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LA NACIÓN QUIXOS Y JUMANDI, SU GRAN

CACIQUE DE GUERRA

David Guevara Yépez Ph.D.

REPRESENTANTES DE LA FASE COSANGA

El padre Pedro Porras Garcés, luego de varios estudios arqueológicos en la


provincia de Napo, estableció la Fase Cosanga, la misma que tendría una
antigüedad probada de dos mil cuatrocientos años.

Los representantes de esta fase que elaboraron objetos cerámicos, labraron


y levantaron monolitos, trabajaron terrazas escalonadas, construcciones
piramidales, petroglifos con figuras antropomorfas, zoomorfas y figuras
abstractas, montículos artificiales o tolas1, serían conocidos posteriormente
como quixos.

Ellos vinieron desde el valle de San Agustín, Colombia, donde se generó una
cultura de características relevantes.

San Agustín es el resultado del compendio cultural de chibchas, caribes y


otros grupos migrantes donde los shamanes, en estado alterado de
conciencia, dieron forma a los glifos grabados en las piedras, guardando su
mensaje y significado únicamente para los iniciados en los ritos de la
ayawasca. Allí nació el culto a los felinos y las ranas adquirieron un
simbolismo de lluvia y fertilidad.

Para llegar a la provincia de Napo avanzaron por el alto Magdalena cruzaron


el río San Miguel y siguieron por las estribaciones de la cordillera oriental
hasta asentarse en las zonas de Baeza, Archidona, Tena.

1
Eduardo Almeida, Evidencia de vestigios arqueológicos monumentales de la fase Cosanga, Pág. 50

1
UN PUEBLO CON HISTORIA Y NOMBRE PROPIO

Los quixos tienen raíces históricas que se extienden a un pasado pre


incásico.

Algunas crónicas antiguas narran que Hualcopo Duchicela II, a orillas del
Curayay, se entrevistó con los jefes quijos, cofanes, omaguas; con los
mensajeros de los mainas, andoas y bracamoros, en procura de conseguir el
apoyo bélico y consolidar una alianza para enfrentar el peligro de los incas2

María Elena Porras, al referirse a los pueblos aborígenes del Ecuador,


basándose en varias investigaciones, afirma que antes de la llegada de los
incas los quixos ya habitan la región amazónica3

Cuando los españoles fundaron la ciudad de Quito, en 1535, establecieron


los límites orientales por la vía de Quixo hasta el pueblo Hatunquixo4. Esta
mención presume que el nombre Quixo o Quijos pertenece a una de las
lenguas aborígenes de la región.

Luis Guzmán Palomino menciona que en el tiempo del Virrey Toledo se le


citó en la guerra antiespañola de los pendes, sacerdotes de la nación de los
quijos. Afirma que sus descendientes habitan hasta hoy las márgenes del
alto Napo y sus afluentes. En las primeras crónicas se los llamó –
equivocadamente, también canelos, jíbaros, omaguas5.

2
Jorge Carrera Andrade, El Fabuloso Reino de Quito, Pág. 101, 102
3
Porras María Elena, (TEHIS) Los pueblos aborígenes del Ecuador.
4
Serrano Pére Vladimir, Gordillo Rodríguez Ruth, Ciencia Andina, Editorial AbyaYala, Quito, 1999
5
Luis Guzmán Palomino, El problema de la Nación: Del tiempo prehispánico al siglo XVI

2
El doctor Guillaume Fontaine anota que el nombre de quixos fue por mucho
tiempo usado para designar a los indígenas que habitaban la vertiente
oriental de los Andes6.

En tiempo de los incas a los indígenas que habitaban la región del valle del
río Quijos ya se los denominaba quixos. Más tarde fue sustituido por el de
yumbo para ahora designarlos como napos. En 1538 eran alrededor de
15.000.5

Serrano Pérez Vladimir, citando a Tessman y Oberem, escribe que los quixos
recibían diferentes nombres por parte de sus vecinos:

Los piojeses o secoyas los denominaba: Ari – Bai; los jíbaros, Chúna; los
aushiris, Asnáke y los záparos los llamaba Tawo7.

