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Leopoldo Palacios fi} Suficiencia humana de la teologia. El humanismo integral, al enarbolar el est darte de lo que llaman «filosofia cristianay, dej ver a las claras que la teologia no Ie satisface, porque es una ciencia insuficiente, siquiera sea bajo un aspecto natural y humano. Y gno es esto hacer agravio a la seffora de las ciencias? «La »teologia, dice Santo Tomas (In I Sent, d. 22), ves la principal de todas las ciencias, y pot ¢50 nencierra en s{ algo de todas» (Theologia, in quantum est principalis omnium scientiarum, alle quid in se habet de omnibus scientis). E] error concerniente a Ja insuficiencia natue ral y humana de la teologia consiste en no ha- ber visto que esta ciencia, a pesar de su vitola sagrada, utiliza para construirse una filosofia in fegramente verdadera, y, por Jo tanto, suficiente lesde el punto de vist al 10. Es rabies teoloy el papel de un instrumento respecto de ee en este sentido no es independiente y autonoma, ee no olvidemos que la raz6n, antes de hab sido instrumentalizada pot Ja teologia, ha si causa principal en un terreno puramente racioy nal y filosdfico. Sin una filosofia previa, f perfecta, donde Ja razon desempefie at ste j causa prindpal y no de mero instumento, y 48, EL mito de la nueva eristiandad donde se columbren todos los problemas desde un punto de vista profano, la teologia del hombre Viador.no bie odio ‘hacerse ciencia, a falta de herramienta sélida con que levantar su alza- da Por tanto sa razén es en ella insrumento | | | en orden a la revelacién divina, sélo es instru- mento después de haber sido causa principal, y sin perder nada de la solide humana y natural que esta condicién de causa principal le otorgaba. .) Cuando la pone al servicio del dogma revelado, consigue Ta alt ignidad de hacerse su i trumento merced a la independencia que siempre atesoraba. Razén independiente fué la de Platén, antes de haber sido asumida diez siglos después por San Agustin en su teologias y no menos in- dependencia gozé Aristételes antes de haber sido utilizado diecisiete siglos después por Santo To- mis de Aquino. No declara mal este realee humano de la teo- logia el hecho de que todos los medios naturales de que ella se sirve para demostrar sus conclu- siones, no pierdan su fuerza al casarse con la luz de la revelacién, Cuando la teologia toma prin- cipios naturales pas i i clando dogmas sobrenaturalmente re verdades puramente filosdficas, estas tltimas no fon center eat tric ane que son perfeccionadas y elevadas, en cuanto | clos (de mnyon eetiees "porceu conten = fa 49 Leopoldo Palacios fe, segiin hace ver Juan de Santo Tomas en su Curso teolégico (In I, q. 1, disp. 2, art. 6, n, 21). Tampoco es un defecto de 7 ‘teologia el care- cer de inguietud' humana’ ante los problemas de la época. Ademés, si no la teologia, al menos el tedlogo rebosa de problemas y discusiones; y, se- grin hizo notar ya Melchor Cano en sus Lugares teolégicos (XII, 2) «como la doctrina fisica, aun- »que conforme y adecuada a la naturaleza, no nfunda todas sus conelusiones en los experimen tos, sino que se permite recutrir a hipétesis pu- »ramente probables, asf el teélogo, aunque decla- yea la mayorfa de sus conclusiones de una ma- »nera apodictica, puede en algunas darse por sa- ytisfecho con explicaciones puramente verosi- miles». En suma, la teologfa, aunque se bafie de at- miésfera celeste, se alza con los bienes ier disciplina Iuumana sin’ pefder ‘Sr om Spee Pe eae Hoe oe ents ee neeesidades, Ta teologia del hombre viador des- ciende a poner sus manos en nuestras miserias, alumbra la incertidumbre de nuestros pasos, y realiza el oficio de un saber de salvacién. Nin- guna deliencia de humanidad puede achacérsela. ¢Se pide una visin humana de los problemas del hombre? Estddiese toda la segunda parte de la Suma Teolégica y digase después si lo divino su- primié a lo humano. 