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JES ee ae DEL TESTAMENTO ESPIRITUAL DE EINSTEIN Actualmente, el destino del hombre de ciencia es trégico. Alentado por le inspiracién hacia la claricad y ta independencia Interior, ha forjado con e= fuerzo casi sobrehumano las armas que han servido para su servidumbre so- cial ¥ le anulacién de su personalidad. Se ha visto obligado a dejarse poner un morrién por el poder politico. gDebemos dar por terminados los tiempos en que la libertad individual del cientifica y la incependencia de sus Investigaciones podian iluinar y en- riguecer |2 vide de los hombres? La ciege investigacién de la verdad cientifica, gle ha hecho olvidar su res- ponsabilidad humana y su dignicad? Nuestro mundo esté amenazaco por una crisis cuya amplitud parecen no ‘comprender los que tienen el poder necesario para adoptar las grandes deci- siones que pueden traer el bien o el mal. La potencia desencadenada del Stomo fo ha cambiado todo, excepto nues- tres medos de pensar, lo que nos empuja a una catésirofe sin precedentes. Alejar esta amenaza es el problema més urgente de nuestra época, Es esencial introducir un nuevo modo de pensar si queremos que sobre- viva la Humanidad. ALBERT EINSTEIN. | ZENON, el Estoico |... Zenén, un fenicio de Chipre que daba sus lecciones en el Pértico © Stoa —de aqul el nombre de estoica aplicado a su escuela—, sofiaba con una gran Polis en la cual todos los ciudadanos y habitantes estuvieran unidos por su consentimiento voluntario 0, segun expresaba é!, por amor. Zenén, en conse- cvencia denuncié le esclavitud por ser contreria @ le naturaleza, y la consi deré a semejanza de las enfermedades y otros males materiales, un accidente impropio exterior, sobre el que el hombre inteligente podia trivngar con su poder espiritual: el hombre ilustrado, aunque se halle en estado de esclavitud, es, sin embargo, un rey; aunque sea pobre, todo lo posee, Tel doctrina era ce- masiedo complicada para convertirse en un clamor que animara y uniera a las masas oprimidas, pero no podia aliviar ‘a conciencia de la burguesia. Los estoicos posteriores, sin dude como una concesién a [os patrones ricos, res- ‘teuraron 1a doctrina de Aristdteles acerca del “esclavo natural” 63

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