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146 ORIGINAL

R e v. Soc. Esp. Dolor


9: 146-156, 2002

Intención de suicidio en pacientes con dolor crónico


B. J. Fisher*, J. A. Haythornthwaite**, L. J. Heinberg**, M. Clark** y J. Reed**

ported higher levels of pain, higher levels of pain-re l a t e d


Fisher BJ, Haythornthwaite JA, Heinberg LJ, Clark disability, lower use of active coping, and higher use of
M and Reed J. Suicidal intent in patients with chronic passive coping compared to the non-depressed group. The
pain. Rev Soc Esp Dolor 2002; 9: 146-56. d e p ressed groups did not differ from one another on any
of the measures of pain experience. Depression, not suici­
dal status, consistently predicted level of functioning. The
p revalence of suicidal intent was comparable to rates ob­
SUMMARY served in other studies and relatively low. When individuals
Suicidal ideation among individuais suffering from chro­ with chronic pain report suicidal intent, it is imperative that
nically painful conditions has not been widely studied, al­ m e a s u res preventing self-harm be implemented immedia­
though rates of completed suicide are believed to be eleva­ tely and the patient's depression be treated aggre s s i v e l y .
ted in this population relative to the general population. © 2001 Intemational Association for the Study of Pain.
The psychiatric literature on suicide documents the impor­ Published by Elsevier Science B.V. All rights re s e r v e d .
tance of controlling for the severity of depression when
studying factors associated with suicidal ideation, attempts, Key words: Suicidal intent. Chronic pain.
or completion. The present study examined the re l a t i o n­
ships between suicidal ideation and the experience of pain,
p a i n - related disability, and pain coping efforts among a RESUMEN
sample of individuals experiencing chronically painful con­
ditions. Of 200 patients evaluated on an inpatient re h a b i l i­ Las ideas de suicidio en personas que sufren dolor cróni­
tation unit in a psychiatric service, 13 individuals (6.5%) re­ co no han sido estudiadas a fondo, pero se cree que las ta­
ported suicidal intent on a commonly used self-re p o r t sas de suicidio consumado son mayores en esta población
m e a s u re of symptoms of depression, the Beck Depre s s i o n que en la población general. La literatura psiquiátrica sobre
Inventory. This group was compared to a matched (age, suicidio demuestra la importancia de controlar la intensidad
sex, pain duration) group of similarly depressed individuals de la depresión cuando se estudian factores asociados a ide­
(n = 13) and a matched group of non-depressed individuals as, tentativas o consumación de suicidio. En el presente es­
(n = 13) on measures of pain, disability, pain beliefs, and tudio se examinó la relación entre las ideas de suicidio y la
pain coping strategies. A history of a suicide attempt was presencia de dolor, discapacidad relacionada con dolor y es­
associated with suicidal intent. Family history of substance trategias para sobrellevar el dolor en una muestra de pa­
abuse was significantly more prevalent among the depre s- cientes con dolor crónico. De los 200 pacientes evaluados
sed groups, re g a rdless of suicidal thinking. The depre s­ en una unidad de rehabilitación intrahospitalaria de un ser­
sed/suicidal group and depressed/non-suicidal groups re­ vicio psiquiátrico, 13 pacientes (6,5%) declararon intención
de suicidio en una autoevaluación utilizada habitualmente
para medir los síntomas de depresión, el Inventario de De-
presión de Beck. Este grupo se comparó con un grupo em­
parejado por edad, sexo y duración del dolor de personas
*Departamento de Psiquiatría. Cook County Hospital. Chicago, EE.UU. igualmente deprimidas (n=13) y con otro grupo igualmente
**Departamento de Psiquiatría y Ciencias de la Conducta. Universidad John emparejado de personas no deprimidas (n=13) en términos
Hopkins. Baltimore, EE.UU. de dolor, discapacidad, ideas de dolor y estrategias para so-
brellevar el dolor. Se estableció una asociación entre tentati­
Pain 89 (2001) 199-206 vas previas de suicidio e ideas de suicidio. La prevalencia de
© 2001 International Association for the Study of Pain. Published by Else- antecedentes familiares de abuso de sustancias fue significa­
vier Science B.V. All rights reserved. PII: S0304-3959(00)00363-8 tivamente mayor en los grupos de deprimidos, con indepen­
Traducción supervisada por L. M. Torres. dencia de las ideas suicidas. El grupo de deprimidos/suici­

