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Museo Histérico Regional Municipal “FRANCISCO DE VIEDMA” CARMEN OF PATAGONES Prov. de Buenos Alres Los Galeses en el Rio Negro Por J. Emma Nozzi y Silvia Edelstein de Itzkow Publicacién Ne, 3 iio 1967 A raz de encontrarnos a cien aftos de la Negada de los galeses a Boca de la Travesia y a sesenta y cinco del arribo de los colonos de ese mismo origen a Luis Beltrén, el Museo Histérico Regional Municipal “Francisco de Viedma” de Patagones se voleé a la tarea de reunir los antecedentes de ambas colonias proyectando la publi- cacién de un trabajo alusivo. Con este folleto se espera haber cumplido —aunque sea en parte— el propésito de hacer conocer al pueblo de la Provincia del Rio Negro, especialmente a sus escuelas, un aspecto del queha- cer histérico surefio poco menos que ignorado hasta el presente. CARMEN DE PATAGONES, diciembre de 1967. EL PAIS DE GALES El Pais de Gales forma parte del Reino Unido de la Gran Bretafia. Es una regién montafiosa situada al oeste de Inglaterra que ofrece un subsuelo rico en minerales, especialmente en carbén y hierro. Tie- ne, ademés, verdes y hiimedas praderas con abundaa- tes lagos y riachuelos. Sus habitantes son descendientes de los celtas que cuatro siglos a. de J. C. invadieron las islas bri tanicas y se dedicaron a las tareas agricolo ganaderas y al arte naval, dejando como su mayor contribucién cultural, el idioma gaélico. En el afio 55 anterior a nuestra Era los romanos extendieron su poderio hasta esas regiones obligando a los celtas a refugiarse en las zonas montafiosas; pero a raiz de la decadencia de su Imperio, Roma, en el afio 407, debié retirarse de las islas y fue en- tonces cuando los pictos, pueblo indémito de ias tierras altas de Escocia (de origen céltico) invadieron los territorios ocupados por Jos britanos, de esa misma aseehdencia. Estos, frente al peligro, solicitaron ayuda a los sajones, pueblo germanico recién Iegado del conti- nente el que junto a los anglos, jutos y parte de los propios britanos integraron muy pronto una verdade- ra nacién anglo sajona. Los britanos que no se some- tieron a su gobierno a raiz de su hondo amor a la libertad, buscaron refugio en el actual Pais de Gales en donde conservaron su idioma y su estilo de vida. Se organizaron politicamente en varios pequeiios prin- cipados que accidentalmente respondian a un gobierny comin En el aiio 1284 Inglaterra, luego de cruentas lu- chas, incorporé Gales a su territorio. El pueblo galés, sin embargo, no sufrié cambios en su manera de vivir ya que el invasor permitié la existencia de algunos jefes locales en las esferas gubernativas y su relacién con los juzgados fue principalmente de cardcter administrativo. Ma Pero fue durante el Siglo XIX, al producirse ia gran Revolucién Industrial, cuando Gales sintié la verdadera invasion inglesa debido a sus ricos yac- mientos de carbén y hierro. La mano del conquistador castigé duramente des de ese momento con altos tributos y con la persecu- _ cién a la cultura cuya conservacién era el mas fervien- te anhelo del pueblo galés. Y¥ de alli en més, como dice Aquiles D. ¥gobone historiando la Provincia del Chubut, “el Pais (Gales) comenzé una lucha tenaz para preservar de contami- nacién los habitos de su poblacién, por defenderlo de la fuerza absorbente de los dominadores”. De ese deseo de salvarse como pueblo, surge la idea de una emigracién que ya se habia concretado anteriormente hacia Australia y América del Norte. los GALESES EN EL cHuBUT La emigracién no organizada, en pequefios gru pos y a regiones relativamente pobladas tal como se habia realizado hasta el Siglo XIX, habia fracasado desde el punto de vista del mévil que Ja alimentara pues los grupos galeses habian sido asimilados cultu- ralmente por su pais de adopcién. Por ello se comprendié que “el ideal era consc- guir un pais deshabitado que no estuviera bajo nil gan gobierno propio. .. un pais al cual pudieran emi- grar en forma suficientemente numerosa como para echar los cimientos de un futuro gobierno galés y conseguir un dominio tan absoluto sobre el territorio como para no desaparecer absorbidos por otros puc- blos vecinos” (Rvdo. Matthews “Cronica de la Colonia Galesa de Ja Patagonia”, pag. 12). La Patagonia, rodeada de una aureola de miste- rio y soledad, era la tierra propicia para ese anhelo no se olvide que Carmen de Patagones situado sobre el rfo Negro, era en ese entonces el punto mas austral de Argentina. Debido a esta circunstancia, el pastor protestante Miguel Daniel Jones, enrolado en aquel Proyecto, concibié la idea de establecer en los terri- torios patagénicos una colonia con la que se haria el tercer intento en este sentido ya que en 1854, con Daniel Gowland y Enrique Jones a la cabeza, y en 1856 con Edmundo Elsegood como promotor, se reali- zaban poblamientos en e] Chubut Iamados al poco tiempo, al mas rotundo fracaso. La Repitblica Argentina, luego de Ja batalla de Caseros, estaba empefiada en atraer a su seno una corriente inmigratoria para concretar aquello de “‘go- bernar es poblar”, por esta raz6n el entonces Ministro del Interior, Dr. Guillermo Rawson, alenté la empre- sa y le comprometié un firme y decidido apoyo nacional. El 28 de julio de 1865, en la goleta “Mimosa” Megaba el primer contingente de galeses integrado por 153 personas a las playas del actual Puerto Madryn. Muchas angustias y fracasos esperaban a los nue- vos pobladores en las desérticas regiones patagénicas, a las que arribaban para establecer una colonia agri- calo ganadera. 