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EJES DE LA ADULTEZ

En cuanto a la paternidad, sus tipos y forma de ejercerla “Es importante reconocer cómo
una percepción idealizada de la relación padre-hijos puede convertirse, en determinado
momento, en una relación traumática por un ejercicio autoritario de paternidad”
(Montesinos, 2002) Si el padre es muy autoritario, la relación con sus hijos puede llegar a
ser una experiencia traumática en donde tengan que limitarse al hacer o decir cosas.

En el caso de nuestro entrevistado Mario, el muestra una forma de ejercer su


paternidad muy asertiva al punto de que sus hijos también le retribuyeron:
“Mi hija ya estaba para 7 años, después de 7 años ya vino mi hijo Luis Carlos, mi
esposa feliz porque me gustan los varones, después 3 años, vino mi hija la
economista, mi otra felicidad, ella nos llevó a Miami el año pasado, a mi y a mi
esposa y pagó todo porque ha visto cómo su mamá le ha dado lo mejor, yo nunca
me he quejado, soy muy responsable como padre, como hogar como familia y
feliz”

En cuanto a la vida en pareja, el entrevistado, se encuentra casado, él nos mencionó


que las discusiones con su esposa no son sobre temas fuertes y que la familia aún sigue unida.
Se infiere de que dichas peleas no afectaban a la relación que hay en el hogar, lo cual se
evidencia en el siguiente testimonio:
“Muy poco (peleaban), mi esposa es muy identificada a su familia pero si veo que mi
hermano me falla, hasta ahí no más también (...) en la etapa de enamorados ya
pensábamos en la familia y ahí vino mi hijita la mayor, entonces ya nos formalizamos,
habían cosas que mi esposa...muy pegada al hermano, yo también ah, pero yo soy, ya
hasta un límite, si veo cosas malas ahí no más, no voy a permitir pero, todo bien en el
hogar, la familia.”

Ante esto Zarebski (2008), considera que es importante que las parejas mantengan el
diálogo. Ello en el caso de Mario podría darse por hecho, ya que él con su madre resolvía los
problemas dialogando, y ello en su familia podría haberlo puesto en práctica y por ende aún
continuar manteniendo la familia. En otras palabras, “(...) viene a complejizar el vínculo
matrimonial, sobre todo en la mediana edad. En la medida en que esa relación no vaya
acompañada por la posibilidad de diálogo y fluida comunicación en la pareja, los caminos
divergentes que cada uno adopte podrán transformarse y de hecho se transforman
cotidianamente en motivo de disolución del matrimonio, en lugar de oportunidad para el
crecimiento.” (Zarebski, 2008, p. 91).

Por ello, como se mencionó, la comunicación es un factor crucial para que se siga
sosteniendo una buena relación en pareja, de lo contrario, solo se presentarían en emociones
guardadas que en un momento llegarían a lastimar si no se miden, por lo que terminaría en
destruir la relación y generalmente concluiría en el divorcio y a la disolución de una familia.

En el caso de Mario, se deduce que la manera en la que resuelve sus conflictos con su
esposa dialogando, puesto que así le enseñó su madre a resolver los problemas.
“...mi madre, la ame más que mi vida, por sus consejos, porque me aconsejaba, no
era de pegar”.

Ahora bien, respecto a la soledad y el saber estar solos:


“La mujer, aunque no esté externamente sola, se siente sola y vivencia estados
afectivos dolorosos. Esta sola si, sola de ser. Abandonada por sí misma, la dominan
sentimientos de desamparo y angustia. No cuenta consigo y desespera… Por si fuera
poco, al mostrarse sola, suele recibir como si se tramara de una trampa, el castigo
social, superyó mediante es sometida a las leyes de la cultura, menosprecia su estado
de no acompañada y se desmerece ante sus propios ojos” (Alizade, 1998, p.82).

