Está en la página 1de 30

6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

Web para adultos. En TodoRelatos utilizamos cookies de Google Analytics para analizar el tráfico web. Si sigues navegando entenderemos que aceptas su uso y que eres
mayor deCOMUNIDAD: 1.000
edad. Más información sobreMONEDAS GRATIS!
las cookies: Política de Cookies.

Usuario:

 Contraseña: Iniciar Sesión

  CREAR CUENTA   Recordar Clave  Ayuda

 12.760 Usuarios Conectados [ Cams ] [ ]  25.611 Autores | 150.147 Relatos eróticos 

NOVEDADES CATEGORÍAS TOP100 AUTORES BUSCADOR


TODORELATOS » AMOR FILIAL » CORRIENDO(ME) CON MI HERMANA (2) [ + ]  Buscar

Fecha: 09-Abr-23 « Anterior | Siguiente » en Amor filial

Corriendo(me) con mi hermana (2)

BiffBam
Accesos: 51.210
Valoración media:  -  + 
Tiempo estimado de lectura: [ 85 min. ]

Ramón, abatido por los acontecimientos recientes, encuentra un inesperado consuelo.

Me quedé tirado en la cama, reflexionando con


amargura sobre aquella conversación. Pese a todo, mi
hermana era demasiado madura y responsable como Nuriamillan
para cruzar esa línea, al menos con la cabeza fría.
Acababa de cortar casi todas mis opciones y la ONLINE 833
frustración interior que sentía por eso me impedía
pensar con claridad.

Debía haber alguna forma de empujarla a ir más allá,


¿no? Si conseguía calentarla hasta ese punto, sí, desde
luego. El problema es que aquellas situaciones
sexuales con ella habían ocurrido precisamente porque
ella había dado su beneplácito… e incluso ella misma
las había iniciado, aunque yo las llevara más allá. Pero
ahora había puesto un enorme candado de PROHIBIDO
que impedía cualquier jugueteo del estilo, y es más,
me desanimaba mucho a cualquier intento posterior.

No conseguí sacar nada en claro. Furioso con ella, y conmigo mismo por haber echado aquella
situación a perder de alguna forma, empecé a dar una vuelta sin rumbo por la casa. Hice algún viaje
a la alacena y al frigorífico completamente ausente, a la tele, al ático, a la terraza… hoy era el día de
correr y mi cuerpo necesitaba liberar energía, pero estaba demasiado disgustado con mi hermana y
me sentiría solo y triste sin ella durante el trayecto.

Había resuelto descargar mi frustración con una sesión de tiros al ordenador, y quizás otra buena
paja, cuando reparé en que la puerta de Tara estaba abierta. Mi hermana estaba frente a su espejo,
en un vestido sin mangas ajustadísimo y medias negras. Llevaba el pelo recogido con varios
pasadores manteniendo un atractivo flequillo hacia un lado, se había puesto rímel y se estaba
pintando los labios de un color rojo oscuro. Además, tenía esos pendientes de argolla que realzaban
su cuellito expuesto.

Estaba increíblemente sexy y pese a todo el resentimiento que sentía hacia ella, no pude evitar
quedarme mirándola embobado otra vez con una mezcla de emociones conflictivas.

-          ¿Vas a algún lado o algo? –pregunté, más que nada por seguir allí con alguna excusa creíble.
https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 1/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

-          Sí, voy a salir por ahí.


COMUNIDAD: 1.000 MONEDAS GRATIS!
No se había distraído lo más mínimo de su tarea al responderme.

-                  Cuando sales con tus amigas no te arreglas tanto –comenté, sospechando el motivo y
tanteándolo.

-          He quedado con un chico –me contestó ambiguamente, aún sin mirarme.

-          ¿Con Mario?

Sentí una punzada en el estómago. Pese a todo lo que habíamos hecho, recordaba que Tara tenía
técnicamente un novio al que había visto alguna vez… Un musculitos con serrín en el cerebro que yo
aborrecía.

-          Mario es un inútil, lo dejamos hace mucho. Es otro tío. No preguntes, no le conoces.

-          ¿Qué pasa? ¿Estás intentando ponerme celoso o algo? –le pregunté en voz baja, intentando
contener mi amargura.

Lo cierto es que lo estaba consiguiendo. Se estaba acicalando como una buena putilla, y tenía el
desparpajo de dejarme claro que era para que lo disfrutara otro tío. Mi hermana mayor se las
arreglaba para hacerme sentir una mezcla de odio y lujuria como ninguna mujer hasta entonces.

Tara no me contestó, simplemente paró lo que estaba haciendo para mirarme a la cara con aquellos
ojazos marrones y un semblante de total inexpresividad. Sus ojos podían haber sido grises como el
hielo de la frialdad que exudaban en aquel momento. Luego volvió a lo que estaba haciendo y me
ignoró, pero no sin antes soltar sin mirarme:

-          Dile a mamá que no me espere levantada, seguramente llegaré tarde.

Aunque aquella actitud podía interpretarse de varias formas, supongo que era la retorcida manera
de mi hermana de decirme que me fuera olvidando de cualquier complicidad con ella como hasta
ahora. Bufé y me alejé en silencio como un animal herido.

Se me ocurrió no mucho después que, si bien aquello podía ser una elaborada maniobra para
calentarme y dejarme con las ganas, no era lo más probable. Lo más probable era que… mi
hermana estuviera cachonda y quisiera una buena ración de sexo. Algo absolutamente impensable,
por motivos obvios, de realizar conmigo. Ella se había quedado con tantas ganas como yo hacía un
par de días y ahora iba a desquitarse con otro tío, uno que no le hiciera sentirse culpable y con el
que pudiera follar a gusto sin que le pillaran haciendo algo inmoral.

Maldita sea, mi hermana había ganado aquel asalto por goleada. Yo ya sólo podía hacerme unos cuantos pajotes a su
salud, pero es que ni ganas de eso me habían quedado. Estaba dolido y tenía hasta ganas de llorar por aquel rechazo
glacial, después de haber tenido la miel en los labios. Di un portazo y me encogí en mi cama hasta que me quedé
dormido.

-          ¿Hoy no sales a correr?

Anita había entrado en mi cuarto sin que me diera cuenta. Estaba descalza y llevaba una camiseta
rosa que era demasiado pequeña para sus tetas por encima de su bikini azul. Le dejaba el ombligo
al descubierto, así como la parte de abajo del bañador y sus piernas.

-          No… –contesté intentando no darle mucha importancia–.  Tara ha quedado y yo no me veía
con ganas de salir solo. Es muy aburrido ir sin nadie.

-          Quieres decir que es muy aburrido ir a correr sin que vaya Tara contigo para mirarle el culo,
¿eh? –me dijo con una sonrisa de autosuficiencia, poniendo los brazos en jarras.

Me había pillado. No tenía mucho sentido negarlo, así que chasqueé la lengua y me encogí de
hombros.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 2/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

-                  Me parece feo que habléis de mí entre vosotras –dije acordándome de lo del centro
comercial. COMUNIDAD: 1.000 MONEDAS GRATIS!

-          Veeenga, no te lo creas tanto –dijo Anita acercándose y dándome un empujón en el pecho.
Pude ver como sus pechos se meneaban un poco de cerca con el movimiento–. No hace falta que
ella me diga nada. Llevas el verano entero comiéndote a nuestra hermana con los ojos. Sales a
correr con ella... Y de mí en cambio, pasas bastante.

Aquello no era del todo verdad, porque sí que había estado muy pendiente del cuerpazo de Anita y
estaba seguro de que se había dado cuenta. Pero tenía razón en que había intentado pasar más
tiempo con Tara que con ella en las últimas semanas, y quizá parte de la complicidad y el buen rollo
que tenía con mi hermanita pequeña se había diluido. Sentí cierta punzada de culpabilidad de
haberme volcado tan obsesivamente en el culo de mi otra hermana; quizás había ignorado
demasiado a Anita.

Ahora me estaba dirigiendo un puchero exagerado para manifestarme su desconsuelo y no pude


evitar reírme.

-          Bueno, vale… si quieres, podemos hacer algo juntos ahora. Tengo la tarde libre.

-          ¡Genial! –dijo lanzándose a abrazarme con emoción. Me pareció que se demoraba un poco
más de lo normal en el contacto, pero lo atribuí a imaginaciones mías–. Venga, ahora que se ha ido,
me lo puedes contar. ¿Con quién ha quedado Tara?

-          No lo sé –dije algo resquemado por el tema–. ¿Por qué iba a hablar de eso conmigo?

-          Bueno, pero no es Mario, ¿no? –dijo tapándose la boca mientras intentaba no reírse muy
fuerte–. Me dijo que no lo soportaba, era una patata en la cama.

-                  ¡Anita! –dije fingiendo sorpresa y dándole un papirotazo en el brazo para llamarle la


atención.

Más o menos aquella revelación confirmaba que lo que estaba buscando Tara ahora era un buen
polvo, y aquel recordatorio no me sentó muy bien. Pero me esforcé por apartarlo de la cabeza.

-          ¿Qué? Me dijo que tenía una pilila muy pequeña y que no sabía cuánto lo aguantaría.

-                  ¿Pero vosotras habláis de eso? –dije cerrando los ojos y deseando cambiar de
conversación–. Además, lo importante no es el tamaño… es el cómo se usa –remarqué.

-          Claro, Rami… pero para ti es muy fácil decirlo, ¡que tienes una tranca enorme!

Anita se echó a reír histéricamente por los nervios, pero yo me quedé helado al acordarme del
incidente de hace un par de días con mi puerta abierta. ¡Así que había sido ella quien me vigilaba al
masturbarme!

-          ¿Me has estado espiando? –pregunté entrecerrando los ojos y agarrándola de la muñeca–.
No sé qué está pasando contigo últimamente, niña, cada vez te portas peor…

-                  Pues oye, ¡me lo habrás pegado tú! –dijo entre risas intentando liberarse de mi mano y
retorciéndose deliciosamente como una voluptuosa anguila–. ¿Qué pasa? ¿Qué tú puedes mirarnos a
nosotras todo el rato y yo no te puedo mirar a ti, o qué? Pfft…

-          Joder, es que… vais por ahí las dos con cuatro trapos y… por dios, ¡mira lo que llevas puesto!
–y aprovechando que la tenía sujeta de la mano, le di media vuelta hasta que su culo quedó a mi
alcance y le di una buena cachetada en la nalga, lo que provocó un gritito de sorpresa.

-          ¡Guarro! –dijo Anita sin poder contener la risa y meneando aquel apetecible pompis.

Yo ya me había empalmado con aquel contacto y acortamiento de distancias. La actitud juguetona


de mi hermanita pequeña me estaba poniendo malísimo. El factor que más contribuía a mi calentón
era que mi hermana parecía no poner ningún límite a aquellas transgresiones. Al contrario, las
https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 3/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

recibía con falso disgusto pero me seguía el juego encantada. Envalentonado por aquel contacto,
decidí escalarlo y la atraje sobreCOMUNIDAD:
mí de forma 1.000
que quedó tendida
MONEDAS boca abajo sobre mi regazo, con su
GRATIS!
culo en pompa cubierto por la braga bikini azul.

-          Te estás volviendo una niña muy mala. Te mereces unos azotes –dije conteniendo a duras
penas la lujuria en mi voz.

-          ¡Noooo! –dijo ella sin parar de menearse y riéndose.

¡PLAF!

-          ¡Ayyy! –dijo con evidente exageración.

¡PLAF!

-          Aaaayyy –dijo girando su carita hasta mirarme con un pucherito implorante.

¡PLAF!

-          Nooo, para, para ya porfiii que me porto bien, te lo prometo…

Mis cachetadas no habían sido en absoluto duras, meramente una excusa para el contacto con
aquellas tentadoras carnes de su culo. Lo bastante como para resonaran, pero no mucho más. Ya
me hubiera gustado azotarla salvajemente y dejarle aquellas dos nalgas rojas con la marca de mi
mano, pero igual hubiera sido llevar aquel jueguecito demasiado lejos.

Pero el cambio progresivo de tono de voz de Anita, y su menor energía al protestar, me derritió y
simplemente apoyé la mano para descansarla en su fabuloso culo.

-          Está bien, pero espero que hayas aprendido a no espiarme. Soy tu hermano mayor y tienes
que respetarme –mientras decía esto, mi mano comenzó ausentemente a acariciar los muslos
expuestos de mi hermana.

Me decía que era una forma cariñosa de aliviar el posible dolor físico que le hubiera causado, pero la
verdad es que me costaba físicamente despegar mi mano de aquella zona. También notaba la
suavidad de sus tetas sobre mi rodilla izquierda, pero aquella en aquella postura no podía
disfrutarlas mucho.

-          Valeee –me sonrió ella antes de cerrar los ojos y ladear la cabeza con cierto placer–. Unf...
sí, sigue así porfa, frótame por ahí que así me pica menos. Me has hecho un poco de dañito.

Me demoré bastante en aquella tarea ahora que tenía su permiso. Frotaba sus muslos y a veces
bajaba un poco por sus piernas, pero sobre todo subía a frotarle el trasero por encima del bañador;
al fin y al cabo, era por donde yo le había pegado. Pero era un poco complicado frotar aquello por
encima de la tela, porque al ser elástica resbalaba sobre su piel y por tanto no surtía el efecto
deseado. A la tercera o cuarta vez que lo intenté Anita me interrumpió.

-          Tonto, por encima del bañador no funciona eso. Tienes que meter la mano por debajo. Date
prisa, que me sigue doliendo bastante –dijo sin abrir los ojos y meneando el culete otra vez en mi
regazo.

A aquellas alturas yo estaba como un hierro al rojo, y era imposible que mi hermana no se hubiera
dado cuenta; imaginé que parte de su contoneo había sido una forma de zarandear mi tienda de
campaña con su vientre para comprobar lo duro que estaba yo. Y debió de gustarle, porque emitió
un poco discreto suspiro de satisfacción al hacerlo.