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INTENCIÓN DE SUICIDIO EN PACIENTES CON DOLOR CRÓNICO 147

das y los grupos de deprimidos/no suicidas declararon nive­ Las enfermedades crónicas se han identificado co-
les más altos de dolor, niveles más altos de discapacidad mo un factor de motivación en aproximadamente el
asociada a dolor, menor uso de estrategias activas para so- 25% de todos los suicidios (Moscicki, 1994) y los
brellevar el dolor y mayor uso de estrategias pasivas para
porcentajes aumentan con la edad (Hendin, 1999). El
sobrellevar el dolor comparado con el grupo de no deprimi­
dos. Los grupos de deprimidos no difirieron entre sí respec­ dolor puede ser la principal razón por la que perso-
to a ninguna de las medidas de la experiencia del dolor. La nas con enfermedades crónicas contemplan o inten-
depresión, pero no las ideas suicidas, predijo en todos los tan cometer suicidio. Las personas con enfermedades
casos el nivel de funcionalidad. La prevalencia de intención crónicas dolorosas corren un mayor riesgo de suici-
de suicidio fue similar a las tasas observadas en otros estu­ dio que las personas con enfermedades crónicas que
dios y relativamente pequeña. Cuando personas con dolor no van acompañadas típicamente de dolor (Stenager
crónico reconocen intenciones suicidas, es fundamental
y cols., 1994). Las personas con dolor de espalda
adoptar de inmediato medidas para prevenir que se autole­
sionen e iniciar un tratamiento agresivo de la depresión del mostraron un riesgo nueve veces mayor de cometer
paciente. © 2001 Asociación Internacional para el Estudio suicidio en un estudio longitudinal a 10 años en agri-
del Dolor. Publicado por Elsevier Science B.V. Reservados cultores finlandeses comparado con agricultores que
todos los derechos. no sufrían dolor de espalda (Penttinen, 1995). Como
en otras series de casos publicadas anteriormente
Palabras clave: Intención de suicidio. Dolor crónico. (Fishbain y cols., 1991), las conclusiones de estos
estudios se basaron en la presencia de un trastorno en
el momento del suicidio generalmente asociado a do-
l o r, sin datos adicionales que permitan sugerir o eva-
luar la contribución etiológica del dolor o la depre-
INTRODUCCIÓN sión al suicidio. En un gran estudio de pacientes
ortopédicos remitidos para evaluación del dolor, la
El suicidio, como novena causa de mortalidad en mayor duración del dolor se correlacionó con una
Estados Unidos, es un grave problema de salud pú- mayor probabilidad de ideas de suicidio (Hinkely y
blica (Anderson y cols., 1997). Las tentativas de sui- Jaremko, 1994), con tasas que variaban entre un
cidio ocurren con mucha más frecuencia que los sui- 0,8% en los pacientes con el dolor más corto y un
cidios consumados y unas tres veces más en mujeres 6,8% en los pacientes que experimentaban dolor des-
que en hombres (Moscicki, 1994). En Estados Uni- de hacía 9 meses o más tiempo. Una encuesta reali-
dos se producen aproximadamente 775.000 tentati- zada a personas con distintas enfermedades crónicas
vas de suicidio al año y los costes resultantes asocia- no malignas asociadas a dolor reveló que el 50% de
dos a los recursos médicos necesarios para el ellas habían considerado seriamente en algún mo-
tratamiento de esas tentativas fallidas de suicidio son mento la posibilidad de cometer suicidio (Hitchcock
considerables (Anderson y cols., 1997). La reciente y cols., 1994). Estos estudios sugieren que los indivi-
atención que ha prestado la literatura médica al sui- duos que sufren dolor crónico tienen un mayor riesgo
cidio asistido por un médico y otras cuestiones rela- de ideas de suicidio, tentativas de suicidio o consu-
cionadas con la asistencia a pacientes terminales, se mación de suicidio.
han centrado en la calidad de vida y el dolor intenso Otros estudios documentan que la depresión es
no controlable como principales motivadores para también un factor de riesgo importante para las ideas
que los enfermos soliciten ayuda a un médico para de suicidio. Aproximadamente el 20-30% de los sui-
acabar con su vida. Pero sorprendentemente, menos cidios son el resultado de una depresión (Angst y
del 4% de los suicidios ocurren en el contexto de una cols., 1999) y en pacientes con enfermedades cróni-
enfermedad terminal y la gran mayoría de los pacien- cas asociadas a dolor se observan unas elevadas tasas
tes quieren seguir vivos el mayor tiempo posible de depresión (Romano y Tu r n e r, 1985). Aunque se
(Hendin, 1999). Las personas con trastornos asocia- cree que las tasas de suicidio en las poblaciones con
dos a dolor crónico, como migrañas (Breslau y cols., dolor crónico son más altas que en la población ge-
1991), dolor lumbar (Penttinen, 1995) y cáncer neral, las tasas de suicidio son menores que las ob-
(Breitbart, 1993) muestran tasas elevadas de ideas y servadas en las poblaciones psiquiátricas (Fishbain y
tentativas de suicidio. Como reflejan estas estadísti- cols., 1991). Un estudio sueco reveló la existencia de
cas, la intención de suicidio como precursor de las enfermedades crónicas en el 17% de los casos de sui-
tentativas de suicidio merece un estudio detenido, cidio, pero el dolor lumbar crónico y el dolor benig-
especialmente en personas que sufren trastornos aso- no crónico no aumentaba el riesgo de suicidio
ciados a dolor crónico. (Stensman y Sundqvist-Stensman, 1988). Estos auto-

