Está en la página 1de 21

AVANCES SOCIO-JURÍDICOS DIFERENCIALES PARA LA REGULACIÓN DE

LA MARIHUANA EN COLOMBIA

VANESSA GUARDIA JIMÉNEZ

SEBASTIAN COLÓN EPALZA

UNIVERSIDAD DE LA COSTA

DEPARTAMENTO DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

BARRANQUILLA-ATLÁNTICO

2023

1
Avances socio jurídicos diferenciales en la regulación de la marihuana en

Colombia

1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:

Ineficacia del paradigma socio jurídico con enfoque diferencial, en el abordaje del

uso de la marihuana en Colombia.

1.1 DESCRIPCIÓN

En los últimos años Colombia ha experimentado avances importantes en la

regulación de la marihuana, dichos avances han sido impulsados por diversos

momentos en la historia política colombiana y factores globales influyentes,

como los cambios en la percepción social hacia el consumo de la misma,

progresos en la investigación científica sobre sus propiedades medicinales, sin

dejar de lado, los beneficios económicos asociados a su producción y

comercialización dentro de un contexto globalizado, económico, con políticas

de libre mercado.

Ahora bien, es importante analizar los avances socio-jurídicos dirigidos a

lograr una regulación diferencial y equitativa del uso de la marihuana y sus

derivados. Para comprender este proceso, resulta fundamental contextualizar los

diversos acontecimientos que han tenido lugar en el país desde la década de los

70, junto con los cambios políticos bipartidistas que se han producido.
2
Es necesario considerar las posturas y dinámicas del Congreso de la

República frente a una sociedad tradicionalmente conservadora. En nuestro país,

se han llevado a cabo intensos debates legislativos y se han proferido decisiones

judiciales respecto a la legalización del uso de la marihuana, este proceso ha

venido acompañado de la búsqueda transitoria para su regulación, generando un

complejo escenario socio-jurídico.

Esta situación que se ha desarrollado en un contexto social altamente

conflictivo, caracterizado por una gran carga de hostilidades que ha afectado a

diversos sectores de la población, entre los que se encuentran personas con

protección especial e históricamente vulnerables en cuanto a sus derechos y su

relación con el cannabis, las poblaciones indígenas, campesinas, víctimas del

conflicto armado, mujeres, infantes, personas LGBTIQ, población privada de la

libertad, comunidad académica en todos sus niveles, clase trabajadora en general

y por último abordaremos los efectos medioambientales causados por el cultivo

de cannabis.

A propósito de lo anterior, es necesario mencionar que Colombia tiene un

potencial significativo en el cultivo de plantas, ha sido señalado a través del

tiempo por la producción y exportación masiva de drogas.

Durante 50 años, el país se ha convertido en uno de los principales

productores de sustancias psicoactivas. Este fenómeno ha sido aprovechado por

diversos grupos criminales que se han formado en todo el territorio, algunos de

estos son actores del conflicto interno colombiano.

3
Desde una perspectiva distinta, acompañada de un panorama legal y

jurisprudencial en constante evolución, hemos evidenciado el

crecimiento de la industria del cannabis. Este desarrollo ha traído

consigo efectos positivos en el presente y se vislumbran impactos

favorables a futuro. En este sentido, la distinción entre tráfico, cultivo y

consumo personal en la legislación colombiana ha adquirido relevancia,

generando la necesidad de que el Estado proteja los derechos de los

ciudadanos que le dan diferentes usos a esta planta.

No obstante, la normativa existente, incluida en códigos, decretos,

etc., basada en lógicas prohibicionistas, represivas y estigmatizantes,

refleja claramente las grandes contradicciones del sistema político y

económico dominante frente a un asunto que requiere ser tratado con

franqueza y rigurosidad, estas contradicciones han obstaculizado la plena

garantía de los derechos de la población que usa el cannabis, lo cual

históricamente ha exacerbado la fractura de los principios y fundamentos

en los que se sustenta el actual estado colombiano.

Sin embargo, cabe aclarar que, al mismo tiempo, bajo los cambios

sociales globales y regionales, el país a través de sus instituciones

también ha construido normas en beneficio de la población usuaria y

cultivadores de cannabis, normativa que también serán de estudio en el

presente texto.

Finalmente, es fundamental enfatizar también en la ausencia de mecanismos

y herramientas eficientes con perspectivas diferenciales por parte de las


4
instituciones estatales para poder contrarrestar la problemática del uso de

diferentes sustancias psicoactivas y la disminución real del consumo de estas.

