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PAUL CHAUCHARD Director de ta escuela de Altos Estudios ALMA 0 CEREBRO: ,QUE ES EL HOMBRE? EDICIONES IBEROAMERICANAS, S. A. ‘Traduccién: Siva Suieez Bnei Og Gay ere ge tee ates Bor AGL SR. Temis retin sh adele int Neg aE ne fBeicanclca 2, Bie inc: ees A la memoria del gran neurélogo Jeax LuERMarre PROLOGO Qué tengo dentro de esta cabecita mia?, canta el R. P. Duval, inciténdonos a meditar con él sobre nuestras aspiraciones al. ideal y a la felicidad. El hombre moderno, apasionado por las técnicas, podria tomar esta pregunta al ie de la letra. Sé que lo que tengo dentro de esta pequefia cabeza y me permite sofiar de esta manera, es mi cerebro, mi precioso cerebro. Si tengo la prudencia de ponerme el casco antes de arrancar mi moto, es precisamente para pro- tegerlo. Porque si llega a ser destrutdo, aun sin ‘morir, conciencia y pensamiento habrén des- aparecido. Una simple conmocién y quedaré idiotizado 0 dejaré de'ser duefio de mis actos. ¥ la noticia inesperada de la muerte de un ser querido puede hacer que me siente mal, tan mal ‘como después de haber sufrido un accidente. jSiempre mi cerebro! Pensaréis que no he des- cubierto la polvora: no es culpa mia. No tengo 7 un cerebro privilegiado; es culpa de mi natura~ leza, de mi herencia y ademds, no he podido | eultivarlo mucho. Pero la ciencia arreglard todo esto; jacaso no existen ya pildoras de inteligen- ia y, por si me preocupo demasiado, pildoras también de felicidad! Me gustaria mucho ir a ver lo que pasa en la luna. A vosotros también, everdad? Los cohetes espaciales me apasionan, pero no debo olvidar que mi cerebro no admite las fuertes aceleraciones o la falta de oxigeno. Por fortuna, los médicos han pensado en él y el ingeniero ha recibido las directrices precisas para que el cohete sea habitable, y hasta confortable. ~ Ti, hombre moderno, que te muestras inte- resado en todos estos adelantos y, curioso, des- montas las piezas de tus aparatos, tii que afir- ‘mas que tu inteligencia proviene del cerebro, cdmo puedes contentarte con semejante afir- ‘macién? A las méquinas calculadoras las llaman méquinas pensantes. Algunos especialistas de la electronica, los Grey Walter, los A. Ducrocq, han construido animales artificiales. Entonces, no seria el cerebro acaso también una maqui ‘na?, y en estas condiciones, geémo no te apasio- ‘nas por conocer su mecanismo? Desconcertante época en que las méquinas son tan conocidas | y tan cuidadas y el hombre ignora. su propia | magquinaria, las condiciones para su.buen uso 8 ¥ lo que debe hacer para mantenerla en buen estado, iQué interesante y prodigioso misterio! Todos ‘hemos visto alguna vez sesos en las carnecerias y Sabemos que el nuestro es andlogo. €Qué rela- cién existe entre este montoncito de carne yel pensamiento, el espiritu? ¢No es acaso éste mds elevado? Pero entonces, ¢edmo acttia sobre la materia del cerebro puesto que ésta nas es indis- pensable? La ciencia del cerebro Atumano, rama { de la neurofisiologia, estd en pleno desarrollo, ¢Hasta dénde ha legado en el conocimiento de os mecanismnos del cerebro? 2EI cerebro animal es idéntico 0 diferente? Son éstas las preguntas que me propongo contestar. En primer lugar, veremos lo que se oculta bajo la apariencia exterior del Organo penetran- do en su intimidad, luego, evocaremos los méto- dos que ‘actualmente permiten saber cémo funciona y analizar los fenémenos eléctricos y quimicos de la mdquina cerebral. Entonces po. dremos, elevdndonos al nivel de la fisiologia Propiamente dicha, intentar precisar, de lo co- nocido a lo menos conocido, cémo, gracias a nuestro cerebro, pensamos ¥ actuamos como hombres, Pero ante el cerebro humano, nuestro cerebro, lo mejor que hay en nosotros, no podemos con. formarnos con una mera curiosidad objetiva de ‘onico. Esta supuesta mecdnica nos concierne 9 demasiado. Si como hombre, me siento dotado { de reflexion y pane jilidad, si me planteo la ‘cuestion de mi libertad, sabtendo que esto exige | @l buen funcionamiznto de mi cerebro, puedo preguntar al especialista del cerebro si, yendo ‘nds alld de la objetividad cientifica corriente, no podria aportarse a este dominio alguna nue- ya luz. ¥ tanto mds cuanto que, como veremos, Tos progresos de la fisiologia del cerebro desem- bocan en la medicina y la cirugia del cerebro (que no slo nos permiten curar a ciertos enfer- os mentales, sino que nos ofrecen también Ia posibilidad de actuar sobre el hombre normal, mmodelando su alma por medio del cerebro. cEs Udmisible el lavado de cerebro? zNo tiene el tientifico nada que opinar sobre esto? GPodemos preguntar, no a la neurofisiologia en si misma, sino a la reflexién de espiritu filo- Sofico del neurofisidlogo, si no se podria extraer dela ciencia del cerebro alguna indicacion sobre To que es necesaria hacer para ser hombre, sobre Jo que es ser hombre? (Estin tan poco acordes Sobre este punto fildsofos y moralistas! Terminarenios, pues, esia obra con dos capi- tulos de reflexiones més personales. Priicipal- mente, consideraremos las relaciones de la mo- ral y del cerebro, evocando 1a posibilidad de encontrar una base neurofisiolégicaen lo nor- ‘mal y en lo patoldgico, en el bien y en el mal, Bs decir una contribucién a una moral de la 10 naturaleza humana, valor comin a los creyentes ya los no creyentes, zAcaso no nos dice J. Ros. tand lo necesario que seria «que la biologia pase al plano de la virtuds? En el caso del higado, el médico no es neutro sino que lo somete a una serie de pruebas que le permiten juzgar su valor funcional en el organismo, saber si es bueno 0 malo. zNo se puede hacerlo mismo coma cere 70? ¢No existe una manera correcta bro? a ta de utili En conclusion, tendremos » tendremos que rozar el pro- blema metfisico sin imponer una soluctin en nombre de la ciencia, lo que seria un grave error. Se tratard simplemente de ver cémo la ciencia puede desembocar en la metafisica : yen qué medida es 0 no legitimo utilizar argumen- tos cientificos en este dominio en favor del materialismo y del espiritualismo para afianzar sus convieciones cuyo origen es muy distinto, ul Capitulo primero INSIGNIFICANTES Y MARAVILLOSOS SESOS La-red pensante Nuestro cerebro es. un 6rgano al igual que el higado, el corazén y los rifiones. El higado tiene como funcién producir la bilis, ls rifiones forman la orina, el corazén late. El cerebro, con | su estructura. propia, nos permite pensar. | ‘Como todos. los érganos, esta constituido el microscopio nos Io confirma— por millares de millones de pequefios elementos, las células vvivas, que constituyen las piezas de la maquina. Dicho de otro modo, Ia materia viva esta repar- fda en pequetios organismos elementales yuxta- uestos y_asociados. En el cerebro, se trata de élulas nerviosas llamadas neuronas. Las neuro- zas son muy variadas en forma:y en dimensiGn. niimero, forma y'tamafio, no obstante, siempre de fino didmetr ‘de gran longitud con-rela- cin al-cuerpo. celular. Estos prolongamientos son las fibras De este modo, las fibras nerviosas pueden pénetrar profundamente en los centros nerviosos; son ellas las que forman Jos nervios; cuando queremos actuar, lanzamos ‘una orden a una neurona cuyo cuerpo est en el cerebro y cuya fibra se termina en la médula espinal, al nivel de los rifiones, si se trata de ‘mover la pierna. Las mas gruesas de estas fibras Jargas estén rodeadas por una envoltura pro- tectora y aislante, la mielina, grasa que les da ‘un aspécto blanco. De este modo, se distingue en el cerebro la llamada sustancia blanca que se ‘encuentra en el interior y que esté formada por estas fibras largas cuya mision es. asegurar la ‘sransinisiGn_de_las_érdenes.a_ distancia, princi- palmente, mensajes sensitivos que provienen de los sentidos 6 las ‘rdefies motoras destinadas a Jos musculos. Pero no es ésta la parte esencial del cerebro, el érgano propiamente dicho del pensamiento se encuentra en la superficie, de ahi ‘su nombre de corteza cerebral (1). Esta corteza es gris pues sélo se compone de los {-cuerpos celulares y de las fibras mas cortas |que no tienen mielina. (1), Cubre la parte anterior del encéfato, centro nervioso de la. cabeza; es decir os dos hemisferios ‘Serebrales 0 cerebro propiamente dicho. “4 Lo que caracteriza a Ja corteza y, por otro lado, a la sustancia gris de cualquier otro centro nervioso como la médula, es el estar constituida por una verdadera red nerviosa: todas las fibras y los cuerpos celulares interconectados or inextricables circuitos de miiltiples mallas }#” ‘cuyo conjunto de cables es infinitamente més complicado que el de nuestras maquinas. Es cierto que éstas estén muy lejos de tener milla- tes de millones de elementos. Si hoy conocemos detalladamente las neuronas cerebrales y sus asociaciones, lo debemos a la obra del gran his- t6logo espaiiol Ramén y Cajal que, a princi de siglo, fund6 de este modo la neurologia mo- dena, porque habia encontrado el método que permitia colorear aparte una sola neurona con todos sus prolongamientos. Como este método era a base de plata, la neurona aparecia como ‘una gruesa arafia negra. En la red nerviosa, las neuronas son indepen- dientes; las extremidades de las fibras se apo- yan sobre las neuronas vecinas: un estrecho gontacto de contigitidad sin continuidad que se ES la organizacién material mas complicada que existe en el mundo. Admiramos la infinita | grandeza de las estrellas y la infinita pequefiez | 20, no conse nla a igus 0 | 1s | de los tomos. Aqui, tenemos mucho més, jla inal, esa_parte inferior de nuestros centros nerviosos situada en Ja colum- na vertebral, también contiene la sustancia gris con una red nerviosa. Si su funcién es la de asegurar los movimientos autométicos simples Mamados reflejos (el médico golpea el tendén de la rodilla y el musculo del muslo proyecta la pierna hacia delante; la excitacign del tendén no actia directamente sobre el misculo, sino que va.a excitar en la médula a las neuronas moto- as y no al psiguismo) es porgue la médula es {jun centro local relativamente simple que com- /prende menos newronas que el cerebro y una zed mucho menos rica. Lo mismo ocurre si comparamos el cerebro animal al cerebro humano. Actualmente, el ani mal més préximo a nosotros, el que nos imita mejor, aunque esté muy lejos de nosotros en | intligencia, es el chimpancé. Lo que més le | diferencia de nosotros es su cerebro. Se ha podido comprobar que el hombre tiene aproxi- madamente en el cerebro un nimero de eélulas nerviosas cuatro veces mayor que el de) chim- | panes, Este tlene de 3 a 4millares de millones mientras el hombre ene 14, Tener muchas més células en el higado leva’ producir més bilis y.eso es todo, pues cade lula trabaja por su | cuenta. Mas no ocurre lo mismo con el pensa: 16 a el mimero’ de elementos, joudnto no aumentarén las posibilidades de interconexién! He aqui, pues, la explicacién de esta aparente el cerebro del pensamiento, drgano insignificante, el cerebro del hombre, muy seme- jante al del mono, simplemente un poco més gtueso y un poco més desarrollado en su region frontal. Esta similitud oculta una. diferencia Esta densidad humana existe en cada zona del Quitar una parte del cerebro del hombre n0 supone que quede un cerebro ani- mal. La diferencia no es de volumen ni de peso, sino de estructura intima. Hay zonas esenciales a las que no podriamos tocar sin perturbar el siquismo, pero aparte de éstas, podrian hacer- se amplias ablaciones sin causar demasiados perjuicios. Por ejemplo, hay que respetar los centros del lenguaje que se encuentran en el cerebro izquierdo, cuando no se trata de un hombre zurdo (cerebro que gobierna Ia. mano derecha), -pero la. ablacién total del cerebro ‘opuesto,. si bien .causa trastornos: motores y sensitivos, no altéra la inteligencia, El eminente Pasteur continué sus descubrimientos. tras una lesién cerebral que, felizmente, no habia dafiado 7 ay [Ahora bien, cuan ue las zonas esenciales. El hombre tiene un exceso |de cerebro, Io que le permite aprender. La abla Gién de una zona lesionada puede no causar trastornos ya que se establecen substituciones: *\p | ésta viene a ser reemplazada por otras mallas de Ja red pensante, Animales y hombres ‘A menudo miramos a los animales con curio- sidad y a veces pensamos en la suerte que tienen de estar mejor dotados que nosotros: alas 0 branguias, ;qué maravilla! El mayor interés del estudio de los animales es el mostrarnos. que | un animal posee un psiqui | plicado, Tsar vioso. ¢Quién podria ensalzar la inteligencia de una estrella de mar o incluso de una ostra? La estrella de mar tan sélo tiene un grueso cordén nervioso; la ostra pequefios ganglios nerviosos. |Por el contrario, Ia abeja o el pulpo, cumbres cabeza, ganglios mucho mayores, esbozo de cerebro. Los mas inferiores de nuestros herma- nos vertebrados que, como nosotros, tienen un cerebro y una médula, los peces, las ranas y los reptiles (lagartos, serpientes, tortugas, cocodri- los) tienen un cerebro. poco desarrollado sin 18 verdadera corteza cerebral: Por eso son poco inteligentes y su psiquismo, como el de los invertebrados, va poco mas all de los automa- tismos instintivos. La complejidad cerebral. co- mienza con los pajaros y se perfecciona con los _mamfferos, nuestro grupo, que tienen una cor- bien desarrollada. Ahora bien, es precisamente en estos dos grupos en los que aparece un verdadero psiquismo que, atin ¢s- tando lejos del nuestro, tiene algunas afinidades con él y revela, en particular, la posibilidad de un verdadero adiestramiento. La complejidad de la corteza y el aumento de la inteligencia van progresando de los mamiferos corrientes (rata, perro) a los mamfferos superiores que son los primates y, entre éstos, de los monos inferiores al chimpancé y luego al hombre. En esta sltima progresién se observa sobre todo el desarrollo de Ia regién frontal. ‘A partir del peso del cerebro, podemos Hegar avun cocficiente de cefalizacién midiendo el nivel psiquico, pero para esto es necesario elimi- nar el factor perturbador que es el peso del ‘cuerpo. Un animal del tamaiio del tigre tiene el cerebro més pesado que un animal del tamafio. del gato: no por eso deja de tener la misma inteligencia ya que sus estructuras. cerebrales son