior para evitar que el gemido traidor se me escape.
Esto no puede estar sucediéndome. Su toque no debe
afectarme de esta manera. Esta tierna y lenta caricia de piel
no se supone que sea un preludio del placer. De mi placer. Se
supone que no me gusta cómo juega con mi cuerpo.
Es devastadoramente minucioso. Sus dedos aceitosos
trazando los pliegues doloridos y húmedos de mi sexo. Su
cálido aliento incitándome a derretirme un poco más por la
persistente lengua que me penetra con lánguida experiencia.
Él sabe que no puedo doblarme, rehusarme a rendirme, pero no
puedo culparlo por esta traición.
Marik, mi dulce amor, ¡Lo siento mucho! ¡Han pasado 56
meses! Llegando al año y mi cuerpo finalmente te ha
traicionado. Nunca me habría imaginado que querría ser tomada
por él, nunca había imaginado que gemiría por más.
A través de mis lágrimas veo los restos de la cena en el
suelo, el vino delicioso hace unos minutos tocando mis labios
ahora se filtra en la alfombra. Mi cerebro está empañado por
la lujuria, mi cuerpo caliente con necesidad, y sin embargo
lloro... ¡No me odies Marik!
—Por favor... —¿Por favor qué? Mi mente está corriendo,
desenfrenada, la sensación de asfixia es empalagosa y me
llena de pánico, mis lágrimas vuelven borrosa mi visión
mientras trato de levantarme.
—No lo niegues, mi amor —susurra en mi oído, su carne
mojada de sudor contra la mía.
—No puedo... por favor... —Esta noche realmente me
siento como la puta que tantos en tu reino me han llamado. Me
odio por arquear mi espalda, por querer que él vaya más
profundo.
—Sométete a mí. Ámame como lo amabas a él. —Sus
empujones son deliberadamente lentos, retirándose solo para
volver a penetrarme con suficiente fuerza como para que mis
dientes vibren.
Nunca podría. Mi corazón jamás permitiría que otro
entrara en un dominio que tú tienes tan guardado
posesivamente y sin embargo mi cuerpo no parece sentir lo
mismo.
—Él es y siempre será el único para mí.
Mi cuerpo te ha traicionado esta noche, pero mi corazón,
te juro que sigue siendo tuyo.
14 Traducido por Némesis Moon
57
***
La gente de Noria asiste en multitud a este día para
participar y disfrutar de la diversión que el festival les
ofrece. Solo durante este día, Lucian renuncia a las
estrictas normas que ejerce sobre la gente y les permite esta
frivolidad. Es un evento jubiloso, lleno de juegos, danzas,
combates con espadas, que culmina con la infame justa entre
el guardia elegido por el Rey y el campeón del pueblo.
El sol ya ha descendido y la noche se siente fría,
indicada para ir a correr a través del campo con los niños.
Liam está con Kivar, mientras Fintan, Ciaran y yo, corremos a
campo abierto. De vez en cuando, galopan hasta el borde del
bosque y los llamo para que regresen. El bosque está
prohibido, incluso antes de que tú reinaras mi amor, siempre
60
lo ha estado. Es traicionero y oscuro, el mal vive allí.
Dejo de mirarlos por un segundo, deseando saludar a Liam
cuando él me llama, pero en ese fugaz momento, Fintan y
Ciaran desaparecen. Huyendo en la distancia, distingo las
sombras de dos figuras galopando a lo lejos, dirigiéndose
hacia las profundidades del bosque. Sin pensarlo le grito a
Kivar para que lleve a Liam de regreso al palacio y yo me
lanzo hacia los hombres encubiertos.
Con el corazón en la garganta, presiono al caballo para
que se mueva más rápido hacia los gritos penetrantes de
Ciaran en el aire nocturno. El bosque es oscuro, amenazador y
con un frío anormal desde el pabellón de árboles que tapan
los rayos del sol. Las ramas rasgan mi vestimenta y arañan mi
piel. No me afecta porque mis hijos son mi única
preocupación.
Proviene desde arriba. El silbido a través del aire
antes de que la flecha alcance mi brazo izquierdo. La han
cubierto con veneno, que relaja mi cuerpo y hace que caiga al
suelo. Pero no creo haberlo tocado; hay una tibia red que
previene mi muerte. Mi último pensamiento antes de sucumbir
completamente, es sobre Ciaran y Fintan.
15 Traducido SOS por MadHatter
61
***
Luego me desperté por voces de niños y supe
inmediatamente que eran los míos.
—Estás haciendo trampa. —Oigo acusar a Ciaran, puedo
imaginar sus rasgos inocentes agitados por la petulancia.
—Solo estás enojado porque vas perdiendo —responde
Fintan tranquilamente. Divertida, giro levemente la cabeza
para encontrarlos sentados en una cama de pieles de visón y
almohadas.
—¡No estoy enojado! —Le pisa el pie—. ¿Por qué has de
ser tan ogro?
—¿Por qué tienes que ser tan bebé? —responde Fintan.
62
—Eres muy malo, hermano. ¡Creo que te odio! —Ya no soy
capaz de soportar sus disputas, me levanto lentamente.
—Estoy muy decepcionada de ustedes dos. —Apenas logro
encontrar mi equilibrio cuando el cuerpo de Ciaran choca
contra el mío. El suyo me mantiene con fuerza, con la cabeza
doblada contra mi pecho, se quiebra y llora.
