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LA UNIVERSIDAD LATINOAMERICANA coLEccION Imagen de América Latina \_SoRMORAN oon revervedon pre to! be wotype Bodoni. ‘Se terminé de impr San Francisco 454, Santiago 43.000 ejemplares. Proyects Alvaro Sotilto, Cubierta de Hernin Venegas. DARCY RIBEIRO | | LA UNIVERSIDAD LATINOAMERICANA ui EDITORIAL UNIVERSITARIA INDICE Goleceiém se gcina | racer pe Asténte Prélozo 9 racionalismo latinoamericand. Drireaecctéc 1 Felipe Herrera, Reforma agraria x economia empresarial en 2, Antonio Gar msrien Latine. 11a onusts unvansrranta . 4. remando H, Cardo, Cusioner de soioona del demralo om “ “América Late. 7 ii roll : 1 Pint, Politen y desarrll dnd y oe mova economia potiice dal luk Hevlonlaclin cultural 2 Athan Tatate, Cubs, dhacia une sociaismo? 1 — mopsios rsrRUCTURALES O=. UNIVERSIDAD syanguirte, Hinpanoamérica det dolor dean Brose : er iciverided feancoen . ne choncat 9 3 Sie, BL drt de Te nawos sce © V6 3 nivriad ingle ‘“ * Timériea Latina. FE Universided stomene A se peas da carlhoNe, Hise det flare iberomerome He Ya Unlvridad nerexneicae “ Ca BE Tstversidad vovidtien . 4, Yotando Pino, Cuentosorles cilenoargentin’- tee 2 van, fa eiencin politicn Tatinoamericana oh a Int — 1A EXPRRIENGIA LATINOAMERICANA a sn Nénar Men, Hodis sobre to cnquist de Améron Dies fant 7 comactn ved hie yinoria de Américe. PPesaet esinditicos es Bs) Oerelan Sirs, Prati TB. Perspecivas do crecimiento ik , rors latinoamericane. Sh Darcy Ribeiro, La wn be aver 15.Mentalidad litista aa He Gastrecionce funcionalee ‘id en ome cero fe Tifentives do renovaciéa ~ La Reforma de Cérdoba, 152 — Esfuerzos de moderniza- cién, 156 — Proyectos de americanizacién, 162 — Experi- ‘mentos renovadores, 164. 16.Dilomas y falaciae 10 — Ciemtficismo versus pain, 1 4 1M. Pijcien 70 — Blitismo versus masificacién, profesionalismo, V 19, Desafios cruciales : , 119 — Disponibilidades y Espontanetsmo 2 cpansién, 184 — Defi- planificact ‘carencias, 181 — Imperatives de [a-o7 nicién del proyecto « roctores de Ia nueva reforma iversidad, 191 — Directrices de la propio, 188. 20, Principio ; Responsabilidad de ta Uni ‘estructural, 196 — inte, 200 — La Universidad cren- 203 — Ln Universidad Jorma La carrera del magisterio, 199 — a Universidad y et estudi dora, 201 — La Universidad docente, tifucora, 205 — La Universidad y ta nacién, 206 — Intew ‘ionatizacién politica de Ta universidad, 208 y= 1A UNIVERSIDAD. NECESANIA a1. La Universidad de utopia 2. estructura tripartita © inte Calidades de la nueva estructurt, Titulos y grados, 238. 28.10» grandes complejos funcionsles i vee ee iy ingeirian 242 — Genie Boles ¥ 246 — Ciencias humanas y carreras adm Las letras 9 las artes, 258 — La facultad grade 226 — Riesgos y perca 05, 233 — sus aplicaciones, nistrativas, 253 de educuci6n, 265. 24, La departamentalizaci6n 95, Politica universitaria Inscripciones y exdmenes, 2 248 — Creatividad e intencionalidad — 291 83 — Extensin universitaria, PROLOGO I objetivo de este libro es contribuir al debate que hoy se vontila en todo cl mundo sobre el papel de la universi- dad en la civilizacién emergente y sobre su lugar en la fucha contra el subdesarrollo. Ese debate trascendié, desde hace mucho, de las discusiones intramuros de filésofos y pedagogos para interesar y movilizar a toda Ia gente. En 4 se arguye tanto Ia estructura interna de Ja universidad cuanto el caricter de Ia sociedad en Ja que ella se inserta, indagando cémo ambas operan para reproducir, tal cual ‘¢3, el mundo en que vivimos. Estos debates y los problemas que ellos suse ‘fan, hasta hace poco, peculiaridades Iatinoamericanas. Hoy diffeilmente podrian ser considerados como tales, fren- te ala rebeldia de Jos estudiantes franceses, norteame nos, italian: polacos, checos y espaiioles que también ponen en tela de juicio la universidad y Ja so- ciedad y reivindican el cogobierno, la reforma universitaria yla revolucién social. No te trata, obviamente, de un paralelismo ocasional, sino de formas comunes de manifestacién de un mismo des contento esencial. La rebeldia de la juventud de las na- ciones subdesarrolladas es una forma de expresién de su inconformidad con el atraso de sus sociedades. ¥ se asienta en Ia conciencia generalizada de que la penuria de sus pueblos no es natural ni necesaria, sino que proviene de factores sociales removibles y sélo persiste porque es Tue erativa para Jas capas dominantes de sus propias socieda- des, La rebeldia de la juventud de las naciones desarro- Tadas apunta contra las sombrias perspectivas que so les abren de amarga acomodacién a las Iamadas sociedades de consumo. Y proviene de su toma de conciencia de las Tnmitaciones impuestas al desarrollo humano por Ja estruc- ‘tua elasista de sus sociedades y por la hiparticién del mun- an v3 an pare- al a2 218 241 269 20 308 9 do en pueblos ricos y pueblos pobres, en que son los pobres Jos que sostienen la optlencia de los rieos, pero que a unos y otros condena a formas mediocres de sociabilidad asontadas en Ja explotacién y la opresién, En ambos casos, se trata de posturas esencialmente politicas y radicales que no solamente se proponen superar algunos areaismos de Ja universidad y de Ia sociedad, sino que se lanzan contra la estructura de poder a que ambas sirve Esta rebeldia estudiantil se torna po: propia condicién de capa socialmente privilegiada en relacién a la juventud trabajadora, lo que la ampara, de alguna forma, delante de la represién. Y es activada por su educacién, también privilegiada, que le permite ant cipar una conciencia hicida sobre el cardcter retrégrado del orden social vigente. Como vanguardia de esta nueva ple merced a su conciencia critica los estudiantes se lanzan contra el sis- tema, mientras pucdan ain expresar, por el pensamiento’ y por Ia accién, su solidaridad para con los desheredados de su propia generacién, Ellos bien sahen que, una vex graduados, seran también aquictados por el poder disci- plinador del trabajo y de la fatiga; disuadidos de sus pro- pios ideales por las responsabilidades de familia y por los deberes de compostura profesional; y degradados por la ferocidad de la competencia econémica en que tendrén que sumergirse y que acabaré por convertirlos en nuevos: y tranquilos custodios del orden, Como su lucha es generacional, combaten con el senti- miento de urgencia de quienes cuentan con poco tiempo para actuar en el curso del cual urge transfigurar la unis versidad, que es su trinchera y la sociedad, que es su causa, ‘Transfigurar la universidad para que deje de ser la guar- diana del saber organizado para transmitirlo como informa, cién, como adiestramicnto y como disciplina; pero incapaz 10 en de utilizar sus mismos recursos intelectuales para proponer- s¢ la reformulacién del orden social ¢ incluso para debatix Ja responsabilidad ética de Ia ciencia y de Ia técnica que cultiva, Transfigurar la sociedad para que ella a todos aso. gure educacién y trabajo y, sobre todo, para que a nadie condene a vender su talento y cus habilidades a quien mejor pueda convertirlos en lucros pecuniarios, sin dar Iu. gar a cualquier oportunidad de colocarlos al servicio de Ta sociedad. Fundada en estas motivaciones de caracter estructural e ideologico, la rebeldia estudiantil tiende a profundizaree y a gencralizarse cada ver més. Por esto mismo, ella ro- presentard un papel relevante en la lucha por Ia edifi- eacién de nuevos tipos de socicdades més justas y més igua- litarias. Sin embargo, no representaré el papel fundamen. tal, porque éste pertenece, necesariamente, a las grandes movilizaciones de masa, tinicas capaces de reoricntar el curso de Ia historia. La confluencia de las rebeldias estue diantiles con las luchas populares sélo se hard posible con todo, a través de Ia activacién politica de la universi. dad y de In difusién entre amplias capas de los debates que en ella se realizan. Una de las exigencias fundamentales de esta Iucha con« siste en Ia redefinicién del papel y Ja funcién de lam versidad misma. Es esto Jo que se discute hoy, tanto en las universidades de las naciones desarrolladas como en I naciones del tercer mundo, todas descontentas con sus estructuras y con las limitaciones que ellas imponen en el esfuerzo por edificar Ia nueva civilizacién, Este desafio de repensar Ia universidad es perentorio Para Jos latinoamericanos que, teniendo una experiencia secular de vida universitaria propia y habiendo alcanzado, €n nuestros diac, plena conciencia de la ineficacia de su os c ou modelo hisico de ensefianza superior, estin mas motivados 11 para enfrentarlo que los universitarios de las naciones avan- zadas, Toda América Latina es recorrida por los vientos de una nueva reforma universitaria. Como ocurrié en Cér- doba, hace medio siglo, se reabre el debate sobre las bases mismas de la universidad, sometiendo todos los principios que parecian asentados a una revaluaci6n eritiea y anali- zando las perspectivas que los mismos ofrecen de servir ‘de oponerse al desarrollo nacional auténomo. La formulacién teérica de la nueva reforma es una tarea tanto mis urgente e indispensable frente a la ame- naza de colonizacién cultural de que somos objeto por parte de los nortcamericanos y frente a los riesgos de un crecimiento espontineo y anérquico. Pero cumple pregun- tar: gEs posible a las naciones subdesarrolladas crear uni- versidades desarrolladas? gPueden estas naciones poster- gar el desarrollo de sus universidades para después de aleanzado el desarrollo nacional anténomo? ;Podré vineu- Jarse mis hondamente la universidad a la nacién haciendo que aquélla no cumpla tan s6lo funciones conservadoras, sino que, por el contrario, actie en forma activamente re- yolucionaria? Este libro fue claborado como un esfuerzo por contestar jiversi- a estas interrogantes y por comprender nuestras_w dades y sociedades del presente, con los ojos puestos en Jas formas que unas y otras deberén asumir en el futuro, Su tema verdadero es el transito entre el hoy y el mafiaina, fen el curso del cual Jas universidades deberin anticipar hacerlo paso a astrumentos bé- formas que s6lo madurardn lentamente paso con la sociedad y como uno de los sicos de su transfiguracién. En esta edicién se rednen y se funden tres trabajos publicados originalmente en distintos paises. Primero, Ins conferencias introductorias al Seminario de Est Universitarias que divigi en 1967 invitado por la Con wolsras 12 de Cultura de 1a Universidad de la Reptblica’, Segundo, ‘d documento que preparé para servir de base al debate del problema universitario en el Seminario de Politiea Cul- tural Auténoma para América Latina desarrollado en mar- no de 1968, bajo el patrocinio del Centro de Estudios Li tinoamericano de aquella universidad?. Tercero, los estu- dios que realieé en Caracas teniendo en mira Ia clabora- cién de un Plan de Renovacién structural de la Univer dad Central de Venezuela’, La primera parte de este libro esté dedicada a un ané- isis sumario de los factores causales de la crisis con que se enfrentan todas las universidades del mundo. La se- ganda parte comprende una serie de estudios de los prin- ‘La Universidad Latinoumericana, Conferencias Introductorias al Seminario sobre Esteucturas Universitarias de In Universidad de Ia Repiblica Oriental del Uruguay, Montevideo, 1968, Un resumen pe- Hlodfstico de este texto fue editado por Gaceta de la Universidad (Montevideo, 1968), bajo el titulo de La Universidad Necesaria y reproducido por Editorial Calerna (Buenos Aires, 1968) y por Edi- fiones del Rectorado de Ia Universidad de Los Andes (Mérida, Ve- neznela, 1959). Una edicién revisada del texto completo fue publi- cada en Brasil por la Editora Par y Terra (Rio de Janeiro, 1968), ajo el titalo de A Universidade Necessaria, Ver también J. J. Schaeffer y otros (1969) y R. Larrand y otros (1970) que retinen Ios informes de los participantes del Seminario sobre Estructuras Uni- versitarias promovido por la Universidad de la Repiblica Oriental dol Uruguay. =Politien de Desarrollo Auténomo de la Universidad Latino- americana”, Gaceta de la Universidad (1x-43), Montevideo, 1968, re Publicado en la Revista Mexicana de Sociologia, vol. xxx, N? 3, 1968, ‘pp. 621.667 y en Amilear O. Herrera y otros, América Latina: Cien- ti y Tecnologia en el Desarrollo de la Sociedad. Kaitorial Universi- taria, Santiago de Chile, 1970, pp. 140-17 "Propuestas acerca de Ia Renovacién. Ediciones del Rectorado: Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1970. Publicado en re- fumen ajo el titulo Conceptos Fundamentales de la Renovacién Universitaria por la Universidad de Lox Andes, Ediciones del Ree- torado, Mérida, Venezuela, 1970, y por W. R. Ediciones, Caracas, 1971. 