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¡Ventanales más grandes!

Santiago Izef Barreto Tejada

Presentado a:
Mg. Rafael Eduardo Tuirán Martínez

Fundación Educativa de Montelíbano


Asignatura: Español
Curso: 10A
14 de marzo, 2022
¡Ventanales más grandes!

Desde que la humanidad se volvió sedentaria se empezaron a construir las casas, pero no
las construcciones que conocemos hoy en día, sino una especie de estructura que protege al
humano del entorno sin ningún tipo de necesidad externa. Llegando a la etapa del poder
centralizado de la iglesia empezamos con el problema arquitectónico de: “las ventanas” y hacer
una estructura lo suficientemente capaz de aguantar su propio peso de tal forma que se pudieran
abrir ventanas sin miedo a que todo se viniera abajo. De ahí la expresión común a la hora de
construir de: ¡Ventanas más grandes! porque estas simbolizan un hito en la arquitectura que para
que sea como lo conocemos hoy en día, miles de arquitectos por todo el mundo se tuvieron que
quedar pensando años bajo presión para lograr lo que se tiene hoy en día.

Empezando desde una edad temprana de la arquitectura encontramos estructuras que


parecen cuevas, estas diseñadas para soportar su preso sin miedo a caerse, mayormente
rectangulares como si de una caja se tratara. A pesar de sus inmensas paredes de piedra, los
materiales con los que contaban eran tan simples como piedra, madera y barro por lo que las
opciones arquitectónicas eran muy complicadas, se logró tener un espacio amplio, donde se
podría reunir un grupo de personas para compartir la palabra de dios en este caso. Pero al
predicar la palabra los seguidores de la religión se dieron cuenta que faltaba un elemento clave
del cual se hablaba mucho en la biblia, “la luz que disipa las tinieblas” y al ver a su alrededor se
daban cuenta que no tenían ventanas o eran muy pequeñas
en el mejor de los casos por lo que los arquitectos fueron
convocados para la reforma de esa estructura.

Al ver el problema se inventaron los arcos.


Esta palabra ya nos trae una imagen a la cabeza
porque a día de hoy ver una estructura con un arco
es lo más normal del mundo pero para ese tiempo la
solución de poner un arco para tener un espacio
mayór representaba un problema. Resulta que
cuando se tiene un arco en una estructura, las cargas
del arco que son verticales tienden a abrirse por su
forma parabólica, es decir, al las cargas (verticales)
ir en diagonal se terminan transformando en cargas
horizontales, las cuales empujan la estructura
lateral, en este caso las paredes hacia afuera,
abriendo el soporte (las paredes) de la estructura.

Como se muestra en la figura 1, se evidencian las fuerzas (indicadas con el color morado) en una
bóveda de cañón provocadas por el arco de medio punto empujar hacia el exterior de la
estructura original por lo que a pesar de tener mayór espacio tenía menos esperanza de vida
porque terminaba cediendo. en este punto los arquitectos ya estaban cansados de pensar pero aun
así la iglesia insistia en que debían hacer ventanas para que entrara la luz divina e iluminara su
palabra por lo que pensaron en una solución para intentar contrarrestar esas fuerzas, y entonces
crearon: las bóvedas de aristas, las cuales consistían en cruzar dos bóvedas de cañón para que las
fuerzas que se provocarán reposan en los 4 pilares fundamentales para que así se pudieran abrir
ventanas un poco más grandes pero ahí no acaba la cosa. La iglesia quería aun mas y esta
solución solo les daba tiempo para idear otra debido a que aunque aguantara un poco más la
estructura al abrir una ventana en una de las paredes, los pilares seguían siendo muy gruesos para
soportar todo este peso y fue ahí donde idearon los
arcos apuntados.