—Oh, mamá —se lamenta y resisto el impulso de llorar
junto a él. Más bien me conformo con pasar mi mano por su
cabello y hacer círculos relajantes en su espalda.
—No más lágrimas, cariño. Te enfermarás. —En silencio,
llamo a Fintan a mi lado. La ilusión de valentía a la que se
mantiene tan aferrado, se quiebra en ese momento, al tiempo
que también corre hacia mí, acurrucándose cerca de su
hermano.
Mis labios encuentran la parte superior de su cabeza
rubia y dejan besos largamente atrasados. Silenciosamente
agradezco a cualquier deidad que logró mantenerlos a salvo.
Parecían de buena salud, físicamente, nuestros hijos lucían
bien Marik y me encuentro muy agradecida por ese pequeño
favor.
—Callen mis amores... ahora todo estará bien.
Ciaran levanta su cabeza con lágrimas brillando contra
sus mejillas rubicundas. —Sí. —Le beso la nariz y seco sus
lágrimas—. Papá vendrá por nosotros con su caballería y
peleará contra estos hombres malos y estaré a su lado con mi
espada —dice con pasión.
—Un caballero tan valiente.
¡No…! No puede ser. Conozco esa voz. Mi corazón deja de
latir por un segundo, y luego otro solo para comenzar una
carrera enloquecedora contra mi caja torácica. Oh Dios... no
puede ser...
Y sin embargo aquí estabas, tan hermoso y vistoso, tuve
que parpadear para alejar las lágrimas. Cinco años han
transformado tus características, una vez juveniles, en las
de un hombre, completamente maduro y endurecido.
Una vez, te creí bello.... ¿y ahora? Ninguna palabra
puede comenzar a describir la belleza salvaje en la que te
has convertido. Tu rostro se ha endurecido, se ha vuelto
cínico y estoico al mirar hacia abajo desde tu estatura real
con ojos que ya no reconozco, ojos que parecen tan
angustiados. Ojos que ahora me miran con total desprecio.
—Mamá, me haces daño. —La protesta de Ciaran me hace 63
aflojar mi agarre.
Unos dedos suaves acarician mi mejilla y muerdo la
esquina de mi labio inferior mientras le echo un vistazo a
Fintan. —No te preocupes, mamá. Este hombre nos salvó de esos
malditos bandidos que intentaron secuestrarnos. Él quiere que
nos encontremos bien. —Suelto un sollozo, y luego otro,
coloco mi mano sobre mi boca para tratar de detenerme, ¡pero
no puedo!
—Vengan niños. —Esa voz no da opción a discusión.
—No debes llorar mamá, papá pronto vendrá por nosotros.
—Unos suaves besos fueron plantados en mis mejillas y luego
los dos niños salieron corriendo, pasando por delante de ti y
saliendo de la gran tienda.
Nunca había sido capaz de resistir tu presencia
magnética y ahora, atraída como una piedra montera, me
encuentro cruzando la tienda precipitadamente. Me arrojo a
ti, como nuestro Ciaran había hecho antes y envuelvo mis
brazos alrededor de tu cintura. Te sostengo inimaginablemente
con fuerza, saboreando por ese momento tu poderío.
—Marik... —El desconcierto y la alegría tiñen mi voz
mientras toco tu cara, tu frente, tu nariz y finalmente tus
labios—. Marik... —Me levanto en puntillas de pies para
enterrar mi cara en tu cuello, inhalando, saboreando el olor
a madera, el sudor y el sol que sale de tus poros—. Mi amor…
—Y entonces me alejas de ti de un empujón. Tu mirada tan fría
me atraviesa. Esos ojos plateados que alguna vez estuvieron
llenos de tal adoración hacia mí, ahora se encuentran sin
emoción. Totalmente estériles—. Sabía que vivías...
Una ceja levantada es todo lo que recibo antes de que te
apartes de mi vista pero mis ojos te siguen, incapaces de
hacer otra cosa. Rastrean tus movimientos felinos mientras
vas hacia la mesa y recoges la bolsa de piel marrón. Tomas un
trago, tus ojos nunca se apartan de los míos.
—¿Lo sabías? —Se limpia los labios con el dorso de la
mano, su voz fría.
—Sí —digo con toda certeza, ignorante del desprecio
total en tu mirada—. Sabía que volverías...
Tiras la bolsa y cae sin ceremonias al suelo. —¿He
regresado? ¿Y exactamente a dónde fui?
—Pensé... Te... te he extrañado tanto, mi amor. —Me
acerco y cuidadosamente descanso mi mano en tu brazo.
—¡No! —exclamas con tanta vehemencia que me quedo
64
horrorizada—. ¡No te atrevas a quedarte ahí y a mentirme!
—No te miento. Desde el momento en que me dejaste Marik,
no he hecho más que esperar y rezar por tu regreso seguro. Te
he echado de menos más de lo que las palabras... —Tus largas
zancadas reducen la distancia entre nosotros en segundos. Me
aplastas contra tu figura masiva, ahora en completo dominio;
tomas mi mandíbula y me obligas a mirar a la tuya, odiosa.