Casi temblando ante aquella oportunidad de infarto, metí las dos manos por debajo de su bikini,
cada una por un lado, y toqué su piel desnuda. En apenas tres días había conseguido tocarles el culo
a mis dos hermanas sin que protestaran en absoluto. Me acordé de lo lejos que había llegado con
Tara y lamenté que se hubiera quedado ahí, pero este éxito con Anita era demasiado suculento
como para que pudiera empañar mi excitación.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 4/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

Desplacé mis manos por su piel con lentitud, poniendo genuina ternura en mis movimientos. Mi
cuerpo rogaba que diera rienda COMUNIDAD:
suelta a mis 1.000
fantasías, pero no
MONEDAS quería asustarla. Le acaricié sus dos
GRATIS!
nalgas con verdadero amor y cariño de hermano, suave y delicado.

-          Unf… sí, así, justo… –exhalaba de vez en cuando mi hermanita con satisfacción.

Aquellos comentarios animándome pudieron conmigo y no me pude aguantar. Mis caricias fueron
transformándose sin mucho disimulo en un sobeteo descarado de su culo. Agarraba sus cachetes y
los aplastaba, los estiraba. Los separaba y los volvía a juntar. Estiraba mis toqueteos por arriba
hacia su zona lumbar y por abajo hacia sus muslos, pero al final volvía a aquella imponente masa
carnosa que era el soberbio culo de mi hermana pequeña. Ella suspiraba, la cabeza colgando a un
lado. De vez en cuando frotaba sus muslos entre sí, seguramente para estimular su chochito.

-          Ah… mmm… sí, qué gustito… –decía de vez en cuando.

Yo no sabía cuándo parar, y nada de lo que hacía me satisfacía lo suficiente. Al final le agarré la tela
del bañador y la arrugué en un hilo estrecho de tal forma que las imponentes nalgas de Anita
quedaban completamente al descubierto, parecido a un tanga. Como un auténtico depravado,
acerqué mi cara al culo de mi hermana para contemplar más de cerca mis manos amasando aquella
maravilla. Estaba encorvado sobre ella, tan cerca que seguro que notaba cómo mi aliento de baboso
le tocaba su piel desnuda.

Pero yo no tenía bastante. No tenía el suficiente ángulo para darle besitos a aquel culete o lamerlo,
que era lo que me moría de ganas de hacer. Mi polla clamaba algún tipo de liberación y aquellos
manoseos de hermano salido no bastaban para aliviarla; ni siquiera los irregulares movimientos de
mi hermana, que se restregaba contra mi entrepierna sin pudor, conseguían aplacarme.

No creo que estuviéramos más de dos o tres minutos así. Podríamos haber seguido una eternidad si
hubiera sido por mí, pero sonó un crujido en los escalones que nos sobresaltó a los dos y nos dejó
petrificados. Pasaron segundos de verdadero terror: miré con desesperación la puerta de mi cuarto,
que seguía abierta. Anita fue la primera en reaccionar y se desligó de mi abrazo con lentitud y
suavidad, casi con reticencia. Llevó lentamente su mano a la tela arrugada de su bikini y la estiró de
nuevo con un golpe del elástico sobre la carne, mientras su cara acalorada se perdía en una
expresión de concentración. Trataba de adivinar si aquellos pasos se acercaban o alejaban de
aquella inapropiada escena que acabábamos de protagonizar.

Finalmente, los pasos en la escalera se fueron apagando mientras la persona en cuestión bajaba de
piso y en aquel silencio sepulcral incluso le escuchamos activar un interruptor.

-          Es mamá, va a ponerse a hacer la cena –me dijo Anita susurrando.

Mientras mantenía aquella postura de alerta que resultaba tan sexy sin pretenderlo, me miró y puso
cara de picarona. Tanto su comentario como su actitud traicionaban que era muy consciente de que
lo que estábamos haciendo estaba muy mal, y eso le gustaba. Me dio la sensación de que el breve
pero terrorífico recordatorio de que nuestros padres podrían pillarnos in fraganti le excitaba aún
más.

Quise lanzarme sobre ella en aquel momento y devorarla entera. Yo temblaba de la emoción, pero
tenía que contenerme. Una cosa era un jugueteo claramente sexual con cierta negación plausible si
mi hermana lo terciaba, y otra un ataque frontal que no sabía si Anita toleraría. Presentía que las
cosas iban mejor si por ahora le dejaba tomar a ella la iniciativa.

-          Todavía le queda un buen rato, así que nosotros podemos seguir a lo nuestro –dijo mientras
se frotaba los muslos entre sí distraídamente.

Ahora que el susto había pasado, sus ojos se posaron en la inconfundible tienda de campaña que
tenía en mi pantalón y sus ojos se abrieron mucho, dando a su cara un aire de inocencia angelical
adorable. Seguro que sabía lo que estaba haciendo conmigo, ¿no?

-                  Haaalaaa, chaval –se mordió el labio inferior sonriéndome con cara de niña traviesa–.
Perdona por quererte ver el pito ayer, pero es que hablé con Tara y tenía curiosidad.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 5/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

No tuve tiempo de pensar en qué quería decir aquello, porque mi hermana se removió sinuosamente
en el sitio y cerró los ojos, comoCOMUNIDAD:
si un escalofrío de MONEDAS
1.000 excitaciónGRATIS!
le hubiera recorrido el cuerpo.

-                  En el fondo… creo que tienes razón. No es justo que yo te haya visto a ti y tú a mí no,
¿sabes?

Anita empezó a juguetear con el borde inferior de su camiseta, nerviosa. Paró un momento y echó
un vistazo fuera de mi cuarto. Comprobando que no había moros en la costa, dobló su torso y su
culo se desplazó lo bastante hacia atrás para empujar la puerta, que se cerró aislándonos del resto
de la casa.

-                  Si quieres te puedo enseñar las tetas. Me han crecido mucho desde que hablamos a
principios de verano.

Y para ilustrarlo desplazó sus manos por encima de la camiseta hasta sostener sus dos pechos
desde abajo, y los hizo pegar un buen bote.

Tragué saliva. Me costaba conciliar aquel despliegue tan descarado con el hecho de que su autora
era mi hermana pequeña. Siempre había sido bastante traviesa y revoltosa con las normas, pero no
pensaba que aquello se aplicara también a lo sexual, incluso si se trataba de hacer cosas con su
hermano. Supongo que era ingenuo de mí el subestimar su ávida curiosidad por todo, incluso si eso
implicaba darme un buen espectáculo.

Tanto me costaba creer racionalmente aquella fantástica oferta que me estaba haciendo Anita que
supongo que apenas pude descolgar la mandíbula como un salido y quedarme embobado. Ni
siquiera pude asentir como un autómata, pero no hizo falta.

-                  Jo, Rami, se te ha comido la lengua el gato –dijo llevando las manos al cuello y
deshaciéndose el nudo del sujetador del bikini, que le cayó a los pies desde debajo de la camiseta–.
Bueno, igual no hace falta que digas nada –dijo mirando con intensidad mi paquete, que había
crecido aún más si cabe de tamaño.

Y acto seguido cruzó las manos sobre el reborde inferior de su camiseta y se la levantó, quedándose
sólo con la parte de abajo del bañador.

No puedo hacer justicia a las tetas de mi hermanita con palabras. Aunque no había visto las de Tara
al desnudo, saltaba a la vista que eran claramente más grandes que las de nuestra hermana mayor.
Y de alguna forma, estaban perfectamente encajadas en la figura de Anita; resaltaban todavía más
al verlas en aquel menudo cuerpecito de adolescente que no presagiaba tamaño desarrollo.

Tenía los pezones rosas y duros como una piedra, y unas areolas pequeñas. La gravedad las curvaba
ligeramente, algo inevitable dado su tamaño, pero aquella enorme carne núbil al descubierto sería el
material de muchas de mis futuras pajas.

Anita me miró con picardía y se estiró juntando las muñecas a la altura del pubis. Aquello tuvo el
efecto de que sus pechos se juntaron el uno contra el otro, meciéndose en sincronía suavemente
arriba y abajo con el movimiento. Debía estar cayéndoseme la baba ante aquella visión divina.

-          ¿Con la boca tan abierta y no me dices nada todavía, Rami? ¿Qué te parecen? –dijo girando
a un lado y a otro, posando para mí mientras me miraba con atención.

-          Sí… sí que te han crecido, sí –atiné a pronunciar.

Aquella tórrida escena con mi voluptuosa hermana pequeña era mucho más liberal que cualquier
cosa que hubiera hecho con Tara, casi salida directamente de una de mis fantasías. Anita era
consciente de lo que estaba haciendo y no podía excusar sus acciones con un calentón pasajero,
como había hecho mi hermana mayor. Recé por no despertarme de aquel sueño.

-          Algunos chicos me han enseñado a hacer cosas chulas con ellas –soltó casualmente, dando
un saltito hacia mi escritorio y cogiendo un subrayador fosforito, bastante grueso y largo–. Mira
esto.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 6/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

Procedió a sujetarse su busto por debajo con una mano y con la otra introducir el rotulador por el
canalillo que formaban sus pechos. Cuando lo
COMUNIDAD: tuvoMONEDAS
1.000 bien sujeto entre sus carnes, desplazó sus dos
GRATIS!
manos a los laterales y comenzó a estirar sus tetazas arriba y abajo en movimientos alternantes.
Eso provocó que el subrayador fuera engullido por aquellos melones para volver aparecer poco
después, y acto seguido volviera a sumergirse entre sus tetas.

Casi desafiaba la física, no sabía que tal maniobra fuera posible. Deseé que aquel afortunado objeto
fuera mi polla, que palpitaba de ansia. Y entonces, caí en la cuenta de lo que había dicho mi
hermana con exactitud.

-          Un, momento, ¿qué es eso de que unos chicos te han enseñado a hacer eso?

Ella paró aquel fabuloso vaivén, y dejó aquel accesorio en mi mesa con cuidado.

-          Bueno, con ellos no usaba precisamente un rotulador –me dijo con timidez mientras se le
encendían las mejillas.

Me invadió una oleada de auténtica envidia por aquellos niñatos con suerte. ¡No! ¡Mi hermanita no
podía ser tan guarra! ¿Verdad? Pero lo cierto es que aquel obsceno despliegue y sus implicaciones
sobre la experiencia sexual de mi hermana, no tan verde como imaginé en principio, me estaban
calentando todavía más.

Me acerqué a ella de sopetón y le agarré bruscamente la muñeca otra vez, retorciéndosela con más
fuerza de la que pretendía hasta que ella dio un gritito de dolor y cayó de rodillas ante mí, sus
apetecibles tetas a la altura de mi entrepierna.

-                  Pero bueno… ¿desde cuándo… cuándo… haces esas cosas? –conseguí terminar, con una
mezcla de rabia y excitación.

-          Ayyy Rami, paraaa. Desde que me salieron tetas todos los tíos van detrás de mí… y me mola
bastante.

-          ¿¡Qué!? –rugí.

-          A ver si te crees que voy tanto a la piscina sólo para darme chapuzones…

-                  ¿Cuántos? ¿Con cuántos tíos has hecho eso que me has enseñado? –dije entre dientes,
saboreando mi dominación física sobre aquel frágil y tentador cuerpecito.

-          Cinco… ¡Ayyy! Seis, si cuentas al socorrista –barbotó–. Pero ése es mucho mayor que yo… Te
prometo que no he hecho nada más con ellos –dijo implorante, acortando la distancia entre nosotros
para reducir el dolor que le producía mi agarre.

Aquella confesión extorsionada me estaba afectando en muchos sentidos. Sobre todo, la idea de mi
hermanita pequeña comportándose como una putita con varios niñatos y con un tío que le sacaría
diez o quince años me hacía revolverme de celos. Mi hermana disfrutaba de su sexualidad sin
complejos, a diferencia de casi todas las chicas de su edad, y me parecía muy injusto que yo no
pudiera aprovecharme de ello sólo porque fuéramos familia.

-                  Anita, esto es importante. No puedes hacer esas cosas con cualquiera. El pueblo es muy
pequeño y van a empezar a señalarte como una guarra.

-          Bueno, ¿y qué? A lo mejor me gusta ser una guarra… ¡y a ti también, por lo que se ve! –dijo
dándole un manotazo a mi tienda de campaña con su extremidad libre.

Seguro que había sido una excusa tonta para tocarme ahí. Mi polla estaba tan increíblemente dura
que apenas se zarandeó un milímetro, algo de lo que mi hermana se dio cuenta y le hizo abrir los
ojos y la boca con incredulidad al comprobarlo. Silenciosamente, intenté sobreponerme a aquel acto
deseando, como ella misma seguramente, que hubiera dejado la mano sobre mi barra de carne un
buen rato más.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 7/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

-          Si te portas así los chicos solo querrán meterse en tus pantalones y nada más, y las chicas
te cogerán envidia y te darán deCOMUNIDAD:
lado. 1.000 MONEDAS GRATIS!

-          Me da igual que me tengan envidia. Yo tengo envidia de que tú salgas a correr con Tara, y a
ella bien que se la suda –mientras decía esto, su torso desnudo se inclinó hacia adelante hasta que
sus tetas tocaron mis rodillas, y apoyó su adorable carita en mi muslo izquierdo, muy cerca de mi
entrepierna. Suspiró con tristeza mientras ojeaba mi paquete y luego me miró–. Si te sirve de
consuelo, ninguno tiene una polla tan grande como la tuya.

No sabía qué me ponía más cachondo, escuchar a mi hermanita pequeña diciendo “polla” o que
alabara la mía en concreto. Con la emoción del momento, la susodicha pegó un buen respingo
involuntario.

-          Vaya, parece que me ha oído, ¿eh?

Seductoramente, acercó su cara con lascivia hacia la tela del pantalón en importante tensión, y me
di cuenta de que jamás la había visto tan hermosa: mi hermanita pequeña, su melena rubia
cayéndole sobre las tetas desnudas y sus ojos verdes embelesados con mi paquete, con la boquita
abierta en una señal de deseo. Sin previo aviso, hizo un sonido que pretendía imitar alguna especie
de ataque de un animal diminuto, y comenzó a restregar su nariz y su boca por aquella elevación
impúdica que surgía de mi entrepierna. Como si fuera un gato jugando con su ansiada presa.

