CUENTOS DEL

NINGEN-DO

Capítulo II
cuando aúllan los lobos
Cuentos del Ningen-do

Esta aventura está pensada para cuatro jugadores y un director de juego. Los personajes jugadores son los
mismos que en el primer capítulo, ya que todas las aventuras de Cuentos de Ningen-Dō están enlazadas.
Por su alto contenido en folklore y sobrenatural, recomendamos que se jueguen espaciadas, dentro de una
campaña mayor.
Si jugáis esta aventura en L5a, podéis enclavar esta aventura en uno de los pasos de la Espina del Mundo,
en la desembocadura a la costa del territorio Grulla.

CAPÍTULO II: CUANDO AÚLLAN LOS LOBOS

«Esta es la tierra de los Diez Millones de Dioses. No tienes que conocerlos a todos, pero más te vale ser
respetuoso con cada uno de ellos».
—Sensei Nisio
ACTO I: El sendero entre las montañas monje, sacerdote o simplemente alguien más «su-

E stá a punto de llover, las nubes os persiguen

y, con suerte, si avanzáis un poco más rápido
podréis llegar al pueblo al pie de la cordillera mon-
tañosa que debéis cruzar para seguir con vuestro
viaje antes de que empiece a diluviar. El tiempo no
estaba tan mal unos kilómetros atrás, pero parece
que, a más os acercáis a la cordillera, más empeo-
ra no sólo con amenaza de lluvia sino con viento y
clima atroz.
En esta carrera contrarreloj contra el clima, a
uno de los personajes jugadores se le parte uno de
los cordones de sus geta (sandalias de madera).
Un inconveniente, por supuesto, pero también
un símbolo de mal augurio… (Quizás haya algún
persticioso» para hacerlo notar).
Tōboe no machi (el pueblo del aullido lejano)
es una villa fundada en una de las dos entradas
al paso de montaña de aquella cordillera. Es una
villa sobre todo enfocada al comercio y a los via-
jeros, por eso los personajes jugadores encuentran
toda clase de fondas de distintas categorías, res-
taurantes para comer, algunos artesanos (como,
por ejemplo, uno que les pueda arreglar las geta),
un herrero e incluso una casa de apuestas y un
prostíbulo en un pequeño barrio rojo de dos edi-
ficios apartado del núcleo del pueblo. Todos es-
tos edificios para los viajeros se encuentran en
una calle principal que rodea el camino imperial,

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y las casas de los aldeanos están justo detrás. El
núcleo antiguo de los aldeanos de este lugar está
un poco más al norte, alejado, tirando a las faldas
de la montaña. Allí se ve también el inicio de un
sendero hacia la montaña donde se señala el ca-
mino al templo del dios de la montaña.
Para cuando los jugadores llegan, ha roto a llo-
ver con fuerza y sopla un aire huracanado, así que
deben refugiarse en alguna fonda. El pueblo pa-
rece muy lleno; incluso aunque un sitio de paso
como este debiera tener afluencia de gente, notan
que hay un número mayor de lo que cabría esperar.
La mayoría son campesinos y comerciantes, pero
también ven algunos ronin e incluso algún samurái.
Da igual en qué fonda o en qué restaurante
se resguarden, lo importante es que consigan la
siguiente información (ya sea hablando directa-
mente con alguien u oyendo una conversación de
rebote):
̌ No se puede cruzar por el paso por peligro
de desprendimiento debido a la lluvia y el
mal tiempo de los últimos días.
̌ Hay quienes aun así han entrado, y no se ha
sabido más de ellos.
̌ Los más escépticos creen que es porque sí
que han podido pasar.
̌ Hay quien opina que el problema no es el
mal tiempo, sino una banda de asaltadores
del otro lado de las montañas que haya po-
dido acercarse.
Sin embargo, y dependiendo de cómo estén con-
siguiendo esta información, hay personas que tie-
nen algo más que decir (en especial los aldeanos
de la villa, que en un primer momento no estarán
muy dispuestos a hablar):
̌ Se oyen aullidos en las montañas.
̌ Los aullidos son dos, enormes, potentes, re-
suenan por todo el desfiladero y hacen des-
prenderse las rocas.
̌ El dios de la montaña está enfadado y ha
mandado a sus guardianes, los lobos.
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Capítulo II - Cuando aúllan los lobos
̌ Cada vez los aullidos se oyen más cerca.
Cuando lleguen a ser tan claros como si es-
tuvieran al borde del paso, saldrán los lo-
bos… y ya sólo los kami saben lo que pasará
entonces.
̌ Hay un presagio más terrible aún. Hace días
que no se sabe nada del abad del templo y, lo
que es peor, tampoco de su hija Arin.
ACTO II: La divinidad no se puede robar
Haz que, durante toda esta escena, oigan los aullidos
en la lejanía, pero cada vez más y más cerca. Te ser-
virán para crear tensión y paranoia sobre su origen
y significado a partir de la información que han con-
seguido recopilar.
Ya sea porque haya un monje o un sacerdote en
el grupo, o porque los personajes jugadores, aun-
que no sean muy creyentes, crean que hay que
respetar a los dioses… deberían pensar en inves-
tigar la desaparición del monje.
El monje se llama Yamato y vive en el templo en
la montaña, al que se llega desde el camino de la
ladera cercano a la villa antigua.
Alguna información extra interesante que pue-
den recabar si preguntan más:
̌ El monje tiene familia, una hija pequeña de
unos 12 años llamada Arin. Con una buena
tirada (pero guarda la información, aunque
la saquen en ese momento sino para cuando
se hile un poco más todo, «Arin» está escrito
con los kanjis de lobezno).
̌ De la niña todo el mundo dice que está
«tocada por los dioses». Si preguntan un
poco más sobre ello, les dicen que la chica
no solo es hermosa, sino que desprende un
aura de santidad inexplicable; desde siem-
pre ha sido, simple y llanamente, una elegi-
da de los dioses, o al menos del dios de la
montaña.
Cuentos del Ningen-do

