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Reseñas

Manuel Alcántara, en el estudio de los partidos durante el siglo


¿Instituciones o máquinas XX y se propone un modelo analítico para la
ideológicas? observación de sus unidades de análisis. Ese
Origen, programa y organización de modelo está integrado por tres dimensiones
los partidos latinoamericanos que tienen un componente sistémico y uno
ICPS, Barcelona, 2004, 320 páginas. estructural: la dimensión origen; la dimensión
programa y la dimensión organizativa interna.

E
n América Latina, el estudio de los El origen constituye una de las cuestiones cen-
partidos políticos ha estado concen- trales en el análisis de los partidos, toda vez
trado en aspectos bastante distintos a que, como señaló Duverger, los primeros pa-
los relacionados con la organización y el fun- sos de una organización dejan huella en el de-
cionamiento interno. El interés de los investi- sarrollo organizativo posterior. El programa es
gadores por lo que ocurre dentro de las agru- un elemento que ayuda a integrar a los miem-
paciones es reciente. Los primeros trabajos bros del partido y que en un eje de formaliza-
datan de 1990 cuando diferentes politólogos ción permite conocer el grado de coherencia
comenzaron a abordar a los partidos como interna del mismo. La organización incluye
organizaciones, siguiendo las premisas de au- tres elementos: el liderazgo, la manera en que
tores clásicos respecto a los partidos europeos el partido se vincula con otras organizaciones
y norteamericanos. En esa línea es que, a par- y el modo en que se organiza. Finalmente, se
tir de 1997, Manuel Alcántara inició una in- presentan una serie de conclusiones respecto
vestigación de carácter comparado que tenía al funcionamiento de los partidos, acompaña-
como objetivo explorar cómo funcionaban das de anexos ricos en datos y análisis estadís-
las organizaciones partidistas de 17 países de ticos, en los que se exponen el material empí-
la región. rico que sostiene la argumentación teórica y
Tras la presentación de los resultados ini- los resultados de la investigación.
ciales de esa investigación, que se centró en En relación a la primera dimensión, se sos-
un nivel analítico-descriptivo, el profesor tiene que entre los partidos latinoamericanos
continuó trabajando para intentar compren- se encuentran algunos que nacieron en el
der, primero, los factores que explican las di- mismo momento que los europeos del siglo
ferencias organizativas de los partidos latinoa- XIX. Es más, la mitad de los partidos relevan-
mericanos; segundo, explorar la posibilidad tes en la década de 1990 se crearon hace más
de construir tipologías de partidos y, tercero, de un cuarto de siglo. Muchos debieron supe-
incorporar a estos partidos como unidades de rar incluso períodos de clandestinidad, auto-
observación de los trabajos más amplios de la ritarismo y violencia política, lo cual supuso
política comparada. Estos constituyen los ob- un reto mayor al de vivir en democracia.
jetivos de su último libro, donde se exponen Otros han supuesto la inclusión de grupos so-
los resultados de las investigaciones realizadas ciales que hasta antes de su creación estaban
sobre 63 partidos que eran relevantes para el excluidos del juego político. Pero la mayoría
año 2000, seleccionados a partir de una com- surgió como consecuencia del reto electoral.
binación de criterios como su peso electoral, Si bien hubo partidos de corte revolucionario
su implantación territorial y su capacidad de o producto de situaciones de protesta contra
chantaje. dictaduras, la mayor parte de ellos nacieron
La obra se encuentra estructurada en cinco para competir en las elecciones.
partes. Tras la introducción, se presenta la evo- Respecto a la segunda dimensión, los par-
lución de las líneas temáticas más importantes tidos cuentan con programas más o menos

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estructurados, conocidos y valorados por sus de turno. Alcántara sostiene que en el univer-
miembros y posicionados en tres grandes ejes: so de partidos latinoamericanos pueden en-
la política económica, en cuanto al eje neoli- contrarse ejemplos de ambas categorías y que
beralismo-estatismo; el posicionamiento de estas pueden ubicarse en un continuo de ma-
los miembros en relación a la diferencia entre yor a menor institucionalización. En cual-
conservadurismo y progresismo y, finalmen- quier caso, aunque funcionen como institu-
te, con relación al ámbito internacional, la ciones o como máquinas electorales, lo más
proclividad hacia la integración regional y la relevante es que la ideología juega un papel
globalización. La investigación consigue mos- central, toda vez que supone valores que dan
trar cómo la competencia intrapartidista se sentido a la política, motiva la acción y ayuda
estructura en torno a estas tres cuestiones, a los electores a discriminar a unos partidos
que tienen una importante relación con la de otros. Este es un aporte clave de la investi-
posición en el eje izquierda-derecha. Salvo gación, ya que gran parte de la literatura ha
Paraguay, donde los partidos se ubican en el desestimado su vigencia. La ideología y la or-
mismo espacio, el resto de los casos muestran ganización importan. Y eso es algo que todos
el alto grado de competencia y altos niveles de aquellos que estudian el comportamiento de
polarización (Argentina, El Salvador, Guate- los partidos latinoamericanos no pueden (ni
mala, Nicaragua y Uruguay). deben) ignorar.
En cuanto a la última dimensión, la ma-
yoría de los partidos cuentan con recursos
materiales y humanos para llevar a cabo sus Flavia Freidenberg
metas, se encuentran asentados en gran parte Universidad de Salamanca
del territorio nacional a partir de oficinas pro- * flavia@usal.es
pias (o de sus dirigentes) y realizan de mane-
ra más o menos regular algún tipo de activi-
dad organizativa, fundamentalmente en épo-
ca electoral. Aún cuando es cierto que hay ca-
sos en los que no existe ningún tipo de orga-
nización; hay un grupo significativo donde el
grado de estructuración organizativa es alto.
En algunos de estos casos simplemente por-
que muchos de esos recursos son informales.
Algunas organizaciones subsisten porque son
sus candidatos, con sus recursos, los que lle-
van a cabo las tareas básicas de la competen-
cia electoral. Estos recursos son los que nor-
malmente no se ven (no están escritos) pero
también son los que desmienten la visión de
estructuras partidistas débiles.
Finalmente, el autor despeja una de las
dudas centrales que da origen al título de la
obra, esto es, si los partidos son instituciones
políticas o, simplemente, máquinas electora-
les que sirven de instrumento para los intere-
ses de un líder carismático y/o una camarilla

