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EL CICLO DE LOS C ONDES DE CASTILLA 1 19

A LAN DEYERMOND

EL CICLO J3PICO DE LOS CONDES DE CASTILLA :


MOTIVOS Y PERSONAJES

[ Cuatro cantares de gesta constituyen fundamentalmente el ciclo


épico de los Condes de Castilla . ] Sobre el primer conde, Fernán Gon­
zález, conservamos la mayor parte del P oe m a de Fernán González,
refundición en el metro culto de la cuaderna vía del perdido Cantar
de Fernán González, que ha dej ado huellas en crónicas y romances
del siglo XIV. El segundo conde , Garci Fernández , es el personaje
central , aunque no el más importante, de La condesa traidora (cuyo
argumento conocemos en su totalidad gracias a los cronistas ) , y du­
rante su reinado se sitúa Los siete infantes de Lara [ o de Salas]
(del que los cronistas citan muchos versos y nos han conservado todo
su argumento ; hay varios romances sobre el tema) . Sancho, el ter­
cer conde, no es protagonista de ningún poema del que tengamos
noticia , pero desempeña un destacado papel en el desenlace de La
condesa traidora y en los móviles del Romanz del infant García.
Este último poema (cuyo argumento conocemos íntegramente gra­
cias a los cronistas , que en un caso mencionan el título del poema y
comparan su contenido con lo que dicen los historiadores hispano­
latinos) trata del asesinato del cuarto y último conde de la antigua
estirpe castellana. [ El ciclo de los Condes de Castilla quizás incluyó
otros cantares hoy atestiguados sólo parcial e indirectamente (con la
posible excepción del tardío y sospechoso Poema del Abad don Juan
de Montemayor) , y es problemática la relación que con él tenía el
Cantar de Sancho JI. En cualquier caso, en las obras indudablemente
constitutivas del ciclo resaltan varios rasgos comunes y característi­
cos, como a) el fondo histórico, b) la fuerte vinculación de las gestas
al culto que recibían los sepulcros de los protagonistas en iglesias y
monasterios, c) el deseo de venganza en tanto móvil central de la
acción poética, y d) el decisivo papel que desempeñan las mujeres en

Alan Deyermond, «Medieval Spanish epic cycles : Observations on their


formation and development», Kentucky Romance Quarterly, XXI II ( 1 976),
pp. 28 1-303 (283-288 ).
120 E L « CANTAR D E L CID» Y L A ÉPICA

