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| F ‘Capitulo IV LA CAIDA DEL LIBERALISMO Es muy dificil realizar un andlisis racional del fenémeno de} Tazismo. Bajo la direccién de un lider que habla en tono ptico de conceptos tales como el poder 6 le destruccién del mi 40, y de un régimen sustentado en la Tepulsiva ideologia del odig facial, uno de los pafses cultural y econdmicamene més avanza_ dos de Europa planificé la guerra, desencadené wre conflagracién mundial que se Cobré las vidas de casi cincuenta millones de per. acing yPerPetrs atrocidades —que culminaron en ef asesinato "ae TaN Kershaw (1993, pp. 3-4) iMorir por la patria, por una idea! ... No, eso es una simple- 2a. Incluso en el frente, de lo que se trata es de matar = Mois ho es nada, no existe, Nadie puede imagi voluntad en otro hombre. De la carta de un joven voluntario de la Repiiblica Social fascista de 1943-1945 (Pavone, 1991, p. 431) I De todos los acontecimiento: s de esta era de las catastrofes, el que ne ine Mente impresion6 a los supervivientes del siglo xix {ue el hundimieno ¢ or valores ¢ instituciones de la izacion liberalcuyo progreso Heyal as sentado en aquel Siglo, al menos en las zonasdel mundo, Svan a ‘ctedi J que estaban avanzando. Esos valores implicaban el rechazo de la Escaneado con CamScanner LA CAIDA DEL LIBERALISMO 17 | gobierno autoritario, el _respeto del istema_constitucional con gobiemn sa rementc elegidos.y asambl sentativas que garantizaban el imperio every un conjunto aceptado de derechos y liberiades de Tos eludadanos no las libertades de expresiGn, de opiniémr y tke reunt6n Tos valores que Dian imperar en eF estado y én la sociedad eran Ta razdn, el debate pablico, educaci6n, la ciencia y cl perfeccionamiento (aunque no necesariamente la :fectibilidad) de la condicién humana. Parecfa evidente que esos valores pian progresado a lo largo del siglo y que debfan progresar atin mas. Des- é de todo, en 1914 incluso las dos Gltimas autocracias europeas, Rusia y quia, habfan avanzado por la senda del gobierno constitucional y, por su ¢, Irén habfa adoptado la constitucién belga, Hasta 1914 esos valores sélo ‘an rechazados, por elementos tradicionalistas como la Iglesia catélica, que vantaba barreras en defensa del dogma frente a las fuerzas de Ta moderni- jad, por algunos intelectuales rebeldes y profetas de la destruccién, proce- tes sobre todo de «buenas familias» y de centros acreditados de cultura parte, por tanto, de la misma civilizacién a la que se oponfan—, y por las juerzas de la democracia, un fenémeno nuevo y perturbador (véase La era | imperio). Sin duda, la ignorancia y el atraso de esas masas, su firme deci- 6n de destruir la sociedad burguesa mediante la revolucién social, y la irra- jonalidad latente, tan facilmente explotada por los demagogos, eran motivo alarma. Sin embargo, de esos movimientos democriticos de masas. quel que entrafiaba el peligro mds inmediato, el ista, defendfa, tanto en la teorfa como en Ta prictica, los valores de la razén, jencia, el progreso, la educacién y la libertad individual con tanta energia Pr a a ta La medalla conmemorati- ‘va del T° de mayo del Partido Socialdemécrata aleman exhibia en una cara la efigie de Karl Marx y en la otra la estatua de la libertad. Lo que rechaza- ban era el sistema econdmico, no el gobierno constitucional y los principios de convivencia, No hubiera sido Iégico considerar que un gobierno encabe- zado por Victor Adler, August Bebel o Jean Jaurés pudiese suponer el fin de la «civilizacién tal como Ja conocemos». De todos modes, un gobierno de tal naturaleza parecia todavfa muy remoto. Sin duda las instituciones de la democracia liberal habian progresado en la esfera politica y parecfa que el estallido de la barbarie ea LO14-19LS habia servido para acelerar ese progresd. Excepto en la Rusia sovienica, todos Jos regimenes de la posguerra, viejos ¥ nuevos, eran regimencs: parla- Mentarios representativos, incluso el de Turquia. En 1920, la Europa situa da al oeste de la frontera sovistica estaba ocupada en su totalidad pores tipo de estados, En efecto, el elemento basico del gobierno