13 cipales modelos estructurales de universidad del mundo moderno y una evaluacién del papel que ellos representan en Ia conformacién de las universidades latinoamericanas, La tercera parte corresponde al andlisis del patron tradi cional de organizacién de las universidades latinoamer' canas, La cuarta est dedicada al estudio de las principales tentativas de renovacién del mismo y a un balanee de los dilemas —reales 0 falaces— y de los desafios eruciales con. que se enfrentan nuestras universidades, La concluimos eon. una serie de proposiciones programitieas en forma de prin- cipios que, a nuestro juicio, deberan regir una nueva re- forma universitaria, La ultima parte se destina a Ia pre- sentacién de un nuevo modelo teérico de estructuracién universitaria, basado, en larga medida, en el proyecto que implantamos en Ja Universidad de Brasilia, aqui reelabo- rado a la luz de las ensefianzas de aquella experiencia y de nuestros estudios realizados posteriormente en Monte- video y Caracas*}. D.R. Santiago, enero de 1971, Las ilustraciones de este libro son debidas a Alvaro Sotillo que las dibujé para nuestro estudio de reestructuracién de la Universidad Central de Venezuela. (Propuestas, 1910). {Quiere registrar aqui también mi gratitud « Eliawe Deneaud da Plan L. que preparé los originales de este libro para sn publicacién, 14 INTRODUCCION Jp decsna materialise de que fos hombres 208 aes delas crandoncnsy dole odaceci, Ho tenn, unos bombresnuevor veka, poe 1 0, Ferrio de noeva condiciones 7 de Mercia nacre olvida quo soa Tos hombres sietignents Lo ae ern los cianatancls, que Peep los cducedores tienen quo ser elveado, K, Manx Za tarea de Ia renovacién universitaria es quizés el desa- ffo mis agudo con que se enfrentan los pensadores del mundo moderno. Los interrogantes que plantea son, no Glo nuevos, sino que eran impensables hace pocos aitos atris. Por ejemplo: In generalizacién de la ensefianza de nivel superior a todos los jévenes de las nuevas generaciones; Ia obsolescencia del trabajador tal como lo conocemos, como consecuencia de Ia sustitucién del esfuerzo muscu- Jar por la energia mecénica: de las habilidades artesa- nales por dispositives y maquinas y en virtud de la for- macién de la fuerza de trabajo en las universidades; —la superacién de Ia dicotomia entre Ja cultura vulgar de dominio popular transmitida oralmente, y Ja cultura erudita propia de los letrados, mediante la sustitucién de ambas por una nueva cultura de masas, basada en el saber cientifico generalizado a toda poblacién; prin- cipalmente a través de la Universidad; Ja uniformacién cultural de toda la humanidad por el dominio de un patrimonio connin de saber, de técnicas ¥ de instituciones, generalizado a todos los pueblos, cu- yos centros fundamentales de cultivo y difusién serén as universidades. E] primer planteamiento pareceria ser la gran dadiva de In civilizacién emergente del mismo modo que la ge- neralizacién de Ia ensefianza primaria fue Ja hazaiia de Ja primera etapa de la Revolucién Industrial, y que Ia uni- versalizacién de la ensefianza media se nos presenta hoy como el fruto de su segunda etapa. planteamiento —también promesa de Ia nue- n— parece indicar que, tal como ocurrié ya | em Ias sociedades avanzadas con el campesinado, ahora | ser el proletariado industrial el que desapareceré del eua- \ dro social como categoria masiva y creciente, Esta supe- vacién exige, sin embargo, un esfuerzo educacional. sin paralelo, El tercer planteamiento trac implicitas euestiones mis graves, tales como Ia racionalizacién de procedimientos humanos fundamentales que cada sociedad cumplié hasta ahora atenta solamente a la tradieién, sustituyéndolos por inducidos. nuevos procedimientos intencionalm 4Qué no cambiaré? Qué no sera transformado? La familia, la patria, Ja religién, cl amor, todo esté en tela de juicio para ser redefinido y difundido como nuevas pantas remareadas por su racionslidad. La libertad huma- na —que ya no cra gran cosa en el mundo oprimido por la tradicién— lo seré menos atin, quizés, en el nuevo uni- verso cultural racionalizado en que las personalidades po- drén ser construidas intencionalmente por nuevos siste: mas educacionales y en el que los deseos y la voluniad podran ser modelados arbitrariamente por los medios de 1 comunicacién de masas, cuyo poder sera prodigiosamente i mutltiplieado. El cuarto vaticinio, es tal vez el més ambiguo, Nadie dnda de esta tendencia a la uniformacién cultural, que Tiquida las idi 16 inerasias de cada pueblo haciéndoles ca- da vez mis parecidos uno a los otros. Esta uniformacién tuvo sin embargo, hasta ahora, un limite en Ja divisién’ de los pueblos en céntricos y periféricos, porque de ellos estaba Hamado a ejercer una funcién d Ja maquina del mundo. ;Cémo sera el mafiana? En verdad, estos planteamientos sélo tienen sentido ca- pal para los pueblos céntricos. Los periféricos estén ame- nazados de seguir aferrados a su singularidad, més pare« ¢idos a lo que ahora son, y en esta medida, més diferencia- dos y mis areaicos con respecto a los demés. Seran en este aso, pueblos que se habran atrasado una vez més, en otro de Jos pasos fundamentales de Ja evolucién humana. Para ellos —quiero decir, para nosotros— la tarea histérica se- ri integrarse a cualquier costo a Ia nueva civil piendo las barreras del atrazo, Rompiéndolas de manera subalterna a través de Ja actualizacién histériea y/o de Ia modernizacién refleja, que Ios condenaré —nos condena- ri— a Ia condi bios. 0 rompiéndolas por los caminos de la aceleracién evolutiva, a través de revoluciones sociales que nos per mitan emprender transformaciones tan radicales en nues+ tros modos de ser, que nos posibi sociedades auténomas, dentro de plazos pre nueva civilizacién. acién, rom. {én de proletariados externos de otros pu: iten incorporarnos como sibles, en Ia También para los pueblos présperos la realizacién de as anticipaciones aqui enunciadas, representara enormes desafios. Su tarea ser4 motivar y disciplinar masas huma- nag que, al no tener las viejas tablas de valores incontes- tables, ni las motivaciones de la necesidad como un acicate para el trabajo, ni el poder de Ia fatiga como ofieaz para inducir a la contencién y al orden en sociedades desigualitarias, bien pueden sumergirse en el caos social. La importancia de estos desafios en el plano de la en sefianza superior, exige que a su superacidn se dediquen las mentes mis hicidas, las mas capaces de ver mds lejos y mas hondo, las mas osadas para aceptar retos y asimismo. las mis generosas, Esta es una tarea includible porque el fue ecanismo 7 turo no es una entidad conereta que esté a nuestra espera. ‘Al contrario del pasado que es fijo e inmutable, el futuro ‘es un haz de alternativas, de probabilidades, algunas de Jas cuales se coneretarin dentro de 10, 20 0 més afios a causa de nuestras acciones de hoy; en razén de Tas milti- ples opciones que estamos Hamados a cjercer ahora, En yerdad, la tinica forma de influir sobre el futuro, para de. terminarlo segtin nos parezca deseable, es prever las for- mas que pueda asumir y actuar ahora segtin nuestra ante- visién, Fin el caso de la Universidad, es preciso que esta pre- visign tenga la mayor profundidad y amplitud posibles, Y esto porque, por un lado, la cultura sobre a cual opera Ja Universidad es un simil conceptual del mundo en su totalidad en que se reflejan todas Jas alteraciones sustan- ciales de la vida social; y, por otro Jado, porque 1a Uni- yersidad no actiia como un miultiplicador pasivo de una cultura exégena, fn ella y de proponerse proyectos de transformacién ra- cional de Ja totalidad social que integra. {Cul es esta to- talidad? ;La nacién? ;El continente? gE] mundo entero? Lo es todo esto y mas ain, porque Ia totalidad, en lo que a Ia Universidad se refiere, es, en verdad, la civilizacién. Tanto Ia que esta feneciendo a ojos vista, y a la cual cow rresponde la Universidad de hoy; como la que emerge, ‘cuyas formas mal podemos adivinar, sino con cierta capacidad de imprimirse La audacia de cucstionar —que se desencadené sixnulk téneamente en las universidades de todo el mundo— ed quizéa ol sintoma mis marcado del nacimiento de esta nueva civilizacién, Para nosotros, como pueblos que fra casamos en integrarnos en Ja civilizacién que muere, este cuestionamiento, este coraje de ponerlo todo en tela de} juicio, es atin més imperative, Cualquier apego a formas hheredadas del pasado, cualquier celo por tradiciones ves tustas, puede ser desastroso. En estas condiciones, cada} proposicién, cada juicio, cada institucién, cada persona, precisa ser severamente criticada mediante el examen més objetivo de su adecnacién a los fines que deseamos alean- gar y de su capacidad efectiva de ayudar u obstacnlizar nuestra Iucha por romper con el atraso. Para los pueblos subdesarrollados ninguna otra diree- triz general cabe sino la de que somos pueblos en estado de ser, cuya forma no ha sido plasmada atin. Pueblos que, fen su fracaso por incorporarse de manera auténoma a la civilizacién presente, sélo tienen un valor ineludible que sn condicién de tabla rasa, de proyecto de futuro, que icamente se cumplira en el marco de Ja nueva cit gacién. Pueblos que una vez mis corren el riesgo de fra- easar, si cn los aiios venideros se dejan inducir por sus lites dominantes, tal como ocurrid en el pasado, al seguir Jos caminos de la modernizacién refleja por la via de la dependencia. Cualquier ideal mediocre que propugn MIME Tescer Manto do matunn meses de lo cue ya BEM ioy Tos pucklos avansedos, © incluso mence de lo que aquellos pueblos tendrin en un futuro previsible, puede ser catastréfico. Ahora bien, za dénde encontrar la eapacidad de repensar el mundo con sabiduria y la liber- tad de cuestionarlo con Ia necesaria amplitud y genero- sidad anticipando conceptualmente el futuro humano y nuestro propio futuro, sino en la Universidad? Ella es nues: tra trinchera en la Incha contra el