Todos los documentos y citas geográficas de los primeros tiempos de la


Colonia coinciden en identificar a los habitantes de este territorio ubicado en
el piedemonte oriental de los andes como quixos, nombre que misteriosa e
inexplicablemente fue suplantado por otros a partir del levantamiento de
Jumandi de 1578.

EL IDIOMA DE LOS QUIXOS

Existen estudios de varios investigadores que permiten afirmar que los


quixos, como unidad étnica, tuvieron características propias que definieron
su identidad como nación.

Entre esas características estuvo el idioma que fue perdiéndose durante el


proceso de la conquista y con la implantación de las doctrinas que
impusieron el kichwa como lengua general.

6
Dr. Guillaume Fontaine, Observatorio Socio Ambiental FLACSO Ecuador, Análisis y evaluación de los
conflictos en el bloque 10.
7
Serrano Pére Vladimir, Gordillo Rodríguez Ruth, Ciencia Andina, Editorial AbyaYala, Quito, 1999

3
Juan Marcos Mercier, basándose los trabajos del padre Pedro Porras,
confirma esta aseveración cuando sostiene que a la llegada de los españoles
muy pocos quixos conocían la lengua del inga8. El cacique Hacho, cuya
hermana era casada con un cacique quixo, sirvió de intérprete a los
españoles, especialmente a Gil Ramírez Dávalos, cuando éste ingresó a su
gobernación, en 1559, para la fundación de la ciudad de Baeza.

También Augusto Javier López, hace notar que los misioneros franciscanos
y jesuitas, como política de evangelización, implantaron la enseñanza del
“seona” y kichwa, suplantando los idiomas vernáculos, en buena parte de la
amazonia ecuatoriana. Por ello concuerda con Udo Oberem que afirma que
los quixos habrían tenido su propia lengua materna, aunque para el siglo
XVIII ya eran quichua hablantes como consecuencia de los sostenidos
procesos de aculturación9

José Barletti, basándose en los estudios de Juan Marcos Mercier, descarta


toda posibilidad de que en la zona del alto Napo se hablara kichwa antes de
la conquista, ya que este idioma llegó desde Quito de la mano de los
misioneros, conquistadores y caucheros10

El idioma de los quijos perdió su vigencia cuando los curas y doctrineros


cumplieron las constituciones sinodales que exigían que se predicara en la
lengua de los indios, y el único idioma originario que conocían era el kichwa
o lengua general11.

En lo que tiene que ver a sus raíces lingüísticas este idioma pertenecía al
grupo shillipanu; aún existen algunas palabras que en su pronunciación y
significado se parecen a la de los idiomas que hablan los cofanes, zátchilas
y chachis.

8
Juan Marcos Mercier H. Nosotros los Napu runas, Publicaciones CETA, Iquitos
9
Augusto Javier Gómez López, Fragmentos para una historia de los Siona y de los Tukanos
Occidentales
10
José Barletti, Los pueblos amazónicos en los tiempos de la llegada de Orellana
11
Suárez Fernández Luis, et al, Historia general de España y América: (711-1085)

4
Los estudios realizados por Eduardo Bedoya determinan que los quixos,
coayqueres, zatchila, chachis y cofanes son parte de la familia etno
lingüística shillipanu12.

LA HEREDAD TERRITORIAL

El territorio de los quixos se extendía desde la ceja de la cordillera oriental


de los Andes hasta la llanura amazónica en un área rodeada por los ríos
Quijos y Napo. El río Quijos primero se llama Papallacta, luego Quijos y por
último Coca, nombre con el que desemboca en el Napo.

El Conde de Lemus, en la descripción de la Gobernación de Quixos, documento


escrito en 1608, informa que esta jurisdicción ocupa una extensión de 7.500
kilómetros cuadrados, en la vertiente oriental de la cordillera de los Andes, entre

12
Eduardo Bedoya, PhD, La situación demográfica de los cofanes

5
los 2.000 y los 400 metros de altura sobre el nivel del mar. Este informe está
acompañado por un mapa, cuyo valor radica no solamente por los detalles
geográficos que contiene sino porque es el primero que se ha trazado de la
zona.13

Los quijos habitaban un territorio excepcional donde se concentra la mayor


diversidad biológica del planeta distribuida en lo que modernamente
podríamos establecer como seis zonas de vida que ascienden desde el
bosque húmedo tropical (600 msnm) hasta el bosque pluvial montano
ubicado en la franja comprendida entre los 2800 y 3700 metros sobre el nivel
del mar.

ORGANIZACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA

La organización social y política de los pueblos indígenas prehispánicos de


los Andes tenía como base al grupo familiar que se denominaba ayllu,
unidad demográfica que promediaba las doscientas personas. El jefe era
conocido como “principal” o cacique (kuraka) menor. La unión de varios
ayllus daba origen a un cacicazgo o kurakazgo.

Un cacicazgo era un núcleo con autonomía política y económica. La


autoridad estaba en manos del cacique mayor o señor étnico.

En las selvas amazónicas, por lo general, se desarrollaron las sociedades


tribales, basadas en la recolección y una incipiente agricultura. Las prácticas
comerciales les permitieron relacionarse con comunidades de regiones
diferentes.

Los quixos tenían un territorio que compartía las condiciones geográficas de


la sierra y la amazonia; su contacto con las culturas amazónicas y andinas
les permitió desarrollar una organización social y política donde la sociedad
tribal y el kurakazgo convivían complementariamente.

13
Cuesta Domingo Mariano, Primera cartografía del territorio de los Quijos

6
Sobre este tema Frederica Barclay sostiene que en las estribaciones
andinas etnias como los quixos jugaron un papel de “bisagras”, facilitando
procesos de integración entre la sierra y la amazonia, gracias a un sustrato
cultural común y a la existencia de especialistas en comercio - diplomacia14

Los quixos fueron conocidos como buenos comerciantes y excelentes


viajeros. Recorrían largos trayectos visitando pueblos y comunidades de la
sierra y la costa con productos como tabaco y coca. Muchos cronistas
coinciden en afirmar que en Hatunquijos, frente a la actual población de
Cuyuja, en el cantón Quijos, mantenían un tianguez o mercado donde se
comerciaban productos procedentes de muy adentro de la amazonia, del
mar y del Reino de Quito.

Frank Salomon y Udo Oberem al revisar un informe preparado por Diego de


Ortegón en 1557, hallan indicios que en Hatunquijos se comerciaba vestidos,
adornos de oro, alimentos y otros productos de la región. “La compra y venta
no se efectuaba sólo por trueque sino que conocían una moneda llamada
“carato””15

Antes de la conquista española y durante su proceso de dominación, el


territorio de los quixos estuvo divido en los siguientes kurakazgos:

Hatunquijos con las poblaciones de Chalpe, Chumifo, Tazallacta etc.

Cosanga con las poblaciones de Cosanga, Conduceta, Guacamayo etc.

Coca con las poblaciones de Anche, Befa, Cenu, Tonta, Concín etc.

Sumaco con las poblaciones de Acande, Achifa, Comate, etc.

Los Algodonales con las poblaciones de Beto y Nayora

Las Calientes con las poblaciones de Chahui y Huarozta16

14
Frederica Barclay Rey de Castro, Olvido de una historia, Reflexiones acerca de la historiografía
andino - amazónica.
15
Frank Salomon, Los señores étnicos de Quito en la época de los incas, Pág. 148
16
Serrano Pére Vladimir, Gordillo Rodríguez Ruth, Ciencia Andina

7
Esta forma de organización fue anulada por las autoridades españolas a raíz
del levantamiento de 1578, cuando como represalia y castigo dieron muerte
a pendes y kurakas.

Autoridades del Rey y de la iglesia introdujeron el sistema de waynaros,


capitanes, tenientes, etc., impuestos por ellos para controlar todos los
movimientos y evitar nuevas rebeliones.

Más tarde los agruparon en muntun, clasificándolos por familias y


procedencia. Generalmente el nombre del muntun estaba dado por el lugar
de residencia o por el “burla” o sobrenombre del jefe del grupo.

Actualmente están organizados en comunidades y sus autoridades son


nombradas mediante votación de los socios.

ALGUNOS RASGOS CULTURALES

De la memoria oral de los descendientes de los quijos Juan Carlos


Gamboa y Ramiro Muñoz Macanilla compilaron algunos rasgos de la
cultura kichwa, de los mismos que hacemos un apretado resumen

Sus ritos son parte de su cosmovisión y están ligados a muchos actos de su


vida.

