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Sinopsis
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Próximo Libro
Sobre el autor
3
Tal vez fue todo combinado, el abuso, la depresión, la soledad.
Pero todo lo que puedo sentir ahora es... nada.
Entumecida.
Cuando un apuesto desconocido aparece en mi puerta, es casi suficiente
para hacer que mi corazón de un vuelco, como lo hizo antes. Casi.
Pero no me atrevo a desear que un caballero de brillante armadura
venga a salvarme. Tuve uno de esos y mira cómo acabó. Ahora solo estoy rota.
4
Esta historia contiene temas de relaciones abusivas, enfermedad
mental y tendencias suicidas.
Está destinada a una audiencia adulta.
5
—¡No entiendo por qué no puedes hacer que pare, o ir a un puto
médico, Gabby! Quiero decir, mierda, vas regularmente a tus citas mensuales.
Solo dile lo que te pasa, para que puedas tomar algo. ¡Esta mierda me está
afectando el sueño!
6
Esto ahora era normal para mí. No duermo, y cuando puedo dormir,
soy sonámbula. Así que realmente siento que no he dormido nada, porque lo
que sea que termine haciendo, es suficiente para hacerme sentir exhausta al
día siguiente. Para mí es mejor estar despierta durante días en lugar de
dormir. Así no soy sonámbula y él no se enfada.
—Shhh. Shhh. Oh bebé, ven aquí. —Lo consuelo mientras dejo mi taza
sobre la cómoda y lo levanto justo cuando comienza a llorar. Guío su cabeza
hacia mi hombro y lo acuno por un momento. Cuando deja de llorar, levanto
su cabeza para inspeccionar los daños. Sí, tiene una hinchazón. Ya se está
formando un moratón. Mis nervios y adrenalina finalmente se despiertan de
la noche infernal que tuve, aunque sea por un segundo, mientras me dirijo a
la cocina.
—Aych. Aych. Duele —se queja Sam mientras saco una bolsa de hielo
con forma de rana del congelador.
Miro el reloj del horno al salir de la cocina. 8:10 a.m. Dejo escapar un
suspiro miserable. Todavía faltan cuatro horas para la siesta, tanto para él
como para mí. La necesito. Estoy cansadísima. Tanto que estoy al borde de
llorar, al igual que él. Me duele el pecho, y el café solo revuelve mi estómago.
Por supuesto, mi médico se asustaría si supiera del café, pero en realidad, se
asustaría aún más si supiera que tampoco estoy durmiendo.
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Pero también era otro día con mi dulce bebé. Bueno, bebés. A pesar de
cuánto odio mi vida, los amo y son realmente lo único que me mantiene en
pie.
Yo, por otro lado, estaba extasiada con la propuesta. Pensé que estaba
enamorada. Tuvimos una boda de cuento de hadas con prácticamente todo el
pueblo presente. Nos casamos bajo los sauces llorones al atardecer y luego me
llevó de luna de miel a una cabaña en la playa durante una semana. Vivir en
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Alabama tenía sus beneficios. Fue la semana en la que regresamos de la luna
de miel cuando nos enteramos de que estaba embarazada. Todo era perfecto.
Era el amor de mi vida. Y durante la primera parte de nuestro matrimonio,
fue un padre devoto que asistía a todas mis citas prenatales y me brindaba un
apoyo excepcional cuando descubrimos que tenía una rara condición que
requería reposo en cama. Me amaba. Hacía todo y cualquier cosa por mí.
Sorpresas de cumpleaños. Regalos y más, incluso fuera de días festivos o
cumpleaños. Era todo lo que siempre había soñado.
Rezo todos los días para que eso suceda. Que encuentre a alguien más.
Que me deje. O simplemente que no regrese a casa. ¿Quizás un accidente
automovilístico? ¿Quizás un accidente en el trabajo? A veces sueño despierta
con que simplemente se vaya sin decir una palabra y solo envíe una buena
suma de dinero cada mes para mantenernos. No me atrevo a desear que venga
un príncipe azul a salvarme. Ya tuve uno de esos y mira cómo resultó.
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¿O fue cuando dijo que había comenzado a descuidar las tareas del
hogar por estar en reposo y por mi embarazo de ocho meses? Cuando él lo
dijo, lo abofeteé. Y esa fue la primera vez que me devolvió el golpe. Me golpeó
de vuelta, con fuerza. Me dejó inconsciente cuando mi cabeza golpeó el horno.
¿Fue ese el punto de partida para que me golpeara? Porque desde entonces,
solo ha empeorado y nunca se ha detenido por completo.
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El portazo de la camioneta me sacó de mi debate.
Estaba afuera.
—Gabby, ¿a dónde carajos vas? —El olor a whisky invadió el auto y contuve
la respiración. Olía como si hubiera bebido todo lo que había en un bar. Su cabello
rubio estaba desordenado y sobresalía en diferentes direcciones, y sus ojos estaban
medio cerrados mientras se balanceaba en su lugar. El olor a perfume de mujer, la
cremallera abierta y la mancha de maquillaje en el hombro de su camisa blanca
tampoco me pasaron desapercibidos. Hubo un tiempo en que eso me hubiera
destrozado, pero solo confirmó que tenía que irme.
—Yo, eh... —Tragué saliva y lágrimas, y sonreí lo mejor que pude antes de
aclarar mi garganta—. Voy a la tienda por un rato. Quería hacer algunas galletas y
pasteles para la iglesia el domingo. Fue algo del momento, pero pensé que también le
haría bien a Sam dar un paseo. Tiene gases. —La mentira salió con facilidad.
—No. Vamos, necesito que calientes la cena y él no debería estar fuera a esta
hora.
