Está en la página 1de 2

Reformas y restauraciones

Vista del edificio que sirve de sede al museo de Carrozas en el Campo del Moro.
Durante la regencia de María Cristina de Habsburgo se reformaron y decoraron
algunas estancias como el salón de Armas que se engalanó con tapices procedentes de
la Real Casa, la Sala de fumar que se enteló con tejidos japoneses, o el comedor de
gala que también se adornó con tapices y detalles de mármol y ricas maderas. Hubo
un cambio de domicilio del Ministerio de Estado que tenía su sede en la planta baja
del palacio y que se mudó al edificio de la vieja cárcel de Corte. Tras la boda de
Alfonso XIII se hicieron otras reformas en los cuartos de los entresuelos,
utilizando las estancias para los infantes, con decoración al gusto inglés de la
época. Los arcos que cierran la plaza de la Armería por la parte de la calle de
Bailén son una reforma de tiempos de Isabel II.

En el siglo xx se creó el museo de Carrozas instalado en lo que fue la antigua


Estufa (invernadero) del Campo del Moro, que se llamó también Pabellón de Camelias.
Tras la Guerra Civil Española el edificio del palacio había quedado maltrecho y se
procedió a su restauración entre 1942 y 1944, a cargo del arquitecto Diego Méndez
González. A final de los años 60 del siglo xx hubo otra restauración dirigida por
el arquitecto Ramón Andrada Pfeiffer; se redujo el número de chimeneas que se
habían ido añadiendo dejando sólo las originales y se procedió a una intensa
limpieza de las fachadas. En 1971 se restituyeron trece estatuas del piso
principal, cuatro del ático de la fachada sur, ocho en la balaustrada de la fachada
este (plaza de Oriente).9

Historia de las estatuas


La idea de los arquitectos Juvara y Sachetti había sido desde el principio rematar
las cornisas del palacio con estatuas de gran tamaño y jarrones, a la moda
italiana, como puede verse en el palacio Madama de Turín –con fachada de Juvara– y
en otros muchos palacios y edificios religiosos.

Palacio Madama de Turín, fachada de Juvara.


Palacio Madama de Turín, fachada de Juvara.

Palacio Chiericati en Vicenza; fachada de Andrea Palladio.


Palacio Chiericati en Vicenza; fachada de Andrea Palladio.

El rey Fernando VI pidió consejo para la decoración final de las fachadas a fray
Martín Sarmiento que estudió los proyectos de los dos primeros arquitectos y
propuso el remate con las estatuas iconográficas de los reyes de España, a modo de
lección de historia de la monarquía española. Propuso comenzar por Ataulfo a quien
se consideraba primer rey godo y terminar con Fernando VI, dejando espacio para
reyes venideros. El rey aceptó la idea y fray Martín trabajó sobre la elaboración
de un plan general según el cual en la fachada sur de la plaza de la Armería irían
94 estatuas sobre la balaustrada del edificio, 4 en la puerta principal y una serie
de 36 adornos complementarios como dioses mitológicos, escudos, jarrones y demás.10
El plan continuaba con la colocación de otras 14 estatuas para las esquinas en el
nivel del piso principal. En este caso fue un recuerdo a los reyes americanos
Moctezuma y Atahualpa, a dos condes de Castilla, dos reyes suevos, dos navarros,
dos aragoneses, dos portugueses más dos santos patronos de España, Santiago y San
Millán de la Cogolla.

Según se tallaban y terminaban las estatuas, se iban colocando en su emplazamiento


previsto. En 1754 ya estaban todas situadas. Sin embargo con la llegada de Carlos
III las estatuas cambiaron totalmente de lugar. Por orden real se bajaron todas y
se guardaron en las bóvedas del palacio. Esta operación se terminó el 18 de abril
de 1760. Sólo quedaron en su sitio los cuatro emperadores romanos. Permanecieron
guardadas en las bóvedas de palacio bajo la terraza norte hasta el año 1787 en que
se empezaron a dispersar a otras ciudades españolas. Así quedó el palacio hasta la
restauración de 1970 en que se colocaron de nuevo en sus lugares primitivos algunas
de estas efigies. Son las que pueden verse en el piso principal y en el ático de la
fachada sur sobre la puerta principal.

Fachada sur, ático.

También podría gustarte