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El signo de Ciencias
lingüístico: de ladeltríada
Lenguaje
clásica al binarismo 51
Número 29, enero-junio de 2004, pp. 51-66
El signo lingüístico:
de la tríada clásica al binarismo saussuriano
Lourdes Díaz Blanca
A MODO DE INTRODUCCIÓN
1 Cierto es que para aprehender el legado de estos autores habría que ver las
obras en su conjunto. Otros diálogos, como Gorgias y El Banquete ofrecen impor-
tantes contribuciones a la teoría del signo. (Cf. Rodríguez Adrados, 1987).
El signo lingüístico: de la tríada clásica al binarismo 53
Símbolo Referente
Figura 1
Significado
Significante Cosa
Figura 2
DE LA NATURALEZA...
existiría más que una lengua” (1975, 80). Esto es, se pone de mani-
fiesto la “mismidad del significado”, a pesar de la pluralidad de las
lenguas (Blasco et al., 1999).
Y ésta parece ser la creencia de Platón cuando afirma: “Hay
una rectitud natural en los nombres, la misma para todos: griegos y
bárbaros” (383b). Esto es perfectamente justificable por su des-
precio a los pueblos bárbaros, actitud muy propia de los griegos. En
efecto:
Cada pueblo cree en la superioridad de su idioma... verdad que los
griegos no se aplicaron más que a la variedad que había entre los
diferentes dialectos helénicos, pero porque en general su interés ape-
nas sobrepasaba los límites de la Grecia misma (Saussure, 1980, 306).
Volviendo a la relación motivada, ¿cómo preservar esa motivación
en el tiempo?, ¿había o no había mutación en la forma del signifi-
cante? No cabe duda de que Platón advirtió estos cambios:
Feliz Hermógenes, no sabes que los primeros nombres están ya pues-
tos por los que han querido teatralizarlos, añadiendo y quitando
letras por eufonía trastornándolos de mil maneras, tanto por efectos
de adornos como por virtud del tiempo? En Kátoptron [espejo] ¿no
te parece desconcertante la introducción de la r? (414d)
El cambio de las formas de los significantes que Platón imputa al
embellecimiento y a la armonía, nos aproxima a la idea de cambio;
que varíen los sonidos nos lleva a la noción de diacronía. Pero esa
evolución sólo está relacionada con los sonidos en el tiempo:
Nada indica el que se indique eso mismo con unas u otras sílabas ni
que se añada o se quite alguna letra, mientras se mantenga la esencia
de la cosa manifestada por el nombre (393d).
...A LA CONVENCIÓN
Nombre Cosa
Figura 3
¿Cómo se explica esta conformación triangular? El nombre tradu-
ce, pinta, o, al menos, refleja una forma ideal de la esencia que
tenemos de las cosas. Observemos cómo se comportan los vérti-
ces. Hay una correspondencia directa entre la idea (significado) y
la cosa o los objetos que pertenecen a la realidad exterior; la esen-
cia o pensamiento de la cosa subsiste independientemente de que
la nominación (nombre-significante) varíe.
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Palabra Cosa
(vox) (res)
Figura 4
¿Cómo se relacionan los términos del triángulo? Según Manetti
(1993), entre las palabras (sonidos vocales, símbolos) y los concep-
tos (afecciones del alma) se establece una relación inmotivada y
convencional, que se refleja en las diferencias de escritura y de
signos vocales según las distintas lenguas y culturas. Ahora, entre
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las afecciones del alma (conceptos) y las cosas hay una relación
motivada, prácticamente icónica15.
Para este mismo autor, se podría cometer el error de equiparar
la convencionalidad de los elementos del lenguaje, sugerida por
Aristóteles, y la arbitrariedad del signo propuesta por Saussure; sin
embargo, esta equivalencia es improcedente por cuanto en Aristó-
teles la relación se da entre unidades lingüísticas y psíquicas, en
tanto que en Saussure se produce entre dos elementos de una enti-
dad lingüística. La idea no deja de ser tentadora, pero tiene sus
reparos: si vemos la semejanza en atención a la naturaleza de los
elementos notamos que, ciertamente, estos operan en diferentes
niveles; pero si nos situamos en la perspectiva de lo convencional y
arbitrario como ausencia de lazos naturales, tenemos que el parale-
lismo es válido.
En el proceso semiótico de la tríada, el referente constituye un
vértice fundamental, en el cual puede o no recaer el foco de aten-
ción. Sin embargo, Saussure y todos los semióticos inmanentistas
“expulsan” el objeto material y real de las reflexiones semióticas,
como veremos más adelante.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
17 Estos conceptos fueron aportados por los estoicos. Cf. Uitti (1977). En
este sentido, Saussure sería deudor de ellos más que de otros filósofos antiguos.
18 Se objeta que el término cosa encierra un sentido muy general e incluso
vacío, que en verdad no abarca la totalidad de las cosas reales. Cf. Black (1968).
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