—No. —Esa simple palabra fue tan difícil de decir, pero tenía que defenderme.
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—No. Vamos a salir, volveremos —dije firmemente.
Que se joda, pensé. Mi miedo se convirtió en rabia. Tenía que detener esto
aunque él pudiera darme algunos golpes. Ya había tenido suficiente. Él intentó abrir
la puerta trasera donde estaba Sam y rápidamente bloqueé la puerta antes de girar y
patearlo para alejarlo del auto, pero era rápido a pesar de estar borracho y agarró mi
tobillo.
—¡Detén esto de una vez y sal del auto! —Apretó fuerte mi tobillo y grité
mientras intentaba sacarme del coche. El sonido fue lo suficientemente fuerte como
para despertar a Sam, quien comenzó a llorar. Me aferré al volante e intenté luchar,
pero solo logré enfurecerlo más, y antes de darme cuenta, estaba a medio camino fuera
del auto.
Esto hizo que el mundo se balanceara por un segundo, solo para volver a
enfocarse con él sobre mí, gritándome en la cara:
—Isaac, lo siento mucho, pero tiene que ser así. —Comenzó a leer mi texto en
voz alta. Intenté apartarlo con mis caderas, pero era demasiado pesado y solo hizo que
gruñera antes de ejercer más presión sobre mí, haciendo que mi cabeza, que ya estaba
palpitando, se sintiera más pesada. Miré la rueda del auto e intenté mantener la
concentración en ella, en lugar de en su estúpido rostro mientras la lluvia caía sobre
nosotros.
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las cosas puedan volver a ser como antes. Te amé en algún momento, pero ahora no
estoy tan segura. Por favor, dame un poco de tiempo. Te llamaré.”
Otro golpe, esta vez una bofetada, y pude sentir que mi ojo izquierdo comenzaba
a hincharse. No fue suficiente para él, así que siguió golpeándome repetidamente.
—¿Que me joda? ¡Yo te mostraré como hacerlo! —La lluvia ya había cesado, y
si antes estaba borracho, en ese momento estaba sobrio como una piedra mientras
desabrochaba sus pantalones. Salí de mi estado aturdido y comencé a incorporarme.
Fue la única advertencia que recibí antes de que me violara una y otra
vez. Esa noche, cuando finalmente terminó, colapsé y perdí el conocimiento
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sobre el concreto. Me dejó allí toda la noche y al despertar a la mañana
siguiente, Sam estaba gritando en el auto. Nunca intente irme de nuevo.
Aquella noche quedé embarazada junto con tener que ir a la sala de
emergencias al día siguiente por sangrado anal y vaginal. Me desgarró en
ambos lugares, fue la primera vez que tuve sexo anal, tal vez eso era normal,
pero el desgarro vaginal fue peor que cuando tuve a Sam.
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aspecto como él. Fue casi suficiente para hacer que mi corazón diera un
vuelco, como lo hizo antes. Casi.
Asesino o no, abro la puerta, mi sentido común se ha ido junto con mis
emociones. El hombre, que parece tener unos veinte años y es increíblemente
alto, parece sorprendido durante un segundo, pero se recupera rápidamente.
–Oh, eh, no. Solo yo. Bueno, yo y la familia de mi esposo. Quiero decir,
nuestra familia. —Y ahí estoy yo, balbuceando como una idiota. ¿Cuánto
tiempo ha pasado desde que alguien me puso así de nerviosa?
—Estoy bien. Lo siento, pero no hay ningún Alaric aquí y los últimos
propietarios ya fallecieron. A unas cinco millas al sur está la casa de los
Weston. Tal vez ellos puedan ayudar —digo. Mi corazón se acelera ante la
idea de despedir a este apuesto desconocido, pero sé, incluso en mi mente
privada de sueño, que esto no es un sueño o un cuento de hadas. Él no está
aquí para llevarme en sus brazos, sin importar cuánto desee besarlo y ver
cómo se siente ser arrastrada por el romance otra vez. ¿De dónde diablos
vienen estos pensamientos?
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—Gabriella está bien.
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2010. El año en que me convertí en un Bitten; hace casi diez años. Tenía
veinticinco años.
Alaric Michael y sus amigos nos llevaron a la playa, nos sentamos alrededor de
una hoguera y nos dieron botellas de whisky. El ambiente era alegre entre nosotros, lo
suficiente como para ignorar a algún ruidoso yanqui tocando lo que ellos creían que
era una canción country popular. Las chicas americanas estaban bien. Bronceadas y
borrachas. Fiesteras de principio a fin, y exactamente lo que habíamos venido a buscar.
Estaba observando a una chica morena de cabello rizado con shorts cortos cuando un
grito atravesó la noche.
Sonaba como Derrick. Venía de entre los árboles. Me levanté de un salto junto
con mi amigo y nos dirigimos hacia el sonido a través del bosque. Me pareció extraño
que nadie más se inmutara con el grito. Nadie miraba a su alrededor ni reaccionaba
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ante eso. Pero Mike y yo lo escuchamos y no perdimos tiempo en dejar nuestras
botellas y seguir el sonido. La luz de la luna era lo único que iluminaba nuestro camino
mientras la luz de la hoguera se desvanecía detrás de nosotros. Mike fue el primero en
adentrarse entre los árboles.
Me di cuenta demasiado tarde de que dejé a mis amigos. Tal vez alguien me
drogó. Esto no podía estar sucediendo. El pequeño pueblo estaba justo al otro lado de
estos árboles. Lo habría logrado.
Justo cuando rodeaba un árbol, escuché a alguien reírse, casi como si estuviera
justo a mi lado, pero eso no podía ser cierto.
