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Hoy las grandes productoras cuentan la historia. En las carteleras es común encontrarse con
la dramatización de la vida de algún sirviente, prostituta o artista torturado que en su
momento no le importo a nadie lo más mínimo. Han estado buscando en los anales de los
grandes sabios, en los colosales libros de historia y en periódicos amarillentos de fechas
inciertas pues se ha borrado o desprendido la fecha, cualquier historia, que, por su
extravagancia o heroísmo, merezca ser contada.
Una historia distopica que Hollywood no toca por su carencia de drama (el mismo con el
que la tierra de las grandes producciones engalana sus películas), balaceras (vaqueros
colonos incinerando campamentos indígenas para santificar las praderas por donde pasarías
las autopistas del futuro soñadas por el hombre practico al estilo del Tea Party y la
Asociación Nacional del Rifle) o los romances carnívoros en donde el usurero ruin vencido
por el sindicato de la fábrica de chocolates, es el hundimiento del Wilhelm Gustloff.
Hollywood, por supuesto, se quedó con el Titanic. Si bien en este murieron los que
ocupaban las partes baja del buque, siendo estas las zonas que, por lo general, durante una
inundación, el agua aborda primero. Sin embargo, de estos olvidados, los guionistas y los
célebres poetas de Hollywood nada han dicho, ni siquiera una elegía; menos aun de
aquellos del trasatlántico alemán, en donde los muertos de las clases bajas que viajaban
como polisones en los camarotes y mazmorras del inmenso navío, eran casi la mayoría de
tripulantes; por supuesto, optaron por la escena de amor y renunciamiento del héroe
dejando de lado el correlato de los botes salvavidas congelándose, sin ayuda, en medio del
frio de aquellos míseros que sobrevivieron a las frías aguas.
No importa con cuanta fuerza Hollywood impulso los viajes espaciales, las investigaciones
cuánticas o la propulsión nuclear; la violencia política, sistemática y rapaz sigue siendo
real.
El presto 4 años de servicio antes de venirse para Medellín otra vez. estuvo cuatro años en
el monte, primero en (), y luego como (). Participo en combates en (); fue testigo del
choque entre un objeto indetenible -como una bala- u un objeto inamovible -como el
hombre, por terco y costumbrista-, cuando su compañero recibió un impacto de fusil en la
cabeza; conoció el color del cerebro y el cráneo, parecidos al vomito; fue bañado en la
sangre que derrama esta guerra por montones; todos sus conocidos fueron soldados; todos
terminaron muertos o en cargos de porquería, o locos -como los soldados que volvían de
Vietnam -o de cualquier otra guerra, ya que todas funcionan igual-; escuche las historias de
las cicatrices de los amigos que volvieron, tacto el surco que dejo la bala, el vacío tras la
piel se enreda en sus fibras para tapar el agujero, frágil y trasnparentosa.
Lo vi, ya con cuatro años de edad- irse para el monte otra vez, con su boina verde, con toda
la parafernalia de la guerra que llevan los soldados para no sentir la ausencia de las
camándulas y los símbolos religiosos; lo vi volver flaco, enfermo y corrompido; lo vi pelear
consigo mismo por no seguir sus sueños; le vi llorar por no poder proveerse lo más simple.
Si el hombre no tiene más que su fuerza, su yo, su dedicación y trabajo, volverlo una
imposibilidad o negárselo, es quitarle todo; le vi irse de guardaespaldas de terratenientes en
regiones poseídas por la carnicería.
Papa era un hombre alto y bien vestido. Le gustaban las chaquetas y pullovers (?) de
marcas americanas. Tenía una fijación por la cultura de masas y el estilo de vida -tipo
Friends y demás podcast-, quizás de allí la idea de irse al ejército. Jamás dejo caer sus
grandes manos con violencia sobre mi carne, fue a él a quien busque cuando me perdí,
llegue junto a él siguiendo el Aburra que baja desde La Clara.
Le encantaba contar historias, en todas había un héroe que dada su inocencia conseguía
salvar al mundo sin proponérselo. Tenía alma de cuentista, pero las manos de un
mercenario; papa siempre tuvo algo de místico, como lo tuvo Marco Aurelio, capaz de
dilucidar entre los panteones en ruinas de los pueblos que conquistaba la grandeza, de
meditar sobre las tesis del pensamiento griego entre la corrupción y decadencia de un
imperio. Puede que una pluma haya podio salvarlo -como en mi caso-, o convertirlo en un
dios agnóstico que encierra el bien y el mal en sus entrañas; por ello volvió a las manos del
dios "cita de hesse", del dios obsiusus (?), para que le salvara de sí mismo; entrego las
ultimas gotas del néctar de su inconformidad -potencia siempre dispuesta y real pero nunca
explotada o convertida en objeto de nuestras inquisiciones- en una iglesia cristiana como
ayudante del cura, continuador de la fiebre y la manías que contrae.
Pocos días después mama comento que le habían echado del lugar; se había enterado
obligando a la secretaria de seguridad familiar a preguntar por el en la empresa; le habían
respondido que el motivo de su despido fue una pelea. Las visitas al centro se acabaron.
Pero también se acabaron los vínculos con papa; solo se fue, como aquel sujeto de la
película El hombre que nunca estuvo allí.
Boticario:
miseria.
de amaga que se habia venido con su mujer con los pocos chiros y harapos a echar
con la promesa de una nueva vida en la medellin de las puertas abiertas -como despues
leeria
antioquia.
Habian pasado los años y el barrio -antes invasion- habia mutado, igual a cualquier
como un niño ante lo fantastico, es decir, conmoviendose ante los sucesos, participando
de los hechos. Fue actor y no espectador de las tragedias del barrio, ese pequeño
pandemoniun
el barrio que es el lado oscuro de los triunfos practicos del proyecto ilustrado, la derrota de
sus pretenciones de paridad,
con su hipocrita Sapere Aude exigido a la masa embrutecida por la ferula del capatas, del
terrateniente, del clerigo,
la masa atrapada en todas las modalidades de la miseria, golpeada por todas las gradaciones
de la violencia -la blanca y la roja-.
contempla la asepsia predicada por los medicos y los enciclopedistas horadada y cayendose
a pedazos
por el paso de las Aguas negras que bajaban por las cañerias destapadas del barrio;
caminitos de lodo
rojizo y duro iba entretejiendo, semejantes a un saco pulmonar, un sin fin de trochas y
breñas
por donde las personas alcanzaban la via principal a la cabecera municipal, las vias por
donde pasaba el transporte
publico que llevaba a los lujosos centros comerciales, las ampulosos boulevares.
Su padre era uno de esos que bajaba diaramente del morro cuando el sol aun no ni se habia
limpiado las lagañas de la cara,
con un pañuelo sucio y viejo que le habia regalado un amigo de penurias. Pese a su
humildad siempre habia tenido ese recato para con su
Esto lo habia aprendido a su vez de su padre -el abuelo de Ugolino-; este le habia enseñado
que con un poco de tactose asegura uno un
lugar en el infierno y con una presencia limpia e imponente se consiguen las puertas del
cielo. Por eso, junto a este trapo sucio lleva
en el bolsillo del frente de su camisa -solo la camisa, ya el saco se lo habian comido las
polillas- a la vista, distinguiendose
por su paño. Luego de que su padre se hubiese serciorado de que todo estaba en
acompasado, con caminar pausado se dirijia a la plaza
de mercado; compraba un tinto insipido a cualquiera de las señoras que hibernaban junto a
los postes de luz, vendiendo su menjuerje levanta muerto
a los desesperados que por alli vagaban en busca de consuelo. Se limpiaba el bozo con el
pañuelo de fina tela y enccendia un cigarrillo.
Carbonizandolo por completo mientras esperar que lo llamasen para ayudar a descargar
camiones que venian repletos de mercancias provenientes
de los pueblos. Cuando en el merado no consegui rebuscar los cobres necesarios para pagar
la pieza en el inquilinato,
iba a la carpinteria -una de las profesiones de dios, como la panaderia- donde trabajaba por
lo que le dieran.
Se acordaba de padre mientras miraba el fronspicio de su casa, cuyas dimensiones retaban
toda logica. En esa casa era donde tiempo atrasel habia llegado atrabajar
en la carpinteria, desesperado por sustento para los suyos; si, en esa misma casa papa
encontro su rimer empleo, el mismo que tiempo despues, regando
los frutos con el sudor de su frente, compraria al anciano dueño que volvia a su pueblo
arrastrado por la violencia que asolaba esta vez a las ciudades -pero
sin descuidar el fortin del campo-. Justo en la parte superior su padre construiria una casa
en donde desarrollaba fielmenye los mandamientos del señor: comia, descabansaba
y engendraba.
En amplia sala de estar se encontraba una radio legada por su padre. En ella solian pasar
los tangos que lo
los tangos y veian pasan las sardinas, con sus zapatos brillantes, sus cabellos bien
Su papa aprendio el oficio y monto una en el barrio, imaginese alla que no llegaban los
buses y bastante falta que hacia. su papa la abrio por 35 años; sola o acompañada, con
comprandores
o seqquias, para los perros con sarna que cagaban parasitos en la reja y los gaines que
pasaban
con el pipi en la mano detras de los pelaitos que les tiraban piedrias. Cuando le iba mal el
señor
de la carineria le fiaba los huesos pa la sopa y una que otra menudencia para la proteina de
la
desencia.
Con la plata de esa carpitenria fue que el pudo ir a la universidad, a ese gigantezco
Habian pocas opciones, las profesiones liberales como las llamaba kanta: laas finanzas, la
jurisprudencia o
la medicina. se decanto por un programita para ser boticario de menor tiempo que la carrera
de medicina, mas
costosa y larga. Asi pues, huyendole a la algarabia de las guerrillas, el marxismo leninismo
y las premuras
el curso, se enamoro de una pelada que estudiaba derecho. Antes de terminar el curso ella
quedo embaraza.
termino sus estudios y a los pocos meses, ya como profesional desempleado, fue padre
tambien.
la mayoria de los pelados que estudiaban medicina, carrera que cursaban la matoria de sus
amigos,
Como diria entre los fui y entre los (?). Los cristianos y sus cultos
Tripleta de mil:
fumaban ya, algunos otros afrontaban sus segunda sobredosis, otros simplemente se
volaron sobre la fe para no tener que verselas con la infamia y el vicio. Lo que no sabian
aquellos es que, como diria Stirner, para quien combate el vicio, existe el vicio. Es decir,
lo ve en todas partes, es real, tan real como su opiscion al mismo. Yo no lo lo negue, mis
tios
eras chicheros y marimberos, como la mayoria de los arrieros que segun manuel mejia
vallejo,
con la yuda del aguardiante y de la chicha, lograron abrirse paso en estas breñas y cañadas.
en la esquina del callejon donde jugabmos los picaitos de a cinco; la fumaban los pelados
con desconcimiento
y curiosidad detras de la escuela san francisco, en los charcos que buscabamos como
cazadores de charcos.
Caudno tenia doce años mis amigos mas cercanos empezaron a comerla. Compraba bolsas
de mil de pangola. Esta tenia
un olor dulce, una apariencia como de lechuga dejada secar al sol, repleta de palos y pepas;
le retiraban la basura
y los pedazos de piedra -por los caminos que ha tenido que transitar hasta llegar al cuero-;
la rascaban y la ponian entre
alegres, graciles, avivados por una oleada de felicidad que nacia de sus neuronas. Fue
cuando dejaron de comerla que empezaron
a fumarla, y en ese moento, acechado por los estigmas, deje de juntarme con aquellos
primeros jeremias.
Yo aprendi la manera de consumirla sin tener que sobrellevar los percases de los estigmas.