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res concluyeron que la depresión y el abuso de alco- vios no se había controlado la intensidad de la depre-
hol eran factores predictivos de suicidio más signifi- sión al comparar personas suicidas y no suicidas.
cativos que la presencia de una enfermedad somáti- Tampoco se habían controlado anteriormente otras
ca. En un estudio epidemiológico de una población variables que pueden ser importantes, como edad, se-
hispánica, la depresión fue el principal factor predic- xo y duración del dolor. Nuestra hipótesis era que las
tivo de la prevalencia durante toda la vida de ideas personas que reconocen intención de suicidio decla-
de suicidio, multiplicando el riesgo casi por cinco, y rarían también un dolor más intenso y una mayor dis-
el dolor abdominal crónico multiplicó casi por dos la capacidad física comparado con otras personas de-
prevalencia durante toda la vida (Magni y cols., primidas pero no suicidas, o comparado con personas
1998). Entre los enfermos terminales, casi la mitad no deprimidas. Asimismo, esperábamos que los pa-
(44,5%) de ellos declararon deseos ocasionales de cientes suicidas declarasen valoraciones más negati-
una muerte rápida, mientras que relativamente pocos vas del dolor, un mayor uso de estrategias pasivas
(8,5%) declararon un deseo moderado o intenso de para sobrellevar el dolor y un uso menos frecuente de
m o r i r. La depresión fue el principal factor predictivo estrategias activas para sobrellevar el dolor.
del deseo de morir y determinó una relación univa-
riante entre dolor y apoyo familiar e ideas de suici-
dio (Chochinov y cols., 1995). Estos datos sugieren M É TO D O
la importancia de distinguir entre ideas pasivas de
muerte o deseos de morir y pensamientos suicidas P a rt i c i p a n t e s
activos que implican el deseo o intención de arran-
carse la vida. Doscientos pacientes (65% mujeres, 89% caucási-
Estos estudios sugieren que los enfermos con do- cos) admitidos en un programa hospitalario multidis-
lor crónico no maligno corren un mayor riesgo de in- ciplinario de rehabilitación para enfermos con dolor
tención de suicidio, posiblemente debido a las eleva- crónico administrado por el Departamento de Psi-
das tasas de depresión. Trabajos previos que han quiatría y Ciencias de la Conducta del Johns Hopkins
estudiado el impacto de la depresión en la experien- Hospital, fueron evaluados para este proyecto. La
cia del dolor sugieren que la sintomatología depresi- edad media de esta población era de 46,3 años (DE
va se asocia a una mayor intensidad de dolor y disca- 14,1). Los pacientes habían recibido, por término
pacidad relacionada con el dolor (Haythornthwaite y medio, 12,9 años de educación (DE 2,6). La duración
cols., 1991), niveles más altos de catastrofismo media del dolor era de 8,4 años (DE 8,5) y los pa-
(Geisser y cols., 1994) y niveles más bajos de apoyo cientes habían sido sometidos a una media de 2,4 in-
social (Kerns y cols., 1990), todo lo cual puede con- tervenciones quirúrgicas relacionadas con el dolor
tribuir a un aumento de las ideas de suicidio. En per- antes de su admisión (DE 2,9). Cuarenta y dos por
sonas con enfermedades asociadas a dolor crónico, ciento de la muestra sufría dolor lumbar, 14% dolor
apenas se han realizado estudios directos debidamen- de cabeza, rostro o boca, y 11% dolor en las extremi-
te controlados de intención activa de suicidio (Liven- dades inferiores.
good y Parris, 1992). Cuando se estudia el suicidio
en personas con enfermedades asociadas a dolor cró-
nico, es importante controlar la depresión. La com- Medidas
paración directa de pacientes suicidas con otros que
están igualmente deprimidos pero no tienen ideas
suicidas es necesaria para esclarecer el papel de la Depresión
depresión como factor determinante del riesgo de
suicidio. Se utilizó el Inventario de depresión de Beck
La finalidad del presente estudio fue determinar la (BDI; Beck y Beamesderfer, 1994) para evaluar la
prevalencia de intención de suicido en una muestra presencia y gravedad de la depresión y las tendencias
de pacientes hospitalizados con enfermedades aso- suicidas). El DBI es un cuestionario autoadministra-
ciadas a dolor crónico e identificar factores que dife- do de 21 preguntas sobre los síntomas cognitivos,
rencian a esos pacientes de otros que no consideran afectivos, psicológicos y motivacionales de depre-
activamente el suicidio. La identificación de estos sión que los individuos experimentaron la semana
factores es fundamental para prevenir el suicidio en a n t e r i o r. Cada pregunta se puntúa sobre una escala
esta población y para proporcionar a las personas de cuatro puntos (0-3), reflejando las puntuaciones
suicidas un tratamiento apropiado. En trabajos pre- más altas síntomas más severos.

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INTENCIÓN DE SUICIDIO EN PACIENTES CON DOLOR CRÓNICO 149

Intensidad del dolor cierto). La subescala de daño de SOPA evalúa la me-


dida en que el dolor es interpretado como indicio de
Se utilizó la subescala de intensidad del dolor del un daño físico adicional y ese ejercicio debe evitarse.
Inventario Multidimensional del Dolor (MPI; Kerns Esta escala consta de ocho preguntas. La subescala
y cols., 1985) para medir la intensidad del dolor. Esa de emociones de SOPA contiene también ocho pre-
subescala consta de tres preguntas, que se puntúan de guntas, y sirve para determinar la medida en que una
0 (ningún dolor) a 6 (dolor extremo). Calculando la persona cree que las emociones influyen en su expe-
media de la puntuación dada a cada pregunta se ob- riencia del dolor. La subescala de control de SOPA
tiene una puntuación global. También se utilizó una determina la medida en que una persona cree que
escala analógica visual (VAS) para evaluar la inten- puede controlar el dolor y consta de diez preguntas.
sidad del dolor. Esta escala consiste en una única Por último, se utilizó también la escala de control de
pregunta a la que se responde sobre una línea de 10 mm MPI (Kerns y cols., 1985) para medir las actitudes
trazada entre “ningún dolor” y “el peor dolor imagi- frente al dolor. Se trata de una escala de cuatro pre-
nable.” El encuestado puede modular su respuesta guntas que mide tanto el control del dolor como las
poniendo una marca sobre la línea en el punto que percepciones generales de control frente a los retos
represente la intensidad del dolor percibida. Ta m b i é n de la vida diaria.
se utilizó la escala de intensidad de dolor actual
(PPI) en el Cuestionario sobre el dolor de McGill
(MPQ; Melzack, 1987) para evaluar la intensidad del Estrategias para sobrellevar el dolor
d o l o r. Las personas calificaron su dolor sobre una es-
cala de seis puntos (0, ningún dolor; 5 dolor insopor- El cuestionario sobre estrategias para sobrellevar
table). el dolor (CSQ; Rosensteil y Keefe, 1983) consta de
50 preguntas que evalúan la respuesta(s) de un indi-
viduo a las exacerbaciones del dolor. Basándose en
Funciones físicas una extensa literatura (Jensen y cols., 1991), las es-
calas se dividieron en estrategias activas y pasivas
Se utilizaron tres instrumentos para evaluar dife- para sobrellevar el dolor. Las estrategias activas con-
rentes aspectos de las funciones físicas. Las dos pri- sistían en exhibir una mentalidad positiva, desviar la
meras medidas fueron puntuaciones utilizando la es- atención, ignorar sensaciones y reinterpretar sensa-
cala de actividad y la escala de interferencia del MPI ciones. Las estrategias pasivas consistían en rezar y
(Kerns y cols., 1985). La escala de actividad del MPI esperar o tener ideas catastrofistas. Cada pregunta se
consiste en 19 preguntas que evalúan la medida en puntuó sobre una escala de siete puntos (0, nunca; 3,
que una persona participa en actividades sociales, re- alguna vez; 6, siempre).
creativas y domésticas cotidianas. Las preguntas se
responden sobre una escala de siete puntos (0, nunca;
6, muy a menudo) y se calcula la media de todas las Historia psiquiátrica
respuestas para obtener una puntuación global. La
escala de interferencia del MPI consta de once pre- Se revisaron las historias clínicas de los pacientes
guntas. Los individuos valoran la medida en que el para obtener información sobre tentativa(s) previa(s)
dolor interfiere con la realización y la satisfacción de suicidio y antecedentes personales y familiares de
derivada de una serie de actividades sociales, profe- abuso de sustancias. Esa información fue recabada
sionales y familiares. Las preguntas se responden so- de forma rutinaria por un médico residente en psi-
bre una escala de siete puntos (0, ninguna interferen- quiatría en el momento del ingreso.
cia; 6, interferencia extrema).