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de Julián López García. Por supuesto, es una


pequeña muestra de la diversidad de enfoques
que tiene el libro y de la riqueza del análisis
sobre la identidad indígena (desde el territo-
rio, la cultura, la lengua y la historia).
A pesar de la diferencia de temáticas abor-
dadas, los autores plantean como punto de
entrada la importancia de los movimientos
indígenas en su proceso de transformación
en movimientos sociales, sin abandonar los
proyectos culturales. La mayoría de los movi-
mientos indígenas se hacen visibles en la es-
cena política nacional en las dos últimas dé-
cadas del siglo XX y parten de reivindicacio-
nes sociales para poco a poco ir asumiendo
las étnico-culturales. Ivon Le Bot señala que
este paso a la política no siempre ha sido exi-
toso para los movimientos indígenas (por
ejemplo, el caso de la crisis del katarismo bo-
Perla Petrich, editora liviano) y que tampoco hay que dejarse llevar
Identités: Positionnements des por cierta especie de “ilusionismo democráti-
groupes indiens en Amérique Latine, co” por el cual lo que plantean los líderes e
Les Cahiers ALHIM, Amérique Latine His- intelectuales indígenas es lo que piensan y
toire et Memoire, 2004, Université Paris 8. quieren las bases. Es más, nos advierte de los
peligros de los planteamientos radicales de
Texto completo disponible en: http://alhim- ciertos intelectuales indianistas que “se aíslan
.revues.org/sommaire351.html (artículos en en un discurso antioccidental etéreo y deli-
español y francés) rante” (p.29), al igual que el comportamien-
to de ciertas elites indígenas educadas que
Este libro recoge quince artículos sobre la “acaparan el poder local y se transforman en
cuestión indígena en América Latina, recopi- nuevos caciques” (p.31).
lados y presentados por Perla Petrich de la No obstante estas limitaciones, el autor
Universidad de Paris 8. Los artículos abordan acepta que la acción política de los movi-
el tema de las identidades tanto del Área An- mientos indígenas es democrática en tanto
dina como de Centroamérica y el Cono Sur. busca construir una sociedad civil en donde
Dadas las limitaciones de espacio, me limita- se recojan las demandas sociales, étnicas y
ré a comentar únicamente tres artículos que culturales en una alianza con otros sectores
se refieren a la construcción de la identidad sociales y no en la ruptura o bloqueo de la so-
étnica. Estos son: “El giro histórico de la ciedad nacional. Entre líneas, el autor señala
cuestión indígena en América Latina” de que la consolidación de los derechos étnicos y
Yvon Le Bot, “Indios, quechuas o campesi- culturales no puede realizarse en un contexto
nos? A propósito de las comunidades que- de aislamiento social, sino en uno de alianzas
chuahablantes de los Andes sur peruanos” de con otros sectores sociales no indios; la iden-
Valérie Robin y “El mundo al revés: sobre la- tidad indígena debería ser parte de la identi-
dinos que quieren ser mayas en Guatemala” dad nacional.

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En el caso del Perú, el abordaje de la cues- Robin termina señalando muy acertada-
tión indígena siempre ha sido problemático. mente que es en la comunidad en donde se
Al introducir la definición homogenizante de estaría fraguando los rasgos más importantes
“campesino” para el productor rural sea indio de la identidad: el territorio comunitario, la
o no, se ha producido una identificación dife- memoria social sobre el territorio, los sitios
rente de lo étnico que no necesariamente pasa arqueológicos, la importancia simbólica, las
por la dimensión indígena. Valérie Robin ha- fiestas, etc. La identidad no es una cosa dada,
ce un análisis histórico de la emergencia del cosificada, sino que es el fruto de “produccio-
término “campesino” y el abandono del térmi- nes históricas complejas y en perpetua evolu-
no “indígena”. La importancia de la reforma ción” (p.43).
agraria impulsada por Velasco Alvarado a fines Las identidades étnicas no siempre se re-
de la década del 60 y la substitución de la co- crean en el contexto de comunidades cerradas
munidad indígena por la comunidad campe- y reacias al cambio. El interesante estudio so-
sina, respondería a una demanda ciudadana bre los indios mayas de Guatemala, parece se-
de los indígenas para eliminar la discrimina- ñalar nuevas pistas de interpretación. El gus-
ción social que existía bajo el régimen de ha- to por la apertura y el cambio parece ser la ex-
cienda. “Este apelativo de campesino parece plicación de modelos familiares inestables, al-
cerrar la época donde los términos indígena o ta movilidad espacial, alta volatilidad política
indio señalaban una relación de subordina- e inestabilidad religiosa. López García plantea
ción frente a los miembros de la oligarquía la- que incluso la identidad étnica podría ser un
tifundista y marcaban su exclusión de la socie- lastre más que un beneficio para los mayas
dad nacional” (p. 39). En el imaginario de los “ch´ortis” de Guatemala a quienes les gusta
indios peruanos, el término indio es un térmi- siempre “andar probando” en casi todos los
no degradante, por ello prefieren el de campe- ámbitos de la vida familiar y comunal. Esta
sino, que en cambio es degradante para los ac- actitud existencial de los mayas les lleva a ex-
tuales propietarios de haciendas modernas. perimentar incluso su transformación en ladi-
La identidad india, según Robin, no se nos, sin perder su propia identidad. El autor
concentra en el uso del quechua o del idioma señala con mucha certeza que habría que con-
nativo, pues en los Andes del sur casi toda la siderar “la identidad no en términos esencia-
población urbana y rural conoce y utiliza este les sino relacionales, no en términos absoluta-
idioma. En realidad, señala este autor, el que- mente férreos sino como una realidad absolu-
chua señala específicamente una lengua que tamente dinámica: sometida no sólo a recons-
no es base para plantear la existencia de una trucciones parciales y continuas debidas a
etnia quechua. A pesar de los intentos de las procesos históricos sino también a negocia-
elites urbanas por reinvindicar la existencia de ciones y reinvenciones protagonizadas por
una Nación Quechua, “esta referencia exóge- pequeños grupos e incluso por individuos” (p
na no tiene sentido para la población intere- 161-162).
sada y solo las personas exteriores a la comu- López García se encontró en su trabajo de
nidad campesina aparecen eventualmente co- campo con un campesino ladino que le pre-
mo los portadores de una tal identidad que- guntó “¿Qué tenemos que hacer para ser ma-
chua” (p.41). Afirmación que no deja de sor- yas?”. Pregunta que implicaba no sólo el he-
prender sobre todo en un contexto como el cho de que los mayas habían adquirido un
ecuatoriano, en donde muy fácilmente se ha mayor reconocimiento social y político sino
pasado sin mayor discusión del idioma a la el hecho de que ser ladino pobre significaba
identidad étnica. estar en lo más bajo de la escala social. Como