Compraba brownies, galletas y dulces
espaciales para comer en el silencio de mi abitacion, cuando todos dormian y podia
enloquecer a mis anchas. En mi habitacion,
devoraba la golosina; treinta minutos despues el efecto subia, parecido a una embestida de
bienestar; la noche se prolongaba
Esas fueron las primeras pruebas de la dama verde, la cual consiguo arroparme entre sus
vestidos de humo espeso. Pero hasta ese entonces
jamas hsabia fumado, solo probada atraves de ingerirla con otros alimentos. Seria mas
adelante, casi tres años, en que la fumaria por
primera vez. Siempre hay un metido que sirve para algo. Bien, el pendejo entrometido que
me la dio no tiene importancia, solo adquiere
una particularidad que es necesario aislar en el momento en que me ofrece el porro: quiere
fumar? eso lo calma -fueron sus palabras-.
las primeras caladas no se sintieron en el cerebro, sino mas bien en el cuerpo. La energia
brotaba de mi como una fuente tesla, tenia
el poder para vincular todos los planos cosmicos, para lanzarme al abismo de las penurias
humanas sin desfallecimiento; me sentia como
la cancion de Kansas: dust in the wind. Creo que de alli vino la irremisible sensacion de
transitoruiedad, la conciencia de mi ser
Salvador, idas a la tienda de dulces mas grande que tiene medellin, el barrio antioquia; y
por supuesto, estadias en Lovaina y barrio sevilla.
Cuando conoci lovaina y barrio sevilla mi vida camnbio; el vicio abundaba y era barato, se
lo metian a uno en los ojos, casi que se lo daban
a probar, como ofrenciendo degustaciones de cualquier producto: bazuco, pepas, perico,
cripi -repetian los gatos-. Conoci estos barrios un año
me rendia un par de dias. Conforme fueron aunmentado las fumas, las tripletas ya no era
una, si no dos o tres dividas para el uso de la semana.
Las tripletas las vendias en la primera cuadra que se eoncitaba saliendo hacia arriba, yendo
hacia manrique y por la via del metroplus. Esta era la
transitaba con sus polos limpias y sus cortes militares -como los marinillos- mientras las
agujas, las sobredosis, los fornicios y aquellares animales
se repducian al antojo de los yonkis y ante los ojos de la ciudad. Medellin tiene muchhas
zonas de anomia, donde las rentas ilictas y las practicas
mas bajas y espureas se llevan a cabo bajo la luz del sol que mira a los pudorosos. Una vez
una señora untada de mierda, con los senos descubiertos,
con la agua aun pendiendo de sus venas, chupandole la sangre para volver a intectarsela en
una voragine de placer, le pedia a totr doña muy
emperifollada unas cuantas monedas para un pan o cualquier triviliadad. Con estos
personajes converse cuando el vacio interior se exhibia ante mi
ancho y atrayente; con ellos me drogue en sus inquilinatos, viendo niños salir de las
alcantarillas, recoger cualquier insecto entre los muertos,
los excrementos, las dosis vacias y volver a su alcantarilla. Los vi recibir el gesto de mi
humildad con el alma rebosante de satisfaccion, fumarse
por ellos, les regale comida que la abstinencia dejaba perder en mi mochila, les lei a
Lautreamont, Verlaine y Cioran, era una sombra anonima, como
los cuadros de reembrands, solo un espiritu siniestro traiado al mundo por los granos de
perico.
reppartiendo poemas entre el trafago de automatas. Aun las venden, aun paso a preguntar
ppor ellas, la cripa le ha quitado el mercado a las tripletas,
pero todavia hay hippies desperados adictos a la nostalgia que vuelve por ella y alli donde
la encuentran se quedan, porque saben, como muchos que se hab
ido ya, que quien deja su lugar en la sombra del arbol, no va encontrarlo cuando regrese y
sera reemplazado.
Todo a mil:
carros y motos de conocidos del barrio -pagando algo por ello, por supuesto-; un pequeño
corredor
que se nterbana en el garaje hasta dar paso a una poceta, la cual contaba con su propio pozo
de agua y un baño sin mayores
sin puerta. En la parte interior del garaje estaba la cocina y la habitacion de mi tia.
La habitacion era amplia, al igual que la tercera del fondo ubicada en el sotano. Tenia
su propia sala de estar interna, en la cual mi tia tenia su mesa para tintiar
La sala estaba cubierta por tapices elaborador por ecuatorianos conseguidos en el hueco del
centro
de la ciudad; en ellos tigres bizcos corren detras de gaselas en medio de lirios y flores del
paraiso
(la representacion criolla del paraiso); un equipo con mp3 -recien estrenado- repite los
boleros y los tangos
que junto al cafe, endulzan las tardes de la madrina. A ella le encantan los animales, por eso
su cama esta cubierta con
una cobja ecuatorina con elefantes felices en el africa de disney, es decir, con megafauna
viva. La habitacion grande
del sotano fue la mia. Alli estaba una cama grande, la primea que mi tia compro cuando
empezo a ganar bien con la venta de cachivaches;
una cobija de un tigre blanco -ecuatoriana, ella era andariega del centro- y un televisor que
dio lidia hasta
pa' dañarse. Alli ibana a levantar, como si fuera un bunquer, con todas las attimañas de la
guerra para sacar
primero la Libertad y luego la San francisco-; por suerte habia tina -en los ultimos años,
antes tocaba bañarse
en el pozo de la poceta con agua helada del pan de azucar-. El olor del chocolate de pasta
batido con el bilillo y el
quesito sobre la arepa tostada me sacaban del baño. Cuando yo salia para la escuela, mi tia
abria el local, un todo a mil -como les dicen-
con el que se rebuscaba su sustento. La mayoria de los carros y motos salian temprano -
como la clase obrera que se disemina por
los rincones del valle- dejando el amplio salon que servia de local. Esta casa no fue la
primera que mi tia habito.
de gasta y para que el niño antojasizo calmara su afan. Trabajo por (buscar calle), cerca a
parque berrio. ella y otras mujeres
regatiada al por mayor para que no saliera tan cara (a esos mismos lugares volvio siempre
para surtir sus alcancias de plastico y metal,
sus balones con las banderas de todos los paises, sus cargadores de 1100, sus losiones
imitacion de chanel). con los ahorros
conseguidos se fue a vivir a villatina, abajito de la cierra, cercano a buenos aires. Primero
en una casa llamada la pajarera, propiedad de un acaudalaudo emprendedor
de la zona, poseedor de tiedas y casas, luego reducido a la mas cruel de las miserias. La
pajarera era una de sus casas, la mas pequeña y barata, de tres pisos que sumadas sus
dimensiones
solo harias uno en las casas de ahora, alli crecio y se expandio, humildemente; su negocio
prospero por su amplitud, su condiciones dadivosa y entregada,
sus ovarios estaban marchitos, por cosas del azar, pero eso no el impidoo amar a los niños
que engrendraba la miseria circundante, en esas periferias donde
pobre, con un derramen, desauciadad del estado por no ser una persona prestante, pidiendo
sus cigarrilos,
sus uniscos amigos, como el tango. Mi tia -o mi madrina- la misma que crio a mi madre y
otras tantas tias cuando la juventud obligaba a las
primerizas a salir a uscar el pan vendiendo chance, en la calle, en la mismca calle donde
apuñalarias a mi abuela, nueve veces sin conseguir matarla,
asi de fuerte eran las mujeres de mi familia. Este texto es un homenaje a la mujer que me
abrazo como si fuera su hijo mientras
mama estaba en españa tratando de conseguir un mejor mañana para nosotros. A la mujer a
la que no tuve las fuerzas de ver agonizando, ni en su aataud ni
en las misas, pese al desprecio de mis tias por creeerme un indolente, este texto es para
conmemorarla, a ella y otras tantas mujeres que se yerguen como
Sin magia:
uno puede darle unos pitazos antes de subirse al viaje para el trabajo o de vuelta
Por lo general a esa hora esta atestada la estacion y transita mucha gente
que sale del trabajo. por eso decidi que el mejor lugar era este.
quizas no sea por lo oscuro, quizas sea por las personas que transitan esta zona.
casi todos del populacho informe -como le llaman los estadistas y managers de los
despachos
por nada para pagar la pieza en las periferias donde es mas barato, donde se arruman
todos estos individuos. Por eso es que desde estos despachos no se mira hacia las periferias,
ya nadie vaa los cerros tutelares acediados por asentamientos ilegales, por eso
las periferias se han convertido en una fabula, en un mito, en toda una alegoria
mosntruosos a los ojos de los puristas a toda esta laya que popula hacia las cantinas
Escucho el mensaje del conductor del tren anunciando que esta es la ultima estacion. Alli
acaba
el concreto y las luces, las lindas carreteras y comienza el caos. Como si luego de esa
ultima
parada el ultimo hombre se baja y alli acaba lo concebible. Empiezo a impacientarme, una
virtud
nada digna en un ansioso. Saco del bolsillo interno de la chaqueta la pata que traia ya
consumida
y asolada por el fuego. Las caladas son la medida de mi tiempo. Pasan las caras con su seño
de martir y miran los dedos y lo que alli arden para relacionarlo con las injurias que su
tradicion
ha convertido en valores incontestables. Sin darles importancia pasan sin ninguna huella o
deformidad
que los enclave a la mente. Alzo la mirada sobre la turbamulta que busca el descanso y el
silencio
y no veo rastros de ella por ningun lugar. trenzo mis manos en lucha, como cuando
se ciernen sobre la nuca y la abrazan con sus labios asesinos, pero solo se incrementan las
ansias
del vicioso.
No se habia percatado, pero mas alla de la mujer de maciza de negras caderas que vende
algodon de azucar,
baila con sus luces una rueda de la fortuna. La fortuna para los borrachos y desesperados
que vienen
a sentirse por vez primera cerca al cielo, seria que se desplomara y no hubiese que salir
en busca del preciado licor. Esta rueda los llama y los convoca como el rostro de la piedra
Justo al empezar el pequeño camino que conduce hacia el improvisado parque colgante en
donde estoy,
al lado de la señora del algon de azucar y las crispetas, mas alla de los minuteros y los
platanaos
ver los movimientos cuando estan despojados de una voluntad que los define y se guian
solo
y sus altas olas, sus sunamis y tempestades, ese lento desvanecerse, ese olvidarse de si
mismo
y abrazar la desesperacion como unica potencia capaz de movilizar al ser abulico. Esos
domingos negros
la nostalgia de esta desazon intima que se fundio a cada fibra de mi cuerpo y que se
manifiesta
como un tic de un cocainomano. Prefiero llamarle, aunque la voz al primer intento no sale,
mas bien parace el grito de un orco encerrado en las masmoras de la luz, pero ella lo
presiente e institivamente
levante su rostro hacia mi. La sonrisa no se improvisa. Por eso es que se distinguen las
muecas de la sonrisa sincera. Se abre, suspende los labios como alas que traen una
iluminacion
como cala, que hondo se anida y cuantas nieblas disipa. Es un manantial fresco
donde crecen arboles extraños de frutos jugosos, de esos que se muerden -como una boca
de gozo el alma.
viva que se trasmite en sus brazos, un abrazo que sera el eterno retorno de mi ser.