gooaiinucrona Jiberal, las elecciones para constituir asambleas representall vas ylo ne or Presidentes, se daba practicamente en todos los estadlos independioniss je la época. No obstante, hay que recordar que La mayor parte de esos esta ion) hallaban en Europa y en América, y que la tereera parte de la poblacién el mundo vivfa bajo el sistema colonial, Los dnicos paises ev los que no se Celebraron elecciones de ningiin tipo en el perfodo 1919-1947 (Etiopfa, Escaneado con CamScanner 118 LA ERA DE LAS CATASTROFES Mongolia, Nepal, Arabia Saudf y Yemen) eran f6siles politicos aislados, p, otros cinco paises (Afganistén, la China del Kuomintang, Guatemala, Para, guay y Tailandia, que se llamaba todavia Siam) sdlo se celebraron eleccig. nes en una ocasién, lo que no demuestra una fuerte inclinacién hacia Ig democracia liberal, pero la mera celebracién de tales elecciones evidencia cierta penetracién, al menos tedrica, de las ideas polfticas liberales. Por supuesto, no deben sacarse demasiadas consecuencias del hecho de que se celebraran elecciones, o de la frecuencia de las mismas. Ni Iran, que acudié seis veces a las urnas desde 1930, ni Irak, que lo hizo en tres ocasiones, podfan ser consideradas como bastiones de la democracia. A pesar de la existencia de numerosos regimenes electorales representa- tivos, en los veinte afios transcurridos desde la «marcha sobre Roma» de Mussolini hasta el apogeo de las potencias del Eje en la segunda guerra mun- dial se registré un retroceso, cada vez mas acelerado, de las instituciones politicas liberales. Mientras que en 1918-1920 fueron disueltas, o quedaron inoperantes, las asambleas legislativas de dos pafses europeos, ese numero aumenté a seis en los ajios veinte y a nueve en los ajios treinta, y la ocupa- cidn alemana destruy6 el poder constitucional en otros cinco paises durante la segunda guerra mundial. En suma, los tinicos pafses europeos cuyas insti- tuciones politicas democrdticas funcionaron sin solucién de continuidad durante todo el perfodo de entreguerras fueron Gran Bretafia, Finlandia (a duras penas), Irlanda, Suecia y Suiza. En el continente americano, la otra-zona del mundo donde existfan estados independientes, Ia situacién era mas diversificada, pero no reflejaba un avan- ce general de las instituciones democraticas. La lista de estados sélidamente constitucionales del hemisferio occidental era pequefia: Canadé, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos y la ahora olvidada «Suiza de América del Su, y su tnica democracia real, Uruguay. Lo mejor que puede decirse es que en el perfodo transcurrido desde la conclusién de la primera guerra mundial hasta la de la segunda, hubo corrimientos hacia la izquierda y hacia la derecha. En cuanto al resto del planeta, consistente en gran parte en dependencias colo- niales y al margen, por tanto, del liberalismo, se alejé atin mds de las consti- tuciones liberales, si es que las habfa tenido alguna vez. En Japén, un régimen moderadamente liberal dio paso a otro militarista-nacionalista en 1930-1931. Tailandia dio algunos pasos hacia el gobierno constitucional, y en cuanto a Turqufa, a comienzos de los afios veinte subié al poder el modernizador mili- tar progresista Kemal Atatiirk, un personaje que no parecfa dispuesto a per mitir que las elecciones se interpusieran en su camino. En los tres continentes de Asia, Africa y Australasia, s6lo en Australia y Nueva Zelanda estaba s6li- damente implantada la democracia, pues la mayor parte de los surafricanos quedaban fuera de Ja constitucién aprobada para los blancos. __ En definitiva, esta era de las catdstrofes conocid un claro retroceso del liberalismo politico, que se acelerd notablemente cuando Adolf Hitler asu- mié el cargo de canciller de Alemania en 1933, Considerando el mundo en su conjunto, en 1920 habfa treinta y cinco o mds gobiernos constitucionales Escaneado con CamScanner Fe ] LA CAIDA DEL LIBERALISMO 119 elegidos (segdin como se califique a algunas re an 1938, diecisiete, y en 1944, aproximad: mundial era clara. Tal vez convenga recordar que en ese perfodo la amenaza para las insti tuciones