avasallamiento politico Ja dominacién econémica y la recolonizacién cultural que sin ella serian inevitables. Sin embargo, ella apenas empic- 48 a despertar. Activarla ¢ intencionalizar politicamente su aecién no es tarea facil, bien lo sabemos, Esta es, sin ent- argo, nuestra mis No obstante, algunos de sus rasgos comienzan ya a mani- festarse. Tales son entre otro: El razgo més caracteristico de la Universidad actual es su capacidad de automovilizacién, tanto para eucstionar Ia + y el orden social, como para proponer le Io que debe ser la sociedad y Ja exis- Ja préxima civilizacién. Tal es lo que parecen buscar hoy los movimientos estudiantiles que eon- Nalsionan todas las grandes universidades del mundo. No Jes aatisface tan s6lo objetar la visiGn tradicional trasmi- ppor Ia sociedad; ni siquiera protestar contra Ja ims n auitoritaria de esa visién por parte de sus profeso~ res; o contra el tipo de ensefianza Iamada desinteresada {que suministran. De hecho, lo que euestionan ¢s la vide quo habran de vivir cuando egresen de Ja Universidad; tel patrén de relaciones humanas impuesto por el sistema socioeconémico vigente. Lo que les enoja son los compro: misos que las generaciones mas viejas asumieron en su hombre y que cristalizaron en instituciones respecto de Jas “se Tes exige Tealtad, pero en las que ellos no ereen, estructura de pode ‘utopias coneretas d tencia humana en La masificacién del estudiantado de universidades que dejarin de formar élites, para abrigar la totalidad de Ja juventud de las generaciones venideras, La burocratizacién de las enormes universidades del mafiana, debido a la creciente importancia de su papel social que provocaré tamaiia ingerencia gubernamental que dejaré muy pocas posibilidades de supervivencia a Jahegemonia académica, Fi gran poder que la Universidad sera Hamada a ejercer como institucién fundamental de cada sociedad, no sélo por tamizar a través de sus cursos las nuevas jerarquias ee sino también por conferir legitimidad a su mando. tida posi La primera de estas anticipaciones es vista generalmen- te como una amenaza de caos interno y de quicbra de los atrones de ensefianza. La segunda, como riesgo de esta- tizacién que no dejara lugar para la libertad académica. a tercera pareceria ser la anunciacién de una nueva inte- Tigencia tecnocrétiea, friamente racionalista y duramente competitiva. cuales Es decir, 1o que cuestionan es todo el conjumto de valores izacién que pregona la fraternidad, la libertad iImente por el de una civili y Ia igualdad, pero que se deja uncir déc despotismo, Ia explotacién y Ia violencia. Frente a estos reclamos es natural que se queden pers plejos muchos académicos de perfil tradicional, que han transferido siempre a los politicos Jos deberes de pensar em ‘1 destino nacional; que se encastillan en una erudteién inocua e indiferente al mundo real, y que apenas cultivan 1 sarcasmo 0 cl cinismo como formas eupremas de con: testacién. El contraste entre estos dos tipos de mentalidad no podria ser mayor, sobre todo porque siendo generacio: nal, Hleva al estudiante amargado por conflictos de la miss leza dentro del ambiente familiar, a imprimir) Sin embargo, lo que hace parecer aterradores estos va- ticinios es una visién ingenua que Ios concibe como meros desdoblamientos de tendencias existentes y mensurables hoy, o que Jas visualiza como alteraciones aisladas de la Universidad, sin capacidad para apreciar los cambios que tendran Ingar simmlténeamente en la propia En verdad, la consecucién de estas a presentaria el climax de la civilizacién actual, sino el bro- te de una nueva civilizacién. ma natural mayor calor a su enestionamiento. Ciertas tendencias que comienzan a delinearse y mu- chos eventos sorprendentes, pero ya hoy previsibles, pa- Es imposible prefigurar ahora la Universidad del futuro, 20 21 recen apuntar a situaciones tan diametralmente a {ue nos obligan a considera: aquellss previsiones bajo ‘otras Iuces. Esto no significa que ellas no se cumpliran, Jno que se cumplirdn dentro de coyunturas tales que he- hos como Ja masificacién de la Universidad —y lo que implica en crecimiento cadtico— o su estatizacién y el ‘contenido burocritico que le es atribuido —o el poder je- rarquizador de la Universidad— con el sentido despético que le parece inherente —vendran a ser percibidos en el futuro no como amenazas sino como liberaciones. Lo cierto es que las manifestaciones de descontento con- tra Ja Universidad y contra las sociedades tal como ellas son ahora, por su cardcter universal y por su vigor, pas yecen anunciar el advenimiento de formas nuevas de una y otras, La earacteristica mas caliente de estas manifestay iones es su postura antiliberal. Quiero decir, su actitud’ ‘a un tiempo tan libertaria como la de los viejos anarquis~ tas, pero por igual opuesta a Ja hipocresia en que se basa Ja Hamada libertad académica, Esta consiste, del punto de vista de Ia juventud, en una forma de complacencia y hasta de connivencia con el sistema que los viejos académicos estudian y discuten, pero de una manera tan distante y) descomprometida que contribuye més a su consolidaciénl que asu transformacién. Otra fuente de tensiones que conflagra la Universidad proviene de la generalizada aunque confusa percepeién, de que ella ya pasd a constituir una fuente de poder y de que Jo ejerce de modo irresponsable. En efecto, la Universidad) opera como la gran agencia no sdlo formadora sino tam- ign selectora de los cuadros dirigentes de la sociedad. Eni €l futuro, los poderes resultantes del ejercicio de esta fun cin seran cada vez mayores, hasta el punto de exigir que se cumplan de acuerdo a reglas explicitas. Hoy dia, la Universidad sélo rcsponde en el plano técnico-académico,) emas de por la tamizacién que cumple a través de sus 6: 22 eximenes y de otorgamiento de grados. Por este mecanis- ‘mo, la Universidad abre o cierra a cada estudiante ciertas perspoctivas de vida y ascenso social; empero, lo hace como sive tratara de evaluar conocimientos de matemiticas 0 de derecho —por ejemplo— y no de decidir respecto a des- tinos humanos. En las sociedades capitalistas, en las que tiene Jugar una seleceién econémica previa a la tamizacién académica, el problema ain no se presenta tan crudamente, porque para lias Ja cuestién fundamental reside en la superacién de Jas barreras econémicas opuestas a Ta generalizacién de Ja educacién superior. En las sociedades socialistas, estos problemas ya se plantean de manera perentoria. Para ellas Ja interrogante es: {Cémo legitimar el ejercicio del mando lites teenocraticas formadas predominante- ‘mente en las universidades? Esta euestién sélo puede ser contestada argumentando que i cada uno ingresa a los 6 afios de edad en un sistema educacional abierto, en cl cual todos puedan progresar mediante el sometimiento 4 las mismas pruchas altamente competitivas, es legitimo que asi se seleccione a los mis capaces o sencillamente a los mas exitosos en enfrentar los criterios de promo- por parte de él eién educacional vigentes. El problema reside, sin em- argo, en que no siendo ésta la justifieacién, el poder se- lector y legitimador de la Universidad, permanece inde- finido, sin aleanzar su maxima justeza y precisién, Aciualmente Jas sociedades socialistas buscan legitimar el poder de sus jerarquias superiores en nombre de un mandato popular conferido por Ia dictadura del proleta- riado, ejercida, por el partido. Sin embargo, zhasta cuin- do se podra seguir aceptando la necesidad y Ja legitimidad de tal dictadura? {Hasta cuando sera necesario designar como proletariado a los nietos y bisnietos de los obreros que hicieron Ja Revolucién? Lo tinico que de hecho puede Jegitimar Ja jerarquia dirigente en una sociedad iguali- 23 taria, es el renombre aleanzado en algim sistema compe. titive abierto a toda la poblacién, en el cual algunos se califiquen por méritos objetivamente medidos para el ejer. io de las posiciones mas clevadas. Vale decir: sdlo el sistema educacional y en especial la Universidad cuya funcién es adiestrar euadros podré conferir legitimidad al ejereicio del poder en las sociedades futuras cuyos ges tores sera necesariamente graduados en cursos univer. sitarios. ‘Todo indiea que cierto grado de preocupacién relativa ica se encuentra presente en la insatis. faccién de la juventud para con sus universidades en las) sociedades avanzadas, tanto capitalistas como socialist que tiende a rechazar las instituciones que manipulan sus destinos y Io hacen, por regla general, irresponsable- mente 0, por lo menos, mediante criterios inexplicitos. a esta problem El descontento de los jévenes privilegiados por la edueae cién de las sociedades subdesarrolladas sélo puede ser mayor porque a estos factores de rebeldia se agregan otros. En efecto, esta insatisfaccién es tan grande que los Ilevé a adelantarse por cinco décadas, sobre todo en Amé rica Latina —en Ja lucha por Ja reforma universitaria y en los movimientos de protesta, La rebeldia estudiantil entre nosotros, tiene hoy dia su motivacién més profunda en la percepeidn del earécter retrégrado de las clases do- minantes de sus propias sociedades, que fracasaron his téricamente en Ja tarea de conducirlas al desarrollo, por- que siempre estuvieron comprometidas con los principa- les factores de atraso, Para nosotros se trata, pues, ademas de aquellos desne fios, y aun antes de enfrentarlos, de encarar y superar Ia situacién de rezago historico en que caimos, Esto plantea 24 tuna situacién mucho més compleja, en 1a cual debemos emprender dos movimientos simultineos de autosupera- eign: uno para acompafiar Ia renovacién de la univer- sidad que recorre todo el mundo, otro para buscar los caminos de Ja accleracién evolutiva, es decir, Ja activa- én revolucionaria de la universidad en Ia lucha contra Ja modernizacién retlej En efecto, a América Latina y todo el Tercer Mundo Jos recorre hoy una ola de modernizaci6n refleja por la yia de Ia incorporacién histérica correspondiente a aquella que desperté a nuestros pueblos y a nuestras universidades Ia década anterior a la Independencia. Nuevamente, una reyolucién tecnolégica ocurrida en otra parte Hega Ihasta nosotros, incitindonos a mayores esfuerzos de auto: superacién. En el caso de Ja Universidad, estas incita- ciones sc hacen presente tanto por Ios movimientos estu- digntiles de protesta, como por hechos nuevos del tipo de las visitas de hanqueros solicitos que ofrecen préstamos, © de los peritos internacionales que se presentan para asistir y ayudar. La verdad es que estamos siendo corte- jados por los agentes de una nueva modernizacién que nos ofrecen hoy oportunidades mucho mayores que las de ayer para alcanzar nuestras antiguas metas de hacer mis eficaces nuestras universidades, Resta saber, zeficaces para qué y cficaces para quién? Si la meta de la Univer. sidad fuera la misma de Jas clases dominantes de nuestros paises —todas cllas comprometidas con la integracién con- tinental y con la recolonizacién cultural —pocas dificulta- des se nos presentarian. Este seria, sin embargo, un camino de autocondenacién a un atraso relative que nos volveria 4 situar cn la posicién de pueblos rezagados, ya no de la presente civilizacién, sino de la préxima. Pero si rechazamos Ios caminos de la modernizacién équé otras oportunidades se nos presentarin? La