4 4 Sin embargo los inmigrantes no estaban prepa- rados para este tipo de colonia ya que desconocian —en su mayoria— los trabajos de agricultura y cria de ganado, habiendo sido en su tierra natal profesio- nales, artesanos y principalmente mineros., El gobierno argentino invistié oficialmente al co- mandante militar de Patagones, Cnel. Julian Murga, para dejar fundado un pueblo en el paraje que los galeses hab{an elegido para asentarse definitivamente: el valle del rio Chubut. Asi nacié el 15 de setiembre de 1865 la poblacién de Rawson. Una veintena de aiios después de estos aconteci- mientos, seguia latente en los galeses el espiritu em- prendedor y es por esto que concibieron la idea de explorar el valle cordillerano que luego seria asiento de la activa colonia “16 de Octubre”, es decir que los galeses prosiguieron con su proyecto de poblamiento de la Patagonia, actitud que favorecié en su oportu- nidad a la soberania argentina sobre esos territorios, Cuando el comisionado britanico que arbitrara la cuestién de limites entre Chile y nuestra patria, en las postrimerias del siglo pasado, Sir Thomas TI. Holdich, interrogé a los galeses a que pais interpre- taban ellos pertenecian los valles cordilleranos, todos contestaron: “Aca lMegamos con la bandera argentina y bajo ella hemos vivido”, Pues bien, estos hombres que al parecer pretendieron en un principio erigirse en Estado independiente dentro de una regién argen- tina, fueron los que incorporados a nuestra nacionali- dad, se transformaron en un elemento valioso en el litigio fronterizo con la Republica hermana a favor de nuestros derechos. 1A COLONIA DE BOCA DE LA ‘TRAVESIA LOS GALESES EN EL RIO NEGRO I Anteriormente destacamos que las primarias ocu- paciones de los inmigrantes galeses no eran precisa- mente ni las agricolas ni las ganaderas, por lo que unido esta circunstancia a los sucesivos periodos de sequia, la colonia se sumié en un clima de desespe- rante pobreza. Los colonos resolvieron entonces abandonar cl Chubut y buscar nuevos horizontes dentro de nuestro pais; para ello despoblaron Trelew y su zona y baja- ron a Puerto Madryn en junio de 1867 con el propo- sito de trasladarse a Santa Fe 0 a Patagones. Luis Jones, uno de los promotores de la empresa, consi- guid sin embargo, convencerlos y hacerlos regresar a principios del mes de agosto a Trelew. Pese a ello tres familias partieron rumbo a Carmen de Patagones respondiendo a Jas gestiones de un joven apellidado Lee quien en nombre de la firma comercial y colonizadora Aguirre y Murga, habia visitado Chu- but en abril de ese aiio en el velero “Rio Negro” que comandaba Benjamin Summers (1) y que era propic- dad de la mencionada firma. Aguirre y Murga venian proyectando desde hacia algunos afios: una colonia aguas arriba de la Guardia General Mitre hasta Boca de la Travesia o Bajada del Turco (2) como se le lamaba indistintamente, zona que hasta 1878 integré el partido de Patagones y que desde el citado aio pasara a formar parte de la Gobernacién de la Patagonia, y en 1884, del en- tonces territorio del Rio Negro. La colonizacién debié realizarse con doscientas familias alemanas, proyecto que no se concret6. Esto seguramente incité a los empresarios a buscar gente dentro de la colonia galesa que, en ese instante, vivia un clima propicio para desertar de las tierras chubu- tenses. Un documento de verdadero valor entregado al Museo de Patagones por descendientes de una de esas familias, nos habra de servir principalmente para re: sefiar esta colonizacién en tierra rionegrina. Se trala del Diario de Juan Jones, titulado “Declaracién de 6 la Frontera del Rio Negro”, cuyos primeros parrafos nos aclaran como se produjo ese primer estableci- miento galés a orillas del Curt Leuvi (3). “En esta region en el aio 1867 dos familias toma- “ron posesin de tierra lejos, en la perdida frontera. “Yo Juan Jones y W. P. Williams con su hermano, “ellos eran conocidos por los dos hermanos, también “yo era conocido por el casado. “Y en el afio siguiente 1868, Eduardo Price to- “mé_ posesién de tierra en el mismo vecindario; pero “algunos barbaros mataron este vecino en marzo 21 “Ge 1876; también en octubre, 15 de 1877 los indios “salvajes lastimaron a los dos hermanos y robaron “casi todo lo que tenian en la casa, por ese motivo “ellos se mudaron para Patagones y vendieron 1a “casa y las vacas que tenian, a mi que animales ten- “go todavia en el mismo paraje; pero los indios sal- “vajes volvieron y quemaron la casa, robaron una “parte de las vacas y casi toda mi tropilla. “Mi paraje es conocido por Boca de la Travesia, “esta como a nueve leguas arriba de Pringles (Guar- “dia Mitre) (4); habia mas peligro aqui que en nin- “guna otra parte del Rio Negro; este paraje era esla- “cién de los salvajes y ladrones por muchos afios, por “ese motivo yo estuve en guerra permanente en con- “tra de los Salvajes y los ladrones que se alojan en “esta frontera; no habia aqui proteccién de ninguna “manera; toda la defensa que yo tenia eran dos séta- “nos profundos”. Cabe recordar que la ultima guardia para pro- teccién de vidas y haciendas de los pobladores que se internaban hacia el oeste por la margen norte rio- negrina era en aquel afio de 1867, la citada General Mitre. Recién dos afios después del arribo de los gale- ses a Bajada del Turco, el comandante Mariano Ruiz procedfa a levantar Fortin Conesa —el 14 de octubre de 1869— a 9 leguas, aguas arriba de aquel