—¿Cuánto tiempo te lamentaste antes de que saltaras a su
cama? ¿Cuánto tiempo pasó antes de que tu amor por mí se
convirtiera en polvo? ¿Cuánto tiempo pasó antes de que
engendraras a su bastardo? —Hay una intención peligrosa en
tus ojos, un brillo asesino que me asusta—. Dime otra vez lo
mucho que me has echado de menos y me aseguraré de que el
sentimiento sea compartido por tus hijos. —La fuerza de tu
empujón me obliga a caer al suelo, mis manos extendidas
apenas soportan mi caída. Tu odio es injusto, amor mío. Eres
cruel injustificadamente.
—No puedes odiarme. —Sueno tan patética, tan desesperada
y débil.
Escucho tu burla y luego te agachas, en frente de mí
sobre los talones de tus pies. Tus dedos callosos me agarran
la barbilla, obligándome a mirarte.
—Estás más allá de mi desprecio. —Tus labios son
violentos y vengativos cuando caen sobre los míos. Extraes el
sollozo de mis labios al tiempo que te pones de pie para
irte.
La cordura me ha dejado mientras corro detrás de ti. Te
agarro por el brazo y te doy vuelta. En el sol del mediodía
renuncio a cualquier dignidad que me queda y caigo de
rodillas ante ti, mis brazos rodean tu cintura, sosteniéndote
con tanta fuerza que siento que te tensas bajo mi toque, mi
agarre se mantiene firme.
—¿Pregúntame cuántas veces he tratado de quitarme la
vida, mientras rezaba por ti? Pregúntame cuántas lágrimas he
derramado mientras mi corazón y mi alma continuaron
esperando. ¿Pregúntame cuántas veces gemí tu nombre mientras
él me tomaba? Pregúnteme cuántos...
—¡Basta! —Te alejas, los espectadores ahora reuniéndose
para mirar el debacle que es mi vida. ¡Me niego a que me
importe!
—Mi vida nunca ha sido mía. ¡Todo lo que he hecho desde
los diecisiete años ha sido por ti! ¡Solo y siempre por ti! 65
¡Te he amado, cuánto te he amado! Me dejaste por esposas. ¡Me
dejaste por putas! Y sin embargo mi corazón se mantuvo fiel a
ti. ¡Me dejaste para buscar tu preciosa guerra! ¡Por cinco
años! Y aun así no acepté a nadie en mi alma, solamente a
ti...
—¿Y tu cuerpo? ¿Qué pasa con eso? Él ha estado...
—Con una cáscara, él se ha acostado solamente con una
cáscara. —Me siento totalmente entumecida—. No se atreva a
quedarse allí de pie y a odiarme, su Majestad, yo valgo mucho
más que su odio. —Me pongo de pie y regreso a la tienda
tambaleándome, con mi cuerpo drenado.
16 Traducido por Emotica G. W
66
***
Te has ido durante todo el día y no puedo evitar
preguntarme si este incidente se llevó la poca esperanza que
teníamos. Me he enterado por Somia que te has llevado a
Fintan contigo. No tengo ninguna duda de que te ocuparás de
él, pero mi corazón se torna pesado con la idea de su dolor.
Ciaran ha pasado el día conmigo, su resiliencia y alegría me
han aliviado, pero aun así mi mente se desvía hacia ti y
Fintan. Ciaran ahora duerme, agotado por este día agitado.
Las pisadas de botas me alertan de tu presencia y
demasiado pronto te encuentras de pie en la tienda una vez
más, con tu formidable figura.
—Marik…
—Lo he puesto a dormir. —Asiento y observo ansiosamente
mientras te mueves—. No creas que estoy enojado contigo, Lea
—dices en voz baja mientras te quitas de los hombros tu
abrigo oscuro—. La ira ha sido la fuerza guía en mi vida
durante tanto tiempo que me he cansado de ella. Ha violado mi
núcleo hasta el punto en que he lastimado a la única persona
76
que me ha amado de verdad. —Te acercas para sentarte frente a
mí y te inclinas para plantar un tierno beso en mi frente, un
suspiro escapa de mis labios—. Me fui porque la sorpresa fue
abrumadora... ¡Soy padre, Lea! —Me abrazas y me abrazas
fuertemente—. ¡Y no solamente tengo un hijo... sino dos!
¿Cómo no vi la extraña semejanza de Fintan conmigo, o los
ojos plateados de Ciaran? —preguntas con admiración y una
felicidad verdadera sin guía brilla en tus ojos.
»¡Soy padre! —Te estrellas contra mí con una fuerza que
nos tumba sobre las pieles de la cama. Tu risa suena alegre,
haciendo eco de la melodía en mi corazón—. ¡Gracias! —
balbuceas con orgullo y alegría, y yo también me estoy
riendo, final y verdaderamente riendo con mis entrañas
desgarrada por el gozo.
19 Traducido por Lizzy
77
***
Algo se aproxima. Apareciendo justo encima del
horizonte, esta presencia amenazadora pesa sobre mi alma. Es
una vibración silenciosa de muerte premonitoria y no me deja.
Sé que se acerca la guerra. Puedo sentir la energía inquieta
de tus hombres, negándose a permanecer ociosos, que tienen
hambre de batalla. Las mujeres de la aldea están ansiosas, el
temor y la tristeza se aglutinan al ver cómo sus hombres se
reúnen en la plaza del pueblo ofreciendo sus vidas por ti.