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lo puntualiza muy bien el autor: “el campesi- rar reacciones aislacionistas muy peligrosas
no ladino de los Vados adivina que por el ca- para el futuro del movimiento indígena. La
mino que van las cosas ellos, los ladinos po- mayoría de los estudios presentados en este
bres podrían ser los únicos indios de Guate- volumen cuestionan la definición de una
mala. Y por el camino que van las cosas ellos identidad substancial que no se ha modifica-
prefieren ser mayas antes que ladinos-indios” do desde la conquista pues, en realidad, lo
(p.162). que existe son manifestaciones plurales, hete-
En fin, un libro sugerente que lleva al lec- rogeneidades antes que homogeneidades. Co-
tor por los vericuetos sorprendentes de lo “ét- mo bien señala Perla Petricht, la identidad
nico” en América Latina, que no se adapta a debe entenderse como proceso, lo que signi-
definiciones esencialistas ni a formalizaciones fica “adaptaciones, reajustes e incluso cam-
doctas. Las identidades étnicas necesariamen- bios definitivos” (p.14). Para el caso ecuato-
te deben ser contextualizadas en las múltiples riano este planteamiento es importante en la
sociedades latinoamericanas y responden a un medida en que la identidad indígena sobre
diálogo que empieza tomar una característica todo en la Sierra ha sufrido influencias y mo-
nueva, pues ya no se da en el plano de la su- dificaciones debido a la cercanía del “hinter-
bordinación sino en el de la revalorización de land” urbano y de la economía de mercado.
lo indígena como producto de nuevos posi- Esto se puede observar sin necesidad de ser
cionamientos tanto en el campo económico antropólogo en las manifestaciones diversas
como en el político y cultural. de la cultura juvenil de las comunidades indí-
Para el caso ecuatoriano, y en especial pa- genas, un tema poco analizado pero funda-
ra los intelectuales indígenas, la lectura de es- mental para entender qué significa ser indio
te libro aportaría a una renovación del discur- en el siglo XXI.
so identitario, en la medida en que en la po-
lítica moderna se acude fácilmente a visiones Luciano Martínez Valle
culturalistas y esencialistas que pueden gene- Profesor –Investigador de FLACSO

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ceptual del populismo, y su aporte radica más


bien en los análisis concretos de las denomi-
nadas experiencias populistas y en una serie
de interrogantes que esos casos generan, las
mismas que en un futuro pueden dar pie a
nuevas investigaciones. En su artículo, Carlos
de la Torre se plantea como objetivo discutir
temas que no estarían saldados en los debates
clásicos sobre el populismo y que sin embar-
go están presentes en los nuevos trabajos so-
bre el tema: a) la relación entre líder y segui-
dores, b) los diferentes usos de la categoría
“pueblo” y c) las relaciones entre populismo y
democracia liberal. De la Torre cuestiona
aquellas visiones basadas en las teorías de la
sociedad de masas que miran a los seguidores
populistas como irracionales, informales, de-
Kart Weyland, Carlos de la Torre, sorganizados; propone mirar a las “masas” no
Gerardo Aboy, Hernán Ibarra, sólo como actores racionales instrumentales
Releer los populismos, integrados a las estructuras partidistas o como
CAAP, 2004,Quito. actores organizados en redes para acceder a
recursos vitales, sino también “como la gente
Un fantasma recorre América común entiende la política y por qué apoyan
Latina, el populismo a los lideres neopopulistas”. Una de las carac-
terísticas del discurso político es la construc-