P ro c e d i m i e n t o
Evaluación del dolor
En el momento del ingreso, los pacientes rellena-
Las subescalas de la encuesta sobre actitudes fren- ron una batería de cuestionarios diseñados para reali-
te al dolor (SOPA; Jensen y cols., 1987) permiten zar una evaluación exhaustiva de la experiencia del
evaluar las ideas de cada persona respecto a su dolor. d o l o r. Algunos pacientes fueron excluidos del pro-
Todas las preguntas se responden sobre una escala de yecto por las siguientes razones: (1) lengua materna
cinco puntos (0, totalmente incierto; 4, totalmente diferente al inglés; (2) analfabetismo; o (3) deficien-

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cia cognitiva asociada a intoxicación medicamentosa 33,9 (DE 11,8). En el proceso de emparejamiento se
o procesos patológicos. La batería de cuestionarios dio preferencia a encontrar individuos que declara-
se administró en los 3-4 días siguientes al ingreso en ran “nunca he pensado en quitarme la vida.” No obs-
la unidad hospitalaria como parte de la evaluación tante, cinco individuos se incluyeron en el grupo de
clínica habitual realizada en el momento del ingreso. deprimidos/no suicidas que declararon “a veces
La intención de suicido se determinó según la res- pienso en quitarme la vida, pero nunca llegaré a ha-
puesta del paciente a la pregunta sobre suicidio (pre- cerlo.” Un grupo de control formado por personas
gunta 9) del BDI. Los pacientes que respondieron no deprimidas (BDI ≤ 16) se emparejó por edad, se-
con “me gustaría quitarme la vida” o “me quitaría la xo y duración del dolor (no deprimidos). El punto de
vida si tuviera la posibilidad” se clasificaron como in- corte se estableció en 17, más alto que la puntuación
tención de suicidio. Las respuestas positivas a “a veces límite de 9 utilizada habitualmente en la práctica
pienso en quitarme la vida, pero nunca llegaré a hacer- clínica general, puesto que los síntomas somáticos
lo” no se incluyeron por dos razones. En primer lu- incluidos en el BDI suelen ser confirmados con fre-
g a r, mientras que nuestro interés principal era estu- cuencia por los pacientes con dolor crónico e inflan
diar la intención de suicidio, esta declaración incluye artificialmente sus puntuaciones BDI (Novy y cols.,
deseos pasivos de morir pero no contiene una clara 1995; Turk y Okifuji, 1994). En el grupo de no de-
expresión de deseo o intención. Y, en segundo lugar, primidos, las puntuaciones en el BDI oscilaron entre
el 35% de la muestra seleccionó esta respuesta, con 1 y 16, con una media de 10,8 (DE 3,8). Ninguna de
lo que era prácticamente imposible formar un grupo las personas no deprimidas reconocieron intención
emparejado de individuos deprimidos con el que po- de suicidio. Atestiguando la dificultad de interpretar
der comparar. Trece individuos (6,5%) de la muestra la frase del BDI, “a veces pienso en quitarme la vi-
mayor formada por 200 pacientes reconocieron in- da, pero nunca llegaré a hacerlo,” tres pacientes cla-
tenciones suicidas y se clasificaron como suicidas sificados como no deprimidos la aceptaron como
(deprimidos/suicidas). Las puntuaciones que obtu- cierta.
vieron estas personas en el BDI variaron entre 17 y La edad media de los 39 pacientes incluidos en los
55, con una media de 36,5 (DE 12,0). análisis (54% mujeres, 85% caucásicos) era de 43,9
Los restantes sujetos se clasificaron como depri- años (DE 10,4). Los pacientes habían completado
midos o no deprimidos en función de la puntuación una media de 12,6 años de estudios (DE 1,8). El 56%
obtenida en el BDI. El grupo de deprimidos para fi- de los pacientes estaban casados. La duración media
nes de comparación se creó a partir del grupo de del dolor era de 8,7 años (DE 10,1) y los pacientes
personas que obtuvieron una puntuación de al menos habían sido sometidos ya a una media de 2,8 inter-
17 en el BDI, siendo la menor puntuación obtenida venciones quirúrgicas relacionadas con el dolor (DE
por el grupo de deprimidos/suicidas. Trece personas 3,7) antes de su ingreso. El dolor se localizaba prin-
(deprimidos/no suicidas) se emparejaron con el gru- cipalmente en la zona lumbar (28,2%), las extremi-
po de suicidas en función de su puntuación BDI dades inferiores (20,5%), los hombros o extremida-
(omitiendo la pregunta sobre suicidio), edad, sexo y des superiores (15,4%), la cabeza/rostro/boca
duración del dolor. Las puntuaciones de este grupo (12,8%) y la región torácica (7,7%). En la Tabla I se
en el BDI oscilaron entre 17 y 49, con una media de muestran los datos demográficos de cada grupo.