paraje. (5) Conviene antes de seguir adelante, detenernos en la figura de Juan Jones. Era un hombre de muy escasa estatura, pero dotado de un fuerte espiritu emprendedor y combativo, Estaba casado con Maria Morgan, también de muy enérgico cardcter por el que alguna vez merecié de los indigenas el apodo de “hujn- 7 ne ca guapa”. Tuvo nueve hijos el mayor de los cuales ya Venia a su lado en el famoso viaje del “Mimosa”. Su maxima ambicién fue convertir a Boca de la Travesia en una verdadera colonia galesa. Para ello atrajo a esos parajes a otras familias de su mismo origen, especialmente cuando realizé viajes a Europa. En uno de estos paseos, ya viudo, casé con Ana Joncs viuda de Collins con la que tenia un parentesco je- jano. Pese a haber sido en su tierra natal un minero, se dedicé con ahinco a Ja huerta y a la chacra. Seguin su Diario planté parras, nogales, durazneros, peras y manzanos “traidos de Buenos Aires”, ademas de guin- dos y frutillas. Sembré alfalfa, cebada y trigo en grandes extensiones y molié el grano en su tahona, “a pata de yegua”. Se cuenta que después de la gran inundacién de 1899 que destruyé la “casa vieja” y obligéle a reedif car mas lejos del rio, planté 5.000 sarmientos valién- dose de una barreta, hundidas sus botas en el espeso limo dejado por las aguas. No consta en el documento que seguimos, que Jones y sus vecinos galeses, los Williams, los Price, os Evans, los Jenquins, construyeran canales de riego; quizds aprovecharan los que trazaron Aguirre y Mur- ga con peonada sanjuanina para su proyectada colo- nia alemana. En cuanto a su hacienda lanar supo comerciarla con Chile; pero en las épocas en que bajaba el precio de los animales los faenaba para obtener grasa derritién- dolos en enormes ollas de hierro de tres patas, produc- to que vendia a las jabonerias de Patagones y que transportaba en su propia tropa de carros tirados por bueyes pues nunca tuvo mulas. En los primeros tiempos iba al Carmen (6) a abastecerse utilizando un caballo y-un carguero. Pese al peligro de los indios jamas cargé armas actitud que Je valid la amistad y el respeto de los naturales si bien esto no le sirvié para impedir la mayoria de las veces que se topara con ellos, ser despojado de los viveres que transportaba y de la totalidad de su ropa, Cierta vez Negé a su estancia un cautivo escapado de una indiada malonera durante el cruce del rio Co- 8 lorado. Atado de pies y manos y atravesando sobre el Jomo de un caballo, quién sabe por qué motivos quedé rezagado del grueso de Ja partida indigena y asi logré liberarse de las ataduras y, deambulando por los mon- tes, alcanzé las riberas del rio Negro a la altura de Bo- ca de la Travesia. Juan Jones acogié generosamente a este hombre originario de Azul, de cabellos rubios y ojos azules y cuyo nombre era Amadeo Burgos. La importancia de este personaje en la vida de los gale- ses de esta zona es que fue su primer maestro pues ensefié a leer y a escribir a todos los hijos de Jones. La necesidad de afirmar definitivamente la sobera- nia nacional sobre los territorios sureiios y de elimi- nar de cuajo el constante peligro del malén que ya se habia transformado en el imperativo del pueblo y go- bierno en’la segunda mitad del Siglo XIX, trajo co- mo consecuencia la campaiia del General Julio Argen- tino Roca de 1879. Finalizada la misma y libres las tic- rras para ser entregadas a los hombres que quisieran poblarlas y explotarlas, un sinnimero de interesados en su posesion se voleé al desierto. Al respecto Juan Jones nos dice en su Diario: “Cuando el Sr. Julio Sales mensuré este paraje (Io- “tes) N° 16 y 15, en julio del afio 1881, no habia aqui “todavia ninguna persona en posesién de tierra no “més que yo mismo; pero (poco) después de la expe- “dicién del finado General Villegas, los intrusos co- “menzaron a tomar posesién de mi paraje y a asustar- “me con armas de fuego; pero el finado General Vi- “Ilegas mand6 orden a Pringles para echarlos afuera “de mi paraje en 48 horas de plazo. “Yo mostré mi documento a él y él reconocié mi “derecho y me protegié en contra de los intrusos”. Cuando la huella se muestra espinosa pocos son los que se atreven a andarla; pero cuando ha sido desbro- zada no hay quién no se lance a transitarla disputando a los pioneros lo que por derecho les corresponde. “Yo deseé mucho concluyera el tiempo de los indios “salvajes para hallar tiempo tranquilo y provechoso; “pero en lugar de eso yo hallé tiempos lenos de per- “Juicio y disturbios a causa de la autoridad que esta- “ba bajo (las érdenes) de Vintter; desde la fec! “yo he poblado aqui yo no he cometido ningan So “para castigarme en ninguna manera; yo reconoci “siempre la jurisdiccién de la Nacion y respeté la ley “y la autoridad...” Desde el mismo instante en que la frontera dejé de ser tal, la vida de este galés se transformo en un ver- dadero infierno pues debié a cada paso hacer valer sus derechos como primer ocupante y propietario de la tierra que explotaba, ya no solo frente a los intrusos, como él los llama, sino también ante el Gobierno con asiento en Viedma, que los protegia. Asallo a mano armada a su hogar, destruccién de sus huertas y chacras, matanza de sus animales y pri- vacién de su libertad todo esto y mucho mas debid su- frir Juan Jones cuando la ley de la civilizacién entro de leno en Boca de la Travesia. Mucho dolor trasuntan las paginas de su Diario: “Desde la fecha que yo poblé esta frontera, todas “Jas autoridades de Carmen, Viedma y Pringles, me “respetaron; pero ahora en tiempo del Gobernador “Vintter estoy arruinado, ninguno que esta bajo el “mando de Vintter respeta mi derecho mas que un “salvaje. Los Sres. Aguirre y Murga no mandaron nun- “ca soldado ni vigilante aqui sin pedir permiso para “pasar, también el Cnel, Bernal y el Comandante Ma- “riano Ruiz me respetaron y reconocieron mi derecho “como heroico en la frontera en el paraje mas peligro- “so del Rio Negro en guerra permanente; aquel tiem- “po ninguna persona tenia coraje para venir cerca de “Boca de Ja Travesia; pero al presente cuando no hay “indios salvajes, yo tengo miedo de salir de mi casa...”