Ello quiere decir que la mujer, a pesar de que no se sienta o no se vea sola, lo está ante
la sociedad, pues para la mirada tradicional la mujer siempre está acompañada y que no lo
esté se ve inadecuado. En cambio, el hombre no, pues, según la mirada tradicional, el hombre
es fuerte e independiente, no como la mujer. Debido a que antiguamente en la sociedad la
mujer dependía del hombre económicamente, porque no le era permitido a la mujer estudiar.

En el caso de Mario, él se considera a sí mismo como un hombre fuerte, de carácter


fuerte, para precisar.
“Siempre he sido un hombre de carácter, no, no he tenido miedo.”
Sin embargo, a pesar de ello, se infiere que Mario no llegó a ser un hombre
independiente del todo, pues, cuando logró su independencia económica, aún así vivía con su
madre, ya que él tenía un lazo con ella muy fuerte. Por ende, no pudo estar tanto tiempo sin
ella, como se puede resaltar lo que dijo Mario:
“donde yo vaya, va mi madre.”

Aún así, la situación no se interpreta como negativa, pues él no tenía el deseo de que
ella lo cuidara, sino al contrario, de cuidarla él a ella para retribuirle y compensarle todo lo
que hizo por él.
“yo tenía que ser profesional, recompensar a mi madre, su comprensión, su amor,
ese cariño incondicional, con todos ah no solamente conmigo. Tan así que cuando
estuve en Puno el 63, 64 le mandé mi primer sueldo.”

En cuanto a las Características del duelo al final de la adultez, Alizade (2005), hace
referencia a las pérdidas que sufren los seres humanos, conforme la vida va siguiendo su
curso. Por lo general hace referencia a los cambios que ocurren en el cuerpo, donde el
individuo capta que ya puede realizar las mismas funciones que antes. La pérdida de la
fertilidad, es también, un tema de duelo en la vida de los individuos, pues es el momento en
que se dan cuenta que ya no podrán tener más hijos. En este momento la persona se pone a
pensar sobre los cambios que están ocurriendo y que cada vez más se aproximan al
envejecimiento. Por otro lado, ocurre la muerte psíquica, que es un temor por el perder el
deseo, o el vínculo amoroso, “la melancolía es el duelo por la perdida de lalibido” (Freud
citado en Alidaze, 2005). Ello se refiere a que, las personas, suelen sentir pena por saber que
no se encuentran tan activos como antes, por lo general, se debe a que el cuerpo ya no es el
mismo de cuando eran jóvenes y esta sensación es la que suele llamarse duelo.

Relacionando la lectura con lo que nuestro entrevistado comenta, podemos entender


que vivió con calma este periodo de duelo, pues no cuenta con gran detalle su reacción ante
estos cambios que se producían él. Sin embargo, creemos que debió haber manejado de la
mejor manera las emociones que se le presentaron, puesto a que siempre detalla que toma con
naturaleza los cambios que se manifiestan, pues señala que acepta que es un proceso de la
vida.

Con respecto a la despedida de la paternidad, pues esta es el momento en el cual el


individuo es consciente de que ya no podrá reproducirse más, es decir ya no podrán tener más
hijos, pues la edad no les permite. Este hecho hace pensar al ser humano, en los posibles hijos
que ya no tendrá, y por eso usualmente suelen invadirse por la melancolía, pues tienen claro
que ya no poseen el mismo funcionamiento que antes.

Ante ello se puede rescatar que, primero, los cambios sociales en la actualidad sobre
la función y el rol que cumplen los padres ha sido modificada. Se dice esto ya que en la
actualidad la mujer ha asumido más responsabilidades como el hecho de trabajar y también
ser un sustento económico para la familia. Ello difiere a cómo solía ser antes. El padre era el
que proveía económicamente a la familia y también ponía la autoridad. Por ello,
anteriormente la sociedad se encontraba arraigada a un sentir de el autoritarismo como la
esencia de ser hombre y por consecuente la de ser padre. Pero ahora en las nuevas
generaciones, esto ha cambiado, los padres replantean los aspectos de la paternidad y lo que
concierne a ello.