-          ¿Qu… qué estás… qué haces, Anita? –conseguí decir.

Aquel frotamiento, aunque fuera torpe y demasiado leve, me proporcionaba una irregular y deliciosa
estimulación de mi pene, que llevaba un buen rato pidiendo a gritos atención. Y la cara de mi
hermana dejándose llevar por sus instintos animales como una guarra al contacto con mi miembro
sólo empeoraba las cosas.

-          Anda, Rami… sácatela –me pidió, su voz un gimoteo suplicante que le costaba articular por
la excitación sexual que evidentemente le embargaba–. El otro día no la vi muy bien… –jadeó e
incluso comenzó a dar algún besito a mi pantalón, dejando una mancha de humedad sobre la tela–.
Es que ahora… la tengo aquí mismo… Venga, enróllate –y dio un lametazo largo, desde la base de
aquella empinada montaña hasta su mismo pico redondeado.

Justo cuando creía que no podía ser más guarra, ella terminaba sacándome de mi error. Entendí
ahora que toda mi obsesión y persecución de Tara era un esfuerzo inútil: me había equivocado de
cabo a rabo de hermana con la que obsesionarme como un auténtico pervertido. A este ritmo,
estaba seguro de que haría muchas más guarradas con Anita que con nuestra hermana mayor.

-          Veeengaaa, Rami. Si te la sacas te hago lo de las tetas otra vez, solo que con tu polla en
lugar del boli –me miró a los ojos con atrevimiento mientras volvía a dar un lametazo más lento por
encima de la tela–. Date prisa, que si viene mamá nos mata.

No tenía que pedírmelo otra vez. Me incorporé en la cama lo justo para bajarme el pantalón de
chándal y los calzoncillos de una sola vez y allí hizo su entrada: enhiesta como una pica de soldado,
mi torturada picha. Mi hermana abrió los ojos y la boca otra vez, totalmente incapaz de asimilar esta
visión. Sin pedirme permiso, la agarró con la mano libre y dio unos tímidos tirones del prepucio.

-          Woooah… qué dura y qué caliente está…

-          Vamos, Anita –balbuceé, desesperado–. Hazme una cubana.

Su inocencia me estaba matando ahora que sabía la experiencia que tenía, así que no aguanté más.
Solté finalmente su muñeca y guie su cuerpecito hasta que sus tetas volvieron a estar a la altura de
mi miembro. Ella captó mi impaciencia y se apresuró a agarrarse los pechos, que apenas tapaban
sus deditos, para plantarlos contra mi manubrio.

Exhalé de placer al notar aquella redondez suave contra mi miembro, pero antes de saborear del
todo aquella sensación aquellas tetas empezaron a restregarse enérgicamente contra él cada una
por su lado, todo el conjunto aprisionado por el primoroso abrazo de mi hermana pequeña. Estaba

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 8/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

inclinada y dedicada a la tarea entre manos: la rubia melena suelta y cubriéndole parte de la cara
por el movimiento, lo visible COMUNIDAD:
de su rostro1.000
manteniendo una expresión concentrada (¿en sus
MONEDAS GRATIS!
movimientos rítmicos… o en mi polla dura?), y sus manos estrujando hacia dentro aquellas
deliciosas mamas en un frenético e incestuoso vaivén. Los pezones le asomaban entre los dedos,
pero era imposible que sus manitas pudieran abarcar por completo aquellos desproporcionados
pechos.

-          Jo-der, hermanito… mmmhh… es mucho más grande que las otras… –gemía con ansia.

Yo estaba en la gloria. Constantemente recordaba que era mi hermana pequeña quien me estaba
masturbando con sus tetas, y luchaba entre la sensación de dejarme llevar y correrme de forma
explosiva y prolongar aquella sensación hasta el infinito si era posible. Quería más contacto con ella
si era posible. Cuando me quise dar cuenta mis manos estaban recorriendo sus hombros, su espalda
y su nuca, tocándola, aplastándola contra mí. Me hubiera encantado agarrarle aquellas tetas, pero
por nada del mundo me hubiera atrevido a interrumpirla.

Entonces noté que mi polla, y la piel de mi hermana a su alrededor, empezaba a humedecerse a


gran velocidad sin que los movimientos se detuvieran ni un momento. Abrí los ojos para sorprender
a mi hermanita soltando un reguero continuo de saliva sobre la unión de nuestros cuerpos, un hilo
ininterrumpido que caía directamente desde su boca. Sus fluidos relajaban la fricción seca y hacía
que aquel frotamiento se sintiera mil veces mejor.

-          Coño, Anita –no pude evitar soltar–. Pero qué pedazo de puta eres…

Sin parar aquel acto un solo segundo, ella levantó la mirada. Con sólo un ojo visible bajo la mata de
pelo me dedicó una sonrisa pícara mientras las babas le resbalaban desde la punta de la lengua
hasta mi glande, que acababa de asomar entre sus melones. Aquella estampa de infarto pudo
conmigo.

-          Hostia, tío –jadeó ella con incredulidad entre una niebla de lujuria–. Que se te pone más
dura aún…

Tenía razón. Estaba a punto de explotar y eso era una clara señal. Con mi mano derecha le aparté el
mechón de pelo de la cara, acariciando su mejilla y descansando mi pulgar sobre su boca abierta.
Quería clavarle mis ojos en los suyos durante mi orgasmo. Ella atrapó mi pulgar entre sus labios y lo
chupó con avidez, como si fuera la cosa más suculenta del mundo.

Deseando que aquel dedo fuera mi polla, me corrí con violencia. Al mismo tiempo que los chorros de
lefa le golpeaban una de sus mejillas, la barbilla y parte de su pelo, violé su boca introduciendo aún
más de mi dedo, que tocó su lengua. El resto de mi descarga se derramaba deliciosamente por su
cuello y los bordes superiores de sus tetas. Ella no frenó sus movimientos y durante toda la
eyaculación me miró con aquella cara de auténtica guarra, pareciendo disfrutar con aquello tanto
como yo.

Nos quedamos unos segundos en silencio, sudorosos, jadeando por el esfuerzo. El cuello y el pecho
de mi hermanita eran un absoluto desastre, cubiertos de semen de arriba abajo; parte de su cara y
su pelo no eran tampoco precisamente muy discretos, aunque se limpiarían sin mucha dificultad.

Esto que habíamos hecho no tenía vuelta de hoja. De pronto tuve miedo de que ese viscoso y
blanquecino fluido que se enfriaba sobre la piel desnuda de mi hermana le sacara de este trance y
se arrepintiera de lo que habíamos hecho.

-          Jo, Rami –dijo recogiendo un pegotón de lefa con un dedo de sus tetas, y sonriéndome con
admiración–. Tío, cuánta leche echas. En la piscina ninguno de los chicos se corre tanto como tú. Ni
siquiera el socorrista –se paró a inspeccionar todo su cuerpo a un lado y a otro, sus grandes tetas,
sus costillas, su abdomen y sus manos. Exhaló aire entre asombrada y divertida–. ¡Me has puesto
perdida!

Sonreí. Mi hermana no parecía traumatizada en absoluto por aquel episodio, si acaso satisfecha de
que hubiera ocurrido.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 9/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

-          Unf, Anita –dije agarrándome el nabo y dándole algunas sacudidas más para intentar apurar
los resquicios de placer. Estaba más relajado,1.000
COMUNIDAD: y ya no podía parar
MONEDAS de pensar en lo buena que estaba
GRATIS!
mi hermana–. Vaya par de tetas que tienes… y qué guarra estás hecha.

Ella me guiñó un ojo, disfrutando el comentario. Yo recorrí su cuerpazo con la mirada, sintiendo una
mezcla de incredulidad y excitación de que aquello hubiera pasado. A la vez, también noté un
ramalazo de cariño hacia mi hermanita, a la que no quería ni imaginar haciendo estas marranadas
con ningún otro tío que no fuera yo.

-                  ¡NIÑOS! ¡A CENAAAAR! –escuché la voz de mi madre llamándonos desde la cocina,


arreglándoselas para penetrar la puerta cerrada de mi cuarto.

Entramos de nuevo en pánico, pero esta vez fue un frenesí caótico; yo apenas necesité subirme los
pantalones, pero ella se giraba a un lado y otro con mi lefa resbalándole por la piel, hasta que
murmuró “a la mierda” y se limpió con la camiseta que había tirado al suelo, antes de recoger
también el sujetador del bikini a toda prisa y abrir la puerta de mi cuarto.

-                  ¡Me pongo el pijama y ahora bajo! –le chilló a nuestra madre, desnuda excepto por las
braguitas azules del bañador.

Se giró hacia mí con una sonrisa, aún cachonda. Era obvio que flotaba aún en la euforia de nuestra
transgresión, incapaz de animarse a abandonar mi cuarto. Me levanté de la cama y sin parar de
mirarla a los ojos comencé a sobarle las tetas.

-          Esto no se lo cuentes a nadie. A na-die –le repetí muy serio pellizcándole los pezones.

Estremeciéndose de placer, ella me acarició la entrepierna por encima del pantalón, que después de
todo aquel embate no se había bajado mucho y ya se empezaba a hinchar otra vez.

-          Pues recuerda que me debes una, Rami. Te has corrido… pero yo no.

Y se marchó de mi cuarto, oscilando sus caderas y su trasero mucho más de lo que era necesario.

Aquel tórrido encuentro con mi hermana menor me dejó flotando durante las siguientes horas y me
hizo olvidarme por completo de mis insatisfacciones previas. Durante la cena no podíamos parar de
lanzarnos miraditas y sonrisas hasta el punto de que llegué a pensar que mis padres iban a darse
cuenta de que nos pasaba algo. Si no fuera porque la distancia entre los cuatro era bastante
pequeña mientras comíamos, estoy seguro de que me hubiera lanzado a toquetearla por debajo de
la mesa, y ella hubiera hecho lo mismo conmigo. Lo más que conseguí fue rozar nuestras piernas y
rodillas desnudas, un contacto insuficiente después de todo lo que habíamos hecho.

Y de lo que nos quedaba por hacer. Creo que me daba cuenta de que Anita estaba tan salida como
yo, y le importaba un bledo el hecho de que fuéramos hermanos. Siempre nos habíamos llevado
bien, y le parecía perfectamente normal que exploráramos nuestra sexualidad juntos sin ningún
complejo. De hecho, quizás disfrutaba tanto de aquel hecho tabú como yo mismo, sabedora de que
era imposible compartirlo al mismo nivel con ninguna otra persona.

Las miraditas y los lengüeteos innecesarios que daba a la comida dedicados a mi disfrute personal
me daban a entender que ella se también se había quedado con ganas de mucho más. Todo era
cuestión de encontrar el momento propicio, porque hacer guarradas en casa era muy arriesgado;
mis dos padres y Tara lo harían muy difícil. Pero mi mente ya estaba dándole vueltas al asunto,
intentando buscar una situación o excusa para conseguir desquitarme y follarme al menos a una de
mis dos hermanas.

Tara volvió aquella noche en torno a las cinco de la madrugada. No sé cómo mis padres no la oyeron
con el escándalo que armó: taconeos en la madera, portazos mal calculados cuando entró en casa y
en el baño, resuellos constantes de quien se ha pasado con el alcohol. Yo me desperté, y cuando me
di cuenta de que llevaba más de media hora en el baño sospeché que se había quedado dormida en
el váter.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 10/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

Me tocó un poco los cojones, porque al haberme despertado me habían entrado ganas de mear y no
me apetecía bajar al piso de abajo para aliviarme.
COMUNIDAD: Así que,
1.000 MONEDAS harto de la actitud de mi hermana
GRATIS!
conmigo, decidí entrar allí para espabilarla un poco y de paso hacerle pasar un poco de vergüenza.

Abrí la puerta con decisión, pero sin hacer ruido, y allí me la encontré: sentada en el retrete con el
vestido subido, las bragas bajadas, y la cara inclinada entre las piernas que sólo me dejaban ver su
peinado revuelto. No dio señales de darse cuenta de mi presencia, y era muy probable que se
hubiera desmayado en su intoxicación etílica.

-          ¿Tara? –le sacudí ligeramente el hombro.

-          Mhmmmh –se quejó ella, antes de alzar una mirada vidriosa hacia mí–. Qué paaasa.

-          ¿No es hora de que te vayas ya a la cama?

-          Pfff, supongo –bostezó antes de cerrar los ojos y esbozar una sonrisa de satisfacción–. Ya
me fui a la cama, pero no dormimos mucho la verdad –y soltó una risita maliciosa.

Qué cabrona, no sólo se iba a follar por ahí… sino que me lo restregaba por la cara. “Tranquila, que
yo me voy a acabar follando a Anita y ya desearás haber sido tú”, pensé, rencoroso.

La ayudé a incorporarse sirviéndole de apoyo para sus dos manos, y ella se subió torpemente las
bragas de encaje sobre aquellas medias negras. Pese a aquel estado lamentable, mi hermana seguía
estando buenísima. Me invadió una mezcla del resentimiento por su actitud de antes, a la vez que
una intensa lujuria por aquel cuerpazo que me tentaba a cada torpe y poco coordinado movimiento;
estaba tan perjudicada, que me daba la sensación que podría haberla manoseado todo lo que
hubiera querido sin que se percatara, y quizás incluso me hubiera salido con la mía si hubiera
intentado iniciar algún jugueteo sexual.

Pero me sorprendí a mí mismo cuando lo que prevaleció fue una genuina preocupación fraternal por
ella.

-          Mírate, lo borracha que estás –dije sujetándola por la cintura–. ¿Cómo has llegado a casa?
Más te vale no haber cogido el coche.

-          Nooo. Me trajo otro amigo…

-          ¿Otro tío? –le dije sin poder reprimir mis celos–. ¿Pero qué pasa, no sabes que se pueden
aprovechar de ti así?

-          Jejejej… Sí, bueno… lo ha intentado. Pero me lo tragué todo al chupársela, así que me ha
dejado en paz.