. Es ampliamente conocida la avidez por la posesién de la tierra que se desaté en los perfodos que estamos historiando, la insaciable veracidad de los acaparado- res de tan precioso bien. Las autoridades se vieron a veces mezcladas en turbias maquinaciones y en in- fames despojos sin quererlo y, frecuentemente, hasta ignordndolo todo. (7). EI profundo espiritu religioso del pueblo Balés aflo- raba acentuadamente en Juan Jones, el enérgico po- blador de la Bajada del Turco. Construyé una modesta ¢apilla anglicana metodista en la que oficiaba de pas- tot y a la que invitaba a los vecinos, especialmente a 10 Ja colonia de negros originarios de Carmen de Pata- gones, y que se habia establecido en las cercanias. El canto coral, practicado con devocién, irradié des- de esa humilde Casa ja luz de su cultura sobre tau apartadas soledades. La colonia galesa de Boca de la Travesia a raiz dei crecimiento de su poblacién llegd a ser un centro im- portante dentro del entonces territorio de] Rio Negro _y constituyé uno de sus nitcleos demograficos més in- teresantes y particulares. Sin embargo, a los 100 afos de Ja legada de Juan Jones nada queda de todo aque- Ilo. Sus integrantes se dispersaron a los cuatro vien- tos y sdlo nos dejaron el ejemplo de un esfuerzo que —por supuesto— no fue en vano, ya que significo en su momento un aporte decisivo de avanzada civiliza- dora aguas arriba del Carmen. i LA COLONIA DE LUIS BELTRAN Mientras tanto la vida de la colonia galesa en el Chubut continuaba su curso siempre lena de desazones debido por un lado a las continuas malas cosechas y por otro a los problemas que comenzaron a suscitar- se entre los propios colonos. Es por esto que lentamen- te iba naciendo en su seno una nueva inquietud de emi- gracién. La futura meta seria. ahora la isla Grande de Choele Choel, isla que fue para el indigena uno de los puntos claves de su poderio pampeano. El nombre de Choele Choel esta ligado a todos los intentos que desde el puerto de Patagones se realiza- ron para probar Ja navegabilidad del rio Negro o para poblar la frontera natural del sur que formaban el rio ya mencionado y el Neuquén. Fue la isla regalada por la Legislatura a Rosas como premio a su expedicién al desierto en 1833 y la que el 13 de noviembre de 1869 el Gobierno Nacional re- servaba para pueblo o colonia. El 30 de noviembre de 1892 se dejaba sin efecto dicha reserva para servicio piblico utilizindosela para invernadero de los caballcs del ejército. . El gobernador del Rio Negro, don Eugenio Tello, solicité el 2 de abril de 1900 que se la destinara a co- lonia agricola. El Ministerio de Agricultura por decre- to del 9 de mayo del mismo aiio accedia a la peticién citada. El mencionado Ministerio con fecha 31 de enero de 1902 autorizé al gobernador del Rio Negro a conceder lotes en la isla Grande para lo cual debia destinar de las 35.000 hectareas, 400 para pueblo y el resto ven- derlo a 1,50 $ fuerte la hectarea. El ingeniero Eliseo Schieroni fue el encargado de realizar la mensura y subdivisin de los lotes, tarca que finalizé en los primeros meses del afio 1902 y que fuera aprobada por el Ministerio de Agricultura el 23 de agosto. En abril del citado afio, el gobierno del te- rritorio designaba inspector ad-honorem de la colonia de Choele Choel al Sr. Francisco Lladés. En tanto todos estos tramites se iban cumpliende, Tello habia realizado los contactos con los futuros co- lonos que no eran otros que los galeses, sus viejos cy- nocidos cuando su gobierno anterior en el Chubut. L De una nota del Ing. Eduardo Owen al entonces Presidente de la Nacion, Gral. Julio Argentino Roca, transcribimos un fragmento que nos hace conocer con claridad el clima que se vivia.a principios del presen- te Siglo en el Chubut. Esta fechada en Choele Choel el 25 de abril de 1902: “Como V. E. sabe muy bien, reina una especie de “malestar y descontento en el Chubut, cuyos motivos “son varios. “Las ultimas inundaciones y las grandes pérdidas “que sufrieron han inspirado con maios presentimien- “tos a los colonos para los aiios venideros y habiendy “perdido 4 cosechas consecutivas han reducido la mas “grande parte de los colonos a un estado de pobreza “como no lo he visto desde 25 afios, esta es la princi- “pal causa del malestar. Otra causa es la falta de “confianza en los procederes del actual gobierno cel “territorio, la conviccion es general que la goberna- “cién no hace lo que deberia y podria hacer para cl “progreso del territorio metiéndose a su vez en in- “significantes asuntos que conciernen a la Municipa- “‘lidad y a una comisién local produciéndose en conse- “cuencia partidas, ataques y contiendas entre los cu- “lonos desconociendo la Gobernacién su deber de es- “tudiar los verdaderos intereses comunes de los terri- “torios y de tomar medidas para fomentar su prospe- “ridad dé que carece completamente ahora. Otra