E
l libro editado por el Centro Andino ción maniquea de pueblo versus oligarquía.
de Acción Popular (CAAP) viene a su- Se trata de una lucha que condensa el corte
marse a la relativamente gran biblio- étnico y clasista que atraviesa la sociedad
grafía sobre el populismo latinoamericano y ecuatoriana, lo cual trae algunas consecuen-
en menor medida ecuatoriano. Pero la pre- cias: a) en un primer momento (los años cua-
gunta que surge de inmediato es qué puede renta) el pueblo estaba constituido por los
aportar esta compilación al debate sobre un mestizos y cholos pobres que se enfrentaban a
fenómeno que acaparado buena parte de la la aristocracia; a partir de los ochenta y sobre
atención de las ciencias sociales y, más aún, todo los noventa (en coincidencia con el pro-
cuál es su aporte frente a un concepto polisé- tagonismo del movimiento indígena), el pue-
mico y hasta evanescente. Si la idea era que blo que se enfrenta a la oligarquía es redefini-
los textos recopilados den cuenta de la “ambi- do, ahora esta compuesto por negros, montu-
güedad” del concepto de populismo y por fin bios y sobre todo indígenas. b) Si “el pueblo”
propongan una nueva caracterización que enfrenta a la oligarquía, el campo de batalla
termine con el caos conceptual que es propio no sólo esta en el sistema de representaciones,
de dicho fenómeno, podemos afirmar que no sino también en las calles, en las plazas, en lo
se ha cumplido con el objetivo. Sin embargo, simbólico, entonces, para el pueblo la demo-
cabe pensar que, con excepción del artículo cracia no se reduce a las instituciones libera-
de Kurt Weyland, los autores no pretenden les. Ahora bien, pueblo y oligarquía son cons-
terminar con la “anarquía” y el desorden con- tructos discursivos, por lo tanto, históricos y

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cambiantes, y reflejan de alguna manera el ti- un lenguaje clasista y otro propio de una so-
po de relaciones y las luchas sociales presentes ciedad estamental? ¿En el discurso de grupos
en una época determinada; constituyen estra- medios y sectores populares, el lenguaje cla-
tegias para la participación política. Final- sista subsumía al lenguaje estamental (propio
mente, De la Torre plantea un símil intere- de una matriz colonial)? Es más, ¿qué tipo de
sante entre los denominados nuevos y viejos discurso construyeron las elites?
populismos y las democracias delegativas (co- Con respecto al CFP, Hernán Ibarra ano-
mo las llama O’Donnell 1994). En ambos ca- ta la carencia de estudios no sólo a nivel de es-
sos se trata de regímenes cuya legalidad y ac- te partido sino con respecto a una historia po-
ción no se basan en las reglas democráticas. lítica regional. El CFP surge en un contexto
A mi modo de ver, De la Torre deja abier- de crecimiento de la economía costeña y al
tas varias pistas para futuras investigaciones, mismo tiempo de fortalecimiento del aparato
por ejemplo, cómo se construye y reconstru- estatal. El autor sugiere que el discurso popu-
ye la categoría de oligarquía. Si en los años lista llegó a la población a través de la radio-
cuarenta los oligarcas eran los “pelucones”, difusión. El eje del discurso del CFP era la
¿quiénes son ahora los oligarcas en el discur- defensa de intereses regionales, oposición al
so populista?1 ¿Cómo los seguidores populis- Estado central y reivindicación del “hombre
tas perciben el mensaje del líder? ¿Cuál es la de la calle”.
relación entre neopopulismo y democracia En cuanto al populismo de Bucaram,
delegativa? Hernán Ibarra muestra como el PRE, con un
En su artículo, “El populismo en la políti- asentamiento local, se expande por el país
ca ecuatoriana contemporánea”, Hernán Iba- gracias a la difusión de algo que podríamos
rra da cuenta del debate sobre el populismo denominar “cultura costeña” (creo que en
en la academia latinoamericana y ecuatoriana realidad debería hablarse de culturas, en plu-
(por ejemplo, retoma el ya famoso debate ral), una incorporación muy particular del
Cueva-Quintero). Analiza el populismo ve- discurso de la izquierda (e incluso de concep-
lasquista, el de Concentración de Fuerzas Po- tos multiculturales), la creación de redes in-
pulares (CFP), y el populismo de Bucaram. formales de captura del voto, la desinstitucio-
Su trabajo tiene como punto central “situar nalización democrática, el ascenso del merca-
las relaciones entre las bases sociales, el lide- do y el declive del estado y el copamiento de
razgo y los discursos generados en un proceso la esfera política por el espectáculo y el depor-
político”. Basándose en los aportes de Laclau, te. A mi modo de ver, uno de los puntos más
el autor señala que la construcción pueblo- interesantes planteados por Ibarra es sobre
oligarquía que realizó Velasco Ibarra deja en-
trever la construcción de una nueva identidad 2 Una investigación que va en el mismo sentido es la
donde el lenguaje de castas y clases se disuel- desarrollada por Alexei Páez quien señala que en la
década de los veinte la “clase obrera” -casi inexistente-
ve en una identidad mucho más genérica, no tenía un discurso moderno, teórico o articulado.
pueblo2. Lo que predominaba no era un discurso proletario-
Las preguntas que se plantea Ibarra abren marxista sino una abigarrada mezcla de concepciones
vetas interesantes de análisis: ¿cómo los secto- milenaristas, redentistas, míticas, anarquistas, utópi-
cas, etc. que conformaron lo que el autor ha denomi-
res medios y los grupos populares articulan nado “protosocialismo”, una elaboración conceptual y
un discurso que contiene al mismo tiempo discursiva en la que el discurso gremial popular se
apropió de algunos elementos del discurso teórico
1 En el discurso bucaramista, los sindicatos y los indí- anarquista y marxista, a los que integró con otros ele-
genas son vistos como “ponchos dorados”; en el de mentos muy diversos provenientes de la tradición y el
Gutiérrez, son los malos políticos. largo plazo de la cultura (Páez 2001: 85).