Estos hombres, estos padres, hermanos, esposos, tíos y
sobrinos que se reúnen y te prometen lealtad no serán vistos
por sus seres queridos de nuevo y sin embargo desean estar a
tu lado. La necesidad de luchar para reclamar un reino es
demasiado grande y profundamente enraizada en ellos. Me
entristece saber que la paz solo puede venir con el
derramamiento de sangre. ¿Por qué debe ser así? ¿Por qué hay
que derramar sangre cuando yo puedo hacer algo para detener
todo esto?
—¡Marik! —Corro hacia ti, ahora desesperada por
alcanzarte—. Marik... yo puedo parar esto... esta guerra... —
digo sin aliento agarrándote del brazo para estabilizarme.
—¿Qué? ¿Cómo?
—Déjame ir en tu lugar y te devolveré tu reino —Me miras
con la frente arrugada antes de que surja en ti mi intención.
Tu ira es como una ola.
—Sobre mi cadáver.
—¡Así será si no me escuchas!
—¡No! ¡No lo permitiré! Y ese es el final.
—¡Tú no eres mi marido!
Su ceño es feroz mientras se acercas y agarras mis 81
brazos.
—Puede que no sea tu esposo, pero a los ojos de Dios te
juro que eres tan mía como Eva fue para Adán y seré
doblemente condenado si te permito correr de regreso a esa
serpiente. —Tu beso es feroz y luego te apartas y tu ira se
ha ido, evaporada en el pequeño espacio entre nosotros—. No
puedo permitir que hagas eso. No puedes pedirme esto,
Lealin... nada como esto. —Tus labios me tocan la frente y
puedo escuchar tu desesperación.
—Permíteme hablar con él, Marik. Él me ama, si puedo
jugar con su amor por mí, sé que puedo asegurar tu reino de
regreso.
—¿Qué es un reino para mí cuando el precio es tu vida?
¿Qué es un reino para mí, cuando no te tengo para gobernarlo?
¿Me privarías de tener una vida contigo? ¿De una amante con
quien envejecer, reír y criar un ejército de niños? ¿Una
esposa para cuidar por un soplo de eternidad y más allá?
—¿Qué? ¿Qué estás diciendo? —Cuán positivamente
elocuente sueno.
—¿Me honrarías con tu presencia y tu faro de amor? —Creo
que puede que me haya vuelto loca, mi amor, porque no puedo
comprender lo que estás diciendo.
Como para dejarlo claro caes de rodillas ante mí. Un
orgulloso y poderoso Rey de rodillas ante su concubina. Los
aldeanos se quedan pasmados, tus hombres con la mandíbula
floja. No te importa ya que no tienes ojos más que para mí.
»Creo que te he amado desde ese día hace tanto tiempo,
cuando te rescaté. Era un chico tonto, egoísta, obstinado y
orgulloso y sin embargo a través de todo, sabía en el fondo
que te amaba y me asustó de maneras que no puedo comenzar a
explicar. —Oh seguramente, ¿estoy soñando?
—Marik…
—Después de todos estos años he descubierto que no puedo
funcionar a menos que estés cerca. Simplemente no hay un yo
sin ti. Lea, dulce maravillosa, Lea, me has arruinado
bastante para cualquier otra persona y no puedo imaginar una
mejor manera. Así que te lo pregunto, aquí y ahora, delante
de mi pueblo, delante de nuestros hijos, ¿me aceptarías como
marido?
82
21 Traducido SOS por astrea75
83
***
Lo que hago ahora, solo lo hago por la esperanza de
asegurar un futuro mejor, sin derramamiento de sangre para
todos los involucrados. Sé lo que digo cuando te digo que
Lucian nunca me desearía daño, su corazón no le permitirá
hacerlo. Cuando pasas cinco años con una persona, aprendes a
conocer algunas cosas. Es con este conocimiento que voy a
salvar las almas de cientos.
Puede que no sea tan hábil con una espada como tú lo
eres mi amor, pero sé que mis flechas no fallarán, porque son
las únicas armas que conozco.
La noche está tranquila, el aire quieto, la aldea
dormida, y sé que estarás muy agraviado cuando encuentres mi
misiva en la mañana, pero esto debe hacerse. Esta inminente
guerra debe ser detenida incluso si una persona debe morir
para salvar a otros, este sacrificio lo hago voluntariamente.
Con pocas vacilaciones me acerco al enorme pura sangre y con
un ligero apriete de mis muslos contra sus costados, el
caballo comienza a salir por la puerta de la aldea.
Con los rayos de luz de la luna como compañía, galopo a
través del bosque oscuro. Mi corazón tartamudea contra mi
esternón, el miedo de lo desconocido me aferra, pero la
urgencia del futuro me induce a seguir decididamente. Es tan
oscuro, los árboles de tamaño tan grandes parecen monstruos
con los brazos alargados listos para arrojarme del caballo, y
85
los rayos de la luna ya no me guían.
La oscuridad nunca ha sido mi compañera, y ahora me
pregunto si mi miedo solo puede ahogarme hasta morir. ¿No
sería totalmente decepcionante? Heroína muerta por el miedo.
Mi sombría reflexión trae una sonrisa vacilante a mis labios.
De todo el tiempo que tuve para hacer bromas, tenía que ser
este, aquí y ahora. Suspiro y aprieto mi agarre en las
riendas mientras me inclino sobre el caballo, queriendo
enfrentar mi camino antes de que me entregue completamente a
mi locura.