cau- “sa consisle en que acd como en todas Partes de] “mundo y entre todas las naciones (hay personas) que “pasan todo el tiempo en agitar y embrollar a sus com- “patriotas y lo sentimos mucho que hay también algu “nos de esta clase entre nosotros en el Chubut; pero “gracias a Dios esperamos deshacernos de ellos por: “que se encuentran entre aquellos que tienen la in- “tencién de emigrar al Canadé. Al deliberar y estu- “diar lo que se podria hacer en el estado precario en “que se encuentra la colonia en el Chubut, imposibili- “tados para encontrar campo adecuado para agricultu- “ra en este territorio, al mismo tiempo recibimos un “telegrama del ex gobernador (del Chubut) Eugenio “Tello, en que nos ofrecia campo bueno para la agri- “cultura a sus antiguos amigos en la isla de Choele “Choel y podemos asegurar a V. E. que esta noticia era “como “agua fresca a un alma sedienta” especialmente “porque nos llegé de la parte del Gobernador Tello en i3 “quien todos los colonos galenses tienen confianza, 2 “quien todos conocemos muy bien y quien conoce muy “bien a nosotros y nuestra manera de vivir y trabajar “y como hemos trabajado en el valle del Chubut, hom- “bre que quiere a su territorio (Rio Negro) y a quien “Ia prosperidad del mismo importa mds que sus inte- “reses personales”. “Habiendo recibido el mencionado telegrama se “convocé a un meeting general y aunque el tiempo “era muy malo habia una numerosisima concurrencia “y 1a colonia estaba muy bien representada desde Ro- “ches hasta Rawson...” . Un nutrido grupo de galeses acept6 entusiastamen- te la invitacién de Tello y designé en el citado mee- ting dos delegados para hacer una inspeccién in situ de la isla a colonizar, eleccién que recayé en el autor de la carta anteriormente mencionada, Ing. Eduardo Owen, y Mauricio Hugues. Ambos desde Choele Choel,'el 13 de abril, escribian a J. Drawd de Trelew dejando constancia de sus pri- meras impresiones y legando a los actuales buceado- res del pasado patagonico un interesante documento. “Llegamos sin novedad a Choele Choel el 6 del co- “priente y desde entonces nos ocupamos de inspeccio- “nar la isla, pudiendo anticiparle los siguientes infor- “mes: “Como la mitad de la isla nunca se ha inundado, Ia “tierra es de excelente calidad, limpia, sin arbustos, “con buen pasto, plana, favorable para la irrigacién, “encontrandose ahora el rio en su mas bajo nivel se- “gin informaciones de los pobladores; pero algunos “antiguos colonos dicen que lo han visto cincuenta cen- “timetros mas bajo”. “Con estos datos procedi a estudiar prolijamente cl] “terreno para la construccién del canal con el siguien- “te resultado: “Tomé como base del canal un metro mas bajo que “el nivel del rio, dandome una cafda para la corriente “de media yarda cada milla”. “La hondura en la barranca del rio es cuatro me- “tros veinte y siete centimetros”. “El agua sale a la superficie a... tres mil novecien.. “tos doce metros, ... un declive muy regular de 10 cen- “tlmetros por cada cien metros”. 1d “Yemos elegido 1a tierra para los colonos galenses “en la parte regable del mismo canal. Toda la tierra y “sus pastos son parecidos a las chacras de Ihon S. Wi- “jliams, Williams F. Griffiths y David D. Roberts” “Con esta eleccién no’ hemos turbado a ningtin po- “‘plador actual de esta isla habiéndose manifestado ob- ‘“sequiosos con nosotros en un almuerzo que nos die- “ron sus vecinos, donde nos presentaron una exposi- “eién de hermosos productos de la colonia”. “Bn la isla hay millares de arboles altos y rectos, “para las construcciones de casas y cercos”. “fxisten actualmente en Ja isla mas de cincuenta “mil ovejas, ademas de muchos vacunos y caballares, “a pesar de lo cual abunda el trébol y otros buenos “pastos”. “La naturaleza ha sido prédiga en este paraje do- “tandolo de clima templado y sano, excelente tierra, “agua abundante y transporte barato hasta los merca- “dos europeos (este parrafo tachado luego) de 8 pesos “Ja tonelada hasta Bahia Blanca por el ferrocarril Sud. “esperando solamente a los trabajadores para deposi- “tar la semilla y cosechar pingiies frutos”. ‘Los firmantes Owen y Hugues agregan en el anver- so de la carta, en el margen, una post data: “Gober- “nador Tello. vive con nosotros y manda muchos re- “cuerdos a sus queridos galenses”. Dos parrafos del documento que antecede merecen un comentario especial. El primero es el que se retic- re a las obras a construir. Al parecer, las condiciones impuestas a los colonos para hacer efectiva su perma- nencia en la isla era dar cumplimiento en un afio a la construccién del canal de riego y terraplenes e inicizr el laboreo de la tierra. Cabe consignar que Eduardo Owen era un ingeniero por lo que en él recayé la di- reccién de los trabajos a realizar. Fragmentos de otras dos cartas contribuiran a dar una vision mas amplia y precisa de este primer parra- fo a comentar. De la ya citada nota de Owen al Gral. Roca, de fecha 25 de abril de 1902, extraemos lo siguiente: “La isla de Choele Choel presenta en cuanto a su “suelo una formacién de cuatro clases distintas. “19 — Los rincones y adyacentes islotes, tienen un “suelo extremadamente fértil, més de 2 metros de “humus vegetal, nunca en mi vida y en ninguna parte “he visto un suelo mas rico... aproximadamente la 15 & “cuarta parte de toda la isla pertenece a esta clase “y puede regarse con el proyectado canal; con excep- “cién de unos 3.000 metros cuadrados en el ultimo “cabo de la isla. Toda esta parte esté ocupada, se