En ese sentido, se puede decir que los efectos de la transformación moderna en la


paternidad que ha asumido el hombre intenta crear un ambiente familiar en base a la
afectividad y el respeto por los demás, pero en la mayoría de veces, el hombre siente el
tremor de no cumplur con el papel que juega el padre en el proceso de socialización. Se
menciona ello ya que al ser modificado el rol de padre, la despedida de la paternidad también
lo hace de otra madera.

En el caso de Mario, se puede decir que el rol de padre que ejerció fue como el de la
actualidad, que consiste más en un enfoque afectivo, nos comentó que cuando él tuvo a su
primera hija siempre tenía cuidado con ella y luego con su siguiente hijo e hija también.
“El amor de mi hija… mi hija pues, una reina (…) vino pues, la bendición a la
familia, comprarle lo mejor, navidad sus juguetes, comprarle muñecas hermosas,
íbamos a larco, que se vista lo mejor y ella caminaba (...) después de 7 años ya vino
mi hijo Luis Carlos, mi esposa feliz porque me gustan los varones, después 3 años,
vino mi hija la economista, mi otra felicidad”

Además, Mario no compartió mucho sobre los cambios que experimentó. Tampoco se
refirió a los sentimientos que presentó cuando fue consciente que no ya podría tener más
hijos. Sin embargo, mencionó la relación actual que tiene con sus hijos.
“Felices, porque vimos como mi hija, la mayor terminaba quinto de media, muy
bromista.”

Por ello, deducimos que la relación con sus hijos es cálida, probablemente sea ese el
motivo por el cual pudo manejar positivamente la idea de no poder tener más hijos, ya que el
amor de los tres compensaba los posibles sentimientos de angustia que presentaba.

En cuanto al tema de la transformación del narcisismo en dirección a un


narcisismo terciario, la autora hace referencia a que el “narcisismo terciario” es una especie
de trabajo interior en donde la libido narcisista logra una maduración psíquica y con esto, se
desprende del yo y se adhiere hacia otro objeto. Es decir, el sujeto empieza a hacerse cargo
también de los demás y no solo de él mismo. Así pues, si este proceso se instala con fuerza
representacional y pulsional pueden ocurrir diversas situaciones.
“(...) La menopausia pierde valor traumático. Las molestias ocasionadas por las
modificaciones hormonales no menoscaban la autoestima ni provocan un profundo
duelo. La pequeña dosis de sabiduría inherente a la transformación narcisista protege
del sufrimiento que pudiera provocar las representaciones expectativa de deterioro
personal.” (Alidaze, 2005).

En el caso de Mario, él sí pudo pasar por todo este proceso ya que empezó a
preocuparse más por su familia, por las personas que lo rodeaban y no le daba tanta
importancia al hecho de que se estuviera haciendo mayor y a las molestias propias de esta
etapa. Esto se puede comprobar con la siguiente cita:

“en la actualidad (lo que más disfruto) mi familia, mi hogar, la felicidad de mi esposa,
los nietos, invitarlos a comer, siempre yo ponia no es que yo daba todo pero, yo
siempre le daba su platita, le da ba a mi hija para que se compre su vestido, me ha
gustado eso que siempre se ha compartido.”

En lo que se refiere a las rivalidades y solidaridades, Montesinos (2002), explica


este teman como un estereotipo marcado a los varones, pues usualmente suelen ser los de la
postura dominante, fuerte, debido a que las mujeres por lo general suelen estar inferior al
hombre. Se detalla como los tiempos han cambiado, pues esos estereotipos marcados no
suelen repetirse en la actualidad, puesto que las mujeres toman el mismo poder que los
varones en varios ámbitos, ya sea laboral como profesional. Las mujeres de hoy en día
rompen los mitos de ser seres inferiores a una postura masculina. La lectura hace referencia a
las rivalidades que antes se presentaban entre estos géneros, pues los hombres sentían ser los
fuertes mientras que las mujeres, siendo “sumisas”, logran alcanzar una postura igual a la de
ellos en la sociedad.