No sé cuánto tiempo pasa antes de que finalmente llegue
al borde, pero cuando estoy cerca del final del bosque, veo
los dedos del alba extendiéndose sobre el cielo todavía
oscuro. Es un cambio bienvenido de la aparentemente
interminable oscuridad del bosque y justo cuando mi camino se
aclara, el amenazante palacio de Noria me recibe.
Sé que para esta hora, ya has encontrado mi carta. No
pasará mucho tiempo antes de que vengas por mí, ese solo
pensamiento me insta a mover el caballo más rápido. Debo
hablar con Lucian antes de que llegue demasiado tarde.
—¡Bajad vuestras armas, soy la consorte del rey! —grito,
hacia las flechas dirigidas en mi camino. La capucha de mi
capa se desprende y sé que me reconocen cuando dos guardias
se acercan rápidamente y me permito voluntariamente ser
capturada.
22 Traducido por RRZOE
86
***
En esta oscuridad escalofriante que me rodea, encuentro
que la cordura está abandonándome. La culpa y la soledad son
entidades tortuosas que se alimentan de las migajas de
esperanza a las que me aferro. Mi miedo es insuperable. No
puedes imaginar lo mucho que me gustaría que estuvieras aquí.
Pero entonces allí estás. Solo a una distancia de mí. Fintan,
Ciaran y mi pequeño Liam se encuentran a tu lado. La luz que
los rodea es casi cegadora, pero puedo verte. Me invitan a
unirme a ustedes, a ser una familia... a la paz.
No cuestiono tus apariencias. Me pongo de pie, corriendo
hacia ustedes. La alegría me llena el pecho. Tan cerca, tan
cerca, solo a un brazo de distancia... pronto mi amor...
pronto mis dulces hijos. ¡Su mamá estará con ustedes! Están
tan cerca que prácticamente puedo sentir su abrazo. Pero
entonces, de repente, todos se han ido. ¡El rocío de tu
sangre caliente salpica mi carne!
—¡Marik! —El eco de mi voz resuena contra las paredes
invisibles, y continúa y sigue hasta que se desvanece. Como
una mujer enloquecida, una vez más envuelta en la oscuridad,
grito por ti y por nuestros hijos. Y entonces de repente
llego a un pensamiento sorprendente. ¿Y si... si este es mi
sepulcro... mi tumba... enterrada viva y sola por mi
precipitación? ¿Y si este es mi infierno? Sin ti, sin Fintan,
Ciaran y mi hermoso Liam? Por favor, que no sea así.
***
87
Con un jadeo me despierto y comienzo a respirar con
dificultad por el hedor de mi celda. Una vez que encuentro
que puedo respirar sin la necesidad de levantar mi cuello
hacia el pequeño agujero sobre mi cabeza. Otro atardecer...
me han mantenido dos días en este infierno. No hay guardias a
quienes llamar o incluso amenazar para que me liberen.
Cualquier comida dejada por el anterior ocupante de esta
celda había sido masticada y mordida por los roedores que
ahora me miran con maliciosos ojos rojos, maquinando para
mordisquearme. Mi garganta se contrae y empiezo a toser una
vez más mientras el pensamiento del agua corre por mi mente.
—¡Por favor… libérenme! ¡Lucian! ¡Alguien! —Sujetando
los barrotes de mi celda, le grito a la nada—. Por favor... —
Termino, agotada, dolorida y con el corazón roto. Apoyo mi
frente en las barras y me permito llorar.
Mi precipitación nos ha condenado a todos, la culpa y el
dolor son ilimitados.
—Debo decir que es muy agradable verte así. —¡Krea! Con
tanta fuerza como puedo reunir levanto mi cabeza y miro a los
ojos tortuosos de la pesadilla de mi existencia; la perra
villana.
Abre la puerta de la celda y viene a arrodillarse ante
mí. Con una sonrisa burlona, alarga la mano para tocar mi
mejilla. —No te preocupes, querida Lea. Cuando estés
muerta, me ocuparé personalmente de que tu precioso hijo se
reúna contigo. —Tomo la fuerza en la furia que corre por mis
venas y la golpeo; mi mano contra su mejilla.
—Toca un cabello en la cabeza de mi hijo y te haré vivir
para arrepentirte de haberlo hecho.
Se levanta y el golpe inesperado de sus pies me lleva al
suelo. La furia conduce sus ataques subsiguientes, pero la
desesperación me hace luchar. Logro agarrar con éxito su pie
y lo tuerzo tanto como mi fuerza lo permite. Con un gemido
agudo se desploma a mi lado, la daga cuidadosamente sostenida
dentro de su agarre a unos pasos de distancia. Aprovechando
su aturdimiento momentáneo, me apresuro a ponerme mis
rodillas y palmeo la daga segundos antes de que ella pueda
encontrar su rumbo.