ven “anos ranchos de una clase muy inferior en que sc “albergan los duefios de unos animales principal- “mente lanares, ningtin ensayo se ha hecho para in- “(roducir la agricultura ... prescindiendo de los pocos ‘qnelones y frutales que se crian. Esta parte esta “completamente abierta a las crecientes e inundacio- “nes. “29 _ Verdadera pampa limpia y lisa muy adapta- “da para la agricultura principalmente para la pro- “duceién de trigo y cebada, tal vez también de maiz. “arboles frutales, manzanas, peras, ciruelas, uvas “Esta parte como Ja primera est abierta a las inun- “daciones; pero podria ser abrigada por medio de “terraplenes ... El suelo es muy rico: desde 1 a 1,50 “metros de humus vegetal. “3° — Campo alto, montoso, expuesto a las inunda- “ciones, cubierto de matas y malezas... el suelo es “muy inferior al de las dos primeras clases; pero aun- “que-no es tan rico en humus podria cultivarse con “mucho éxito sembrando cereales o alfalfa; sin em- “hargo la limpieza de este campo va a ser muy costo- “so. Una vez hecha ésta se pagardn en corto tiempo “los gastos, este campo se prestaria también para “arboles frutales y cubre mas o menos la tercera parte “de la isla. Puede regarse también por el canal pro- “yectado. “4° — Esta clase es de poco valor. cubierta sin in- “terrupcién de matas y arbustos espinosos, montones “arenosos con un pasto duro y salitroso que todos “jos animales desprecian; la limpieza y nivelacién de “este campo se pagaria mal (cubre una 6? parte de “4a isla). Podria regarse también por el canal que “Javaria poco a poco el salitre. Considerando todo esto “puede decirse que la Isla Grande de Choele Chocl “es el punto més adecuado para una colonia agri- “cola...”. Luego el Ing. Owen pasa a calcular el costo de las obras: $:40.852,47 para la construccién del canal y § 5,785,05 para los terraplenes. “el presupuesto est4 ba- sado sobre apreciaciones extremadamente modestas —dice el activo profesional— considerando especial mente que las obras van a ser no solamente en prove- 16 cho de las cien familias galenses sino serviran también Para toda la isla con excepcién de unos veinte establc- cimientos en el ultimo rincén de la isla...”. Después apela a Ja generosidad del Gobierno Nacio- nal para que se les facilite los medios para llevar a ca- bo tan importante obra; pero que si las autoridades encuentran dificultades en ceder los 50.000 pesos ne- cesarios, solicita en préstamo la mencionada suma por la que responderia una Sociedad Legal integrada por “las cien familias galesas las que quedarian duefias de! canal facultadas para percibir un impuesto razonable aplicado a los otros pobladores de la zona que quisic- ran aprovechar las obras de riego. Las propias chacras de los colonos quedarian en garantia del préstamo por el tiempo de 5 afios con un interés anual... (este espa- cio quedé en blanco). Con igual fecha que la carta anterior, 25 de abril de 1902, los dos delegados del Chubut, Eduardo Owen y Mauricio Hugues, escribian al buen amigo don Eugs- nio Tello: “Tenemos el placer y honor de dirigir a Ud., unas “pocas lineas en el momento de partir de Choele “Choel”. “No podemos expresar en palabras los sentimientos “de gratitud hacia V. S. por las bondades que ha te- “pido con nosotros y a ayuda que nos dio durante “nuestra estadia en la isla, solamente a su pres “con nosotros, a los gastos y trabajos que V. S. tei “por nosotros, a los peones y caballos que nos facili- “{6, es debido que hemos podido acabar un trabajo tan “importante de hacer el proyecto de un canal de irri “gacién de 30 kilémetros y de terraplenes de 15 ki “metros todo esto en el corto espacio de 21 dias”. “Cuando V. S. vera que la isla de Choele Choel, en “vez de ser un desierto drido tal cual se presenta aho- “ra en que se distingue de vez en cuando un rancho y “una majada miserable se cambiar en colonia fértil y “floreciente... Estamos seguros, esto le dard mas satis- “faceién que palabras y oro pueden facilitar”. El segundo parrafo del documento que venimos ana- lizando (la nota de Owen y Hugues a J. Drawd, ga- 1és que quedara en el Chubut) es el relativo a los po- Neetete de la isla anteriores a la legada de los co- lonos, 17 Si, Choele Choel estaba poblada; segtin referencias halladas en-el Libro Histérico de la Escuela N? 11 de Luis Beltran, cuando en el afio 1891 e] entonces gober- nador del Rio Negro, Gral. Félix Benavides, visit6 la isla “encontré asentados (en ella) expedicionarios, in- digenas, algunos ranchitos, parejeros y un ambiente de juego y abandono”. Segiin Ja misma fuente, Benavides habria de inmediato pensado que las dptimas condicio- nes de la isla dado el tipo de suelo, clima, facilidad de riego, etc., eran ideales para la formacién de una co- Jonia agricola; no opinaba lo mismo el Cnel. Belisle quien querfa esas tierras para los ex expedicionarios al desierto.. Segtin datos orales los pobladores que encontraron los galeses al establecerse en Choele Choel, se distri- buian en el brazo sur y en el brazo norte del rio. En ¢] primero se citan’a las familias: Arball6, Beloni, Lez- cano, Bazcan, Costanzo, A. Cristian, Amallia, Marti- nengo, San Estéban, Ramos, Tasio, Gonzalez. En el se- gundo, Murguia, Melo, Aguilera, Palomo, Abad, Ju- lian, Correa y Bonavita. Por una solicitud fechada el 7 de abril de 1902, es decir, un dia después de la Megada de los dos delega- dos galeses a la isla, elevada por los vecinos al gober- nador Tello, sabemos que la poblacién escolar era su- ficientemente