Retrocedí ligeramente al escuchar aquello. El apestoso aliento que le olía, que hasta ahora pensaba
que era por el alcohol, contenía por lo visto otros efluvios más perturbadores. Aquella puta me
seguía calentando y frustrando de una forma injusta. Ya estaba empalmado de antes por culpa de
mi vejiga, pero ahora quise vengarme un poco. La mano que le sujetaba por la cintura se deslizó por
debajo del vestido y le manoseé el culo por encima de las bragas. No dio muestras de enterarse.

-          Anda, te llevo a la cama. Que como te deje así, te vas a caer del pedestal donde te tienen
mamá y papá… motivos no les faltan.

-          Gracias, hermanito, por cuidar de mí –dijo apoyando su frente en la mía y mirándome con
los párpados medio cerrados y esa sonrisa tonta, su boca muy cerca de la mía–. Perdona si me
porto mal contigo… es que me encanta chincharte.

Me empalmé más, si cabe. No sabía lo que me estaba haciendo. Y si lo sabía, le daba igual.

La manipulé con seguridad, una mano aún bajo su vestido agarrándole de una nalga, y la otra
cruzada sobre su pecho para sostenerla de pie. Seguro que mi tienda de campaña le rozaba la
espalda, pero no sabía si se enteraba o quería pasar del tema. La arrastré hasta su cama, y ahí nos
enredamos un poco. Ella se tiró de costado a lo largo de su colchón, dándome la espalda.
https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 11/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

-          Ayúdame –dijo meciendo los hombros con suavidad–. Bájame la cremallera…
COMUNIDAD: 1.000 MONEDAS GRATIS!
Empalmadísimo y tragando saliva, me arrodillé junto a ella para hacer lo que me decía. Lo hice con
lentitud, sin poder evitar acercar mi cara a aquel acto inapropiado donde dejaba su espalda al
descubierto. La cremallera le llegaba hasta media espalda, más o menos. No llevaba sujetador bajo
el vestido. Se volvió hacia mi lado hasta mirarme con esa cara de tonta feliz.

-          Ya sigo yo sola, chaval. No te vayas a ilusionar…

Debí traslucir la frustración y resentimiento que sentía en aquellos momentos, porque mi hermana
se rio un poco y me acarició la cara.

-          Veenga, va… un pequeño premio. Por portarte bien conmigo.

Me agarró del cuello hasta que mi cara se acercó a la suya y me posó los labios en la mejilla,
dándome un casto besito de hermana. O eso pareció, en un principio. Sus lentos y sinuosos
movimientos me estaban poniendo más cachondo, pese a que el gesto era inocente, pero lo remató
sacando la lengua y dándome un lametón húmedo en aquel lado. Todavía anonadado por aquel
comportamiento suyo, apenas reaccioné cuando me dio un empujón brusco que me forzó a
separarme de ella. Hizo un aspaviento con la mano como diciendo “anda, vete ya, he terminado
contigo”.

Aunque había eyaculado con Anita aquella tarde no pude evitar cascarme una paja tras aquella
escena. Me daba a entender que Tara no estaba todavía perdida y esa ambivalencia conmigo era
difícil, pero no imposible de superar. Ella disfrutaba demasiado torturándome, pero aquella línea era
fina y peligrosa… igual podría arrastrarla al otro lado. Ya no me bastaba una hermana como
objetivo: tendría que follarme a las dos.

Tara actuó durante los días siguientes haciendo como si nuestro encuentro de madrugada, al igual
que todos los otros inapropiados que habíamos tenido, no hubieran ocurrido. Se mostraba
relativamente neutral hacia mí. Algo mejor que cuando nos llevábamos fatal antes de verano; no era
abiertamente sádica ni cruel conmigo, pero tampoco daba señales de mantener la intimidad que
habíamos tenido antes. Quizás intentaba dejar atrás de verdad cualquier situación sexual entre los
dos.

Pero el caso es que de ninguna manera se había moderado a la hora de calentarme


innecesariamente. Seguía meneándose con el culo en pompa delante de mí con excusas idiotas,
seguía vistiendo falditas cortas y tops ajustados sin cortarse lo más mínimo… y seguía actuando
como si fuera lo más normal. Nunca delante del resto de la familia, claro. Quizás quería incitarme a
picar para negarme una vez más lo que me ponía al alcance de los labios.

Yo de eso estaba harto. Cambié el correr por las tardes con Tara, quien lo hacía ahora antes de que
ninguno estuviéramos despierto, por pasarlas en la piscina con Anita. Mi hermanita pequeña era una
bomba sexual y verla en aquellos trapitos y con esa carne tan expuesta me tentaba sobremanera.

La piscina estaba a un par de calles de casa, y aunque no eran muy transitadas, nunca me atreví a
poco más que sobarle el culo o las tetas cuando me aseguraba de que no había nadie en la calle.
Pero no me atrevía a hacerlo mucho tiempo: los pueblos son muy pequeños. Aun así, ella se dejaba
toquetear sin queja, asomando una sonrisa confiada por debajo de sus gafas de sol. De vez en
cuando incluso se ponía delante de mí y se frotaba un poco contra mi paquete mientras hacía como
que se ataba las sandalias o algo así.

Los dos estábamos a punto de estallar. Queríamos devorarnos el uno al otro, pero resultaba
imposible encontrar un maldito sitio aislado en el pueblo donde pudiéramos desfogarnos a gusto. No
sin levantar murmullos y miradas… estaba el campo, pero no era para nada cómodo y temía que se
repitiera un encuentro como la última vez con Tara.

En la piscina, su cuerpo era una deliciosa tortura que ansiaba tocar y que me estaba vedado por
todos los ojos que teníamos alrededor. La muy puta empezó incluso a hacer topless: primero boca

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 12/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

abajo, pero unos días después se animó y comenzó a exhibir aquellos melones sin rastro de pudor.
Disfrutaba toqueteándoselos y masajeándoselos
COMUNIDAD: 1.000 con la crema
MONEDAS solar mientras, tras las gafas de sol,
GRATIS!
notaba a todos los tíos con la boca abierta pendientes de ella.

Le volví a aconsejar que no hiciera esas cosas en el pueblo, que era pequeño, pero no me hizo caso.
Me di cuenta mucho antes de que lo admitiera que en el fondo sí que tenía una vena exhibicionista y
le ponía cachonda empalmar a toda la población masculina; alguna vez dejó una mancha en la toalla
antes incluso de llegar a tocar el agua.

Por supuesto, cada vez que íbamos allí y yo empezaba a retorcerme de forma febril sin poder
tocarla, tenía que aguantar una marea incesante de moscardones de todas las edades que venían a
sacarle conversación. Tíos de su edad, de mi edad, de la edad de Tara, de la edad de nuestros
padres e incluso algún abuelo verde que no se cortaba un pelo. Anita les sonreía a todos y se hacía
la niña buena, sin rechazarlos claramente, pero sin darles tampoco mucho pábulo. Yo aguantaba allí
al principio sin saber dónde meterme, y luego acabé decidiendo que lo más sano era bajar mi
espantoso empalme a base de duchas frías y largos en la piscina, que se convirtieron en un ejercicio
alternativo a correr. Me pasaba horas allí, echando vistazos de reojo a mi hermana en la tumbona,
hablando con cientos de chicos. Cuando alguno empezaba a tocarle el brazo o a vacilarle con la
excusa de meterle mano, ella se escurría y no tardaba en unírseme al agua.

Allí, con la excusa de las ahogadillas y similares, también nos toqueteábamos un poco, pero en el
fondo éramos demasiado conscientes del posible público como para dejarnos llevar mucho y
disfrutar realmente de lo que hacíamos. Hubiera deseado que Anita siguiera con las tetas fuera
durante nuestros juegos acuáticos, pero siempre se ponía la parte de arriba del bikini porque de otra
forma hubiéramos llamado demasiado la atención.

A mis amigos, a los que casi tenía abandonados debido a mi obsesión incestuosa, no les había
pasado desapercibido lo buena que se había puesto Anita. Les daba igual mi distanciamiento, ahora
me daban la brasa constantemente con venirse a mi casa a jugar a la Play y demás excusas para
flirtear con ella. En la piscina tampoco nos dejaban en paz, y mi hermanita nunca dio signos de que
le molestara toda aquella atención. Al final, entre tanta excitación, frustración y mareo sentimental,
acababa con los huevos hinchados para cuando llegaba a casa por la tarde noche. Me acababa
cascando dos pajas muy seguidas una detrás de la otra, porque si no me seguían doliendo las
pelotas y era muy desagradable.

Una vez que volvía con mi hermana no pude aguantarme más. Coincidiendo con que anochecía cada
vez más pronto a medida que los últimos días de verano se evaporaban, aproveché para coger a
Anita de la mano y llevármela al patio posterior de nuestra casa. Allí los muros eran altos y
angostos, ningún vecino vería nada. Pero era un sitio pequeño y estaba pegado al lavadero por un
lado y a la cocina por el otro, así que tampoco era precisamente discreto si nuestra familia andaba
por allí. Sin embargo, con la oscuridad creciente sabía que si alguien andaba por la cocina
encendería la luz, señalizándonos su presencia.

Anita me miró con una ceja alzada, interrogante, pero se dejó llevar. Allí la empotré contra la pared
y empezamos a enrollarnos con toda nuestra lujuria acumulada. Yo le agarraba del culo y ella
levantaba una pierna sobre mi muslo para apretarme más contra ella y frotar su pubis contra el mío.
La lengua húmeda de mi hermanita era una delicia prohibida y había tanta desesperación en
nuestros morreos que eran algo torpes, las babas resbalándonos a los dos por fuera de la boca.

-          ¿Qué te ha entrado, Rami? –interrumpió nuestro beso y alzó los ojos para mirarme, su mano
acariciándome el pelo.

-          No aguanto más, Anita. Quiero follarte de una vez. Tanta piscinita sólo consigue calentarme
la polla y al final por tu culpa me estoy matando más a pajas que nunca.

-          Mmfff –dijo mordiéndose el labio inferior eróticamente–. ¡Cuánta leche desperdiciada! Me
puse perrísima cuando me la echaste toda encima…

-          Tú la hiciste salir –jadeé mientras le estrujaba las tetas por debajo del bikini.

-          Sí, tienes razón…


https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 13/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

Empezó a tocarme el rabo por debajo del bañador mientras volvíamos a chuparnos la cara entre
jadeos. Me excitaba más el hecho de que me 1.000
COMUNIDAD: tocaraMONEDAS
que el cómo lo hacía, porque el ángulo no era el
GRATIS!
mejor ni a ella parecía preocuparle tampoco el ritmo necesario para que yo llegara al clímax; más
bien parecía disfrutar simplemente con el hecho de masturbar a su hermano.

Ambos sabíamos que en cualquier momento podría entrar nuestra madre a la cocina a hacer la
cena, y no le sería muy difícil pillarnos si se asomaba un poco por aquel lado. Yo confiaba en ver la
luz para parar nuestros magreos antes de que ella nos viera a nosotros, pero Anita estaba de
espaldas a la ventana y la puerta y cerraba los ojos dejándose llevar por la locura de aquel
momento. Creo que la posibilidad de que nos pudieran pillar la ponía más cachonda de lo habitual,
algo que se traducía en lo urgente de sus movimientos.

-          Ya sé que tienes a un montón de tíos detrás –le dije mientras introducía la mano bajo la tela
y le acariciaba el pelo del chocho. Estaba mojada, y no de la piscina–, pero prométeme que este
coñito es para mí solo.

¿Qué pasa? Me había puesto muy celoso con su actitud general de calientapollas.

-          Bueno, Rami, si te hace tanta ilusión… –gimió cuando le metí un par de dedos, y tardó en
coger aire para terminar la frase– …total, tengo más agujeros para los otros tíos, ¿no?

Pedazo de puta. Con una mano le separé bien una nalga mientras le metía tres dedos con la otra.
Por cómo se retorcía, aquella esponjita que palpaba dentro de su vagina debía ser el punto G por lo
menos.

-          Me estás matando, Ana –le resoplé en el cuello y le arranqué otro beso antes de mirarla–. Te
lo digo en serio.

Esperé que aquella mirada le calara algo más. Ella siguió mirándome con cara de niña traviesa
mientras me cogía delicadamente la mano que estaba en su interior, asegurándose de agarrar el
único dedo que estaba fuera aparte del pulgar y metérselo también. Cuatro dedos en su coño.
Estaba empapadísima. Le dejé llevar la iniciativa, mientras empezaba a undular sus caderas para
follarse con mis dedos al ritmo que le gustaba.

-          Mira, sé lo grande que tienes la polla… me vuelve loca que vaya a ser la primera que me
folle…

-          ¿Es sólo eso, o que esa polla sea de tu hermano mayor? –señalé maliciosamente.

-          Mmhmff… eso también… ah… oh…

Noté que mis palabras habían disparado algo en ella y había acelerado el ritmo, hasta que de pronto
se quedó quieta. Me aferraba la mano mientras su pelvis tenía sacudidas espasmódicas, y
repentinamente mi mano pasó de estar mojada a recibir un torrente de líquido. Me miró
lánguidamente con los párpados entrecerrados y supe que se había corrido.

-          … pero después de eso –continuó, menos agitada y mirándome en una ola de placer post-
orgásmico–, no te puedo prometer que vaya a ser la única que me meta dentro. Tu amigo Roberto
tiene pinta de que empotra bien…

Sin soltarle una mano de su culo, saqué la otra de su interior para abofetearla. No muy fuerte, pero
lo bastante como para dejarle la cara pringosa de sus efluvios vaginales.

-          Basta –le dije con firmeza, realmente preocupado de que aquello no fueran solo palabras
para excitarse aún más a mi costa–. Nada de eso.

-                  Se te ha puesto más dura –contrarrestó ella pajeándome con la mano que no había
despegado aún de mi miembro.

No estaba seguro de si tenía razón. Venía cachondo de la piscina y ahora lo estaba mucho más, y
era un milagro que no me hubiera corrido encima. Tampoco pude reprimirme estando como
estábamos y olí el almizcle que tenía en mis dedos, un perfume ácido inconfundiblemente erótico.
https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 14/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

Ella sabía cómo escalar la situación… así que, sin dejar de sonreír, sacó la lengua para lamerse la
comisura de la boca, donde mi golpe le había 1.000
COMUNIDAD: plantado sus jugos
MONEDAS viscosos.
GRATIS!