̌ Arin será la siguiente sacerdotisa del templo;

no se ha hecho oficial, pero todo el mundo lo
sabe. Su mayoría de edad será el año que vie-
ne, a los 13 años, entonces seguramente será
presentada al dios de la montaña como su
siguiente sacerdotisa en el ritual pertinente.
̌ Todo el mundo está deseando que llegue este
momento. Creen fervientemente que ella
traerá prosperidad al pueblo y la región, ya que
desde su nacimiento el lugar ha ido a mejor. El
paso al que da acceso el pueblo era intransita-
ble hasta el nacimiento de Arin, momento en
que, de pronto, se convirtió en un lugar seguro.
̌ La mujer del monje murió hace unos años
por unas extrañas fiebres.
Apunte para los gaijin: Los monjes shinto (re-
ligión politeísta de los Diez Millones de Dioses)
no tienen por qué cumplir celibato.
̌ Todos los años por estas fechas se celebra
en el pueblo una fiesta al dios de la montaña.
De hecho, si indagan un poco, esta festivi-
dad debería haberse celebrado en estos días,
pero no hay ni farolillos típicos ni nada que
denote que ha habido fiesta o que se está
desmontando una celebración.
Si los jugadores consiguen intuir que estas dos
figuras, la del abad y su hija son la clave de los au-
llidos, deben indagar más en el pueblo. Nadie va
a hacer una acusación directa ni de broma, y van
a tratar de rodear el tema una y otra vez, pero hay
una información extra bastante importante que
los aldeanos intentan ocultar, salvo que los lobos
se acerquen más y el tiempo se les acabe.
Hace unas semanas llegó a la ciudad un samu-
rái llamado Fudō (de la familia Doji), acompaña-
do por sus dos guardaespaldas. Estas tierras son
parte del territorio de su prometida (de la familia
Daidoji), así que, apareció con la excusa de visitar
el futuro territorio matrimonial. En un principio
iba de paso, se aloja en la mejor fonda de la villa
(por supuesto, gratuitamente, ya que el pueblo
es de su futura mujer), pero cuando tendría que
haberse marchado, el pueblo tuvo la malísima
fortuna que vio a Arin, la hija del abad, y quedó
prendado de ella.
Tanto ella como el abad son de casta heimin.
Sin embargo, como pertenecen al estamento del
clero, su posición en el orden celestial es superior
a los heimin normales (campesinos, artesanos…) y
están en una posición que fluctúa entre lo santo y
lo intocable, sobre todo en el caso de las sacerdo-
tisas (o miko).
Nadie quiere definir o poner en palabras el in-
terés de Fudō hacia Arin, pero lo cierto es que ha
llegado al punto de, sea lo que sea que esté pen-
sando, incomodar a todos lo suficiente como para
no querer verbalizar esta información.
Apunte para los gaijin: El interés de Fudō por la chi-
ca no es sexual, eso supondría una desmedida lacra
para su karma. Simplemente la quiere para sí mismo
como algo bonito que coleccionar, por el mero hecho
que, para un samurái, un heimin es una cosa, un
animal. Alguien que lo tiene todo no se para a pensar
que un loro, por muy bonito que sea, no le pertenece
y no debería tocarlo.