semejantes. El que el elefante, el delfin 0 la ballena tengan el cerebro mis pesado, n0 los coloca por encima del hombre. En menor grado, 19 encontramos este problema entre el hombre y la mujer: la mujer de menos’peso, tiene un. cere- bro un poco més ligero, lo cual no significa nada, a pesar de haber preocupado, sin motivo alguno, a los feministas. ;Es verdad que el orgu- lo masculino intentaba: aprovecharse de’ esto! Entre los diversos individuos humanos, existen ligeras diferencias de peso del cerebro que no tienen una importancia mayor que la de tener los huesos més 0 menos pesados. Hacia finales del siglo pasado, hubo ciertas sociedades dedi- cadas a la autopsia con el fin de demostrar que los individuos més inteligentes tenfan'un mayor cerebro:’ hubo sorpresas desagradables. La inte- ligencia varfa con la calidad de la red nerviosa jque no se pesa en una balanza. Hereditaria- ‘mente, por constitucién, deben de existir indi viduos mis 0 menos inteligentes o que tienen tun tipo determinado de inteligencia, pero no sabemos nada de esto. Pues lo que juzgamos Jes al nifio ya mayor o al adulto y atribuimos \Y) { equivocadamente a Ia herencia lo que se debe 4 ala GacaeiGt: La aptitud matematica no es sélo un don puramente innato, también se'debe a que se haya sabido interesar en ello al nifio. La herencia musical. existe indudablemente, pero también es cierto que en las familias de miisicos el nifio es educado ‘en un ambiente musical, Llegados a este punto, conviene sobre todo 20 denunciar el error racista. Las diferencias entre las razas (0 las clases) no son diferencias de nivel natural de inteligencia, de calidad de-tere- / bro; son tan so cultures y trade deren cias &iuéatfias o retrasos histéricos de una cultura en relacién con otra. Todas las razas estén en un mismo nivel intelectual. El salvaje | tiene el mismo cerebro que el sabio: cogido a | su debido tiempo habria podido tal vez conver- | Sie en UNDG, (Cudntae pérdidas de valores humanos! También debemos guardarnos de ju2- gar la inteligencia bassindonos en nuestros tests | de cultura. Para su vida cotidiana, un «salvaje» | necesita més ingenio que un peon. Inventar la utilizacién del fuego tiene:el mismo valor que cl descubrimiento de la energia atomica, No rebajemos'al hombre primitivo sin cultura, pues no por eso dejaba de ser uz hombre. Cultivar el cerebro Cuando ensalzamos la superioridad cerebral del hombre, no debemos olvidar el reverso. de la medalla, La superioridad del hombre no es més que cerebral. El hombre no tiene los mara- villosos érganos ‘tiles del animal: noes nece- sario que su cuerpo esté preparado, puesto que <1 se inventa sus herramientas. Tampoco' posee { los extraordinarios instintos, ese arte de vivir 24 \ 1 que el animal encuentra en sf mismo sin tener que aprenderlo. El chimpancé, con su organis- mo menos simple que el del hombre, ya que std adaptado a la vida en los drboles, sdio tiene que crecer para convertirse pronto en adulto {hacia los siete‘ ocho afios, al mismo tiempo | que llega a la pubertad> su cerebro menos grue- so no tiene mucho que aprender, el instinto suple al conocimiento. Por el contrario, el hombre: nace con un cerebro vacio en el que no se desarrollarén | instintos, pero que es aptitud de aprender y de dominarse, una aptitud que pide ser- des ada en un medio educativo correcto. Es, pues, inucho ‘ms maleable.que el animal y puede ser naturalizado, deshumanizado por el medio y sus deficiencias educativas, tanto mas cuanto ue la naturaleza le diferencia del mono dindole "in periodo mucho més largo de crecimiento ¥, por lo tanto, de aprendizaje, en particular el paso de la pubertad al estado attulto, la adoles- cencia notablemente especial en el hombre. El hombre, individuo 0 especie, debe aprender a utilizar correctamente su cerebro. Nada es, tan significativo como estos dos hechos extremos que todo hombre deberia me- itar detenidamente. Si se aisla por completo a ‘un nifio normal nada més nacer, caso comple- ‘tamente anormal, este niflo se convertiria en un ‘diota. Los nifios que en Ia India han sido cria- dos por lobos se han-animalizado, corren aj cuatro ‘patas y aullan sin expresién’ mimica | afectiva, mds tarde ha sido muy dificil ane} nizarlos y particularmente, ensefiarles algunas| palabras. Hay una edad para el Ienguaje,-edad fen que el nifio empieza a balbucear, y sino se faprovecha este momento para ensefiarle una Jengua humana, su cerebro pierde esta aptitud. Esto demuestra én casos extremos la influencia del medio. Por el contrario, un pequeiio salvaje recogido antes de los cinco afios, es completa- mente accesible a nuestra cultura, Io cual no ‘ocurriria mas tarde cuando, demasiado marcado por las insuficiencias de su medio, hubiera perdido ciertas aptitudes. No debemos mirar nuestro cerebro y su com- pleja red pensante como si se tratase de una maravilla de nuestra naturaleza de la que tan sdlo tenemos que gozar. Este cerebro: s6lo nos} sera til si_lo_utilizamos_correctamente, Fl} hombre no ¢s solamente el ser que posee el cerebro més grande, sino también el que debe. | aprender. a utilizarlo, junca debemos formarnos del hombre una idea estitica. T ilibrio esfuer- zo para euitar el desequilibrio, En su origen, en | ‘el momento de ser concebido, nueve meses an- al moments oe pombre ya esta por completo | fen las estructuras quimicas unicelulares del ‘huevo con sus cromosomas individuales, en los B que en cierto modo estén materialmente progra- madas todas sus aptitudes. El hombre no se define por su cerebro, sino por la aptitud que |e ‘su materia viva.para hacer de éste un [terebro humano. EI medio se encargard exion es de realizar en sentidos variados las aptitu. [des 0, por el ontario bacerng fracasar. El hombre se realiza de esta manera en el curso de todo su ciclo vital cuya estabilidad del estado adulto no es més que un estadio en el que debe |jfontinuar esforzéndose por ser mis si no quiere. |[Setmenos, un ciclo vital progresive que evolu. iona normalmente hacia la muerte natural al término de Ja vida después del periodo de la vejez que, cuando no es patologica es el titimo sstadio de Ia madurez cerebral y psiquica. "Este paralelo progreso de psiquismo y de cerebro que nos ha presentado la serie animal es, en cierto modo, vivide por cada individuo | ‘hhumano que, en el curso de su desarrollo, desde | Ja concepcién al estado adulto, construye su sistema nervioso en virtud de los poderes dé la materia viva, una auitoconstruccidn natural muy | (ela fabricacién de una maquina por el hombre! Por maravillosas que sean muestras méquinas pensantes, tan slo son instrumentos en los que no puede leerse més que la intel gencia de su inventor. Por lo tanto, todo bislo. 0, se siente mucho mas préximo a cualquier dumilde célula viva, como la amiba, que es un 4 ser vivo como él con una verdadera individua- lidad elemental, que de un «robot» que por muy feccionado que esté, nunca estaré vivo. Las Fontblidades superiores del hombre se deben a su complejidad orginica y no existirian si no un organismo. "ne dns de desarell se encueaa en el plano de la humanidad: en vez de ser tuna especie estable, como los animales de cos- tumbres inmutables, la especie humana. puede progresar (y tambis El aprendizaje del cerebro no es sélo individual, sino que en la historia el hombre aprende cada vez mejor a utilizar su cerebro, drgano del progreso, pro- longando de esta manera la evolucién biolégica, historia de la vida. En efecto, no es nada for tuito el espectaculo que nos da la naturaleza actual de seres con un cerebro cada vez mas complejo. Es testimonio de una historia que fue la aparicién de seres cada vez mas cerebrali- zados: Ja vida empezé con seres inferiores, ha sido una ascension hacia el cerebro mds grande, el cerebro humano. La palcontologia nos des. cribe fas etapas de esta ascensién, y principal- mente su fase final Hamada la hominizacion en que las posibilidades técnicas_y espirituales del hombre aumentan con el perfeccionamiento de este drgano. De este modo, vemos que el cerebro humano no es una excepcién, como una monstruosidad 25 ® incomprensible, sino que aparéce como Ja rea- lizacién de una tendencia a la complejificacion de la materia viva, cualesquiera’que.sean los imecanisnios qe alin conocemos muy mal. ] organismo se ha modificado para acoger al cerebro. Este drgano no es el primero en la hominizacién. El momento crucial fue tal vez quel en que, hace un millén de afios, aparecie- ron, en Africa del Sur, aquellos austrolopitecos, inventores de la piedra'tallada, seres bipedos erectos que habjan renunciado definitivamente 2 utilizar sus manos para otra cosa que no fuera coger. El enderézamiento del cuerpo que deja la mano en libertad es lo tinico que permite un desarrollo craneano que posibilita la evolu- cién del cerebro al mismo tiempo que ofrece tuna faceta mas apta para la palabra. Pero, esa superred pensante, lo més extraordinario del hombre, ;qué simple es en principio! Suponga- mos que, en el desarrollo, las células madres de Jas neuronas cerebrales se_dividen todas_dos eces_suplementarias y pasamos del estadio ‘chimpancé al estadio hombre. Es verosimil que el eslabén intermedio esté representado por los pitecantropos-sinantropos cuyo nivel cerebral se sita entre hombre verdadero y chimpancé (0 austrolopiteco). ¢Quién sabe si la técnica em- briolégica no permitira algdn dia aumentar atin mas estas divisiones y conseguir con ello un 26 I superhombre 0 un monstruo? Seria més pru- dente utilizar mejor el érgano que tenemos. El gran interés que la ciencia muestra por el chimpaneé no se debe, a pesar de lo que se cree, @ que sca nuestro antepasado: somos primos muy lejanos y la rama animal de hominizacién se ha separado de los monos hace millones de afios. Se trata simplemente del animal que jun- to con sus hermanos antropoides, el gorila y cl orangutén tiene, en la naturaleza actual, el nivel cerebral y psfquico inmediatamente infe- rior al nuestro. 27 Capitulo segundo CONOCER EL CEREBRO Un poco de historia Desde sus primeras reflexiones, ha debido ser evidente para el hombre primitivo que el cere- bro es indispensable para el pensamiento. Esto Jo atestiguan las muy antiguas practicas de trepanacién en hombres vivos (puesto que han cicatrizado) o los ritos de antropofagia cerebral 0 de conservacién de los créneos. El verdadero conocimiento cientifica, sobre todo anatémico, comienza con los fildsofos naturalistas de la antigtiedad grecolatina. Tenemos que esperar a los comienzos del siglo xrx para que, extirpando el-cerebro de animales, Flourens demuestre su papel psiquico. Es hacia esta misma época cuan- do se extiende la falsa idea de que las aptitudes intelectuales estén repartidas en diversas zonas del cerebro cuyo desarrollo eva: consigo los bultos craneanos. Las damas del gran mundo se 29 afeitan la cabeza para conocer sus capacidades. Gran error que leva, no obstante, a la-idea de localicaciones cerebrales de las funciones psiqui- cas, Abre la era moderna 1864 cuando Broca descubre en el cerebro de un afasico lesiones localizadas en un centro del lenguaje. Con gran entusiasmo, durante un periodo de treinta afios, los neurélogos que estudian los cerebros enfermos en la autopsia, y los fisidlo- ‘gos que lesionan, excitan o extirpan cerebros animales, van a crear, con la idea de localizat todas sus funciones, la neurofisiologia del cere bro. El cerebro es como el continente africano dela época:. su mapa est en blanco, jhay que lenarlo! Esto supone un gran éxito, cuando se trata de demostrar la localizacién de los mandos moto- res o las recepciones sensoriales en ciertas regiones del cerebro, Y un fracaso total si lo que se desea'es encontrar la cuna de las neuro- nas de la conciencia, de la inteligencia, de la bondad, del espiritu religioso 0 revolucionario, |que era otra de las finalidades de las autopsias ‘de Ia época. El espirit localiza como un producto material. EI sueiio de las imagenes almacenadas en que los recuerdos serfan sus- tancias quimicas depositadas en las neuronas, 8 utépico. Es a principios de siglo cuando se produce la revolucién que funda el conocimiento moderno 30 del cerebro. Pavlov, un gran fisiélogo ruso, espe- cialista de las secreciones digestivas, se preocu- a por Ia psicologia de sus perros de experi- mentacién, Estos animales, en vez de salivar a consecuencia de la introduccién de los alimen- 10s, se les hace la boca agua con sélo mirarlos ‘cuando Mega la hora del experimento 0, sira- plemente, con la llegada del experimentador. Parece algo trivial! Pero no lo es la deduccién ‘que de ello saca Pavlov. En.ver de decir que el animal quiere o desea el alimento, que conoce el significado de ciertos actos, que esta adies- trado, se plantea investigar lo que ha sucedido en el cerebro desinteresindose por completo del psiquismo. Se hace sonar un timbre; esto no provoca la menor salivacién. Prueba a darles carne al mismo tiempo que suena’ el timbre. Tras cierto ntimero de asociaciones, basta con ‘que suene el timbre, sin darles la carne, para que el animal salive. Esti adiestrado; el timbre ha adquirido para él un significado alimenticio. Para Pavlov se trata de un reflejo condicionado: ¢acaso un nuevo nombre del antiguo adiestra- miento? Es absoluto, es la precision de lo que sucede en el cerebro, del mismo modo que se establece una via nueva, del mismo modo que porque se ha hecho coexistir una sefial indife- rente con una sefial eficaz, que segiin Ia consti- tucién misma del sistema nervioso da una res- puesta (excitacién gustativa por el alimento que at hhace salivar, un reflejo como el de nuestra rodilla), la sefial indiferente se hace eficaz: se hha establecido una nueva relacién en el cerebro entre el centro auditivo y los centros salivares. Era la época en que los neurofisislogos occ- dentales comenzaban con Sherrington y Lapi que a comprender mejor el funcionaimiento de centros elementales como la médula. Gracias a su método, Pavlov fue el primero en seguir sus hhuellas, pero tan sélo en lo que concierne al cerebro. En lugar de entregarse a vivisecciones que exigian la anestesia, encontré el medio de saber desde fuera lo que ocurre en el interior del cerebro, operando en un animal cuyo estado: era normal