—Déjalo. Me gusta perseguirlos. —La voz de una chica, sonaba como la chica
de la que me estaba por acercar. Miré hacia atrás cuando mi pie por fin encontró el
asfalto. Sonó un claxon y vi una luz blanca. Después, nada.
Han pasado diez años desde que volví aquí. Diez años desde que Alaric
me convirtió en un Bitten después de ser atropellado por un camión en una
autopista aleatoria de Alabama. Pero esta vida es demasiado difícil de vivir y
quiero salir de ella. Necesito recuperar mi humanidad. Día tras día, siento que
mi vida se desliza hacia la locura. Me dijeron que soy inmortal. ¿Cómo puedo
sobrevivir a este tormento diario, anhelando la sangre de quienes me rodean?
Después de matar a la mayoría de mis seres queridos al regresar a Londres,
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intenté suicidarme muchas veces, pero nada funciona. Sigo aquí. Así que lo
necesito a él. Necesito que me diga cómo morir.
Regreso al lugar donde solía vivir Alaric. El lugar al que nos llevó antes
de ir a la playa esa noche. Pero inmediatamente noto algo extraño cuando
llego. Puedo escuchar una molesta serie animada que se reproduce mientras
me estaciono, incluso antes de salir de mi auto. A veces, tener una audición
muy aguda es una molestia. Puedo escuchar un crujido rítmico. Suena como...
¿una mecedora? El olor es extraño. Demasiado humano y el maldito auto
blanco y viejo de ese bastardo no está en el camino. Llamo al timbre y mientras
espero, escuchando los ligeros pasos acercándose a la puerta, noto las flores
plantadas por todas partes fuera de la casa. Extraño. Definitivamente, no son
obra de Alaric.
***
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Permanezco oculto y acecho a Gabriella durante todo un mes hasta que
llega el momento de actuar.
No estoy del todo seguro de por qué me quedé. Pero ahora estoy
demasiado involucrado observándola como para irme.
—Oh, oh. Ven aquí —le dice, consolando y lo levanta mientras él llora.
Justo cuando intenta mimar a su hijo, la puerta se abre y la golpea. Es un
hombre que acompaña a su propia mujer embarazada.
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Maldita sea. ¿Cuándo mis pensamientos pasaron de estar intrigado por
su vida a querer formar parte de ella?
Gabriella.
¿Comprometerme con ella, y con sus hijos también? ¿Cuándo vine aquí
para suicidarme?
No tan simple.
Observar.
Obsesionarme.
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No fue necesario decirle al Doctor Martin que algo iba mal cuando fui
a mi cita de los seis meses. Ni bien me miro, inmediatamente me exigió que le
contara por qué parecía tan enferma. Todo salió a flote. Todo. Decidí que era
hora de ser sincera cuando empecé a ver cosas. Bueno, no exactamente cosas,
sino personas, y no realmente personas, sino una persona en particular. El
hombre atractivo que tocó mi puerta. Desde entonces, juro que lo veo en todas
partes. En el reflejo de mi vaso de agua cuando estoy cenando. En la esquina
de la habitación, observándome mientras duermo. Una y otra vez, siento que
lo veo en todas partes. Afuera. Adentro. No importa, siempre está allí.
Siempre vigilando, y siempre sexy como el infierno. Obviamente, tuvo un
gran impacto en mi cerebro privado de sueño, pero de cualquier manera, eso
no era bueno. Necesitaba ayuda. El sonambulismo, era una cosa, pero las
alucinaciones eran un nivel completamente diferente.
Así que fui sincera. Y después de eso, pasé los siguientes veinte minutos
convenciéndolo de que no necesitaba refugiarme en un albergue para mujeres
maltratadas. Después de muchas miradas de preocupación, finalmente dejó
el tema y buscó una solución. Me recetó un medicamento que me ayudaría a
mí y al bebé, a dejar de ser sonámbula. Dudaba de ello. Y aunque era la ayuda
que probablemente necesitaba, no era de las personas que tomaban
medicamentos. Pero lo intentaría. Al menos por el bebé. Especialmente
después de que me señaló todos los peligros a los que estaba exponiendo a mi
hijo al negarle a mi cuerpo el sueño que necesitaba. Me aseguró que las
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alucinaciones eran un peligro en un cuerpo y una mente privados de sueño.
Era frustrante saber que no tenía un acosador sexy y que ahora me encontraba
en un nivel preocupante de mi salud mental. También me explicó lo peligroso
que podía ser el sonambulismo si no se controlaba. Podría vagar por el
exterior y ser atropellada por un automóvil, aunque estemos en el condado,
pero entendí lo que quería decir: caer por las escaleras o intentar comer y
atragantarme. Siguió hablando sin cesar, pero en mi corazón sabía que estaba
dedicando tiempo extra en mi cita para hacerme entender que esto era serio y
necesitaba ser tratado.
—¡Carro! —dice Sam, y le doy un beso en su mejilla. Bien, así que era
real. Lo levanto, acomodándolo alrededor de mi creciente vientre, y me dirijo
al auto mientras el hombre sale. Es como si el sol supiera por dónde iba a
caminar, porque la luz se refleja en sus gafas de sol cuando se las quita de una
manera que lo convierte en un modelo de revista. Su ropa elegante y su auto
lujoso gritan dinero. ¿Qué estaba haciendo aquí de nuevo?
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—Gabriella —saluda mientras mete las manos en sus bolsillos.
Él sonríe, y el sol brilla en sus dientes de una manera que los hace
parecer más largos por un segundo. No me detengo en eso porque las
malditas mariposas estaban de vuelta.