TA B L A I. COMPOSICIÓN DE GRUPOS POR VARIABLES DEMOGRÁFICAS*

Deprimidos/Suicidas Deprimidos/No suicidas No deprimidos

Estudios (años) 14 (2,4) 12 (1,2) 12 (1,4)


Duración de la estancia en el
hospital (días) 17 (4,0) 17 (6,6) 17 (7,2)
Número de intervenciones quirúrgicas
relacionadas con el dolor 4 (4,9) 3 (3,4) 2 (2,3)
Raza (% caucásicos) 85 85 85
Estado civil (% casados) 46 54 69
Localización del dolor (% dolor lumbar) 54 46 31
*Los valores se expresan como medias (DE), salvo que se indique lo contrario.

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INTENCIÓN DE SUICIDIO EN PACIENTES CON DOLOR CRÓNICO 151

Análisis de datos deprimidos/suicidas declararon antecedentes familia-


res de abuso de sustancias, frente al 85% de los pacien-
Se realizaron análisis unilaterales de la varianza tes deprimidos/no suicidas y sólo el 39% de los pacien-
( A N O VAs) para determinar la existencia de diferen- tes no deprimidos. Los dos grupos de deprimidos
cias entre grupos en cuanto a las variables demográ- presentaban tasas más altas de antecedentes familiares
ficas (es decir, educación, duración de la estancia en de abuso de sustancias comparado con los grupos de
el hospital, número de intervenciones quirúrg i c a s ) . no deprimidos (χ2 = 5,6; p > 0,02).
Se realizaron análisis de la Chi cuadrado para detec-
tar diferencias entre grupos en términos de raza, es- Intensidad del dolor
tado civil y localización del dolor. Otros análisis de
la Chi cuadrado se realizaron para detectar diferen- Se observó un efecto multivariante significativo en
cias entre grupos en términos de tentativas previas de las medidas de la intensidad del dolor (Tabla II)
suicidio y antecedentes personales o familiares de abu- (F[6,68] = 2,6; p = 0,03). Se encontraron diferencias
so de sustancias. Asimismo, se realizaron ANOVAs univariantes significativas entre los tres grupos en
multivariantes (MANOVA) para determinar diferen- cuanto a la intensidad del dolor MPI (F[2,35] = 6,3;
cias entre grupos en términos de intensidad del dolor, p = 0,01), VAS (F[2,35] = 4,9; p = 0,01) y PPI (F[2,35] =
funciones físicas, valoración del dolor y estrategias 4,2; p = 0,02). Las medias de los grupos se presentan en
para sobrellevar el dolor. Se investigaron diferencias la Tabla II. Según las comparaciones por parejas, el
significativas entre grupos con análisis MANOVAs y grupo de deprimidos/no suicidas declararon una inten-
A N O VAs y, en el caso de alcanzarse el nivel de sig- sidad del dolor significativamente mayor que el grupo
nificancia, se realizaron comparaciones emparejadas de no deprimidos en la escala de intensidad del dolor
de la diferencia menos significativa (DMS). El nivel MPI (p = 0,001) y el PPI (p = 0,007). Los dos grupos
alfa se estableció en p ≤ 0,05. de deprimidos difirieron del grupo de no deprimidos
en la escala de dolor VAS (p = 0,007). No se aprecia-
ron diferencias entre los grupos de deprimidos respec-
RESULTADOS to a ninguna medida de la intensidad del dolor.

Características demográficas
Funciones físicas
No se observaron diferencias entre grupos en tér-
minos de educación, duración de la estancia en el Se observó un efecto multivariante significativo en
hospital o número de intervenciones quirúrgicas, y las medidas de las funciones físicas (F[6,70] = 2,6;
los grupos eran comparables en términos de raza, es- p=0,02). Se encontraron diferencias significativas en-
tado civil y localización del dolor. En la Tabla I se tre grupos en las escalas de actividad general del MPI
presentan los datos demográficos correspondientes a (F[2,36] = 4,6; p = 0,02) y en la escala de interferen-
los tres grupos. cia del MPI (F[2,36] = 5,2; p = 0,01). Las compara-
ciones de seguimiento revelaron que los grupos de
deprimidos/suicidas (p = 0,002) y deprimidos/no sui-
Historia psiquiátrica cidas (p = 0,005) declaraban una mayor interferencia
que el grupo no deprimido. Sólo el grupo de deprimi-
Los análisis de la Chi cuadrado revelaron que la pro- dos/suicidas declaró niveles más bajos de actividad
babilidad de tentativas previas de suicidio era mayor en que el grupo de no deprimidos (p = 0,004), que no di-
el grupo de deprimidos/suicidas (χ2 = 9,9; p = 0,007). El firió del grupo de deprimidos/no suicidas. Los dos
54% de los pacientes deprimidos/suicidas habían co- grupos de deprimidos no difirieron significativamen-
metido al menos una tentativa de suicidio, mientras te entre sí respecto a ninguna de las demás medidas.
que sólo el 23% de los pacientes deprimidos/no suici-
das habían cometido en el pasado alguna tentativa de
suicidio y ninguno de los grupos de no deprimidos lo Valoración del dolor
habían intentado. Los grupos no diferían en cuanto a los
antecedentes personales de abuso de sustancias (χ2 = 1,5; En cuanto a las medidas de la valoración del dolor,
p > 0,05), pero sí se apreciaron diferencias entre grupos se observó un efecto multivariante significativo
respecto a los antecedentes familiares de abuso de sus- (F[8,68] = 3,7; p = 0,001). Se observaron diferencias
tancias (χ2 = 6,2; p > 0,04). El 69% de los pacientes univariantes entre grupos en la escala del daño de