50 EL mito de la nueva cristiondad § 2. Suficiencia humana del Sacro Imperio. Después de haber defendido el yalor racional y humano de Ja teologia sagrada, intentaré po- ner de relieve el sentido humano del Sacro Im- perio. Yo no considero que esta reptiblica que hoy recibe el nombre de «concepcién sacra de lo tem- poral», sufra de insuficiencia natural y humana, sea por eso caduca, y haya de ser ya atrinconada en el museo de antigtiedades, que esa lo que vie- ne a parat la opinién de Maritain, el cual, arras- trado por ella, ha tenido que’ descalificar todos los intentos modernos de defender y restaurar el Estado confesional cristiano: cosa especialmente dolorosa para los espafioles, que han visto en la pluma del pensador francés una absoluta incom- prensién hacia la obra de Carlos V y de Felipe II, los grandes defensores de la ctistiandad contra la disolucién protestante, y, ya en lo que hace a nuestros dias, una incomprensién no menos gran- de hacia su cruzada nacional de 1936. A pesar de su caricter de régimen sagrado, el Sacto Impetio no excluye’ una politica’ soberand e independiente, y en este sentido nada impide afirmar que es suficiente desde el punto de vista humano y natural. Cuando el imperio desempe fia el papel de instrumento respecto del sacer tia a Coste Leopoldo Palacios no menoscaba en nada Ja natural ia gocedad civil. Pues no hay que t nunca que este Imperio, antes de haber | sido instrumentalizado por el sacerdocio, tiene que _ set causa principal en un terreno puramente pro- fano y politico. Sin una politica previamente au- ténoma, donde el imperio secular haga el papel de causa principal, y donde se miren todos los problemas del bien comin temporal desde un punto de vista humano y profano, el Sacro Impe- tio no hubiera podido nunca constituitse en ideal de civilizacién. Por tanto, cuando el imperio re- cibe el alto honor de hacerse instrumento de los los espirituales empefiados en el siglo, enti cmbargo, como un instrumento que antes de sero era causa principal, y sin perder ninguna janas que esta con fe de las cualidades causa principal le otor faba. Asi fué como Carlo : sa ls soberanfa' de su politica, me- magno, gracias a recid ser consagrado por el Papa Leén Ill. No debe olvidarse que el poder espiritual de la Iglesia es directo sobre las cosas espitituales, € indirecto sobre las temporales en razn de les derechos a defender las realidades espirituales que | estén comprometidas en el mundo. Igualmente, | pero a la inversa, el poder del Estado es directo Sobre las cosas temporales e indirecto sobre las | espirituales, en razén de los deberes que el Es || tado tiene de defender las cosas de Dios y de 52 El mito de la nueva cristiondad producit bienes de orden espiritual por medio de tuna accién politica, casi ministerial de la activi- dad religiosa de la Iglesia. Como dice Suérez en su tratado Sobre las leyes (Il, 7, 12-13), el em- pleo de medios politicos para obtener bienes re- ligiosos «es por participacion del Pontifice, y en- ytra en el poder indirecto del principe secular, »euast mir eat Ty vicario del Papa». , Pues bien, hay autores que se ofuscan hasta creer que el Sacto Imperio es pura y simplemente tun instrumento de la Iglesia, lo que equivale a decir —y huelgan los comentarios— que sélo tie- ne un poder indirecto sobre lo temporal. © ‘Ademés, en la Edad Media florecen opiniones para todos los gustos, desde las que propugnan un cesarismo que recuerda al liberalismo" teolé- gico y al totalitarismo de nuestros dias, ansioso de sorber a Iglesia en el Estado, hasta las que entregan el poder civil a manos del clero, absor- biendo el Estado en Ia Iglesia. El ideal de unos no era siempre el de todos. Por ejemplo, Marsilio de Padua, en El defensor de la paz, y Guillermo de Occam, en su Didlogo sobre el poder de los em- peradores y los papas, Ilegan a conclusiones que exaltan dé tal manera el poder secular, que ha- cen del Pontifice un instrumento del César; es decir, todo lo contrario del retrato que traza Ma- ritain. Pues gqué otra cosa es sostener, como hace Occam, que el emperador tiene derecho a elegir 58 Leopoldo Palacios Papa, y a juzgarlo por delitos civiles y eclesiés- ticos, incluso de herejia? Se me diré que estos pensadores preludian la Edad Moderna. Y por este camino de los preludios perderemos toda no- cin cronolégica, porque los preludios pueden co- menzarse donde se quiera.