A ese instante volvera una y mil veces, pues la lubricidad que esconde el recorrer un talle
Solo recuerdo que la abrace con fuerza, con gusto, casi con maldad, como queriendo
quedarme con todo su olor, con su figura entre mis brazos, esa forma de luna en el bajo
vientre
y los pilares de luz que sostienen la creacion orbicular de sus pechos, tibios, turgentes,
altivos
sobre un pecho que es carcel y lapida, sobre unos arapos que son carcel y lapida,
sobre unas costumbre que son carcel y lapida. Atan al pagano a sus corceles
desmembrandolo por ser sincero a sus inclinaciones. Pero en ese abrazo, esa conjuncion
de cuerpos que se dan con sus cicatrices, habia algo magico aunque sin magia.
yo conoci el valor de una moneda desde temprana edad. Mi mama se fue para españa
en busca de conseguir plata, dejando todo, obligada por la necesidad; mis tias
han sido chanceras todas, revendedoras, capaz de venderler una biblia al diablo.
las primeras monedas que hice las consegui atendiendo los minutos de celular en
Esto era mejor que pedir de a doscientos todo el dia para comer panderitos con bolis
rojizo y hostigante. Con esas monedas compre un juguete de star wars, varios a para
ser honesto.
Conociamos el valor de las monedas porque casi nunca las teniamos. Pese a esta
era pedir coleo, esto es, subirse al bus por la pueerta de atras sin pagar
como resultado la conconlsuon de que es algo nacional, algo asi como propio
rutas de bus que he utiliado moviendome por la ciudad, vi ancianas que, contra
volando por los aires; casi siempre en las rutas que ibas hacia las zonas
entran por la de-atras, sin pagar; asi eramos nosotros, flaneurs que
muchachitos mugrosos.
de flores-. Para emprender estos viajes soliamos esperar por largo tiempo hasta
se quedara, teniendo que regresar a su casa o esperar por otro trasbordador. Soliamos
jugar mucho al futbol en la cancha de la toma, donde los buses se guardaban y tenia
la empresa su central. Habia una gran cancha de tierra, teniamos balon nuevo y monedas
Ese era el plan para esa noche. Nos habiamos reunido mas tarde que de costumbre, luego
de la comidad (por lo general estabamos hasta esa hora en la calle, luego a-entrarse-)
nos encontramos en el granero de Angela, donde los tres niños que nunca salian de alli.
En la esquina el bus hacia una parada obligatoria, par tomar aire, antes de trepar por
el pan de azucar. Pasaron varios buses, sin suerte. Cuando creiamos que tendriamos que ir
de torcorama-, un bus se detuvo para dejar algunos pasajeros. Diego -como se llamaba uno
de los tres hermanos con los que siempre juagaba- se aceerco a la puerta de adelante para
solicitar el favor. El busetero acepto, nos dispusimos a abordar, estaba wilfer adelante,
diego, duvan y yo. Cuando wilfer se subio, el busetero cerro las puertas sin aviso ante
del bus soltando las pocas groserias que hasta ese entonces conociamos, con la esperanza
de que parara en alguna de las estaciones marcadas; pero no, no acataba ni siquiera la
mano estendida de los transeuntes que lo esperaban; mientras corriamos pensamos que iban
a violarlo, que lo arrojarian en alguna de las mangas y rastrojeros del pan de azucar donde
tantos se habian tirado ya. La cancha de la toma quedaba demasiado lejos, de alli la
necesidad
de abordar el bus. Subimos por el pan de azucar, asfixiados, con el pecho constricto y
pesado;
pero no acortabamos distancia, el bus hacia mucho se habia perdido de nuetr alcance.
tomamos
aire, presintiendo lo peor. Jamas no habia pasado, no teniamos preparada una respuesta,
como
Las pocas luces que servian tosian su luz mortecina -igual al tono de mis sueños y
pesadillas-
los rastrojos se alzaban ocultando las calles y la continuacion de esta, solo se veian
pendientes y abismos, caidas y zanjas. Ibamos a tomar un atajo, cuando entre las tiendas
donde sonaba leo dan, salia wilfer con una botella deplastico de colombiana mal lavada
llena de agua. Lo agarramos por los hombros y le preguntamos por la situacion. Sonriendo,
como siempre, incluso despues de las peleas, respondio que habia sido una broma, una
las que llevaban al divan, el lugar donde los ruidos y los murmullos, donde
la imaginacion -esa nacion inmensa que ha definido su propia filosofia segun bergson-
Pese a ello, ahora tenia compañia; esa noche enendio la tv y vio el rey leon. Escucho
como el padre le decia a su cria: todo lo que tu vista abarca son tus dominios. Ahi
estaba el, durmiendo en un tunel de plastico -de los que ponen en los parques infantiles-
Anais Nin escribía que Henry Miller solo podía escribir con la cabeza caliente. En una de
sus confesiones entre tantos párrafos porno y posiciones sexuales (Nexus, Plexus, Sexus)
Henry Miller escribiría -consintiendo en la confidencia de su amante- que así era. Decía
que corría cuando a su cabeza llegaba la fiebre para tratar de verterla en una mísera hoja,
elemento inmundo y poco altivo para cualquier artesano.
Recordaba esto cuando casi resbalo en un charco de agua al tratar de llegar rápido al
computador, el mismo que tantas fatigas ahorro a Bukowski en los años en que el
reumatismo hacia decidir entre beber y escribir, menguando las fuerzas solo alcanzaban
para empinar el codo. Las baldosas lujosas son las enemigas de los poetas de salón, les
hacen zancadilla para que pierdan la compostura; una fractura en el tobillo y esos trágicos
Aquiles yacerán en el sepulcro. Pero caerse en el baño no tiene dignidad ni nobleza, uno se
cae por guevon -como dicen el negocio de jugosos de monoleche en el Parque Berrio- así
sea afanado por escribir.
Mientras suena Jim Morrison recuerdo los años en que fuimos raiders of the storm. Ese
cielo azul envejecerá. Pienso en ello mientras miro la calma de un domingo sin barullos en
el parque de San Ignacio desde una buhardilla en cualquier antro. Llegará oro, pero
nosotros ya no seremos los mismos. Antes sonaba un clásico de Queen, bohemian
raphsody. Que titulo tan acertado me digo mientras miro a la mujer desnuda que arma algo
parecido a un bareto con una chiruza -pangola- que parece orégano. Me recuerda el sabor
de la salsa de la pizza, los sanduches fríos devorados con furia taquicárdica. En la canción
repetían: this is reality? this is the fantasy?
Quien puede saberlo, salí de la ducha medio ebrio y ahora parezco un sultán del swing, si
como la canción de Dire Straist. Perdonen tantas referencias, es que hoy estoy lleno de
nostalgias, como un bolero y sus voces secundarias cargadas de dolor, como una foto vieja
manchada de hongos y amarillenta, como un objeto guardado por años, una flauta no tocada
en mucho tiempo que invoca a un genio gordo, adicto a los doritos y las novelas televisivas
de los años ochenta. Un baúl lleno de un montón de baladas americanas, de estadías en
moteluchos de habitaciones futuristas, de lagos calmos y jacuzzis de fine vermin húmedo,
de riffs, de noches en el pasaje bebiendo sello dorado y escuchando heavy metal, esa
musica que conseguia azuzzar nuestra rabia; de money for nothing, de diablitos y fantamas.
Pormenores:
***
al reino de lo inesencial
ser un buen dibujante -como
sombras.
***
Letargico:
deboro lo ultimo de la primera empanada sin grasa chorreante que como.
En mi nada se inclina para no derramar la cerveza. Se separo un rato de
ella para pagar las empanadas al hombre mas particular que vio en el dia.
Enemigo e inesperto para las desapariciones, se acerca a el una mozuela
con acento entre paisa y argentino. Una discucion linguistica y fonematica
sin relevancia surge entre los dos. Recuerdo los textos de bajtin mientras
miro los cerros tutelares del volador, y mas atras, las cumbres que abrazan
las caderas de este valle. Son un infinito que marcopolo o algun ergonauta puede
cosmizar. Se pudre la luz del sol entre los escombros y los vagabundos que tomal
el sol en las aceras como iguanas de tierra caliente. Apenas si ha salido en estos
dias el perezoso. Oteo el cielo, se deshace en hilachos de nubes grises. Se abren
de a poco, permitiendo que irrumpa el picacho, cubierto por un arcoiris sin colores.
Se han robado los colores de su aureola y ahora los ofertan en el parque berrio. Junto
a cachibaches y revistas porno para ejecutivos emprendedores. Se expande Robledo, con
sus
construcciones de ladrillo rosa igual a las midlads inglesas. Las calles apestan
a bazuco y heroina, en los parques de los niños se encunetran jeringuillas, bolsas relamidas
para no dejar una sola escama sin devorar. Tras las piedras habitan los hombres de las
profundidades.
Aquellos monstruos que salen de noche a comerse la basura de los transeuntes finamente
ataviados.
No tengo tiempo par ensoñaciones, debo ser padre. De vuelta al paraiso protegido de si
mismo por
muros de cristal, fltando en lontananza, allende el caos y la amenza nuclear, sostenido por
pilares adamantinos como proponia ptolomeo. cuanto sexo en esos muros, cuantas
masacres, cuantos
desaparecidos, cuando resilencia y abnegacion, cuanta hambre en este eden enclasurrado
entre las
cordilleras.
Oteo el cielo de nuevo. Se quebraba como el tallo de las flores de medianoche cuando
drogado con opio se
le olvidaba resguardarse de la lluvia. Ella consumia opiaceos, de alli lo idoneo de la
parabola. debo interrumpir
la lluvia y ser padre. Dejar de escribir eleogios mientras el blunt se derrite. Su cuerpo era el
de una gorgona
mutilada. Inhalaba heroina para olvidar sus neurosis y frenesis, se dormia en mis piernas,
en ese morro cerraba sus
ojos, sobre ese morro querria morir, intente suicidarme. Pero ya es solo una alegoria
poetica, una fiegre lexica nada
Cercama a los sentimientos que hoy me embargan.
- soois muy lindas,si pudiesesi quedaros calladas y quietas, se pensaria que sois
un maniqui.
los maniquies no follan, no saben follar,vosotras por muy lindas que seais no saben follar,
ni tan siquiera una mamada.
entonces para que servis? , como adorno?
como perchero de joyas?
- solo puedo saber que sois personas si os late el corazon,al maniqui no le late -decia.
y poniendo la oreaj con precaucion bajo el lunar del seno derecho
o en la punta rosada y dulce del peson,gritaba.
Wardell Gray:
La contemplación:
Nunca nadie me miro cmo ella. LLevaba una botella de plastico
rebosante de sacol; un coctel de tolueno acompañado de un cigarrillo
start light, el mas barato; un pantalon que recordaba ser blanco ahora
tiznado por las arduas noches sobre el pavimento; chanclas dañadas y un buso
rairo.
No es la apariencia, es la mirada. La mirada es un rasgo estetico desprendido
del cuerpo, como decia alejandro Casona: los ojos son mas lindos" (los arboles
mueren de pie). La mirada y los ojos comparten una misma naturaleza corporea,
al igual que animo, el alma y el cuerpo de lucrecio; pero se diferencian, como en
lucrecio, por los elementos de los cuales estan formados: en el alma son mas puros y sutiles
que en el cuerpo. Esa es la diferencia entre la mirada y los ojos.
La frase la mirada no miente recoge lo dicho anteriormente: la desfiguracion puede
disimularse, pero
la mirada nunca. Este fue el motivo, segun Milton, de que Lucifer jamas pudiese esconder
su esnecia celeste
devorada por la oscuridad: en su mirada se evidenciaban sus criemenes.
Ella me miro igual que un niño frente al mar por vez primera. Esto pude comprobarlo
observando el mar
a traves de los ojos de mi hijo en su primer ida al mar. Lo hacia como se observa una
desnudez vedada,
como arden los ojos poseidos por la ontofania,
Hoy hace como 6 años camino este parque, los vagabundos cambian y se secan del todo,
para que luego
su lugar sea ocupado por otro y otri y otro. Me siento seguro aquí
Inmersiones:
"que laberinto de abismo y añones, que fronda, que monte cerrado con furia" Camilo alzate
En medellin solo hay lomas,, dicen los que vienen de afuera. Y es cierto, siendo un valle,
una extensión plana recta y limitada, que se extiende entre accidentes topográficos y es
circuando por breñas y cañadas. Esta resguardado por un cinturón de cumbres que
culumbran la ciudad.