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 Capítulo II - Cuando aúllan los lobos

El último punto del pueblo donde van a recibir

la información clarificadora es en el templo del
dios de la montaña. Para llegar a él deben subir
por un camino empinado con tótems de piedra
y linternas a los lados. A medida que ascienden
por el camino y, posteriormente, por las escaleras
de piedra blanca del templo, sienten como el am-
biente se carga de religiosidad.
Una de las cosas que llama la atención de los
personajes jugadores cuando suban es que tras
el torii (arco rojo) sagrado de la entrada, donde
deberían estar las estatuas de los guardianes del
templo (suelen ser leones, zorros, serpientes…)
hay una estatua de un lobo hembra, pero en el
soporte de su pareja no hay nada (siempre hay
un macho y hembra de cada especie, así que
falta el macho). La estatua del lobo hembra es
enorme; si aquella estatua de lobo tumbado
pudiera levantarse, mediría tranquilamente lo
mismo que un enorme caballo. Es de piedra
blanca y, aunque su pose tumbada parece tran-
quila, su expresión no lo es para nada, parece
más bien furibunda.
El templo está justo al final de una explanada
de tierra y piedra blanca. Es un edificio no muy
grande, de una planta y una sola habitación. A
su lado, árboles de plegarias y lugares de rezo
resguardan la casa del abad, una pequeña casita
austera de, como mucho, dos habitaciones, qui-
zás tres.
Todo está en calma. Todo está en silencio…
Demasiado.
Una inspección de la zona delata que ha habi-
do una pelea en la casa, un forcejeo. Hay pare-
des de papel rotas y… sangre. Pero no hay ningún
cuerpo.
No parece que hayan tocado el templo, pero
en cuanto hagan un recorrido por la zona se dan
cuenta de una cosa… Había solo una estatua a
la entrada del templo ¿verdad? Entonces, ¿por
qué ahora no hay ninguna?

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Cuentos del Ningen-do
ACTO III: Cuando aúllan los lobos
Ante los jugadores aparece entre la maleza una
loba enorme, justo como la descrita en la estatua,
con el pelaje gris con manchas negras y la misma
expresión furibunda.
Nota para el director de juego: Esta loba es un guar-
dián de templo, los personajes no llevan armas para
poder herirla adecuadamente, aunque, por mucho
daño que le hagan, no podrán matarla. Un ataque
contra ella supone una muerte automática bajo sus
fauces, es un evento por encima de las posibilidades
de cualquier mortal, como tratar de parar un tifón
con una katana.
La guardiana está muy enfadada y pide a los
«humanos» (ningen) que «devuelvan a la lobez-
na» (momento adecuado para sacar el tema de
los kanjis del nombre de Arin).
La loba en este momento no distingue huma-
nos buenos de malos, tienen que ser los persona-
jes jugadores los que la calmen, hablando con ella.
La voz de la loba resuena en sus cabezas mien-
tras enseña los dientes apretados y sus afilados
colmillos.
La loba les da un ultimátum. Si antes del ama-
necer del siguiente día la chica no ha sido de-
vuelta al templo, ella y su compañero (algo se
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mueve entre las sombras) bajarán a por ella y
purgarán el pueblo de los humanos que se en-
cuentren en él. No se han celebrado los festejos
al dios de la montaña y han dejado que este in-
sulto llegue al punto de matar al abad (es la pri-
mera noticia que tienen los jugadores de esto) y
de llevarse a la lobezna.
De entre las sombras aparece otro lobo gigan-
tesco, incluso más que la loba, de color negro
como la noche y ojos azules como el cielo. Al
contrario que la loba, este parece calmado, tanto
que aterra aún más. Tiene la mirada cargada de
la convicción que mañana al alba no quedará un
sólo humano en el pueblo. Y ahora esa certeza la
tienen también los jugadores.
Salvar a la chica depende mucho de cómo plan-
teen los jugadores su rescate y de cómo sean los
personajes. Puede ser un ataque directo, puede
ser furtivo… El hecho en sí es que la chica no está
en la posada donde está hospedado el séquito de
Fudō (la habrían visto en el pueblo) sino en uno
de los silos de arroz que pertenecen a la la futura
esposa del samurái.
Fudō niega todo hecho sobre la chica, pero no
cree en absoluto que unos lobos gigantes vayan a
bajar al pueblo (aunque siguen oyéndose los au-
llidos cada vez más cerca) y acaben con todos sus
habitantes.