Sin embargo, a medida del desarrollo del presente trabajo tendremos en cuenta

los cambios y progresos en materia de legalización, regulación de la marihuana,

y avances obtenidos a través de la actividad legislativa y judicial. (Jaimes, 2017,

P24, del plomo al porro).

1.2 FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

¿Cuáles han sido los principales avances socio-jurídicos diferenciales para la

regulación de la marihuana en Colombia orientados a la construcción de

políticas justas en relación al contexto nacional?

1.3 SISTEMATIZACIÓN

I. ¿Cuáles han sido las normativas, proyectos y decisiones judiciales

dirigidos hacia la regulación del uso de la marihuana en Colombia?

II. ¿Cuál ha sido el análisis contextual realizado por los servidores públicos,

en función de una regulación diferencial del uso de la marihuana en el

territorio?

III. ¿De qué manera afecta o influye el uso de la marihuana a los ciudadanos

del estado colombiano?

5
2. JUSTIFICACIÓN

La marihuana es una de las sustancias más consumida, traficada y producida


en el mundo, de acuerdo con el informe Cultivo de cannabis en América Latina:
erradicación y efectos (Catalina Pérez, 2019). Es por esto que siempre ha sido
foco de debate en el marco del Estado Colombiano, especialmente, por su larga
historia con el narcotráfico y su inminente potencial para el cultivo de esta
planta. Por consiguiente, es fundamental llevar a cabo un análisis exhaustivo de
los avances socio-jurídicos diferenciales de la regulación de esta, toda vez que el
tema ha estado sobre la mesa dando paso a intensas discusiones marcadas por el
conservadurismo predominante en el país.

En el presente trabajo de investigación buscamos adentrarnos y


contextualizar estos avances, puesto que se han llevado a cabo diferentes
cambios normativos y procesos judiciales que han modificado el panorama legal
en relación a esta sustancia. Además, exponer los impactos sociales que se han
generado, con la finalidad de estudiar si la regulación va de la mano con las
leyes y principios que rigen el Estado Colombiano.

Luego entonces, es importante destacar que la regulación de la marihuana


tiene implicaciones tanto a nivel social como jurídico. A nivel social, su
consumo y producción están vinculados a diferentes realidades y problemáticas,
como el narcotráfico, la salud pública, la criminalidad y el acceso a derechos
fundamentales de los usuarios medicinales. Jurídicamente, la regulación de la
marihuana implica un cambio en el paradigma prohibicionista que ha
caracterizado las políticas públicas en esta materia, abriendo la puerta a nuevas
posibilidades en términos de derechos individuales y colectivos.

6
No obstante, a pesar de los avances normativos y judiciales de la regulación
de la marihuana en Colombia, sin duda, aún persisten desafíos y retos
importantes. La aplicación efectiva de las normas, la protección de los derechos
de los consumidores y no consumidores, la lucha contra el narcotráfico y la
garantía de una distribución equitativa de los beneficios derivado de la
regulación, son aspectos que requieren un análisis profundo y una reflexión
crítica, buscamos evaluar la forma en que la legislación y la jurisprudencia han
contribuido a la construcción de una política de regulación justa.
Finalmente, esta investigación integrará al mismo tiempo el contexto
internacional. A nivel global, varios países han avanzado en la regulación de la
marihuana, ya sea para su uso medicinal o recreativo, el estudio comparativo de
las políticas y las regulaciones implementadas en otros países, puede
proporcionar elementos de reflexión y lecciones aprendidas que sean relevantes
para el caso colombiano, para así lograr la construcción de una política justa y
garante de los derechos humanos.

3. OBJETIVOS

3.1 OBJETIVO GENERAL


Indagar los progresos socio-jurídicos encaminados a la construcción de una
política de regulación diferencial de la marihuana en Colombia.

3.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS


1. Identificar los avances en materia de legalización y regulación del
uso de la marihuana en Colombia, a través de escenarios legislativos
y jurisprudenciales, para así conocer la normativa vigente y
proyectos de ley enfocados en la regulación de esta.
2. Analizar la jurisprudencia nacional orientada a garantizar los
derechos humanos en concordancia con el uso de la marihuana en el
territorio.
3. Exponer los efectos adversos y beneficiosos en la salud de los
colombianos usuarios de la marihuana.
7
4. DELIMITACIÓN ESPACIAL

El factor problema pretendemos abordarlo estudiando el escenario socio jurídico

colombiano, desde la visión legislativa y jurisprudencial en vísperas de una regulación

diferencial y justa de la marihuana, comprendiendo las condiciones de los colombianos

usuarios de la misma, buscando analizar la afectaciones y beneficios en medio de la

regulación.