|Pero si aun esto fuera verdad, ¢qué se diré de Dante? ¢No es un autor plenamente medieval? Y ges el poder secular mero instrumento del Papa en su obra Sobre Ia Peaeend Por otro lado, el ideal de un Gil de Roma de un Santiago de Viterbo, desvara en sentido contratio al anterior, otorgindole al Papa un po- der directo en lo temporal, como si Cristo no hu biera dicho: «Mii reino no es de este mundo» (Joan., XVIII, 36); y estos autores acaban por este camino reduciendo a cero la esfera del prin- cipe secular. En estos tiltimos casos clericales pien- sa, sin duda, Maritain al pincelar tendenciosa- mente el cuadro de la Edad Media, Pero | dadera norma catélica que ha logrado_prevalecer, Ta _de fos documentos pontificios y los. tedlogos, Elegie tae Teen oe ee del siglo XV en Juan de Torguemads uma a fete ae (3) pretends cee Sadar Soltatdeatcts por) Date , por Belarmino, por Suarez, por Billot y por jets les andes tetlogoo de bi comunidad ete tiana. Doctrina donde se otorga plena jurisdiccién 5A i BI mito de ta nueva cristiandad al poder secular, poniendo de manifiesto que en li esfera del Estado sélo puede intervenir el po- der eclesiéstico indirectamente, en raz6n de los interests espintualesempstdos en el sgl. Y es curioso que precisamente cuando se fija en la teologia catélica con valor permanente este ideal, igualmente alejado del clericalismo de al- gunos canonistas y del cesarismo de los legistas, ¢s cuando el Humanismo Integral le sefiala la fe- cha de su muerte, después de haberle desfigurado Ia cara. En resumen: Hay en la actualidad algunos pensadores catélicos que se han atrevido a poner en duda la validez ideal de la teologfa y el Estado confesional, acusando a una y otro de falta de sentido humano, Estos autores tratan de huma- nizar el saber y el régimen cristiano d al_humanismo_ proc la Reforma protestante y de la Revolucién fran- cesa, a fin de elaborar con su ayuda el ideal de luna mieva cristiandad esencialmente diferente de la cristiandad antigua, Pero estos autores’ con- tradicen un hecho evidentisimo: que ni la teolo- fa ni el ideal del Estado confesional carecen de sentido humano, porque{en la teologia la fe no quebranta el poder de la razén, sino que le pone a prueba, y en el Estado confesional la religién no absorbe a la politica, sino que la acrecienta) Si algo se ha discuti la dificultad a teologia, su dependencia de la ciencia de los bienaventurados, la coloca en estado imy to respecto a la verdad divinas nunca respe la verdad humana, en cuyo Ambito se pasea razén con toda libertad, recorriendo todas sus vas y transversales, y agudizando el ingenio ta el méximo para poder sistematizar el do; humanas le faltaron, y buscé pata manter todos los medios licitos de que puede servirse poder terreno. CAPITULO V EL, HUMANISMO COMO VENTAJA El humanismo que nace con la Edad Moderna ho es una ventaja para los cristianos. Empezaré diciendo que lo que yo entiendo aqui por huma- hnismo no tiene nada que ver con el cultivo de Jas humanidades griegas y latinas. Ya los cristia- fos de los primeros siglos llamaban letras chuma- nas» a los escritos que los paganos llamaban «li- berales». Lo dice San Agustin en La ciudad de Dios (VI, 2) con ocasién de enjuiciar los escritos de Marco Warrén: «letras que nosotros llamamos whumanas y ellos liberales». De humanas se ha waeado el nombre abstracto humanidades. Pero #1 cultivo de las humanidades no implica el ser partidario de las tendencias humanistas. aT EL MITO DE NUEVA CRISTIANDAD SEGUNDA EDICION — Ediciones Rialp, S, A. “Madrid 3952 INTRODUCCION Primera edici6a: Octubre de 1951. Segunda edicidn: Marzo de 1952, { ES PROPIEDAD DEL AUTOR t Teds ls dereho trv pc dot nit de blastp por EDICIONES RIAL, S.A.Presados, 5. Apartado 6.084. Madeid ‘nanan Avis Gils» Evaine Sen Mignl 9 - Telelono 514070 - Mama

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