Si tratan de agredirlo, tiene dos , guardaespal-
das bien entrenados con él. Los dos son hombres
Daidoji y no venderán su piel barata. La lucha no
será sencilla, ya no por el hecho de hacerles daño
y los costes que eso pueda suponer en las hojas de
los personajes jugadores, sino también lo que pue-
de suponerles matar a un tipo así y a sus hombres
a los personajes. Resolverlo a malas, sin saber
nada del samurái y de su futura mujer, les puede
traer muchos problemas a posteriori.
Fudō es cortesano, así que no pueden ata-
carlo directamente sin quedar deshonrados. Si
quieren hacerle daño de una manera oficial, el
combate con los Daidoji debe declararse duelo,
pero Fudō siempre puede negarse, debido a que
son los yojimbo de su mujer y exponer razones
de procedimiento erróneos. Fudō es listo y pue-
de defenderse burocráticamente. Además, los
Daidoji no permiten que los personajes jugadores
piensen en esa opción con sobriedad, intentan
ponerlos en guardia y hacerlos saltar. Un fallo
de esta forma, si por ejemplo ellos (los yojimbo)
mueren con tal de proteger que los personajes
no se den cuenta harán que Fudo no pueda ser
tocado de manera inmediata debido a que sería
deshonrosísimo y traería muchos problemas.
Los Daidoji están dispuestos, por su señora, a
morir de esta forma subrepticia con tal de prote-
gerlo, porque eso es el todo de un Daidoji.
A las buenas también puede traerles proble-
mas, no nos engañemos. Después de todo, si
salvan a la chica, los lobos nunca bajarán y Fudō
puede pensar que lo que han hecho contra él es
una tropelía y que, además, no tienen derecho
7
Capítulo II - Cuando aúllan los lobos
alguno sobre la chica ni sobre este lugar, ya que no
es su territorio ni el de su superior. Es un problema
burocrático que puede buscarles a más de un ene-
migo en la corte… y eso a la larga nunca es bueno.
Otra de las opciones es hacer que tanto Fudō
como sus hombres terminen cerca del granero
donde está la chica, en la zona vieja del pueblo, y
que sea la ley divina quien haga el resto. Los lobos
ya están en las inmediaciones, ocultos entre los
árboles cercanos al silo.
Cuando salven a la chica, los lobos vienen a por
ella, ya sea en mitad de una batalla donde ellos
despedacen a Fudō y a sus hombres o a recoger-
la cuando los personajes jugadores, a las buenas
o malas, la hayan liberado. Salen de la nada y la
chica se dirige hacia ellos sin miedo y los abraza.
Entonces pueden ver como el enorme macho se
tumba para que la chica se monte encima y pue-
dan volver a la montaña juntos.
Antes de que desaparezcan, la loba se queda
un segundo más observando a los personajes ju-
gadores y les dice:
«Los humanos que olvidan las puertas del
Ningen-Dō a otros reinos terminan muertos. Esta
vez todos verán un amanecer más…».
Y tras esto, desaparece.
«Los humanos tendemos a olvidar con facilidad
ciertos pactos que hicimos en el pasado con los
dioses y eso nos condena a la fatalidad, pues ellos
no lo hacen».
—Sensei Nisio
Cuentos del Ningen-do
SISTEMA DE JUEGO
Personajes
Los personajes jugadores cuentan con tres tipos de atri-
butos básicos: un nombre, un arquetipo y hasta tres
aspectos.
El arquetipo es aquella particularidad que define la
esencia de nuestro personaje. Puede ser su trabajo, una
aptitud o cualquier otra característica lo suficientemente
importante como para individualizarlo.
Los aspectos son frases que describen otras caracterís-
ticas del personaje. Los aspectos son de carácter positivo.
Los personajes no jugadores con cierta relevancia en la
historia cuentan, por lo menos, con el atributo arquetipo.
Si se trata de personajes de gran importancia, tendrán
nombre, arquetipo y hasta tres aspectos.
Acciones y tiradas
El sistema es muy ligero e incentiva la narración.
Aunque el hecho de que sea narrativo no significa que
sea un storytelling. De este modo, siempre que el resul-
tado de una acción sea incierto se tirarán una serie de
dados de diez caras (d10).
En cada tirada siempre nos quedaremos con el resulta-
do de dos dados a nuestra elección (aunque podemos
tirar más dados según nuestros atributos). Sumaremos su
resultado para compararlo contra una Dificultad de 10
(Normal), 15 (Difícil) o 20 (Imposible) establecida por
el director o directora de juego.
̌ Si se iguala o se supera la Dificultad, es un éxito:
el personaje jugador narrará las consecuencias de
su acción.
̌ Si no se iguala ni se supera la Dificultad, será un
fallo y el director/a será quien narre las conse-
cuencias, generalmente poniendo en problemas a
los personajes jugadores.
̌ Un resultado doble (los dos dados elegidos han sa-
cado el mismo número) que supere la Dificultad es
un éxito crítico: se consigue lo que el personaje se
proponía e incluso más. Por ejemplo: tardar menos
tiempo en hacer algo, colocarse en una situación
ventajosa, descubrir información extra, etc.
̌ Un resultado doble (los dos dados elegidos
han sacado el mismo número) que no supere la
Dificultad es un fallo modulado: el personaje ju-
gador decide y narra lo que ha salido mal.
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Aunque toda tirada tiene una base de 2d10, a esta
le podremos añadir dados hasta tener un máximo de
5d10 (pero recuerda que solo te podrás quedar con la
suma de dos de ellos).
Puedes añadir 1d10:
̌ Si la acción está relacionada con el arquetipo.
̌ Por cada aspecto que esté relacionado positiva-
mente con la acción.
̌ Cuando el personaje jugador argumente razona-
damente algún tipo de ventaja que apoye la acción,
como el uso de un arma o armadura, de una he-
rramienta, o tiene algún tipo de ayuda externa o
se encuentra en una situación ventajosa.
El director/a de juego nunca tira, ya que tiene el control
narrativo. Todo lo que hagan los personajes no jugadores
será éxito automático si así lo decide. Si la acción reper-
cute, total o parcialmente, en algún personaje jugador y
este quiere oponerse, deberá superar una tirada con la
dificultad definida previamente.
Daño
Para representar el deterioro de los personajes juga-
dores y no jugadores iremos tachando sus atributos en
el siguiente orden: aspectos, arquetipo y nombre. Un
atributo tachado no podrá utilizarse para añadir 1d10.
Si se queda sin aspectos para tachar debe tachar el ar-
quetipo, lo que implica que el personaje ha muerto o
está incapacitado.
Si un personaje jugador realiza una acción con éxito
que deteriore o dañe a un personaje no jugador de-
terminará el destino de este («se va llorando», «cae
inconsciente», «causa una herida sangrante», etc.), siem-
pre y cuando no vaya en contra de los atributos aún no
tachados que definen a ese personaje no jugador. Si al
tachar atributos, el personaje no jugador se queda sin
ninguno, es decir, tacha hasta su arquetipo, entonces el
personaje jugador podrá narrar la muerte o incapacita-
ción del mismo.
De esta manera determinamos que los personajes
con nombre son mucho más resistentes y poderosos.