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cómo, durante la caída de Bucaram, se llega a con el orden establecido y, por otro lado, una
un consenso implícito entre las distintas fuer- aspiración a eliminar la conflictividad, las di-
zas sociales para sacarlo del poder. Lo intere- ferencias y sobre todo erigirse como los repre-
sante no es que fuerzas tan disímiles lleguen a sentantes de realidades homogéneas. En otras
un acuerdo, sino el que sus argumentos para palabras, el populismo encarnado en el yrigo-
echar a Bucaram hayan estado preñados por yenismo y el peronismo se debaten en una
las categorías de honor y dignidad, propios tensión entre constituirse como la representa-
también de una sociedad estamental. Ibarra ción del cambio y la del orden. Las identida-
sostiene que en una sociedad jerarquizada - des populistas se forman por lo tanto en una
como la nuestra- los conceptos de honor son constante alteridad: exclusión-inclusión, rup-
funcionales a una matriz colonial de relacio- tura-integración, orden-cambio. La fuerza del
namiento social. Esta es, a mi parecer, una de populismo esta -como lo señala el autor- “en
las pistas sobre como las elites construyen su la capacidad de gestión de aquella tensión
discurso y logran la movilización popular. irresoluble”. La pregunta que se deja entrever
Gerardo Aboy plantea, en su artículo, es- es en qué medida la formación y emergencia
tudiar cómo la denominada matriz populista de oposiciones bipolares impiden la consoli-
constituye y transforma las principales identi- dación de los mecanismos de la democracia
dades políticas de Argentina. Su trabajo se liberal representativa.
centra específicamente en el radicalismo yri- El trabajo de Kurt Weyland se ubica en
goyenista y el peronismo. Después de un aná- una perspectiva un tanto más teórica. Propo-
lisis de las distintas corrientes que estudian el ne desanclar el concepto de populismo de
populismo, el autor establece un dialogo en- una matriz económica determinada, para
tre la propuesta de articulación discursiva de convertirlo en un concepto “migrante” que
Laclau y los aportes de Ipola- Portrantiero, en pueda ser entendido sin necesariamente ha-
el sentido de que el populismo corresponde a cer referencia a una estructura económica
una determinada fase estatal y organizativa. concreta.
La principal tesis del autor es que el popu- El autor, basándose en “guías para el aná-
lismo implica una tendencia contradictoria lisis del concepto” de Sartori (1984) propone
entre una dimensión nacional-popular de abandonar lo que el denomina conceptos
ruptura y confrontación y una dimensión na- “acumulativos” del populismo y reemplazar-
cional-estatal de desactivación de los conflic- los por un concepto “radial”, que convertiría
tos y homogenización. Ahora bien, entre es- a cualquier tipo específico de populismo en
tas dos tendencias contradictorias que encie- un subtipo disminuido.
rra el populismo, no existe un predominio de En otras palabras, el autor anota que el
ninguna. Se trata de casos concretos a especi- concepto de populismo ha sido construido
ficar. Lo que plantea Aboy es que la identi- por agregación de atributos (de allí su nom-
dad, entendida como un devenir, se transfor- bre acumulativo), todos los cuales deben estar
ma y se muta en la doble tensión que encie- presentes para calificar a “algo” como populis-
rra el populismo. mo. Ahora bien, su propuesta es que para de-
En el caso concreto del yrigoyenismo y del nominar a un fenómeno como populista no
peronismo, Aboy plantea que estos movi- se debe cumplir con todos estos atributos (ha-
mientos establecieron su identidad y contri- ciendo abstracción por el momento de cuan-
buyeron a formular la de la sociedad en base tos y cuales), sino al menos con uno. Ello per-
a dos aspiraciones antagónicas. Por un lado, mite identificar fenómenos que aunque com-
englobar a la nación y encarnar la ruptura parten características del populismo clásico

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poseen otras que son diferentes y por lo tan-


to pueden ser englobadas en otras categorías
como subtipos (lo radial). Al parecer, uno de
los límites de esta propuesta es que sus atribu-
tos (liderazgo personalista y paternalista, coa-
lición política heterogénea y de varias clases,
proceso de movilización política más allá de
las formas institucionales, ideología amorfa o
ecléctica y proyecto económico de tipo clien-
telar) son tan generales, que cualquier régi-
men puede tener rasgos populistas. La pre-
gunta que surge aquí es si estos son los atribu-
tos del populismo como concepto radial,
¿qué lo diferencia de otros regímenes (por
ejemplo, de las democracias delegativas)?

Bibliografía Jimmy López,


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ciencias sociales, F.C.E., México. amazónico, patriótico, honesto y pacífico
permitieron a la largo del siglo XX la elabora-
ción de abundantes discursos políticos y jurí-
Henry Allan dicos sobre el conflicto territorial con el Perú.
Estudiante de la Maestría en Ciencias Políti- Todos ellos marcaron la vida política y las re-
cas de Flacso-Ecuador laciones internacionales del país. A partir de
los Acuerdos de Itaramaty de 1998, Ecuador
enfrenta un nuevo escenario internacional,
regional y bilateral. Por una parte, su tradicio-
nal enemigo, el Perú, se convierte en su socio
y, por otra, la región encara nuevos intereses
y amenazas.
Ecuador-Perú: Antagonismos, negociación e
intereses nacionales presenta un nuevo ángulo
de análisis del conflicto: la identificación de
los intereses en las agendas de seguridad de los
distintos actores como Estados Unidos, Ecua-
dor y Perú. Plantea como eje central de las ne-
gociaciones el cambio del escenario regional,

