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“Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea
en él tenga vida eterna” (Juan 3,16).
El Adviento es uno de los tiempos fuertes del año litúrgico. Vivámoslo con
la esperanza en el Dios que viene a salvarnos, que viene a dar respuesta a
nuestras incertidumbres, a poner bálsamo en nuestras heridas, a
devolvernos la libertad y a alentarnos con la promesa de la salvación
definitiva, de una vida eterna, feliz y dichosa.
+ Enrique Parravano
Obispo de Maracay