Allí se encuentra el centro administrativo, las comunas -forma como nombran a los barrios-
y los cerros tutelares.
Son ciudades construidas en el cielo, como las de los chachapoyas. Son hombres del cielo,
que viven verticalmente, se agarran de esos morros con las uñas y el esfuerzo; contra
huracanas de metralla y gentrificación. Sus casas se funden en el suelo, junto con la madera
podrida y la chatarra que soportan el peso de la cotidianidad.
Villatina es uno de estos barrios, nacido a la sombra de un cerro tutelar, en este caso el pan
de azúcar. Se hace publico luego de la catástrofe natyral aconcecida por allá en los
ochentas, cuando un desprendimiento de tierra sepulto gran pare del barrio.
La mayoría de mis tias maternas, mi mama y mis primos, iban con frecuencia a este barrio.
Las hermanas de mi abuela y mi madrina, teniana sus casas ubicadas en la parte alta del
barrio, justo donde el pan de azúcar arruaga su faz de tierra roja y maciza, haciendole señas
vulgares al cielo.
Algunos de mis familiares fueron reubicados, expanrciendose por medellin. La mayoría de
las hermanoas de mi tia se quedaron, entre ellas mi abuela.
A ellas le toco correr del morro, de la montaña de mahoma que venia pero con la rapidez de
un bolido. La alcaldía las reparo, les dio plta y las ubico en Bello, en donde, cerquita, otro
cerro tutelar, abrigaba a nuevas familias que empezaban a poblar el barrio.
Yo mismo subi al pan de azúcar,casi 20 años después. Colado en un bus santra junto otros
gamines, ascendiendo la pendiente del cerro, bus tísico de CO2, aferrado a sus tornillos
para no irse cuenta abajo como el morro.
Lo increoble es que uno pensaría que a gente tomaría el desastre matuyral como una
sentencia premonitoria de nuevos desastres. Pero no, 20 años después estaba la muchchada
yo entre ellos- que recorria los recovecos intrincados de esas moles de tierra, perdidos entre
esos cubos de rubick que eran los barrios, flotando sobre el costado de tantos morros que
hay emn este valle.
Las barriadas se extendias cercando la montaña, como culebrilla, virando en torno a sus
costados cion sus casuchas de materiales reciclables, compactados entre la miseria, hechos
un alud de mugre, parasitos y enfermedades.
Kropotkin describe un lugar asi cuando relata a su manera lo que el medico ve cuando le
llevan por espacios de inmundicia y degradación.
Son esos lupaneras, complejo universo de esqunas y salientes,, decasas construuidas sobre
las ruinas de otras, pese a que en las ruinas aun habitan los anteriores inquiinos; la
culebrilla se extendia tras la nuca del morro, uniéndose al hambre y miseria de otra barriada
que crecia sobre otro morro.
La sensación que da medellines la de violencia y estrechez. Esa es la sensación quedan los
barrios. Era curioso avanzar en sentidos opuestos, las tractomulas que se abren paso por
esos rieles de cemento desabridos, cansados, secos, como si en cualquier momento se
fueran a venir a bajo con morro y todo.
En la señora de torcorama fui bautizado, en esas canchas pelee luego de perder cotejos, nos
robamos el balón del rival, encontré jardines zen con peses coi en rastrojos llenos de mierda
de cristiano, cuidados por bazuqeros desnudos, copulando como insectos silvestres;
enconramos nuevos pasadzos y atajos para llegar rápido al corazón de medellin.Fuimos de
barrio en barrio peleadno mano a mano con niños hambrientos para seguir jugando,
corrimos de palizas, encontramos charcos -como el de la nevera- que parecían ser el alma
del morro, su ser abierto y sensible, dispuesto para los peregrinos, desangrándose en
escarcha helada, escupiendo un remolino que ya se había tragado a unos cuantos incautos.
Ese morro al que vi saludando al sol, derritiéndose por el calor, es el que veo cuando voy
caminando por el centro de Medellín, cuando voy ascendiendo por laguna de las laderas de
este valle, esos morros donde asamos chorizos, donde contemple al valle empelota, con sus
ínfulas de dama carolingia, pero con su pinta inexorable de prostituta de chichería de
pueblo.
(precoro)
durmio sin pertrechos
con el pecho descubierto sin cuchillos
y sin celos, como un niño pequeño.
(coro)
Los cuerdos son solo perros que se sienten
libre con la cadena al cuello, llevan
los atavios de la libertad, pero en
su alma hay una enfermdad, son
asnos con piel de leon, su corazon
es negro, no creas en su amor (x)
Todo el mundo busca las costas y el mar para sanarse. Desde los santos hasta los malditos.
Odas y pueblos en su nombre, luchas y hazañas de marineros tras puertos furtivos en
corrientes adversas. Es un ser colosal, infame por su esplendor y la manera en que nos
impone su totalidad. Su espuma devora la tierra sin que nos percatemos, en el volvemos a
difundirnos en cada uno de los elementos que nos componen. Son millones de partículas de
seres muertos cuya suma a declinado; y ahora, cargados de toda su potencia, esperan
fundirse en una nueva sustancia.
Tenia bastantes pecados que confesarle. No de la carne o las pasiones disolutas de las que
habla Epicuro. En mi mente perduraban confusas divagaciones sobre naderías nacidas de
obligaciones inexorables, del Zoon Politikon. Había en mi cuerpo caído aceite hirviendo,
causando grandes ampollas, iguales a las del hombre elefante de David Lynch. Grandes
agujeros mortecinos se abrían en los costados de mi tórax. Sabía que el mar podría curarme.
Su sal, las partículas elementales que allí copulaban, regenerarían el tejido muerto. Es
increíble la capacidad de desasirse de la muerte, es decir, de retardarla. Las facultades
curativas del cuerpo así lo indican, incluso uno de ls principios elementales de esas
filosofías paganas: todo en el ser tiende a la vida. Sin embargo, si ese tejido no muriese, no
podría formarse uno nuevo, si mi cuerpo no fuese alimento de las parvadas de cuervos, no
habría esa primavera, la misma que ha asesinado tantos poetas y hombres ilustres (incluso
más que la Luna).
El viaje se hizo en avión. Los aeropuertos tienen cierta semejanza con los cementerios.
Todos en el cementerio van de blanco y silencio. En el cementerio, pese a que el
movimiento es inherente a la vida (lo produce y posibilita como lo expresa Lucrecio en su
lluvia eterna de Átomos) esos seres no están vivos. No es grato estar allí, al menos en el
cementerio hay silencio. Llegamos sobre el tiempo, así que abordamos directo el avión sin
gastar energía vital en la burocracia.
Llegamos tarde a Santa Marta, con hambre, pero contentos puesto que habíamos
conseguidos pasar una cantidad de marihuana suficientes como para disfrutar de las noches
de media luna en caribe del mundo. El hospedaje no estaba mal. De vez en cuando es
agradable poder disfrutar de la comodidad. A veces el dinero no se tiene como para
procurársela. Comimos algo sencillo y luego de rolar un porro, salimos a caminar por la
playa del Rodadero.
Es necesario consignar la estancia cinco años antes en Santa Marta. En ese entonces, viaje
solo, ahora lo hacía con mi hijo de apenas un año y medio de existencia. nos quedamos en
la vivienda de un tío político, se llamaba Uriel, como uno de los ángeles que custodiaba en
el Edén. Le gustaba el licor y la marihuana, a veces hablaba como Emiliano Zapata, pero
luego la conciencia de su trabajo subyacente en medio de las brumas del alcohol le hacia
hablar como un terrateniente mas de los muchos que aún había en la región. Eran casitas
pequeñas de un estilo araba y de remota construcción asentadas sobre una montaña de
paisaje desértico en el barrio el Pescaito (burocráticamente denotado como Olaya Herrera).
Desde allí se veían los buques y navíos de distinta índole navegar en las aguas mágicas del
Caribe.
Cinco años después, desde el mismo cerro, no se veían mas que edificios y modernos
chalets de millones importados de diseños urbanísticos europeos. Allí la gente solo piensa
en aire acondicionado y evitar las indigestiones. Alejarse lo más posible de las verdaderas
ciudades que visitan y sus contextos de violencia y degeneración del tejido social. En fin,
de cuentas, turistear. Igual que el Yankee de la televisión en prime time y los sitcoms, con
sus bermudas y protector solar sobre la nariz, exigiendo se le lleve sobre los hombres de los
indignos nativos. En la primera visita era consiente de la pobreza reinante y el abandono
total. Lo sentía en la piel cuando la rabia tensaba sus músculos y conductos; cuando en el
pecho se formaba una tristeza que nos hacia llorar a plena luz del día en medio de la
muchedumbre, sintiéndonos desterrados de la raza humana y todo lo que de ella emerge.
Ahora, consciente, no por la rabia que empezaba a dar forma a la búsqueda de respuestas y
las indagaciones de la razón más allá de los marcos preconcebidos, sino más bien, porque
ya la búsqueda había arrojado sus primeras verdades, amargas como el desencanto del
primer hombre que supo que el sol solo era eso, ni dios ni mito, solo eso, y el, pobre carne
perecedera, no era demiurgo torpe, solo un hombre.
Devotos paganos:
nos reuniamos a las 9 en la manga. Ya lo que la noche provea es cosa
de sus extraños dioses. Siempre eramos los mismos en ellegar puntuales.
aprovechando esto, prendiamos unos cuantos porros mientras la horda se congregaba.
No eran necesarias las oraciones, los dioses ya sabiana quienes se busca solapsar.
En las ululaciones de esa agua amarillenta y mortecina vertida en una botella-vestido de
vidrio, al igual que en la sangre y cebo de los machos cabrios sacrificados, se escondian
oraculos simples pero de una funesta precision. Todos estaban concientes de los designios
y por eso la muerte de cada uno, solo era la corraboracion de este mandato, de este destino
como ley ineluctable. De ser necesario se sobrepasaban los humanos impedimentos para
saciar este
principio universal.
De apoco se congregaban los borrachos al aullido de aristipo. Las plazas del barrio eran
caras
y de pecima calidad, por eso pagando solo dos mil pesos -el equivalente a un solo pasajes-
nos subiamos
dos emiserios al bus con rumbo hacia los drogocomios, hacia las tiendas de dulces
destilados,
y droga low cost, que la ciudad disponia para la juventud sin felicidad y las generaciones
vencidas por
las desdicha. No era la obstinacion o el capricho torpe y precoz de la destruccion, era el
gose irracional y desalmado
en medio de la cruenta desaparicion de las certezas. Ya sea en barrio sevilla, en el raudal o
merodiando en los morideros
de esta ciudada, conseguiamos saquear y profanar sus tesores, probar sus delicias y retirnos
al aquellare terminado
los preparativos.
No se escribe esto para connotar una dependeica insana a lo dañino o la terquedad del que
persite en sus pecados,
tampoco como pasatiempo para calmar los deseos de la omaginacion acostumbrada a sus
desatinos y legitimados por la voluntad
torcida. Se escribe para datar una serie de hechos sin relevancia para las sacras sagas y las
eglogas de sapiensa excelsa,
pero que marcaron a los pobres avatares que las encarnan.
No son hisorias de fornicios y juergas de proporciones etilicas descabelladas, es solo el
manifiesto del ultimo
absoluto, del ultimo recinto de alegria y fantasia que le quedo a la juventud heredera de los
campos de concetracion, las intervenciones humanitarias
y el desmembramiento de los sueños y utopismos. Es solo el fin de la gesta epica, de las
trilogias y los best sellers, es solo el taran taran y fueron felices por siempre
de la humanidad.