—Deberías estar agradecida de que sea lo suficientemente
misericordiosa como para no matarte —susurro sin aliento
antes de sumergir la hoja en la palma de su mano y retorcerla
hasta que escucho un crujido satisfactorio; sus gritos
significan muy poco
celda abierta.
para mí cuando salgo a tropiezos de la 88
***
Mi visión se desdibuja y me inclino contra el tapiz que
representa una batalla al azar, combatida por los primeros
monarcas de Devlar; lo sabía solo porque recordaba la semana
hace tanto tiempo atrás, cuando me trajeron por primera vez a
este palacio, y me obligaron a arrodillarme ante ti y a
jurarte lealtad, justo en este mismo lugar. Debo seguir
caminando, no importa cuánta sangre se derrame de mis venas,
debo asegurarme de que esta misión que he iniciado termine
bien. Lucian debe saber que la guerra no solucionará nada y
solo podría dejar miles de muertes sin sentido.
Estoy casi arrastrándome por la interminable escalera,
vagamente preguntándome por qué los pasillos se encuentran
tan vacíos. Por lo menos, los soldados de Lucian deberían
estar en cada esquina. Colapso inesperadamente por la fatiga
y la deshidratación. Mis ojos se cierran, mi pulso se
tambalea erráticamente a través de mis venas, y mi corazón
sigue con sus propios latidos inestables mientras la
oscuridad me envuelve, llevándome de vuelta a mi tumba
solitaria.
23 Traducción por micafp_2530
89
***
—Dime algo… —La voz de Lucian carece de emoción mientras
habla—. ¿Amas a nuestro hijo tanto como amas a los de él?
—Más que a la vida misma. —Entonces se da la vuelta y
siento que mis rodillas se doblan cuando veo a Liam de pie en
tus rodillas sujetándose a su oso de juguete.
Como si sintiera el momento exacto en que decidí
moverme, Lucian señala a los guardias a mi lado para que
restrinjan mis acciones y meneo la cabeza lentamente mientras
una sensación de pavor enferma hace que la bilis se arrastre
hasta mi garganta, amarga y corrosiva.
—Mamá. —Liam me alcanza, con los brazos estirados, una
sonrisa gentil en sus labios y miro en sus ojos, ojos
hermosos, ojos inocentes y lloro abiertamente.
Lucian carga a Liam mientras otra explosión hace
estallar el palacio; solo unas pocas más y se derrumbará
debajo de nosotros.
—Él se parece tanto a mí —susurra en voz baja mientras
pasa las manos por los mechones de Liam—. Una réplica
perfecta de su papá. Quería que fuéramos una familia,
podríamos haber sido una familia feliz. —Sus ojos se elevan
hacia los míos, húmedos—. Pude haberte hecho feliz.
—Lucian, por favor no hagas esto —suplico, deseando con
desesperación apartar a mi hijo de él.
—¿Sabes lo que me hace feliz? —continúa—. Saber que me
amabas; saber que nosotros, Liam, tú y yo éramos una familia.
—¡Sí te amo! Tú engendraste a mi hijo Lucian y por eso
siempre te amaré.
—Me has quitado la alegría, Lea.
—¡No lo hice por voluntad propia, lo sabías! ¡Sabías que
no podía amarte! ¡Solo te ofrecí mi amistad!
Me ignora mientras vuelve a mirar al campo abierto y
grito, luchando como loca contra el mordaz agarre de los
soldados mientras coloca a Liam en la misma repisa de las
trincheras.
»¡No! ¡No! ¡Por favor Dios, no! —Liam comienza a llorar 94
cuando el pánico me alcanza, volviéndome débil.
—¡Mamá! ¡Mamá!
—Shhhh... —Lucian se inclina para besar la mejilla de
Liam en un intento de calmarlo.
»Como me has quitado mi felicidad, creo que es apropiado
que yo te quite la tuya, que vivamos en la miseria.
¡Está demente!
Todo sucede tan rápido. En una bruma lenta y
escalofriante escucho tu voz desde lejos gritando órdenes. Y
luego las flechas llueven, el caos se desata como si la Caja
de Pandora se hubiera abierto. No sé cómo has conseguido
llegar a este punto, pero no me importa. Impulsada con una
fuerza que me golpea para alcanzar a mi hijo, utilizo tu
distracción y consigo apartarme de la garra de los soldados y
con velocidad corro hacia la repisa segundos antes de que
Lucian pueda empujarlo. Le doy un tirón a su brazo, tirando
de su cuerpo pequeño y tembloroso hacia mí mientras caemos
hacia atrás, mi cuerpo rompiendo su caída.
—¡Lealin! —Levanto mi cabeza y a través del caos veo la
ardiente cabeza roja de Salyn, rápidamente me señala que
corra hacia él y no necesito ningún otro incentivo mientras
me levanto a mis pies, acunando a Liam en mi pecho, esquivo
un barrido de flechas y cadáveres que cubren el suelo de
piedra y corro hacia él.
—¡Lea! — El bramido de Lucian me hace girar para
encontrar la imagen enfermiza de ti en tus rodillas.
Sangrando y herido por la punta de la espada de Lucian en tu
garganta. Salyn corre hacia ti, pero la advertencia de Lucian
lo detiene.
—¡Ven a mí Lea y lo dejare ir! —Las flechas se han
detenido temporalmente.
—¡No le hagas caso, Lealin! Salyn, sácala de aquí.
¡AHORA!
—¿Estarás contenta de vivir el resto de tu vida sabiendo
que podrías haber salvado al amor de tu vida, tu alma gemela,
si ese fuera el caso, y no lo hiciste? ¿Podrás vivir contigo
misma? ¡Ven a mí y prometo que cesaré esta guerra! Te llevaré
a ti y a Liam y nos iremos lejos de aquí, te lo prometo.