Con respecto a nuestro entrevistado, el señor Mario detalla que no presentó


incomodidad alguna en cuanto al empoderamiento de la mujer, pese a que en su caso su
esposa no tuvo oportunidad de surgir igual que él, nuestro entrevistado muestra una alegría al
ser testigo del surgimiento de su hija, ya que es una mujer trabajadora y emprendedora, según
comentó.

Por otro lado, creemos que el motivo por el cual esta actitud del entrevistado, se deba
al trato que recibió por parte de su madre, ya que ella siempre le inculcó los valores, él
menciona que:
“estaba metido en lo que yo tenía que ser profesional, recompensar a mi madre, su
comprensión, su amor, ese cariño incondicional, con todos ah no solamente
conmigo.”

Ante este amor demostrado, aparentemente Mario no parece tener ninguna


incomodidad en el surgimiento de las féminas, pues recibió un buen trato por parte de una, su
madre.
Por otro lado, en cuanto al parricidio simbólico, se puede rescatar que este tiene que
ver con la identificación de uno mismo con el padre, en este caso, es decir, la identificación
que tendría Mario con su padre y la ruptura de ésta al tomar el rol de padre. Como lo
menciona Alizade (2005) el matricidio en las fantasías de las mujeres es una paradoja, pues
conjuga a la vez la necesidad de separación y su imposibilidad debido a las identificaciones
con la madre. Con esto podríamos tomar en consideración que en el parricidio es la
identificación con el padre lo que entra en juego.

En ese sentido, no podemos rescatar con la representación que Mario tuvo con su
padre, puesto que no tuvo una cercanía a esta y por ende no tuvo la identificación con el
mismo, es decir, en el caso de Mario menciona sobre su padre lo siguiente:
“mi papá estuvo desaparecido tres años, mi mamá no sabía dónde estaba, nadie sabía,
hasta creyeron que había muerto, pero luego volvió y mi madre tan buena lo recibió e
incluso le dio un cuarto, un techo y comida que no le faltara”

Entonces, podemos resaltar que en el caso de Mario, al no tener una identificación


clara con el padre, no hubo una separación con el mismo ni con el rol de padre que pudo
haber tomado.

Con respecto al trabajo del odio, Montesinos (2002), nos menciona que en el caso
de la vejez, la persona puede transformar esta etapa en odio hacia la vida, ya que empieza a
notar diversos cambios que afectan su forma de ver a los demás y verse a sí mismo. Por ello,
empiezan a odiar lo que está por venir, es decir la decadencia, la declinación, etc, las cuales
son características propias de la edad. Así mismo, también resalta que el odio está muy ligado
al hecho de perdonar a una persona. La persona odiada hace que el otro individuo empiece a
desgastar su energía mental en resentirse y odiar, por lo cual no puede realizar nuevos
proyectos:

“La elaboración del odio está íntimamente asociada a la posibilidad psíquica de


perdonar. El contrincante, el rival hostil, acumula carga neurótica y/o psicótica,
intrínsecamente negativa para el odiante, puesto que lo aliena en una fijación representacional
y afectiva básicamente empobrecedora. La energía psíquica es consumida literalmente en el
trabajo de odiar y resentir, lo cual impide la ejecución de nuevos proyectos.”

En el caso de Mario, no se pudo apreciar cierto odio hacia una persona. Sin embargo,
debido a la ausencia de su padre durante casi toda su infancia y juventud, podemos interpretar
que Mario tenía cierto resentimiento hacia él. Aunque nos mencionó que alojó y cuido a su
padre en sus últimos días. Asimismo, también nos resaltó que a pesar de que muchos de los
altos mandos en su trabajo como policía fueron injustos con él, tampoco les guardó
resentimiento. Así mismo, podemos darnos cuenta con la siguiente cita de que Mario
actualmente se siente cómodo con la etapa que está viviendo y se puede interpretar que no
presenta cierto miedo u odio a todo lo que está pasando actualmente, puesto que se considera
una persona fuerte. Sin embargo, sabe que su cuerpo ya no es el mismo de antes por eso
prioriza la fortaleza espiritual.