Esta invención ayudaría a que las cargas


fueran de manera más vertical logrando descansar un
poco más las paredes y pudiendo abrir más las
ventanas, aunque no mucho porque los materiales no
dejaban que estas fueran muy amplias sin dañar la
estructura de la construcción. En este punto de estrés
recibido por parte de la iglesia, los arquitectos
probaron hacer lo mismo que con las bóvedas de
aristas, pero con la modificación de que en vez de arcos de medio punto se usarían arcos
apuntados, logrando así las bóvedas de crucería, que para este punto de la historia representaban
un avance significativo porque las cargas de sentidos contrarios que se intersectan en un punto se
contrarrestan y así poder tener mayor libertad a la hora de modificaciones estructurales, y uno
podría pensar que esto era todo, pero resulta que los soportes laterales seguían recibiendo una
carga que los empujaban hacia afuera porque tenía dos que se contrarrestan entre sí pero otro que
no tenía fuerza de contrarresto provocando que se siguiera abriendo y hacer pilares más grandes
para corregir la dirección de las cargas ya no era una opción. Por lo que se idearon los
contrafuertes que como su nombre lo indica hacían de soporte a los pilares que recibían esta
carga horizontal que provocaba su apertura hacia el exterior. Entonces se libraron de este peso
que tenían porque ya podían abrir ventanales sin miedo a que toda la estructura se les viniera
encima.

Al ver esto la iglesia les manifestó la necesidad de lugares de varias naves (término
referido a espacio comprometido entre dos paredes o hileras de columnas) por lo que los
contrafuertes ya no se podrían hacer pero el arquitecto Eugene Lefèvre-Pontalis pensó en una
estructura que pasara las cargas de un pilar a otro, haciendo una especie de puente entre pilares
pasando la carga a otra hasta llegar al pilar exterior donde se podría poner un contrafuerte sin
miedo a dañar el diseño interior de la construcción.

Siguiendo con las ayudas a los pilares que sostienen la estructura se idearon los
pináculos, que eran cargas netamente verticales que debido a su gran peso que solo afectaba en el
eje y, ayudaban a corregir las cargas provenientes de los arbotantes, dejando que el contrafuerte
descansara un poco más y que no se abriera a futuro a causa de fuerzas que empujan hacia
afuera, lo que dio pie a los grandes ventanales que conocemos hoy en día, solo que una
construcción es más fácil de hacer sin necesidad de todas estas micro estructuras que soporten el
peso por las distintas herramientas como el acero que puede soportar un peso mucho mayor sin
deformarse.

Ahora bien, todo punto importante de la historia tiene una razón de ser y una causa que
presionó para lograr lo que es hoy en día, la arquitectura no es la excepción y podemos ver un
claro ejemplo en la forma que se desarrolló esta forma de arte porque no solo es construir y
poner piedra tras piedra (Piedras haciendo referencia a la época de la edad media) para lograr una
estructura, es algo más allá que nos deja ver como piensa o como se quiere expresar el artista.
Tomemos como ejemplo la catedral de Notre Dame situada en París, Francia. Esta se podría decir
que es la estructura que simboliza a la perfección lo que es la correcta interpretación de la
ingeniería civil y arquitectura de la época. Esto debido a que arquitectos anteriores lograron crear
dichos elementos que ayudan a la inmensa catedral a mantenerse en pie, incluso tras el incidente
del incendio en una de las bóvedas superiores. Fue gracias a la distribución de cargas que se
pudo mantener en pie, y esto se logró gracias a que la iglesia con su gran poder hostigó a los
arquitectos pasados para que sus estructuras propias fueran más grandes y de tal forma, más
únicas.

Como punto a tener en cuenta para nuestra vida cotidiana tenemos que la presión ejercida
por algo o alguien con más poder no siempre es algo malo, a veces puede llegar al progreso y si
cada persona no aporta a este, es posible que nunca estuviéramos donde estamos ahora. Además,
es de suma importancia prestar atención a todas esas obras de arte en cualquiera de su
Referencias

Tarrío, I., 2013. La función de los pináculos en la arquitectura gótica. [online] Sedhc.es.
Available at: <
http://www.sedhc.es/biblioteca/actas/Aju%20105%20Tarrio.pdf > [Accessed
18 March 2022].

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