verdad es qne en las condiciones actuales y siguiendo por Ja misma 25 ruta de la dependencia, sea por el mantenimiento del statu quo sea por la via de Ia modernizacién, no tenemos ninguna posibilidad de aleanzar los logros que se presentan como promesas de Ia nueva civilizacién para las sociedades que en ella se integran, En efecto, zqué oportunidad tenemos de incorporar un dia toda Ja juventud en Ja ensefianza superior con nuestras poblaciones a medias marginadas del sistema productive modernizado, y para las cuales la oferta de una educacién primaria completa ya seria una gran ventaja? Qué oportunidades tenemos de integrars nos en Ja nueva tecnologia que proscribird el uso de la energia muscular humana, si nuestro problema es dar empleo a Jos millones que sélo a esto aspiran y que im cluso ni siquiera esto aleanzan? Qué nos ofrece la pro mesa de superar la dicotomia entre la cultura erudita y la vulgar, sustituyéndola por una cultura de base cienti fica, si éta debe ser difundida por un nuevo sistema for mal de educacién que no tenemos eémo crear, y si la cul tura nueva se difunde entre nosotros tan sdlo a través a Jos medios modernos de comunicacién de masas que so Jos instrumentos supremos de alicnacién y recolonizacié cultural? La modernizacién de Ja Universidad seria quizis I solucién mas desastrosa porque sélo permitirfa a nuestra sociedades lograr mayor eficacia en el uso de los nuev equipos para seguir cumpliendo mejor nuestro viejo pap. de culturas espurias y de sociedades atrasadas que corres. ponden a las economias dependientes, Es cierto que au miimero algo mayor de personas Jes permitird ascen socialmente y adaptarse a hébitos mas sofisticados de com sumo en la medida que se integraren en los sectores m dernizados. ¢Es esto suficiente? {Lo es para quién? 3 Acas contribuir a ello no impliearia volvernos eémplices un proceso de recolonizacién de nuestros puchlos que I eternizaria en el papel de proletariados externos de mu 26 ‘yos imperios basados en Ia tecnologia y en las ciencias mas desarrolladas? Sin embargo, cabe preguntar: {Sera lo opuesto Io que se nos impone? O sea, el negarse la Universidad a alean. zar mayor cficacia en el desempeiio de sus fanciones téo. nieas y profesionales para no contribuir de este modo a Ja modernizacién refleja? Esta interrogante la he ofdo muchas veces. Confieso que mi sentimiento en relacién a ella es de desaliento, Después de trabajar tantos ailos en Ia biisqueda de soluciones para los problemas de nuce tsa universidades cubdesarrolladas dentro de muestros pai sea subdesarrollados, me siento involucrado en una com. petencia extravagante, Es como una carrera con los pies atados, en Ia cual nos esforzamos por deaarrollar las for. mas mis artificiosas de dar pequefios saltos valorando co. mo hazafias los logros mas mediocres. Sin embargo, re- nuneiar a nuestra Iucha por implantar aqui y ahora nue. fra utopia de Universidad equivaldria a abandonar cl eampo a los modcrnizadores que buscarian tornar Ja Uni« yersidad més efieaz y al mismo tiempo intencionalizarla en el sentido de la defensa del statu quo. Esto signifiea que cumple a nosotros Iuchar por la renovacién estructural de la Universidad porque sdlo ast podemos influir para que ella actie mas favorablemente hacia la revolucién. Pero sin olvidar que el objetivo ult. mo es esta revolucién. En efecto, las metas mis ambicio- sas que nos propongamos para majiana, y todas las que tenemos hoy y que nos parecen inalcanzables, serfan facil. mente resueltas si hubiésemos hecho la revolucién, Preci, sando més: ninguna dificultad de orden técnico se nos Presenta para la formacién en nuestras universidades de todas las modalidades y cantidades de cientificos y teené- Togos que. nos sean requeridos, siempre que exista con. senio sobre Ia necesidad de formarlos, y de que la socie. dad so renucve cstructuralmente, los reclame y sea cap: 27 de darles ocupacién, China pudo saltar de apenas pocag centenas a cientos de miles de cientificos y tecnélogos en. pocos afios; Cuba form Ios euadros que sustituyeron con gran ventaja a los miles de especialistas que perdié des pnés de la Reyolucién. Ahora se propone dominar la cien. cia moderna y nadie duda que podra hacerlo por igual en breve plazo. Es cierto que no sabemos formar sabios, ni promover florecimientos inteleetuales y artisticos, incluso porque] desde hace algtin tiempo, el cientifico y el teendlogo deja. yon de ser sabios. A éstos, sin embargo, los podemos forma do Jos tipos y en las cantidades requeridos a condiciéi dades aleancen el grado de autonomi de que nuestras s en la conduceién de su desarrollo que los vuelva nee sarios, Para ello, lo que se impone hacer, es traseender I modernizacién refleja por Ja que marchamos hasta ahor: —y que hizo de nosotros proletariados externos de otro pucblos— a fin de que nos encaminemos, a través de I Ja revolucin social, a un esfuerzo de aceleracién evolu tiva, en el curso del cual nos reconstruiremos como put los estructurados para si mismos, Conforme se verifiea, la revolucién social constituye de hecho, la misién includible de los universitarios — Jos intelectuales— de las naciones subdesarrolladas: decir, nuestras tareas cruciales son definix el eardcter di Ja revolucién necesaria; descubrir Jas brechas estructur Jes que ensanchadas, permitan desencadenarla; formula proyectos alternativos de las falsas soluciones de hoy pars todos los problemas nacionales, Cumple preguntar empero, ;puede la Universidad co yertirse en un agente de cambio intencional revoluci nario de nuestra sociedad? En rigor debemos respondel que no, ya que Jas clases dominantes hardn todo lo posibl para impedirlo. Sin embargo, las estrueturas de poder nt son jamas tan homogéneas y coherentes como para cons 28 guir imponernos Ta voluntad de las capas dirigentes, quenos que Ia Universidad misma se vuelva su eémplice. Fn los dos casos —el de la Universidad voleada a servir deliberadamente a Ja revolucién necesaria; y el de la Unie yersidad acoplada y convertida en instrumento de moder- nizacion refleja— la situacién sera siempre altamente con- flictiva. En el primer caso, por os tumultos provocados por los interesados en mantener el statu quo que verén en Ja Universidad su principal enemigo. En el segundo aso, convulsionada por Ia juventud levantada contra una Universidad que traiciona sus ideales. La opcién como se ve, no es entre Ja tranquilidad y el tumulto, sino entre dos drdenes de tensiones. Cualquiera de ellas, on ciertas circunstancias, puede ser paralizadora. Es de sefialar, no obstante, que los conflictos activos del primer orden de tensiones permiten a la Universidad ejercer, por lo menos, el papel de tiltima instituein ofi- cial donde el pueblo y la nacién pueden proponerse un proyecto propio de desarrollo auténomo y autosostenido ya que todas las demas han sido o vienen siendo ganadas nizacién refleja, la integracién continental, Ia industrializacién recolonizadora. El segundo orden de tensiones, en cuanto reaccién contra el avasallamiento, no constituye nunca una eleccién de los universitarios. Es una cireunstancia en Ia que se puede encontrar cualquier uni- versidad cuando la crisis de Ja estructura de poder ya no Te permite garantizar a Jos universitarios el derecho a la protesta. En estas circunstancias, Ia lucha se trabara en Jas condiciones que les sean impuestas a los universitarios, y la verdadera Universidad estara otra vez, fuera de su feasa, con los que buscan los caminos de la revolneién necesaria. por Ia mod 29 La crisis universitaria sala Universidad es stitucién politien .en el mejor de os easow sélo Puede tratarse de una contrapolitizacién y Mp de una politizaciGn de la Universidad. ‘Himoner Mancuse Tn erisis con que se enfrentan las universidades modernas ge presenta bajo mniltiples formas que permiten caracte- tizarlas como coyuntural, politica, estructural, intelectual c ideologica. Es coyuntural en el sentido de que deriva, en gran me- ida, del impacto de fuerzas transformadoras, que estén fectando a todas las universidades del mundo como efecto de Ia transicién de una civilizacién de base industrial a ‘na nueva civilizacién, En esta transicién, a los impactos de Ja Revolucién Industrial se suman, aparentemente, los ecaffos de una nueva revolucidn cientifiea y tecnolé- fea, Ja Revolucién Termonuclear, enya eapacidad de trans- figuracidn de Ia vida humana pareee ser indefinidamente mayor. En Ins universidades de las naciones avanzadas, esta ‘erisis asume 1a forma de traumas, provenientes de la cons- ‘cripoién de sus investigadores y laboratorios para las tareas de Ta guerra fria y caliente y de tensiones resultantes de jnnovaciones prodigiosas de las actividades productivas y {de os servicios que absorben contenidos técnico-cientif ‘cada yer mis apreciables, exigiendo una preparacién de Inivel universitario para toda la fuerza de trabajo. En las Inaciones hist6rieamente atrasadas, los sintomas de esta lerisis coyuntural comparecen como efectos reflejos, entre Hos cuales sobresale el de desafiar a sus universidades —que firacasaron en absorber, aplicar y difundir el saber huma- al no aleanzado en las tltimas décadas— a realizar Ja ta casi impracticable de autosuperar sus deficiencias p; dominar un saber nuevo que se amplia cada vez mis, g ver aumentar progresivamente su desfasaje histérico con relacidn a las naciones avanzadas, La crisis es también politica, una vez que las univer sidades, estando insertas en estructuras sociales conflicti se ven sitjetas a expectativas opuestas de sectores que Ia quieren conservadoras y diseiplinadas, y de sectores qu aspiran a yerlas renovadoras y hasta revolucionarias. Jas naciones desarrolladas, esta crisis politica se instau siempre que la juventud estudiantil y los profesores mi Tieidos pasan a cuestionar el orden social y se conviertey en cuerpos manifestantes, En las naciones subdesarroll ppios universitarios se dividen con respecto al caréc- “jer y al sentido de estas transformaciones, una vez que jas pueden contribuir tanto para que la universidad se Fe mbio de la sociedad global, mstituya en un motor de 4, MopennizactOn nertnsa © y cRReIMTENTO AUTONOMO Jas tensiones y los traumas derivados de esta crisis inéltiple ya son suficientemente fuertes para compeler a cada uni- yersidad latinoamericana a discutir su propia forma y a proponerse caminos de superacin de sus problemas, Estos caminos son reductibles a dos politicas bisieas, no simple- mente distintas, sino opuestas, sostenidas con mayor o Ghenor lucidez por todos los universitarios. Una de ellas es Ja de modernizacién refleja, fundada en la suposicién de que, agregando ciertos perfeecionamientos 0 innova- iones a nucstras universidades, las veremos acercarse ‘cada vez mas a sus congéneres mas avanzados hasta vol- verse tan eficaces como aquéllas. La otra politica, que esignomos de crecimiento auténomo, parte del presu- puesto de que la universidad, como una subestructura insertada en una estructura social global, tiende a operar como una agencia de perpetuacién de las instituciones sociales mientras actite espontineamente; y que sélo puede representer un papel activo en el esfuerzo de superacién del atraso nacional, si intencionaliza sus formas de vida y aecién con este objetivo. La primera politica no exige esfuerzos