4.1 DELIMITACIÓN TEMPORAL

La problemática que se ha venido desarrollando en Colombia, se estudiará a partir

de la década de 1970 hasta la actualidad, para efectos de la investigación se tendrán en

cuentan los inicios de la prohibición, represión estatal y la ausencia de una política pública

diferente e innovadora que cumpla verdaderamente con los principios fundamentales del

estado social de derecho, garantistas de la dignidad humana.

8
ESTADO DEL ARTE

La regulación de la marihuana en Colombia se ha convertido en un tema de gran

importancia en el territorio nacional, dada la complejidad de los diferentes factores que

confluyen en vísperas de una regulación del mercado de cannabis, discusiones cargadas de

argumentos muchas veces fundados en la desinformación mediática, propaganda

prohibicionista y costumbres morales de colombianos, aun así, también existen posiciones

avaladas en la ciencia, medicina y economía entre otras, tanto orientadas hacia la

regulación como al mantenimiento de políticas prohibicionistas que a partir de la historia

se han mantenido, panorama que ha generado desafíos en la construcción de una regulación

justa y diferencial en beneficio de la población.

En el entendido que “la mejor regulación posible será aquella que reconozca de

manera particular la historia de la prohibición, sus daños, estigmatizaciones y la

potencialidad creativa de los actores del mercado gris”). En razón que se formulan

cuestionamientos a las regulaciones y proyectos que han carecido o incluido mínimamente

la participación de poblaciones que originariamente mantienen relación con el cannabis y

sus derivados.(Laberintos de prohibición y regulación, los grises de la marihuana en

Colombia, P.14.2021).

En Colombia hay cultivos de cannabis desde el siglo XVII en regiones como la

Sierra Nevada de Santa Marta y en el Macizo Colombiano, cuando se instaló la industria

del cáñamo para la fabricación textil. El cáñamo, una variedad de cannabis con baja

concentración de THC, se terminó adaptando a los climas colombianos y dio origen a las

variedades con efecto relajante y de “viaje suave”.

9
Ya en el siglo XX, el Estado prohibió la marihuana y comenzó a perseguir a las

personas que la usaban, a quienes cultivaban, esto acompañado de un plano internacional

con Estados Unidos impulsando políticas de drogas con características de segregación y

racismo hacia determinadas personas. El legado económico de la bonanza marimbera.

(2022, julio 28) Dejusticia.

La denominada guerra contra las drogas en el plano internacional, comienza con un

perfilamiento racial contra la migración mexicana y las poblaciones afrodescendientes, o el

movimiento contra la guerra de Vietnam en Estados Unidos, y llevó al mundo a un

consenso para estigmatizar, excluir y reprimir a poblaciones marginadas por los sistemas

económicos o políticos. Guerra que sencillamente es perpetrada en contra de humanos y

que también está caracterizada por la persecución y criminalización de personas usuarias de

la hierba. (Laberintos de prohibición y regulación, los grises de la marihuana en

Colombia, P.15.2021).

En Colombia la “bonanza marimbera” se caracterizó por la existencia de una

compleja red de producción y distribución, en la que participaron desde narcotraficantes

hasta campesinos, logrando establecer organizaciones criminales altamente estructuradas,

que controlaban el cultivo, procesamiento y transporte de marihuana. Se puede decir que

esta fue la principal fuente de ingresos ilegales en Colombia en esa época y tuvo gran

impacto en la economía y en la sociedad. Por un lado, se generó una importante riqueza

para los narcotraficantes, “los narcotraficantes colombianos son tan fuertes en términos de

poder financiero, que podrían tener su propio partido, y pueden haber comprado y pagado

ya a diez miembros del cuerpo legislativo”. (Diego Cortes Asencio, embajador de Estados

Unidos en Colombia en 1978).

10
Por el otro, la violencia relacionada con esta actividad se propagó a lo largo del

territorio nacional, causando daños materiales y humanos. El negocio dejó de ser una

bonanza entre 1978 y 1985 por gracia de la prohibición, la Operación Fulminante y el auge

de la cocaína. De manera que los gobiernos de Colombia y Estados Unidos desplegaron una

estrategia de represión al cultivo y tráfico de marihuana, que tuvo como consecuencia el

aumento de los costos de producción y transporte.

