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390 ESCRITOS DE PEDIATRIA ¥ PSICOANALISIS casos de tratamiento psicolégico que han obtenido éxito en adultos y nifos y que demuestran el empleo creciente de las, técnicas que permiten la regresidn. Es el psicoanalista, familia rizado con la técnica necesaria para el tratamiento de la paico- neurosis, plicacién teérica de las esperanzas del paciente propias de la necesidad paciente durante una fase. Las regresiones de tipo menos seve- ro ofrecen un material fructifero para la investigacién. De este estudio surge una nueva comprensién del «verda- dero seifs y del efalso selfs, asf como del «yo observador» y de la organizacién del yo que permite que la regresion sea un me- canismo curativo, un mecanismo que queda en potencia a no ser que exista una nueva adaptacién ambiental digna de con- fianza que el paciente puede utilizar para corregir el fracaso ori- ginario de adaptacién. ‘Aqui la labor terap. lizada dentro de los cui tad, el disfrute de la poesi gener por métodos no analiticos. Al recobrarse de la regresién, el paciente, cuyo ser estaré mis rendido ante el yo, necesita del andlisis ordinario tal como se ha creado para el control de la posicién depresiva y del com- plejo de Edipo en las relaciones interpersonales. Por esta razén, aun cuando no hubiera otra, el estudiante debe adquirir per antes de proceder al estudio de la regresién en el andlisis de casos no psicéticos cuidadosamente escogidos. El trabajo pre- liminar puede hacerse por medio del estudio del marco del psicoandlisis clasico. 13. VARIEDADES CLINICAS DE LA TRANSFERENCIA (1955-1956)! Mi aportacién a este simposio sobre la transferencia trata de | del tema. Se refiere a la influencia que sobre En la historia del psicoai un retraso en la aplicacién di ca, Freud pudo formular una teoria de las etapas mas precoces del desarrollo emocional del individuo en un momento en que la teoria se aplicaba solamente en el tratamiento de casos neu- réticos bien escogidos. (Me estoy refiriendo al periodo de 1905 2 1914 en la obra freudiana.) Por ejemplo, la teoria referente a los procesos primarios, identificacién primaria y represién primaria, aparecié en la préctica analitica solamente bajo la forma de un mayor respe- to, de parte de los analistas en comparaci6n con otros, por el sueho y la realidad psfquica. Mirando hacia atras desde nuestro punto de vista, podemos que los casos eran escogidos como adecuados para el en la historia personal precoz del sujeto habia habi tado de que el an: ista podéa dar Binebra, 1955, ZO 392 ESCRITOS DE PEDIATRIA Y PSICOANALISIS por sentadas las fases anteriores a la instauracién del yo. De esta manera a los analistas les era posible hablar y es como si la primera experiencia del pequefio humano ht sido la primera nutrici6n, y como sila rel madre y el pequefio que el ria andaba a ciegas en busca de ma- de la relacion de la madre con su pe- término «identificacién» primaria entrafta que todavia no se ha diferenci . Cuando pensamos en una madre q} ién nacido, o uno que no ha na al mismo tiempo que hay otro punto de v éste estuviera ahi. Y desde este punto d bien no se ha diferenciado o el proceso de comenzado y existe una dependencia absoluta con respecto al ‘medio inmediato y a su comportamiento. Para nosotros es po- sible estudiar y utilizar esta parte vital de la vieja teoria de una manera nueva y practica en la labor analitica, ya sea con los ca- 505 Iimite o con los casos 0 momentos psi tan en el transcurso del anélisis de pacientes neuréticos o de personas normales. Esta labor amplia el concepto de transfe- rencia, ya que en el romento del andlisis de estas fases, el yo del paciente no puede suponerse como entidad instaurada, y no puede haber una neurosis de transferencia, porque ésta requie- re, sin duda, la presencia de un yo, un yo intacto, a decir ver- dad, un yo capaz de mantener defensas contra la angustia que proviene del instinto, cuya responsabilidad se acepta, Me he referido al estado de cosas que existe cuando se intenta salir de la identificacién primaria. Aqui, al principio, se halla la dependencia absoluta. Hay dos posibles resultados: en uno la adaptacién ambiental ala necesidad es suficiente, de manera que it un yo que, con el tiempo, podra experimentar en el otro, la adaptacién ambiental no es sufi- ciente, por lo que no hay una verdadera instauracién del yo, y fen su lugar se desarrolla un seudo self constituido por la agrupa- cin de innumerables reacciones ante una sucesién de fracasos de adaptacién. Me gustaria referirme al escrito de Anna Freud tulado eEl creciente alcance de los indicios