“la etapa del adulto mayor ya se siente, pero bien, como le digo soy una persona de
carácter, de mucha fortaleza espiritual, más que física, siempre veo que en mi casa no
falte nada, ya mi hija, se ha ido a estados unidos, es muy codiciada y tiene una buena
casa, y yo a pesar de mi edad, trabajo desde las siete hasta la una, gano mi platita, y le
doy a mi esposa, como hemos quedado, así he sido desde joven, muy muy ordenado,
y así quiero conservarme, quiero hacer el cuarto piso, para que mi yerno vea, como un
hombre de setenta y cuatro años, ya va a cumplir en octubre setenta y cinco, ha
construido, entonces todo es posible en esta vida,”.

En cuanto a la lección de soledad, Alidaze (2005) hace referencia a que el núcleo de


soledad se basa en sentimientos de autoafirmación y de seguridad interna. Así mismo, esta
autoconfianza permite que el individuo tenga nuevas experiencias. El otro objeto
internalizado, desempeña un importante rol en la mente para la formación del niño y del
adolescente. Además, la capacidad de sostenerse en soledad es lo que permite el
sostenimiento del autoestima. Por otra parte, la lección de la soledad también tiene diversas
características. Tal y como lo menciona la autora,
“La lección de la soledad no tiene ubicación temporal. Se aprende a través de
reelaboraciones sucesivas y resignificaciones, de desidentificaciones y
autoobservación, y en el contacto con los otros significativos y útiles, seres-puente
que facilitan el acceso al cambio” (Alidaze, 2005)

En el caso de Mario, si bien no tiene una ubicación temporal, se puede inferir que
ocurrió cuando se independizó, él nos cuenta que fue duro al principio pero debido a aquella
autoconfianza que había desarrollado para tener nuevas experiencias. Tal y como se
menciona en la siguiente cita,
“de ahí me mandaron de subalterno a Puno, ahí fue mi independencia y vi una
realidad diferente, distinta, se siente la falta del hogar, de carencia de la madre, pero
había una recompensa para mi el fin de mes que cobraba mi plata, iba corriendo y le
mandaba su platita a mi madre”

Inferimos que esta situación hizo que Mario refuerce mucho más su autoestima y
pueda sobrellevar el tiempo en el que estuvo solo.

En cuanto a la elaboración de la finitud se refiere a la preparación psíquica sobre la


muerte, es decir, la transición saludable hacia una etapa interminable. En otras palabras, como
lo menciona Alizade, elaborar la muerte es acercarse a la dimensión de lo real, es hacer roce
con lo impensable, es lograr instantes iluminadores. Asimismo, en la etapa adulta, se presenta
la menopausia en las personas, lo cual, indirectamente representa el envejecimiento y esto se
toma como una manifestación de lo que puede ser la oportunidad de preparación de la finitud
y de alguna forma, ayuda a la obtención de cierta familiaridad y amistad con ella.

En ese sentido, se presentan cambios físicos y psicológicos en las personas, los cuales
son necesarios aceptarlos y asumirlos para una adecuada transición de esta etapa. La
menopausia retoma la melodía de la transitoriedad y de lo efímero, como lo menciona
Alizade. Entonces, en el caso de Mario, quien se encuentra en esta etapa, rescatamos lo que
dijo sobre esta:
“...consciente que a pesar de los años, quien sana de cancer (...) y me levantó Dios,
me caí de un segundo piso de espaldas, he volado llevando una fotocopiadora y
cuando me caía sentía una cosa en el estómago, y dije padre, mis huesos, mi
cabeza…”
En este caso Mario es consciente de la pérdida de energía física que tiene como parte
propia de la edad que tiene, se rescata también que en sentido psíquico sus creencias
religiosas han aportado bastante sobre su forma de pensar y se refleja ello cuando dice esto
sobre la muerte:
“...la muerte carnal este, eso si pasa, pero más que una muerte es una entrada al cielo,
y Dios me ha mostrado porque yo estaba ahí yo estaba con Jesús y me reprendió (...)
por eso en el momento que me vaya se que me voy a poner triste porque no estaré con
mis hijos pero se que desde donde este, velaré por ellos”

Con lo expresado, se puede decir que respecto a su elaboración de finitud tiene mucha
influencia la religión, ya que, al ser consciente de lo que expone la muerte y pensar en ello
como, en cierto sentido, estár más cerca a ella lo ayuda a tener más claridad y familiaridad en
sí sobre lo que es la finitud.