Todos conocen los sueños afiebrados de los astronomos y las catastrofesos cuaticas y
orbiculares de los fisicos, todos cnocen el descongelamienti y el calentamiento global,
la extinsion masiva de la megafauna, el fin de los bosques y los paramos, los exilios y las
guerras preventivas. Pero eñ fin no sera al estilo de los
hollywood dreams, sera solo un bostezo indefinido, una chispita que trepida y se paga como
un fosforo entre muchos basuqueros en busca de la llama para mitigar
A las pesadillas que los cercan, Habra motines y actos vandalicos de saqueo, pero luego de
esta compleja histroia de dioses campestres y prosaicos y las posteriores alegorias
divinizantes del bdestiario zoomoforico, solo quedara el hombre con su imaginacion
vencida y cansada de escalar los infintos promontorios donde ha colocado su vista y
propositos
mas elevados, solo quedara el fastidio ante nuevas odiseas y la estupidez de poblar el
silencio de gritos y hechiceria
Cronica roja:
deberiamos coger sus fuliles y reventarlos contra el suelo,
de la misma manera en que anoche (4 de diciembre) se destruyeron
camaras.
¿que daño podria hacer una camara? se puede golpear al oficial con ella, se podria
lanzar parabolicamente como un proyectil. Todos sabemos que estos supuestos usos
se desmientes ór la finalidad de la camara en la protesta: develar los abusos y excesos.
Lo que si esta claro es que los bolillos, los gases, las aturdidoras y demas parafernalia
para el combate urbano frente a la poblacion civil, ha ocasiado una cantidad increible de
muertes
(muertes por el esmad)*, una cantidad de daños y desfiguraciones en la integradodad fisica
del
marchante (vease los casos de daños oculares en ecuador,chile y colombia)**
Chateaubriand exponia que la prensa, desconocida hasta el momento de su ulterior
desarrollo, era un poder
que habria de consolidarse por si mismo; los procesos del poder quedaria abiertos al ojo del
pueblo llano
-al menos el que supiera leer o no hubiese perdido la capacidad ocular por un perdigo de
metal no letal-, ya
no habrian mas secretos. Es precisamente este el poder que tienen las camaras fotograficas
y los medios
independientes que en muchas ocasiones representan: el de develar las arbitrariedades, el
absurdo de un contigente
militar armado y con la capacidad de destruir o mutilar el cuerpo humano expuesto.
Tanquetas con sonares para aturdir, fusiles con balas calibre mutilador
De guerra, desde los altor paramos hasta las costas calidas sobre el nivel
del mar. Las camaras de vigilancia se mueven con el sospechoso, tienen sus datos
Literatura porno es la vida del hombre, se expone, dictando sus lugares de concurrencia,
gustos y disenciones. Es facil de capturar. Marthin luther king, Malcon X, los lideres
de las panteras negras, jesus maria del valle, Garzon, tantos personajes visibles,
de homogenizacion. Cash ruled everything a round me dice method man en una cancion
del whutangclan. Pero para que el dinero domine es necesario que los perros de seguridad
“Me gusta escribir por la certeza de tener suficiente papel pa limpiar el culo en momentos
de premura” Vicente Rojas Lizcano
Un barsucho consumido por el halito de una luz de neón falleciente, cerca de casa, llama a
los que merodean. Los mendigos de historias de vida para contar en el gran salón al son de
las botellas; la bohemia pedófila adoradora de niños interiores muertos, toda la laya que
busca cobres entre los cadáveres, esquilmando la grasa a los desperdicios.
En la barra, apoltronado como un dios-hombre coronado, el barman le señala la dirección
del baño a un mamarracho que entre apretándose las entrañas que se despliegan en su bajo
vientre. Entro apurado, demasiadas burbujas hacia cloc-cloc en su vejiga.
Dio un puntapié a la puerta corroída, chillo en sus goznes como un ogro despedazado por la
imparcialidad de Disney. Apunto al objetivo, y dejo que la mente se deshilachara en la
barahúnda de voces y recuerdos. Ante la presión no se había percatado de la música
sugerente que retumbaba en el bar, tampoco de esa lampara de luz roja y grasosa que se
derramaba sobre las pieles vacías, dejadas en su huida por serpientes furtivas que escapaban
con mozuelas tras el bar.
La cancioncilla repetía: “mi agüita amarilla, mi agüita amarilla…”
Para hacer más agradable la meada, disfrutar segundo a segundo de ese paroxismo, se
entregó a una disertación de aquellas que llamarían “de pocas luces”, nada Apolínea,
visionaria o poseedora de grandeza, pues no redefinía los misterios del orbe. Se preguntaba
que pasaba con la agüita amarilla que le dejaba, que parecía bajar de su cerebelo, como una
descarga feroz de sus venas. Podría ser que en las infinitas partículas que componían esta
secreción flotaran millones de partículas de su ser propio. En esa medida la posibilidad de
que existieran infinitos yoes nadando abandonados en las corrientes de los riachuelos,
esperando taciturnos en los regueros sobre las aceras, entre los grifos y tuberías que
componían el universo y la realidad de esos pequeños vástagos suyos, era real.
si los infinitos yoes de todos los seres, animales y presencias que meaban en ese preciso
momento estaban estableciendo vínculos entre sí, encontrándose y formando sociedades
marinas que se erguían en lo profundo de los desagües y las alcantarillas. La certeza
abrumadora le aplasto. Miro de soslayo a su orina mas aun no acababa. La edad pasa
factura en instancias del partido imprevistas. De repente en su mente afloro un
pensamiento: la certeza inexorable de que esa realidad podría ser tan o incluso más veraz
que la suya. Quizás él era un orín dejado al sol por algún borracho que la noche anterior los
había abandonado, con el trasero al aire del invierno, entre pequeños tumbos y arcadas, se
perdería olvidándose de su creación, de la responsabilidad por su accionar de demiurgo
inexperto moldeando materia pobre, por lo tanto, pura.
Esa conclusión era tan plausible como el sistema heliocéntrico de Copérnico, el cual había
desmentido la certeza puesta en una realidad que muchos habían vivido. La fe fue
reemplazada por la racionalidad nominalista. La realidad de los bares y los seres
antropomórficos serán reemplazados por seres que se reproducen a escalas cuánticas,
esperando pacientemente en las aguas amarillas, en los vómitos y las mareas rojas, por el
control del mundo terrenal. Ese mundo extraño que ven desde un orín o las babas de un
bebe.
Se sacudió la virilidad con vigor y guardando el revolver de nuevo en su funda, escupió a lo
que seria un nuevo aborto de otra sociedad urinaria que no podría escapar a la vorágine del
agua subversiva que la descomponía. Miro como los remolinos de agua se llevaban a sus
yoes, a esos pequeños nacidos de sus entrañas que emprendían un viaje violento hacia el
olvido. Es que entre nacer y morir solo hay sueños, la vida es sueño, se repetía.
Al cerrar la puerta rayada con procacidades que no distinguían clase, méritos o virtudes,
entrelazados ingeniosamente a las más inverosímiles aforismos célebres, que haría aplaudir
con el trasero a cualquiera de la escuela de los del Cinosargo, sintió algo de nostalgia por
ese mundo que quizás esta igual o mas lleno de buenas intenciones que el suyo;
cuantificables calidades morales, premios nobel dados a quien inventara la bomba de mayor
alcance, medallas dadas a héroes encargados de redimir la humana maldad, eso y mas
podría yacer ahí, inclusive las curas para los funestos males.
Subió el cierre de su chaqueta. Abrió una envoltura vieja de un número recibido en el
centro de la ciudad con la dirección y el numero de un antro de desnudistas donde tenia una
goma de mascas vieja. Peino su bigote con el peine de juguete que robo a su hijo en la
mañana (¿o había olvidado cuando prefirió peinarlo con sus dedos?) miro el espejo sucio
con porosidades que asemejaban eyaculaciones sobre el espejo. El baño contuvo el aliento
y se escucharon los jeringazos, las pinzas quirúrgicas reformando la anatomía y las
inhalaciones furibundas, desesperadas, anheladas durante el día.
Abrió el grifo y noto que el agua bajo aquella luz parecía rancia. Humedeció las yemas de
sus pulgares y tiro con torpeza los pocos cabellos que se agarraban como raíces de plantas
de mala muerte a la corteza seca de su cabeza. El espejo roto dejo entrever en una de sus
fracturas una criatura repelente que le seguía en sus movimientos. Igual a los cuadros que
nos miran cuando caminamos frente a ellos. O las estatuas que se mueven tras la sombra
para cobrar vida y llenarse de ánimas. Pensó que era un gato carroñero trepado en las rejas
de los baños, pero este no ronroneaba y le miraba de mala manera.
Cerro la llave del agua y se propuso alcanzar la puerta. Antes de asir el picaporte de la
puerta -oxidado y posiblemente portador de hepatitis- una mano algo huesuda se pose en
sus clavículas. Al volverse sobre sus pasos, la mano de majareta se desprendía y aumentaba
el hedor.
“Soy el Agua de la vida, caldo del todo” -le dijo la extraña figura-. “cuando os acercáis a
las magnánimas tasas de las ánforas en donde nace el todo, e ignorantes dejáis a la vera del
rio a tan indefensos seres, os olvidáis de la responsabilidad que tiene engendrar” -prosiguió.
“He navegado en las aguas del Mar Negro, atravesado los pilares de Hércules, bebido por
piratas de pieles de elefante en el Congo, he sido lluvia radioactiva en las calles de Chicago,
he bañado los cuerpos de las modelos que has deseado, fui orgullo de ciudades y Reyes” -
afligido se quejaba el ser-. “Y henos aquí ahora, vencidos y llamados excreción.
Levantaremos de nuevo el sueño de Pisetero, construiremos una ciudad de los excre-
humanos y con ello, la inversión anamorfica de su orden establecido será un hecho” -
sentencio enfático el ser-.
Contrariado le respondió el hombre que él solo depositaba pequeñas cantidades de orina y
que si la culpa de algo la tenía alguien eran las cervecerías del mundo que les embriagaban
con sus néctares refrescantes, le propuso encontrar una Genesis del problema y descubrir de
donde databa el abandono inmisericorde de los excre-humanos. Este ser estuvo de acuerdo
y se dispusieron a zanjar mediante la diplomacia impositiva las diferencias entre los
mundos.
Se encontró que los pueblos de la antigüedad estaban íntimamente relacionados con la
ebriedad, esta inclinación los llevaba a abandonar a grandes grupos de exiliados urinarios
que no encontraban más refugio que las aguas larvarias del mar y su fluir incesante. La urea
como dios, había sido creado con la civilización y a este no se le había reconocido su lugar.
Les habían quitado la parte que les correspondía, como a las drogas, los de inclinaciones
sexuales diversas e identificación particular a un sexo contrario, las demás líneas de fuerza
que contribuyeron en la construcción de episteme.
La humanidad reconoció su inmensa culpa y en el libro de la vida se escribió el inicio de
una nueva era de prosperidad y paz. Los humanos se reencontraron con sus yoes
abandonados y la democracia liberal trajo consigo la conquista de una panacea de delicias y
placeres, la obsolencia del poder y el mercado -la política- merced a la falta de conflicto y
violencia. Los índices de alegría y satisfacciones superaron el umbral y ya nadie quería
morirse.