la trama argumental . ] La versión de La condesa traidora en la Cró­


nica Najerense termina con el rescate del cuerpo de Garci Fernán­
dez en tierra de moros por su heredero, Sancho, y con su sepultura
en San Pedro de Cardeña. En la versión más completa, que leemos
en la Estaría de Espaiia , el momento culminante es el relato, histó­
ricamente falso, de la fundación por Sancho de San Salvador de Oña,
después de la muerte de su traicionera madre . El Romanz del infant
García, según se nos cuenta en la Estaría de España, trata de la
sepultura del conde asesinado en Oña (donde , como ocurre en la
tumba rival de León , de la que hablan los cronistas hispanolatinos
del siglo xm, un epitafio recuerda la historia del crimen) . Dos mo­
nasterios compiten también en mostrar las tumbas de los Siete In­
fantes de Lata: San Pedro de Arlanza y San Millán de la Cogolla
tenían cada uno siete tumbas que contenían supuestamente los cadá­
veres decapitados , y lo que según se pretendía eran las calaveras de
los Infantes, se exhibía orgullosamente en la iglesia parroquial de
Salas de los Infantes . A todo eso podemos añadir el hecho sobra­
damente conocido de que Fernán González fundó el monasterio de
Arlanza y fue sepultado allí ; el Poema, que habla de sus donaciones
al monasterio y de la relación que mantenía el conde con los monjes,
quienes le dispensaban sus consejos y su consuelo, suele considerarse
como compuesto en Arlanza a mediados del siglo xnr. Ello no sig­
nifica que todas las epopeyas sean composiciones eclesiásticas que
tengan su origen en la veneración de determinados sepulcros : como
advierte Russell , no disponemos de medios de llegar a una conclu­
sión satisfactoria. Por otra parte, parece probable por diversas razo­
nes que la epopeya de Los siete infantes inspirara los cultos rivales ,
y no viceversa. [ . . .J.
Mayor significado tiene aún e l hecho de asociar l a venganza con
personajes femeninos que desempeñan una función activa , y a veces
predominante . Estos personajes se encuentran de vez en cuando en
las epopeyas de otros países ( quizá los más conocidos sean Brunilda
y Crimilda en el Nibelungenlied) , pero son más frecuentes en otros
3mbitos literarios , sobre todo en los cuentos populares y en los ro­
mances . En la epopeya es más usual que las mujeres apenas desem­
peñen ningún papel (como en la Chanson de Roland) , o que su papel,
aun siendo esencial para los móviles de la intriga, sea sobre todo
pasivo (como sucede con Helena en la Ilíada, o con Jimena y sus
hijas en el Cantar de Mio Cid) . Las únicas epopeyas españolas ,
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aparte del ciclo d e los Condes, e n las que tiene participación activa
una mujer son las Mocedades de Rodrigo (Jimena decide vengar la
muerte de su padre, pero acaba deseando casarse con Rodrigo, des­
pués de lo cual su papel se hace pasivo) y el Cantar de Sancho II,
que quizá se concibió como un componente tardío del ciclo de los
Condes . No obstante, lo que es excepcional en los demás ciclos en
éste es la norma.
En el Poema de Fernán González la captura y encarcelamiento
del héroe en Navarra tienen por causa la traición de Teresa, reina
de León. Es puesto en libertad gracias a la princesa navarra Sancha,
quien demuestra rápidamente ser una mujer de valor y fértil en re­
cursos (apuñala a un arcipreste que intenta forzarla durante su hui­
da), y cuando ella y Fernán González ya se han casado, demuestra
una gran audacia ayudando a escapar a su marido de un segundo
encarcelamiento .
El título que los eruditos han dado a La condesa traidora ya
indica el papel predominante de Sancha, segunda esposa de Garci
Fernández, en la segunda mitad de la epopeya : dominada por el
ilícito amor que siente por el rey moro, acuerda con él la muerte
de su esposo, y más tarde intenta envenenar a su hijo porque tam­
bién es un obstáculo a sus deseos . La primera mujer de García Fer­
nández, Argentina, recuerda a Sancha en muchos aspectos, pero aun­
que es importante en la primera mitad de la epopeya, más que do­
minar la acción, obra según las iniciativas de los demás . No es una
rival comparable a su hijastra de facto Sancha, quien, maltratada
por ella, se venga urdiendo la muerte de Argentina y de su propio
padre a manos del furioso Garci Fernández . En Los siete infantes,
desde la ofensa en la boda a la muerte de los siete hermanos y al
intento de que también su padre perezca a manos de los moros de
Córdoba, todo es obra de Doña Lambra, quien actúa directamente o
como instigadora de su marido . La versión que da de los hechos la
Estoria de España trata de un modo relativamente superficial la
venganza que lleva a cabo Mudarra , pero en la Crónica de 1 344 hay
una segunda parte del relato que es digna de la primera por su al­
cance y fuerza trágica. No sólo Mudarra tiene una intervención mu­
cho mayor, sino que además Sancha, esposa de Gonzalo Gústioz , tie­
ne un papel muy activo en los hechos. Acoge gozosamente al deso­
rientado bastardo de su esposo cuando el joven llega a Castilla, ya
que ve en él la única posibilidad de venganza; gracias a ella es reco-
1 22 EL «CANTAR DEL CID» Y LA ÉPICA