-          Ñam. Qué rico…

Con su mano libre, me agarró la que yo había usado para cruzarle la cara y que seguía
embadurnada de su coño. Empezó a chuparme los dedos uno por uno, deleitándose visiblemente sin
apartar sus ojos de los míos. Aquello me recordó a la tarde en que había hecho algo parecido
mientras yo tenía mi polla entre sus tetas y no pude más: empecé a descargar leche a borbotones,
ensuciando el bañador y empapando la otra mano de mi hermana, que no dejó de pajearme durante
todo el proceso. Ella notó aquello y se apresuró a meterme la lengua en la boca otra vez, fundiendo
sus gemidos con los míos.

En ese momento, apenas unos segundos después de que me entregara al placer, noté cómo se
encendía la luz de la cocina. Aquello me empañó un poco aquel orgasmo. Anita sacó la mano de mi
bañador y lanzó una mirada furtiva atenta a si alguna sombra se proyectaba por la puerta de la
cocina hacia fuera. Se miró aquel desastre que le cubría los dedos y sin ningún remilgo, procedió a
lamer mi semen y chuparse la mano hasta dejarla limpia. La visión de mi hermanita pequeña
devorando mi leche impidió que se me desinflara la polla, y la guardé mentalmente para mi banco
de pajas.

Ella me sonrió con picardía y aunque no emitió sonido para no delatarnos, pude leer sus labios:
“Quiero más”. Y entonces, mientras empezaba a ser evidente que mi madre se acercaba a la puerta
del patio, me hizo un rápido gesto: su lengua golpeando el interior de una mejilla mientras una
mano formaba un puño desde el otro lado y ambas se movían en sincronía… representando una
polla grande que se movía dentro de su boca.

Gruñí de frustración. Ojalá pudiera haber extendido aquel momento. Pero la puerta de la cocina se
abrió y se asomó mi madre.

-          Pero bueno, cada día volvéis más tarde. ¿Qué andáis haciendo aquí?

Aquella suspicaz pregunta disparó mi paranoia, aunque seguramente mi madre no podría adivinar
las guarradas en las que estaban envueltos sus hijos.

-                  Queríamos poner a lavar los bañadores, ya les va tocando –intervino con rapidez mi
hermana.

-          Pero hija, daros una ducha y vestíos antes, ¿no? ¿O es que vais a ir en bolas por la casa?

Tragué saliva, imaginando la escena y sabiendo que Anita también lo estaría haciendo.

Si mi madre supiera.

-          Da igual mamá, nos envolvemos en la toalla de piscina y así lo dejamos ya hecho. Anda,
date prisa Rami.

Mi hermana me empujó en dirección al lavadero. Chica lista, había que esconder la mancha de mi
bañador de mamá y aunque allí en la penumbra no se notaba mucho, si entraba en la cocina
iluminada se daría cuenta.

Atravesé el umbral del lavadero encorvado, pero no pude evitar un gritito de dolor. Aquel cuartito no
tenía puerta, así que mis padres habían instalado una espantosa mosquitera de cortina compuesta
de varias cuentas de cristal que formaban un dibujo complejo cuando estaban en reposo. El tema
era que si uno no tenía cuidado al apartarlas (y era muy difícil, porque apenas había espacio), el
cómo estaban dispuestas hacía que uno se pegara un buen pellizco en la piel desnuda; y yo, sin
camiseta, sufrí las consecuencias con múltiples picaduras.

-          ¡Coño!

-          Esa boca, Ramoncete –me reprendió mi madre antes de desaparecer entrando en la cocina.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 15/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

Me quité el bañador empapado, y en aquel pequeño habitáculo ocupado por la lavadora, la secadora,
el tendedero y los cestos de ropa sucia y otros
COMUNIDAD: bártulos
1.000 MONEDASimposibles,
GRATIS! lo solté en el lavabo mientras
abría el grifo.

Al girarme para coger la toalla, mi hermanita desnuda se abalanzó sobre mí. Me lanzó sus brazos
alrededor del cuello y empezó a comerme la boca mientras yo, acorralado contra el mármol, me
sujetaba a su fantástico culo para no caerme. Mi cimbrel, otra vez erecto, le serraba el hueco entre
sus muslos y los pelitos de su coño me lo rozaban por la parte arriba. La cabeza empezó a darme
vueltas. Tomando seguramente la decisión más difícil de mi vida, desplacé mis manos hasta su
cintura para apartarla de mí.

-          ¡Estás loca! –le susurré–. ¡Mamá ni siquiera ha cerrado la puerta!

Sin dirigirme palabra, ella se apartó lo bastante como para arrodillarse, agarrar mi nabo y meterse
el glande en la boca. Cerró los ojos mientras noté como su lengua trazaba espirales alrededor de mi
punta, intentando rescatar las últimas gotas de mi corrida para disfrutarlas. Jadeando por el placer,
apoyé mi mano en su cabeza, intentando empujarla más abajo para que se la metiera toda entera.
Ella no me hizo caso.

-          Venga ya, niños –escuché decir a mamá–.  ¡Daos prisa, que se hace tarde!

Se separó de mí, dejándome con ganas de más. Si no hubiera sido así, seguro que me hubiera
follado su boca hasta correrme otra vez, aunque nos hubieran pillado. Pero al menos uno de
nosotros tenía aún cierto autocontrol.

Pude verle aquellas tetazas al aire otra vez antes de que se envolviera en su toalla; al descubrir mi
mirada, me las volvió a enseñar fugazmente mientras me guiñaba un ojo… y desapareció,
dejándome allí con la polla echando humo.

¿Cuánto tiempo más duraría aquella tortura?

El verano se acababa y eso significaba algunos cambios: por una parte, Anita y yo teníamos que
volver al instituto. Nada de tiempo libre por las mañanas, y ninguna oportunidad para hacer algo
juntos. Eso me decepcionaba porque sentía que se nos había escapado una oportunidad, aunque
con mis padres y Tara en casa, había sido realmente imposible hacer nada. Además, cada vez
anochecía antes y los días de piscina los teníamos contados.

Por otra parte, significaba que nuestra hermana mayor volvería a la universidad. Esto era quizás
bueno en parte, porque nos daba más tiempo solos a mi hermanita y a mí. Durante el curso Tara se
había buscado un piso compartido con otra chica en la ciudad para perder menos tiempo yendo a
clase (era una media hora para llegar a la facultad desde el pueblo, todos los días). Y claro, por las
mieles de la independencia que aquello le suponía. Mis padres no se engañaban respecto a eso, pero
confiaban en mi hermana mayor porque les parecía madura y responsable, y tenían bastante dinero
para permitirse mantenerla de ese modo mientras estudiara.

Seguramente tenían la idea de que suponía un ejemplo para nosotros, y que, si queríamos disfrutar
como ella de unos dieciocho años libres de padres en su mayor parte, tendríamos que portarnos
bien para ganárnoslo. Si el invento les funcionaba, ellos se libraban pronto de las cargas domésticas
que suponíamos a cambio de un desembolso económico y ganaban tiempo libre para ellos.

Y conmigo funcionaba. Soñaba con convertir mi vida en una de esas películas americanas de la
universidad donde no había ningún límite. Así que desde que se planteó aquella propuesta, me había
esforzado por estar en mi mejor comportamiento y en traer buenas notas a casa en los últimos
cursos.

Seguro que no pensarían eso si hubieran descubierto mis escarceos sexuales con mis dos hermanas.
Pero hasta ahora ninguno de nosotros íbamos a contarles nada, así que me consideraba a salvo
mientras tuviera cuidado.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 16/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

Aún quería avanzar las cosas con Tara, que seguían en un limbo, pero no terminaba de ver la
manera. Además, estaba distraído. El último1.000
COMUNIDAD: incidente con GRATIS!
MONEDAS Anita me había dejado temblando de
excitación, y no veía la hora de quedarnos ella y yo solos de una puta vez. Seguíamos sonriéndonos
y rozándonos “accidentalmente” tanto como podíamos sin llamar la atención, y más de una vez ella
me hizo aquel gesto de la mamada a poco que mi madre o Tara no le prestaran atención.

Mi madre tenía demasiadas cosas en la cabeza, pero alguna vez reparé en alguna mirada rara de mi
otra hermana hacia nosotros. La cabrona no era tonta, sabía que yo estaba más salido que la punta
de un paraguas y que si había hecho cosas con ella a lo mejor no me detenía ahí. Pero no llegó a
decirnos nada.

Por fin, el sábado anterior a que comenzaran las clases se planteó una inesperada ocasión. Me
desperté de un sueño con brusquedad, desorientado e intentando averiguar qué era ese tumulto a
mi alrededor que hacía botar mi cama como si fuera un navío a la deriva.

En cuanto me di cuenta que me costaba moverme, reparé en el peso que me aplastaba contra la
cama: mi hermanita pequeña, tan desnuda como Dios la trajo al mundo y sonriéndome con
travesura. La melena rubia enmarcaba sus pechotes desnudos y, ahora sí, pude deleitarme
observando su mata de vello púbico claro que se restregaba contra mi erección matutina por encima
de las sábanas.

Casi sufriendo un infarto, la agarré con fuerza de los glúteos que se aplastaban contra mis muslos.

-          ¡Qué coño! –le dije en un murmullo–. ¡Que te va a ver alguien, Anita!

-                  Nooooo… –jadeó, remarcando sus sílabas con frotamientos a lo largo de mi rabo con su
propia rajita–. Papá y mamá han salido a comprar, y Tara acaba de salir a correr…

Mi mente se forzó a analizar aquella improbabilidad estadística, aterrorizada de que aquello fuera un
error que nos costara nuestra diversión: mi madre casi siempre salía a comprar sola, salvo que
hiciera falta en fin de semana… era verdad que le había comentado algo a mi padre ayer. Y Tara solía
salir a correr más temprano, pero con el acortamiento de la luz había ido retrasando un poco más la
hora cada vez. Computados los datos: aquello tenía sentido.

-          ¡Aaaahhh! –gritó mi hermanita mientras yo la derribaba sin aviso, hasta colocarme encima
de ella.

Había tanto sorpresa como placer en aquel grito. Le aferré las manos y las puse a cada lado de su
cabeza para que no me estorbaran; luego enterré la cara en aquellas suculentas tetas que no
paraban de llamarme una y otra vez con mi nombre. Las lamía en toda su extensión, le chupaba los
pezoncillos y a veces sacudía mi cabeza entre ellas, atontado con el gustito de sentir aquella carne
suave aplastarse contra mi cara. Al principio se resistió intentando liberarse de mis manos,
seguramente asustada por mi violencia al atacarla, pero cuando se relajó la solté para añadir a
todas aquellas caricias un buen y cariñoso amasado manual de sus melones.

Ella suspiró y comenzó a acariciarme el pelo con las dos manos, lanzando gemiditos de placer.
Cuando me metía sus pezones en la boca, me aplastaba la cabeza contra ella. Supongo que aquella
forma de sujetarme era por miedo a que si me retiraba bruscamente le arrancara del cuerpo una
zona muy sensible.

Pero yo jamás le hubiera hecho daño. Cuando reparé en eso, me alcé de las gloriosas tetas de mi
hermanita y me quedé mirándola a la cara. Era un poema, una mirada neblinosa y perdida de
sensualidad mientras su boca entreabierta exhalaba con rapidez al ritmo que su pecho subía y
bajaba. Anita se dio cuenta de que la estaba mirando y procedí a acariciarle la cara y el cuello
mientras ella hacía lo mismo con mi pelo.

-          Te quiero mucho, enana –le dije con el corazón latiéndome a mil.

Vi como las mejillas se le encendían todavía más. Seguro que no esperaba un momento de ternura
en aquel desenfreno incestuoso.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 17/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

-          Y yo a ti, Rami.


COMUNIDAD: 1.000 MONEDAS GRATIS!
Nos fundimos en un beso. Piquitos pequeños, al principio… porque ninguno éramos capaz de
dejarnos de mirar a los ojos. Los labios de Anita se abrieron y yo le mordí el de abajo, cosa que ella
aprovechó para culebrear su lengua hasta encontrar la mía. Fue lento, intenso, apasionado.

Qué pasada. No era el primer beso que me daba con mi hermana, pero quizás aquel fuera el mejor
hasta el momento. No sólo estaba cargado de lujuria sino de genuino amor fraternal. Pensé que
quizás con Tara jamás me hubiera podido dar un morreo igual.

En todo aquel trajín, nos habíamos tocado nuestras caras casi todo el rato, pero al final las manos se
me fueron a sus tetas otra vez. Iban a reposar allí como si estuvieran atraídas por un imán, sólo que
aquellas mamas eran mucho más suaves y mis manos mucho más inquietas cuando ambos
elementos entraban en contacto.

Ella aprovechó para bajarme el pantalón del pijama y el bóxer con habilidad, y mi desatendida verga
saltó a la acción. Sin poder contenerme mucho, empecé a embestirla restregando mi polla por su
vientre y su ombligo, estimulándome gracias al roce de su cuerpo.

Sin perder de vista lo adorable que seguía siendo Anita, me invadió una lujuria animal. Me acaloraba
el hecho de que la puta de mi hermana se hubiera despelotado entera para despertarme y
seducirme a una sesión de sexo tórrido con ella, como una auténtica viciosa.

-                  Para, Rami… Así no… –jadeó en mi oído, sin reprimir un gemido– …te vas a correr muy
pronto…

Estaba tan ciego de pasión por lo que íbamos a hacer con aquellas embestidas de calentamiento,
que de pronto sonó un “CRACK” y la parte de los pies de la cama, donde estaban ahora nuestras
cabezas, se vino abajo.

Anita empezó a reírse de lo absurdo que era aquello, mientras que yo empecé a rallarme. ¿Me
habría cargado la cama? ¿Qué puta excusa les ponía ahora a mis padres? “Perdona, estaba a punto
de follarme a Anita en la cama y no aguantó nuestro peso”.