En 1978 el Gobierno colombiano dio el primer golpe con la Operación Fulminante,

movilizando a más de 10 mil soldados de la Segunda Brigada del Ejército con el fin de

acabar con la producción y el tráfico de marihuana en la costa caribe colombiana. Luego

comenzaron las presiones de Estados Unidos para asperjar glifosato desde avionetas,

decisión que tomó el presidente Belisario Betancur en 1984 y las hectáreas de marihuana se

redujeron a 8 mil para 1985. El legado económico de la bonanza marimbera. (2022, julio

28).

Durante décadas, Colombia ha mantenido normativas prohibicionista en relación a

la marihuana, considerándola una droga ilícita, criminalizando su producción, distribución

y consumo, esta postura se basó principalmente en la adhesión de Colombia a los tratados

internacionales de control de drogas. El prohibicionismo, además, ha tenido diversas

consecuencias sociales, ha generado estigmatización y criminalización de los

consumidores, contribuyendo a la marginalización de ciertos grupos sociales y la

sobrecarga al sistema de justicia penal.

También, el enfoque represivo ha impulsado la actividad delictiva relacionada con

el narcotráfico y el cultivo ilegal de la marihuana, la falta de regulación ha llevado a los

11
usuarios a un mercado oscuro que no garantiza la calidad y seguridad de los productos,

sumada a la exposición ante bandas delictivas que controlan el mercado ilegal del cannabis,

situación que representa grandes riesgos para la población colombiana usuaria de la

“ganja”. Sin embargo, a pesar de esta postura general de prohibición, en 1994 la Corte

Constitucional emitió una decisión que despenaliza la dosis mínima personal, lo que marcó

un hito en el enfoque del país hacia las políticas de drogas y sentó las bases para futuros

debates sobre la regulación de la marihuana.

En 2012, la ley establece que una persona atrapada con veinte gramos o menos, no

sería procesada, pero dependiendo el caso, podría recibir tratamiento. En 2015, el gobierno

despenalizó el cultivo de la plata, permitiendo cultivar hasta 20, pero solo si es para uso

personal. En 2016, con la ley 1787 se le dio paso un marco regulatorio seguro e informado

al uso medicinal del cannabis y sus derivados y se abrieron las puertas para la Investigación

científica, esta ley permite el uso de semillas de marihuana, venta, importación, comercio,

almacenamiento y transporte exclusivamente para los fines mencionados anteriormente,

siempre que se tenga una licencia.

En el año 2018, el ex presidente Iván Duque firmó un decreto donde se estipulaba

que la policía podría confiscar, incluso, pequeñas cantidades de marihuana, aunque solo

fueran para el consumo personal, atacando de esta manera el enfoque progresista. Grupos

de libertad civil criticaron al conservador afirmando que el decreto era ineficiente al no

diferenciar entre consumo problemático y consumo ocasional o recreativo, generando una

narrativa estigmatizante hacia la población consumidora.

12
Luego entonces, si se garantiza el uso legal y una regulación justa, se lograría gran

inclusión social, que cambiaría el enfoque punitivo e impulsaría el desarrollo rural, buscaría

controlar la calidad y componentes, lo que significaba para los usuarios, una reducción de

los riesgos asociados al consumo, reducción de los entornos violentos e inseguros y mayor

protección hacia la población menor de edad.

El reto de cualquier regulación es respetar a los actores que previamente habían

trazado caminos dentro de la ambigüedad del mercado gris para garantizar su incorporación

desde un enfoque de participación y derechos humanos, no obstante esto no debe ser

interpretado desde lógicas que consideran la protección de los mercados ilegales, dado que

a través de la mercantilización ilegal se puede llegar a la diferenciación entre los actores del

mercado ilegal y los pequeños empresarios cannabicos o cannabicultores en vísperas de esa

regulación diferencial garante de la salud pública. (Laberintos de prohibición y

regulación, los grises de la marihuana en Colombia, P.15.2021).

Esto, sin dejar de lado los beneficios y oportunidad de mejora que representa para la

población campesina e indígenas, que habitan territorios ocupados por grupos al margen de

la ley, los cuales se benefician del mercado ilegal, por supuesto, sin olvidar los eventuales

riesgos que cualquier tipo de sustancia psicoactiva, así como el alcohol o cigarrillo, pueden

causar, si no se le garantiza el adecuado acceso a la información a toda la población e

implementación de políticas de prevención.