PERSONAJES JUGADORES
El magistrado / la magistrada
Ser magistrado imperial supone hacer cumplir la ley
del Emperador. Tu puesto es itinerante y te dedicas a
viajar controlando que no haya crímenes contra el
Imperio, la moneda, los impuestos o que excedan los
territorios de clanes. Tu ley es la imperial y convives
con las locales, provinciales y de clan, pero a veces
las conexiones con la ley general son amplias y sólo
depende de lo metomentodo que seas...
Cosas del Magistrado
̌ Autoridad imperial.
̌ El diablo está en los detalles.
̌ Seguir patrones.
Objetos del Magistrado
̌ Daisho
̌ Emblema de la Magistratura Imperial
̌ Caballo de buena calidad
̌ Bolsa llena de koku
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Capítulo II - Cuando aúllan los lobos
El/la bardo
Las grandes historias no se escriben solas y las mejo-
res ocurren en los caminos y en lugares insospecha-
dos. Por eso te lanzaste a la aventura, en búsqueda de
esas pequeñas historias que llenan los relatos popu-
lares y que sobreviven al paso del tiempo. Te uniste al
Magistrado justamente por eso, porque era una for-
ma de vivir aventuras con relativa seguridad. A veces
puedes ser un poco molesto e intenso con tu ímpetu
de vivir aventuras y descubrir lo que hay más allá, o
cuando te sientes inspirado y te pones a escribir, can-
tar, recitar, tocar hasta altas horas de la noche hasta
que tienes tu obra acabada, pero es que uno no con-
trola a la inspiración. Aun así, tienes buen ojo para ver
las oportunidades de historias, es decir, los problemas.
Cosas del bardo
̌ Amigo de todos.
̌ Muy atractivo.
̌ Oído fino.
̌ Nadie lo ve como una amenaza.
Objetos del bardo
̌ Wakizashi
̌ Set de caligrafía y papiros
̌ Instrumento musical (shamisen, biwa...)
̌ Maleta repleta de artículos de corte (más de
un kimono, aba-
nico, adornos…)
Cuentos del Ningen-do