—Ashton Rush.
—Ah, sí. Aparentemente, se mudó, pero no es por eso que estoy aquí.
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—No andaré con rodeos. Te deseo.
—Sé que ese idiota no llega a casa hasta que al menos esté bastante
ebrio, y eso es mucho después de las 5 p.m. También sé que te gusta cuando
digo tu nombre. Tu corazón se acelera y puedo oler el deseo que se enciende
dentro de ti. Sé que no soportas mirarte en el espejo más de lo necesario
porque ese idiota te ha hecho creer que eres fea, cuando en realidad eres todo
menos eso. Eres la mujer más hermosa que he visto. Te encanta ver el
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programa de Sam con el pato y el elefante, pero finges no verlo, incluso
cuando solo estás tú y él en la casa. Odias la mantequilla en tu tostada y solo
la comes con mermelada de frambuesa de al menos de un centímetro de
espesor. Tienes miedo a la oscuridad, pero caminas dormida todas las noches
y cuando lo haces, solo lo haces por las cosas que te ha regañado esposo. Y
cuando no hay nadie cerca y Sam está dormido, te gusta cantar para ti misma,
como una forma reconfortante para el niño que llevas en tu vientre.
»Te conozco. Te he estado observando desde que llegué por primera vez.
Llámame acosador, psicópata o lo que quieras. Pero finalmente he encontrado
lo único que hace que esta maldita vida valga la pena, y eres tú. Y si hay algo
que debas saber de mí, es que tengo todo el tiempo del mundo y siempre
consigo lo que quiero.
—¿Por qué pensarías que cualquier mujer cuerda estaría bien con lo que
acabas de decir? Esto es una locura. Necesito acostar a Sam. —Esta vez,
cuando me doy vuelta, logro entrar en la casa, cerrándola detrás de mí antes
de apresurarme a acostar a Sam. Mis nervios están encendidos, y tiemblo
mientras tomo mi teléfono, lista para llamar a la policía, pero algo me detiene.
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Echo un vistazo por la ventana y aún está aquí. Apoyado en su auto. Con sus
gafas de sol en su apuesto rostro y parece que me está mirando directamente.
Cierro los ojos y trago con fuerza. ¿Qué diablos debo hacer?
Observo cómo se quita las gafas de sol, y sus ojos cambian de un color
normal a un rojo oscuro. Cuando comienzo a retroceder por miedo, se acerca
y agarra mi mano. Esto no puede ser posible. Los ojos de las personas no
cambian de color, y mucho menos a rojo.
—¿Cómo?
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El cielo se oscurece mientras una vez más toma mis manos, y de
repente, me jala hacia él. Estoy de vuelta en el trance de sus ojos, de los que
no puedo apartar la mirada y que hacen que mi cuerpo se sienta como si
estuviera flotando en el aire.
***
Me desmayé.
Me rio.
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—Gabriella. —Su voz irritada detiene mi risa.
—No creo que estés enferma, Gabriella. Creo que tu esposo te aterroriza
tanto que no quieres cerrar los ojos cuando te obliga a dormir a su lado por la
noche. Eso causa tus problemas para dormir. Si fueras más feliz, estarías bien.
Me burló.
—Necesito...
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lado. No puedo ignorar lo cerca que estamos ni cómo su pierna cálida
presionándose contra la mía me afecta. ¿Debería bajar mi vestido que se ha
subido? Miro sus ojos, que se han oscurecido significativamente desde que lo
he tocado, y me muerdo el labio. Se acerca más a mí y mira hacia donde mi
mano juega con el borde de mi vestido con una sonrisa burlona. Me doy
cuenta de que sus colmillos ya no se notan. Nunca había visto unos labios tan
llenos y atractivos en un hombre. Sigo mirándolos mientras siento que estoy
perdida en un trance. Trago con dificultad.
Antes de que pueda abrir los ojos, sus labios se estampan contra los
míos. Inhalo una respiración sorprendida, pero el sabor a menta junto con su
lengua sedosa asaltan mis sentidos, y no puedo resistirlo incluso si quisiera.
Estoy tan perdida en él, y debería preocuparme porque lo beso en lugar de
comportarme como la mujer casada que soy. Nunca me han besado así, menos
mi esposo, ni siquiera en nuestros días buenos. Nunca he sentido cómo
alguien juega hábilmente con su lengua sobre la mía como él lo hace.
Conquistador, impresionante, al mismo tiempo sexualmente compasivo.
Todo esto proviene de su boca, no puedo imaginar lo que el resto de él puede
hacer. Aprieta suavemente mi muslo, haciendo que gima en su boca debido
al placer que me recorre. Gruñe ante el sonido y muerde mi labio. Mis manos
vuelan por su cuenta hacia su cabello porque de alguna manera esto está
pasando de una tormenta a un tornado. Estamos fuera de control. ¿Su
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compulsión me está haciendo actuar así o es simplemente el calor que
generamos por nuestra atracción desenfrenada? Tan rápido como empieza,
de repente se separa de mí y yo jadeo con fuerza, intentando recuperar el
aliento.
***
Me besó.
Ashton me besó.
31
Pero habíamos hecho algo mal. Nos besamos. Compartimos miradas
que solo los amantes comparten. Y Ashton es todo en lo que puedo pensar,
incluso mentalmente está mal. Además, deseo desesperadamente que me bese
de nuevo, tanto que físicamente me duele cuando pienso en él. También lo
sabe él. Puedo verlo en la forma en que me roza accidentalmente al pasar o en
cómo me mira como si yo hubiera colgado las estrellas. Mis mariposas en el
estómago y mis risitas tontas no han disminuido, sino que han empeorado.