simplemente manteniéndolo en cal- ma para que no se distrajera. Enviando sefiales visuales, sonoras, etc. el establecimiento de re- flejos condicionados variados permite seguir €l juego de los procesos de excitacién y de tran- quilizacién (el fisi6logo dice inhibicién) en el cerebro: por ejemplo, puede apreciarse contan- do las gotas de saliva. De este modo se comprende toda la impor- tancia de la técnica pavloviana. Pavlov no des- cubrié los reflejos condicionados, en el sentido de viejos.procesos de adiestramiento. No conci- ié una filosofia materialista reduciendo el pen- samiento a una mecénica. Encontré un método para estudiar las leyes del funcionamiento cere- bral en el cerebro en funcionamiento. Ya no se 32 ‘trata de encontrar el pensamiento en algtin pun- to del cerebro, sino de comprender cémo funcio. na éste en el estado normal en que se encuentra ‘en las condiciones simplificadas y precisas del laboratorio. Y este método puede aplicarse al hombre. No se tratara ya de localizar su con- ciencia 0 su voluntad, sino de precisar cémo fun-!) ciona su cerebro cuando ejecuta una orden y, Puesto que se trata de un sujeto despierto y nor. ‘mal, nos veremos metidos de leno en el proble- ma de las superioridades humanas de Ia neuro- fisiologia del cerebro. El lenguaje es tomado entonces no en sf mismo como manifestacién es. Piritual, sino como segundo sistema de seftaliza. cis, tipo especial de reflejos condicionados pro-| pio de la complejidad del cerebro humano. ~ iMaravillosa paradoja! Pavlov se niega a bus- car el pensamiento en el cerebro. Opina que es indtil explicar reacciones fisiolégicas recurrien. do al psiquismo, a la conciencia, a la voluntad: ¢c6mo la voluntad podria explicarnos reaccio- nes? Es el insoluble problema de las relaciones | del espiritu y de la materia. La reaccién provie- | ne de un cambio de direccién en los mensajes nerviosos del cerebro. Esto es lo que puede estudiar el fisiélogo como si tuviera que vérse- Jas con un centro simple sin funcién psiquica | como la médula. Aparentemente, Pavlov se desinteresa del psi- quismo; de hecho, nos permite comprender los 33, ‘mecanismos cerebrales del pensamiento. Gra- cias a él quedardn eliminadas dos ideas falsas. La idea de que el pensamiento es una secrecién o-una produccién material del cerebro que pue- de localizarse en las neuronas. ¥ Ia idea de que fl cerebro es una mecénica al servicio de un alma espiritual separada que pone en movimien: to las piezas en algin punto misterioso. Era fécil deducir de esto que el alma no existe, ¥ no se ha dejado de hacerlo asi. Veremos lo que hay que pensar de este materialismo confusionista ue mezcla ciency filosotia. Pavlo simple: mente nos precisa que el pensamiento depende | drum fonclonartento de conjanto del exrbr Si bien para la recepcién sensorial 0 Ta ejecu- cién motora existen piezas localizadas, no ocu- tre lo mismo con el pensamiento, que no puede ‘separarse del funcionamiento ceiebral. Nuestro psiquismo tiene dos aspectos: el de las infra- estructuras materiales, lo que ocurre en el cere- bro y, el de las superestructuras espirituales, nivel al que se atiene el psicélogo que se ocupa del aspecto especifico del resultado del funcio- jento, wro, bien sea poraiie él psicd- Jogo clasico se inclina hacia los estados de con- ciencia, 0 bien porque el psicélogo cientifico, tan sélo quiere conocer las reacciones exterio- res, los comportamientos. Sin embargo, el principio en st del método de Pavlov, le orientaba hacia el andlisis de los u mecanismos cerebrales y lo incitaba, pese a su estudio sobre sujetos despiertos, a minimizar la presencia del sujeto con respecto a la accién, i la conciencia o el dominio que dependen tam- bign del funcionamiento del cerebro. Demasiado analitico, descuidaba la sintesis, con lo cual corria el peligro de convertir el cerebro en un mecanismo. Por otra parte, era aquella una &poca en que al no poderse localizar la concien- cia en el cerebro, se la trataba de epifendmeno, Jo que significaba para muchos que esta joya de nuestro ser no era més que una ilusién. ‘Tendrfan que pasar cincuenta afios para que Ja revolucién pavloviana diese su fruto. Entre Jas dos guerras mundiales, mientras que Pavlov (muerto en 1936) y sus alumnos prosiguen sus Investigaciones sobre todo en la Unién Sovieti- ca, un poco apartados del resto de la neuro- fisiologia, se producen dos importantes progre- 50s. La fisiologia del suefio, primer grado fisio- logico de la conciencia, distincién del estado del cerebro despierto y dormido, queda precisa- da con la nocién de centro del suefio, surgido de las comprobaciones en las autopsias de en- fermos muertos de encefalitis letérgica (Von Economo 1920). Sobre todo, en 1929, el psiquia- tra H. Berger, logra lanzar, con més éxito que sus precursores en este dominio, Ia electroence- falografia. Sin embargo, a duras’ penas logré convencer a los neurofisiélogos escépticos de 35 que la electricidad cerebral puede ser captada a distancia, sobre la piel del cuero’ cabelludo, dejando intacto el créneo. Algo ins tarde, bajo el impulso del america- no Fulton a partir del afio 1933, el estudio directo de las excitaciones y lesiones del cerebro aleanza més precision y se araliza su influencia en los comportamientos del animal. El estudio que Pavlov evaba a cabo desde el exterior empieza a conocerse directamente desde el inte- rior: el progreso de las técnicas permite, cada vez mejor, ver lo que pasa en los diversos pun- tos del'cerebro despierto del animal o del hom- bre en actividad. La experimentacién aprovecha el hecho de que el cerebro es insensible y que al sujeto n0 sufre si se actia en su cerebro. Los descubrimientos de Fulton en el animal son audazmente levados a la terapéutica psiquidtri= ca humana por el portugués Moniz que, en 1939 practica las primeras lobotomias. Pero, cosa curiosa, que por otra parte no deberia existir en la ciencia, surge una oposi- cién ideol6gica, separando la escuela de Pavlov, fil alos viejos métodos y que con frecuencia se niega a cualquier tipo de mutilacién experimen- tal o terapéutica del cerebro; de las escuelas oceidentales que estudian directamente un cere- bro sin dudar en modificarlo y que consideran €l método pavloviano como pasado de moda. El acuerdo obtenido con estos resultados es atin 36. de mayor valor. Tanto para Fulton como para Pavlov, el cerebro no es tan solo el érgano de } Ja vida de relacién consciente y voluntaria, sino | gue asegura también la regulacién inconsciente ¢ involuntaria del funcionamiento de nuestras | visceras; lo que explica la influencia de la su- gestién en este dominio o las repercusiones vis-( cerales de las neurosis puestas en evidencia a! partir de Freud por la medicina psicosomdtica, Ha sido tan sélo hace cinco afios cuando, bajo el impulso del psiquiatra marsellés Gastaut, se ha Megado a la tnidad de la neurofisiologia mundial: se utilizan las técnicas pavlovianas asocidndolas a las técnicas modenas de explo- raciGn directa del cerebro. La experimentacion actual Gracias a todos estos progresos y sin salirse de Ia linea profética de Pavlov, Ia neurofisiolo- gia del cerebro ha tomado una nueva faceta, El rechazo pavloviano del psiquismo ha Ilevado @ edificar una neurofisiologia del pensamiento, ' de Ja conciencia y de los comportamientos, Y simplemente porque el objeto de estudio es el cerebro despierto del animal o del hombre que actian y piensan y que de este modo se precisan los mecanismos nerviosos responsables de los actos mas complejos. 7 Experimentacién animal. Tenemos un gato. Bajo el efecto de la anestesia, se hacen en su cerdneo pequetios orificios y se colocan finos hilos eléctricos (elecirodos) en puntos muy pre ccisos de su cerebro. Ya esta despierto y comple- tamente normal. Tiene en la cabeza una especie de casco de donde salen los electrodos. No tiene la menor molestia, Esté libre en la habitacién unido (sus electrodos cerebrales) por ligeros bi- los a los aparatos amplificadores y registrado- res. Vamos a saber todo Io que ocurre en su cerebro en el curso de sus actividades naturales. Le Ilevamos leche y se precipita hacia ella, le acariciamos, introducimos un perro y.se mues- tra furioso; ahora se hace una bola y se duerme. En vez de esto, enviamos a los electrodos una corriente eléctrica poco intensa: excitamos su cerebro, El gato, que se encuentra en reposo, va ‘a necesitar, segtin el punto que excitemos, beber leche, ponerse furioso, ronronear, tener suefio; cl gato activo va a ver su actividad modificada, va a sufrir un cambio. Por medio de la accién en ciertos puntos, vamos a invertir sus reaccio- nes; ronronea cuando se le martiriza y se enfada ‘cuando le acariciamos. De esta manera podemos hacer que un macho tenga un comportamiento maternal; podemos modular a voluntad simpa- tia y agresividad. ‘Tenemos ahora un mono. Tiene electrodos en su cerebro prefrontal. Ha aprendido a recibir 38 un plétano cada vez que apoya en el bot6n rojo y no en el verde o en el blanco. Hacemos pasar la corriente: parece no saber ya nada o desinte- resarse por completo; en cuanto paramos, se lanza al botén sefialado y se come el plaétano. Paso de corriente: lo deja y prefiere los caca- hmetes. Detencién. Y répidamente pasa al plata- no. Mono normal: no me toquéis, muerdo. Paso de corriente: se deja acariciar sin moverse. ‘Ahora una rata. Tiene electrodos en ciertos puntos de la base del cerebro: mientras que si los electrodos estén en otra parte, la excitacién €s desagradable o indiferente, aqui es tan agra- dable que el animal aprende a autoestimularse, siendo é1 mismo quien en seguida apoya sobre la manivela. Nada sobre el psiquismo animal ‘escapa ya al neurofisidlogo. _Si, pero, zacaso podemos preguntarles lo que sienten y piensan? El animal sélo nos propor- ciona reacciones objetivas. Sin embargo, por su vigilancia y por su atencién, pocemos deducir que son grados de conciencia. En el hombre, todo es diferente, La sala de operaciones de neuro y psicocirujano se ha con- vertido, desde hace diez afios (principalmente con Penfield en Montreal) en el més bello labo- ratorio de neurofisiologia del cerebro humano. iNo 05 Ilevéis las manos a la cabeza! No se ha- cen experimentos en balde. Es por el bien de los enfermos. Hay que conocer el estado de su 30 cerebro, el limite de la zona enferma y las zonas que deben respetarse, Pero el sujeto permanece despierto puesto que su cerebro es insensible Y que es mejor hacerlo asf: podra manifestar si se encuentra mal y no seré intoxicado por la anestesia. Nuestro paciente se encuentra ya en el mismo estado que se encontraba el gato hace un mo- mento, Pero, con la diferencia de que él va a decirnos Jo que siente. ¢Cémo negar al neuro- fisidlogo el acceso a las bases nerviosas de la subjetividad, de la conciencia, cuando lo que rovoca por sus actos son modificaciones en los estados de conciencia que le son comunicados? 1Qué revolucién cientifical {Lo espiritual acce- sible objetivamente por sus infraestructuras materiales! Excitacién de la zona motora: el sujeto se mueve, pero no es consciente de haberse queri- do mover. Excitacién de las zonas sensoriales: ‘el sujeto tiene una alucinacién visual 0 auditi- va; cree ver u ofr como si su cerebro hubiese sido excitado de una manera natural. Un simple relmpago, una mancha coloreads o incluso, un ‘objeto. Un ciego de nacimiento, al serle excitado el-cerebro, exclamé: (Entonces, esto es la luz! Excitemos una zona situada entre la regién octipital y ld regién temporal. Declaracién del enfermo: «Es curioso. Oigo la cancién que de nifio me cantaba mi madre. Deben haberme 40 Puesto un disco.» No puede creer que la excita cién del cerebro ha hecho surgir una posibilidad de memoria: la compleja reestructuracién que corresponde a la situacién pasada. Naturalmen. te, somos incapaces de traer a su mente uno u otro recuerdo. Otro problema de memoria. Hacemos contar al enfermo. En un momento dado, excitamos otra zona interna de su cerebro. Le pregunta, mos hasta donde ha contado. Respuesta: hasta 10 (es el momento de Ia excitacién). En reali. dad, el enfermo ha contado hasta 50, pero no ha fijado en su memoria lo que ha hecho durante la excitacién. Los alcohélicos padecen trastor. os semejantes con lesiones en esta zona. Centros del lenguaje: antes se conocian las lesiones en el cerebro muerto de los afésicos, Actualmente, si bien con la excitacién de estos centros del Ienguaje no se consigue el habla, Puede conseguirse, por el contrario, que un Paciente enmudezca transitoriamente o bien | tartamudee. Una excitacién de la base del cerebro produce sueiio. Las variadas operaciones de lobotomia, efectuadas en Ja regién prefrontal modifican ef carfcter de los enfermos mentales agitados o melancélicos. Cada vez se conocen més los efec- tos de las diversas zonas y se Hevan a cabo operaciones selectivas. En el sujeto normal Ctranquilizaos, no se trata de mutilaciones para 41 investigar, sino de las producidas por algin ‘accidente), el cardcter se ve muy afectado: pér- dida de la inquietud, de la preocupacién por el ‘porvenir, indiferencia, caracter impulsive. Un Tnelancélico, al intentar suicidarse, queda ciego. Pero al mismo tiempo, la bala le «lobotomiza>: se ha vuelto despreocupado, ha curado su me- lancolfa. ‘La electroencefalografia recoge ondas eléctri- ‘cas cerebrales espontineas de ritmo variado: excitemos eléctricamente al mismo ritmo, pro- Gocaremos reacciones cerebrales: tendencia a Tas crisis convulsivas y al desvanecimiento (caso del automovilista que conduce por una ‘carretera bordeada de Arboles y que esta ilumi- nada Iateralmente por el sol y puede sentirse mal) o provocacién de célera excitando con el itmo de las ondas de célera. Recientemente, Se han aplicado electrodos de una manera esta- Sle a una enferma epiléptica: éstos captan la | acentuacién de electricidad cerebral que prece- de a la crisis y desencadenan asf automética- mente una correccién que impide la crisis. Podriamos despertar al automovilista que se Guerme al volante si un registrador de su elec- fricidad cerebral accionase un timbre cuando ésta se hace més lenta; del mismo modo, podria- nos regular autométicamente la administracion de anestésicos por medio del cerebro del pacien- te en una operacién. ” Ultimo ejemplo: iplo: recogemos Ja activi saute actividad Js 20n0 visual de un enfermo al ques le orden conta ls relimpagos que le hacemos ver. Bue- na actividad eléctrica. Le causamos una diss clon peguntindole el nombre dl presidente ae la epiblica, Inmediatamente In actividad ec: ea disminuye: cuando estamos distal eibimos menos los mensajes, Osiris los centros nerviosos del gato que oye acne gore © pereibe un olor apeitoxe, men s facil, pues, comprender eémo los progre- a : eémo los sos ee hencla permite al neurofisiclogo plantcarse ls siguientes cnestonesy responder las como nl, SE que soy consents dota de reflexin, ;Cémo me lo permite mi cere bro? ¢Esté incluida en su funcionamiento la Posblidad de Ubertad? 