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152 B. J. FISHER ET A L . R e v. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 9, N.º 3, Abril 2002

TA B L A I I. RESULTADOS DE LAS COMPARACIONES ENTRE GRUPOS DE MEDIDAS DE RESULTA D O S


(MEDIA (DE))

Medidaa Grupo I – deprimidos/ Grupo II – deprimidos/ Grupo III – no Cociente F Valor P


suicidas no suicidas deprimidos

Intensidad del dolor 2,6 0,03


b
Intensidad del dolor MPI 4,7 (1,03) 5,5 (0,63) 4,1 (1,29) 6,3 0,01
c
Dolor VA S 78,0 (21,45) 80,0 (20,62) 56,0 (20,62) 4,9 0,01
b
PPI 7,3 (2,11 ) 8,1 (2,04) 5,7 (2,04) 4,2 0,02

Funciones físicas 2,6 0,02


d
Actividad MPI 1,6 (0,87) 2,1 (0,83) 2,6 (1,04) 4,6 0,02
c
Interferencia MPI 5,3 (0,89) 5,4 (0,69) 4,3 (1,32) 5,2 0,01

Va l o r a c i ó n 2,6 0,01
c
Daño SOPA 1,9 (0,69) 2,7 (0,66) 1,9 (0,51) 4,7 0,02
c
Emoción SOPA 2,3 (0,69) 2,1 (0,54) 1,5 (0,77) 4,1 0,03
Control SOPA 1,5 (0,89) 1,3 (0,54) 1,8 (0,95) 1,3 NS
c
Control MPI 2,3 (0,84) 1,9 (0,67) 3,4 (1,24) 9,0 0,01

Estrategias activas para


s o b rellevar el dolor 1,9 0,04
c
Mentalidad positiva 2,3 (1,11 ) 2,1 (0,90) 3,4 (1,23) 4,8 0,01
d
Desviar atención 1,5 (1,31) 2,2 (1,12) 3,0 (1,71) 4,0 0,03
Ignorar sensaciones 1,8 (1,42) 1,5 (1,18) 2,0 (1,59) 0,5 NS
Reinterpretar sensaciones 0,4 (1,07) 0,9 (0,98) 1,3 (1,55) 2,0 NS

Estrategias pasivas para


s o b rellevar el dolor 5,1 0,01
Rezar y tener esperanza 2,3 (1,42) 2,9 (1,37) 3,3 (1,63) 1,8 NS
c
Catastrofismo 3,6 (1,38) 3,9 (1,58) 1,7 (1,33) 8,5 0,001
a
MPI, Inventario multidimensional del dolor; VAS, escala analógica visual; PPI, intensidad del dolor actual; SOPA, encuesta sobre
actitudes frente al dolor.
b
Media del grupo significativamente diferente (p < 0,05) a la del grupo II.
c
Media del grupo significativamente diferente (p < 0,05) a la de los otros dos grupos.
d
Diferencia significativa (p < 0,05) entre los grupos I y III.

SOPA (F[2,36] = 4,7; p = 0,015), la escala de emo- Estrategias para sobre l l e v a r el dolor
ción de SOPA (F[2,36] = 4,2; p = 0,03) y la escala de
control del MPI (F[2,36] = 9,0; p = 0,001). Las com- Estrategias activas
paraciones post-hoc indicaron que los pacientes de-
primidos/no suicidas tenían mayor probabilidad de Se observó un efecto multivariante significativo
interpretar el dolor como indicio de un daño que los en las medidas de las estrategias activas (F[8,68] =
grupos de deprimidos/suicidas (p = 0,01) o no depri- 2,4; p = 0,023). Los análisis univariantes fueron sig-
midos (p = 0,01). Los grupos de deprimidos/suicidas nificativos para las estrategias declaradas por los
y no deprimidos no difirieron entre sí en la interpreta- propios pacientes (F[2,36] = 4,8; p = 0,01) y la des-
ción del dolor como dañino. Tanto los grupos de de- viación de la atención (F[2,36] = 4,0; p = 0,03). Los
primidos/suicidas (p = 0,009) como de deprimidos/no dos grupos de deprimidos mostraron niveles más ba-
suicidas (p = 0,05) reconocieron la influencia de las jos de mentalidad positiva respecto al grupo no de-
emociones en su experiencia del dolor en mayor me- primidos (todos p < 0,01). El grupo de deprimidos/
dida que el grupo de no deprimidos. Los dos grupos suicidas exhibió un nivel más bajo de atención des-
de deprimidos no difirieron en cuanto a la valoración viada del dolor como estrategia para sobrellevarlo
de la influencia de las emociones en su dolor. frente al grupo de no deprimidos (p < 0,01). Los gru-