Me desembaracé de la sudorosa piel de Anita y le eché un vistazo por debajo, librándome de toda la
ropa hasta quedarme desnudo para no enredarme. Gracias a dios, no había sido una pata. Era el
somier, se le había salido una tabla y el colchón se había escurrido un poco. Cuando saltaba de
pequeño en la cama me lo había cargado así millones de veces, pero sabía que no era muy
complicado recolocarlo.

Sin embargo, mi hermana se había levantado de la cama y se estaba estirando gloriosamente,


mientras me miraba de reojo como una gatita en celo. Agarró mi erección, que apenas había
perdido vigor con el susto, como si fuera un cordel que estaba unido a su juguete favorito y
comenzó a arrastrarme hacia el pasillo mientras meneaba sus apetecibles caderas.

-          Tu cama no está hecha para aguantar tanta juerga. Mira, mejor follamos en la de papá y
mamá…

El oírla decirlo mientras me arrastraba de la polla, los dos desnudos, me hizo estremecerme.
Estábamos a punto de profanar aquel sagrado tabú en la misma cama donde, posiblemente, ambos
habíamos sido concebidos en su día. También vi que ella se sobreponía a un escalofrío y sus
deliciosas tetas se bamboleaban un poco. Si mi hermana Tara era una diosa sexy y cruel, Anita era
otra diosa, pero una mucho más benévola: una de amor y comprensión, de entendimiento sin
prejuicios… de placer y goce sin tapujos ni culpabilidades.

Justo antes de llegar, le agarré de la mano que tenía sobre mi polla y le di una vuelta, tirándola
sobre aquella cama aún desecha. Estaba temblando, tan excitado que no sabía por dónde empezar.
Olí el aroma de su coño, y me di cuenta de que su vello púbico brillaba un poco: estaba mojado. Me
lancé sin pensar hacia allí y empecé a lamer y a chupar aquella deliciosa rajita prohibida. Mi
hermana agarraba las sábanas en un nudo y retorcía las piernas. Yo no tenía mucha experiencia, y

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 18/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

desde luego esto era distinto del arrebato con Tara, pero creo que a mi falta de conocimiento la
sustituía mucho entusiasmo. COMUNIDAD: 1.000 MONEDAS GRATIS!

Sabía que era importante estimular con la lengua su clítoris y aunque tardé en encontrar aquel
botoncito escondido, mis horas de porno me habían enseñado donde buscar. Empecé un agresivo
ataque que se prolongó en el tiempo. Anita no me agarraba del pelo como Tara, pero intentaba
mover su pelvis para recibir mis acometidas orales en la medida de lo posible. Sin embargo, aquello
resultaba caótico y no muy preciso; nuestra falta de experiencia en este tema parecía
dolorosamente obvia.

Intentando evitar ser una fuente de frustración, me incorporé y golpeé su chocho con la punta de mi
polla. Era un auténtico mástil, e incluso manipularme el pene para aquel latigazo me resultó
complicado dada su rigidez.

-          Ah… venga ya, tonto –se retorció mi hermanita–. Déjate de juegos…

Admiré lo increíblemente bonito que era el coñito virgen de mi hermana. ¿Cuántas veces se habría
tocado pensando en cómo una barra de carne le abría en canal? Sabiendo lo salida que estaba,
imaginaba que cientos, pero seguro que hasta hace muy poco no había fantaseado con que sería la
mía.

Le agarré las piernas para que me estorbaran lo menos posible y le separé los muslos. Apoyé el
glande en aquel pliegue húmedo y solté un hilillo de babas sobre nuestros genitales.

-                  Qué asco –dijo ella mirando embobada cómo mi nabo descansaba sobre su entrada,
nuestros genitales macerados en una mezcla de fluidos.

-          Tú me lo hiciste primero y a ti no te dio asco ninguno –dije guiñándole un ojo.

Ella se mordió el labio y se apretó las tetas, recordando seguramente la primera vez en que me
había hecho correrme. Se empezó a pellizcar los pezones y a gemir de anticipación mientras echaba
la cabeza atrás.

No necesitaba ninguna señal realmente, pero aquella era tan buena como cualquier otra. Empecé a
empujar y mi glande desapareció dentro de mi hermana pequeña. Notando una inmediata sensación
cálida y suave, incomparable a cualquier paja que me hubiera hecho antes, seguí empujando más.

Mi hermana gemía. Yo estaba levemente preocupado, porque con lo estrecho que notaba aquello y
lo delicioso que era irlo abriendo poco a poco sentía que igual me corría pronto. Era un disfrute al
que me resistía a abandonarme, porque me parecía tan maravilloso como siempre lo había
imaginado y me daba miedo que se acabara.

-                  Despacio, tío, despacio… agh… uuuungh…que la tienes gorda, me estás… partiendo…


mmmff…

-          Ya… voy todo lo… despacio… que puedo… ¡UNGH!

Caí en pensar que mi hermanita no había follado nunca y que quizás íbamos a hacer un estropicio
en las sábanas de mis padres. Claro que aquello me recordaba que yo también estaba perdiendo la
virginidad con ella, lo que me empalmaba más y me hacía disfrutar más aquel sedoso chochito.

Empujando, llegué hasta donde no entraba más. Tenía el rabo entero enterrado en Anita hasta los
huevos. Su cuerpazo desnudo jadeaba frente a mí, perlado de sudor desde sus tetas a su ombligo.
Saboreé unos momentos aquella esperada sensación, inmóvil, bebiéndome con deleite la visión ante
mis ojos.

-          Oye –atiné a decirle, temblando por la mezcla de sensaciones–. ¿Y si manchas la cama de
sangre? Anda que lo has pensado bien, hermanita…

-          Puff… no te flipes –jadeó, sonriéndome triunfal–. Perdí el himen hace tiempo…

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 19/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

-          ¿Eh? ¿Cuándo ha sido eso? –dije pellizcándole una nalga que tenía a mano, con una punzada
de envidia. Sentí sus contracciones de dolor y1.000
COMUNIDAD: placerMONEDAS
en mi pene.
GRATIS!

-          Como nadie me metía la polla… me empecé a follar botes de desodorante…

Me reí ante aquella confesión, que me hacía con evidente vergüenza, y empecé a embestirla. Hasta
mi hermana, por salida que estuviese, sabía que haber hecho aquello era de auténtica ninfómana.
Pero de alguna forma, me hacía quererla más.

Aquel mete-saca era sublime. No podía creerme lo que estaba pasando, así que de vez en cuando le
decía:

-          Mira, Anita. Mira lo fácil que te entra –y le señalaba a mi miembro, que desaparecía a la
velocidad de la luz en su vagina para reaparecer poco después–. Me cuesta creer que sea la primera,
pedazo de puta.

Ella lo miraba con incredulidad, sujetándose la cara sonrojada con las manos; luego se derrumbaba
hacia atrás entre una oleada de gimoteos.

Contemplando el cuerpazo de Anita bajo el mío mientras la bombeaba, sabía que no duraría mucho
más. Aquellas tetas enormes se bamboleaban caóticamente en su cuerpecito juvenil con cada
sacudida. En pleno éxtasis, lamí uno de sus pies que colgaba al lado de mi cara, y ella volvió a gemir
de la sorpresa y el placer. Quería más de ella, quería a toda mi hermana, quería meterme debajo de
su piel y poseerla por completo hasta reventarla entera.

Me incliné hacia delante para agarrarle bien el culo y embestirla más hondo, pero no era el mejor
agarre. Subí las manos a su cintura. Era mejor, pero aun así no podía follármela a un ritmo
frenético; el ángulo tan separado de mi polla hacía que resbalara hacia arriba al sacarla.

Ella se dejaba hacer como un maniquí cuando manipulaba su cuerpo y su expresión estaba como
ida, poseída por un intenso placer que le impedía pensar racionalmente. De vez en cuando se
mordía el labio e intentaba mirarme como diciendo “Más, dame más”. Tan solo con el poder de mi
polla penetrándole las entrañas, había transformado a mi hermanita en un amasijo de carne
cachonda y sin ninguna voluntad racional salvo la mía.

Finalmente, me tendí sobre ella y apoyé mi pecho velludo en aquellas gloriosas tetas mientras la
agarraba por los hombros, pasando mis manos por detrás de su espalda. Dios, ahí sí que empecé a
embestirla. Ella chillaba sin ningún control. Ufff, qué caliente estaba mi hermanita.

-          ¿Tienes… condones…? –me jadeó ella en la oreja débilmente.

-          Un poco tarde para eso –le gruñí, notando como la subida de ritmo me estaba llevando al
punto de no retorno.

-          Papá te mata…

No sé si iba a decir algo más porque dejó la frase en el aire y empezó a chillar, acompasando los
sonidos con cada uno de mis empujes. Pero en el último momento, el miedo de preñar a mi
hermana pequeña me cayó como un jarro de agua fría. ¡Qué coño! Bastante lejos habíamos ido ya.

Me costó muchísimo interrumpir aquel disfrute, pero me forcé a hacerlo. Desenfundé mi miembro
mientras ella me arañaba la espalda y se retorcía “no, no, métela, métemela”. Sintiendo que aquello
iba a estallar de forma inevitable, me subí encima de ella poniéndome a horcajadas sobre sus tetas
y apoyando la punta de mi glande en su labio inferior. Me di una sacudida con la mano, pero seguro
que no hacía ni falta. Empecé a disparar chorros de lefa y ella, que pese a su frustración había
entendido perfectamente lo que yo quería, cubrió con su boca mi polla y dejó que me descargara allí
a gusto, mientras me pasaba la lengua por todo el prepucio.

Se apretaba las tetas por fuera, y mis huevos se erizaron al quedar aprisionados entre tan deliciosos
montes. Creo que Anita intentó tragarse bastante, pero era demasiado para ella; al final, empezó a
toser para evitar atragantarse y unos cuantos hilos cremosos de semen se le cayeron de la boca.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 20/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

Yo simplemente me centraba en disfrutar aquello, y en observar la diligencia de mi hermana al


ordeñarme hasta la última gota. Que Anita 1.000
COMUNIDAD: actuara tan desesperadamente
MONEDAS GRATIS! para recibir mi leche
como si fuera un néctar celestial me resultaba lo más erótico del mundo. Al final, con mi miembro ya
vencido, se apresuró a recoger con las manos los cachos más espesos y metérselos en la boca.

-          Vaya ansia, Anita. Que nadie te lo va a quitar…

Ella simplemente contestó abriendo la boca y sacando la lengua: me enseñaba que estaba limpia y
se lo había tragado todo como una buena chica. Me acosté junto a ella y la abracé de espaldas,
masajeando distraídamente sus tetas. Incluso una vez sobrepuesto a mi lujuria incestuosa, no me
cansaba de tocárselas.

-          Al final me has dejado al borde, cabronazo –me dijo dándome un puñetazo en el brazo.

-          ¿Qué pasa, que querías que me corriera dentro? –silencio por su parte, así que añadí–:  ¿No
eres un poquito pequeña para quedarte embarazada?

-          Es que se sentía tan bien…

Se había vuelto un poco para acurrucar la cabeza contra mi pecho, y dijo aquello con los ojos
cerrados, los sonidos un poco tapados por su boca contra mi piel. Ambos estábamos muy relajados
y me daba la sensación de que tras todo este ejercicio le estaba entrando sueño.

-                  Bueno, siempre te la puedo meter por el culo y correrme allí –le dije bromeando y
agarrándole otra vez de un cachete.

-          Claro… Yo he pensado lo mismo, pero tampoco quería decírtelo por si pensabas que era una
guarrada…

Noté como mi pene empezaba a desenroscarse e hincharse otra vez. ¡Menuda tía, ella lo decía
totalmente en serio! ¿Cómo iba a imaginar que mi hermanita estaba tan salida que parecía sacada
de una peli porno?

Estaba buscando la forma más apropiada de contestarle a eso (desde luego que me interesaba catar
su culito adolescente), pero el eyacular de aquella forma también me había dejado algo cansado, así
que no dije nada.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero juraría que no fueron más de cinco minutos. Sin embargo,
de pronto reparé en que había alguien en el umbral de la habitación. Me quedé absolutamente
helado, incapaz de mover un músculo: era Tara, sudada y descalza, recién llegada de su ejercicio
matutino. Y que se acababa de encontrar a su hermano y hermana pequeña abrazados desnudos y
sudorosos en la cama de sus padres.

Nos miraba horrorizada y tapándose la boca con la mano, pero no había hecho un solo sonido.
¿Cómo no la había escuchado entrar? La puerta principal era bastante pesada, se oían las llaves
rascar la cerradura en cualquier parte de la casa.

Me giré rápidamente para mirar a Anita y comprobar si ella también había reparado en Tara, pero
tenía los ojos cerrados y la cara enterrada en mi pecho, así que no se había enterado en absoluto.
Cuando alcé los ojos otra vez, con demasiado pánico para pensar, mi hermana mayor ya no estaba.

Bueno, aquello suponía una gran cagada a varios niveles. Era bastante malo, aunque no tanto como
si hubieran sido mis padres. Preferí intentar evaluar los daños por mi cuenta antes de que perder
todo el control.

-          Anda, vete a ducharte –le dije a mi hermana, que se separó con un sonido de protesta– No
sabemos cuándo van a volver papá y mamá y mejor que no nos encuentren aquí.

-          Lo más seguro es que venga doña Perfecta antes, ella es más rápida…

Se volvió a estirar. Nunca dejaba de parecerme sexy. Incluso con mi hermana mayor rondando por
allí, no pude evitar chuparle un poco más aquellas tetas mientras Anita reía divertida. Le di un buen
https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 21/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

azote en el culo antes de que desapareciera en el baño.


COMUNIDAD: 1.000 MONEDAS GRATIS!
Mientras escuchaba el agua correr, yo me puse a toda prisa los calzoncillos que había dejado en mi
cama medio rota y bajé al piso de abajo, intuyendo que era allí donde había ido Tara. No me
equivoqué: estaba en la cocina, aún con el pelo recogido en una coleta y abriendo y cerrando los
estantes ausentemente. Me daba la sensación de que intentaba prepararse un desayuno de forma
automática, pero había algo cruzándose en ese proceso cerebral que le impedía organizar lo
suficiente sus movimientos.

