Autor: Eliodoro Aillon Terán moviéndose apenas, llevando a cuestas Ciudadanos del mundo, su grito truncado, como una roca en nombre de mi patria, pido la clavada en lo más hondo, en lo más palabra. En nombre de mi pueblo, duro de la tierra. sencillo como el agua de la acequia, pido la palabra! No señores, la patria no era solamente la escuela En mi pequeña morada comenzó la poblada de altas campanas, patria, allí todos gritaban en las noches ni la tierra salpicada de lagos felices, cuando el puño del alcohol, no eran solamente los montes caía sobre el rostro de mi madre, incrustados de cielo, recuerdo la sangre y los nervios, ni los desfiles en los días de fiesta, los nervios en angustia de alambres era también la impotencia del hombre aprensados; en las noches ondas, cuando el pan se convierte en gemido pobladas de llanto y el miedo de los detrás de las puertas, pequeñitos, allá, en la esquina más era la muchacha que buscaba su dolorosa de mi sangre, comenzó la vestido dominguero en la esquina de la patria. noche; eran las manos crispadas en los mercados, y el llanto extendido en las La escuela vino después, estaciones. también la patria estaba allí, avergonzada, humillada; Mi padre borracho era también la ocultando en los rincones más patria, que pesaba sobre mis pupilas, apartados, sus pies descalzos. sobre mis labios, sobre mis zapatos Y la patria me miraba acongojada, rotos; y con esa patria a cuestas yo desde mis propias pupilas nubladas, asistí a la escuela. desde mis manos vacías y mis sueños La maestra me mostraba siempre una enturbiados. patria y un cielo a los que nunca pude comprender. A mí me mostraban la escuela poblada Una patria con héroes, con cerros de de azules campanas plata, con tierras llenas de árboles y la patria cuajada de campos abiertos, frutales; pero yo tenía que regresar a pero, pero mi patria gemía a 4000 mi casa en las noches, y allí estaba la metros sobre el nivel del hambre, patria, en el pan para dos que nunca hombres que crecía como piedras satisfacía a cuatro, en las pupilas de mi padre abiertas Yo no vengo a pedirles nada, nada que como dos diablos encendidos en les pertenezca. medio de los niños. Mi pueblo, mi pueblo quiere su paz, quiere su barco para recoger de playas No señores, no. lejanas un canto de gaviotas nuevas, La patria no sólo estaba en los salones, quiere sembrar su trigo y levantar sus ni en los discursos de los presidentes, fábricas, quiere que sus niños rían, ni siquiera en la bandera y sus colores. jueguen y salpiquen los campos como Yo encontré a la patria botada en las gotas de rocío al alba, mitad de las calles, mientras la lluvia quiere que todos crezcan a lo largo de cercenaba sus carnes. los ríos como el trigo, y que todos se hinchen de sol y de lluvia como las uvas, Yo la vi desgarrarse por coger un en la cuenca dilatada de los valles. pedazo de carne y otro poco de pan, y lloré su tragedia, porque teniendo En nombre de mi pueblo, hambre, se comió su libertad. humilde como la hierba, sencillo como el agua de la acequia, Y mentidme a mí ahora, mentidme. ciudadanos del mundo, Yo vi a mi patria en todos sus pido la palabra. confines, la sentí como un garfio clavado en mitad de mi angustia, la llevé como túnica de yeso por todos mis caminos, la sentí como el peso de dios sobre el pecado y busqué su voz para multiplicarla sobre las campanas del tiempo.
Yo vengo en nombre del obrero y sus
overoles manchados, en nombre de mi padre y su vicio, pagado con la desnudez de sus hijos, en nombre de mi madre y su voz callada, en nombre de los niños, yo vengo en nombre de mi patria estrujada por manos sin salario.