para el psicoansli- » (1954). El medio ambiente, cuando en esta primera etapa se adapta con éxito, no es reconocido, ni siquiera registrado, de ma- VARIEDADES CLINICAS DE LA TRANSFERENCI 55-1956) 393 nera que en la fase originaria no hay un sentimiento de depen- dencia; cuandoquiera que el medio ambiente fracase en su tarea de adaptacién activa, sin embargo, este fracaso se registra maticamente cémo un ataque, algo que interrumpe la conti habria formado el yo del ser humano en vias de diferenciaci6n. Puede haber casos extremos en los que no haya mas que una coleccién de reacciones ante los fracasos de adaptacién del me- dio en la fase critica de salida de la identificacion primaria. Es- toy seguro de que esta condicién es compatible con k la salud fisica. En los casos en que se basa mi trabajo ha habido To que yo denomino un everdadero self oculto», protegido por un falso self. Este falso self es, sin duda, un aspecto del self verdade- al mismo tiempo que reacciona jon y crea un patrén correspon- diente al patrén del fracaso ambiental. De esta manera el self ve dadero no se ve envuelto en la reaccién y conserva su continui in embargo, este self verdadero y oculto sufre ino hay que deducir que el fracaso materno precoz conduz- ca necesariamente a un fracaso general del embargo, el self {also no puede experiment el falso self desarrolla una actitud mater verdadero self y se halla permanente frentarse a una tendencia regresi parado para seguir el proceso inconsciente del paciente si no ‘quiere marcar une directriz saliendo ast de su papel de analis- ta. He comprobado que, en este tipo de casos, al igual que en cl. s de la neurosis, no es necesario salirse del papel del ana- ista, que se limita a seguir la pista inconsciente dada por el pa- ciente. Sin embargo, hay diferencias en los dos tipos de labor. Alli donde hay un yo intacto y el analista puede dar por sen- tados estos detalles precoces del cuidado infantil, entonces el marco del andlisis carece de importancia en relacién con la la- 394 ESCRITOS DE PEDIATRIA ¥ PSICOANALISIS bor interpretativa, (Al decir «marco» me refiero a la suma de todos los detalles del control.) Aun asf, hay una dosis basica de control en el anélisis ordinario que es mas o menos acepta- da por todos los analistas. En la labor que estoy describiendo, el marco cobra mayor importancia que la interpretacién. El énfasis se traslada de uno a otro. El comportamiento del analista, representado por lo que he Mamado «el marco», por ser suficiente en lo que hace a la adap- taci6n a la necesidad, es percibido gradualmente por el pacien- te como algo que da pie a una esperanza de que el verdadero self pueda por fin correr los riesgos propios de empezar a expe- rimentar la vida, Ala larga, el sef falso se entrega al analista, Este es un mo- mento de gran dependencia y de verdadero riesgo y el paciente, mo es natural, se halla en un profundo estado de regresién. decir «regresién» en este contexto me refiero a la regresién c a los procesos precoces de desarrollo.) Este estado es también, sumamente penoso debido a que el paciente es consciente, mientras que no lo es el pequefio en la situacién originaria, de los riesgos que ello comporta. En algunos casos es tanta la par- ticipacién de la personalidad que el paciente debe recibir cuida- dos en esta fase. No obstante, los procesos se estudian mejor en aquellos casos donde estas cuestiones se hallan confinadas, mas ‘© menos, al momento de las sesiones analiticas. Una de las caracteristicas de la transferencia en esta fase es la forma en que debemos tener en cuenta la pres pasado del paciente. Esta idea se halla incluida en Mme. Sechehaye y en su titulo Realizacién simbélica. Mientras que en Ja neurosis de transferencia el pasado penetra en el con- sultorio, en esta tarea es mas acertado decir que el presente se remonta o retrocede al pasado y es el pasado. Asi, el analista se enfrenta con el proceso primario del paciente en el marco en. el que tuvo su validez originaria. La adaptacion suficiente por parte del analista produce un re- sultado que concuerda exactamente con lo que se pretende: el del centro principal de operaciones del paciente, que pa- self falso al verdadero. Por primera vez en la vida del tuna oportunidad para el desarrollo del yo, para su integracién partiendo de los miicleos del yo, para su ins- tauracién en calidad de yo corpor et objetales. Por primera vez el yo es capaz de experimentar los im- me | \VARIEDADES CLINICAS DE LA TRANSFERENCIA (1955-1956) 395 ulsos del ello y de sentirse real al hacerlo, as{ como al descansar de las experimentaciones. Y a partir de aqui por