numerosa como para reclamar la funda- cién de una escuela. En realidad, el vecindario ya ha- bia creado un establecimiento particular y habfa colo- cado a su frente a un ex docente de las escuelas co- munes de la provincia de Buenos Aires; pero como se le pagaba poco y el hombre debia dedicarse a otros menesteres para solventar sus gastos, se pedia una co- laboracién al gobierno del Territorio, pedido que so- lucioné Tello de inmediato dando de alta a don Gas- par Campomanes —que asi se lamaba el maestro en cuestién— como agente de policia en la comisaria de Choele Choel. Los firmantes de la nota eran: Eusebio Echalecu Manvel Silveira, Cayetano Peifialba, Juan Suérez, Isi- dro Niiiez, Juan Dios, Urbano Saavedra, Pedro Nan- cucheo, Isidoro Alvarez, Emilio Gravieri, Claro Esco- bar, Pablo Alaniz, Regino Velazquez, Celestino Godoy, Leopoldo Murguia, Cecilio Amaya, Justo Lezcano, Juan Mojina, Juan Guevara y José Godoy. ' “74g En tanto Owen y Hugues regresaban de Choele Choel a Chubut con muy buenas noticias, el gobernador Te- Uo realizaba gestiones ante el Ministerio de Guerra pa- ra proveer de treinta carpas a las familias galesas que préximamente llegarian a la isla, solicitud que fue acordada a través de la Intendencia de Guerra en ju- nio -(1902). La carta que Eduardo Morgan Roberts dirigiera a su hermano y cuyo original forma parte del Archivo del Museo Regional de Gaiman es el mejor documento para conocer el arribo de las familias galesas a la ac- tual poblacién de Luis Beltran. COLONIA GALESA, Choele Choel, setizmbre 28 de 1902. “Estimado hermano: “Arribamos todos sanos y salvos a la isla de Chozle “Choel el dia 24 de setiembre. Partimos de Madryn a “medianoche el sébado 20. Tuvimos muy buen tiempo “en el barco, éste legé a Ing. White el 22 y nos que- “damos alli hasta el 23 pues el tren no partia hasta “Jas cuatro de ese dia. La ciudad de Bahia Blanca se ve “activa. El puerto es mas adelantado que Madryn, con “grandes grias a lo largo del muelle. Las mercaderias “estan mas baratas en Bahia Blanca que en el Chubut “y el tren es muy barato también”. “Partimos hacia Choele Choel el 23 a las 4 de la tar- “de y Megamos a la estacién de Choele Choel a las 16 “y 50 del dia 24 (de setiembre). Estuvimos doce ho- “ras en el tren, casi nos helamos de frio. El campo es “muy bueno en la zona de Bahia Blanca, no puedo de- “cir cémo era més al sur pues lo cruzamos de noche, “La gente y las casas de Choele Choel tienen aspecto “pobre y no he visto nunca caballos tan flacos que los “que he visto aqui”. “No he visto ain la tierra donde vamos a afincarnos “pues hemos estado acampando en el extremo inferior “de la isla frente al pueblo. Espero que dentro de unos “ocho dias ya estemos en nuestras chacras. Los sejio- “res Alfred Jones, George Guttins, Johnnie Griffiths, “Daniel Griffiths, Evans Isaac Davies y David Jones “Ilegaron por tierra mas o menos al mismo tiempo que “nosotros. El gobernador Tello ha donado 200 capones “a los colonos asi que tenemos carne gratis”. “Saludos a todos, Tu hermano”, E.M.R. 19 Boat A pesar de la ilusién de instalarse a corto plazo de- finitivamente en sus chacras, los colonos debieron vi- vir ocho meses bajo carpa. Sin embargo, al cumplirse el afio de su llegada cada una de las 50 6 70 familias (no existe unidad de criterio respecto del numero) es- taba ubicada en su predio y hasta el colono Alfredo Jo- nes tenfa sus tierras preparadas ¥ sembradas listas pa- ra recibir el agua cuando se abriera la compuerta del canal. Esta ceremonia de inauguraci6n, realizada el 24 de setiembre de 1903, exactamente a un afio del arribo de los galeses, constituyé un acto de intima satisfac- cién para la colonia. En la edicién del 16 de octubre de aquel aiio, el periédico “Drafod” de Chubut publi- 6 el acontecimiento sefialando que las seis compuer. tas fueron abiertas por el gobernador don Eugenio Te- lo, padrino de las obras y los Sres. Eduardo Owen, Mauricio Mayer, Francisco B. Faguaga, Francisco Lla- dés y el Dr. Alberto Oderigo. “El agua corrié facilmente por el canal por unos 5 “kms. mientras los colonos entonaban el Himno Na- “cional. Prosigue el articulo - Unas cuatrocientas per- “sonas, legadas de cerca y lejos, se habian reunido “para presenciar la inauguracién y ver el trabajo rea- “lizado. El presupuesto acordado era 50.000 $ por el “trabajo y los entendidos opinan que este mismo tra- “bajo hubiera costado a lo menos 200.000 $ hecho por “el Gobierno”. No se olvidé en ese dia de jubilo al Presidente de 1a Nacién, Gral. Julio A. Roca, a quien los galeses consi- deraban gran amigo desde su visita al Chubut en ene- ro de 1898, de paso para el Estrecho en donde se en- trevistaria con el Presidente de Chile. Se le envié un telegrama comunicandole la inaugu- racién de la primer seccién del canal de riego “en medio de aclamaciones al nombre de V. E., a nuestro progresista gobernador don Eugenio Tello y al activo constructor de estas obras, Ingeniero Sr. Owen”, De las palabras de practica pronunciadas por el colono Sr. Luis Burrel, durante la ceremonia de ese dia, recordemos las siguientes, tan bellas en su inge- nuidad y sencillez: “Nos es muy grato creer que sera también un dia 20 “de descanso para nuestro estimado Sr. Gobernador “el que ha levado durante el afio pasado el peso no “solo de la administracién de esta colonia sino tam- “bién, sobre sus espaldas, la reputacién de sus queri- “dos ‘galeses. Pero felizmente hoy puede lamar a “cuantos inerédulos ha habido y decirles: Vengan a “ver! que