especiales para ser Heyada a efecto, sea en el plano de la creatividad intelectual, sea on el de las relaciones externas de la tthiversidad. La simple interaccién espontanea de los fac- ‘ores dentro de la universidad permite perfilar una politica das, y por esto mismo més descontentas consigo mism: Ja actitud de rebeldia juvenil, siendo natural y necesari provoca choques inevitables con los custodios del ordey vigente. La crisis es estructural, porque los problemas que colog inte Iau dad ya no pueden ser resueltos en el cu dro institucional vigente, sino que exigen reformas pro fundas que la capaciten para cnsanchar sus matriculas, acuerdo con las aspiraciones de educacién superior de I poblacién y, al mismo tiempo, a elevar sus niveles ensefianza y de investigacién, Como las estructuras vigen tes no son cristalizaciones de modelos ideales, librement clegidos, sino residuos histéricos de esfuerzos sectila para crear universidades dentro de condiciones advers en cllas se fijaron multiples intereses que operan com obstaculos para su transformacién. Conforme sefialamos, Ia crisis tiene también contenido intelectuales e ideolégicos. Los primeros, representados po el desafio de estudiar mejor la propia universidad a fin d conocer, precisamente, las condicionantes a que est suj y los requisitos de su transformacién. Los itltimos porq 32 an nes tan contrastantes que un minimo de identificacién "con Jos intereses nacionales levaria a la mayor parte de los ‘cl ¢ por el crecimiento auténomo. “Bn cambio, la cuestién es mucho més compleja, porque “estas opciones se ofrecen no solamente a la universidad ino a Ia sociedad entera, exigiendo que se decidan por “uns 0 por otra via todos los sectores influyentes. Agréguese, arin, que Ja opeién autonomista afecta enormes intereses “inyertidos dado que el mantenimiento del statu quo bene- cia naturalmente a los sectores ya favorecidos por la es tructura vigente y que su alteracién pone en riesgo, por lo nenos, algunos de sus privilegios, Yale decir, que Jos problemas de renovacién de la universidad, se cncuadran dentro de opciones que se abren ‘ala propia sociedad nacional, dividiéndola en dos sectores ‘opuestos: los que propugnan por una actualizacién histé- riea correspondiente a la que experimentamos en la ¢o- yuntura de la independencia, al salir de Ja condicién de eolonias de metrépolis vueltas obsoletas para cacr en Ta condicién de ireas de expoliacién neocolonial de las na- eiones pioneras de Ja industrializacién. Y los que propug- nan por la via opuesta, de la acclera cual América del Norte y el Japén, por ejemplo, se cons. tituyeron en socicdades nacionales aspirantes al desarrollo auténomo, por la integracién en la civilizacién como eco- nomfas independientes y como culturas auténticas. Bfectivamente, vivimos hoy una coyuntura equivalente @ aquella dentro de la cual amplios sectores de los mas influyentes en la toma de decisién ya asumicron posicién: aspiran a progresos parciales y reflejos como Ios experi- mentados en el pasado, cuando nos hicimos consumidores Mle los frutos de la industrializacién ajena y no de sus semillas —tales como ferrocarriles, iluminacién eléctrica, automotores, exportados por los grandes centros industria. es. Ex de seftalar que Tas propias universidades actuales modernizadora, a través do Ia cual algunos sectores erecer merced a Ja impetuosidad de sus dirigentes y otros atrasardn, por razones opuestas. La universidad, resuiltado residual de este entrechoque, seguiré existiendg y ejerciendo su papel tradicional como lo hizo hasta ahor inconseiente de si misma y de Ia sociedad a que si Puede hasta experimentar mejoras en sus servicios, graci ala generosidad de programas internacionales y extranjero de asistencia y de financiamiento, desde que asiente @ conformarse segiin los modelos de estructuracién que sean propuestos y en ejercer los papeles de ensefianza investigacién y difusién que Je sean preseritos. La politica de desarrollo auténomo exige, al contrarig el maximo de lucidez y de intencionalidad, tanto co respecto a Ia sociedad nacional como con relacién a umiversidad. Y sélo puede ser ejecutada mediante diagnéstico cuidadoso de sus problemas, un planteamient rignroso de su crecimiento y una eleccidn estratégica d objetivos, necesariamente opuestos a los de Ia modernia cién refleja. En tanto que Ja politica modernizadora aspira apens a reformar la universidad de modo de volverla mis eff ciente en cl ejercicio de sus funciones conservadoras den de sociedades dependientes y sujetas a la expoliacién neo colonial, la politica autonomista aspira a transfigurar i universidad como un paso hacia la transformacién de propia sociedad, a fin de permitirle, dentro de plaza previsibles, evolucionar de Ia condicién de un proletari nes de vida mn evolutiva, por 1a externo que se limita a atender las condic de prosperidad de otras naciones, a la condicién de uy pueblo para si, duefio del comando de su destino y di puesto a integrarse en la civilizacién emergente come w nacién auténoma. Planteado en términos tan perentorios el problema df la crisis parece simple: se trataria de optar entre orient 34 35 de América Latina son también resultantes de esa mode nizacién que las hizo surgir o las remodeld segiin el patron napoleénico de organizacién de Ia ensefianza superior fn su calidad de trasplantes, ellas jamés aleanzaron anten, ticidad, porque sélo copiaron cl modelo en lo que tenia de formal, sin busear atender las funciones que él ejerci en el contexto original, de transfiguracién de Ja cultural nacional. Dentro de Ja coyuntura actual, la ras aspiran a una nueva modernizacién que acreciente aquellos progresos reflejos, el consumo de transistores de computadoras y que propicie también Ja renovaci correspondiente en la organizacién de las universidades Esto es, siempre Ios frutos y no las semillas del saber y a Ja tecnologia nueva: ¥ siempre de modo de perpetuar I estructura de poder y las capas sociales por ella privile ‘adas, aunque lo hagan a costa de condenar a las nacion Jatinoamericanas a perpetuarse en el papel periférico, d pueblos dependientes y expoliados que tuvieron hast fuerzas conservado. ahora. ‘También entre Jos universitarios, 1a opeién moderni zadora cuenta con muchas adhesiones, entre las cuales I Jos _pesimistas que niegan nuestras posibilidades superacién del atraso respecto de las naciones plenament desarvolladas; Ja de los ingemuos que ercen hoy, tal com lo creian nuestros abuelos, que éste es un camino de pro reco continuo; y, finalmente, la de los oportunistas q slo busean atender a sus propios objetivos personale "Todos ellos actian en Ia universidad como aliados inte nos de los que quieren indueir a América Latina a um nueva actualizacion histérica. Por estas razones, el problema de la crisis de la univ cidad latinoamerieana debe ser expuesto en términos mi se trata de saber si es posible planificar un va a la transformacién estructural ¢ preciso: universidad que wiedades cuyas capas dominantes no desean mas que a modernizacién refleja que consolide, en lugar de de- wr, su dominacién. Y si es practicable ganar a la ma- a de los cuerpos universitarios para una politica de cimiento auténomo de la universidad, a efectos de con- “fribuir « que Ia sociedad nacional se encamine por la via de la aceleracién evolutiva, Ia simple enunciacién de este problema —que viene giendo planteado cada vex mis frecuentemente y en forma a Latina— es sintoma de que estamos experimentando ciertas transformaciones sustan- “perentoria en toda Am tiales cn nuestro modo de encarar nuestras sociedades na- fionales, nuestras universidades asi como nuestro papel “dentro de ambas. Estas transformaciones mentales no son giatuitas, sino que corresponden a una instancia de la coyuntura que atravicsa América Latina de transicién entre TncondiciGn de atraso hist6rico y la del subdesarrollo. En 1 plano ideolégico esta transicién se expresa por dos mo- dalidades de conciencia. La conciencia ingenua, propia de las naciones histéricamente atrasadas que se caracteriza omo resignada con su atraso y su pobreza porque sélo es eapax de percibirlas como naturales y necesarias, y la con- ciencia critica, correspondiente a Ia coyuntura del sub: desarrollo que se caracteriza como rebelada contra el atraso, que percibe como antinatural y explica como causado por Factores sociales erradicables. A los contenidos de Ia conciencia ingenua, presentes en Ia sociedad y en la universidad, corresponde una politica de modernizacién refleja; y a los contenidos de Ia con- ciencia critica, una politica de crecimiento auténomo. Eso Besice que una lucha esta trabada entre los portadores le estas dos concepeiones en el cuadro de Ia sociedad global, como una disputa por apropiarse de Ia universidad a fin de conformarla segiin sus designios. Signifiea tam- 37 pién que el estado de subdesarrollo en que ingresam por esta mutacin ideolégica, provocando una disconfo jnidad cada ves més goneralizada con respecto a la ciedad, leva a amplias capas de la poblacién a cuestionay todas las instituciones sociales, inclusive la universidad indagando si eada una de ellas acta en el sentido de superacién del atraso 0 de su perpetuacién, 2, LA UNIVERSIDAD CUESTIONADA Fstas circunstancias son las que, por alteraciones ocurrid en Ia sociedad global y reflejadas sobre 1a univer Ta ponen en tela de juicio y Ie exigen una rede que justifique su forma de ser 0 que se proponga tran formarla en consonancia con los reclamos del desarrolld nacional. En relacién con este cuestionario, todos los unis versitarios son amados a tomar posicién. Aun Jos por ores de una conciencia ingenua, viendo desenmascarado Jos contenidos reaccionarios y exégenos de ésta, buscay redefinir su postura para formular una ideologia modery nizadora explicita. Esto se comprucha por el hecho d {que ya nadie defiende 1a estructura vigente de la univer sidad que, aun en su forma més arcaica, genera tension insoportables. Y atin porque, hasta para proseguir cum pliendo sus funciones tradicionales, la universidad deb ilterar sus modos de ser y de actuar. La postura criti también se modifica y madura al verse desafiada a ‘fo mularse como un proyecto propio de desarrollo auténomo suficientemente explicito para hacer frente a la postur juodernizadora que, no confiando ya en cl espontanefsmo ve encamina hacia la formulacién de programas de renova " Y fue compelida a definirse simulténeamente co especto a Ja sociedad y a la universidad, porque volvia impracticable ser radical o aun progresista cn rela tién con la sociedad, sin serlo también dentro de 1a uni 38 dad cn cuanto a sus problemas de crecimiento au- Podria contestarse que nadie en la universidad se opone progreso auténomo; que ésta es y siempre fue Ia meta os universitarios Iatinoamericanos. Lamentablemente, ¢ argumento es falaz. La mayoria de nuestros docentes yersitarios —y entre ellos muchos de los més presti« os —cxhibieron siempre una actitud conservadora 0, ndo mucho, modernizadora. Vivieron y actuaron como onajes muy orgullosos de sus pequefias hazafias, vién- fa si mismos como inteligencias exeepcionales y meri- silo por serlo en el ambiente retrégrado en que Wan, vanagloriéndose de las instituciones que creaban, mente por su vinculacién y dependencia con rela- na centros universitarios