liberales procedfa exclusivamente de la derecha, dado que entre 1945 y 1989°se-daba por sentado que procedfa esencialmente del : mo. Hasta entonces el término «totalitarismo», inventado como descripcién o autodescripcién, del fascismo italiano, practicamente sdlo se aplicaba a ese tipo de regimenes. La Rusia soviética (desde 1923, la URSS) estaba aislada y no podia extender el comunismo (ni deseaba hacerlo, desde que Stalin subi al poder). La revolucién social de inspiracién leninista dejé de pro- pagarse cuando se acallé la primera oleada revolucionaria en el perfodo de posguerra. Los movimientos socialdemécratas (marxistas) ya no eran fuerzas subversivas, sino partidos que sustentaban el estado, y su compromiso con la democracia estaba mis alld de toda duda. En casi todos los pafses, los mo- vimientos obreros comunistas eran minoritarios y allf donde alcanzaron fuerza, o habian sido suprimidos o Jo serfan en breve. Como lo demostré Ja segunda oleada revolucionaria que se desencaden6 durante y después de la segunda guerra mundial, el temor a la revolucién social y al papel que pudie- ran desempefiar en ella los comunistas estaba justificado, pero en los veinte afios de retroceso del liberalismo ni un solo régimen democratico-liberal fue desalojado del poder desde Ta izquierda." ET peligro procedfa exclusivamente pha bean a de la derecha, una que no sdlo era una amenaza para el gobierno constitucional y representativo, sino una amenaza ideolégica para la civih- Zacion liberal como tal, y un movimiento de posible alcance mundial, para el cual la etiqueta de «fascismo», aunque adecuada, resulta insuficiente. Es insuficiente porque no todas las fuerzas que derrocaron regimenes liberales eran fascistas. Es adecuada porque el fascismo, primero en su forma italiana original y luego en la versién alemana del nacionalsocialismo, inspi- 16 a otras fuerzas antiliberales, las apoy6 y dio a la derecha internacional una confianza histérica. En los afios treinta parecfa la fuerza del futuro. Como ha afirmado un experto en Ja materia, «no es fruto del azar que... los dictado- Tes mon4rquicos, los burécratas y oficiales de Europa oriental y Franco (en Espafia) imitaran al fascismo» (Linz, 1975, p. 206). = a Las fuerzas que derribaron regimene: liberales democrat 9 ip a oe tipos, dejando a un lado el sistema tradicional del golpe mle smplea i Latinoamérica para instalar en el poder a dictadores 0 on pe x , il una ideologfa determinada. Todas eran contrarias & la revol ue a ee la rafz de todas ellas se hallaba una reaceidn contra la subve! i caries orden social operada en 1917-1920. Todas eran aT 2 por faz0" instituciones polfticas liberales, aunque en ocasiones lo fuera publicas latinoamericanas), ‘amente una docena. La tendencia Escaneado con CamScanner Il Hay que referirse ahora alos movimientos a los que puede darse Con pro. piedad el nombre de fascistas. El primero de ellos es el italiano, que dip nombre al fenédmeno, y que fue la creacién de un periodista Socialista Tene. gado, Benito Mussolini, cuyo nombre de pila, homenaje al Presidente mej. cano anticlerical Benito Juarez, simbolizaba el apasionado antipapismo de sy Romaiia nativa. El propio Adolf Hitler reconocié su deuda para con Musso. lini y le manifesté su respeto, incluso-cuando tanto él como la Italia fascista demostraron su debilidad e incompetencia en: Ja segunda guerra mundial. 4 cambio, Mussolini tomé de Hitler, aunque en fecha tardja, €l antisemitismo 2. Esta doctrina se plasmé en la encfclica Rerum Novarum;, que se complementé cuarenta afios mds tarde —en medio de Ja Gran Depresi6n,-lo cual-no es fruto de la casualidad— con |2 Quadragesimo Anno. Dicha enciclica continda siendo'la columna vertebral de la politica social de la Iglesia, como lo confirma la enciclica del papa Juan Pablo II Centesimus Annus, publicada en 1991, en el centenario de la Rerum Novarum. Sin embargo, el peso concreto de su condena hz variado segiin los contextos politicos. Escaneado con CamScanner LA CAIDA DEL LIBERALISMO 123 habia-estado ausente de su movimiento hasta 1938, y de la historia de a desde su unificacién.’ Sin embargo, el fascismo italiano no tuvo un 1a exito internacional, a pesar de que intenté inspirar y financiar movi- rentOS similares en otras partes y de que ejercié una cierta influencia en fugares inesperados, por ejemplo en Vladimir Jabotinsky, fundador del «revi- sionismo» sionista, que en los afios setenta ejercié el poder en Israel con Menahem Begin. ss De no haber mediado el triunfo de Hitler en Alemania en los primeros meses de 1933, el fascismo no se habria convertido en un movimiento gene- ral. De hecho, salvo el italiano, todos los movimientos fascistas de cierta importancia se establecieron después de la subida de Hitler al poder. Desta- can entre ellos el de los Flecha Cruz de Hungria, que consiguié el 25 por 100 de los sufragios en la primera votacién secreta celebrada en este pafs (1939), y el de la Guardia de Hierro rumana, que gozaba de un apoyo atin mayor. Tampoco los movimientos financiados por Mussolini, como los terroristas croatas ustachd de Ante Pavelic, consiguieron mucho-ni se fascistizaron ideolégicamente hasta los ajios treinta, en que algunos de ellos buscaron ins- piracién y apoyo financiero en Alemania. Ademés, sin el triunfo de Hitler en Alemania no se habria desarrollado la idea del fascismo como movimiento universal, como una suerte de equivalente en la: derecha del comunismo internacional, con Berlin como su Moscd. Pero de todo ello no surgié un movimiento sélido, sino tan sdlo algunos colaboracionistas ideolégicamente motivados en la Europa ocupada por los alemanes. Sin embargo, muchos ultraderechistas tradicionales, sobre todo en Francia, se negaron a cooperar con los alemanes, pese a que eran furibundos reaccionarios, porque ante todo eran nacionalistas. Algunos incluso participaron en la Resistencia. Si Alema- nia no hubiera alcanzado una posicién de potencia mundial de primer orden, en franco ascenso, el fascismo no habria ejercido una influencia importante fuera de Europa y los gobernantes reaccionatios no se habrian preocupado de declarar su simpatfa por el fascismo, como cuando, en 1940, el portugués Salazar afirmé que él y Hitler estaban «unidos por la misma ideologfa» (Del- zell, 1970, p. 348). No es facil decir qué era lo que desde 1933 tenfan en comiin las dife- Tentes corrientes del fascismo, aparte de la aceptacién de la hegemonia ale- Mana. La teorfa no era el punto fuerte de unos movimientos que predicaban la insuficiencia de la razon y del racionalismo y la superioridad del instinto y de la voluntad., Atrajeron a todo tipo de tedricos reaccionarios en paises Con una activa vida intelectual conservadora —Alemania es un ejemplo des- 3. cto it En honor a los compatriotas de Mussolini hay que decir que durante la guerra el ejér- Frangig 0 5° 2286 taxativamente, en las Zonas que ocupaba, y especialmente en el sureste de tdministe cn eS judlos a los alemanes, 0 a cualquier otro, para su exterminio. Aunque la Jc toe Stci6n italiana mostr6 escaso celo a este respecto, lo cierto es que murieron la mitad 8 miembros de la pequefia comunidad judia italiana, si bien algunos de ellos encontraron \ . sea . omateme en la lucha como militantes antifascistas y no como victimas propiciatorias (Stein- 1990; Hughes, 1983), Escaneado con CamScanner 124 LA ERA DE LAS CATASTROFES tacado de ello—, pero éstos eran mas bien elementos decorativos « turales del fascismo. Mussolini podfa haber prescindido Perfectam Ue estry. filésofo Giovanni Gentile y Hitler probablemente ignoraba —y Pra dey ado saberlo— que contaba con el apoyo del filésofo Heide, © habriy es posible tampoco identificar al fascismo con una forma concreta di er No nizacién del estado, el estado corporativo: la Alemania nazi perdig 047% mente interés por esas ideas, tanto més en cuanto entraban en conflict. co €l principio de una tinica ¢ indivisible Volksgemeinschajt 0 comunidag sn pueblo, Incliso un elemento aparentemente tan crucial como ¢| tacisna estaba ausente, al principio, del fascismo italiano. Por otra parte, coma hemos visto, el fascismo compartfa el nacionalismo, el anticomunismo, a antiliberalismo, etc., con otros clementos no fascistas de la