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establecido por las Cumbres Presidenciales, Otro aspecto de reflexión sobre este traba-
que priorizaron temas como democracia par- jo es la recreación del escenario internacional,
ticipativa y comercio frente a los tradicionales respecto al papel de la OEA y el de la Comu-
conflictos territoriales y los nuevos objetivos nidad Andina, además de su posición enun-
de los actores domésticos de estos países. ciativa frente al conflicto, la identificación de
El autor, Jimmy López, parte de la necesi- los intereses de los otros países garantes del
dad de contextualizar el conflicto territorial Protocolo de Río de Janeiro y la existencia o
en el escenario internacional de la pos-guerra no de los mismos luego de la firma de los
fría, de la interdependencia comercial perso- acuerdos de paz (Brasil, como potencia suda-
nificada en el ALCA, de los débiles procesos mericana con sus propios intereses, Argentina,
de la integración andina y del surgimiento de Chile -con su propio problema limítrofe con
una potencia estadounidense unipolar y bajo el Perú y su supuesta alianza con Ecuador).
la presidencia del demócrata Bill Clinton. Si López describe las agendas de seguridad
bien muestra un gran trabajo investigativo de ambos países jerarquizadas según la im-
documental acerca de la política exterior de portancia de sus temas y la relación bilateral
los Estados Unidos (que evidencia una reo- con los Estados Unidos, remarcando la dis-
rientación en los tradicionales intereses perse- tinta naturaleza de la política exterior de am-
guidos durante la Guerra Fría hacia el impul- bos países. Por una parte, la democracia en-
so de la democracia concebida como desarro- tendida en términos de fortalecimiento del
llo y crecimiento económico) no parece mos- estado de derecho y del respeto a los derechos
trar la causalidad suficiente para considerar humanos, como en el caso del Perú y, por
como un obstáculo importante para el avan- otra, la estabilidad de los gobiernos elegidos
ce de la zona de libre comercio hemisférica la democráticamente y la eliminación de las
presencia de una demarcación territorial irre- prácticas clientelares y patrimoniales como
suelta entre los dos países andinos; países ca- origen de la corrupción, como en el caso de
racterizados por una economía en crisis y con Ecuador. Así, se pone en evidencia claramen-
una oferta de productos al mercado interna- te la poca importancia que Estados Unidos
cional moderada. otorgaba al conflicto dentro de su agenda
Así, surgen varias interrogantes alrededor frente a la priorización del narcotráfico como
de la seguridad regional en el período pro- un tema regional.
puesto (1993-2003) que harían mayor refe- Resulta interesante en este trabajo la for-
rencia al interés de la agenda de seguridad es- ma en que la seguridad es arista principal pa-
tadounidense y su posible relación con la re- ra las negociaciones de paz y la redimensión
solución limítrofe. Por ejemplo, ¿cuáles eran de la misma. Muestra de ello es la implemen-
las condiciones de comercialización de la re- tación de las medidas de confianza mutua
gión andina y los Estados Unidos en esta épo- que incluyen conceptos de desarrollo hasta
ca? ¿Cuál era la relación entre certificación operaciones conjuntas de desminado, la segu-
como mecanismo para el acceso a la Ley de ridad nacional alrededor de la disputa territo-
Preferencias Arancelarias Andinas de los pro- rial como eje de la agenda de política exterior
ductos de ambos países y las nuevas amenazas ecuatoriana y de consensos nacionales tanto
de seguridad, el narcotráfico y el terrorismo? en Ecuador como el Perú, la percepción de las
¿Existe una relación entre la promoción de Fuerzas Armadas de cada país y la democracia
gobiernos estables y democráticos en ambos como tema prioritario de la agenda estadou-
países, el combate al narcotráfico y terrorismo nidense para la región (que actúa como para-
y la resolución del conflicto limítrofe? guas tanto de la corrupción, del fortaleci-

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miento institucional y del ejercicio de ciuda- jimori resuelto a terminar con un lío interna-
danía representativa, los derechos humanos y cional largo y costoso que le brindaba réditos
el narcotráfico). Todos ellos, planteamientos políticos, los tradicionales vínculos familiares
que intentan establecer una teorización del entre ambos países y las redes comerciales,
proceso de negociación del conflicto median- son las principales causas para el cambio en
te la identificación de actores domésticos ins- los términos de la percepción del conflicto
titucionales y su coherencia dentro de la toma que condujeron a su resolución.
de decisiones del Ecuador, como actor racio- Como complemento a este ejercicio sobre
nal en el escenario internacional. De esta pre- la toma de decisiones, López nos presenta las
misa se desprende por qué el autor considera principales propuestas teóricas de las relacio-
que la causa para la resolución de la disputa nes internacionales para interpretar el conflic-
territorial se encuentra en el cambio de los in- to desde las distintas ópticas, ya sea desde la
tereses de los actores, ya que evidencia las ne- seguridad y el realismo, la visión de la coope-
gociaciones domésticas ecuatorianas entre ración comercial y la interdependencia o la
sectores políticos, empresariales e institucio- construcción de nuevos intereses y amenazas
nales que replantean la posición tradicional de la teoría crítica y la posmodernidad.
(la nulidad del Protocolo de Río de Janeiro y A pesar de la firma de la paz y sus negocia-
la recuperación de los territorios perdidos) a ciones, que analiza esta publicación, el con-
través de una la propuesta de demarcación flicto todavía continua construyendo el mito
definitiva del territorio y su relación con pro- de la paz, y lo hace a partir de los 3 mil mi-
cesos similares en el Perú. llones de dólares de cooperación internacio-
Para el autor, la percepción de victoria en nal que nunca llegaron, de la biculturalidad
el Cenepa por parte de los ecuatorianos, la de una zona aún olvidada y deprimida, de los
gestión diplomática ecuatoriana ante Was- ejes multimodales de acceso al Amazonas
hington, un Canciller de reconocida trayecto- (que no pueden ser realizados por falta de di-
ria internacional como José Ayala, la predis- nero) y del libre comercio que no se ha imple-
posición de los Estados Unidos y su represen- mentado por las limitaciones de la región.
tante ante la OEA, Luigi Enaudi, sus intere-
ses de desmilitarizar la región andina, un Fu- Katalina Barreiro Santana