fin puede hi se un anilisis ordinario de las defensas del yo contra la ans En el paciente se desarrolla la capacidad de utilizar los tados éxitos de adaptacién del analista, de tal modo que el yo. paciente queda capacitado para empezar a recordar los fracasos originarios, todos los cuales se hallaban registrados, dispuestos. Estos fracasos tuvieron un efecto disruptivo en su momento y el, tratamiento del tipo que les estoy describiendo habré recorri- do mucho camino cuando el paciente sea capaz de coger un ejem- plo del fracaso originario y sentir ira al respecto. Sélo cuando paciente alcance este punto, no obstante, podra darse el princi pio de una puesta a prueba de la realidad. Parece ser que algo pa- recido a la represiGn primaria atrapa a estos traumas una vez que los mismos han sido utilizados en el tratamiento. La forma en que se produce este cambio de la experiencia d ser interrumpido a la experimentacién de ira, es una cuestio ‘que me interesa especialmente, ya que es en este aspecto d trabajo donde me siento sorpreridido. El paciente hace uso de los fracasos del analista. Los fracasos son necesarios y de hecho no hay ningun intento de dar una adaptacién perfecta; me atreve- Fia a decir que es menos perjudicial equivocarse con estos pa- cientes que con los neuréticos. Otros se sentiran sorprendidos, como me sentf yo, al comprobar que una falta grande puede ‘ocasionar un perjuicio muy pequefio mientras que un leve error de juicio puede producir un gran efecto. La clave reside en que el fracaso del analista se utiliza y debe ser tratado como fracaso pasado, un fracaso que el paciente es capaz de percibir y encua- drar y sentir ira sobre él. El analista necesita poder utilizar sus fracasos en términos de lo que significan para el paciente y, si es posible, debe explicar cada uno de ellos aunque esto signifique el estudio de su contratransferencia inconsciente. En estas fases de la Jabor analitica, lo que lamarfamos «re- sistencia en la labor con pacientes neuréticos» indica siempre que el analista ha cometido una equivocacién o que se ha com- portado mal en algiin detalle; de hecho, la resistencia persiste hasta que el analista haya descubierto el fracaso y haya tratado de explicarlo y lo haya utilizado. Si el analista se defiende a si mismo, el paciente perdera la oportunidad de mostrarse airado acerca de un fracaso pasado justamente alli donde por p) vvez la ira se estaba haciendo posible. He aqui un gran c: te enire este trabajo y el andlisis de pacientes neurdticos con el yo intacto, Es aquf donde podemos ver el sentido del dicho se- 336 ESCRITOS DE PEDIATRIA Y PSICOANAL gdnel cual todo ciente sino del an: Este trabajo resulta exigente debido en parte a que el ana- lista debe poser sensibilidad respecto de las necesidades de! paciente asf como el deseo de proveerle de un marco que satis- faga tales necesidades. El analista, al fin y al cabo, no es la ma- dre natural del paciente. Asimismo, resulta exigente debido a la necesidad de que el analista busque sus propios fracasos cuand can resistencias. ¥ con todo, es s6l propias equivocaciones que el arte més importante del tratamiento en estas fases, la parte ‘que permite al paciente enfadarse por primera vez por los de- talles del fracaso de adaptacién que (en el momento en que: 17i6) produjo la disrupcio bera al paciente de su dependen is fallido constituye un fracaso no del pa- 05 del analista, por lo que una vez mas tenemos una impor- tante diferencia entre los fenémenos de la transferencia en los dos tipos de labor. debemos buscar la conciencia de nuestros éxitos de adap- tacién, los mismos no son percibidos a un nivel tan pro- fundo. Si bien no podemos trabajar sin I edificando en estos momentos, esta labor coge en falta si nuestra comprensién de la ciente es cuestién de la mente més que del p En mi labor clinica he demostrado, cuando menos a m{ mis- mo, que una clase de andlisis no impide la otra. Cor mente me encuentro pasando de la una a la otra, dencia que muestre el i do queda completa Ia labor del describiendo, ‘ica ordinaria, al andlisis de la posicién depresiva y de las de- fensas neuréticas de un paciente con un yo, un yo intacto, un yo capaz. de experimentar impulsos del ello y de aceptar las ladamente los criterios en virtud de los cuales el analista pue- de saber cuando debe trabajar con un cé ver que esté naciendo.una necesidad del tipo que, segtin he di- cho, debe ser satisfecha (al menos nominalmente) mediante una adaptacién activa. Permanentemente, el analista tendra presente el concepto de la identificacién primaria

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