—¡Deja de escucharlo, Lea! ¡Estaré bien! ¡Agarra a tu
hijo y sal de aquí! —La espada se presiona más en la carne de
tu garganta. 95
—Yo me callaría si fuera tú —le advierte Lucian.
—¿Me lo prometes?
—¡Lealin!
—Por mi vida.
—Déjalo ir y seré tuya.
Pregúntame lo que no haría por ti Marik y respondería
nada. No hay nada en este mundo que no haría por ti. Te veo
tan maltratado y herido, el poderoso Rey de una nación
sanadora reducido a tus rodillas ante la misma pesadilla de
tu existencia y no puedo evitar sentir culpa en mí misma.
Todo esto sucede parcialmente por mi causa y deseo que sepas
lo mucho que lo siento. Desde las fatigadas profundidades de
mi alma, realmente lo siento mi amor. Nunca había querido
esto para nosotros, esta lucha, esta guerra... todo esto está
tan mal. Los cuerpos de los hombres llenan el suelo,
empapados en charcos de sangre. Puede que hayan sido nuestros
enemigos, pero nunca hubiera deseado esto sobre ellos, nadie
lo merece, luchar por una causa absurda y defender a un
psicótico usurpador del infierno empeñado en poseer lo que no
le pertenece, todo es tan desgraciadamente triste.
Si tengo que ir con Lucian para ponerle fin a esta
pesadilla, lo haré voluntariamente. Con mi hijo en la cadera,
sostengo tiernamente su cabeza en mi hombro para mantener
alejadas las imágenes aterradoras de los hombres
ensangrentados que se extienden a nuestro alrededor, y
lentamente coloco un pie delante del otro y me dirijo a su
lado. Tus palabras, tus súplicas, tus maldiciones y,
finalmente, tus amenazas caen sordas en mis oídos; no
escucharé, porque si lo hago mi resolución se derrumbará.
A mitad de camino a mi destino lamo mis labios, mi
corazón doliendo por la tensión. —Suéltalo y yo iré contigo.
—¿No confías en mí?
—No, en absoluto. Por favor, déjalo ir.
—¿Siempre la mártir?
—Más vale una mártir que un monstruo.
—Muy bien... —Todavía visiblemente en peligro, él
sostiene la espada contra tu cuerpo y te ordena levantarte.
Observo como él te empuja adelante con el insistente agujón
de su espada y con gran renuencia caminas hacia mí. Quiero
correr a tus brazos y no dejarte ir, deseo acunar a Liam
entre nosotros y darle besos llorosos hasta que me susurres
96
que me detenga. Ojalá pudiera sostener a Fintan y a Ciaran y
ver sus caras felices. Las lágrimas llegan y muerdo mi labio
inferior para detener su temblor implacable. Ahora estamos
tan cerca, pero el abismo que nos separa es demasiado amplio.
Me niego a mirarte, a mirar aquellos ojos que pueden leer mi
alma y en su lugar, me enfoco en Lucian.
Demasiado pronto, estoy a su lado y antes de que tenga
un momento para parpadear o incluso respirar adecuadamente
Liam es arrancado de mi mano y una daga ¡es puesta contra su
garganta! Mi mirada de pánico viaja a ti y te veo sosteniendo
un arco y una flecha perfectamente encadenados dirigidos a
Lucian, ¡a Lucian y a mi hijo! ¡Queridos cielos
misericordiosos!
—¡Lea, corre hacia mí! ¡AHORA!
—¡Corre hacia él y pierdes a tu precioso hijo!
—¿Cómo puedes hacer esto? ¡Este es nuestro hijo!
¡¡Nuestra carne y sangre!! ¡Por favor Lucian! Dámelo, por
favor... —¿Qué opción tengo? ¿Cómo hemos llegado a esto? ¡Mi
querido hijo luchando y llorando dentro del brazo de su
propio padre suplicándome que lo salve! ¿Cómo puede el
destino ser tan cruel?
—Dile que deje esta tierra... que tome su ejército y se
vaya, y nuestro hijo permanecerá con perfecta salud.
La elección está tomada para mí incluso antes de que
pueda hablar.
—Marik, por favor te lo ruego, toma a tu ejército y
vete. Elijo quedarme con Lucian, él es mi esposo y mi lugar
está a su lado con nuestro hijo.
—¡No me pidas que haga esto, Lealin!
—¡Mamá!
—¡Marik, por favor! —Te ves tan destrozado y lamento
tanto que hayamos llegado a esto—. ¿Mi hijo o tú, mi amor?
—¡Volveré por ti! ¡Te lo prometo! —Y entonces estás
dando órdenes a Salyn para que cuide tu espalda mientras das
la vuelta a regañadientes.
No veo las dagas volando hasta que es demasiado tarde.
¡Las cuchillas se alzan en el aire y se dirigen hacia Lucian
y Liam! No pienso, sólo reaccionan cuando mi cuerpo se
propulsa hacia delante, golpeando tanto al padre como al hijo
con suficiente fuerza para empujarlos hacia la tierra.
Momentáneamente aturdida parpadeo dos veces antes de que me
97
tambalee a mis rodillas y me precipite hacia donde han
aterrizado.
—¿Liam? —Separo su cuerpo de las manos de Lucian y lo
llevo a mi regazo.