-          Hola –dije tentativamente para anunciar mi presencia–. No te he oído entrar.

Ella se volvió, me miró, y volvió a lo suyo. Parecía tensa.

-          Había un gato en el porche y he entrado por detrás. Me quité los zapatos para no que no me
oyera –contestó mecánicamente.

Pero seguía nerviosa. Parpadeaba rápidamente, la boca abierta y negando con la cabeza, como si
quisiera encontrar las palabras sin éxito.

-          Tú y Anita…

Esperé a que dijera algo más. A los pocos segundos, lo hizo:

-          Tú y Anita... ¡Tú y Anita! –me miró, con una cara entre la incredulidad y el dolor– ¡¿Tú y
Anita!?

-          Usa tus palabras –le recordé.

Extrañamente, me sentía más calmado de lo que pensaba. Quizás era porque aquel desarrollo
imprevisto había descolocado a mi hermana mayor y ahora sentía que yo tenía cierta ventaja para
encajar lo que tuviera que decirme.

Se giró, ahora con una expresión algo más coherente de rabia y enfado. Me dio un manotazo en el
hombro.

-          ¿Qué pasa, que te quedaste con las ganas y no te podías aguantar, no?

-          Tú me dejaste con las ganas –le señalé–. ¿Qué creías que iba a pasar?

-          ¿Y qué habéis…? ¡No! –chilló, interrumpiéndose y haciendo aspavientes con las manos–. No
quiero saberlo…

Pero su nerviosismo y acaloramiento dejaba claro que eso era precisamente lo que quería. Le
costaba articular cada frase, pero al final dijo:

-          Si yo ya me olía algo raro. Siempre te has llevado bien con ella, pero últimamente ya era
exagerado.

-          Bueno, al menos con ella resulta fácil llevarse bien –volví a acusar indirectamente.

-          ¿Desde cuándo? –me dijo, aferrándome de un hombro y conteniéndose para no explotar de
frustración–. ¿Cuánto tiempo?

-          ¿Y a ti… qué te importa? –la provoqué, seguramente más cruel de lo que debería–. ¿Qué
pasa, estás celosa?

-          ¡Ja! ¿Por eso lo has hecho, por eso te has follado a Anita? ¿Para darme celos?

-          No hemos follado –mentí, sin saber muy bien por qué–. Pero si he hecho algo con ella, ha
sido porque está buenísima.

Ella bufó, como intentando mostrar su desacuerdo con aquella afirmación. Pero en el fondo yo la
conocía, había una sombra de duda e inseguridad en sus ojos. Sabía que Anita se había convertido
https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 22/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

en un pibón y temía de alguna forma que eso ya no le hiciera tan especial ni le diera tanto poder
sobre mí. COMUNIDAD: 1.000 MONEDAS GRATIS!

-                  Si también te pone celosa, Tarada… pues eso que me llevo, porque te lo mereces. Tanto
restregarme que sales con tíos por ahí... Pues mira, yo también me lo paso bien.

-          Sí, ¡con tu hermanita pequeña! ¿Qué pasa, que no entiendes que no se entera de nada y se
va con cualquiera que le eche cuenta? ¡Tú eres el mayor de los dos! ¡Te estás aprovechando de ella!

Por alguna razón, aquello hizo que se me empezara a poner dura. Sabía que Tara no tenía razón;
Anita era joven pero perfectamente madura para poder tomar decisiones respecto a su cuerpo y a lo
que hacía con él, y había elegido disfrutarlo conmigo. En parte, como me recordaba, porque le había
obsesionado mi polla, y en parte seguramente porque la mezcla de amor fraternal y tabú prohibido
la excitaban muchísimo.

Pero aquella versión de los hechos ponía de manifiesto lo increíblemente inapropiado que eran todas
aquellas situaciones con mis hermanas, lo mal que estaba todo… y que yo había hecho esas cosas
con ellas a pesar de ello, simplemente porque podía y quería.

-          No es verdad –le dije, estrujándome la polla por encima del calzoncillo. Sabía que estaba lo
bastante grande para marcarse a través de la tela–. Además, mejor conmigo que con los capullos
esos que se junta, ¿no?

Tara había observado cómo me había crecido aquella arma en el bóxer, incrédula. Cuando empecé a
tocarme emitió una bocanada de aire, anonadada de que estuviera haciendo aquello.

-          ¿Qué coño haces? Sabes que esto está mal y… en fin, como se entere alguien más… papá y
mamá…

No se me escapaba el hecho de que mi polla le estaba sirviendo de importante distracción para su


discurso. Las últimas frases ni siquiera las había terminado, porque tenía la atención en otra parte.
Decidí acercarme a ella, que estaba apoyada contra la encimera. Sin dejar de estrujarme la polla,
con la otra mano pasé el dorso de mis dedos por su cuello, clavícula y el contorno de su sujetador
deportivo. No se apartó.

-                  Si tú dices algo, te caes con nosotros, créeme –le advertí–. Pero anda, ya nos hemos
peleado bastante tú y yo, ¿no?

-          ¿Qué haces? –repitió menos enfadada. Respiraba muy fuerte y miraba a dónde iba mi mano
sin ningún intento de apartarla.

-          Has tenido muchas semanas para pasártelo bien conmigo, y en cambio has querido hacerte
la madura y responsable. Hasta ahora, que nos ves a Anita y a mí en bolas y abrazados…

-          A saber qué marranada estabais haciendo –dijo altanera, pero detecté una nota de envidia
en su voz.

Mi mano se detuvo en su ombligo, acariciándolo con ternura mientras ambos nos mirábamos a los
ojos. Ella estaba seria, pero parecía que se le había quitado el enfado y lo estaba reemplazando otra
cosa. Mi mano se deslizó hasta su cintura expuesta, y apoyé la otra en su otro costado de manera
que la tenía sujeta por allí. Sosteniéndola de aquella manera, arrimé mi inflamado paquete a su
cuerpo.

-          Va a ser verdad que te has puesto celosa –le dije con suavidad.

Ella frunció los labios en un gesto de frustración. Era evidente que yo tenía razón, porque la forma
en que me dejaba tocarla me lo revelaba, pero ella no podía admitir tal cosa en voz alta. Hubiera
sido demasiado para su orgullo.

-                  Anita es una niñata –me dijo, llevando tentativamente una de sus manos a mi vientre,
acariciándolo–. No tiene ni idea de follar.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 23/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

“Pues a mí me ha parecido un polvazo”, pensé, pero no lo dije. Lo que más sentido tenía era
estimular un poco de sana competición entre 1.000
COMUNIDAD: hermanas.
MONEDAS GRATIS!

-          Bueno… ¿Y qué vas a hacer tú entonces para que me corra? Con ella ya lo he hecho tres
veces.

-          Serás guarro, hermanito… –dijo, bajando su mano a mi calzoncillo y recorriendo la silueta de
mi erección–. Pues eso… depende.

-          ¿De qué? –dije, disfrutando de aquel contacto cercano entre los dos.

Empecé a deslizar mis manos a sus caderas y por debajo de su pantalón, hasta rodear su culo por
encima de las bragas.

-          ¿Le has dicho que os he pillado? –me preguntó ella a su vez, mirando hacia la puerta.

-          No. ¿De qué depende? –volví a inquirir.

-                  De lo que hayas hecho con ella. ¿Tres veces? –preguntó, la lascivia y la envidia
derramándose de su voz

Me introdujo la mano por debajo del calzoncillo hasta agarrarme el miembro, y empezó a
masturbarme con lentitud. Era justo, teniendo en cuenta que yo acababa de apartarle las bragas y
le frotaba la vulva desde atrás con la palma de la mano.

-          Tres que me haya corrido yo… pero hemos hecho muchas cosas –sonreí.

Hubo una pausa en nuestra conversación mientras Tara respiraba fuerte y fruncía los labios en un
puchero, algo que empezaba a darme cuenta señalizaba su placer cuando estaba cachonda.

-          A lo mejor… puede que haya echado de menos nuestros descansos… en el pozo –admitió,
desviando la vista de mí con azoramiento.

-          ¿Puede que los hayas echado de menos? –presioné, acariciando la piel de su pubis.

-          Puede que… Un poquito –volvió a mirarme, con esfuerzo. Y aunque estábamos allí solos, me
susurró–: Con la adrenalina del ejercicio, disfruto más del sexo.

-           Creí que no querías que hiciéramos más eso. Fuiste tú quien me prohibiste salir contigo –y
para castigarla, le metí un dedo dentro.

Desde atrás el ángulo era algo raro, pero Tara lo había estado esperando porque no tardó en jadear
con aquella invasión.

-          Bueno… soy tu hermana mayor, pero a veces… me equivoco –me dijo entrecortadamente,
mordiéndose el labio con preocupación. Me bajó el calzoncillo entero y mi cipote pegó un salto
salvaje al ser liberado, que ella aprovechó para apretarse más todavía contra mí aprisionándolo con
su entrepierna–. Mírame… estoy aquí ahora, ¿no?

No sabía cuánto la había echado de menos. Me acerqué a ella sin dejar de mirarnos a los ojos y rocé
sus labios. Ella los abrió, receptiva, y dejó que la besara. Invadí su boca con mi lengua y ella la
recibió con la suya. Me separé lentamente de ella, dejando un hilo de babas conectando nuestras
bocas.

-          Pero ahora no es buen momento. Anita saldrá de la ducha en cualquier momento, y papá y
mamá están al llegar.

-          Mañana me voy al piso con Carlota –dijo, poniendo sus brazos en torno a mi cuello. Sentí su
aliento caliente sobre mi cara–. Puedes venir a verme, allí podemos estar más a nuestro aire.

Gruñí, notando mi polla palpitar contra su piel. Me gustaba que Tara se hubiera dejado de
jueguecitos y admitiera abiertamente que yo le ponía cachonda. Pero aún me sabía a poco.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 24/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

-                    No has contestado mi pregunta –dije mientras retiraba las manos de donde las tenía
metidas, para volver a introducirlas bajo sus1.000
COMUNIDAD: bragas desde delante.
MONEDAS GRATIS!Explorando su pubis, procedí a
agarrarle los labios del chocho con ambas palmas.

-          ¿Qué pregunta? –gimió mientras notaba sus brazos estremecerse en torno a mi cuello.

-          La de qué estás dispuesta a hacer para que me corra.

Por toda respuesta, hizo presión con sus brazos para acercarse a mí y besarme otra vez. Olía su
sudor y su boca, y me recordaba poderosamente al olor de su coño que aún no había olvidado desde
aquel día.

Tara me separó con suavidad y me agarró de nuevo el rabo, mirándome a los ojos.

-          ¿Anita ha llegado a chupártela?

-          Mmm… no exactamente… –dije tras pensarlo un poco.

-          ¿”No exactamente”? –me repitió sonriendo.

Entonces se arrodilló, con mi verga aún entre las manos. Me pajeaba distraídamente, como si no
estuviera poniendo toda su atención en ello. Pero sin dejar de mirarme, acercó la cara a mi miembro
y empezó a restregarse la punta por los labios, primero el de arriba y luego el de abajo. Bajo el peso
de mi herramienta, el inferior se le estiraba grotescamente, así que de vez en cuando sacaba la
lengua para humedecer el prepucio y soportar su masa.

Suspiré, dejándome llevar. Y yo que creía que estaría enfadada conmigo por lo de Anita.

Cuando llevaba un poquito haciendo aquello, procedió a usar la lengua para recorrer mi falo por
abajo, desde mis cojones peludos a la punta del glande. En ningún momento sus ojos dejaron los
míos. Cada vez que llegaba arriba, me sonreía como orgullosa de una gran y complicada hazaña.

Aquella provocación estaba pudiendo conmigo porque notaba cómo me palpitaban las venas del
pene. Le agarré del pelo donde lo tenía recogido en una coleta, impaciente porque me diera más.
Ella se dio cuenta: cubrió el glande con sus labios, y lenta pero firmemente mi hermana mayor
procedió a engullir mi polla.

Cuando llegó hasta donde podía, me miró a los ojos y yo, sin soltarle la coleta, hice amago de
insistir. Entonces observé algo que ni siquiera pensé que fuera posible. Ella abrió más la boca y
consumió más de mi pene erecto. Vi cómo se le saltaban las lágrimas y estornudaba o tosía, porque
debía tener mi punta alojada en alguna parte de la garganta. Pero aquello era increíblemente
erótico, y cuando sus labios se posaron en los pelos de mi pubis y mis huevos, sentí un cosquilleo
allí que jamás había sentido antes.

Imaginé que quería impresionarme con cuánto podía entrarle, y lo consiguió. Sin embargo, eso era
solo el principio. Tara procedió a subir y bajar por mi manubrio manejándolo de forma experta
mientras se acompañaba de su mano. Mi hermana estaba desplegando una habilidad sobrenatural
para chupar pollas que, de no haberme visto con ella en esta situación, jamás habría conocido.

Era capaz de aplicar la presión perfecta con su mano y su boca, manejar el ritmo que yo necesitaba
y añadir giros circulares con la lengua en las zonas más sensibles. ¿Cómo sabía que había que
dedicarle tanta atención a mi cicatriz de circuncisión? Me acariciaba los huevos con la otra mano
cuando el instante lo requería, y otros los estrujaba amablemente para sincronizarlos con las
pulsaciones sanguíneas de mi pene.

Yo veía la parte de arriba de sus tetas que no contenía el sujetador, aún sudadas por el ejercicio o
por la excitación. Si no hubiera sido uno de esos sujetadores de deportes, también habría podido ver
lo duros que tenía los pezones.

Sin soltarle la coleta, me aferré a la encimera con la otra mano. Aquel mamazo sensacional hacía
que me fallaran las rodillas.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 25/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

-                  ¿Te gusta, eh? Lo hago mucho mejor que la enana… ¿a que sí? –me preguntó Tara,
consiguiendo de alguna forma COMUNIDAD:
mirarme a los ojosMONEDAS
1.000 y no despegar
GRATIS!su lengua de mi falo mientras
hablaba.