Para el matrimonio los novios deben realizar los rituales de la pactachina o


cumplimiento de las obligaciones y la burao o matrimonio. El novio
previamente ha pedido a Amasanga, espíritu mayor de la selva, que lo cure
y proteja de los supaybiruti, los dardos espirituales del mal, que envían los
celosos pretendientes de la novia; ella debe visitar a Nunghui mujer de
Amasanga para que le ofrezca sus piedras sagradas y el conocimiento para
cultivar la yuca y trabajar la cerámica

Los ritos funerarios son igualmente importantes; el temor que tienen al aya
o alma del muerto, exige la realización de un ritual, a fin de espantarla y
alejarla de la casa; así: después de que se saca al muerto del hogar

8
donde habitó, la casa es ortigada, se barren los caminos también con
ortiga, para que el alma se aleje y no haga daño.

Una de sus celebraciones rituales anuales más importante es la fiesta de la


Jista mediante la cual agradecen a las fuerzas reproductivas de la selva. En
ella se evidencia una percepción diferente del tiempo y el espacio. Los
quijos ocupan los sitios alejados de la misión, de la iglesia y de la plaza,
dominio de los no runa; y escogen aquellos que están cercanos a los
ríos, que corresponden al Unai, su tiempo - espacio mítico.

Los quijos destacan por el trabajo cerámico, actividad exclusiva de las


mujeres, pues así les enseñó Nunghui desde tiempos míticos; el
conocimiento del trabajo de la tierra, está vinculado con las tradiciones de
sus propios ayllus y se transmiten de madres a hijas o de madres a
nueras.

Se trabaja la cerámica mediante la técnica del acordelado; para el


decorado emplean tres colores básicos, blanco, rojo y negro; los diseños
hacen referencia a sus animales sagrados como el tigre y la boa; la quema
la hacen a fuego vivo y al aire libre. Elaboran vasijas de distintos tamaños;
las mucahuas, que son el símbolo del trabajo de la mujer, reflejan la visión
que ésta tiene del mundo y su papel dentro de su sociedad y de su cultura.

Los hombres construyen sus viviendas. El tejido con fibras vegetales y la


cestería es otra artesanía importante, tejen shigras y hamacas. Trabajan
también sus herramientas para la caza, pucuna o bodoquera, lanzas de
chonta, para la pesca y la agricultura. Son hábiles en la talla en madera
especialmente de balsa, con la que hacen: pájaros, tucanes y otras aves de
la selva.

El vestido tradicional de las mujeres, era una pampalina (saya), maquicona


que la usaban para cubrir su cuerpo; además una cutuma o camisa recogida
desde el cuello y el anaco una tela que se envolvían como falda; la
vestimenta se complementa con collares de cuentas de vidrios. Los
hombres usaban pantalones hasta la rodilla. Antiguamente acostumbraban

9
tatuarse la piel, empleando la pepa del witu, con la que también se teñían el
cabello.

En el siglo XVI los quixos de Baeza y Ávila vestían dos mantas anudadas a
los hombros. Las mujeres una faja por debajo del ombligo que les llega hasta
las rodillas. Y lo demás en cueros.

Los naturales de Archidona andaban desnudos; excepto las mujeres que


traían por la cintura un pedazo de manta hasta la rodilla. Los hombres ataban
sus miembros viriles con una soguita como cinturón. Todos estos indios,
aunque desnudos, solían sacar oro y hacer joyas para pechos, brazos y
narices, en cantidad; en todas las casas había fundiciones17.

La yuca es la base de su alimentación diaria, además de varios tubérculos


y frutas: papaya, aguacate, guabas, maní de monte, pan de árbol.

La chicha de yuca, asua, es el centro de su dieta, infaltable en la comida


diaria así como en las ocasiones rituales, pues cumple una función
importante en las interacciones simbólicas interfamiliares e
intercomunitarias.

La carne es un producto básico de su dieta, la misma que obtienen de la


cacería y de la pesca.

Los descendientes de los quixos tienen una serie de tabúes alimenticios


que son rigurosamente cumplidos; así por ejemplo no pueden comer sesos
de ningún animal pues existe la creencia de que mientras cazan, un ave les
defecará en los ojos y no podrán ver a su presa; tampoco pueden comer
vísceras de animales porque se enredarán mientras cazan y fracasarían en
esta actividad.