2Qué es cerebralmente ‘mar? El moralista me aconseja que haga ex Teer maine act |e eurofisiologia? Hay que ser prudent. Pero semejanter preguntas con fecundas para el pro sso del conocimiento del cerebro humano ahTBle compleidad de Ta neurofsiologa del cerebro, Sus progresos se spoyan en un ané sls cada vez més fino y mas profundo, Nuestro ‘eal imposibie seria saber lo que pasa al mis: to tlempo en Jos catorce millares de mil de neuronas, Sin embargo, hacmos progress. los primeros tiempos de la electroencefalo. | { grafia se ponian dos electrodos sobre el créneo, | Shore ronen velnte,teinta o nis y rege | fran al mismo tiempo. Ya no nos contentamos con este estudio exterior © impreciso, Se hace electrocorticografia, con electrodos en. el cere- Ieee eco, Fe enor eectrodon os haces | més pequeiios: ya tenemos microelectrodos tan finos que sabemos introducirlos en el interior de una neuron inlaso leo. Resoge la actividad de las diversas {ela neurona. Este ex el trabajo cotidiano del neurofisidlogo y qué lejos estamos de la con- ciencia y del pensamiento. Pero no cumpliria siempre con su deber sino intentase saber cémo {la coordinacién (también se habla en este caso | de integracién) de toda esta actividad elemental | permite el psiquismo. Con la electroencefalogra- ‘fia corriente se aprendia poco sobre los reflejos condicionados; es mucho mejor con electrodos miltiples; un aspecto particular es accesible a los electrodos cerebrales y a los microclec TE thlisis de los trazados sobrepasa las posi bilidades humanas. Para esto, se tienen analiza- dores automnéticos. Pero sélo nos dan respuestas parciales, o las frecuencias o las intensidades. Sin embargo, nos proporcionan bellos mapas en colores de las variaciones de la actividad eléctrica del cerebro (Grey Walter, Rémond). ‘Hace algunos afios hubo dos congresos que ilus- 4 traron las preocupaciones divergentes de estos mismos especialistas: un congreso de microfi- siologia nerviosa y otro de neurofisiologia de la conciencia. {Qué lejos nos encontramos de la conciencia epifenémeno de principios de siglo! Los progresos de la neurofisiologia hacen a los materialistas algo espiritualistas. iCuanto ha cambiado el laboratorio de neuro- fisiologia! También éste se ha convertido en el antro de Ia electrénica. Amplificadores de lém- Paras 0 transistores, aparatos de excitacién, ‘oscildgrafos catédicos de registro. Lo esencial de la actividad del cerebro, su mejor signo, la ‘onda de influjo es eléctrica. Resultado: los neu- Tofisidlogos se divierten. Grey Walter construye sus tortugas electrénicas atraidas por la luz. Un juguete, un pasatiempo. ;Qué error! Estas mé- quinas de comportamiento son muy titiles. Cons. tituyen modelos del funcionamiento cerebral, de las redes nerviosas y nos ayudan por sus estruc- turas mds simples a conocer el cerebro. Qué valioso es este punto de vista de la cibernética, esta comparacién de las maquinas electrénicas y del cerebro, tanto para el perfeccionamiento de las maquinas como para el progreso neurofi- siol6gico. {A condicién de ser prudente! La ‘maquina sigue siendo uma méquina y el cerebro sigue hecho de células vivas. No identifiquemos demasiado de prisa. Es tan titil conocer las dife- rencias como las analogias. 45 Hacia el futuro Pero este triunfo de Ia excitacién y del regis- tro electrénico esté un poco pasado, pues ya no es exclusive. He aqu{ que entra en el labora- torio de neurofisiologia el microscopio electré- nico que nos hace penetrar en la intimidad de Tas neuronas y de las sinapsis y nos permite ver Jo que nos imaginabamos. La microquimica del cerebro, al revelarnos unos cuerpos quimicos especificos, toda una quimica del pensamiento, tnos presenta, sobre todo, el desarrollo de la Ciencia del futuro. No es que volvamos hacia ‘trés. El pensamiento no es quimica, pero la actividad quimica de la neurona le es tan indis- ‘pensable como su actividad fisica. Fulgores, ape- as entrevistos, de desérdenes quimicos en cl origen de las psicosis, desérdenes mentales que esboran la esperanza de prevenirlos 0 curarlos algiin dia. Ya en el empirismo se propaga toda una quimioterapia, una psicofarmacologia que deja anticuados los violentos métodos de los choes y de la Jobotomia. El manicomio tiende ‘2 convertirse en un hospital como los demas donde los enfermos pueden curarse. La cloro- promacina, que esta a la cabeza de Jas sustam- Gas calmantes Uamadas neurolépticas es, gra cias a Delay, la causa de ello. ;Pildoras de inteli igencia, pildoras de felicidad, suero de la verdad, Javado de cerebro, primeros frutos de la quimi 46 a del carro! St querds dara el jo do uma pequefia alienacién transitoria, i ala pats de la locura, con’el riesgo de no volver, es bien facil. Ya no son necesarios los clisicos paraisos artificiales: alcohol, morfina, haxix, peyotl. Cudnto més cémodo es recurrir a las drogas modernas, la mescalina, la lisergina (LSD) o-Ia psilocibina, hijas de los hongos sa- ‘gtados de Méjico que nos proporcionarin mara- villosas alucinaciones, pero que tal vez maiia- na nos darn cuenta de las bases quimicas del ensamiento y de la conciencia. Por ejemplo, tal vez algo de nuestro pensamiento se lo debamos al potencial sinéptico GABA (écido gamma ami- nobutirico). Ciertas experiencias comienzan a demostrar que el secreto de la memoria reside la codificacién de los cambios de direccién cerebrales en los deides muclicos de las neu: a Capititto tercero UNA EXTRANA MAQUINA ELECTRICA El impulso nervioso En el siglo xvm, el naturalista holandés ‘Swammerdam experimenté una gran alegria Gucundissimum) al hacer contraer el mtésculo del anca de rana, pellizcando el nervio. Pero en aquella época, se creia que los nervios eran Ihuecos y que circulaba por ellos un fluido mis- terioso, los espfritus animales. La primera exci- tacién eléctrica fue tal vez la sacudida impuesta a toda la comunidad de un convento formando cadena cuando el primero y el tiltimo agarraron los polos de una botella de Leiden, experiencia que apasioné durante el siglo xvim. La neurofi- siologia no’ tiene la manzana de Newton, pero si las ranas de Galvani. En 1786, éste habia col- gado de su baledn ancas de rana despellejadas: cada vez que el viento hacia que tocasen el baloon metélico, éstas se contraian. Electricidad 0 animal, decia Galvani, equivocadamente en este caso, pero sin dejar por ello de fundar la elec- trofisiologia, mientras su contradictor Volta, ‘que veia un origen fisico en esta electricidad, se aproveché de ello para descubrir la pila y pasar a ser el origen de toda electricidad moderna. La naturaleza eléctrica del mensaje nervioso, el influjo o impulso nervioso, fue dificil de demos- trar en una época en la que no se tenfan galva- németros sensibles. Las técnicas modernas, y principalmente el oscildgrafo catédico, no se pudieron aplicar a la neurofisiologia ‘asta el siglo xx, con Adrian y, sobre todo, con Erlanger y Gasser. La electricidad es el excitante mejor de los nervios y los misculos no s6lo porque es facil de producir y medir, sino porque la sefial ner- viosa natural es eléctrica. {Pero qué extraio circuito eléetricot Ninguna aparente fuente de corriente: ningém acumula- dor como los que calientan los filamentos de las limparas electrénicas. Nada de hilos mets- Ticos, sino la materia viva, Nada de circuito cerrado, sino una sola fibra conductora. Una velocidad de conduccién infinitamente més dé&- | bil que se cifra en metros per segundo. Sélo una condicién: el buen estado de la materia viva. Si se mata la fibra, inexcitable ya no conduce al influjo; si se la corta y se restablece el contacto, Ja zona queda infranqueable, pues se ha matado 50. Ja materia viva, Se puede frenar el influjo into- xicando ligeramente la fibra; recobra su velo- cidad en la zona sana. El influjo nervioso no es, conducido pasivamente por un conductor iner- te, sino que es una reaccién activa de la materia ‘viva, fabricada en cada punto segtin sus posi- bilidades. Se le ha comparado a la combustién de un reguero de pélvora 0, mas poéticamente, a la de wna varita de incienso que es anéloga en cuanto que es un fenémeno activo. Mucho més comparable fisicamente, a pesar de la diferencia de los materiales, es la propagacién del ataque de un alambre en acido az6tico que tiene tam- ign una base eléctrica. Los caracteres de la ‘onda eléctrica de influjo dependen de los de 1a ‘materia viva y no de la intensidad del excitante: tuna fibra nerviosa insuficientemente excitada, no responde, pero por encima del limite, el umbral, responde siempre lo mismo. De un ‘modo metaférico se dice que el nervio da «todo o nada». En el oscildgrafo catédico, la variacién eléc- ‘rica que constituye el influjo nervioso aparece ‘con una forma constante sobre todas las fibras: na onda de subida répida y descenso més Tento. Lo que varia con los nervios es la ampli- ‘tad, es decir el voltaje: es todo lo més de 100 milésimas de voltio; por otra parte, es la dura- cin y la velocidad; los gruesos nervios de la vida de relacién tienen influjos amplios y répi- st dos, los nervios viscerales simpaticos tienen in- flujos débiles y lentos. Rara vez encontramos en el funcionamiento normal ondas aisladas: van formando trenes con una frecuencia tanto ‘mayor cuanto que la excitacién es més fuerte. Qué son todos los mensajes sensoriales que aportan los informes de todos Tos sentidos al cerebro? Siempre son trenes_de estas_ondas eléctricas, vengan de la vista, del oido 0 de la Piel. Cuanto més fuerte es la excitacién exterior, més frecuentes son los influjos y mis numero- sas las fibras en actividad. Del mismo modo, equé son los mensajes motores sino las mismas ‘ondas, pero que caminan en sentido inverso del cerebro a los misculos cuya contraccién seré tanto més fuerte cuanto que los influjos sean més frecuentes? El influjo se apoya en el transporte de cargas léctricas a lo largo de la fibra; actualmente, se sabe que los iones sodio y potasio representan ‘un papel muy importante. Se les ha seguide con ayuda de dtomos radioactivos. Pero, zde dénde procede la electricidad, la diferencia de poten- | cial? Debemos contestar: del caracter \jvo de | la fibra. Es un fenémeno bioeléctrico. Ala inversa de las piezas inertes de las mé- guinas que en reposo no trabajan, por ejemplo Ia lémpara electrénica cuando sus filamentos no estén calientes, la materia viva trabaja incluso cuando est4 en reposo para defenderse y man- 52 tenerse en vida. Para esto, libera energia quimi- ca destruyendo ciertas sustancias organicas que ‘quema (en frfo) gracias al oxigeno de la respira- cién. Esto le permite crear una diferencia de concentracién en iones minerales entre ella y el exterior que es la fuente de una diferencia de potencial eléctrico: Ia célula viva esta cargada ositiv Popero esta carga es muy frégil: numerosos fac- tores del medio pueden descargar Ia célula 0 incluso invertir su carga, revelando a. sensibi- lidad o excitabilidad de la célula con respecto a ellos. La materia viva, en una reaccién defen- ‘iva, activa su quimismo para restablecer su carga normal: de este modo se excita pasando del aparente reposo a la actividad. En fibras alargadas, como las fibras nerviosas, la zona descargada no permanecerd en su sitio, sino que va a propagarse a lo largo del nervio; es ella la que constituye Ia onda de influjo nervioso. Podemos ver hasta qué punto su produccién yy su conduccién hacen intervenir las reacciones ‘quimicas propias de la vida. El funcionamiento nervioso se detiene con la ausencia de oxigeno y alimentos. De este modo, toda célula es una pequefia fuente de electricidad producida y con- ducida por si misma, No necesita una fuente exterior ni un cargador, su recambio consiste ‘en comer y respirar. ‘Sin embargo, la célula nerviosa tan s6lo 0s- 53 [ { cila entre un aparente reposo en el que no con- duce sefales yuna excitacion en la que sf las conduce, sus géneros de vida son mas variados: pasa de’una sobreexcitacién en la que puede excitarse més y es més activa a un superreposo en el que puede excitarse con menos facilidad y que se llama inhibicién o frenado. Una célula sobreexcitada esta muy descargada, por el con- trario, una célula inhibida esta sobrecargada eléctricamente. El gran secreto del funciona- miento de Ias’redes nerviosas centrales , en particular, de Ja red pensante cerebral, reside en una organizacién, una armonizacién, una regulacion de las fluctuaciones de sobreexcita- ‘cién y de inhibicién de las células nerviosas. Todos los elementos estén interconectados, pero oe hse estén abiertas por la sobreexcita- cidn, mientras que otras estén cerradas por esas a en cai ‘méticamente sus circuitos a las necesidades no conectando 0 desconectando las piezas, sino hhaciendo susceptibles o refractarios. elementos siempre conectados! Regulacion de los impulsos: suefto y fatiga eDénde esta. el drgano de programacién res. ponsable de la armonia de esta regulacién, lacién, esta central de la. maquina moderna en que el ope- 54 rador ha inscrito érdenes que gobernaran auto- maticamente la serie sucesiva de las operacio- nes? Se trata de un érgano de direccién de lo que permite abrir y cerrar las vias: el grado de sobreexcitacién 0 de inhibicién neurénica responsable del nivel de excitabilidad, es decir, de aptitud a la respuesta de Ia neurona. Las ondas de influjo nervioso no tienen s6lo el po- der de excitar el elemento en el que se termina la fibra, otra neurona o mésculo, como ocurre con la corriente eléctrica artificial que se