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Psychosocial Intervention
Vol. 24, No. 1, 2015
Ésta es una versión traducida al español del original en inglés Characteristics of young
offenders depending on the type of crime
Para referenciar, citar el original como: Cuervo, K., Villanueva, L., González, F., Carrión, C. and
Busquets, P. (2015). Characteristics of young offenders depending on the type of crime.
Psychosocial Intervention, 24, 9-15. http://dx.doi.org/10.1016/j.psi.2014.11.003
Resumen
El objetivo del presente estudio es determinar la existencia de un perfil diferencial de menores
infractores acusados de haber cometido delitos contra la propiedad y contra las personas,
según diferentes variables sociodemográficas y diversos indicadores de riesgo juvenil. Los
participantes fueron 395 menores entre 14 y 18 años, con expediente judicial en el Juzgado de
Menores, en un periodo de seguimiento de dos años. Los resultados indican que en los delitos
contra la propiedad es más probable encontrar un menor infractor de género masculino,
procedente de los países del Este, con pautas educativas parentales inconsistentes. Por su
parte, los delitos contra las personas serían cometidos en mayor proporción por mujeres, de
nacionalidad latinoamericana o africana, predominando como principales factores de riesgo la
agresividad, ataques de cólera, baja tolerancia hacia la frustración o poca preocupación por los
demás. Estos datos pueden ser importantes de cara al diseño de programas de prevención de
los delitos e intervención con infractores.
En este trabajo se eligió la clasificación de delitos contra las personas y delitos contra
la propiedad porque es una de las que más se utilizan en la bibliografía sobre
delincuencia juvenil. En varios estudios se ha demostrado que los delitos más
frecuentes son los cometidos contra la propiedad (Capdevila, Ferrer, & Luque, 2005;
Fernández, Bartolomé, Rechea, & Megías, 2009; Garrido, 2009; Iborra, Rodríguez,
Serrano, & Martínez, 2011; Núñez, 2012), sobre todo el robo, el robo con violencia e
intimidación y el allanamiento de morada por la fuerza (Bravo, Sierra, & del Valle,
2009; San Juan & Ocáriz, 2009). En los últimos años, sin embargo, se ha producido un
incremento en el número de delitos violentos y agresiones sexuales (Capdevila et al.,
2005; Fernández et al., 2009), así como de incidentes violentos en el entorno escolar y
familiar (Benavente, 2009).
En cuanto a la edad de los menores infractores, los datos indican que el número de
infracciones aumenta con la edad (Instituto Nacional de Estadística, 2011) Esta
tendencia se observa tanto en los delitos contras las personas como en los delitos
contra la propiedad, con cifras que aumentan desde 1.075 y 580, respectivamente, a
los 14 años hasta 2.225 y 1.146 a los 17 años (Instituto Nacional de Estadística, 2011).
Al analizar la evolución más frecuente de los menores infractores, es decir, limitada a
la adolescencia y con el punto álgido a los 17 años, se aprecia que, en términos
generales, los delitos contra la propiedad son más frecuentes que los delitos contra las
personas (Moffitt, Caspi, Harrington, & Milne, 2002). A pesar de todo, no hay estudios
en los que se analicen grupos de edad concretos y su posible relación con el tipo de
delito.
son pocos los estudios en los que se ha analizado la relación entre el tipo de delito y la
nacionalidad, un aspecto que aún está por determinar.
Al analizar la relación entre la reincidencia y el tipo de delito, lo primero que hay que
destacar es que las tasas de reincidencia en el sistema penal juvenil español se sitúan
entre el 14 % y el 40,6 % (Acosta, Muñoz de Bustillo, Martín, Aragón, & Betancort,
2012; Bravo et al., 2009; Capdevila et al., 2005; Contreras, Molina, & Cano, 2011; De
Armas, García, & Castro, 2008; García-España, García, Benítez, & Pérez, 2011;
Graña, Garrido, & González, 2006; San Juan & Ocáriz, 2009), porcentajes que son
parecidos a los observados por Jennings (2002) en Reino Unido y Cain (1997) en
Australia. Cuando se combinan estas tasas con el tipo de infracción, se observa que a
los delitos contra la propiedad les corresponden tasas de reincidencia ligeramente
superiores a las de los delitos contra las personas (Winner, Lanza-Kaduce, Bishop, &
Frazier, 1997), si bien hay estudios en los que no se han identificado diferencias
significativas (Cuervo & Villanueva, 2013; García-España et al., 2011).
También existe una relación entre los factores de riesgo del menor y el tipo de delito.