13
MARCO CONCEPTUAL

1. Marihuana, es una mezcla de color verde, café o gris de hojas trituradas, tallos, semillas

y flores secas del cáñamo la planta Cannabis sativa. La sustancia química psicoactiva (que

altera la mente) principal en la marihuana, responsable por los efectos embriagadores que

buscan aquellos que la usan de una forma recreacional, es el delta9- tetrahidrocannabinol

(THC).

2. Cannabis, planta que pertenece a la familia del cáñamo (Cannabácea), esta es utilizada

frecuentemente para referirse a la producción de productos de consumo (por ejemplo, papel

de cáñamo o ropa de cáñamo) o alimentos (por ejemplo, aceite de cáñamo o aceite de

CBD).

3. Tetrahidrocannabinol (THC), componente psicoactivo perteneciente a la planta

cannabis, contenido tanto en las semillas, plantas y flores.

4. Regulación. Es la acción y efecto de regular (ajustar o poner en orden algo, reglar el

funcionamiento de un sistema, determinar normas). Por lo tanto, consiste en el

establecimiento de normas, reglas o leyes dentro de un determinado ámbito. El objetivo de

este procedimiento es mantener un orden, llevar un control y garantizar los derechos de

todos los integrantes de una comunidad.

5. Implementación. Aplicación de una medida o a la puesta en marcha de una iniciativa. Lo

implementado, por lo tanto, está en funcionamiento o en vigencia.

6. Sistema jurídico. Conjunto de las normas, instituciones y agentes que hacen al derecho

que rige en un determinado territorio.

14
7. Jurisprudencia, entiéndase como aquellas decisiones emitidas por funcionarios investidos

de jueces, resoluciones con carácter de cumplimiento.

8. Enfoque diferencial: perspectiva de análisis que permite obtener y difundir información

sobre grupos poblacionales con características particulares en razón de su edad o etapa del

ciclo vital, género, orientación sexual, identidad de género, pertenencia étnica, y

discapacidad, entre otras características; para promover la visibilización de situaciones de

vida particulares y brechas existentes, y guiar la toma de decisiones públicas y privadas

(adaptado del artículo 13 de la Ley 1448 de 2011, Ley de Víctimas).

15
MARCO LEGAL

A lo largo del siglo XX, en Colombia, las políticas relacionadas con las drogas se

caracterizaron por ser cada vez más represivas, poco efectivas y altamente influenciadas

por las normas internacionales. De hecho, en poco tiempo, Colombia pasó de tener una

regulación dispersa con un enfoque en la prevención y el tratamiento médico-

administrativo, a contar con una legislación exhaustiva que tipifica conductas y establece

sanciones que abarcan todo el ciclo de las drogas, desde su producción y comercialización

hasta su tráfico y consumo. (Yepes y Diana Esther Guzmán, 2023, “Políticas de drogas y

situación carcelaria en Colombia.”).

La ley 11 de 1920, fue la primera norma establecida en el país referente a las

drogas, y sólo establece sanciones pecuniarias al tráfico y consumo, es decir, no establece

penas privativas de libertad, sino multas. Ocho años después, surgió La Ley 118, una de las

primeras en establecer sanciones represivas, decomiso de sustancias y arresto por porte o

consumo.

Luego, en 1936 se expide una norma (ley 48 de 1936) llena de contenido

segregador, desconocedora de las libertades y dignidades, ley que con facilidad podría

acaparar a las ideas de padres del derecho penal punitivo como Cesare Lombroso y Enrico

Ferri, que, aunque se consideran referentes en áreas del derecho penal, sus ideas podrían, en

la actualidad, representar las lógicas estigmatizantes, propias del sistema político y

económico dominante, que se ha caracterizado por la prohibición del uso de la marihuana,

que tradicionalmente se ha percibido en poblaciones vulnerables.

16
Posterior a esto, el código penal de 1936, dispuso en su artículo 271 penas de hasta

5 años de prisión, para quienes de modo clandestino elabore, distribuya o venda sustancias

narcóticas, además de una multa de cincuenta a mil pesos, cuya sanción podría aumentar si

dichas sustancias eran suministradas a menores de edad.