Ahora me levanto todos los días y arreglo mi cabello y mi maquillaje. Si Isaac
se ha dado cuenta, no ha dicho nada. También he vuelto a sonreír y mis
episodios de sonambulismo han desaparecido. Podría ser por mi medicación,
pero juro que es él. Es como si me hubiera devuelto la vida, y aunque todavía
estoy atrapada en este matrimonio abusivo y sin amor, está empezando a
derretir mi decisión de huir con él. Siento que aún no lo conozco lo
suficientemente bien como para arriesgar el bienestar de Sam. Aún no.
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Asiento simplemente. Quiero gritarle, pero, en cambio, me mantengo
tranquila. Quisiera decirle que no tendrá nada que ver con la educación de
nuestros hijos y con su influencia para que sean como él. Deseo poder
enfrentarlo. El odio que siento hacia él crece y crece. Cuando no logra obtener
una reacción o respuesta de mí, resopla antes de lanzar la espátula en la
encimera.
***
¿Máscara?
33
—No se supone que debas despertar a alguien sonámbulo —murmura
una paramédica femenina al hombre parado frente a mí. Rechazo la máscara
de oxígeno.
34
No creo en el destino. O al menos no lo hacía hasta ahora.
35
Estacioné mi camioneta en mi lugar habitual apartado en el bosque y comencé
a caminar hacia su casa. Demonios, ese beso me tenía tambaleándome, por lo que me
fui inmediatamente después para no hundir mis dientes en su cuello. Si no fuera por
mi naturaleza, habría tocado cada centímetro de ella en ese mismo instante. Sus
gemidos atormentarían mis sueños hasta que pudiera volver a oírlos. En ellos me
concentraba cada día que pasaba con ella mientras organizaba su llegada a mi casa.
Salí de mis pensamientos cuando me di cuenta de que algo andaba mal. Una alarma
de incendios. Enfoqué mi audición en la casa.
Ya no podía quedarme allí y esperar, así que corrí hacia la parte trasera de la
casa y entré por una ventana que había dejado sin seguro. Un espeso humo negro
colgaba en el aire justo debajo del techo mientras la alarma de incendio sonaba. No
podía encontrar el fuego ni escuchar los latidos de su corazón para localizarla. Era
algo bueno que técnicamente estuviera muerto, ya que el humo me haría toser y luchar
por respirar. Corrí con pánico por la casa, abriendo puertas de golpe, buscando en los
armarios. ¿Dónde demonios está? Maldición. Mi pecho estaba apretado y no era por
el humo. No podía recordar la última vez que había estado tan asustado. ¿Por qué
diablos no la había llevado a ella y a Sam a un lugar seguro cuando tuve la
oportunidad?
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¿Lo hizo ella? Sacudí esos pensamientos de mi cabeza. Amable gesto de Isaac al salvar
a su esposa. La levanté con facilidad. Mi fuerza y capacidad muscular son
sobrenaturales desde que fui convertido, por lo que para mí era tan ligera como una
pluma. Comenzó a forcejear en mis brazos un segundo antes de desmayarse, y me
sorprendió que el humo no la hubiera alcanzado antes. Me apresuré a salir con ella
por la ventana trasera mientras las sirenas de los camiones de bomberos se hacían más
fuertes. No quería dejarla, de verdad que no quería. Pero era demasiado pronto para
revelarme a Isaac. Necesitaba tenerlos a ella y a Sam listos para irse sin ningún
soborno legal una vez que los rescatara, y mi rostro es demasiado reconocible.
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—Por supuesto, ¿y el bebé? —pregunta Isaac.
—Parece que el bebé está bien, pero tiene ordenado un ultrasonido para
estar seguros, ya que está teniendo pequeñas contracciones. La estamos
vigilando de cerca y tenemos los monitores conectados por si acaso.
—Así que, daño en los pulmones, ¿qué significa eso? —Una nueva voz.
Me pongo alerta. Es una mujer. Mayor. ¿Su madre? Abro el informe de
investigación que Mary me envió el primer día que la vi y lo repaso hasta
encontrar una foto de una mujer mayor subiendo a un automóvil. Su madre
es.. la Sra. Stanford. Correcto.
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Bajo la cabeza cuando Isaac pasa junto a mí después de obtener el
número de teléfono de una enfermera. ¿Qué tan malditamente horrible tienes
que ser para engañar a tu esposa mientras está en el hospital? Me concentro
nuevamente en su habitación. El aumento del pitido de un monitor captura
mi atención. Guardo mi teléfono en el bolsillo y me dirijo a su habitación justo
a tiempo para ver a un equipo de enfermeras entrar apresuradamente. Esto
no puede ser bueno. Intento entrar rápidamente al mismo tiempo.
39
—Pobrecita.
***
La cultura popular te haría pensar que los vampiros, o los Bitten, no son
más que seres sin alma. Que no tenemos sentimientos. Almas. Cuán
equivocados pueden estar. Porque nosotros, nuestros cuerpos y emociones
son más que los de un humano normal. Oímos más. Gustamos, sentimos y
abrazamos más. Amamos más.
Mary fue la mujer que me crio desde que era un bebé. Fue lo más
cercano a una madre que tuve mientras crecía y mi mejor amiga. Mi
confidente, la única persona que conocía mi naturaleza después de
convertirme y lo que realmente le sucedió a mi familia. Y ella era a quien
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estaba emocionado por presentarle a Gabriella y Sam. ¿Fue un trato comercial
que salió mal? A veces mi negocio se adentraba en el mundo oscuro, pero con
la cantidad de dinero que tengo, siempre pude cubrir mis rastros. Nadie se
había atrevido a enfrentarse a mí o a mi dinero, ¿entonces por qué ahora?