Cuanto mayor es la presencia de estos factores, mayor es la probabilidad de que se
produzca una situación de delincuencia juvenil (Fergusson & Lynskey, 1996; Smith,
Thornberry, Rivera, Huizinga, & Stouthamer-Loeber, 2000). Los factores de riesgo
juveniles se clasifican habitualmente en dos grupos: factores de carácter más
individual y factores relativos a los diferentes entornos en los que se mueve el menor,
como la familia, el colegio, los compañeros, etc. Entre los factores individuales están la
falta de empatía y el escaso interés por los demás, la impulsividad, la ausencia de
remordimientos, el rechazo de las responsabilidades, un autocontrol escaso y la
búsqueda de sensaciones (Aguilar & Godoy, 2013; Bush, Mullis, & Mullis, 2000;
Vilariño, Alves, & Mohamed-Mohand, 2013). Los factores contextuales abarcan, entre
otros, las familias problemáticas, las pautas educativas permisivas o descuidadas, los
problemas de conducta en el colegio, las relaciones con amigos delincuentes, el mal
uso del tiempo libre, el consumo de sustancias, las experiencias migratorias y los
ingresos familiares bajos (Contreras, Molina, & Cano, 2010; Cottle, Lee, & Heilbrun,
2001; Hoeve, Semon, Gerris, van der Laan, & Smeenk, 2011; Kelly, Macy, & Mears,
2005; Ozen et al., 2005). A pesar de todo, que nosotros sepamos, no se han realizado
hasta la fecha estudios que relacionen estos factores de riesgo individuales y
contextuales con el tipo de delito cometido. Solo Wikström y Loeber (2000) analizaron
esta relación, aplicando como criterio la gravedad del delito. Estos autores destacan la
escasa trascendencia que tiene el contexto socioeconómico del vecindario, en
comparación con otros factores de riesgo, en los delitos más graves perpetrados por
menores.
Así pues, el propósito del presente trabajo es determinar si el perfil de los menores
infractores acusados de delitos contra la propiedad y contra las personas varía en
función de diferentes variables sociodemográficas (sexo, edad, nacionalidad) y
diferentes indicadores de riesgo juvenil. Es de esperar que los delitos contra las
personas los cometan, en un porcentaje más alto, adolescentes mayores, niñas y
menores extranjeros (sobre todo del norte de África). Los factores individuales estarán
más relacionados con los delitos contra las personas. El objetivo del estudio se aborda
mediante una combinación de datos obtenidos mediante entrevista, datos procedentes
de los registros de los juzgados y resultados de un instrumento objetivo y
estandarizado elaborado a partir de la práctica empírica: el inventario YLS/CMI (Guy,
Packer, & Warnken, 2012; Henggeler, 2004). Asimismo, es preciso señalar que el
estudio utiliza datos oficiales sobre la reincidencia durante un período de seguimiento
prospectivo de dos años.
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Método
Participantes
Instrumentos
Procedimiento
Los datos utilizados en el presente estudio se obtuvieron a partir del análisis de los
registros del Juzgado de Menores de una provincia española. En el análisis se incluyó
el número de delitos cometidos por cada menor durante un seguimiento de dos años,
el tipo de delito, los datos demográficos y el riesgo de reincidencia.
Con respecto al tipo de delito, se hizo la distinción entre delitos contra las personas
y delitos contra la propiedad. Se consideraron delitos contra la propiedad los
siguientes: robo como delito o como infracción, daños a la propiedad, fraude, robo en
grado de tentativa, hurto o robo de un vehículo, allanamiento de morada y
allanamiento por la fuerza. Los delitos contra las personas abarcaron los siguientes:
lesiones corporales, amenazas, conducción temeraria, robo con intimidación, perjurio,
crueldad, resistencia a la autoridad, agresión, homicidio involuntario, delitos contra la
salud pública y maltrato doméstico.
La variable reincidencia delictiva hace referencia a las imputaciones archivadas
después de la fecha de la primera valoración del menor llevada a cabo por el equipo
de delincuencia juvenil, que en adelante se denominará “punto de partida”. Por tanto,
cada menor tiene un punto de partida diferente, considerado desde marzo de 2008. En
el presente estudio se han tenido en cuenta todas las imputaciones posteriores a este
“punto de partida”. A este respecto, se consideraron reincidentes aquellos menores
que estuvieron implicados en una infracción o delito en los dos años posteriores al
punto de partida.
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Análisis estadísticos
Resultados
Tabla 1
Horquillas de edad y tipo de delito
14 y 15 años (32.2%) 16 a 18 años (65.8%)
Delitos contra las personas 49.6% (67) 52.3% (136)
Delitos contra la propiedad 50.4% (68) 47.7% (124)
Total 100% (135) 100% (260)
Tabla 2
Sexo de los menores y tipo de delito
Masculino (81.3%) Femenino (18.7%)
Delito contra las personas 48.9% (157) 62.2 (46)
Delito contra la propiedad 51.1% (164) 37.8% (28)
Total 100% (321) 100% (74)
delitos cometidos por el grupo de las niñas (tabla 2) son delitos contra las personas
(62,2 %). En los niños, por el contrario, apenas hay diferencia entre los delitos contra
las personas y los delitos contra la propiedad, con porcentajes muy parecidos en los
dos casos (48,9 % y 51,1 %, respectivamente).