extranjeros de los cuales cons- in meros apéndices, Atin hoy es frecuente tal postura ‘en América Latina y en ella se asienta Ia politica moder- nizadora, que argumenta a favor de las ventajas de los perfeccionamientos parciales aleanzados con la ayuda ex- ‘wanjera, pero esta ciega por el estrecho aleance de sus aspiraciones. Para comprender esta estrechez, basta con- siderar que si las universidades latinoamericanas recibie- ‘xan, en Jos préximos veinte afios, ayuda extranjera veinte ‘veces superior a In que obtienen ahora para programas modernizadores, al final de este plazo se encontrarian enla misma situacién actual de atraso relativo. La conciencia nueva, vuelta posible a América Latina €l trinsito del estado de atraso histérico al de subde- sarrollo, tanto nos amplia Ia visién como nos plantea in- terrogantes. Nos advierte de los riesgos de Ja moderniza- cién refleja, porque nos hace mas exigentes para con noso- ‘ros mismos y para con el contexto internacional en que nos insertamos. Aunque menos pobres y menos atrasados de lo que fuimos en cualquier tiempo, estamos mis en rebeldia contra Ia ignoraneia y Ia penuria, reducidas pero 39 pilidades de accién renovadora, Eso supone que nues- reaponsabiidades en el mantenimiento del atraso en paises sean mas grandes de lo que nos gustaria no erradicadas y sin perspeetivas de ser plazos previsibles. También esta nueva conciencia eritig es lo que nos Ieva a ver Jo existente como no natural innecesario y nos hace interpretarlo como el resulta, de opciones erréneas que buseaban atender los interes minoritarios de Ia clase dominante en perjuicio de la po hlacién total. Es ella, atin, la que no nos consicnte sat facciones con los progresos parciales de naturaleza reflej que antes —y aun hoy— parecian deseables a tantos. ella, en fin, la que nos exige la formulacién de un proyeetg propio de autosuperacién que abra a nuestras sociedad perspectivas de ingreso cn la civilizacion emergente, poy via de la aceleracién evolutiva, como pueblos que existey para si mismos y no para servir a designios extraiios y a tir. En efecto, es en nuestras universidades donde se la mayor parte de Ios cuadros de Ja clase domi- ate, que condujo a Amériea Latina por la senda dese da de Ia actualizacion histériea, al tiempo en que hnacioncs, surgidas més tarde, se adelantaron a noso- , progresando por la via de la accleracién evolutiva. Gierto que nuestra clase dominante nada perdié al er cantino, puesto que tayo mucho ,,a través de décadas, consiguiendo disfrutar un alto I patronato en el ejercieio de Ia explotacién se por el pri prosperidad ajena. Con todo, cumple preguntar si sera posible transfigur Ja universidad, no por efecto de una transformacién pre ag el que fue excluido del proyecto, porque se vio eomipelido a cjercer el papel de proletariado externo de Jos micleos céntricos de un sistema ccondmico de hase jnundial, destinado a mantener, con su trabajo, los privi- gios de 1a clase dominante nativa y los Iueros de sus ‘asociados extranjeros. via y revolucionaria de Ia sociedad como siempre ocurtig sino como una antieipacién que Ja haga una palanea d acoleracién evolutiva. Esta euestién plantea varias ott concretas, ;Pueden las naciones subdesarrolladas Maas? gPodemos financiar cot iversidades desari ial aor Bersabidel sulidaarsclle acimnr lacs’ ct ccs oooeceoe” oe, Comoelitdento deg Ie areas mojores universidades? ,Qué tipo de organizacidn dehgemaad fsic ¥ social de nuestros paises fueron probable- a mente menos de lo que podrian haber sido y para ellos das en Ja luck corresponder a las universidades emp por el desarrollo nacional auténomo? {Sera posible, diante la institucién del autogobierno y explotando I contradicciones de la propia clientcla universitaria, ree antes al cambio que a la preserva Tas universidades no siempre hicieron Ia mayor contribu: ign, Fsto se puede comprobar por el hecho de que, en ‘tantos campos del saber, contribuyeron menos a ese cono- timiento que los cientificos y pensadores extranjeros. To- Gavia hoy, la produccién cientifica latinoamericana con respecto a su realidad es menos copiosa y, tal vez, también menos yaliosa que la extranjera, Quien quiera entender- ‘nos, aqui o en otra parte, tendré generalmente que recu- rir antes a la bibliografia extranjera que a Ia nacional, en las diversas disciplinas cientificas. truturarla para servi in de la estructura social vigente? En una respuesta preliminar y limitada a estas inda gaciones queremos sefialar que nuestras universidades sow probablemente, mucho més eficaces como agencias de pre servavion del statu quo de lo que ceria necesario. En com ccuencia, tienen delante de si un margen inexplorado 40 41 ‘Aun Ia militancia estudiantil, tenida como la gran bay aera de nuestra rebeldia y combatividad, por la generosi dad con que Ja juventud universitaria se empefia en a luchas por la libertad y por el progreso, hizo menos, pro, bablemente, de lo que podria haber hecho si estuvier comprometida en una lucha reahnente revolucionaria. Ey) verdad, la itancia no Hega ni siquicra a conselidar up niimero considerable de personas en las postu de Ja juventud. La inmensa mayoria de nuestros estudian tes, una ver graduados, se convierte en ciudadanos décile y en profesionales eficaces en la defensa del orden vigente con todas sus desigualdades ¢ injusticias. Un anélisis mal cioso hasta podria estimar que Ja militancia estudiantil dd modo en que la practicamos, corresponde a un entrenamien to que los duefios del poder se permiten proporcionar Jas nuevas generaciones en su etapa de formacién pary mejor adiestrarlos en el ejercicio de futuras funciones d jones estructurales factibles y que contribuyan a la novacién de Ia sociedad global. Nuestra meta como uni- a Pe este modo, ya no seria posible al universitario tener ‘una posicién progresista en relacién con la sociedad —sin efinir su posicidn correspondiente con respecto a 1a uni- " gersidad. Esta postura se volvié imperativa para todos por- ye, queriendo 0 no, por accién u omisién, estamos asu- niendo responsabilidades en Ja lucha que se traba para ¢onformar Ia universidad a Ja nacién —segiin un proyecto propio y global de crecimiento auténomo— o para servir antihistéricos y exdgenos que saben precisa- jpo de universidad les conviene para América Tatina, a fin de que ésta continiie siendo un apoyo de su prosperidad. 3. Univensioan y poririca custodia. 4Qué hacer, en estas circunstancias, si tantos profess res son e6mplices del orden instituido y agentes del conser vadorismo y sila mayoria de los jévenes, cumplida su etap de rebeldia juvenil, también se acomodan? Esta cuestiéa bésica nunca podria ser propuesta por la conciencia it gemna; con todo, una vex postulada por Ia conciencia a1 tica, exige una contestacién. Lo que nos cumple hacet como intelectuales y como universitarios es, en primer gar, explotar hasta el limite extremo Ia conciencia vur posible para el diagnéstico de la sociedad y de Ja un versidad y para Ia formulacién de una estrategia para Jucha nacional contra todos los factores conducentes a walizacién histérica. En segundo lugar, entregarnos una militaneia que permita Tevar a la prictica aque estrategia, conduciendo la Iucha en Ja universidad, no mo una barricada aislada, sino como nuestro sector d ‘combate, en el cual debemos anticipar todas las transfor Ia crisis de nuestras universidades slo puede ser enten- dida en cl ambito, en que ella ce inserta, de Ja crisis ge- neral que desgarra internamente a las naciones latinoame- ricanas, sometidas a las presiones opuestas de los que quieren inducirlas a Ja actualizacion histérica y de los que quieren clevarlas a Ia accleracién evolutiva, Estas presiones s€ ejercen sobre las institueiones, pero de modo particu: Tarmente grave sobre Jas umiversidades, dividiendo sus feuerpos académicos en grupos contrapuestos y deseneade- nando el terrorismo cultural sobre las més auténticas y eficaces. Hl cismo interno ya no opone a los universitarios unos 410s otros dentro de las lineas del pluralismo republicano, 43 42 sino conforme a su postura modernizadora 0 autonomista, La primera esta representada en los cuerpos académicos por) el viejo magister tradicionalista ‘que profesa un ideario mitico en nombre del cual hace todo para perpetnar la forma actual de la universidad; y el aca démico modernizador que se dojé ganar por centros exé. genos de influencia y confia obtener ventajas de la ayuda extranjera, sin pagar precio alguno por ella, Los primeros, ‘como una sobrevivencia del pasado, desapareceran en el] flujo generacional. Los tltimos, si no son ganados para una concieneia eritica con respecto a la nacién y a la unk versidad, tendern a actuar como agentes de voluntades externas que expresan intereses opuestos a los de sus pues blos, La postura autonomista esti representada por los profesores y estudiantes poseidos de una conciencia eri tica que los advierte de los riesgos de Ia modernizacién y los despierta para Ja Iucha por el desarrollo auténomo| de la sociedad nacional y de la universidad. dos tipos de profesore En tanto o donde se mantiene vigente el régimen lid beral, la unive: a las instituciones reguladoras del orden, preservando cietd to grado de autonomia. Siempre que se rompe Ta legalidad) democratica, sin embargo, aunque la universidad se recon centre en una actitud reservada, evitando contactos con| Jos nuevos cuerpos gubernamentales, éstos acaban por ety trar en choque con ella. Entonces sus casas de estudio son invadidas, sus profesores y estudiantes perseguidos, encars celados, y muchos de ellos expulsados de sus paises. El cardcter recurrente de estas crisis no permite a ningun: universidad consolidarse porque, cuando una de ellas con sigue desarrollar, a través de esfuerzos ingentes, una masa lad consigue imponer un modus vivendi critica minima de recursos humanos y materiales para ejercicio adecuado de sus funciones, justamente sobre ella ree in represiva, Asi, a periodos de trabajo fel cundo se suceden fasés de conflagracién, Iuego de las cual la acei 44 Jes hay que retomar Jas obras interrumpidas y las institu- fiones degradadas para rchacerlas y restaurarlas. Se repite, de este modo, en América Latina de hoy al- gunas de aquellas coyunturas eriticas que convulsionaron Jas universidades del pasado en el curso de las cuales sux- cién universitaria, En Ja mis grave do estas crisis, correspondiente a las revolu- ciones liberales, Ia lucha se trababa entre los representantes de un saber nuevo, contemporaneo de la ci trial que emergfa, y los guardianes eclesiisticos de Ja uni- yersidad tradicional. Estos conflictos asumieron formas di- ferentes en los diversos paises. En todos ellos, sin embargo, elnuevo saber conquisté 1a ciudadela conservadora que era Ja universidad y Ia transfiguré, simulténeamente con Ia fransformacién revolneionaria de todas las instituciones, para servir a nucvas estrueturas de poder. Habiendo vivido reflejamente ese proceso, eopiando, después de cristalizados, los nuevos modelos de organiza- cign universitaria que entonees se crearon, estamos Hama- gicron nuevos modelos de estructu izacién indus- dos a vivirlo hoy directamente. Pero ya no nos enfrentamos tan sélo con disidencias internas de la universidad. Lucha- mos contra fnerzas externas que, en su desesperacién por mantener