41
será bien recibido en este momento. Trago saliva con dificultad, dándome
cuenta de que tal vez no debería haber comenzado con eso.
—Gabri...
Me acerco.
—Déjame quitártelas.
—Él les dijo que intenté suicidarme. —Ya lo sé, pero no digo nada, solo
me inclino y beso su cabeza—. No lo hice. —Su voz se aprieta mientras
empieza a llorar más.
—¡No, no lo sabes! Por mi culpa, él... —Se calla y ahora llora con más
fuerza. Respiro entrecortadamente, me siento a su lado y la sostengo lo mejor
que puedo. No la obligo a decirlo. Perder un hijo a cualquier edad gestacional
debe ser devastador. Ella estaba de siete meses. No puedo ni imaginármelo.
Ni siquiera soy el padre y siento su pérdida en el alma a través de sus sollozos
desgarradores. Joder, por qué no me la llevé cuando pude. Por qué no me quedé. Por
qué. Joder. ¿Por qué?
Frunce el ceño.
42
—Yo no...
—Dios mío. —Inclina la cabeza hacia atrás, con los ojos muy abiertos—.
La finca Rush, el accidente. ¡Eres de la familia real! —Se echa hacia atrás lo
mejor que puede desde su posición atada, como si yo fuera un leproso.
—Eres un... —Hace una pausa, con una mirada conflictiva—. Vam... —
Ahora me doy cuenta de lo que intenta decir y no puedo evitar suspirar.
Asiente robóticamente.
—Sí.
—Sí que lo tengo. Tiene que ser mejor conmigo que con él, ¿no?
43
—Yo me ocuparé de Isaac. Traeré a Sam y podremos irnos. Te
mantendré a salvo. Te proporcionaré todo lo que quieras, pero no tenemos
mucho tiempo.
—No puedo irme a menos que sepa que tengo a Sam sano y salvo, e
Isaac nunca me dejará irme de todos modos. —Su barbilla se tambalea y otra
lágrima corre por su mejilla—. Quiero... necesito enterrar a mi hijo, Gabriel.
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45
El pitido de un monitor me despierta. Lo último que recordaba era sostener la
máscara de oxígeno contra mi rostro y luego nada. Estaba atada a una cama de
hospital, y cada inhalación de aire sentía como si mis pulmones se estuvieran
desgarrando. Tenían mis muñecas y tobillos sujetos. ¿Por qué? Luché por
incorporarme y de inmediato sentí algo extraño en mi estómago. El peso al que estaba
acostumbrada se había ido. Miré hacia abajo y vi que mi estómago tenía la mitad del
tamaño de antes, de repente sentí un fuerte dolor en mi vagina.
1
Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.
46
hiperventilar de miedo. La acción hizo que los monitores a mi alrededor aumentaran
su pitido.
Una puerta se abrió y una enfermera con el cabello rubio corto entró, detrás de
ella venía una enfermera con cabello largo y castaño. La rubia me alcanzó primero y
presionó un botón en el molesto monitor, mientras que la otra enfermera levantó mi
bata, miró debajo y luego comenzó a presionar mi estómago. Oh Dios, eso es lo que
hacen después de que tienes un bebé. Así que era real. No estaba en mí. Había nacido,
pero nadie me felicitaba, ¿y por qué estaba atada? No podía dejar de preguntarme esto.
No entendía lo que estaba sucediendo. Me estremecí por el dolor punzante que surgía
de la presión que la enfermera causaba.
Me interrumpió:
—Su dolor, ¿puede calificar su dolor en una escala del 1 al 10? —Un mareo
comenzó a invadir mi cabeza, parpadeé lentamente y negué.
—¿Por qué estoy atada? ¿Dónde está mi bebé? —pregunté nuevamente entre
sollozos. La enfermera rubia no respondió más que para girarse y manipular una
bandeja que contenía viales de medicación líquida detrás de ella.
47
Sacudí la cabeza, negando cualquier mala noticia que él planeaba comunicar.
—Sra. Davis, lamento mucho tener que decirle esto, pero debido al daño
causado por la inhalación de humo, sufrió un aborto espontáneo anoche después de ser
ingresada...
—¿Qué? —Quería que dejara de hablar. Que hablara más despacio. El pecho
se me llenó de dolor e intenté respirar hondo, pero no entraba suficiente aire. ¿Un
aborto espontáneo? A los siete meses, no lo entendía—. ¿Qué quieres decir...?
Siguió hablando.
—¿Dónde está él? ¡Necesito verlo! —Él seguía hablando, tal vez por eso no me
respondió, o tal vez no estaba hablando realmente. ¿Sabes esa sensación que tienes
cuando duermes demasiado tiempo en una posición incómoda sobre tu mano o pie?
Esa sensación de hormigueo que se siente como electricidad y casi duele. Eso era mi
mente, cuerpo y alma en ese momento. Algo estaba mal. Todo estaba mal. No sentía
que estuviera aquí. Como un espectador. Un fantasma atrapado en este cuerpo.
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—Oh Dios mío —gemí de dolor, mi desolación era demasiado grande para
contenerla—. Mi bebé. Mi dulce bebé. ¡¿Dónde está?!
—Por consejo del médico, que habló con su esposo, ha solicitado esto por su
seguridad y la seguridad de los demás. Debido a actos de suicidio o posibles actos
violentos, consultamos también con su médico personal, el Doctor Arnold, y él está de
acuerdo en que un traslado a un hospital psiquiátrico seguro será lo mejor para su
tratamiento.