30
INTENCIÓN DE SUICIDIO EN PACIENTES CON DOLOR CRÓNICO 153

pos de deprimidos no difirieron entre sí en cuanto a indica que la depresión, más que el dolor crónico o la
las medidas de las estrategias activas. discapacidad, es la principal causa de este síntoma que
puede ser letal.
La información sobre antecedentes personales o fa-
Estrategias pasivas miliares puede servir de orientación para estudiar los
factores de riesgo de intención de suicidio en pacien-
Se observó un efecto multivariante significativo tes con dolor crónico. Los individuos que declararon
en las medidas de las estrategias pasivas (F[4,72] = ideas suicidas activas tenían una probabilidad mucho
5,1; p = 0,001). Los análisis univariantes fueron sig- mayor de haber cometido en el pasado al menos una
nificativos sólo para las ideas catastrofistas (F[ 2 , 3 6 ] tentativa de suicidio. Los individuos que ya han come-
= 8,5; p = 0,001). Las comparaciones por parejas re- tido alguna tentativa de suicidio tienen un riesgo sig-
velaron que el grupo de deprimidos/suicidas (p = nificativamente mayor de repetir dicha tentativa o
0,003) y el grupo de deprimidos/no suicidas (p < consumar el suicidio que las personas sin esos antece-
0,001) mostraban una frecuencia significativamente dentes (Leon y cols., 1990). El hallazgo de que los pa-
mayor de esta respuesta que el grupo de no deprimi- cientes con dolor crónico que contemplan suicidio tie-
dos. nen mayor probabilidad de haber cometido ya alguna
tentativa de suicidio subraya la importancia de evaluar
la conducta suicida previa. Los dos grupos de depri-
DISCUSIÓN midos, con independencia de la presencia de una in-
tención suicida activa, declararon tasas más altas de
La tasa de intención declarada de suicidio fue sólo antecedentes familiares de abuso de sustancias que los
del 6,5% en esta unidad hospitalaria especializada en grupos de no deprimidos. Existen numerosas eviden-
rehabilitación como parte de un servicio de psiquiatría cias de la mayor prevalencia de depresión en familia-
y no se asoció a mayor dolor ni mayor discapacidad res en primer grado de alcohólicos (Dawson y Grant,
relacionada con dolor. Pese a que estos resultados se 1998). La relación entre depresión y antecedentes fa-
basan en una muestra relativamente pequeña, coinci- miliares de abuso de alcohol había sido ya observada
den con otros trabajos previos que examinaron los en pacientes con fibromialgia (Katz y Kravitz, 1996).
factores asociados a depresión en pacientes con dolor Puesto que esos datos se recabaron retrospectivamente
crónico e intención de suicidio en diferentes poblacio- a partir de historias clínicas, tales factores de riesgo
nes médicas. La tasa del 6,5% coincide con las tasas para la depresión merecen una mayor investigación
declaradas para una gran diversidad de pacientes con utilizando entrevistas diagnósticas estructuradas y un
dolor crónico o trastornos asociados a dolor, entre diseño prospectivo.
ellos enfermos terminales (Brown y cols., 1986), pa- Se observaron pocas diferencias entre los dos gru-
cientes con accidentes cerebrovasculares (Kishi y pos de deprimidos, lo que indica que la intención de
cols., 1996) y pacientes ortopédicos (Hinkely y Jarem- suicidio no se asoció en general a un dolor más extre-
ko, 1994). Algunos de esos estudios previos demostra- mo ni a discapacidad relacionada con dolor. Las valo-
ron que la intención de suicidio se asociaba a síntomas raciones de la intensidad del dolor por parte de los pa-
de depresión severa. El presente estudio se realizó en cientes con intención de suicidio fueron similares a las
el contexto de la asistencia terciaria, siendo las razo- declaradas por pacientes con una intensidad compara-
nes más habituales para el tratamiento hospitalario de- ble de síntomas depresivos pero sin ideas de suicidio.
presión y/o discapacidad extrema, aunque otras razo- Ahora bien, esas valoraciones del dolor fueron tam-
nes como la distancia a un centro de dolor bién similares a las declaradas por pacientes sin sínto-
especializado fueron también frecuentes. Al contrario mas de depresión, lo que sugiere una línea de investi-
de lo que se ha referido anecdóticamente, el dolor físi- gación que podría ser interesante en el futuro. Algunos
co no parece ser, por sí solo, un factor predictivo de la estudios han demostrado un umbral del dolor más ele-
intención de suicidio o el deseo de morir. Consideran- vado o “respuestas estoicas” a estímulos físicos dolo-
do el bajo porcentaje de intención de suicidio encon- rosos en personas con trastornos afectivos (p. ej.,
trado en este contexto especializado, la intención de Dworkin y cols., 1995). En otro estudio reciente de
suicidio en pacientes con dolor crónico debe tomarse personas suicidas se observaron efectos “estoicos” si-
en serio sea cual sea el contexto e instaurar de inme- milares (Orbach y cols., 1997). Poco después de una
diato un tratamiento agresivo. Ninguno de los pacien- tentativa fallida de suicidio, los individuos atendidos
tes que carecían de síntomas clínicamente significati- en una sala de urgencias exhibieron una mayor tole-
vos de depresión declaró intención de suicidio, lo que rancia al dolor físico aplicado experimentalmente