trans- mite entre hilos conectados. Pueden también provocar fenémenos de sobreexcitacién o de inhibicién, modificaciones de excitabilidad que dependen de fluctuaciones més duraderas de la carga eléctrica celular. Estas modificaciones no | se producen al azar, sino que estén adaptadas aj las necesidades, en virtud de la armonfa de construccién de la maquina nerviosa, Cuando ‘un impulso camina por la red cerebral, finaliza en terminaciones nerviosas, sinapsis de las cua- Jes unas son superexcesitantes y otras inhibito- rias. Al caminar a merced de las mallas de la red, a veces vuelve a pasar por donde ya habia pasado y encuentra por esta causa Ia excitabil dad modificada. Los diversos impulsos que se propagan al mismo tiempo modifican asi su caminar; automaticamente, circulan abriendo 0 cerrando vias. Resulta un buen ejemplo el hecho de que en 55 ¢l acto motor reflejo, las excitaciones sensitivas, Por ejemplo, las que provienen del golpe en la Todilla, no se extienden al azar por los centros en la parte anterior del muslo, Para el que sélo considera la red nerviosa, esta facultad de elec- cién parece imposible y efectivamente Jo seria €n una méquina corriente en la que todo esta {interconectado, Sin embargo, si es asi es porque cada musculo es rico en terminaciones sensiti- Yas y envia a los centros mensajes permanentes sobre su grado de tensién: la circulacién de “estos mensajes en la red central en funcién de la armonfa de su arquitectura introduce una iferencia de excitabilidad entre las neuronas motoras que de este modo son desigualmente aptas para responder a los diversos mensajes, Pero esta armonia de los cambios de dires. cién nerviosos en los centros no existe més que estado normal. Las crisis convulsivas del animal sobreexcitado por la estricnina, la tan conocida falta de coordinacién motora del alco- hélico o del enfermo del cerebelo que no puede gesticular o sobre el plano cerebral y psicolé- ico Ia incoherencia del pensamiento del suetio son el resultado de una pérdida o de un tras- tomno de esta regulacién, Hoy se puede apreciar directamente, ponien- do electrodos en los centros, el estado de sobre- 56 excitacién o de inhibicién de las neuronas. Tam- bién podemos continuar utilizando el test que ‘ha permitido descubrir estas modificaciones de excitabilidad apreciandolas desde fuera por la excitacién eléctrica. Se traducen por modifica. ciones de la rapidez celular, una diferencia de sensibilidad en las excitaciones eléctricas segin su duracién: la sobreexcitacién aumenta la efi- cacia de las corrientes breves, la inhibicién la de las corrientes lentas. La duracién de la co- triente excitante de una cifra caracteristica del estado de la neurona. Este es el principio de lo que Lapicque ha Iamado Ia determinacién de Jas cronaxias, constantes de tiempos celulares. En un sujeto privado de centros nerviosos © dormido, las neuronas de los diversos misculos de la vida de relacién tienen asi Ia misma crona- xia, mientras que en un sujeto normal, los cen- ‘tros diferencian las cronaxias, lo que se llama la subordinacién de los nervios a los centros. De ‘este modo, los centros introducen una diferen- cia de sencillo a doble entre las cronaxias de las neuronas motoras de los misculos antagonistas (extensién y flexién). El interés de estas medidas de cronaxia, es que el nervio sobre el que las medidas son féci- Jes es un reflejo del estado central. En vez de estudiar las cronaxias cerebrales, podemos juz- gar de los estados de sobreexcitacién y de inhi- 37 bicién en los centros por Jas fluctuaciones de excitabilidad periférica. Es tal la importancia de una regulaciéa de precisién de las sobreexcitaciones e inhibiciones neur6nicas que existen en’ la base del cerebro centros especiales cuya funcién no es ni sensi- ‘iva, ni motora, sino reguladora, Centralizan nt ‘merosos mensajes sensitivos y regulan la exci tabilidad de las neuronas en funciéa de las necesidades. Ya el fil6sofo Descartes, excelente neurofisié- ogo para su tiempo, habia postulado la existen- cia de estos centros cuando pensaba en la existencia de un centro de cambios de direccién de los espiritus animales. Es verdad que no se trataba de una central de regulacién de la carga eléctrica. Para él consistia en tirar mecdnica- mente de los tubos nerviosos para abrir 0 cerrar los orificios de salida de los espiritus animales. Mis recientemente, toda Ia fisiologia del cere- belo, érgano de Ia precisién del gesto, se explica por esta funcién de regulacién que é1 contribuye a asegurar. Pero fue Lapicque quien, en 1928, demostré Ja existencia de un centro regulador general del funcionamiento nervioso. Es de una gran importancia para el cerebro ya que esta regulacién a distancia por un centro situado en la base del drgano, lejos de la cor- teza, no asegura tinicamente la armonia de la circulacién de las pulsaciones nerviosas en la 58 ed pensante, o sea, la posibilidad de un pensa- miento correcto, sino que es responsable de fenémenos tan importantes para nosotros como el suefio o la fatiga nerviosa. El centro regulador es un centro de la vigilia. En su ausencia, las neuronas cerebrales quedan inhibidas, retardadas, desconectadas funcional- ‘mente del mundo exterior y dormimos sin con- ciencia ni voluntad. El centro es una especie de reserva de influjos nerviosos activadores que mantienen el cerebro en sobreexcitacién vigilan- te, bien se trate del estado de vigilia como de la atencién, esa supervigilia electiva. Si el cere- bro funcionase sin parar, acabarfa por estro- pearse: lesiones del insomnio experimental se- faladas en un perro al que Piéron impedia el suefio. El animal acabé por morir. El suefio es precisamente el reposo del cerebro y lo protege de los peligros de una superactividad demasiado prolongada. Se ve su importancia para la higie- ne mental y el error que cometemos al no pres- tarle la debida atencién, Si nos sobreviene bru- talmente como una necesidad incoercible mu- cho antes de que surja el peligro de sufrimiento del cerebro, es porque el centro regulador es mis fatigable que el cerebro. De este modo, deja de funcionar comporténdose con el cerebro como una buena nodriza que le hace sumer- girse en el suefio. Es él mismo quien cierra los 59 ojos y contraé las pupilas para protegernos de Ja luz. Pero a este pobre centro regulador que ase- gura toda la armonia de las funciones nerviosas, tanto para el pensamiento y la vida de relacién como para el buen desarrollo de las funciones internas, le pedimos demasiado! Todos los es- fuerzos de nuestra vida, tanto una carrera, un resfriado, una enfermedad, una preocupacién, tuna angustia, una emocién Je obligan a un exce- sivo trabajo de regulacién. Cuando se desequi- libra, en vez de conducinos a un buen suefio reparador, se sobreexcita y esto es lo que la- ‘mamos estar nervioso, a punto de estallar, tener agotados los nervios. Si ya no se puede dormir, Jas funciones internas se perturban y nos com ducen a esas enfermedades de la trepidante vida moderna como la wilcera de estémago, la hiper- tensién, los infartos de corazén, las enfermeda- des del rifién, el retima, etc.... mientras que la fatiga del cerebro nos Hleva a la neurosis. La automatizacién de la vida nos descansa de la fatiga muscular y todo esto para reempla- zarla, por falta de prudencia, por la fatiga ner- Vasa, mucho mas nociva y este agotamiento por t exceso de trabajo seré idéntico cualquiera que sea la vida: empleado, obrero, patrén u hombre de negocios, 0 madre de familia numerosa. To- dos agotan excesivamente por diferentes me- dios, su centro regulador, siendo el ruido, plaga 60. | del mundo moderno, una gran cdusa de su des: equilibrio. ’ De este modo, ya véis que no es'una simple curiosidad el saber lo que es nuestra maquina eléctrica cerebral, pues asf se comprende lo que a destroza. No se trata de una bateria que hay que recargar, sino de los complejos mecanis- mos de regulacién de la produccién de electri- cidad por todas nuestras células nerviosas, esos pequefios acumuladores vivos. Y como también estos mecanismos dependen de células nervio- a5, no es facil curarlos cuando los hemos en- fermado con nuestros excesos. Cuando, pues, tendremos la prudencia de pensar en lo que somos y en lo que no debemos imponer a los demas? Actualmente, podemos situar este centro regu: lador gracias a los descubrimientos del america- no Magoun. Se trata de una red nerviosa espe- cial de la base del encéfalo y que se Hama la formacién reticular. Ya no es necesario descri- birla detalladamente, jhay que pensar en ella! ‘A veces nos sorprende el que uma pequefia preocupacién nos fatigue mas que un duro trax bajo. El motivo es que Ia pequetia preocupacién es peor soportada por la formacién reticular. Encontramos en los centros nerviosos la distin- cién hecha por los especialistas de la maquina entre la gran energia de alimentacion, el calen- tamiento de los tubos y la pequefia energia de a informacién, 1a modulacién significativa que temite las sefiales. En el cerebro se trata, respec- tivamente, de la electrogénesis neurénica por el ‘quimismo celular y de la fina regulacién de esta electrogénesis por el centro regulador. La fatiga nerviosa no esta ligada a la gran.energética de Ta alimentacién, sino a la fina inapreciable cenergética de regulacién. La espontaneidad cerebral {Hemos dicho que aparte de su complejidad nada diferencia al cerebro humano de un centro elemental como la médula? Ocurre lo mismo con su funcionamiento. . En particular, no hay pensamiento sin activi dad en el cerebro, pero esta actividad es una factivacién, Tienen que circular influjos en et cerebro. Normalmente, acuden a él por la via mensajes sensoriales informativos y mensajes sensoriales activadores interpuestos en Ia for- macién reticular. Si cortamos su periferia, el cerebro se duerme. Por consiguiente, el viejo adagio filos6fico dice bien: no hay nada en la Uinteligencia que no provenga de los sentidos Esto quiere decir que al igual que el funciona miento de la médula, el del cerebro es mente reflejo. He aqui una rana que no tiene mas que Ia médula para eliminar toda esponta- 2 neidad, Ie pellizco una pata, Ia otra se contrae. EI mensaje sensitivo ha legado a la médula y hha desencadenado una respuesta como el rayo Tuminoso que se refleja en el espejo, de ahi su nombre de reflejo. Hemos visto, en efecto, que con los cambios de direccién electivos por regu- lacién Jo que ocurre en la médula es complejo. Pero sigue siendo un hecho que la actividad de Ja médula depende mucho de las excitaciones periféricas y que la respuesta es un automatis- ‘mo que es previsible. Esto no impide que este automatismo sea muy complicado. Si ponemos ‘écido en una de las patas de la rana de la que hablabamos, ésta se lo limpia con la otra pata ‘como si quisiera hacerlo. Un perro, que s6lo tiene la médula, suspendido por un francalete (pues no se tiene de pie) hace, como respuesta a una corta excitacién de una pata, una serie de movimientos de marcha muy correctos con las cuatro patas (en el aire). Encontramos el reflejo en el plano del cere- bro: una espina me pincha, la siento, quiero quitarmela y me la quito. S{, pero por un mo- tivo cualquiera puedo negarme a quitérmela: el ‘mensaje reflejo ya no tiene efecto automatico. Por otra parte, si quiero, sin ningtin motivo, es decir, sin ninguna excitacién sensitiva, extiendo esponténeamente el brazo. ;Qué diferencia con Ja actividad refleja elemental! Atin més, el refle- {jo no se perfecciona, no cambia, mientras que 8 el funcionamiento cerebral es memoria, adies- tramiento, reflejos condicionados, posibilidad de reacciones nuevas. iNo hay aquf ningtin misterio! Simplemente Ia activacién de la compleja red cerebral con- duce a una actividad permanente y en el cerebro circulan influjos sin parar por lo mismo que estén all{ girando en redondo, mientras que ‘mensajes sensoriales, incluso involuntariamen- te, vienen a participar con ellos en tanto que la vista y el ofdo estan siempre activos. Reprimirse es impedir el cambio de direccién de los influjos sobre las neuronas motoras cerebrales. Querer espontdneamente es dirigir estos cambios. La interioridad psfquica tiene como base lo que circula en el interior del cerebro. La memoria ¢s la aptitud del cerebro para volver a tomar un tipo de cambios, de distribucién de las excita- ciones e inhibiciones que ha existido ya cuando Jas circunstancias se reproducen. Con esta apti- tud funcional de la materia, muy poco materia- lista en el sentido estricto, estamos lejos del almacenamiento de imagenes. Aprender es tener | catre las manos toda Is re icién del funcio- { namiento cerebral. Finalmente, esto es lo que tenemos en la cabeza: una compleja red nerviosa por la que cireulan pulsaciones eléctricas cuyo cambio de direcciones depende de un mosaico de sobre- excitaciones ¢ inhibiciones que varia en el espa- 6 cio y en el tiempo en los diversos puntos de la red bajo el efecto de una autorregulacion armo- nizada, Para pensar, no basta con estructuras anatémicas, hacen falta estructuraciones fisio- Togicas fluctuantes, lo que se lama esquemas espaciotemporales (en inglés pattern, en len- guaje: pavloviano: Estereotipos dindmicos). En esta actividad, hay que distinguir las fliuc- tuaciones de débil amplitud de la carga eléc- trica de las neuronas en funcién de todas las influencias que se ejercen sobre ellas. Cada cuerpo celular’ regula su electrogénesis en fun- cién de las innumerables influencias a las que esta sometido: cientos de sinapsis sobreexci: tantes o inhibitorias, sustancias quimicas 6 factores fisicos aportados por la sangre: Cuan- do la resultante va en el sentido de Ia excita: cién, el cuerpo celular emite ondas de influjos nerviosos que son ondas propagadas a distan- ia sobre las fibras, sefiales de intensidad mu- cho mayor que las pulsaciones locales y cuya duracién es mucho menor. Con nuestros ‘elec- trodos sobre el cerebro 6 en su interior, reco- gemos estas dos especies de actividad. Capi mos, por ejemplo, la legada de los mensajes sensitivos o la emisién de las érdenes motoras. Se ha creado toda una anatomia fisiolégica que nos revela las intérconexiones por la posibili- dad de evocar una respuesta eléctrica a distan: cia (potencial