Respecto a la fertilidad simbólica, Alidaze (2005), hace referencia a la libertad que


poseen los individuos para realizar su propio estilo de vida, el sujeto se encuentra en un
debate, sobre obedece los estereotipos establecidos por la sociedad o suele sentirse libre y
actuar como tal. Ello quiere decir que se toma en cuenta la valentía de los sujetos para actuar
como se les plazca, sin oír los prejuicios de la sociedad.

Por ello, podemos inferir que Mario, quiso olvidarse de los estereotipos, pues él
comentó que es una persona tradicional y conservadora que vive en una rutina calmada y no
presenta el deseo de querer “romper las reglas”.
“en la iglesia, hay una paz que te da, una tranquilidad, ese es el espíritu cuando
uno está enfermo y cree en Dios, el dolor se le va de inmediato”.

Según este testimonio, se puede inferir que no tuvo la necesidad de ser imponente. Por
ello, inferimos que él vive en tranquilidad, porque así lo desea.

En cuanto a la familia y el rol proveedor económico, existen cambios que han


ocurrido en la sociedad, pues se manifiesta un empoderamiento femenino que ha tomado una
postura distinta a la que normalmente la gente estaba acostumbrada, en la actualidad las
mujeres colaboran de igual manera en cuanto a la economía del hogar, ya que cuentan con las
mismas oportunidades que los varones, de surgir y salir a delante, cosa que en el pasado no
era posible, pues usualmente las mujeres eran quienes se encargaban de las tareas del hogar
únicamente, siendo el varón el que asuma la responsabilidad de mantener a la familia. Incluso
en varias ocasiones era algo bochornoso el permitir que una dama trabaje y sea la responsable
de los gastos en la casa.

Estos acontecimientos, según el autor Montesinos (2002), han provocado cambios en


las familias, pues la postura del varón, ante el empoderamiento femenino, se está viendo
vulnerada, debido a que son las mujeres quienes poco a poco entran en el mundo
“gobernante” del varón. pues al ser ellas también aportadoras del hogar, el hombre de la casa,
va sintiendo que su postura “fuerte” de “poder” se está perdiendo o tal vez la está
compartiendo con su esposa, lo cual genera en él un autoestima bajo.

Asimismo, tratando de relacionar el tema con nuestro entrevistado, podemos afirmar


que el señor Mario, no “sufrió” por estos cambios que ocurren en la sociedad, puesto que en
su familia según nos comentaba, su esposa no tuvo la oportunidad de cooperar
económicamente, es por ello que fué él quien mantuvo el hogar siempre. Además, el hecho de
ver a su madre ejerciendo no solo su papel, sino el de padre también, aumentaría las
probabilidades de que Mario no se sienta vulnerado si su esposa mantiene o aporta al hogar
económicamente.
“nos comprometimos pues, hasta ahora, han habido problemitas simples en hogar,
pero yo no he sido de tomar, como yo no tenía plata, no tomaba, entonces me
compre carros y le di a mi esposa para que administre la comida, su plata, sus
gastos como esposa, ¿no?”