17
Juan Marcos Mercier H, Nosotros los Napu runas, Pág. 343 – 34

10
Creían que el cosmos está compuesto por tres espacios. El primero es el
Janan, que es el mundo espiritual; el segundo es el Kay Pacha, que es la
naturaleza en la que se vive, es el lugar donde viven los seres humanos y,
el tercero, es el Uku Pacha, que es el mundo de adentro. Hay seres de la
naturaleza que están tanto dentro del Uku Pacha, como del Kay Pacha.
También existe el Jawa Pacha, en donde están los espíritus como los
astros y las deidades.

Todos los seres vivos, animales y plantas son amigos y hermanos, son
seres iguales a los humanos. Algunas plantas y animales no las ha dado
Dios para que los seres humanos se alimenten de ellos. Para ser recíprocos
los seres humanos están obligados a cuidar a las plantas y los animales. A
las plantas no se las debe dañar sin motivo, siempre que se las quiebre
debe ser para algo. Igual con los animales. A estos no se les debe matar
por matar, sino que se los debe sacrificar únicamente para servirse de
ellos.

En la arquitectura de los quijos se refleja también el proceso de interacciones


socioculturales con los otros pueblos de la región. Sus casas disponen de
una muy rígida delimitación del espacio interior, que refleja, el nivel de
influencia en las relaciones interétnicas.

Las casas tradicionales, son con techo tejido con hojas de palma de nupu,
los bordes tienen una altura sobre el suelo de un metro, mientras que en el
centro de cinco a seis metros. El tejido del techo de la casa, lo hacen
con mucha dedicación y es tan elaborado como el trabajo de cestería de
sus canastos. Junto a la casa generalmente se encuentra una chagra con los
cultivos básicos para su subsistencia.

La construcción se hacía de forma ya sea redonda u ovalada. Se construía


directamente en el suelo y se le ponía techo de palma. Estas viviendas eran
totalmente cerradas con paredes de chonta.

Si el eje de la casa estaba orientado de Este a Oeste, la parte Este


correspondía a la mujer y la Oeste era para el hombre. El lado del hombre se

11
llamaba hatunwasi. Para la construcción de su vivienda se utilizaba pambil
de chonta, hojas de palma, yarina y lisán.

Para construir una casa se necesitaban ciertas maderas finas y paja toquilla
que duraban mucho tiempo si se las cortaba en buena temporada. Así
fabricada podía llegar a durar hasta veinticinco años, en un ambiente
siempre fresco, saludable y sin peligro de enfermedades como las que se
derivan de los techos de zinc18.

Los pendes son los poseedores del conocimiento y la capacidad para


interactuar con el mundo espiritual. Los primeros pendes fueron tan
poderosos que podían convertir a los hombres en plantas, animales o
minerales.

Los sabios gozaban de tanta fama que resultaba familiar encontrar en sus
tambos a personas de otras comunidades de la sierra y la costa que llegaban
en busca de sanación, conocimiento y consejo.

Aún hoy persiste en forma vigorosa la institución shamánica. Todos los


esfuerzos de erradicación desplegados por autoridades y misioneros
resultaron inútiles.

EXPANSIÓN DE LOS QUIJOS

Max Uhle, Pedro Porras Garcés y Jacinto Jijón coinciden en establecer que
los quijos, luego de consolidar su presencia en Napo durante mil años,
iniciaron un proceso de expansión hacia la sierra y la costa ecuatorianas, el
mismo que tendría lugar a partir del año 600 de nuestra era:

18
Juan Carlos Gamboa Martínez, Pueblo kichwa de la amazonia colombiana, Puerto Leguízamo

12
Estas migraciones tendrían lugar por Huaca y San Gabriel para acceder a la
provincia del Carchi; por Pimampiro para llegar a Imbabura; por Guamaní a
Pichincha; por el Chalupas para la provincia de Cotopaxi y por el cañón del
Pastaza para las provincias de Tungurahua, Chimborazo, Guayas etc.