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tido una biografía que, enmarcada en los con-


textos en los que vivió y actuó, narre tanto su
trayectoria política como su vida personal.
Esta es precisamente la tarea que asume el
académico norteamericano Robert Norris.
El autor dedicó algunos años de su vida a
investigar y revisar la copiosa producción bi-
bliográfica de Velasco Ibarra, algunos estudios
académicos, la prensa nacional correspon-
diente a sus cuatro períodos presidenciales,
las memorias, los archivos diplomáticos, las
entrevistas realizadas a familiares, amigos y
demás actores e interlocutores clave de la épo-
ca, así como la correspondencia personal del
protagonista (a la que Norris tuvo acceso gra-
cias a la relación personal que mantuvo con
Velasco).
Robert Norris El gran ausente se inicia con la descripción
El gran ausente. del entorno familiar; luego recoge el pensa-
Biografía de Velasco Ibarra miento político y filosófico del doctor Velas-
Librimundi, 2004, Quito. co y finalmente centra el análisis en los cuatro
velasquismos. Este último análisis resalta las
Una biografía documentada, ausencias de Velasco que, al decir de algunos
amena e incompleta analistas, eran políticamente más rentables
que sus presencias. Desafortunadamente, el
Uno de los personajes políticos más polémi- quinto y último velasquismo se hallan ausen-
cos de la historia política ecuatoriana del siglo tes de este trabajo, tarea en deuda para los his-
XX fue, sin duda, el doctor José María Velas- toriadores y estudiosos ecuatorianos en miras
co Ibarra. Su delirante y apasionada persona- a reconstruir la memoria histórica de este
lidad, su ambigua y contradictoria actuación inolvidable personaje, tan empeñosamente
política, su larga a la vez que precaria perma- reconstruida por Norris.
nencia en el más alto escenario público -cin- La impertinente curiosidad de Norris por
co veces Presidente de la República-, fueron la vida del doctor Velasco Ibarra le llevó a in-
posibles gracias al obstinado respaldo popu- cursionar en su entorno familiar y político a
lar. La “historia de su vida” demanda el cono- fin de lograr entender -no se si a comprender-
cimiento así como la reconstrucción de los algunos de los enmarañados y contradictorios
diversos contextos históricos, sociales y políti- comportamientos y actuaciones del persona-
cos en los que sus “presencias” y ausencias ex- je. En este sentido, impresiona la probable re-
plican, en buena medida, la situación política lación de la personalidad de su padre, un
y económica del Ecuador. hombre riguroso, autoritario e irritable, “con
Un personaje de tal magnitud ha sido ob- la forma de ser intempestiva, autoritaria y
jeto de numerosos estudios sociológicos y po- arrogante del futuro Presidente”, como apun-
líticos realizados en el país y fuera de él, par- ta Carlos de la Torre en la introducción del li-
ticularmente centrados alrededor de la temá- bro. También llama la atención el contraste
tica del populismo. Sin embargo, no ha exis- entre, por un lado, las penurias económicas

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que vivió Velasco en su juventud, su sincera tado. Norris recuerda que Velasco ni siquiera
comprensión y comportamiento con los po- conoció del lanzamiento de su candidatura
bres y su “franciscana pobreza” personal y, por por lo que, durante su estadía en París, se en-
otro lado, su permanente elegancia, sombrero teró de su elección como diputado a través de
y su jaquette. un telegrama. La noticia fue una total sorpre-
Norris realiza una investigación académi- sa para Velasco. Se trató de una elección en
ca, rigurosa, prolija, sustentada y apasionada, ausencia que recibió más votos que cualquier
característica identificable en la cantidad de otro candidato a diputado por Pichincha.
citas y notas consignadas al final de cada ca- Durante algunos momentos de la lectura
pítulo y reconocidas por el mismo Velasco: de esta biografía, da la sensación de que nos
“usted sabe respetar la verdad, usted ama la encontramos frente a una historia novelada al
verdad”. Por todo esto, coincido plenamente estilo de Tomás Eloy Martínez en esa extraor-
con Carlos de la Torre respecto a que el texto dinaria novela Santa Evita, dedicada a restau-
de Norris es un aporte fundamental para el rar la figura de Eva Perón. Parafraseando a
estudio de la historia política del Ecuador Gabriel García Márquez en su autobiografía
contemporáneo. (Vivir para contarla) podríamos agregar que la
La memoria popular ha recogido y cons- vida no sólo la que uno vivió, ni sólo la que
truido historietas, fábulas, leyendas y mitos uno recuerda y cómo la recuerda, sino la que
que convierten al doctor Velasco en un ser so- es recordada por los que se encargaron de re-
brehumano, carismático, un personaje de fic- construirla.
ción. Estas percepciones dificultan la recons- Rodolfo Agoglia recordaba que el pasado
trucción “objetiva” de su vida, así como la no sería nada, se esfumaría por completo, si
profunda fogosidad y pasión con la que ac- no hubiera alguna conciencia que lo arrancara
tuaba Velasco. En este contexto, cabe pregun- del olvido, otorgando a los testimonios un de-
tar cuánto de realidad, de ficción, de emotivi- terminado valor. El pasado, agrega, no es na-
dad y de subjetividad encierra esta biografía y, da independientemente de la conciencia que
por cierto, las lecturas que se hagan de ella. lo reconstruye. Los acontecimientos o hechos
Entre los aspectos de la vida de Velasco co- ocurridos en el pasado se rescatan, adquieren
mo escritor y periodista, el biógrafo destaca sentido, a partir de los intereses del presente.
las propuestas políticas y sociales de avanzada Según Agoglia “el pasado es siempre instru-
(como la de conceder el derecho de sufragio a mental a cada presente” (Agoglia 1980).
la mujer -conseguido en 1929-) y la apología En un momento de confusión y desasosie-
a los planteamientos transformadores de la go como el actual, en el que hemos retornado
Revolución Juliana. Se trata de planteamien- a la muletilla del populismo como una carac-
tos que contrastan con la práctica política au- terística explicativa del comportamiento polí-
toritaria y con su cuestionable concepción tico del Presidente Gutiérrez, puede ser útil
respecto a la relación entre democracia y dic- entretenerse con la lectura de esta biografía
tadura. Por ejemplo, según Velasco, la dicta- para reflexionar respecto del carácter contra-
dura “podría ser beneficiosa si el administra- dictorio, ambiguo, inestable de la mayoría de
dor es un genio o un administrador sagaz, pe- los políticos ecuatorianos y en particular de
ro que por lo general, los dictadores son ca- su mandatario. En efecto, la capacidad de de-
prichosos, vanos, e ignorantes”. Ambigüeda- cir y contradecirse del Presidente Velasco, la
des de Velasco, apunta Norris. intolerancia con la oposición, la desastrosa re-
De su iniciación como político, llama la lación con la prensa a la que pretendió clau-
atención la forma en la que fue elegido dipu- surarla por calumniosa, desorientadora, envi-