Al despertarse se percato de que estaba dormido sobre los adoquines de un baño en un bar
desconocido en la calle Barbacoas, de su maleta abierta solo se agarraba un libro de Onfray
hurtado a la biblioteca de la Universidad. Devoro un pedazo de cacao sabanero mientras
veía en un antiguo cine club porno provincial (MetroCine era) la película Plan 9 from outer
Space. Venían vestidos de lagartos al estilo de una mala película de Godzilla, como si a los
Gremlins en vez de agua les hubieran orinado encima y los hubieran puesto al sol.
Descendieron de un transbordador interdimensional trayendo correcciones para su tesis,
pero ya el corría hacia la calle del Calzoncillo.
Cronica negra II:
canabinoides,opicaceos,
busco mujer que pueda caer en sus profundidades ultimas, no mujer espantapajaros,
Cazadores de charcos:
que otra chanza a las profesoras. Esto por lo general me traia represalias, tales
Era comun escaparse de clase o distrarse en cualquier parquesito, con sus culumpios solos,
Creo que debe ser a la falta de importancia atribuida a los deberes y tareas tanto como
por las aulas como si solo fuese un periodo corto de tiempo, y aun asi, fueron
11 años, mas 5 y medio de universidad y solo tengo vienticuatro años. O, por ocupar una
parte
tan grande de mi tiempo vital -la mitad de mi vida la pase estudiando- es que ya las huellas
de la experiencia escolar se hayan borrado de mi carne. O quizas, tambien, debido a que los
chicos con
los cuales me fugaba del mundo del deber no tenian deber alguno, no estudiaban, no habia
la posibilidad.
Aun los veo gritando por la ventana del salon, llamandome para que me volara por el
agujero, detras de la porteria, que habiamos hechos
la maya que bordebana la escuela. Los veo con su sonrisa sucia, como quien devora un
dulce y luego se embarra en el, dejando esa costra pegasosa
en las manos y las comisuras de los labios, con los mocos a flor de sol, en la piedra donde
amarraban la lona del circo itenerante que de vez
Las ultimas veces que nos fugamos de clase fue para ir a la caza de un charco. Los niños se
referian a el como un mito, algo inventado por
un niño que no quizo caminar detras de los mayores; Una historia de terror para que nadie
se acercara. El nombre del charco era la nevera, y queda justo de tras de una
gran invasion de casas. En realidad, si uno mira el amberso y el reverso de los morros de
medellin se percatara de que aun en los abismos mas espantosos resplandece la luz
amarillenta de un rancho. Por ello no era sorpresa encontrar casitas de madera y latas
construidas en lo mas alto del morro. Denbiamos sortear los laberintos de chambolas, el
cierta parte -como en la pelicula de victor gaviria la mujer del animal, cuando la chica llega
al barrio que se pierde en las nubes- luego de ahi solo eran caminos veredales,
desde la casa de mis compinches se trababa solo de ascender, subir lo mas rapido posible,
sin prestar atencion a los locos encerrados en sus casa-jaulas jalandose el pipi delante de los
niños.
sin reparos, mientras en la otra mano azuzaban a la chanda para que caminara y volvia a
levantar el costal con las cositas traidas de la placita.
Cuando se conquistaba el muladar, ese morro de gritos, diomedez dias, olor a platano y
basura en descomposicion, se dejaba caer el valle, como si fuese imposible tener que verle.
detras de nosotros estaba
el camino verdedal que se adentraba en otro tugurio. El logo de la alcaldia estaba dañado y
en su lugar un pequeño cartel gritaba a los transeuntes: se hacen concecciones ilegales de
buena calidad.
vimos las carretas con sus frutas jugosas, y el señor con su atomizador avivando el frescor
contra el influjo putrefacto de las moscas, las doñas arregladas que se regaban en los buses,
por los huecos, por
los callejos de esa mole viviente. Llevabamos entre los tres un par de bananos, unas
mandarinas robadas mas atras en una parcelita de tierra y un tarro de agua. el calor
golpeaba. Seguimos nuestro camino.
al perderse de vista el camino veredal un riel, el tro se lo habian comido las yerbajos,
llevaba a los transeuntes hacia el temible charco. Los advenidizos habian perdido la vida
pues no habian seguido las señales
de los benevolentes que dejaban letreros garabateados en cartones y tetrapacks: camine por
el riel, zona inestable, no se meta al centro del charco, remolino natural.
recogimos nuestras pertenencias (tres camisas sucias y rotas, tres pantaloneas sucias y
orotas y tres pares de zapatos sucios y rotos) y como dice el dicho, pal agua.
El agua, el sol y la buena compañaia tienen un efecto narcotico, lo digo porque, al regresar,
no recuerdo como llegue a casa, era como si el morro me hubiese escupido de su charco
hasta el todo a mil de mi tia;
como, al igual que un fantasta, pudiese transportarme hacia el lugar donde olvidados un
recuerdo, como si me hubiese deslizado por el morro, como una de esas estrellas que
cansadas de gravitar, desidieron
fundirse en un charco.
Su rostro mostraba el maltrato; cicatrices de puñaladas secadas por el sol, manchas negras
de hematomas, labios rasgados por los puños; su cuerpo ha adoptado la postura de los
perros callejeros, los cuales están dispuestos a matar por pan. En estos tiempos de
hambruna, se manchan los dientes con la sangre de sus congéneres.
Los perros, a diferencia de las mortajas expuestas a plena luz del sol que se pasen en la piel
de los hombres, pueden escarbar en la basura algún hueso, hurtar cualquier desperdicio;
aunque luego, con el cuerpo desacostumbrado a la carroña, terminen por morir pronto.
Estos seres propios de una pintura de Goya están esclavizados a su pipa, a su esquina, a las
calles por donde andan buscando su sustento diario, su dosis diaria; no pueden alejarse
demasiado de los sitios de expendio, su alma, como la sombra de aquel hombre de Adelbert
Von Chamisso vendida por un puñado de monedas, está empeñada.
Por lo general las zonas donde habitan se encuentran hiperdegradas, en ellas se exhibe
todas las modalidades de la degeneración y la miseria; allí los hombres abdican de su
inteligencia; seres de prominente cultura se arrastran por el suelo bebiendo cuscas,
escarbando zooplancton de las aceras para sobrevivir. Igual que en la zona gris de Primo
Levi, no basta la razón y la lógica para aprehender el caleidoscopio de formas, seres,
prácticas e historias que allí se acumulan una sobre otra, como en las habitaciones de los
inquilinatos donde se asfixian familias enteras.
Suelen estos hombres conspirar su sustento fungiendo como Brokers (mediadores) entre el
jibaro y el cliente. Si no hay ventas, o si en medio de la barahúnda de sombras le
sorprendiese una puñalada para usurpar los cobres, no habría garantías para él; su vida vale
lo que cueste el gramo de su néctar corrosivo y la duración de su existencia esta ligada a la
duración misma de su cuerpo para tolerar los cocteles de droga. No habría quien relatase su
historia, han pasado por esta vida anónimamente, dejando como relato de sus hazañas nada
mas que el frenesí místico de la droga.
. -los perros soldados al menos tienen eso -repite Nicanor mientras sorbe con delicada
caballerosidad su menjurje de anilina y alcohol antiséptico.
Vengo desde hace muchos años al parque del barrio Sevilla; cuando no tenia dinero para
costear los precios de las drogas de alto textil de las cuales disfrutaba, encontraba en sus
panópticos de lujuria y putrefacción los destilados que tanto agradaban al Baco que
habitaba mi cabeza; travesías de peregrinos visitando los templos del vicio, una comunidad
del vicio en todo su esplendor, igual a la civitas dei de Agustín de Hipona, solo que en esta
representación pictórica del Giotto, los demonios han entrado y han gravado sobre las
piedras sus leyes: forniquen, beban, corrompan las execrables virtudes de sus antepasados,
todos colonos violadores de nativos, ellos que han empalado a mi pueblo con su fe; aquí en
este Quarter para patinar prendimos baretos para ahuyentar los espantos, alejándonos del
pantano donde se retuercen los que vuelven a la vida alentados por su vicio; aprendimos de
cortes, trapicheo y contrabando; dormí bajo las almenas del metro, buscando mangos para
calmar el hambre un rato.
Se que en la sombra de sudor que deja mi culo y en la mancha de agua de la cerveza que se
descongela en esta hermosa tarde de primavera, o de verano primavera (vaya usted a saber
con los desbarajustes que padece el clima hoy en día), se secara sin dejar rastro; la prenda
calienta mi cabeza y me hundo en el cielo de una Medellín extinta ya; al igual que yo,
todas estas sombras, cuando se vaya la luz y el sol desaparezca, serán reemplazadas por
cualquiera y la mancha se secara. El vagabundo que ahora fuma conmigo de mi porro, yo y
los cadáveres que se han llevado hace un momento, somos prescindibles; el caos tiene un
plan perfecto del cual no somos parte más que por un momento.
Avenida de Greiff:
En Colombia hay tres variedades nativas de marihuana: la Punto Rojo, la Santa marta Gold
y la Mango Biche. Esto lo sé por marihuanero. Si bien no es un atributo ni un arte, ha sido
motivo de curiosas desventuras.
Una de ellas ocurrió durante un viaje al caribe colombiano. Dennis Bergkamp -el poeta del
futbol- no viajaba en avión por fobia. Él es una leyenda que en el futbol se distinguió por su
habilidad e irreverencia para jugar; yo solo no viajaba en avión por las requisas y los perros
con su olfato de centinela.
En la lista mental de las cosas que uno presupone necesita para un viaje, no al estilo de
turista de folleto con bloqueador solar y bermudas familiares, tenía presenta la yerba. Mi
pareja disfruta de fumar, así que me dirigí por lo debido a la confitería de los adultos, al
drogocomio de Trinidad. Allí podía uno pasearse entre los jibaros, los cuales, iguales a
grandes expertos en bienes raíces y mercados bursátiles -al estilo Wall Street, solo que más
descarnado-, henchidos de confianza, vendiendo con labia seductora sus productos, sus
fantasías fabricadas, como diría Pasolini, mientras somos gentilmente guiados de la mano
por bazuqueros para salir de los tugurios con buenos augurios.
Compre dos bolsas de veinte mil pesos. Asegurándome de depositarlas bien entre el
perineo. Es un lugar adecuado, en la pelvis, sobre el blando almohadón de los pelos
púbicos, los policías lo ven con facilidad al jalar la ropa interior con total descaro de los
estándares humanitarios.
Un caprípedo de Urabá metió la mano para sacar un bareto en los genitales de un amigo.
Al llegar a Planeta Rica -en las lindes de Montería- el aire seco era sofocante. Bajamos para
comprar bebidas y descargar aguas negras. Haciendo la fila para el baño, llegue hasta el
punto de pago y un hombrecillo de bozo parecido al de Mario Moreno me miro con
desgano y corrió la registradora, dañada, como un abalorio decorativo y molesto por la
imposibilidad de deshacerse de el al no tener con que remplazarlo; entre al baño y justo
cuando baje mi cremallera recordé que en ese lugar se encontraba se encontraban las
provisiones; mande la mano para asegurarme de que allí estaban y no sentí su presencia. Un
escalofrió recorrió la espalda. Sali disparado sin orinar y busque por todas partes sabiendo
que, de haber caído a la vista de alguien, y en medio de turistas, en un lugar donde la yerba
no abunda -como el agua- la probabilidad de que volviera a mis manos era escasa.
¿gritar? ¿por marihuana? solo sería llamar a la policía. Con los ojos desorbitados le
comenté la horrenda misiva a mi compañera y en su rostro se dibujó el espanto, The Tingler
de Vincent Price, un displacer natural como las caras horrorizadas en El Mirón de Michael
Powell.