evocado), mucho mejor qué los 6 antiguos estiidios que se basaban en las paré- Iisis, los efectos visibles de excitacién o las degeneraciones de las fibras después de las lesiones. ‘Los electrodos grandes conocen la actividad simulténea de un grupo de neuronas, los peque- ios recogen la de una tinica neurona. Como el cerebro esta siempre en actividad, lo que se observa no es, en general, un desencadenamien- to de actividad, sino una modificacién o una supresion de actividad. {Qué paradoja: la lega- da de un mensaje sensitive no.es en absoluto una excitacién, sino una inhibicién! Hay que dejar sitio a Jas nuevas sefiales para que no ‘se pierdan entre la multitud y que puedan ser comprendidas. Es esto lo que falta en el cere- ‘bro inhibido cuando suefia, incapaz de esas inbibiciones diferenciadas puesto que esta su- mido en la inhibicién general del que duerme. Entonces, si un perro ladra, el durmiente hace su interpretacién: jqué se marche ese conferen- ciante aburrido! ‘Esta supresién de las inhibiciones puede ser ‘itil. El durmiente tiene suefios premonitorios: sile va a salir un furtinculo y no sabe nada, el cerebro dormido es més sensible a los mensajes inconscientes del principio de irritacién y el sujeto suefia. que le ha mordido un perro en el sitio en el que le saldré el furtinculo. En el ‘amodorramiento producido por un barbitirico, 66 come al principio de la embriaguez, no se de guardar un secreto. Esto es el souero de la verdad». Pero, qué verdad? Puede ser fabula- cién o sugestién. En todo-caso, podemos evitar asi un lento psicoandlisis: las’ barreras de la represién estén también sumidas en Ia inhibi- clén Ipatea y se dejan atravesar. Bajo el ‘mado narcoandlisis, una joven a la que se creia afectada de un céncer de garganta, porque no podia tragar, revela de repente que durante una comida la Gestapo detuvo a su hermano, recuer- do atroz que, reprimido, sin saberlo iba a opri- mirle la garganta por reflejo condicionado.,En ‘este caso, la toma de conciencia se cura supri- miendo la causa. No es brujeria, sino la entrada ‘en juego de las leyes de la neurofisiologia del cerebro. Cuanto més, avanzamos, mejor com- prendemos las bases cerebrales de los trastor nos viscerales llamados psicosométicos en las neurosis. Lo que parecia asombroso cuando el psicoandlisis proyecta complejos sobre las vis- ceras, queda explicado por los mecanismos del cerebro. De este modo, Pavlov confirma a Freud. Electroencefalografia Practicamente; el conocimiento més corriente de nuestra maquina eléctrica cerebral contintia or apoyandose en la electroencefalografia de Ber- ger. ¢Qué captamos en el exterior del créneo sobre el cuero cabelludo? Ondas de ritmo varia- ble'y cuya intensidad se cifra en millonésimas de voltio, por Jo tanto mucho menos que el influjo nervioso. Se trata precisamente de las fluctuaciones del nivel eléctrico en la red cor- tical: No captamos fielmente todo lo que alli pasa, pero si la porcién que es susceptible de difundir-a distancia, por lo tanto, especialmente, Ja actividad de las células lamadas piramidales porque tienen fibras que suben hacia la super- ficie del cerebro facilitando la salida de la co- rriente. El registro nos da la suma de la ‘activi: dad sincrotizada o desincronizada de numero- sas édtulas. No se trata, pités, en absoluto de registrar el pensamiento o decit que éste es una onda qixe {puede ir a distancia: se,capta una parte de las { manifestaciones éléctricas de la red pensante, fenémeno inseparable del pénsamiento, pero } que no es el pensamierito mismo, proceso espi- { situal, del que nuestros aparates sélo pueden conocer las condiciones materiales. En el sujeto en reposo, que no piensa en nada, que no ve ni oye nada, la actividad cerebral esté { unificada, sincronizada: consiste en pulsaciones } regulares, las ondas llamadas alfa, al ritmo de diez por segundo con un voltaje, de cincuenta @ millonésimas de voltio. Propiedad de todo cen- ‘tro nervitso: Adrian se complacia en demostrar que Ja actividad alfa de su cerebro de Premio Nobel era idéntica a la del humilde ganglio ner- vioso de un invertebrado. Hagamos'mirar cualquier cosa, lamemos la atencién sobre algo, hagamos efectuar un céleu- Jo mental: el trabajo del cerebro desincroniza la actividad eléctrica. Es la reaccién de paro de las ondas alfa: aparecen ondas mucho menos amy j plias, irregulares y. de ritmo més répido, Tas ‘ondas de actividad. Si, por el contrario, el sujeto se duerme, su actividad eléctrica se hace més lenta. Se puede apreciar el grado de suefio por el. aspecto del trazado, Aparecen ondas delta de-bastante gran amplitud y sobre todo de ritmo lento (ondas lentas;de tres a cuatro por segundo). Es's6lo er el suefio muy profundo y més que nada en el suefio anestésico profundo o en los estados de coma cuando Ja actividad eléctrica’ del cerebro ‘acaba por desaparecer. Se ha demostrado recien- temente que el ensuefio' depende de'un suefio ; paradéjico'de actividad répida que es necesaria ( para.el equilibrio cerebral. Sefialemos también las ondas thera, ondas de Invedlera y de la-agresividad frecuentes en cier- tos nifios impulsivos, ondas de cuatro a siete or segundo, Cr) | \ Los informes suministrados por este método sobre el estado del cerebfo, son muy interesan- tes. Cada individuo tiene un tipo de curva y de reactividad. Se puede seguir el desarrollo del cerebro. El recién nacido de cerebro inmaduro, no tiene mas que ondas lentas. Las ondas alfa se organizan de tres a diez afios: El trazado no es normal hasta cerca de los dieciocho afios. En patologia, las deficiencias mentales s6l6 son per- ceptibles en casos muy graves.Este método se utiliza sobre todo para localizar los tumores cerebrales que al comprimir el cerebro hacen parecer en él ondas lentas y sobre todo para el diagnéstico de los estados epilépticos. La crisis convulsiva epiléptica es una verdadera tormenta eléctrica cerebral. Se acompaiia entre las crisis de un estado eléctrico anormal con ondas len- tas que da la certidumbre de la epilepsia y sobre todo este estado permite asociar a’ la epilepsia y tratar-toda serie de manifestaciones no convulsivas, crisis de somnolencia, fugas, etcétera. La técnica se hace atin mds fecunda si se sensibiliza el cerebro, bien enviando excita- ciones luminosas ritmicas 0 bien modificando al estado de Ia sangre que riega el. cerebro hhaciendo respirar de manera acelerada (hiper- nea) que disminuye la cantidad de gas carbé- nico de Ia sangre. Hemos visto cémo Ia electro- cencefalografia se perfecciona gracias a los regis- 70 tros multiples y a los analizadores automiticos que trazan el mapa de la actividad eléctrica del cerebro. Si tenemos que maravillarnos de los progresos logrados, sobre todo desde hace quin- ce afios, en el conocimiento de la maquina eléc- ‘rica cerebral, jno hay que olvidar que nuestra ignorancia sigue siendo inmensa ante una mé- quina tan complicada! n Capitulo cuarto eee LA.QUIMICA DEL PENSAMIENTO ‘Lo que hemos visto sobre el funcionamiento cerebral, nos preserva de ese error caduco que no preocupa ya a ningtin materialista: ‘hacer del pensamiento una sécrecién del cerebro, pedir a Ja quimica del cerebro que nos materialice el Pensamiento bajo forma de cuerpos quinticos en Jas neuronas.'Una neurona aislada no tiene | ningiin poder psiquico: se piensa ‘25H erebro. Sin embargo, seria un grive error'creer que cl pensamiento no tiene ninguna relacién:con Ja.quiimica. No porque los fenémenos eléctricos no sean el elemento bésico del funcionamiento cetebral. Sino porque Ia méquina eléctrica cere- bral es una maquina viva en la que la enéraia celéctrica extrae su-origen del dinamismo quimi- co de la vida, lo que los técnicos aman meta- bolismo. El estudio quimico del cerebro esti atrasado con respecto a su estudio eléctrico: B dominio en fa hemos sefialado, es en este d sree pucden espera ls masts progre- SBS eidentemente, Ja guimiea del cerebro nunca reemplazard a su fisica. La alimentacién del cerebro. dos aspectos Esta quimica del cerebro tiene dos a! eee diferentes (1). Primero: bay ‘una quimica més conrente, no espeiicn del cerebro, es lel onde lag eélulas nerviosas que en gene neue e ‘mismas. necesidades: que todas fas células vivas con algunas particularidades ‘cuantitativas o cualitativas. Nuestro pensamien- fo enge el buen estado de nuestras neuronss, es decir, que éstas estén bien alimentadas, del Saismo modo que los acumuladores de una mé- wana doben estar cargados. Estamos muy lejos qa pensamiento: no ‘obstante, se trata de Ge li- ciones indispensables para éste. Pero el cerebro So slo tiene esta quimica general: més recien ‘temente, se ha descubierto que em sus are ‘mos fntimos en particular para Ja transmi a de las sefiales nerviosas a las sinapsis, punto de contactoentre neuronas, la maquina eae sa hacia intervenir sustancias quimicas. ¢sp« a, de Ja rome: 0), Uae are eS ‘Bicos cerebraies. ficas. Estas son muy escasas, pero sus perturba. ciones. alteran el funcionamiento considerable. mente. An se. conocen muy mal, pero no obstante aparecen como responsables de los trastornos psiquicos de las enfermedades men- tales y de la eficacia de muchos medicamentos del cerebro. No vamos a extendernos, ahora que hablamos del cerebro, en la muy compleja quimica de la materia. viva. A primera vista es muy simple: para vivir, la célula extrae su energia quemando el azicar, la glucosa, gracias al oxigeno respi- rado; el resultado es un residuo: el gas carb- nico. La energia Iiberada, que es en su origen Ja energfa solar almacenada por la planta verde que ba hecho Ja sintesis del anicar, sirve para todas las necesidades celulares, diversas formas de trabajo, principalmente produccién de elec- tricidad y sintesis de la materia viva. En el deta- le, todo es terriblemente complejo haciendo intervenir numerosas reacciones intermedias en las que juegan estos activadores Hamados enzi- ‘mas 0 diastasas que permiten que las reacciones se hagan a la temperatura del cuerpo y sin desprendimiento excesivo de calor. Se ha dicho que la célula no necesitaba una tumultuosa libe- Tacién de energia, pero side algunas disponibili- dades. En particular, el oxigeno no es necesario’ més que en una segunda fase. La célula tiene el po- B der de empezar a descomponer la glucosa y tomarle una parte de su energia sin oxigeno, Pero el resultado es la aparicién de derivados 16xicos peligrosos para la célula, como el écido lictico del ejercicio muscular intenso, causa de las agujetas. Normalmente; el oxigeno los des- ‘ruye. Pero un funcionamiento excesivo (éste es el caso del mtisculo) puede arrastrar un retraso de esta destruccién. Tal ocurre en la intoxica cién del insomnio prolongado, la causa de la necesidad de suefio, de Ia fatiga de-los centros nerviosos:, en su continuo funcionamiento no logran recuperarse, y es necesario el reposo. En Jos mecanismos de la quimica celular, el acido fosiérico representa un papel considerable. El elemento basico se Hama ATP, es decir, acido adenosintrifosférico; est emparentado con los constituyentes de los cromosomas, fundamento de la herencia, elementos. esenciales de la vida, los famosos ADN, acidos desoxirribonucleicos. Como toda célula, Ia célula nerviosa tiene ast necesidad de alimentarse: alimentacién para las necesidades energéticas en que la glucosa es el alimento bésico, alimentacién para reparar la usura nerviosa que exigen las diversas molécu- las. orgénicas 0 sus elementos. Necesidades cuantitativas abundantes en ciertos alimentos, necesidades cualitativas a veces de cantidades mucho menores de otras sustancias, pero cuya ausencia causaria graves trastornos, bloqueando 16 Giertos mecanismos celulares: tales son los ele- mentos indispensables: para el mantenimiento de las enzimas. Tal es el papel de Ia absorcién alimenticia de las vitaminas: hacen falta muy ocas, pero sin ellas todo el sistema nervioso esté desequilibrado. Algunas de estas sustan- cias necesarias para las neuronas no les son suministradas desde el exterior por la alimen- taci6n, pues ciertos 6rganos se encargan de pro- ducirlas ¥ de poneras en crculacién en Ia sax- gre, son las hormonas procedentes de las glén- dulas endocrinas cao Alimentacién insuficiente, carencia de vitami- nas, por ejemplo, una fatiga extrema, la del escorbuto, falta de vitamina C; o bien las crisis convulsivas, las polineuritis paraliticas de la carencia de tiamina (vitamina B1) de los que hacen del arroz-descascarillado su principal ali- mento; o bien, la locura pelagrosa que puede curarse con un poco de amida nicotinica (vita- mina PP): una madre que durante la ocupacién se privaba de carne para darsela a sus hijos, Meg6 a odiarlos, simple consecuencia de la falta de vitamina PP que se encuentra en Ia carne; unas simples pildoras y renace el amor! Deficiencias hormonales: una escasez de hor- mona tiroidea leva a la retardacién psiquica del adulto, la idiotez del nifio, Antes de sermo- near, hagamos el diagnéstico: si no es muy grave, bastard con unas inyecciones hormona- 7 les. ¢Inteligencia en botella? No: simplemente reestablecimiento de la quimica del cerebro. La escasez. de insulina que proviene del pancreas leva a'la intoxicacién del diabético; nuestras células ya no saben utilizar la glucosa y sufren, principalmente el cerebro, pudiendo acabar en el coma. Es de notar que nuestras células tienen exi- gencias estrictas. Si la escasez es perjudicial, ‘también el exceso es peligroso. Es necesario un Optimun de vitaminas y de hormonas. Dema- siadas hormonas tiroideas llevan’ al nerviosis- ‘mo, al mal caracter de Ia enfermedad de Base- dow © bocio. exoftilmico; demasiada ins leva también al coma, un coma utilizado en psiquiatria, porque el cerebro esta falto de glucosa. Incluso el oxigeno que, a pesar de su vida de acceso particular, es un alimento de un tipo esencial, puede ser peligroso. Naturalmente, la insuficiencia de oxigeno es peligrosa. Basta con subir a demasiada altitud, montafia o avién; si ‘no nos ponemos tna mascara de oxigeno © no estamos en cabina cerrada con’ atmésfera nor- ‘mal, nos fatigamos, perdemos ¢l conocimiento y al final es el coma. Ya en 1878, el otigen de esto fue perfectamente demostrado por P. Bert, el padre de Ia'medicina del espacio. que va a