Por cada clavo martillado, Llueven las palmas y los olivos cada miembro golpeado, cubriendo el suelo por completo nueva vida nos dará. y al paso de la marcha, los cucuruchos, acompañan a Jesús, Quien relata este hecho, testigo es del amor, que pasa por Daimiel, rumbo a su reino. que con sangre y con sudor, Jesús en el cáliz ofrece, El asno que lo lleva jubiloso, A todo el que le apetece, Camina entre las calles con humildad, ser de Dios el servidor. Invitándome con gesto presuroso: “haced de vuestra vida suave reposo Arre burrito, lleva a Jesús Donde Dios pueda regalarte la santidad”. a entregarse por nosotros, a morir en la cruz para que esta Pascua, una vez más “El santo que yo llevo, morirá” resucite Daimiel, a una vida de paz.