Levantados escombros de tierra muerta para encontrar lo que por derecho de adquisición
era mío; buscando por todas partes, preguntando a los demás pasajeros del bus, pero en
vano. Me escabullí entre unos arbustos que se aferraban con ahincó a la tierra sin alma con
la esperanza de que quizás allí habría llegado para no dejarse llevar por nadie; pero solo
pude ver a una mujer paisa gorda cagando entre los matorrales con sus tenis Fox mientras
su body se ensuciaba un poco.
Sali a hacia donde el bus estaba parqueado y busque por sus alrededores. Un grupo de
mototaxistas en chanclas, pantalonetas vistosa y camisas de contrabando traídas de Panamá,
advirtió la desesperación y la exhaustividad de mi búsqueda, haciendo nacer en ello una
abnegación que les invitaba a colaborar en ella. Con la malicia y el afán de sacar ventaja
preguntaron que ganarían de encontrar aquello que buscaba y que era precisamente lo que
buscaba. Ante esta nueva relación contractual ofrecí 10 mil por encontrarla mencionando
que era marihuana. Al escuchar la cifra empezaron a revolotear como gallos sin espuela con
sus chanclas, levantando el polvo en medio de un montón de turistas paisas gordos,
sudorosos y macizos -como describía Fernando Gonzales al Hombre Utilitario-.
Uno de ellos, contagiando el desencanto, comento que era inútil. Con total renunciamiento,
al mejor estilo de los Estoicos, todos afirmaron al unisonó su convergencia con lo expuesto.
Me ofrecieron palos y pepas por veinte mil arguyendo que entre más adentro se haría aún
más cara y escasa.
Triste y dopado por los mareoles aborde con mi pareja el bus sabiendo que dejaba la bolsa
atrás. Tenía tres estuches de Blunt llenos de marihuana en el bolso, habrían de bastar para el
tiempo de estancia en la isla. Me dormí, más por el efecto de los mareoles que por el
cansancio. cuando bajábamos del bus para subir a la lancha que nos llevaría a Isla Fuerte,
resoluto ante el hecho ocurrido, por inercia, introduje los dedos entre la ventana y la silla,
en el espacio en el que los barristas solían meter los machetes para los días de clásico; para
sorpresa mía, allí estaba la bolsa. No sé qué ángel marihuanero y rebelde, como los de
Anatole France, nos bendijo, pero le doy las gracias y me disculpo con el neófito de las
tanganas y las lanchas de Isla Fuerte por haberme reído en su cara cuando quiso venderme
pangola, una miseria, por 10 mil cuando en mi bóveda púbica no faltaba nada. Como llego
la bolsa a ese lugar habrá de preguntárselo el lector al Mareol y atreverse a hacer un viaje
por carretera bajo sus efectos.
CRONICA DE UNA MEADA EN UN BAR EN LA CALLE BARBACOAS.
Un barsucho consumido por el halito de una luz de neón falleciente, cerca de casa, llama a
los que merodean. Los mendigos de historias de vida para contar en el gran salón al son de
las botellas; la bohemia pedófila adoradora de niños interiores muertos, toda la laya que
busca cobres entre los cadáveres, esquilmando la grasa a los desperdicios.
Dio un puntapié a la puerta corroída, chillo en sus goznes como un ogro despedazado por
la imparcialidad de Disney. Apunto al objetivo, y dejo que la mente se deshilachara en la
barahúnda de voces y recuerdos. Ante la presión no se había percatado de la música
sugerente que retumbaba en el bar, tampoco de esa lampara de luz roja y grasosa que se
derramaba sobre las pieles vacías, dejadas en su huida por serpientes furtivas que escapaban
con mozuelas tras el bar.
La cancioncilla repetía: “mi agüita amarilla, mi agüita amarilla…” Para hacer más
agradable la meada, disfrutar segundo a segundo de ese paroxismo, se entregó a una
disertación de aquellas que llamarían “de pocas luces”, nada Apolínea, visionaria o
poseedora de grandeza, pues no redefinía los misterios del orbe. Se preguntaba que pasaba
con la agüita amarilla que le dejaba, que parecía bajar de su cerebelo, como una descarga
feroz de sus venas. Podría ser que en las infinitas partículas que componían esta secreción
flotaran millones de partículas de su ser propio. En esa medida la posibilidad de que
existieran infinitos yoes nadando abandonados en las corrientes de los riachuelos,
esperando taciturnos en los regueros sobre las aceras, entre los grifos y tuberías que
componían el universo y la realidad de esos pequeños vástagos suyos, era real.
si los infinitos yoes de todos los seres, animales y presencias que meaban en ese preciso
momento estaban estableciendo vínculos entre sí, encontrándose y formando sociedades
marinas que se erguían en lo profundo de los desagües y las alcantarillas. La certeza
abrumadora le aplasto. Miro de soslayo a su orina más aun no acababa. La edad pasa
factura en instancias del partido imprevistas. De repente en su mente afloro un
pensamiento: la certeza inexorable de que esa realidad podría ser tan o incluso más veraz
que la suya. Quizás él era un orín dejado al sol por algún borracho que la noche anterior los
había abandonado, con el trasero al aire del invierno, entre pequeños tumbos y arcadas, se
perdería olvidándose de su creación, de la responsabilidad por su accionar de demiurgo
inexperto moldeando materia pobre, por lo tanto, pura.
Esa conclusión era tan plausible como el sistema heliocéntrico de Copérnico, el cual había
desmentido la certeza puesta en una realidad que muchos habían vivido. La fe fue
reemplazada por la racionalidad nominalista. La realidad de los bares y los seres
antropomórficos serán reemplazados por seres que se reproducen a escalas cuánticas,
esperando pacientemente en las aguas amarillas, en los vómitos y las mareas rojas, por el
control del mundo terrenal. Ese mundo extraño que ven desde un orín o las babas de un
bebe.
Al cerrar la puerta rayada con procacidades que no distinguían clase, méritos o virtudes,
entrelazados ingeniosamente a las más inverosímiles aforismos célebres, que haría aplaudir
con el trasero a cualquiera de la escuela de los del Cinosargo, sintió algo de nostalgia por
ese mundo que quizás esta igual o más lleno de buenas intenciones que el suyo;
cuantificables calidades morales, premios nobel dados a quien inventara la bomba de mayor
alcance, medallas dadas a héroes encargados de redimir la humana maldad, eso y más
podría yacer ahí, inclusive las curas para los funestos males.
Abrió el grifo y noto que el agua bajo aquella luz parecía rancia. Humedeció las yemas de
sus pulgares y tiro con torpeza los pocos cabellos que se agarraban como raíces de plantas
de mala muerte a la corteza seca de su cabeza. El espejo roto dejo entrever en una de sus
fracturas una criatura repelente que le seguía en sus movimientos. Igual a los cuadros que
nos miran cuando caminamos frente a ellos. O las estatuas que se mueven tras la sombra
para cobrar vida y llenarse de ánimas. Pensó que era un gato carroñero trepado en las rejas
de los baños, pero este no ronroneaba y le miraba de mala manera.
Cerro la llave del agua y se propuso alcanzar la puerta. Antes de asir el picaporte de la
puerta -oxidado y posiblemente portador de hepatitis- una mano algo huesuda se pose en
sus clavículas. Al volverse sobre sus pasos, la mano de majareta se desprendía y aumentaba
el hedor.
“Soy el Agua de la vida, caldo del todo” -le dijo la extraña figura-. “cuando os acercáis a
las magnánimas tasas de las ánforas en donde nace el todo, e ignorantes dejáis a la vera del
rio a tan indefensos seres, os olvidáis de la responsabilidad que tiene engendrar” -prosiguió.
“He navegado en las aguas del Mar Negro, atravesado los pilares de Hércules, bebido por
piratas de pieles de elefante en el Congo, he sido lluvia radioactiva en las calles de Chicago,
he bañado los cuerpos de las modelos que has deseado, fui orgullo de ciudades y Reyes” -
afligido se quejaba el ser-. “Y henos aquí ahora, vencidos y llamados excreción.
Levantaremos de nuevo el sueño de Pisetero, construiremos una ciudad de los excre-
humanos y con ello, la inversión anamórfica de su orden establecido será un hecho” -
sentencio enfático el ser-.
Al despertarse se percató de que estaba dormido sobre los adoquines de un baño en un bar
desconocido en la calle Barbacoas, de su maleta abierta solo se agarraba un libro de Onfray
hurtado a la biblioteca de la Universidad. Devoro un pedazo de cacao sabanero mientras
veía en un antiguo cine club porno provincial (MetroCine era) la película Plan 9 from outer
Space. Venían vestidos de lagartos al estilo de una mala película de Godzilla, como si a los
Gremlins en vez de agua les hubieran orinado encima y los hubieran puesto al sol.
Descendieron de un transbordador interdimensional trayendo correcciones para su tesis,
pero ya el corría hacia la calle del Calzoncillo.
ESTADO DE GRACIA
Aquello de que el sueño y la muerte son hermanos vino a mi mente cuando escuche gritar
aquella sombra yacente en el suelo en posición decúbito supino: ¡quiero a mi mama! -
repetidas veces- ¡quiero a mi mama!
Esto me llevo a determinar que aquella sombra había sido abandonada tanto por el sueño
como por la muerte, negándole la gracia de sus propiedades cicatriciales -como las llamaba
Fernando Gonzales- y así despojarse de su tormento. Cuánta razón tenía Cicerón en sus
Discusiones Tusculanas sobre la miseria sempiterna, hablaba de estas sombras que no
podían
Pese a ello, recuperaba el vigor para encender su pipa para fumar base, iluminando su
rostro con las chispas producidas por el roce del martillo del encendedor. Era solo un niño,
un joven. Si aquellos hombres sabios (entre los que podemos contar a Orfeo, Menipo,
Dante, Eneas, Milton) que descendieron a los dominios infraterrenales -sea cual fuese su
denominación- hablaron sobre aquellos niños tristes abortados en la fertilidad de la vida
que habitaban en las landas luego de cruzar el Cocito y el Aqueronte.
CONTINUACIONES:
“Ponga esa mano pues...vea... vea, asi es como se les reparte coca a los muchachos “ [Niño
de 11 años. Puente de la Cuatro Sur, Medellín. 3:30 de la madrugada]
Batallones de alcanfor:
pero si a la hora en que las calles se quedan desiertas pues los hombres
en estan en las entrañas de las fabricas alimentandolas con tempestades
de acero. Solo eramos cuatro: tres hermanos y yo. descendiamos sobre las viaas
siguiendo las curvaturas de la quebrada hasta que esta nos escupiera de nuevo
a la calle. Tras nosotros, colosal, el pan de azucar nos cuidaba en nuestras aventuras.
Nos dirijiamos hacia la alejandri echvarria, en busca de la cancha de arena mas grande
que hasta el momento habia conocido, luego vendria colarse en los buses por la puerta de
atra
hasta la nuca dek cerro a un verdadero estadio de tierra. Llevvaba duvan el forro medio
muerto
de lo que otrora fuera un balon. Las canchas siempre estaban llenas de chicos mas grandes,
se vuelve uno un animal domesticable -segun niestzche-, de alli que, segun onfray, el lobo
recriminara al perro el valor
de su pitanza diaria. Eramos animalitos salvajes, bestias con uso de razon que se adetraban
en la espesura de la selva
hasta que el cielo nocturno le abrazaba en su perispecias por los dominions de la sombra;
corriamos entre los rastrojos,
sobre las lenguaadeseguebras y las verbenas, riendo, empujandonos, retandonos para saber
quien era mas fuerte, no para
Esos limites los defendimos muchas veces peleando en la callej con pandillas de niño que
salan de los ranchos mal alimentados,
pero incitados por la furia que aviva la impotencia, a impedirnos la conquista del charco, de
la cancha. Salian con palos y
piedras, con armas improvisadas, como los batalones de alcanfort de los que Ernst
Röthlisberger, niños incapaces de batallar
en la violencia que el hombre ejerce sobre otros y sobre si mismo. Igual a las pajaramentas
armadas que molian con machete y palos
a niños y madres en los pueblos de colombia; cabezas abiertas, braos rotos, narices
sangrantes, ojos casi reventados, peleas fugases
rapidas, violentas, de metodos viles, cuyo objetivo era poder habitar un espacio.