—¿Suicidio?
Miró su reloj.
—La policía debería llegar antes de que la den de alta para tomar una
declaración oficial. Lo siento, eso es todo lo que sé por ahora. —Con eso, salió.
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Las enfermeras volvieron a inyectarme en mi vía intravenosa, pero esta vez
llegué a sentirlo. De repente, todo mi cuerpo se llenó de un calor incómodo y mis ojos
se volvieron pesados. Intenté gritar una serie de maldiciones sobre lo injusto que era
todo esto, pero salieron entrecortadas y confusas.
***
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—Entiendo lo que él les dijo, pero está equivocado. Nunca... —Mi
garganta se aprieta de emoción, pero la aclaro y continúo—: Nunca lastimaría
a nadie, incluyendo y especialmente a mis hijos.
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—Cálmese, señora. Solo estamos aquí para recopilar todos los hechos.
Le lanzo una mirada asesina. ¿Cómo podría estar más tranquila cuando
estoy atada? Idiota.
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propia seguridad y eso no era algo con lo que pudiera vivir. Nada de esto lo
era.
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Me aseguré de que el nuevo personal de la finca fuera contratado y
estuviera trabajando antes de siquiera bajara del avión. También me aseguré
de llegar por la noche para mantener en secreto mi llegada ante la prensa. No
quería que se filtrara información sobre esta situación. Ni siquiera si esto era
solo un trabajo al lazar. Esto dice mucho sobre la capacidad de quienes hayan
sido, sea cual sea su identidad, para lograr algo así en contra de una persona
muy adinerada y altamente protegida. Estoy en el teléfono todo el tiempo
hasta que llego a las puertas principales, donde me recibe la Oficial White, e
incluso entonces, sigo pensando en Gabriella. Ahora más que nunca. ¿Cómo
se suponía que debía traerla a ella y a Sam de regreso a esto? Lugar que se
suponía seguro y lleno de amor.
Ella asiente.
Es una mujer pequeña y parece tener unos cuarenta años. Mucho más
pequeña que una mujer promedio. Su cabello rubio está recogido en un moño
pulido y apretado, y su rostro parece tenso por falta de sueño y por los
nervios. No la culpo. Después de leer los informes durante el viaje, entendí
que todo este asunto era un desastre. Cada habitación estaba ensangrentada,
por lo que me alegra que una empresa de limpieza haya limpiado toda la
propiedad antes de mi llegada.
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La sangre para cualquier Bitten es difícil de resistir. No importa si es la
sangre de un amigo o de tu familia. Probablemente, me habría vuelto loco si
hubiera llegado cuando todo estaba lleno de tanta sangre. El hospital fue lo
suficientemente malo para mí. Aún no había aprendido a controlarme.
Un nuevo miembro del personal, a quien aún no conozco, nos abre las
puertas y guío a la agente a mi oficina, mostrándole una de las sillas frente a
mi escritorio. Contengo la repulsión al sentarme en el mismo lugar donde
mataron a Mary y tomo asiento detrás del escritorio.
—Gracias, Sr. Rush, esto no llevará mucho tiempo. Solo tengo un par
de preguntas.
Aclaro mi garganta.
—Es cierto. Tuve algunos asuntos de última hora que tenía que resolver
en los Estados Unidos antes de regresar a casa, así que acorté mi viaje inicial.
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—Señor Rush, me disculpo. Solo estoy tratando de hacer mi trabajo. —
Levanta su barbilla y puedo decir que lucha por ocultar su miedo. Es una
mujer valiente. Le concedo eso.
—¿Pan Wonder?
Ella siente.
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—No tengo respuestas para eso.
Increíble.
—No puedo revelar nuestras pistas sobre esto. Por favor, si puede
reunir una lista de sospechosos, encontrar algo fuera de lo normal o incluso
pensar en algo que pueda ayudar, entonces llámame. Estaré en contacto. —
Esta vez no intenta estrecharme su mano por cortesía cuando se gira para irse,
y probablemente sea por la rabia que desprendo en este momento.
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asesinado en una habitación separada y se aseguraron de que pareciera una
masacre. No una muerte rápida. Pero no tenía sentido.
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Han pasado doce días, dieciocho horas, cuatro minutos y treinta
segundos.
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Sam y a mí misma en un incendio, pero, ¿qué clase de familia creería a alguien
a quien odian y no comprobarían al menos cómo está su hija?
Realmente libre.
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Regreso a Estados Unidos y la encuentro drogada. Tanto que lo único
que hace es quedarse en una silla de ruedas, todavía jodidamente atada,
mirando un reloj en la pared. Bien. Necesitaba ver su maltrato para que
estuviera más grabado en mi cabeza que ese hijo de puta tenía que morir. E
iba a morir.
Esta noche.
Me acerco y se ríe.
—Ah. Así que el hombre que se folla a mi mujer por fin se deja ver.
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por mis manos. Tengo conexiones con la mafia francesa esta noche como
equipo de limpieza. No tendré que preocuparme de que hable.
Me burlo.
—¿Así que crees que conoces a Alaric? —Muestro mis colmillos para
que pueda verlos bien, pero no parece preocupado. Probablemente, porque
está borracho. Cualquier persona en su sano juicio que viera los colmillos de
un Bitten, estaría aterrorizado. Debería estarlo. Su culo abusivo y demasiado
confiado no existirá al final de la noche—. Si realmente lo conocieras, y a mí
también, sabrías que no debes meterte con lo que es mío.