nocido (le adopta como hijo propio) y armado caballero por Garci
Fernández, haciéndose así digno de enfrentarse con el traidor Ruy
Velázquez ; y asiste a su muerte , decidiendo la suerte de Ruy Ve­
lázquez e incluso tratando de beber su sangre ( Crónica de 1 344,
cap . 3 7 9 ) . De este modo Sancha contrapesa la figura de Lambra ,
dirigiendo la venganza como Lambra había dirigido la traición, y
llega a ser tan cruel como Lambra : la madre y tierna esposa se ha
convertido en una furia vengadora, cuya sed de sangre llega incluso
a escandalizar al héroe guerrero Mudarra : «E entü pos os geolhos em
terra pera lhe bever do sangue. Mas dom Mudarra Gonc;;álvez a to­
mou pello brac;;o e alevantouha da tetra, dizendo : -Nom queira
Deus , madre senhora, que tal causa passe, que silgue de homen assy
treedor entre e carpo tam leal e bao como o vosso he ! » . Erich von
Richthofen, analizando las analogías que hay entre este episodio y
una escena de venganza del Ragnarssdrápa noruego, llega a la con­
clusión de que «de toda la épica europea son estas dos las escenas
más sangrientas » . La evolución de Sancha es, pues, muy parecida a
la de Crimilda, que en el Nibelungenlied empieza siendo una dulce
doncella para convertirse, a fuerza de sombrías cavilaciones sobre la
muerte sin venganza de su esposo, en un monstruo de destruc­
ción . [ . ]
. .

Una evolución semejante a la de Sancha en Los siete infantes


la encontramos en su homónima del Romanz del infant García. La
princesa de León, joven feliz y enamorada, presencia el asesinato
de su prometido, e incluso es brutalmente tratada por uno de los
asesinos . De ellos , todos salvo uno no tardan en ser apresados y
ejecutados («Los reys cercáronlos estonces a los otros condes [ los
hermanos Vela ] , et quemáronlos y luego, faziéndoles antes muy gran­
des penas como a traydores que mataran a su sennor» , Primera cró­
nica general, cap . 789 ) . El superviviente sólo es castigado gracias a
la perseverancia de Sancha, que, prometida al príncipe Fernando de
Navarra (el futuro Fernando I de Cas tilla) , jura que nunca consuma­
rá el matrimonio hasta que el criminal que sigue con vida caiga en
sus manos . Finalmente es apresado , y al igual que a la Sancha cie ios
Siete in/antes, a esta San cha se le pide que decida cuál es el castigo
que merece : « tomó un cuchiello en su mano ella misma , et tajóle
luego las manos con que él firiera all inffant et a ella misma , desí
tajól' los pies con que andidiera en aquel fecho , después sacóle la
lengua con que fablara la trayción . » (Primera crónica general) . Ad-
. .
LAS « M OCEDADES DE RODRIGO » 123

viértase que el castigo infligido por Sancha con sus propias manos es
más cruel que el que sufrieron los otros asesinos a mano del rey de
Navarra y de sus hijos, y que la descripción es mucho más pormeno­
rizada.
En todas las epopeyas del ciclo de los Condes que han llegado
hasta nosotros tanto en verso como en prosa, al menos una parte
de la acción está fuertemente influida por una mujer : la segunda mi­
tad de la epopeya en el Fernán González, La condesa traidora y el
Romanz del infant García; la primera mitad de Los siete infantes de
Salas, tal como está incorporada en la Estaría de España, y toda la
trama argumental en la versión de la misma epopeya en la Crónica
de 1 344. En dos de estas epopeyas (Fernán González y la versión de
Los siete infantes que da la Crónica de 1 344) una parte o la totalidad
de la acción se basa en un enfrentamiento entre dos mujeres, una a
favor del héroe o héroes , la otra en contra . Por lo común las mujeres
tienen personalidades muy enérgicas , y algunas de ellas se muestran
capaces de una gran crueldad. [ . . ] Se trata, como otros muchos
.

personajes y temas de la epopeya española, de rasgos propios del re­


lato folklórico universal, y los poetas épicos no hacen más que tomar
elementos de un fondo común . Le más digno de destacarse, en el pre­
sente estudio, son las numerosas coincidencias que existen en los cua­
tro poemas del ciclo de los Condes, y sobre todo entre el Infant
García y la versión que de Los siete infantes da la Crónica de 1 344.

SAMUEL G. ARMISTEAD

TRAYECTORIA DE UNA GESTA :


LAS MOCEDADES DE RODRIGO

Las formas de literatura tradicional -el romance, el cuento po­


pular y también la epopeya- que son o fueron cantadas o narradas
en el curso de siglos y en áreas geográficas muy vastas por innume-

Samuel G. Armistead, «The Mocedades de Rodrigo and neo-individualist


theory», Hispanic Review, XLVI ( 1 978), pp. 3 13-327 ( 3 1 6-320 ).

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