Conspirando.
cerro tutelar yacen sus huesos. todas tuvieron una educacion pobre,
cerrando el chuzo.
diario.
Inclusive nosotros nos tirabamos coliado en los buses hasta la placita de flores
con un costal vacio a llenarlo de lo que nos regalaran, apotes, mangos, bananos negros,
maduros pasados, fruta podrida, comida deliciosa recien traida del campo aun cubierta
del mantillo de tierra fina luego de ser extraidas de su utero. llenabamos el costal
comilonas al estilo de los reyes glotones de las fabulas, sentados en nuestras escalas
ebrio y con los ojos llorosos frente al milagro silencioso del atardecer, se lanza al
mar. Avanza hasta mas alla de los rompeolas, donde las corrientes
se enredan entre ellas para luego lanzarse por todo el mundo. Alli estaban unas almohadas
de corales, flotando sobre el oleaje.El se extiende, cual largo es, sobre su pecho,
extendiendo los
brazos, dejando su cabza sobre las almohadas de corales; alli se queda echado, como quien
se cansa
Subitamente, las aguas claras del mar, las que permiten ver los peces nadando entre las
piernas, el musgo,
los restos de plastico, las conchas abandonadas, se turbia, tornandose oscuro y agresivo.El
mar esta
picado, las olas escuben despaciosas su fuerza contenida en un empujon colosal; mi padre
nada hacia la
orilla, arrastrandose con sus manos, como los hombres pez de Isidore Ducasse. Pero el mar
es inclemente,
como la Luna, no perdona a sus amantes; antes de que sus pulmones inhalen el ultimo
postrero tiron de aire,
El idolo de barro.
Vaciaba los escupideros en los sanitarios. A lo lejos se escucha percetible
los guantes de piel de cabra golpeando el saco, los nudillos desnudos presionando
la arenilla de las peras de golpear; escuchaba las junturas crugiendo ante las combinaciones
1...2...1...2
mientras limpiaba los orinales del gimnacio recordaba la pelean del raggin bull, de
Marciano
solia dejar la peruta abierta; no habian muchos clientes, pero la constancia de los pocos
lavaperros que asistian era la que lo mantenia a flote. infinidad de idolos de barro
1...2...1...2
las manchas de sudor secadas en el piso de madera rajado de repetir el ballet violento del
boxeo. Las zapatillas desgastadas de cuero duro contraido por la absorcion de sudor, las
Escapando de sus vergudos se habia escodndio tras los sacos de golpear; las luces
intermitentes,
propias de chicherias y prostibulos, cubrian intermitente, las siluetas cobraban vida,
inposible
la distincion entre el cuerpo vivo y animado y la sombra que avanza desde la oscuridad; los
ojos
de cazador, hinchados los pomulos de los golpes recibidos, las citraices de los cortes,
evidencia
del combate, han dejado su impronta para siempre en la carne; la violencia retenida que se
escapa en
1...2...1...2...jab..gancgo...recto...jab...jab
Se metio en problemas con frecuencia, mejor dicho, no habia nada mejor para hacer que
meterse en problemas:
vivia vagando por el barrio, el italiano lo habia visto slair disparado luego de que los
truanes perpetraran
su alevosia. Lo habia visto con los mismos ojos de perro con sarna tras la niebla de humo
que hacia con la
cusca de pesimo tabaco que aoretaba entre los molares, de ese tabaco que jamas dejo y que
le habia manchado
los pelillos del bozo y dejado en el dedo pulgar un molesto olor a ceniza y hacho. Se acerco
y le extendio la
morada recibio el vaso, como bohgandose el alma para meterla de nuevo en el cuerpo.
Llevaba las pesas oxidadas, los cabezales que vomitaban la espuma -mero alambre y
cuero-, los cinturones sucios,
Veia a los pugiles movienose bajo la luz coomo fred astaire,moviendose graciles, ligando el
isntitno y la inteligencia
en cada paso, en cada finta, en cada posicion defensiva, creando una sublime danza con su
sombra y los demonios que
alli habitan; cada golpe que lanza aparta a los demonios de su mente, repite el mantra:
dame poder para vencer a mis demonios, no a mis enemigos, si venzo a mis demonios, sere
invencible para mis enemigos.
El sparring, bufalos que se embiste para probar sus cormantes, crias que juegan al asesinato
desde abrir los ojos
desde la oscuridad de su cascaron a la tibia luz del sol, animalidad represada que sobrepasa
el borde que la contiene
Si las bailarinas rusas lanaran golpeas como los pugiles, seguramente hace mucho hubiesen
conquistado al mundo.
mientras veia desde afuera de un salon de baile a una compañia de ballet rusa que habia
venido a la ciudad. Un sugar Ray,
un jack lamota, se mueven con la misma gracia, con la elacion, de un bailarin, su cuerpo es
arte y con el ejecutan su mas grande
obra: la victoria sobre el rival.
someter a su rival. Cuando se fundian en el baile del sparring, ese baile era una forma de
arte y de lucha. Desempolva los poros
El terrible tiene pelea en unos dias con un negro macizo que viene knockeando a todos sus
oponentes, los deja en el pais de los
a la contra, los guabtes nuevos, el olor de la piel de cabra que se quema en los poros del
paretal de quien recibe el golpe, los cortes, el ojo
1...parpadea...6...7...8...9...10
el suspenso, el ring iq, todo es una fiesta donde el baile de la guerra acapara la atencion.
Suena la campana,el ring se acortam kis cabezas se agachan,
a pelar señores
6...7...8...9...10...no va mas
ganador por K.O el perro de las sombras papito -el camara- moore. Recoge las toallas tiezas
de sangre y gloria, vacia las escupideras, los shorts
del prospecto invicto. Lleva las prendas usadas al lavadero para empezar nuevamente con
su labor, cuando se abre la puerta del gim,
partiendo la oscuridad en dos con un haz de luz desde la calle, un nuevo soñador quiere
pelar por sus anhelos.
que conduce al sur del pais. Desde la mayoria de las zonas barriales
lado del rio. Las calles que venian verticales desde la principal tenian su terminacion
directamente en el rio, detras de las casas de ese lado del barrio solo colindaba el rio
Cuando llovia se escuchab el estertor del rio, se escuchab la fratura de las piedras por
Alli jugabamos cuando llovia o no, alli nos reuniamos a ecidir cual seria el siguiente juego,
a dividir los equipos, a terminar las peleas. Fue alli que un niño machuco mi dedo pulgar
con una piedra
sin piedad, machando mi dedo contra otra piedra solo por no querer jugar a lo que el
deseaba,
ese dedo que se hincho como una pera y con el cual despues golpea al niño que lo habia
causado,
fueron muchos de los recuerdos que ese rio arrastra a traves de mi memoria.
Cuando empezaba a aprender a momtar bivileta, en las noches, iba y me sentaba a
escucharlo, ya que no podia verlo,
a refrescarme con esas particulas de agua que saltan al rostro y lo van mojando a uno
desapercibidamente,
la musica del agua, ininterrumpida. En las mañanas lo veia, siempre lo veai, siempre estaba
en mi rango de vision, en mi
perimetro ocular, arrastrando troncos inmensos, creciendo hasta acercarse a las puertas a
tocar para pasar, y volver a achicharse
como un hilillo de agua; las gotas de lluvia que e deslizan de las grandes hojas de bijao
humedeciendo la semilla que previamente
el arbol habia depositado, el olor a tierra mojada, a vegetacion, todo lo que es propio del
rio, de los paraisos tropicales
donde el agua fluye, de los paisajes donde la vida brita a bornotones, milagro de los dioses,
germene fecundo de vida renovada,
las neyades del rio, la atmosfera primogenita, inicial que pervive en el, nos ha infectado
para siempre.
Basta con caminar mas alla del hotel nubitara para encontrarse
que no han sido o no se han dejado, asimilar por subirbia. se tiran desnudos
en las aceras a jugar parques con sus cajas de fosoforos, apostando sus pipas, baculos
eolicos, apostando sus dosis, sus jeringas, hermafrotidos dormidos por el pinchazo
del principe opiacceo, con las manos en las gyevas para que no se las roben, fornicando
en cumulos de carne y sangre entre los matorrales como pajarillos libinidosos poseidos
por la primavera radioactiva. Miles de bares extiendes su lengua luminosa por la acera,
dejandola afuera de sus fauces para atrapar a un incauto, la lengua se cierra arrastrando
al ingenuo al lupanar, con las coperas y las putas de quonce años cubiertas de mugre como
Ese dia ibamos decididos a encontrar las venditas tripletas, baratas, buenas, apenas pa la
fiesta del finde,para celebrar el paso a la final de nacional que jugaba esa noche contra el
tolima. Nos bajamos del metro en la estacion parque berrio y nos dejamos arrastrar por las
señales
del diablo, miles de mroibundos buscando reguifiso y confor en la calides apacible pero
momentanea
de cualquier sustancia, flujos y chirriar de copas, chicherias, faldas cortas, mismas de
bazuco,
olor a ceniza y orines recalentados. Los cuerpos se juntan para inhalar mientras la
espetativa
aumenta ante la inexorable tanda de penales. Paramos en un bar a comprar una cerveza y
avivar
el sabor de la bareta que habi dejado desertica la lengua, arrastrabamos una hojarasca de
saliva
hasta el bar donde no parecia haber mucha gente. Al rededor una ,ano furtiva se introducida
en un bolsillo
la pieza es mas barata, atras de la musica de rodolfo se escuchan los gemidos de ninfas que
han entregado
su divinidad a los bipedos que rigen el ritual del dinero. su sexo es posecion del que tenga
el poder de
comprrarlo. Las niñas maquillas sus lagrimas con semen y polvo. Sonrien como lo harian
las cabezas
aguillotinadas mientras aun conservan un halito de vida, entre la vida y la muerte y luego
muerta.
aprete con las gvas el bareto previamente armado ante la cercania de un bachiller,
condenado a estar alli
como si pudiera controlar algo, como si pudiera hacer algo en los dominios de lo asurdo, la
perversion
y lonas de pvc verdes que vedan el paso a cualquier lugar. Alli, camulfnados como el
vietcon en la selva, esyaban los dealers
despachando las dosis. Tenian tres mesas donde se ubica uno solo. En cada mesa habia una
bandejita de esas que levan las peladas
que arrelgan uñas pero repletas de distinas sustancias: bazuka, perico, clonazepan, rivotril,
marihuana, heroina. La maño señala
y las moiras recogen la ofrenda de dinero y etregan la sustancia. Cubiertos sus rostros como
talibanes en las montañas miran con
desconfianza al que no sabe que va a llevar. Gente se lamente con su boca de apariencia
coracea, un pequeño orificio que se va
cerrando ante la falta de alimento y la alimentacion via aguja atraves de las venas, nada de
protenia, nada de vegelateles
volvimos al bar, pedimos dos cervezas mas y nos sentamos en dos sillas oxidadas que
estaban cerca a la barra.
la silfide descendio por las escalas de uno de las casas donde se entraban las
parejas.Seguramente habia cerrado un contrato.
pasar. Solo me acerque. Le pedi su numero. Sonrio, tal vez no espera una pregunta de ese
tipo en la mitad del infierno,
una sonrisa eginetica, viva, dio paso a los labios acomodandose sus ventriculos y musculos
para modular un no.