derecha, Ajgy. nos de ellos, en especial los grupos reaccionarios franceses no fascistas compartfan también con él la concepcién de Ia politica como violencia callejera. La principal diferencia entre la derecha fascista y la no fascista era que la primera movilizaba a las masas desde abajo. Pertenecfa a la era de la politi- ca democrética y popular que los reaccionarios tradicionales rechazaban y que los paladines del «estado orgdnico» intentaban sobrepasar, El fascismo se complacfa en las movilizaciones de masas, y las conservé simbélicamen- te, como una forma de escenograffa politica —las concentraciones nazis de Nuremberg, las masas de la Piazza Venezia contemplando las gesticulaciones de Mussolini desde su balc6n—, incluso cuando subié al poder; lo mismo cabe decir de los movimientos comunistas. Los fascistas eran los revolucio- narios de la contrarrevoluci6n: en su ret6rica, en su atractivo para cuantos se consideraban victimas de la sociedad, en su Ilamamiento a transformarla de forma radical, e incluso en su deliberada adaptacién de los simbolos y nom bres de los revolucionarios sociales, tan evidente en el caso del «Partido Obrero Nacionalsocialista» de Hitler, con su bandera roja (modificada) y | inmediata adopcién del 1.° de mayo de los rojos como fiesta oficial, en 1933 Andlogamente, aunque el fascismo también se especializd en la retonea del retorno del pasado tradicional y obtuvo un gran apoyo entre aquellos que habrian preferido borrar e! siglo anterior, si hubiera sido posible, Ho era eae uibay a tradicionalista del estilo de los carlistas de Me rita a” ane yuo s Feanco sn Ja guerra civil, o de las campaias de Gurhi 0 cipacién liberal - ie ' onal . to cual es otra cuestion. Denuneiaba li e rl hijor— y dewenaie oe ‘ lebfa peeraanocor en el hogar y dar a ie . especilnente dl ae, tsiona inftuencia de cultura mens» Hes tldaban de sbolchevismo eullurai yi ae nectar ie aay ke Principals movinieney cultural y de degeneraalo, Sin embargo. 1 10s guardlanes histone net iano y eb alenin — no recut Antes al vonttarios ance orden conservador, lat Iglesia y Ka monaryul tolalmonts nos OM suplantarlos por un principio de lidertss armado en el hombre hecho a sf mismo y legitimade Por Escaneado con CamScanner rem | LA CAIDA DEL LIBERALISMO 125 el apoyo 4 las masas, y por unas ideologias —y en ocasiones cultos— de caracter laico. vid ; El pasado al que apelaban era un artificio. Sus tradiciones eran inventadas. EI propio racismo de Hitler no era ese sentimiento de orgullo por una ascen- dencia comin, pura y no interrumpida que provee a los genealogistas de encargos de norteamericanos que aspiran a demostrar que descienden de un yeoman de Suffolk del siglo XVI. Era, mds bien, una elucubraci6n posdarwi- niana formulada a finales del siglo xrx, que reclamaba el apoyo (y, por des- gracia, Jo obtuvo frecuentemente en Alemania) de la nueva ciencia de la gené- tica 0, mas exactamente, de la rama de la genética aplicada («eugenesia») que sofaba con crear una superraza-humana mediante la reproduccién selectiva y Ja climinacién de los menos aptos. La raza destinada a dominar el mundo con Hitler ni siquiera tuvo un nombre hasta 1898, cuando un antrop6logo acufié el término «nérdico». Hostil como era, por principio, a la Tustracién y a la revo- lucion francesa, el fascismo no podfa creer formalmente en la modernidad y en el progreso, pero no tenfa-dificultad en combinar un conjunto absurdo de creencias con la modérnizacién tecnoldgica en la practica, excepto en algunos casos en que paralizo la investigacién cientffica bésica por motivos ideol6- gicos (véase el capitulo XVIII). El fascismo triunf6 sobre el liberalismo al proporcionar la prueba de que los hombres pueden, sin dificultad, conjugar unas creencias absurdas sobre-el riundo con un dominio eficaz de la alta tec- nologfa contempordnea. Los afios finales del siglo xx, con las sectas funda- mentalistas que mariejan las-armas.de la televisién y de-la colecta de fondos programada por ordenador, nos: han familiarizado més con este fenédmeno. Escaneado con CamScanner

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