Ninguna ley en esa época había penalizado el consumo directamente. Sin embargo,

años después surgieron normas y decretos que penalizaban cualquier consumo de

sustancias estupefacientes, el primero de estos fue el Decreto 1669 de 1964 donde se

consideró que el consumo de drogas era una conducta "antisocial", se acuñó el término

"toxicomanía" y, como resultado, se decidió implementar medidas de tratamiento en

lugares especializados para lograr la total rehabilitación del consumidor. Además, con la

expedición del Decreto 522 de 1971 se despenalizó el porte y uso de estas sustancias en

lugares privados, pero se sancionó el tráfico y cultivo.

Por otro lado, encontramos la Ley 30 de 1986, en la que se adoptó el Estatuto Nacional de

Estupefacientes, se definieron conceptos como droga, dependencia, dosis mínima, abuso,

entre otras. También se definieron derechos, sanciones y autoridades competentes, esta se

limita a ser una herramienta de control y represión, por lo que dejó de lado las dimensiones

preventivas y rehabilitadoras, y se establece que la cantidad de marihuana para uso personal

no debe exceder los veinte gramos, una norma que se alinea con la promulgación de la

Constitución Política de 1991. Además, abordaremos la Sentencia C 221 de 1994,

mediante la cual el Estado Colombiano reconoció el derecho a la dosis personal, porte y

consumo de una cantidad determinada, fundamentando lo anterior con el respeto a la

autonomía y libre desarrollo de la personalidad. Haremos un análisis de la Ley 1787 de

2016 y el Decreto 613 de 2017, dicha ley establece regulaciones para el uso del cannabis y

17
sus derivados con propósitos médicos y científicos, permitiendo así, su uso seguro e

informado, otorgando licencias para la siembra de semillas, cultivo de plantas y fabricación

de productos derivado de la planta, por consiguiente el decreto en mención se emitió para

reglamentar esta ley, haciendo una distinción entre el cannabis psicoactivo y no psicoactivo

dependiendo el contenido de tetrahidrocannabinol (THC) y reguló la comercialización de la

semilla. Continuando con el margo legal de la regulación de la marihuana, estudiaremos,

entre otras cosas, el Decreto 1844 de 2018, promulgado para reglamentan de manera

parcial el Código Nacional de Policía y Convivencia, en materia de distribución, posesión,

comercialización y tenencia de drogas o sustancias prohibidas. Posteriormente, la

Sentencia C 235 de 2019, en la que se declaró inexequible la prohibición del consumo de

bebidas alcohólicas y sustancias psicoactivas en espacios públicos, es decir, esta determinó

que la Ley 2000 del mismo año violaba de manera desproporcionada el derecho

fundamental al libre desarrollo de la personalidad de los usuarios de la marihuana.

Finalmente, haremos un mayor énfasis en el proyecto de ley actual, Acto Legislativo No

002 de 2022 Cámara y 033 de 2022 Senado, “por medio del cual se establece el marco

regulatorio para el cannabis de uso adulto, con el fin de promover los derechos humano, la

salud pública y la seguridad de la población colombiana.”

18
METODOLOGÍA

METODOLOGÍA MIXTA (Cualitativa-Cuantitativa).

La metodología cualitativa, nos permite comprender a profundidad los avances socio-

jurídicos diferenciales en la regulación de la marihuana en Colombia, toda vez que se

podría recurrir a entrevistas de expertos en el tema, organizaciones sociales y académicos,

con el fin de obtener información detallada sobre las políticas, regulaciones y perspectivas

de diferentes actores inmersos en el tema. Además de llevar a cabo análisis de

jurisprudencias, para examinar el marco legal y las transiciones relacionadas al problema

establecido en este trabajo. Por otro lado, esta metodología se puede complementar con la

cuantitativa, ya que sería útil para recopilar datos estadísticos, analizar datos sobre

producción, comercialización y consumo de la marihuana, así como indicadores

socioeconómicos y de salud relacionados con su uso. Lo anterior permitirá identificar

tendencias, evaluar y comparar el impacto que esto ha tenido en las diferentes regiones del

país, en diferentes periodos de tiempo y cuáles han sido las poblaciones con mayor

afectación, lo que nos conducirá a tener una visión integral de los avances socio jurídicos

diferenciales de la regulación.

En resumen, el método cualitativo nos ayudará a comprender perspectivas y experiencias

de los diversos actores involucrados, mientras que el cuantitativo proporciona datos

objetivos y medibles para respaldar los hallazgos, logrando de esta manera, una imagen

completa acerca de lo que implica construir una política justa para toda la población.

19
20
21

También podría gustarte