conducimos a la luna. También ha demostrado que nuestras células exigen la tasa. normal de 8 oxigeno y nada més: un exceso de oxfgeno lleva a crisis convulsivas con coma. Este es el caso de la exploracién submarina donde se respira coxigeno tanto més comprimido cuanto més se desciende. A mayor profundidad, el nitrégeno mismo se vuelve narcético y engendra la em- briaguez de las profundidades. No todos los casos tienen por consecuencia la detencién del cerebro, el estado de coma. En cierta medida es mis grave, el cerebro se trastorna: euforia, pér- dida del sentido del peligro, trastornos de la razén. El nadador retira su méscara, el aviador no pensaria en ponerse la suya. En una cam- atia de inmersién, la falta de oxigeno conduce primeramente a errores de ortografia ‘0 de céleulo. El secreto del equilibrio cerebral, es la cons- tancia del medio interior, de la ‘composicion y de las propiedades de la sangre que al regar el cerebro asegura ‘su. alimentacién. Todos los factores quimicos 0 fisicos (temperatura del cuerpo) deben ser al nivel deseado, normal. Por Jo tanto, no sélo la aportacién alimenticia sino la climinaci6n de los residuos, primero el gas carbénico que asfixia (pero es necesario un poco para evitar las convulsiones) y luego to- dos los residuos téxicos del funcionamiento celular, principalmente la urea que elimina el rifign y cuya acumulacién es también factor ‘que ‘lleva al coma. ~D Las células nerviosas que tienen caracteres propios tendrén ciertas necesidades particula- 18s, por ejemplo. en Acido fosférico o en elemen- tos que figuran en la composicién de las grasas nerviosas. Estén incluidas en una alimentacién normal y, por.o tanto, no hay que preocuparse demasiado. Por el contrario, una alimentacion insuficiente es nociva. No comprendemos lo bas- tante cémo el hambre crénica de algunos: pue- blos es responsable de muchas insuficiencias intelectuales 0 téenicas que-les réprochamos: carencia global sobre todo en materias protei- cas (carnes), carencia en-vitaminas, carencia en sustancias minerales cuya importancia empeza- mos a comprender: se necesitan muchisimos minerales, pero en pequeiia cantidad (oligocle- ‘mentos). cExisten alimentos -especiales del -cerebro? ¢Hemos hablado. de pildoras de inteligencia? Qué podriamos decir? Simplemente que el dci- do glutémico, alimento indispensable, mejora el aprendizaje animal-y el cociente intelectual de nitios deficientes.:De esto a concluir que puede mejorar el cerebro normal.o procurarle memo- ria, va.un abismo. No es inteligencia en botella, pero.si un buen alimento si no. se. abusa de él. Puede ser util incluso si no falta, si no se’nece- sita, Muchos alimentos, por ejemplo, las vita- minas, también son medicamentos activos sobre el cerebro, excitantes o depresivos fuera de toda 80, necesidad fisiolégica. Estos medicamentosali- ‘mentos que son productos naturales que existen, en el organismo y que representan en él su pa- el; son en general poco nocivos y pueden fécil- mente ayudar al équilibrio nervioso. El ideal es el-aziicar, porque este medicamento del’es- fuerzo es un alimento que restaura el organismo en vez de doparlo y permitirle:sobrepasar sus fuerzas como los: peligrosos excitantes nervio- 08, por ejemplo, el maxiton. Entre los pequefios excitantes.nerviosos, de corriente empleo. social (sin: hablar del tabaco ‘que no tiene nada de fisiolégico y es una mania cuyo abuso es peligroso) existen productos con alcohol 0 cafeina. No son alimentos, aunque el alcohol interviene en el funcionamiento celular, ero, en peqiefias dosis, estos medicamentos t6nicos son uitiles sino se abusa-de ellos; su peligro proviene de la tendencia a’ la toxicoma- nia que conduce a'la intoxicacién. ‘Lo que caracteriza al:mdximo a las neuronas del cerebro, es que su quimismo es muy-intenso, tanto que.el cerebro és el Srgano que tienie mat ores necesidades, ‘su padecimiento.es lo prime- ro en manifestarse, mucho antes que el de los otros érgarios, por los trastorhos psiquicos y el coma. Si la perturbacién no‘es demasiado grave, demasiado frecuente 0 demasiado prolongada, todo podré arreglarse y el coma’al detener el funcionamiento cerebral habré resultado. pro- a1 tector. Por eso se emplea actualmente la.coma- terapia para proteger el cerebro, lo que produce por ejemplo, la hibernacién artificial. Si, por el contrario, la situacién desfavorable se prolonga; el cerebro puede quedar definitivamente lesio- nado y el enfermo no. saldré ya del coma, 0 presentara trastornos cerebrales definitivos, por ejemplo, quedaré.ciego. El cerebro es el mayor ‘consumidor de anicar y de oxigeno. Parad6jicamente, no se da uno cuenta, En efecto, a la inversa'de los misculos cuyo paso del reposo a la actividad se nota de una manera espectacular en las necesidades, el cerebro en. vigilia esté siempre en actividad. Sofiar 0 tra- bajar intelectualmente no cambia las necesida- des. Es una cuestién de mejor regulacién de los cambios de direccién. Las necesidades del cere- bro estan, pues, aseguradas ton las necesidades generales de la vida. Esto también explica que si es facil poner en evidencia los cambios orgéni- cos generales que resultan de la actividad mus- cular (consumo de oxigeno y de azticar, des- prendimiento de gas carbénico y de calor, acele- racién cardiaca, ahogo, etc.), por el contrario Jas mahifestaciones del trabajo intelectual son mucho més modestas y sélo modifican muy Poco el funcionamiento orgénico general. La cuestién se planteé durante la ocupacién ante la Academia de Medicina cuando se trataba de saber si los intelectuales necesitaban una 2 racién especial como los trabajadores de fuerza. Habria podido decirse que buscar la parte del cerebro en la actividad organica general equi- vvalfa a querer encontrar en el humo del paque- ote el gas carbénico de la.respiracién de los fogoneros. Sino nos damos cuenta de estas necesidades del cerebro, es porque nuestra fisiologia esté al servicio del cerebro y que regulaciones nerviosas simpéticas hacen sacrificarse a los otros érga- ‘nos en provecho del cerebro. Hoy se sabe que el sujeto que muere de un choc operatorio, or ejemplo, o bajo el efecto del frio debe su muerte al exceso de sus defensas protectoras. ‘Se mata para asegurar a todo precio la defensa del cerebro, la conciencia necesaria para sobre- vivir en un mundo hostil. Con Laborit, se Je impedira por consiguiente morir. bloqueando sus mecanismos de defensa, pero al precio de un coma acentuado por la hibernacién, un coma no peligroso puesto que transcurre en el medio vigilado det hospital. Esta regulacién protectora concierne antes ‘que nada al factor responsable de la alimenta- cién ‘del cerebro, la circulacién sanguinea, El cerebro es el més vascularizado de nuestros ‘rganos, él que tiene permanentemente la circu- lavién més activa, el que recibe mas glucosa y oxigeno de la sangre, el que desecha més gas carbénico. La experimentacién animal, la reali- 33 zacion de la cabeza aislada regada artificialmen- te o.por un animal donante de sangre y las comprobaciones de la patologia humana ban demostrado cuanto sufre el cerebro de un paro circulatorio. Es una cuestién de minutos: Ja actividad eléctrica se detiene, se pierde el cono- cimiento y si no se restablece répidamente la cireulacién, el cerebro queda definitivamente esionado. Por el contrario, los centros inferio- res, por ejemplo, el bulbo con el centro respira- torio, son menos sensibles. Cuando a raiz de un sincope, de una detencién del coraz6n 0 de la respiracién, el cerebro ya no recibe alimento, hay que pensar-en él, él es la causa por la que hay que ir muy deprisa-en la reanimacién, la hibernacién permite ganar tiempo. Seria una catéstrofe hacer una reanimacién tardia a al- guien y sobre todo a un nifio al nacer que quedaria en coma, o idiota y ciego. Es todo el problema de la cirngia cardiaca que necesita irrigar el cerebro artificialmente. Hoy podria mantenerse en vida artificial prolongada a al- guien cuyo cerebro hubiese muerto, jpréctica indtill La patologia cerebral més importante reside, ues, en los trastornos respiratorios y circulate. ros. El cerebro sufre lo mismo ya se le prive de ‘oxigeno o de sangre: estrangulamiento, aire sin ‘oxigeno, paro circulatorio, caida de tensién arte- Tial, intoxicacién por el éxido de carbono ‘que 84 impide el transporte del oxigeno por los glébu- los rojos, intoxicacién por los cianuros que blo- quean la respiracién celular, anemia que reduce la tasa de glébulos rojos, obstruccién de los vasos cerebrales por una embolia que se agrava Por espasmos vasculares reflejos, hemorragias cerebrales, obstruccién de las arterias cerebra- les esclerosas, comprensin del cerebro, etoéte- a, Causas idénticas todas ellas de padecimiento y muerte del cerebro. La hipotensin y la hiper- ‘tensién. también son nocivas. Por eso, normalmente, la circalacién de Ia sangre en el cerebro y su proporcién de oxigeno Y¥ gas carbénico son adaptados automaticamente a las necesidades y a sus variaciones. En la par- te media del cuello, al nivel de la bifurcacién carotidiana en el trayecto de la sangre que va del corazén al cerebro, tenemos un érgano sen- sorial inconsciente, es el seno carotideo. Si la tensién de la sangre destinada al cerebro varia, si su proporcién de oxigen o gas carbénico cambia, en seguida el drgano se excita y envia mensajes por via nerviosa a los centres regu- adores de la circulacién y de la respiracién. ‘sf a hipertensién lama a la hipotensién y vice- versa, Ia asfixia queda compensada (si es posi- ble) por una aceleracién respiratoria, la hipo- tensién por una aceleracién del corazén y una contraccién de los vasos abdominales que redu- 85 cen Ja sangre de las visceras en provecho del cerebro, Un aspecto muy espectacular y muy actual de esta patologia circulatoria del ‘cerebro nos es dada por la vida en avién o en cobete interpla- netario, Si el organismo no soporta las fuertes aceleraciones, sobre todo cuando son en el sen- tido de la cabeza a los pies o de los pies a la cabeza, es porque el cerebro se vacia de sangre © se congestiona: en ambos casos, amenaza de coma. Se buscan los limites de resistencia some- tendo a Ios pilotos a aceleraciones variadas en tuna centrifugadora humana, especie de vag6n que gira en circulo a gran velocidad. Aparte de estas regulaciones respiratoria y irculatoria, todos los factores fisicos y quimi- ‘cos de la sangre estan sometidos a mecanismos correctores especiales que aseguran la constan- cia a pesar de las causas de variaciones. Cl. Ber- nard fue el primero que demostré esta constan- cia regularizada del medio interior. Lo que tene- ‘mos que retener es que todo lo que trastorna al organismo, todos los chocs, todas las faltas de higiene repercutirn primero en el cerebro y el psiquismo. Es la base moderna del muy cono- cido adagio: mens sana in corpore sano, Io que exige sabidurfa y prudencia, pero sobre todo un minimo de cultura bioldgica y de conocimiento del cerebro. Si resulta: dificil estudiar todo lo que con- 86 cierne al cerebro en el funcionamiento: global del organismo, no nos faltan posibilidades para el estudio de la quimica del cerebro. Métodos indirectos, la comparacién de la sangre que en- tray de la sangre que sale del cerebro, métodos directos sobre la composicién quimica en diver- sas partes del cerebro y sus variaciones en el fancionamiento fisiolégico, bien en el mismo cerebro, bien en cortes de tejido cerebral cuyo quimismo se estudia en recipientes especiales. Como toda actividad quimica biol6gica, la actividad cerebral arrastra este residuo ineluc- table que es la produccién de calor. El calor nervioso es minimo con relacion al calor mus- cular. Sin embargo, podemos apreciarlo por la variacién de temperatura de la sangre que pasa al cerebro, es decir, por medidas directas sobre este érgano. Es verdad que el desprendimiento de calor es modesto y un termémetro cortiente dificilmente podria registrarlo. Pero dispone- mos de un método muy comodo, el empleo de sondas termoeléctricas, finas agujas ‘sensibles que son féciles de poner en el cerebro como los electrodos. El gato del que hemos hablado pue- de, por lo tanto, revelarnos que su temperatura cerebral baja cuando se duerme y se eleva cuan- do aparece un perro. También podriamos apre- ciar las modificaciones cerebrales de acidez y de alcalinidad. Junto a la quimica global del cerebro se cons- a7 ‘ruye toda una microguimica y en particular, ‘una quimica del influjo nervioso. Comprende. ‘mos cada vez mejor los factores quimicos de la Produccién de electricidad y cémo se restablece despues de la excitacién, El influjo eléctrico est doblado por una ola de activacién quimica con aumento de la respiracién'y del consumo de glucosa. Pero el nervio tiene muchas menos necesidades y es mas resistente.a la asfixia, En Particular, las agujas termoeléctricas nos mues, tran diversas fases de desprendimiento de calor ligadas ‘al influjo nervioso. Se aprecian varia. ciones del orden de la billonésima de grado, De este modo, cualquiera que sea la impor- tancia de la actividad eléctrica del cerebro no hay que olvidar los otros aspectos de esta acti, Yidad y el hecho de que sin quimismo correcto, no habria actividad eléctrica, no habria pense, miento. Psicoquimica y quimioterapia nerviosa Entre Jos reguladores del funcionamiento ce- ebral hemos sefialado las hormonas; éstas pue. den actuar indirectamente sobre la composicion de la sangre como.la insulina o-directamente sobre las células nerviosas como la hormoria tiroidea. Pero las hormonas pueden ser los agen. tes:de una psicogutmica més especifica que des. 88 4 encadena comportamientos. El deseo sexual, el instinto sexual, los. comportamientos sexuales son provocados por la impregnacién de ciertos centros especiales. de la base del cerebro. (hipo- tdlamo) por las hormonas sexuales. En. la au sencia de estas hormonas, la ‘sexualidad esta en Teposo, en'su presencia el sujeto es activado y reacciona por un comportamiento sexual cuan- do el medio lo pone-en ciertas condiciones (er cuentro de la pareja) o incluso espontineanen- te. Por Io tanto, se puede despertar'o suprimir la necesidad sexual pot via hormonal por lo ‘menos en los animales, pues en el hombre pue: den reemplazarlo factores