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Carmen y Francisco son una pareja de ancianos que han estado casados por 60 años y han criado a sus hijos con mucho amor y sacrificio a pesar de las dificultades. Se mudaron para darle a sus hijos mejores oportunidades y aunque empezaron desde cero, pudieron darles una buena educación. Ahora, sus hijos viven cerca y se reúnen cada domingo en familia para jugar bingo, un juego que disfrutaron juntos cuando eran niños.
Carmen y Francisco son una pareja de ancianos que han estado casados por 60 años y han criado a sus hijos con mucho amor y sacrificio a pesar de las dificultades. Se mudaron para darle a sus hijos mejores oportunidades y aunque empezaron desde cero, pudieron darles una buena educación. Ahora, sus hijos viven cerca y se reúnen cada domingo en familia para jugar bingo, un juego que disfrutaron juntos cuando eran niños.
Carmen y Francisco son una pareja de ancianos que han estado casados por 60 años y han criado a sus hijos con mucho amor y sacrificio a pesar de las dificultades. Se mudaron para darle a sus hijos mejores oportunidades y aunque empezaron desde cero, pudieron darles una buena educación. Ahora, sus hijos viven cerca y se reúnen cada domingo en familia para jugar bingo, un juego que disfrutaron juntos cuando eran niños.
Carmen, mujer bondadosa de 74 años de vida regalando sonrisas y amor a
siete mares, le tocó salir adelante con varios hijos en un mundo con mucha adversidad pero con ganas de entregarle lo mejor a sus hijos como toda madre lo desea, se levantaba desde muy temprano a pilar maíz o arroz para sostener su familia junto de su gran amor Fransisco, quiénes con mucho sacrificio pero también con mucho amor han llevado 60 años compartiendo su amor y generosidad el uno al otro, un día cualquiera les tocó salir de su pueblo en busca de oportunidades y un buen futuro para sus hijos, llegaron a un nuevo nido de amor como le llamaba Francisco. En ese lugar empezaron de cero, pero ya con un mejor trabajo y con sus hijos en el colegio como ellos lo querían, ya no veían tanto la escasez, sus hijos crecieron y cada uno hizo su familia en ese mismo lugar, pero nunca se apartaron de sus padres, ellos le enseñaron el valor de la familia sin importar las adversidades. Hoy en día la mayoría de sus hijos residen en el mismo lugar que sus padres solo los separan algunos kilómetros. Cada domingo todos se reúnen a compartir en familia, a jugar Bingo, juego tradicional que crecieron jugando al lado de sus padres, hoy en día lo siguen haciendo pero con la otra cara de la moneda, con el mismo amor pero hoy en día esas adversidades que padecían parece que se las llevo el viento, y solo quedó ese amor tan puro y sincero que nació en esa familia.