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diosa, rencorosa y perversa, parecerían repro- ciende la capacidad meramente intelectual: la


ducirse casi textualmente en el gobierno del racionalidad -diría Velasco- requiere apoyarse
coronel Gutiérrez. en la intuición, en la genialidad del estadista.
Sin embargo, el denodado intento del bió- De allí que cualquier supuesto o hipótesis
grafo por contextualizar los acontecimientos proyectiva de la realidad vuelva provisional a
y hechos más revelantes de la vida política de cualquier explicación.
Velasco no logra su objetivo, esto es, recons- Se destaca en Velasco, además de su capa-
truirlos y relacionarlos con la actuación polí- cidad retórica, su relación con el pueblo, su
tica de Velasco en el ejercicio de la presiden- afán de servicio, su obsesión por ser reconoci-
cia. Al contrario, en no pocos casos Norris cae do, el carácter maniqueo de sus discursos:
en el anecdotario, en la descripción de -por amigos-enemigos, velasquistas-antivelasquis-
ejemplo- “las intrigas palaciegas y los escán- tas, pueblo-oligarquía. Este último recurso fa-
dalos del gobierno” respecto de la anulación cilitaba -momentáneamente- su encarnación
de su matrimonio con Ester Silva y el asesina- con el pueblo a la vez que la personificación
to de Antonio Leiva, chofer presidencial, en del enemigo principal, la oligarquía. Todas
el que se involucraron desde el primer man- ellas, características frecuentemente utilizadas
datario hasta los masones (De la Torre 2004). por el populismo del que Velasco, según No-
La descripción de episodios coyunturales de rris, fue su fundador.
buenas y malas relaciones personales, de ma- Es notable, asimismo, la obsesión de Ve-
niobras exitosas o fracasadas, no contribuye a lasco por la traición, su concepción trágica
relacionarlas con los procesos estructurales en del mundo, el trauma de la ausencia-retorno-
los que ocurrieron, es decir, en el marco de triunfo, su visión y comportamiento paterna-
cuatro décadas de procesos estructurales del lista (atendía personal y semanalmente a nu-
país. merosos ciudadanos en las audiencias públi-
Para Norris, apunta Enrique Ayala, los cas), la escritura de cartas, la llamadas telefó-
éxitos políticos de Velasco se deben a sus ha- nicas, las donaciones de dinero de su propio
bilidades y carisma. Sus fracasos los adjudica bolsillo. Temas, todos estos, que atraviesan su
a errores en las relaciones con otros políticos (y esta) biografía.
y, sobre todo, con los militares. Así, el inesta- La capacidad de seducción del personaje
ble cuarto velasquismo (1960-1961) y la caí- profético, anclada en la promesa de un proce-
da del poder son atribuidos a los errores en la so de salvación, alerta a Norris para que re-
elección de ministros y la traición de algunos cuerde que -para Velasco- el comportamiento
partidarios. En realidad, dice Ayala, la raíz del humano no puede reducirse a lo netamente
hecho fue la crisis del modelo exportador y la racional instrumental, que la intuición juega
abrupta caída de los precios y las exportacio- un papel trascendente al punto de enfrentar
nes de banano (Ayala 2005). constantemente a la racionalidad. Por eso Ve-
Su enmarañada personalidad conjugada lasco encarna al líder carismático, mesiánico,
con la complejidad de la práctica política salvador, al profeta.
ecuatoriana, desbordan la capacidad de com- En suma, como bien señala Carlos de la
prensión y explicación del comportamiento Torre, la pretensión de Norris por “escribir un
político del propio Velasco. Como señala texto objetivo” no fue del todo exitosa. Al pa-
Carlos de la Torre (2004:64), a la vez que ad- recer “Norris se enamoró del personaje” -fe-
miraba y alababa a su pueblo, sentía una hos- nómeno bastante común en similares traba-
tilidad racista en contra de los cholos y de los jos-. A pesar de las limitaciones y observacio-
indígenas. Su concepción de la política tras- nes señaladas, la biografía de Velasco Ibarra

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que nos relata Norris sigue siendo un aporte


fundamental para el estudio de la historia po-
lítica del Ecuador contemporáneo.

Lautaro Ojeda Segovia

Bibliografía

Agoglia, Rodolfo, 1980, Conciencia histórica


y tiempo histórico, Ed. Universidad Católi-
ca, Quito.
De la Torre, Carlos, 2004a, “Estudio intro-
ductorio” en Robert Norris El gran ausen-
te. Biografía de Velasco Ibarra, Librimundi,
Quito.
Ayala Mora, Enrique, 2005, “El gran ausen-
te”, en El Comercio, 03-05-05.
De la Torre, Carlos, 2004b, “Un balance crí-
tico a los debates sobre el nuevo populis-
mo”, en Kart Weyland y otros, Releer los
populismos, CAAP, Quito.

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