Por otro lado, con respecto a la nueva identidad femenina versus identidad
tradicional masculina, explica los cambios que ocurren en la actualidad, donde se detalla
cómo las mujeres van obteniendo una postura tan parecida a la del varón, cosa que en el
pasado era casi imposible, por las costumbres, las ideas establecidas, y el machismo que
reinaba la época antigua. No obstante, en la actualidad, esas ideas pasaron al olvido, puesto
que las mujeres van creciendo tan igual que el varón, y en numerosas ocasiones, son ellas
quienes crecen mucho más, ya sea en el ámbito laboral, profesional o social, pues ahora se
cuenta con varias oportunidades para ambos géneros. Montesinos (2002), comenta un estudio
realizado por Griselda Martinez, donde comparte cómo las familias, al verse en esta situación
de que ambos padres sean los aportadores, emplean acuerdos de manera equitativa, donde
ambos (padre y madre) construyan relaciones más igualitarias, ya que en algunos casos las
mujeres suelen ser quienes trabajen y ganen más que los esposos, generando conflictos entre
ambos.

Como se ha mencionado anteriormente, el señor Mario no tuvo la oportunidad de


verse en la situación de que sea su esposa quien coopere en los gastos del hogar, sin embargo,
cuando su hija mayor realizó sus estudios, empezó a involucrarse en el ámbito laboral,
realizando viajes, y tomando mayor independencia de sus padres. Ante esta situación el señor
entrevistado, nos compartió la alegría que sintió, pues al ver el crecimiento de su hija sentía
orgullo y tranquilidad.
“mi hija mayor se fue a Brasil, por un viaje de trabajo, ella era bien estudiosa y
emprendedora”

Con las palabras brindadas, entendemos que el señor Mario no presentó incomodidad
ante el crecimiento femenino, pues aceptó el emprendimiento de su hija. Con lo visto
anteriormente, asimilamos que no hubiera presentado malestar si se daba la oportunidad de
que su esposa colabore con la familia, pues al parecer apoya que el hecho de que las mujeres
surjan igual que los varones.

Ahora bien, con respecto a la familia y la tradición, la mayoría de ellas se logran


adaptar a los cambios que ocurren en el entorno. Por esta razón, pueden ser un poco más
accesibles en cuanto a diversos temas, ya que empiezan a entender que los tiempos cambian y
por lo tanto, la forma de comportarse, de vestirse también. Sin embargo, los problemas
ocurren cuando los padres de familia no logran entender estos cambios y cuando los hijos
empiezan a cambiar, los padres se vuelven más sobreprotectores e imponen sus propias reglas
dentro de la casa abusando así del poder que poseen. Tal y como lo menciona Montesinos
(2002),“El problema radica en la incapacidad de la familia para valorar los cambios
registrados en el entorno. En ese sentido, la familia se encuentra en virtual desventaja ante los
cambios externos, puesto que su interacción con la totalidad sistémica le impone una
influencia que no puede contener más que con el abuso de poder.”

En el caso de Mario, al momento de darle permisos a sus hijos se podría interpretar


que era muy flexible y comprensivo, se adaptaba a los cambios que ocurrían en el entorno, ya
que al momento de poner autoridad él si lograba alzar la voz pero no hasta el extremo de ser
agresivo.
“yo, digamos pongo la voz del varón pues, cuando por ejemplo había algo, casi yo le
conversaba a mis hijos pues y cuando había algo veía que, “que te pasa” nada más”

Además, Mario viene de una familia no tradicional, ya que su madre criaba a sus hijos
prácticamente sola por la ausencia de su padre. Es decir, su madre trabajaba y cuidaba a sus
hijos por sí misma, mostraba empoderamiento. Por esta razón, Mario tampoco estructuró a su
propia familia de forma tradicional. Su esposa administraba el dinero para los gastos de la
casa y él no tenía problemas con ello. Así mismo, sus hijas estudiaban y él se sentía orgulloso
de ellas.

Bibliografía
Alizade, M. A. (2005). Adiós a la sangre: reflexiones psicoanalíticas sobre la menopausia.
Buenos Aires: Lumen.
Alizade, M. A. (1998). La mujer sola: ensayo sobre la dama andante en occidente. Buenos
aires: Lumen.
Montesinos, R. (2002). Las rutas de la masculinidad: ensayos sobre el cambio cultural y el
mundo moderno. Barcelona: Gedisa.
Zarebski, G. (2008). Padre de mis hijos ¿padre de mis padres?. Buenos Aires: Paidós.

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