las estructuras vigentes de poder, juzgan nece- sario acallar y paralizar la universidad. Nuestros conten- dientes ya no son Ios clérigos, sino Ios militares formados también fuera de los medios académicos ¢ igualmente so- metidos a influencias extrafias. Son esos militares de nuevo tipo los que al imponer su tutela sobre Ia nacién, se lan- zan con toda furia contra las universidades como uno de Jos blancos preferidos de su accién represiva, porque la definen como intrinsecamente subversiva. Es de sefialar que estos profesionales de la subversién de las instituciones politica’, los cuales no pueden admitir otro orden de sub- yersin, a no ser el suyo, identifican en la universidad la fuente misma de una insurgencia porque ésta se vuelve 45 Bata falta de compromiso con el progreso y con la auto- nacional aproxima las autocracias regresivas de contra el orden vigente en Io que tiene de retrégrado, d injusto, de desigualitario y de incapaz de progres, estas condiciones, se vuelven mas tensos los conflictos en tre los eustodios del statu quo y todas las fuerzas virtual mente insurgentes, inclusive —y, a veees, hasta principal mente— Ia universidad. jonario, se preocupaban en cierta forma, del progreso y del desarrollo nacional auténomo y se oponian La intervencién de estos militares regresivos en a vi politica latinoamerieana responde, esencialmente, al fra caso de las clases dominantes nativas que, al no conse guir asegurar un minimo de progreso auténomo a sus 60 ciedades, se volvieron incapaces de preservar las instity ciones republicanas. Ante elecciones que fatalmente perde rian —dado el descontento de Ia poblacién y la emergenci de nuevos liderazgos reformistas 0 revolucionarios que disputan el poder— Ja vieja clase se alia a los militare para imponer regimenes de excepeién, Estos se consti tnyen como una entidad nueva en la vida politica de Amé rica Latina porque no son identifieables con las antiguas jlegios de una minoria nacional retrograda, a costa de ‘condenacién de sus pueblos a aternizarse en el atraso y Tales son los regimenes regresivos que se multiplican América Latina, presentandose como procedimientos rentivos contra Ia amenaza comunista de subversién xégimen, pero implantandose, efectivamente, para evi tar que Ja voluntad generalizada de reforma y las aspira- eiones de progreso de las poblaciones latinoamericanas, gnenentren formas de ejercerse democraticamente, “Estas caracteristicas de las dictaduras regresivas las xen a los universitarios, haciendo de estudiantes y pro- fesores, de un lado, y de los custodios militares, del otro, contendores irreductibles. Esta oposicién se volvié frontal desde el término de Ja guerra, cuando los militares Jatino- americanos, solos y privados de la ayuda de Ia intelectua- Tidad de sus paises, tuvieron que redefinir su papel y su funcién dentro de una coyuntura mundial que cambiaba radicalmente y que propiciaba ciertos movimientos de re- forma institucional y de emancipacién con respecto a Ia expoliacién neocolonial. autocracias militares, por el eardeter nacionalista y hast progresista de algunas de ellas en relacién con el perfi retrogrado de los nuevos gobiernos militares. Su caracteris tica mils saliente es Ja falta de compromiso con el pro greso y la antonomia nacional, que ellos sacrifican sin menor eseriipulo al iinico valor al que efectivamente rim den culto: la preservacién del viejo orden institucional principalmente de sus bases econémicas; el latifundio rt ral y la Tibertad de movimiento para las grandes cérpo raciones internacionales. Su funcién efectiva es la de agentes internos de progra: mas de actualizacién histériea de América Latina, regido por América del Norte en nombre del combate al comu nismo; pero destinados, en realidad, a defender los inte reses invertidos en un sistema de intercambio y de expo liacién que nos condena al atraso, bien que les sea alta mente Inerativo. 46 Bs ficil imaginar Ja perplejidad de esos militares al ver | transfigurarse la coyuntura internacional de muitiples po- tencias hostiles unas a las otras, que permitia cierta liber- fad de anivbra, para dar Iugar a la hegemonia mundial aT norteamericana de postguerra que hacia aparentemeny erto. Estas dos posturas no son, en realidad, opuestas, inevitable la integracién de América Latina en su esfer go complementarias, dentro de una estrategia general que el papel de las fuerzas armadas en las dreas eén- de poder, como area neocolonial. Mayor atin fue su perplejidad ante 1a obsolescencia d sus armas y técticas frente a nuevas formas de guerra, go bre todo la termonuelear, que implicaban contenidos téq nico-cientificos y costos financieros infinitamente suj res a las posibilidades de sus paises. Es frente a esa situa, cién nueva cuando los militares de América Latina, te niendo que redefinir su papel, se vieron atraidos por lay campaiias de adoctrinamiento Hevadas a efecto por Amé riea del Norte para convertirlos en tropas locales puesta entonces, se va forjando una nuey concepeién estratégica que apunta a la subyersién comm nista internacional como cl enemigo fundamental a cons batir; que reserva a las fuerzas armadas latinoamericana cl papel de tropas auxiliares de la lucha antisubversiva; que define como subyersién cualquier movimiento soci © politico tendiente a promover las reformas estructural indispensables para que las naciones latinoamericanas tan hién vean abrirse perspectivas de desarrollo auténomo autosustentado, gencralizable a toda la poblacién. La separacién tradicional entre universitarios y ami tares —graduados en diferentes escuelas superiores, metidos a influencias externas distintas— facilité un aisle. mnte entre Jas concepeiones de unos y otros Gmportado, ven a las universidades de sus paises como ins- uperfluas y como meros focos de agitacién sub- yersiva. Una aproximacién entre estos dos segmentos de la so- tiedad cra tal ver posible, ya que un ni de universitarios manifestaba la disposicién de uti nero ereciente izar los yecursos de educacién y de investigacién de las universi- dades para la lucha contra el atraso de sus paises y que iuchos militares de orientacién nacionalista, aunque de- echista, aspiraban a formular un proyecto propio de des- grvollo nacional auténomo. Jamis se acerearon, sin em- argo, y hasta se separaron atin mas cuando Ias izquicrdas pasaron a proclamar, baséndose en la experiencia cubana, que todos los militares eran irrecuperables para la demo- eracia. En estas condiciones de alejan Jos profesores y cientifieos mas respetados por su lucha contra el atraso, asi como diversos militares de orienta- cin nacionalista y progresista, acabaron siendo proscritos de las universidades y de las fuerzas armadas por los altos ato, muchos de miento er: con respecto a la nacidn y a Ia coyuntura mundial en que ella vive su destino y a sus respectivos papeles sociales politicos, En estas circunstancias, precisamente en Ia etap: en que en América del Norte las fuerzas armadas se apro ersidades, en la conviecién de que s6lo alli encontrarian Jos euadros de alto nivel cientifica y teenolégico para aleanzar sus designios, en América Ls tina Tos mi jerarcas ganados por el adoctrinamiento norteamericano. Estas dos concepeiones opuestas fueron madurando des- de formas larvales hasta procedimientos actives que se manificstan en choques dramiticos entre estdiantes y pro- fesores desarmados, pero coneebidos como extremadamen- te peligrosos, y militares superarmados que se definen co ximaron mas a Jas uni wwe y los universitarios entraron en conflictol 48 49 mio custodios del orden vigente. En el empefio por many nerlo intacto, desencadenan golpes preventivos, invad universidades y, sobre todo, cierran justamente aqui en que mejor se cultiva la ciencia y la tecnologia, desencuentro fue agravado en los iltimos afios y ya 46 tantas las intervenciones militares en las umiversidades hoy, hay un mayor niimero de cientificos y estudiosg ericanos de alta calificacién fuera de sus pai debido a Ia perseeucién politica que por otra causa cy; quiera, inclusive la tan discutida fuga de talentos. En re dad, Jas naciones Iatinoamericanas estén sufriendo wn sangria de intelectuales, cientificos y teondlogos de pro porciones equivalentes a las que experimenté Espafia el pasado y que sumergié sus universidades en una medig eridad de la que hasta ahora no consiguié. recupera Esta intelectualidad expulsada de sus paises, precisament Ia mis independiente y creativa, fue formada a través q déeadas de esfuerzo y al costo de enormes inversiones ti cionales. Su pérdida definitiva seria un dafio irreparabl Debemos sefialar, sin embargo, que Ios militares d América Latina no son un grapo monolitico y sin fis Hay entre ellos algunos oficiales abiertos a la concienel critica y a Ja biisqueda de salidas para Ja dependencia y atraso. Donde prevalecen en las fuerzas armadas estos off ciales mis Iicidos como ocurre hoy en Perti— se estrue turan regimenes nacionalistas-modernizadores, menos rig dos en sus relaciones con Ja universidad. Donde, al von wario, sc implantan dictaduras regresivas —como ocui en Br: ‘il y Argentina— las tensiones tienden a agudizai asumiendo por veces el caricter de grave crisis que lo militares buscan contrarrestar a través de las formas mi brutales de represién. Lo que les confiere un aspecto di cuerpo de jenizaros es la organizacién jerérquica a qu estén sometidos que no les permite expresar opiniones di vergentes con la idcologia impuesta por Jos norteamerie or esta vazdn, hoy mas que ayer, cumple a los inte- les acerearse de los militares a fin de quebrar el mmiento tan dafioso para ellos como para nosotros con ipjeto de descubrir los oficiales que nos puedan ayudar diagnéstico de los problemas nacionales y en Ia for- jacién de estrategias comunes de lucha contra las fuer fnternas y externas que condenan nuestros pucblos al oy « Ia penuria. Las actitudes de reserva y evitacién ro intelectuales y militares progresistas s6lo sirven a ‘objetivos de colonizacién cultural de los norteameri« n el ambito de 's entre universitarios y militares que Gxoio de profesores se inserta tanto 108 politic nstitnyen su causa principal, como cn el ambito de la mpaiia de colonizacién cultural de que América Latina fi siendo objeto. En efecto, los profesores expulsados p, en su mayorfa, a América del Norte, juntindose a los illares de técnicos y profesores que las universidades, los de investigaciones de aquel pais atraen directamen- con su rica escala de salarios y con las facilidades que proporciona a Ia actividad creadora. En ciertos casos, co- mo ocurre hoy en el Brasil, este éxodo esta atin agravado por Ia sustitucién de los profesores que emigran, por toda suerte de agentes oficiales de programas norteamericanos istencia y de ayuda que, en funciones docentes, asis- tenciales y policiales, vienen a modernizar nuestras univer- ignora que una serie de érganos internacionales ¥ norteamericanos tienen, hoy, ideas muy precisas acerca del tipo de universidad que conviene a Latinoamérica; tobre la investigacién que nos cabe realizar y sobre la maturaleza de la ensefianza que debemos suministrar. 