-          Ss-s-sí… –conseguí decir.

Tara se sacó mi polla de la boca con un “plop” audible.

-          Pues dímelo –ordenó muy seria.

-          ¿El… qué?

Procedió a volver a pajearme y chupármela casi medio minuto antes de salir a respirar.

-          Ya lo sabes –dijo, sin perder el tono mandón, y volvió a engullirme.

Dios. Iba a ser mi segundo orgasmo esa mañana, pero es que no podía más. Por imposible que
pareciera, aquella mamada de mi hermana mayor era casi mejor que el polvazo que había echado
con Anita. Me costaba pensar, pero solo me vino a la mente una cosa… porque para mí era entonces
una verdad indiscutible.

-          Eres… la mejor hermana del mundo –jadeé.

Tara sonrió alrededor de mi erección, sin soltarla en ningún momento. Dijo algo que reverberó por
mi entrepierna, aunque con la boca llena me costó entenderla. Pero me sonó algo así como “buen
chico”. Y entonces se empleó a fondo de verdad: parecía que todo lo anterior sólo había sido una
pequeña muestra de lo que podía hacer. La velocidad que alcanzó con sus dos manos, la humedad
con que aplicó sus recorridos sobre mi dura y bulbosa polla y la absoluta entrega y devoción de
aquel acto… todo aquello me sobrepasó, porque en ningún momento despegó sus ojos castaños de
los míos, ni dio muestras de detenerse cuando mi mano se crispaba sobre su pelo. Parecía una
dominatrix empeñada en conseguir que eyaculara como si fuera una misión personal para tenerla
contenta a ella.

Y me corrí, de forma tan repentina y violenta que ni siquiera me dio tiempo a avisarla. Un torrente
de esperma fluyó hacia la boca de mi hermana mientras yo aplastaba su cogote contra mi
entrepierna con fuerza, intentando enterrarme al máximo en su boca. Aquel orgasmo fue un éxtasis
absoluto, con Tara de rodillas chupando con vehemencia y esa cara desafiante que parecía decirme
“puedo con todo lo que me eches, y más”. Antes de terminar tuve que romper el contacto visual,
porque la imagen de Tara chupándome la polla como un súcubo que extrae el aliento vital de su
víctima amenazaba con destruirme. Mis piernas temblaban de placer al lado de su cara y aun no sé
cómo no me desmayé del gusto en aquel momento.

Supuse que Tara se había tragado la mayoría de mi lefa porque no se le había escapado ni una sola
gota, y seguro que hubiera seguido así un buen rato. Pero entonces escuchamos el inconfundible
sonido de unas llaves rascar la cerradura de la puerta principal.

¡Nuestros padres! ¿Es que uno no podía correrse a gusto con sus hermanas? ¡Joder! ¡Siempre tenían
que interrumpirme!

Vi como los ojos de Tara se abrían mucho de la sorpresa, aunque en su favor he de decir que ni
siquiera dejó escapar mi polla de sus labios, y aún noté cómo su lengua se restregaba
frenéticamente por la parte posterior de mi glande. Dios mío, cuánta abnegación. Sí que había
sacado el lado competitivo de mi hermana.

Lamentándome por no poder disfrutar los estertores de mi orgasmo, tiré de su coleta hasta que
desenfundé mi trabuco chorreante de saliva y semen de su boca y me lo metí como pude en los
calzoncillos. Mi hermana seguía de rodillas, una expresión de terror y la boca con los carrillos llenos
de mi semen. Incluso así, como un animal sorprendido por unos faros en mitad de la carretera, Tara
estaba adorable y sexy.

Escuché como mis padres empezaban a sacar bolsas del coche para amontonarlas en la entrada y
me apresuré a apostarme en el fregadero, haciendo como que lavaba algún plato. Mi pene pringoso
https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 26/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

dejaría una mancha en mis calzoncillos y dado que era lo único que llevaba puesto, tenía que
esconderlo parcialmente de suCOMUNIDAD:
vista. Tara,1.000
que MONEDAS
empezaba a ponerse roja de vergüenza (¿y
GRATIS!
arrepentimiento, quizá?) trepó por el mueble para incorporarse justo en el momento en que mi
madre entraba en la cocina para dejar la compra.

-          Ramoncete, me da igual como duermas, pero para estar en casa te pones por lo menos una
camiseta y unos pantalones –fue la cálida bienvenida que me dio–. ¿Qué haces ahí?

-          Anita me ha robado la ducha en el último momento, así que estoy esperando a que salga –
dije sin volver la cabeza–. Ya de paso limpio algún plato para desayunar, que la cochina tenía que
fregar los de la cena y bien que se escaqueó.

Aquello era una flagrante mentira, porque mi hermana sí los había fregado; pensé que excusarme
en alguien que no tenía forma de rebatir mi afirmación en aquel momento era puro genio de la
improvisación.

Intentando aprovechar que mi madre estaba distraída hablando conmigo, Tara se volvió hacia el
fregadero y escupió allí todo el semen que tenía en la boca. La miré de reojo. Creo que la pobre
había intentado tragárselo… pero como ya había pasado con Anita, era demasiada cantidad. Imaginé
que se le estaba cansando la boca de tenerlo allí, a punto de escurrírsele por las comisuras, y le
desesperaba no poder contestar si mi madre le hacía alguna pregunta.

Sin embargo, nada escapa al ojo de una madre.

-          Pero hija, qué ordinaria eres. ¿Qué acabas de escupir en el fregadero? ¿No ves que está tu
hermano ahí lavando los platos?

-          Es pasta de dientes, mamá –le contestó Tara, aunque su habla era aún viscosa y por algún
grumo blanco que le quedaba en las encías estaba claro que no lo había soltado todo.

-          Pues ve al lavabo del baño, como el resto del mundo. Además, ¿dónde has puesto el cepillo
de dientes? ¿Ya lo has perdido, o qué?

¡Joder! Mi madre no era inspectora de policía porque no le daba la gana, porque no se le escapaba
ni una. Tara decidió con acierto no dignarse a contestar aquello y retirarse silenciosamente de la
habitación, pero justo cuando salía de la puerta llegó mi padre.

-          Oye, oye, Tara. ¿Qué te pasa, mi vida?

Mi padre la paró posando una mano en su hombro. Tara siempre había sido su ojito derecho. Le
levantó la barbilla, que iba apuntando al suelo. La cara de mi hermana, con las mejillas arreboladas,
los ojos llorosos del esfuerzo, y una expresión de culpabilidad o vergüenza que intentaba esconder,
le decía a mi padre que allí había pasado algo.

-          Ramón, ¿qué le has hecho a tu hermana? –me dijo apretando los dientes, anticipándome su
enfado.

-                  ¿Yo? ¿Qué? ¡Nada! ¿Qué dices? –me defendí, seguramente tan nervioso que resultaba
sospechoso.

-          Mírala, está muy molesta. ¿Qué le has hecho para que haya llorado?

“Bueno, le metí la polla hasta la campanilla, pero fue idea suya”.

No, me matarían si les decía eso.

-          ¡Nada! ¡Yo qué sé! –y luego volví a mi clásica y trillada defensa–. ¿Por qué siempre soy el
cabeza de turco en esta casa cuando alguien tiene un problema?

-          Papá, no es nada –dijo Tara, aún peleándose con las partes más espesas de mi esperma–.
Vengo de correr y creo que me ha dado algo de alergia.

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 27/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

Mi padre se relajó un poco, aunque me siguió lanzando una mirada ceñuda, pero soltó a mi hermana
y se dedicó a sacar las cosas de COMUNIDAD:
las bolsas. 1.000 MONEDAS GRATIS!

Yo me excusé de allí para ir a ver si Anita había terminado ya: sí, se estaba secando el pelo. Antes
de perderla de vista, fui a ver a mi hermana mayor a su habitación y cerré la puerta mientras
teníamos un par de minutos solos.

-          Tara… eso ha sido…

Ella estaba de espaldas, y me miró por encima del hombro mientras se sacaba el sujetador por
arriba. Me sostuvo la mirada de forma enigmática y es posible que mi corazón se saltara un latido o
dos. No dejaba de sorprenderme el hecho de que a ella ya no le importaba demasiado desnudarse
delante de mí. Aún dándome la espalda, agarró una camiseta y se la puso.

-          Eso para que tengas las cosas claras, Mamoncete. Aquí yo soy la primera en todo. En to-do
–dijo acercándose para clavarme un dedo en el pecho con las últimas sílabas.

-          Uff… me gustas tanto…

-          ¿Te la cascas pensando en mí? –me preguntó, muy seria.

Asentí, extrañado. Pensé que aquello era obvio, pero quizás solo quería escucharme decirlo.

-          Conocí un chico… él decía que si se pajeaba pensando en una tía, era una señal de su cuerpo
que le obligaba a intentar follársela. ¿A ti te pasa lo mismo?

Asentí otra vez con urgencia, sin saber a dónde quería llegar.

-          Tara, no sabes lo que yo te haría si tú me dej…

-          Yo le dije que me pasaba algo parecido. Si se la chupo a un tío, es una señal de mi cuerpo
de que me lo quiero follar.

Casi se me sale el corazón por la boca al escuchar aquello. Una admisión, clara, sin ambivalencias ni
engaños, de lo que quería mi hermana realmente. Directa, poderosa, y sin vergüenza ninguna ahora
que estábamos a solas. Pensar en lo que quería decir hizo que se me encogieran los huevos de la
excitación. Era incapaz de decidirme si mi hermana estaba más sexy cuando se dejaba hacer como
una guarra o cuando decidía tomar finalmente el control.

Intenté ir a abrazarla, abalanzarme otra vez para saborear su cuerpo, pero ella me paró con aquel
dedo, su brazo extendido.

-          Quieto –y me sonrió–. Tú ven a verme la semana que viene, cuando ya esté instalada en el
piso.

Y antes de que pudiera bajarme de aquella nube, ya me había echado de su cuarto.

Tara se marchó al día siguiente. No tuvo que llevarse demasiadas cosas, porque la mayoría las tenía
ya en el piso y la casera no se lo alquilaba a nadie más durante los meses de verano. Tampoco es
que se fuera a la guerra, estaba a menos de una hora de distancia, pero mis padres sabían que
durante el curso vendría menos a casa: por fiestas, y algún fin de semana para repostar tuppers y
recibir ropa limpia y planchadita. Se despidieron de ella cuando metió todo en el coche, y entonces
nos tocó el turno a Anita y a mí.

-                  Pequeñaja –le dijo revolviéndole la melena rubia y despeinándola, algo que a nuestra
hermanita siempre le molestaba–. Pórtate bien, que con esta delantera se te están subiendo los
humos.

Y procedió a darle un manotazo a sus pechos juguetonamente, que se bambolearon obscenamente.


Mis padres no dijeron nada, porque le permitían bastante a su hija mayor. Anita simplemente la miró

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 28/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

con los ojos entrecerrados como fingiendo enfado y procedió a hincharse de aire, sacando bien
aquellos melones que aprisionaba su pequeña1.000
COMUNIDAD: camisetita.
MONEDAS GRATIS!

-          Mala envidia que me tienes, ¡so perra!

Tara se echó a reír. Me alegró que no hubiera rencores aparentes con Anita después de descubrir
que no era la única en mis afecciones fraternales.

Luego se giró hacia mí, sin perder la sonrisa. Me clavó aquellos ojos y se humedeció el labio inferior.
Aquel gesto no tendría importancia para los demás, pero a mí me recordó cómo me la había
chupado el día anterior en la cocina y empecé a empalmarme.

-                  Y a ti en el fondo te voy a echar de menos, tonto –dijo abalanzándose para darme un


abrazo.

Sorprendido, apoyé las manos en su espalda… aunque hubiera deseado bajarlas mucho más,
teníamos público. Pero ella no se cortó un pelo, aprovechando su “despedida” para restregar
sensualmente sus pechos contra mí y apretarse bien contra mi paquete, que seguro se le clavó
entre las piernas. Me dio un sonoro “muack” húmedo en la mejilla antes de separarse.

-                  Me puedes venir a ver cuando quieras. Igual si sales hasta tarde por allí, te dejo que te
quedes a dormir en casa.

Tuve que reprimir un jadeo de anticipación. Era experta en ir dejando esas migajas por ahí con la
suficiente ambigüedad para que nadie sospechara de ellas, pero que a la vez me recordaban el
premio que me aguardaba. De reojo me di cuenta que Anita alzaba una ceja con una expresión de
sospecha, pero no dijo nada.

-          Ay, cuánto me alegra que ya os llevéis bien como hermanos –soltó mi madre emocionada–.
¡Ves como tus hermanas no son tan malas!

Bueno, seguían siendo mis hermanas. Algo plastas, inaguantables en muchas cosas y sobre todo
muy frustrantes cuando se lo proponían; pero aparte de eso eran dos pibones tremendos que me
tenían torturado de lo cachondo que me ponían, y que disfrutaban tanto como yo de romper los
tabúes del incesto.

Se me hacía la boca agua con lo que estaba por venir.

Comunidad de Autores y Lectores de TodoRelatos


Chatea online con webcams!

comunidad.todorelatos.com

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 29/30
6/9/23, 5:04 PM Corriendo(me) con mi hermana (2) por BiffBam - TodoRelatos

COMUNIDAD: 1.000 MONEDAS GRATIS!

© BiffBam

Valore y Comente los relatos que lee, los autores lo agradecerán y supondrá una mejora en la calidad general de la web.

 Comentarios sobre este Relato (9)  


 Excelente
 
 Perfil y más Relatos de BiffBam  Bueno
 
 Normal
 Añadir a Lista de Favoritos
 
 Malo

 Reportar Relato  
 Terrible

Valorar Relato

« VOLVER A LA PÁGINA ANTERIOR IR ARRIBA  ▲

Info Legal / Privacidad / Cookies · Ayuda · Stats · Enlaces · Contacto

https://www.todorelatos.com/relato/200223/ 30/30

También podría gustarte