psicolégicos. Los cen- tros sexuales marcan, pues, una sensibilidad es- pecial a estas hormonas. Al mismo tiempo, una accién mds general da la diferencia de carécter ¥ de fuerza entre hombre y mujer: El'desequi- librio psiquico de la regla es de origen’hormo- nal: Igualmiente, los’ cuidados'maternales en el animal no son principalmente amor, sino auto- matismo debido @ la accién de una hormona de la hip6fisis sobré ciertos centros. Estas acciones particulares de las hormonas nos conducen al segundo aspecto de la quimica nerviosa ‘que aparece como una microquimica del funcionamiento nervioso, verdadera mecéni- ‘ca quimica del cerebro que no concierne ya a la vida misma de las neuronas, sino a la conduc- 89 cién y transmisién de las sefiales eléctricas del influjo, © que aparece como una quimica del pensamiento y de los comportamientos. Esta guimica natural conduice a una quimica artifi- cial terapéutica. Esta quimica especifica, es el problema de la transmisién del influjo eléctrico entre las neu- ronas a la sinapsis. Hacia 1920, se demostré que Ja accién del simpético sobre los érganos se hacia por mediacién quimica: el influjo eléctri- co activa una sustancia quimica que actia sobre cl érgano para acelerarlo o retardarlo. El efecto retardador o acelerador de un nervio cardiaco pasa a la sangre y transfiriendo esa sangre se puede modificar también el ritmo de otro co- raz6n sin actuar sobre sus nervios. Més tarde, se reconocié que una mediacién quimica expli- caba también la accién voluntaria sobre el miisculo por su nervio. Hoy se sabe que ocurre Jo mismo entre neuronas en los centros y, prin- cipalmente, en Ia formacién reticular. A los dos mediadores clisicos la acetilcolina y la adrena- lina (0 neradrenalina) parecen afiadirse otros que, sino son mediadores, son. seguramente sustancias especificas del funcionamiento ner- vioso. Sefialemos la serotonina, el GABA, sus- tancia inhibitoria Hamada écido gamma amino- bbutirico, etc. Una carencia de estas sustancias 0 un exceso trastorna la transmisién: Semejante 90 perturbacién puede hacerse bajo el efecto de di- versos factores y en.particular por modificacién diastésica, Estos mediadores son las sustancias inestables que preexisten bajo forma inactiva, el influjo no hace mas que liberarlas, sus efectos son fugaces como la sefial nerviosa gracias a su répida descomposicién por un enzima como la colinesterosis o la oxidasa de la adrenalina. El total de la diastasa regula la velocidad de des- composicién. Allado de estos mediadores, se ha encontrado en los centros nerviosos, sobre todo el hipoté- Jamo, neuronas especiales que tienen una acti- ‘vVidad glandular fabricando completamente ver- daderas hormonas que caminan.a lo largo de sus fibras y van asi a actuar en los centros 0 a acumularse en la parte posterior de_la hipéfisis a la que se atribuy6 el origen en otros tiempos. Pero cuando se inyectan sustancias’ del tipo de los mediadores 0 sus antagonistas, notamos globalmente importantes modificaciones del ‘comportamiento, principalmente oscilaciones en mis 0 en menos de Ja vigilancia con relacién al grado de actividad de Ia formacién reticular. Esta no sélo esta sometida a los influjos sensi- tivos, sino a una gran sensibilidad quimica. Al mismo tiempo que se desarrollaba esta psicoquimica, se descubrian nuevos medicamen- tos nerviosos. A los clasicas excitantes y-calman- 1 tes (anestésicos generales de la cirugia, hipné- ficos que provocan un suefio mas Aatural) se afiadian sustancias més especiales, los neurolép- ticos y tranquilizantes, pildoras de felicidad de los periodistas, que calman la emotividad, la angustia, sin-excitar ni dormir, haciendo a los enfermos mentales susceptibles de psicoterapia. Los estupefacientes clasicos renovados por sus tancias quimicas perturbadoras del psiquismo, factores de alucinaciones y de trastornos de la conciencia (mescalina del peyotl, lisergina del cornezuelo de centeno 0 LSD, psilocibina de los hhongos:sagrados de Méjico). Algunas de estas sustancias pueden utilizarse en psiquiatria. Se conocen también muy mal sus modos de accién ¥ su descubrimiento es empirico. Sin embargo, nos hemos dado cuenta de que algunas-de estas drogas tenian un parentesco quimico con los mediadores, de modo que empezamos a entrever Ia significacién cerebral de ciertas grandes fun- ciones quimicas amina o indol. Por otra parte, otras drogas parecen actuar modificando los mediadores: de esta manera hay una relacién ierta entre la.réserpina neuroléptica y Ia sero- tonina, Algunos dementes precoces pueden ver se libres transitoriamente de su indiferencia por cuerpos emparentados con los mediadores. Cier- tas psicosis parecen estar en relacién con tras- tornos de la quimica.del cerebro, Esta: seria 2 incluso Ja gran diferencia entre neurosis, tras- tornos de los cambios de direccién cerebrales y psicosis de patologia quimica. Todavia en la infancia, esta quimica especifica del cerebro cesté cargada de promesas fecundas para la tera- péntica, pero temibles para la utilizacién huma- na. El abuso de los tranquilizantes se revela ya muy nocivo. 3 Capitulo quinto eee EL ORGANO DEL PENSAMIENTO Y DE LA ACCION Instintos animales y necesidades humanas: El cerebro primitive El conocimiento.de los mecanismos fisicos y quimicos del funcionamiento cerebral no basta para hacemnos comprender cémo, gracias al cerebro, sentimos, pensamos y actuamos con la conciencia de nuestras sensaciones y de nues- {ros sentimientos, de nuestros pensamientos y de nuestros actos, pues esta conciencia se acom- pafia de un dominio reflexionado y responsable que es libertad y voluntad. Para lograrlo, hay que ver la significacién de las diversas partes de nuestro cerebro. Cojamos lun perro y quitémosle el encéfalo, sélo le queda la médula: hay que hacerle la respiracién arti: ficial; no se tiene de pie y no tiene mas que reflejos relativamente simples. Dejémosle la base del encéfalo, quiténdole solamente el cere- 95 bro propiamente dicho: puede tenerse de pie correctamente, pero esta desproviste- de todo comportamiento y de todo psiquismo, En ese cerebro que hemos quitado, podemos distinguir Ja superficie de dos hemisferios, la corteza cere- bral y los miicleos grises centrales, masas de sustancia gris situadas en el centro del cerebro; tdlamo, cuerpo estriado e hipotélamo. Es posi- ble quitar la corteza de los dos hemisferios res. petando los micleos centrales. Tenemos enton- ces un perro aparentemente normal, pero es un autémata que ba perdido todo su psiquismo superior, todo lo que habia aprendido, que ya no tiene percepciones finas; sin embargo, sigue teniendo comportamientos instintivos y princi- palmente afectivos, éstos incluso exagerados, guiados por sus instintos y principalmente la vista y el olfato (si este ultimo se ha respetado en la operacién). 2 Debemos, pues, distinguir en el encéfalo cen- tros inferiores que coordinan reflejos para ase- gurar la armonia del cuerpo en lo que concierne a sus funciones internas y la posibilidad de su vida de relacién, principalmente por la regula cién-del grado de contraccién.de los miisculos (tono muscular) que permite la conservaciGn de Jas actitudes en la que él cerebelo tiene una Parte importante: El cuerpo es asi puesto al servicio del cerebro. Este es un aspecto-impor- tante de la funcidn de regulacién de la maquina 96 nerviosa y la formacién reticular tiene su sede en esta regidn. La misma funcién representa también un papel regulador sobre el cerebro que despierta y cuyo funcionamiento armoniza, asegurando relaciones correctas entre cuerpo y cerebro, informando al cerebro del cuerpo y al cuerpo de las necesidades del cerebro. De este ‘modo, el acto motor voluntario cerebral supone toda una regulacién automatica de la motrici- dad que le permitira ejercerse y para la que el cerebro, por una via nerviosa, informa al cere- belo. Delante de estos centros inferiores, el cerebro Propiamente dicho, aparece como el érgano del Psiquismo y de los comportamientos. Se com> Pone de dos pisos de centros, los micleos de la base responsables de automatismos inconscien- tes y la corteza cerebral destinada al aprendiza- ie (reflejos condicionados), al psiquismo cons. tes, el cen- { tro principal es el ‘kipotdlamo, Estamos acos- | tumbrados a atribuir a la conciencia el papel Principal en nuestras necesidades: hambre, sed, necesidad sexual y-en nuestra afectividad: ‘ten. cién, interés 0 sorpresa; dolor, pena, eélera; Placer, alegria, En realidad, primeramente se trata de la aptitud innata de nuestro hipotilamo dar nacimiento inconscientemente a cierto tipo de: reacciones orgénicas y de comporta. 7 mientos cuando se presenta cierto estado inter- no y ciertas situaciones. El comportamiento alimenticio es independiente del hambre cons- Cente: responde a un hambre orgénica, neces dad inconsciente que sacia automaticamente sin {ntervencién de la voluntad. Dolor y placer son, antes que sensaciones, manifestaciones orgéni- cas inconscientes, signos usuales de dolor y de placer. Nuestra maquina nerviosa es una méqui- za para vivir que posee por construccién el po- der de atender a.nuestras necesidades, de bus- \ car lo agradable y huir de lo desagradable. *"gélo de un modo secundario la actividad hipotalsmica repercute sobre la corteza cerebral creando en ella la sensacién o el sentimien fentonces nos hacemos conscientes de'la necesi- dad o de nuestro estado afectivo y podemos intervenir a voluntad. También podemos, gra- cas a nuestra corteza cerebral, crear en el hipo- ‘alamo necesidades o estados afectivos, pensan- do en tuna buena comida, evocando la sexuali- dad, una situacién agradable 0 desagradable: {njertamos asf el dolor moral en el dolor fisico, el amor y el libertinaje- en la voluptuosidad sexual. Podemos as{ desencadenar nuestro hipo- télamo, pero también podemos dominarlo. Desde este punto de vista, una gran diferencia separa a Jos otros vertebrados del hombre. En ste el desarrollo extremo de la corteza le da poderes suplementarios que corren parejos con 98 una reduceién de las funciones hipotalimicas y sobre todo una reduccién dela autonomia de estos centros de la base. Un hombre (y también ‘un mono) sin corteza cerebral queda en una torpeza comatosa, casi inconsciente, desprovisto de sensaciones: a la inversa del perro, no tiene ningén comportamiento automatico. No obstan- te su hipotalamo sigue siendo el regulador de los automatismos, pero por una parte, las infor- maciones sensoriales deben llegarle de la corte- za, por otra parte, ya no regula comportamien- tos complejos, sino simplemente coordinaciones orgdnicas. Los comportamientos lamados ins- tintivos en él responden siempre a la necesidad hipotaldmica, pero estén asegurados por la cor- teza cerebral por habitos, costumbres y refle- xiones, por eso tienen nuevas necesidades y la posibilidad de falsas necesidades antinaturales. Qué es el comportamiento alimenticio animal? Las células estén faltas de alimentos; el porcen- taje de alimentos en la sangre se reduce; glin- dulas endocrinas y centros regulares (de los {que los més elevados estén precisamente en el hipotélamo) van a tratar de remediarlo movil zando las reservas. Si éstas son insuficientes, Ia sangre empobrecida va a excitar los centros ner- viosos, primero la formacién reticular y el ani- mal seré activado y empezard a desplazarse, comportamiento apetitivo, en el que no esta empujado por su apetito consciente, en el que 99 “no busca nada. Al desplazarse va a encontrar alimentos: sus ceatros hipotalimicos activados especificamente por la insuficiencia de la sangre y todas las manifestaciones orgénicas de la ne- cesidad alimenticia vam a ser electivamente sen- sibles a ciertos caracteres del alimento o de la Presa que autométicamente motivarén la caza, Ja captura y la tomia de alimento. No hay ningin juicio de conjunto: de Ia situacién, sino la res- Puesta muy simple a una sefial evocadora que sélo es activa en la necesidad alimenticia. Pode- mos as{ engafiar al animal y desencadenar el comportamiento por un evocador artificial inde- endiente del alimento, que no es més estipido que inteligente era el anterior, pues, se trata de un reflejo del qué esta provisto el animal para utilizarlo en las condiciones normales en que la naturaleza‘no le tiende ninguna trampa. La‘electividad de la sensibilidad hipotalmica es extrema: existen miltiples hambres especifi- cas. Una rata suprarrenalectomizada no sabe, evidentemente, que esta operacién perturba él equilibrio mineral de la sangre; ahora bien, si se le da a élegir entre agua pura y agua salada, a la inversa del animal normal, elije esta tltima evitando Ia muerte. Simplemente, la sensibili- dad hipotalimica aumenta autométicamente si gusto por la sal. Del mismo modo, la rata elije Jas vitaminas convenientes. Naturalmente, estas reacciones automisticas 100 se acompatian secundariamente en la corteza Por una cierta conciencia animal del hambre y de la utilizacién de las costumbres para comba- tila, una cierta posibilidad de dominio y de correccién de los errores, un cierto grado de inteligencia. Sabemos lo lejos que estamos en el hombre de esta sabiduria’ automdtica del cuerpo. La necesidad orgénica acta sobre nuestro hipoté- Jamo; pero éste’ se ha vuelto incapaz de gober- nar los comportamientos. Tiene que intervenir Ja corteza para que en Ia conciencia del hambre, lijamos voluntariamente Ios alimentos confor- me a las costumbres. Creamos la gastronomia que es un arte de comer sin hambre. Ocurriria lo mismo-con todos los-comporta- inientos instintives, automatismo perfecto del animal, necesidad oscura asegurada voluntaria- mente por el hombre. De este modo, cuando las hormonas sexuales impregnan el hipotdlamo y Ja formacién reticular, el animal activado es sensible a los evocadores que leva la pareja que desencadenan todo el complejo comporta- miento de las acciones de cortejar y acoplarse. En el animal inferior, el otro no es reconocido como tal; todo es automético; en el animal con, cerebro més desarrollado, 1a corteza afiade al automatismo el reconocimiento y la eleccién individual del otro: es el principio del amor. Diferencia esencial de la sexualidad humana 101

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