0,004, = 0,24). Un análisis del porcentaje de delitos cometidos por los menores
españoles no pone de manifiesto grandes diferencias entre los delitos contra la
propiedad y contra las personas (48,5 y 51,5 %, respectivamente). Sin embargo, la
mayoría de los cometidos por los menores procedentes de Europa oriental son contra
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la propiedad (72,2 %), mientras que los latinoamericanos y los africanos delinquen
más contra las personas. Las mayores diferencias se observan en los europeos del
este y los latinoamericanos (tabla 3).
Tabla 3
Nacionalidad de los menores y tipo de delito
Españoles Europeos del Este Latinoamericanos Africanos
Delitos contra las personas 51.5% (156) 27.8% (10) 71% (22) 60% (15)
Residual normalizado 0 -2 1.5 0.6
Delitos contra la propiedad 48.5% (147) 72.2% (26) 29% (9) 40% (10)
Residual normalizado 0 2 -1.6 -0.6
Total 100% 100% 100% 100%
Tabla 4
Tipo de delito y reincidencia
Ausencia de reincidencia Reincidencia
Delitos contra las personas 51.9% (174) 48.3% (29)
Delitos contra la propiedad 48.1% (161) 51.7% (31)
Total 84.8%/100 (355) 15.2%/100 (60)
Discusión
El propósito del estudio era determinar si el perfil de los menores infractores acusados
de delitos contra la propiedad y contra las personas varía en función de diferentes
variables sociodemográficas (sexo, edad, nacionalidad) y diferentes indicadores de
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Tabla 5
Puntuación media de cada factor de riesgo en función del tipo de delito
Nota. M, media; DE, desviación estándar; valores del tamaño del efecto: d de Cohen y r. ¹Delito = (1) contra las
personas, (2) contra la propiedad.*p < .05
No parece haber relación entre la edad del menor y el tipo de delito cometido, con
independencia de que considere la edad como una variable continua o como una
variable categórica (grupos de menor y mayor edad). La variable sexo del menor, sin
embargo, sí parece guardar relación con el tipo de delito. Aunque los delitos contra la
propiedad son más los frecuentes entre los menores infractores en general (Fernández
et al., 2009; Graña et al., 2006), las chicas cometen más delitos contra las personas,
como era previsible de acuerdo con las conclusiones de los primeros estudios
(Capdevila et al., 2005; Iborra et al., 2011). Este dato podría estar en relación con el
hecho de que las chicas tienen mayor orientación social general que los chicos (Calvo,
Gonzalez, & Martorell, 2001; Moreira & Mirón, 2013; Sánchez-Queija, Oliva, & Parra,
2006; Velásquez, Martínez, & Cumsille, 2004), algo cuyo lado más negativo sería que
sufren mayor cantidad de conflictos interpersonales. Otra posible explicación,
compatible con la anterior, tiene que ver con la escasa confianza en sí mismas que
tienen las mujeres jóvenes en cuanto a la comisión de determinados delitos, como
robos o vandalismo (ambos contra la propiedad), en comparación con sus homólogos
masculinos. (Garrido-Martín, Masip, & Herrero, 2009).
Se ha demostrado que la variable nacionalidad de los delincuentes juveniles está
estadísticamente relacionada con el tipo de delito. Mientras que en el caso de los
menores españoles la distribución entre los delitos contra las personas y contra la
propiedad es similar, entre los menores extranjeros cada tipo de delito se asocia
significativamente a una nacionalidad concreta. Así pues, la mayoría de los delitos
cometidos por menores procedentes de países del este de Europa son contra la
propiedad, mientras que entre los procedentes de países de Latinoamérica y África
predominan los delitos contra las personas. Estos resultados avalan y amplían los
estudios previos, en los que los menores latinoamericanos (Iborra et al., 2011), al igual
que los procedentes de países del norte de África, estaban implicados con más
frecuencia en delitos contra las personas. (Capdevila et al., 2005).
Para comprender esta situación deben tenerse en cuenta las circunstancias que
rodean a estos grupos y que pueden actuar como factores de riesgo o de protección.
Los menores latinoamericanos llevan varios años en España y viven con sus familias,
así que es probable que tengan cubiertas la mayoría de sus necesidades básicas. Por
consiguiente, será necesario analizar la influencia que tiene otras variables, como la
aculturación o la pertenencia o no a bandas callejeras de hispanos, en el hecho de que
delincan más contra las personas. Por otro lado, los menores procedentes del este de
Europa, principalmente rumanos y de ascendencia gitana, han sido utilizados por las
mafias o por adultos, que pueden ser o no sus propios padres (Lázaro, 2007), para
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Financiación
Agradecimientos
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