51 Las actitudes asumidas por los universitari ricanos ante este peligro se pueden clasificar bésicamen en dos tipos: una puramente evitativa, que consiste denunciarlo a través de meros actos de indignacién mon y eivieas y otra cosmopolita, que argumenta con Ia pob) y las dificultades existentes para atender los requisit minimos del desarrollo cultural, propugnando por complementacién internacional que permita recibir las g nerosas donaciones que se ofrecen, Tanto el mero ais miento que encierra a nuestra universidad en si misn aumentando el desnivel cultural en que nos encontra como Ia actitud abierta e ingenua que permite y ha aspira a una integracién sin el conocimiento de los obj tivos y de Jas inteniones que hay detras de esas posih ayudas, son posturas suicidas para la universidad. Cuando se piensa en Ia gencrosidad con que fundaci nes, banqueros y gobiernos extranjeros ofrecen préstamg dadivosos y patrocinan investigaciones, envian expertos licitos en dar consejo y promueven conferencias interany Un argumento muy utilizado en favor de la aceptacién ayuda extranjera es el de quienes dicen que, de re- farla, las universidades latinoamericanas tendrian que x casi toda Ia actividad cientifiea que realizan, De ello sc desprende, por un lado, que nuestras uni- seidades estén incorporadas a un sistema internacional y, por otro, que las financiaciones externas se hacen eumplimiento de un programa que expresa una politica pliberada hacia nosotros. Serfa demasiado ingenuo pensar que Estados Unidos de Yorteamérica, tan habiles y frios en toda su accidn inter- jjonal —aunque también tantas veces desastrosos— de- jen un campo de actividades de importancia tan decisiva ‘tomo el de Ja actividad cientifiea y el de la vida univer- aria, librado al azar de las acciones desconectadas im- provisadas de diversos organismos ptiblicos o privados. To- “do indica que estos organismos estin relacionados por pac- {fos y que actiian mancomunadamente en un esfuerzo con- junto de colonizacién cultural de toda América Latina, in interuniversitaria aleam ricanas en Jas que la integ: el mismo nivel de importancia que los problemas del cado comin o de la defensa continental, cabe pregunta zqué hay detras de todo ello? ¥ si bien no es posible sq tener que toda Ta ayuda y todas Jas intenciones son int seeamente malas, ni que todas las reformas propiciadas s totalmente inconvenientes, es indispensable afirmar cllas tienen contenidos politicos no explicitados. ” La tiniea forma de responder a esta politica intencion de colonizacién cultural es realizar um anélisis serio d toda su fachada generosa, que trate de develar sus prop sitos ocultos y, sobre todo, formular explicitamente el m delo de w a base de un estudio objetivo y realista de los problem de la ensefianza superior y de la investigacién cientifica tecnoldgica con que nos enfrentamos. Todo indica, ademés, que los planes de reforma universi- taria formulados inspirados por técnicos de tales orga- izaciones, responden a intenciones bien conocidas para fllos aunque no explicitas para nosotros. Es indispensable enfatizar que Ia tinica manera de responder a esta politica fntencional para con nosotros es tener, nosotros mismos, ‘una politica igualmente Ticida en relacién con ellos, S6lo por este camino podremos alcanzar, en algin tiem- ersidad que conviene a nuestros paises sobs} po previsible, aquel grado minimo de madurez, cientitica nentar un desarrollo auténomo de que nos permita experi Ta cultura nacional. Sélo asi seremos capaces de erear, un iia, Ia universidad que necesitamos: una universidad or- 53 52 de dirigir su propio destino, de proponerse un pro- so propio de estructuracién tratando de atender las con- ones de su supervivencia y de su progreso entre los fis puchlos. esta conciencia corresponde una postura universitaria e precisa ser lograda como requisito previo del desa- qollo, tal como ocurrié en Francia, en Alemania y en el japon. Esta postura es la afirmacién de Ja nacién como el ‘dro dentro del cual cada pueblo vive su destino en ivencia con los otros pueblos, pero sin tolevar que sir. génicamente estructurada, que atienda nuestras carencig Para eso debemos orientarla no hacia un desarrollo reflej como el que resultaria de proyectos ajenos, sino hacia desarrollo que parta de Ia formulacién de proyectos esp cificos que correspondan a nuestras aspiraciones de autg superacién y de progreso auténomo. Estos problemas son a veces discutidos en términos d un dilema falaz representado por la opeién entre actitude nacionalistas y cosmopolitistas. La primera es definida eg mo una actitud temerosa y evasiva frente a los conta externos y, su opuesto, como una postura abierta a Ia con yivencia igualitaria con la comunidad universitaria int nacional, winicamente dedicada a la ampliacién del sabey y a su aplicaci6n al progreso comin. Cabe formular ai dos reparos: cl nacionalismo no es una estreches. chau nista sino que puede, por el contrario, conci tamente con una actitud madura, de convivencia intern cional. Por otro lado, €l cosmopolitismo no corresponde una amplitud de visién conducente a una convivencia m ‘twamente igualitaria en una comunidad internacional saber. El nacionalismo es, para América Latina, la conei cia de que su atraso y su pobreza no son hechos naturs y neeesarios y sdlo persisten porque son lucrativos pi ciertos grupos internos y externos. Es, también, Ia concier cia de que el subdesarrollo resulta del modo de impl. tacién y de organizacién de las sociedades nacionales co proyectos foréneos destinados a servir menos a sus mismo pueblos que a otros. Corresponde, ademas, a la percepcidn de que las relaciones latinoamericanas en el contexto mu dial, seg como se las oriente, pueden contribuir tantd para eternizar la dependencia externa y el subdesarroll de ella resultante, como para superarla. Esta conciencia se empieza a manifestar hoy en Amériq Latina, tal como maduré ayer en cada nacién moderna, medida que clla se consolidaba como un estado nacion jerna, Tal actitud, sea ingenua o sea hicida, onduce a sus portadores a actuar en Ta universidad y en Th sociedad como agentes de designios extratios y ajenos. Tos ingenuos operan como auxiliares espontineos en la yeconocimiento en el extranjero, de sus méritos intelec- ‘ales 0 tan sélo de su imparcialidad y amplitud de miras. Ios liicidos son instrumentos conscientes de Ja eolonizacién ealiural, y de hecho, pertenccen al contexto a que sirven, junque sean nativos, Cuando extranjeros, son nacionalistas ‘as modo y con signo inverso. La presencia y multiplicacién de personas con esta pos- tura en Jas universidades latinoamericanas es una conse- Guencia natural, aunque no inevitable, de la propia con- dicién de dependencia de nuestras sociedades. Pero es tam- ign efecto de dos agentes causales: a) Ia campafia siste- Initia de adoctrinamiento de los cuadros universitarios y 55. 54 su adseripeién a programas foréneos, yb) la ausencia q una conciencia critica generalizada que pacite py ganar la Iealtad de cada universitario para su propio py blo y para desenmascarar las posturas cosmopolitas qu atentan contra él, tanto por lo que pueden represent Muchas de csas personas, sobre todo aquellas que pa- mun tiempo suficientemente largo en el exterior co- jpara desnacionalizarse, son un acervo perdido. En el o de que regresen a una universidad de su pais, tienden referentemente a desencaminar a otros integrantes de é= ‘més que a recuperarse. En otros casos, una formacién cientifiea deformada por ersidad de origen y completada en universi- Wes extranjeras, hajo la orientacién de programas fo- a los resultados desnacionalizado- c a inbabilitar a un joven cientifico a una labor fecunda en su propio pais, porque la temé como prestacién de servicios a designios ajenos, como po el hecho de que constituyen pérdidas de inversiones cionales realizadas con escasos recursos. Conforme sefialamos, los altos cuadros cientificos telectuales de una nacién —y entre ellos hay que inch Ia totalidad de Ja docencia universitaria— son el produey final de un largo y costoso proceso formative que sélo coneretarse en ellos, como multiplicadores culturales, canzan su objetivo social iiltimo. La pérdida de estos imi tiplicadores por el éxodo de cientificos y teendlogos atea dos por mejores condiciones de trabajo y por més al salarios en el exterior, o por su adseripeién como partig pantes de proyectos fordneos de investigacién y de eng fianza, es un dayio excesivamente oneroso para Ja univers dad y para la nacién como para que pueda ser realizad sin sanciones 0, al menos, sin una condenacién moral ¢ plicita de toda Ja comunidad universitaria, , puede conduc eonscientemente, ayudan al desarrollo del saber y del srogreso de las naciones avanzadas, exportando el capital nds precioso y escaso de sus paises, que es Ia mano de obra mente calificada. rncia es, de hecho, una empresa mana universal, no susceptible de ser compartimentada; Lamentablemente, el grado de conciencia logrado América Latina es todavia bajo respecto de este problem Es comin ver a cientificos y téenicos recién Hegados d extranjero demostrar desprecio por sus universidades ate sadas que, a su modo de ver, no estén a Ja altura dem recer su labor porque no les dan recursos para que desarrollen a Ia perfeccién. Ninguno de ellos se siente ponsable por dicho atraso, ni mucho menos solidario co Ja Iucha por su superacién. Sencillamente esperan que autoridades universitarias encuentren modos y medios proporcionarles las condiciones que tenia afuera y juzg como un derecho el que les sean proporcionadas. contacto y sin conyivencia con la ntifica internacional por parte de los espe- falistas cn cada campo del saber. Esta comunidad es la iar las nuevas contribuciones eonocimiento. En estas circunstancias, la comunieacién pensable y debe ser ejereida a través de ‘a ello es necesario, Nodavia, crear previamente —como resultado de un esfuer- @ intencionalmente conducido— el niicleo local del eaber ‘con la masa critica minima que Jo vuelva autosuficiente y 56 57 ereativo en el plano nacional; que le dé Ia calidad neces ria para que sea admitido a la convivencia como pa integrante de Ia comunidad cientifica internacional; y Jo haga independiente en los criterios y Hicido en la def nieién de los caminos por los cuales la universidad si su propio pueblo y no a intereses ajenos. fodelos estruturales e universidad contra ese tipo de ‘que hubiera indueido splemente porque forma parte de una sociedad represiva Noss Cuomsxy icas particulares, Ellas son, en verdad, sub- roductos reflejos de un desarrollo social global que no 0 a partir de Ta universidad y para el cual ella sélo buyé secundariamente. Por cl contrario, este desarro- p una vex cumplido actus sobre las universidade, ndolas de recursos y exigiéndoles nuevos servi pro- ‘A las naciones subdesarrolladas les corresponde enfren- Ja tarea totalmente distinta de erear una universidad de actuar como motor del desarrollo, Primeramente, verifiear si es posible invertir aquella ructura universitaria que a reflejo del desarrollo aleanzado por 1a sociedad, si- plonees, hay q ia, es decir, crear una ¢ leéricamente, ésta es una tarea factible, ya que las ins- ones sociales no s6lo contribuyen a mantener las cs cturas vigentes en las cuales se encuentran insertas, sino pueden contribuir también, en ciertas circunstancias, altcracién de esas estrueturas, ejerciendo una accién 59

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