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para que pueda ver los dientes que le faltan alrededor del cigarrillo encendido
que le cuelga de la boca. Por suerte, desaparece dentro de la casa y no tengo
que mirarla más. Verla me produce náuseas. Rezo para que Sam siga en casa
de su abuela, pero concentrándome puedo oír los latidos de su corazón,
fuertes y regulares, provenientes de su habitación. Está dormido.
—Parece que no. ¿Eso es todo lo que quieres confesar antes de que
empecemos? —Hago una seña al equipo para que salga de su escondite, y
rodean el auto, quedando a la vista del hombre. Parece sorprendido. Mi
sonrisa se ensancha cuando levanta el arma, pero no sabe a quién apuntar. A
los hombres de apariencia mafiosa o al vampiro—. Opciones. Opciones. ¿A
quien quieres disparar primero? —me burlo mientras los hombres detrás de
mí se ríen.
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—Ah, venga ya. ¿Qué pasó con el abusador que golpea a su esposa y
tiene conexiones con vampiros? ¿De verdad creías que podías enfrentarme y
que no habría consecuencias? —Doy un paso adelante, y presa del pánico,
dispara. La bala me atraviesa el torso, pero ni me inmuto. Nada me mata, al
menos por lo que sé, así que el dolor es inútil. Miro hacia abajo y me río. Ahora
sí que tiene miedo—. Sigue disparándome, no tiene sentido. ¿Tu amigo Alaric
no te lo dijo?, amigo.
***
Sam está asegurado, y los papeles están listos para ser tramitados.
Llego con mi chófer y tal y como dijo mi asesor legal, llego a sus
instalaciones para sacarla sin tener que ocultar mi identidad. No es que
esperara que la prensa me esperara aquí. Pero queríamos que quedara rastro
de mí sacándola del hospital. No intentábamos ocultarlo en absoluto.
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ridículas. ¿Por qué creen que es una amenaza? Apenas supera los cincuenta
kilos y aun así, ha perdido peso. Obviamente, ha perdido peso del embarazo,
pero no es solo eso. Parece que la han mantenido a dieta de líquidos todo el
tiempo que ha estado aquí.
—Si supieras lo inútil que soy. —Retiro mi mano, sorprendido por sus
palabras.
—Gabrie...
—Si supieras cuánto lo siento. Si fueras real, quizá esto sería diferente.
Todo ello. Gabriel. Mi dulce bebé.
Suena confundida. ¿Serán sus medicamentos? Debe ser eso. Lo que sea
que esté diciendo es una tontería.
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No sé cómo no me di cuenta de que su correa estaba fuera de su muñeca
derecha, porque solo toma esa fracción de segundo para mirar hacia atrás y
ver su mano envuelta alrededor de una jeringa vacía. Ni siquiera con mi
velocidad sobrenatural puedo evitar que se la clave en la arteria de su cuello.
Grito, pero eso no la detiene.
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Me despierto en una cama súper suave, en una casa que nunca he visto
antes. Grita lujo. Me siento y me toco el cuello. No hay dolor. Trago con
dificultad, aliviada. Lo he logrado. Me he quitado la vida. Pero, ¿por qué no
despierto junto a Gabriel? ¿Es esto el cielo? Miro cómo una puerta a mi
derecha se abre y veo de inmediato a Ashton entrar, sosteniendo a Sam. Santo
cielo.
Ashton desliza su mano por mi mejilla mientras cierro los ojos y dejo
que las lágrimas de felicidad se derramen. Me siento plena. Sam agarra un
puñado de mi cabello y trata de comérselo. Ashton se ríe y murmura:
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Él sonríe cálidamente y me besa la cabeza. En lo más profundo de mi
ser, sé que esa respuesta es todo lo que estoy buscando.
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Han pasado tres meses desde que traje a Gabriella y Sam a la seguridad
de mi hogar. No pensaba que esta clase de felicidad fuera posible y ella
tampoco. Me lo dice todo el tiempo. Después de que se estableció, le conté
todo lo que sucedió, y para mi sorpresa, no se molestó por su transformación
ni al enterarse del castigo inhumano que recibió Isaac. Y siendo su verdadero
compañero, he podido ayudarla a controlar sus ansias de sangre. Gabriella ha
comenzado a pintar y a explorar nuevos pasatiempos. Tiene su propio ala en
mi finca. Somos felices. Todos nosotros. No presiono nuestra relación y ella
tampoco. Por ahora, ambos estamos contentos de dejar que las cosas se
desarrollen lentamente, aunque no puedo evitar coquetear y molestarla a
veces solo para verla enloquecer de deseo.
Suspiro.
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Aaron se acerca a mí y asiente.
—Estoy de acuerdo.
Continuará…
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(If They Only knew #1)
Gabriella
Aunque estoy segura de que mi ex sufrió
un destino peor que la muerte, aún lucho
por superar mis pesadillas atormentadas y
seguir adelante hacia la vida que
merecemos. ¿Estoy irreparablemente
dañada?
Ashton
Revivir su despertar ha traído a la memoria los recuerdos de mi propio renacimiento
infernal en este mundo. Aquellos que he intentado enterrar con todas mis fuerzas.
No puedo permitir que me devore por completo.
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Chelsii Klein vive en la costa del Gulf de Mississippi con su esposo y
cinco hijos, donde asiste a la Universidad Estatal de Mississippi para estudiar
Ingeniería Eléctrica. Cuando no está estudiando o pasando tiempo con su
familia, disfruta escribir fantasía New Adult. Es una ávida bebedora de café y
vino, le gustan las películas de superhéroes de Marvel y leer cualquier cosa
con hombres alfa irresistibles. "The Beloved Fire" es el primer libro de una serie
planeada de cuatro libros que será su debut en el mundo de la escritura.
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