»¿Liam? —Lo sacudo suavemente, mi corazón en mi garganta
mientras siento algo húmedo y pegajoso en mis dedos.
»¿Liam? —Estaba tan quieto, demasiado quieto—. ¿Liam?
Despierta, mi amor... abre los ojos para mamá... —Color, no
tiene color en sus mejillas. Hay un grito desgarrador del
alma y mientras me balanceo lentamente con mi hijo inocente
en mi regazo, sé que salió de mí, profunda y dolorosamente
los sollozos horribles envuelven mi cuerpo mientras lloro de
forma descarada.
—L… Liam... ¡por… por favor! Abre tus ojos para mí,
amor—. ¡Esto no puede ser! ¡No se suponía que fuera así! El
mundo continúa pero ignoro todo. Oigo los gritos y todavía me
balanceo con mi hijo en mis brazos. No sé cuánto tiempo me
quedo en esta posición, pero demasiado pronto siento una mano
en mi hombro. Me vuelvo para encontrar esos horribles ojos
azules. ¡Todo esto es su culpa, mi hijo está muerto por él!
La furia, la ira no adulterada nubla mi juicio y lo disfruto,
permito que alcance cada pedacito de mí y mientras coloco el
cuerpo de Liam en la tierra salto sobre él como una mujer
poseída.
Golpeo, y rasguño, y abofeteo, y pego una y otra vez y
otra vez, totalmente sin sentido. No sé que estoy haciendo,
pero sé que la oscuridad me ha ganado. Me envuelve
completamente y caigo de forma profunda en su abrazo,
perdiendo lo poco de cordura que tengo. No recuerdo haber
agarrado la espada, pero cielos, soy despiadada con ella. La
sangre salpica, recubriendo mis manos y mi cara y todavía
continúo cortando hasta que finalmente me arrastro de la
sangre y las tripas que alguna vez fue un ser humano que
respiraba.
Miro fijamente el desorden ensangrentado, en lo que fue
Lucian Valencette y no siento nada.
—¡Lean!— Y entonces estás allí, sosteniendo mi rostro
con sangre seca en tus manos, llamándome para que vuelva a
ti—. ¡Lealin!
—Liam... —Es todo lo que puedo susurrar con tristeza
antes de caer en tus brazos con un sollozo, sujetándome a ti 98
más fuerte que nunca, tu, mi línea de vida y tú, me
mantienes, me guías de vuelta de las profundidades del océano
oscuro de mi locura. Lloro y chillo hasta que mis lágrimas se
convierten en la lluvia que cae sobre nosotros y lo lava
todo.
25 Traducido por Emotica G. W
99
***
—¡Padre!
—¡Mamá!
Las voces de cada niño resonaron simultáneamente en
nuestros oídos e intento no reírme mientras tu rostro se
ilumina de forma instantánea y, como un niño, corres con
alegría sin restricciones para encontrarlos a mitad de camino
mientras chocan sus pequeños cuerpos con tus brazos
acogedores.
Kivar llega solo unos momentos después con un risueño
Liam en sus brazos y me estiro hacia él; con la doncella no
muy lejos.
Me siento en la manta y coloco a Liam a mi lado. Kivar
después de un breve momento de hablar contigo se me acerca y
también toma asiento. Por todos lados miro silenciosamente
mientras los niños del palacio juegan felizmente con sus
madres y padres y una vez más me siento agradecida por este
día y todos los otros días maravillosos que he tenido con mi
familia después de todo lo que ha ocurrido. La vida ha vuelto
a la normalidad; los afectados por la guerra tratan de seguir
adelante con sus vidas. Hoy es un día festivo y todos los
ocupantes del palacio son bienvenidos a unirse a nosotros y a
nuestra familia en los jardines reales recién renovados, en
donde los juegos y la comida son abundantes para que todos
participen.
—¿Y cómo está mi pequeño príncipe? Tu mamá te ha tomado
para sí misma. —Te encuentras de rodillas, con una sonrisa
feliz en tu rostro mientras llevas a Liam con impaciencia a
tus brazos y le besas la mejilla y solo puedo sonreír
mientras él se ríe con abandono infantil y te sujeta la cara.
Esto calienta mi corazón más de lo que jamás sabrás. Te has
ganado a Liam con una facilidad que me ha sorprendido y
alegrado. Acepto un beso suave en la mejilla de tu parte y
miro cómo llevas a Liam donde Fintan y Ciaran esperan tu
regreso. Sé que finalmente he encontrado a la familia que
siempre he deseado. Y en Kivar, Somia y Salyn he encontrado
amistades eternas. Y en ti mi amor, mi rey, he encontrado una
fuente infinita de amor de la cual seguiré bebiendo hasta
nuestra próxima vida.
104
105
SOBRE LA AUTORA
Francette vive en
Massachusetts con su
esposo increíblemente
solidario de diez años y
su querido hijo de dos.
Leer libros increíbles la
ha llevado a escribir y ha
incursionado en fan-
ficción antes de publicar
sus propias obras.
Constantemente piensa
nuevas historias para
escribir y hace su mejor
trabajo cuando la música
suena de fondo. El romance es donde se siente más
cómoda, pero espera algún día aventurarse en novelas
de misterio.
Tiene debilidad por el helado de café, las frutas
tropicales y una buena copa de vino.