31
154 B. J. FISHER ET A L . R e v. Soc. Esp. del Dolor, Vol. 9, N.º 3, Abril 2002

comparado con un grupo de víctimas de accidentes y más altos de estrategias pasivas. De nuevo, la mayor
otro grupo de control de personas sanas (Orbach y parte de los efectos se asociaron a depresión, más
cols., 1997). Estos estudios se centraron en la toleran- que a intención de suicidio. Aunque la intención de
cia al dolor experimental, comparando personas depri- suicidio se asoció a niveles más bajos de una de las
midas con controles no deprimidos y rara vez conside- estrategias activas para sobrellevar el dolor, la dis-
raron la aplicación de estímulos dolorosos en un sitio tracción, los dos grupos de deprimidos declararon ni-
de dolor crónico. En personas con dolor crónico, la veles significativamente más bajos de otra estrategia
posibilidad de que la depresión se asocie a umbrales activa para sobrellevar el dolor, la mentalidad positi-
de dolor más elevados o respuestas más “estoicas” ha va. Los dos grupos de deprimidos declararon tam-
recibido escaso respaldo empírico. La posibilidad de bién niveles más altos de catastrofismo, una respues-
que la intención de suicidio pueda ser indicativa de ta cognitiva y afectiva negativa al dolor.
una respuesta más estoica es intrigante. Sin embargo, Los futuros estudios tendrían que investigar facto-
nuestros datos no apoyan para nada esa hipótesis, res genéticos, biológicos, psicológicos y sociales que
puesto que la tendencia que muestran los datos sugie- pueden suponer un riesgo o una protección frente a la
re un nivel posiblemente mayor de dolor en los pa- intención de suicidio, las tentativas de suicidio o la
cientes deprimidos y suicidas comparado con los pa- consumación de suicidio en presencia de dolor cróni-
cientes no deprimidos. Es posible que los estudios co. Los bajos niveles de serotonina (Mann y cols.,
realizados en otros contextos obtengan resultados di- 1999), la desesperanza (Chochinov y cols., 1998) y
ferentes, puesto que todos los pacientes de esta serie el apoyo familiar (Chochinov y cols., 1995) pueden
fueron ingresados en la unidad hospitalaria debido a discriminar a individuos con enfermedades asociadas
una combinación de dolor intenso, discapacidad y/o a dolor crónico que se vuelven deprimidos y suicidas
depresión. En otros contextos en los que estos tres de las personas que están deprimidas pero no son
factores mostraran una mayor variabilidad, podrían suicidas. Los futuros estudios tendrían también que
obtenerse resultados diferentes. La relevancia perso- mejorar nuestra metodología estudiando la intención
nal del dolor clínico comparado con el dolor experi- de suicidio en otros contextos clínicos y en la comu-
mental puede ser particularmente importante en perso- nidad, donde las tasas probablemente sean incluso
nas deprimidas. Las interpretaciones cognitivas menores. Nosotros nos limitamos a estudiar personas
depresogénicas de dolor clínico, como el catastrofis- con un cierto nivel de educación y con el inglés co-
mo, pueden ser activadas con más frecuencia o más mo lengua materna; por consiguiente, no sabemos si
fácilmente por el dolor clínico. estos resultados pueden generalizarse a otros grupos
Los pacientes suicidas no declararon una valora- étnicos y culturales.
ción más negativa del dolor que otros grupos. Los La intención de suicidio se evaluó mediante una
dos grupos de depresivos reconocieron una mayor in- única pregunta incluida en un cuestionario en papel
fluencia de las emociones en su experiencia del dolor autoadministrado sobre síntomas depresivos, lo que
que los controles no deprimidos. La experiencia per- posiblemente constituya un índice poco fiable. Las
sonal de angustia emocional en los pacientes depri- ventajas de las evaluaciones basadas en cuestionarios
midos probablemente explica el hecho de que reco- es que reducen las características de la demanda aso-
nocieran el efecto de las emociones en su dolor en ciadas a menudo a las entrevistas cuando el tema de la
mayor medida que los controles no deprimidos. No evaluación es socialmente inapropiado (Stone y cols.,
se sabe si esa fue una valoración independiente de 2000). En el contexto clínico de una unidad psiquiátri-
los pacientes o un reflejo de la influencia de los pro- ca intrahospitalaria, cabría esperar una mayor propen-
fesionales que les habían prestado ya atención médi- sión de los pacientes a reconocer sus ideas suicidas.
ca mental antes de su ingreso. El grupo de deprimi- No obstante, nuestra experiencia clínica contradice
dos no suicidas presentó una mayor probabilidad de esa idea. Muchas de las personas que ingresan en esta
interpretar el dolor como indicio de que el ejercicio unidad de rehabilitación especializada en dolor cróni-
físico refleja un daño adicional y, por tanto, debe in- co consideran el dolor crónico como su principal pro-
terrumpirse. Estas diferencias pueden reflejar una blema. Estos pacientes suelen resistirse a los intentos
mayor ansiedad en las personas deprimidas no suici- de centrar la evaluación y el plan de tratamiento en la
das (McCracken y cols., 1992), un estado emocional depresión u otros trastornos psiquiátricos como el
que no se evaluó en el presente estudio. abuso de alcohol o de otras sustancias, temiendo que
Al contrario de lo que esperábamos, los pacientes eso vaya en detrimento del tratamiento de su dolor
suicidas no declararon siempre niveles más bajos de crónico. En este tipo de contexto, las evaluaciones ba-
estrategias activas para sobrellevar el dolor o niveles sadas en cuestionarios de cuestiones tan delicadas co-

32
INTENCIÓN DE SUICIDIO EN PACIENTES CON DOLOR CRÓNICO 155

mo puede ser la intención de suicidio podrían facilitar BIBLIOGRAFÍA


las declaraciones de los pacientes. Una de las desven-
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