las aguas del rio Negro estan como un po- “tro bien domado, con freno en la boca y muy obe- “diente. Le mandamos ir y se va; le mandamos dete- “nerse ¥ se detiene”. La colonia con esto, ya estaba asentada sobres hases s6lidas, tan sélidas que el tiempo no la destruiria, Don Mauricio Hugues, por resolucién tomada ex ‘reunién de vecinos, eligié 1a chacra que seria el asien. to del futuro pueblo y que se Iamé Chacra de Reserva. La misma se fue ocupando lentamente con algunos ranchitos y modestos locales destinados a comercio. El primer edificio piiblico fue la capilla anglicana que surgid como apetencia espiritual de un pueblo auténticamente religioso. Los nifios galeses tuvieron como primer maestro a un refugiado chileno, “muy gente, muy bien” - al desir de los antiguos vecinos. Se Namaba Francisco Bena- videz Sanios Lavin. El Estado fund6 la primer escuela publica en 1904, Ja que actuaimente Heva el N? 11, bajo la direccién de Aleyandro Moyano. El humilde centro urbano, nacido en pleno corazén de la colonia, recibié el nombre de Villa Galense aun- que también se le lamé Tir Pentré que en idioma ga- laico significa tierra de aldea; pero la Direccién de Tierras y Colonia lo denominé Fray Luis Beltran (mas tarde s le elimin6 el vocablo Fray para no confun- dirlo con otra poblacién mendocina del mismo nom- bre). Quizé hubiera sido m&s justo bautizarlo con el nombre de GOBERNADOR TELLO en homenaje al hombre que, como dijeran los galeses, quiso tanto a su territorio que buscé incansablemente su prosperi- dad olvidando sus intereses personales. 21 po UN GALES ‘DE TIEMPOS DE EPOPEYA Los galeses, quienes indudablemente cumplieron una importante labor civilizadora en la Patagonia, tuvieron antes de 1865, afio en que lleg6 el primer alud inmigratorio, un digno exponente de su pueblo en el Comandante Santiago Jorge Bynnon, héroe na- val del Combate del 7 de Marzo de 1827 cuando los valientes vecinos de Patagones, el Ejército Argentino y la Armada Nacional, lucharon contra el invasor bra- sileho en el Cerro de la Caballada y en las aguas rionegrinas. Una vez més el auténtico amor a la libertad que es sentimiento ancestral del viejo tronco britano, afloré a través de la intrépida figura del capitin de la zu- maca “Bella Flor” quien contribuy6 a salvar para Ja argentinidad lo que afios mas tarde sus compatrio- tas afianzarian con su presencia de recios coloniza- dores: la soberania nacional sobre el inconmensura- ble territorio surefio. REFERENCIAS (1) BENJAMIN SUMMERS — Capitan de bareo mer- cante, viejo conocedor de nuestro litoral atlén- tico cuya figura de auténtico lobo de mar fue presencia casi permanente en el puerto de Pata- gones en la segunda mitad del siglo pasado. (2) BAJADA DEL TURCO - Asi se denominaba tam- bién a Boca de la Travesia debido al nombre de uno de sus primeros pobladores, Estéban Smila- nich, a quién se le lamaba el Turco. Este perso- naje, segiin el Diario de Jones, fue uno de los tantos que “han hecho mucho negocio de mis intereses...” (3) CURU-LEUVU - (Rio Negro) Nombre con el que los indigenas conocieron al rio Negro. (4) CNEL. PRINGLES - Fue fundado el 16 de diciem- bre de 1862 por orden del Comandante de Pata- gones, Cnel. Julian Murga, como Guardia Gene- ral Mitre. En 1881 el Gral. Conrado Villegas lo cambié el nombre por el de Cnel. Pringles; en 1946 volvié a su antigua denominacién. (5) FORTIN CONESA - En la edicién del 13 de octu- bre del presente afio del diario viedmense “Voz 22 Rionegrina”, el Museo de Patagones en un ar- ticulo titulado “FUNDACION DE FORTIN CONE- SA”, fijaba la fecha de fundacién del mismo (14 octubre-1869). (6) CARMEN - Cuando Francisco de Viedma funda a Carmen de Patagones el 22 de abril de 1779, lo bautiza NUESTRA SENORA DEL CARMEN; pe- ro en los periodos histéricos, la poblacién fue co- nocida indistintamente con los nombres de Car- men, Rio Negro o Patagones. Estaba emplazada a horcajadas sobre el rio Negro. Su banda sur. fue Ja que a raiz de la Ley Nacional 954 paso a inte- grar una poblacién independiente (1878) con el nombre de Viedma (1879), ciudad capital de la Provincia de Rio Negro. En la actualidad, se llama Patagones al Parti- do mas austral de la Provincia de Buenos Aires; se reserva el nombre de Carmen de Patagones pa- ra su ciudad cabecera. (7) A JUAN JONES no se le reconocia el derecho a una isla que habia hecho limpiar y explotaba con lanares, y al campo de los hermanos Williams que el galés habia incorporado a su legua por compra de la casa y vacas segin hemos sefialado oportu- namente y por el préstamo de $ 7.100.— efec- tuado a los dos hermanos antes que se alejaran de Boca de la Travesia. PRINCIPALES FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRAFICAS 1— Archivo de la Gobernacién de la Provincia del Rio Negro. 2.— “Declaracién de Ja Frontera del Rio Negro” - Diario de Juan Jones. 3.— Archivos de la Municipalidad de Patagones (Prov. de Buenos Aires). 4— Carpeta de Tradicién Oral del Museo Histérico 23 Regional Municipal de Carmen de Patagones (Prov. de Buenos Aires). Archivo del Museo de Gaiman (Prov. del Chu- but). Libro Histérico de la Escuela N? 11 - Luis Bel- tran (Prov. del Rio Negro). “Cronica de la Colonia Galesa de la Patagonia “Rydo. Matthews. “Historia de las Provincias y los Pueblos” - Aca- demia Nacional de la Historia. “Cronica Historica de Patagones” - Dr. Eduardo Sanchez Ceschi. 24 ‘upreso Talleres Graficos de 1a Provincia de Rio Negro ‘VIEDMA

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