El ninja / la kunoichi El yoriki

El Magistrado no sabe lo que eres, tu señor de clan te
ha colocado dentro de la Magistratura para contro-
lar la información y saber cómo se mueven los aires
en todo el Imperio. Tu señor te ha dicho que sirvas al
Magistrado como si fuera él mismo hasta que haya
nuevas órdenes, y así lo vas a hacer. Eres servicial,
gentil y tu misión es que todos confíen en ti. Debes
ser la última persona en la que piensen si creen que
hay un topo, la última. Pero todos saben que tienes
ciertas habilidades, aptitudes físicas, por las que
fuiste recomendado; todos creen que eres un artista
marcial y no van desencaminados, pero no sólo sa-
bes dar volteretas...
Cosas del ninja/de la kunoichi
̌ En las sombras no existes.
̌ Emboscada.
̌ Maestro en artes marciales.
̌ Acrobacias imposibles.
Objetos del ninja/de la kunoichi
̌ Armas ocultas
̌ Venenos (mortales y no mortales)
̌ Nekode (garras de escalada)
̌ Halcón amaestrado (te sirve para enviar
mensajes)
Trabajas con el Magistrado casi desde el inicio de su
andadura. Eres su persona de confianza y tenéis una
relación muy estrecha (tanto y de la manera que los
jugadores quieran). Sabes que es una persona pro-
pensa a meterse en líos, aunque lo niegue, y necesita
a alguien que se asegure que sale vivo, y ese eres tú.
Aunque eres una persona cabal y con los pies en la
tierra también eres la persona más religiosa y cre-
yente de todo el grupo, algo que te llama la atención
ya que… ¿No está el hombre naturalmente unido a
lo divino? ¿Cómo pueden no creer? Te es imposible
no hacerlo, lo cual no significa que seas crédulo, sólo
que sabes qué hay más allá de lo que tus ojos pueden
ver. Y has vivido lo suficiente como para saber que
existen cosas inexplicables.
Cosas del yoriki
̌ Sentir el peligro.
̌ Tocado por lo sobrenatural.
̌ Un corte, un muerto.
̌ Extremadamente confiable.
Objetos del yoriki
̌ Daisho
̌ Arco y flechas
̌ Rosario sintoísta y
altar portátil (ta-
blillas de madera)
̌ Kiseru (pipa de
fumar)

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La expedición del magistrado llega al paso de la cordillera bajo un temporal de
lluvia y vientos huracanados. Cuando llegan a Tōboe no machi, los reciben unos
aullidos que dan escalofríos, y una desaparición misteriosa que está desatando
la ida del dios de la montaña.

Autora: María A. Ríos «Isawa Hiromi»

Arte: Andrés Sáez «Marlock», Shutterstock
Edición y corrección: Ariadna Garcia Turon y Francisco Javier Valverde García
Maquetación: Jara Villanueva Peñas
Basado en el sistema de juego de Abraham Castro «Zero»

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info@shadowlands.es

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