En el Carchi se encontró cerámica de la fase Cosanga en un cementerio pre


incásico; en Pimampiro hay muestras de cerámica en varios asentamientos
prehistóricos; en Pichincha se hallaron vasos cerámicos en Cochasquí,
cerámica en un cementerio de Cumbayá, cerámica en Pifo, Tumbaco,
Chilibulo; en Tungurahua, cerámica en Tunguipamba cerca de Píllaro; en
Cotopaxi existe toda una tradición de pueblos y cacicazgos de origen quijo;
en Chimborazo se encontró cerámica Cosanga en Macají, Enen Pata, San
Sebastián.

13
En el Retrato Histórico del cantón Alausí, documento preparado por el
Gobierno Municipal de Alausí para su portal de internet, se anota:

“Neptalí Zúñiga anota que los puruhaes en sus bailes y cantos típicos
recordaban la tradición de sus mayores. Decían haber salido del
Oriente, cruzando el Pastaza, ascendiendo a las regiones andinas y
luego poblando las comarcas de Chimborazo y Cotopaxi. La misma
tradición vivía en los indios Ambatos y Tacungas, y los caciques de
estos últimos guardaban relaciones de amistad y parentesco con los
Quijos”19

Marcelo Villavicencio Naranjo, hace este interesante comentario al referirse


a los primeros habitantes de la provincia de Manabí:

“En el área del actual Chone, se sabe que se asentó la nación de los
Chonos compuesta “aproximadamente por 16 parcialidades ubicadas,
casi todas, en la cuenca del río Guayas y organizados en torno a un
jefe o Señor Etnico, bajo cuyo mando directo estaban las parcialidades
de Daule, Quixos-Daule, Chonana y Saúco, “cuyos súbditos, a manera
de tributo no prestaban su fuerza de trabajo, sino que entregaban gran
cantidad de productos de la tierra””20

Algunos historiadores incluso sostienen que los chonos serían


descencientes de los quixos.

En su condición de viajeros y comerciantes los quixos consolidaron su


presencia en la costa a través de uniones matrimoniales. Tomás Caiche de
la Cruz nacido en 1645 heredó los kacikasgos de Daule y Quijos - Daule,
Yanco, Jiguaya. Estos territorios y respectivas dignidades constituyen una
prueba de la capacidad de expansión de los quixos y su vocación
diplomática para hacer presencia en diferentes regiones del Ecuador.

Durante el período de Integración (500 d C - 1.500 d C), la cultura


Cosanga - Píllaro, se mezcló con la Puruhá en parte del territorio de la
provincia de Chimborazo, formando confederaciones, intercambio
comercial, desarrollo de la orfebrería.21

También Carmen Peralvo refiriéndose a los primeros pobladores de la


provincia de Cotopaxi sostiene que:

19
Ilustre Municipio de Alausí, Retrato histórico del cantón Alausí
20
Marcelo Villavicencio Naranjo, Manabí
21
Marcelo Villavicencio Naranjo, Chimborazo

14
“Antes de la llegada de los españoles, nuestro territorio estuvo habitado
por diversas parcialidades indígenas que entraron por distintas olas
migratorias. Algunos arqueólogos como Max Uhle, Jacinto Jijón y
Zúñiga consideran que la civilización primitiva que llegó a la región fue
la proto - panzalea de descendencia Chibcha; otras serían la de los
Cayapas - Colorados procedentes de Centroamérica, los Atacameños,
los Quijos procedentes del Oriente y que habrían formado los
cacicazgos independientes de Tacunga, Mulliambato, Píllaro,
Quizapincha y otros22.

Los quijos fueron una nación importante desde antes de la llegada de los
españoles. Mantuvieron relaciones de comercio y amistad con los pueblos
de la sierra y la costa y sus conocimientos shamánicos fueron respetados y
valorados por todos.

Mariusz S Ziótkowski, comenta que según datos de varios autores, los quijos
se sintieron siempre superiores a todas las tribus vecinas, incluyendo los
kichwa hablantes, que no eran cristianos, no llevaban ropa ni participaban en
el comercio de la sal del Guallaga23.

Existe evidencia suficiente incluso para sostener que uno de nuestros


kurakas, Zocozo Paupar, en alianza con los shirys, luchó contra los
invasores españoles luego de la muerte del Atahualpa. Salomon recoge un
testimonio de la probanza de méritos de Hernando de Para, efectuado en
1560, donde se narra que luego de la muerte de Atahualpa dos de sus
capitanes se retiraron e hicieron fuertes en sus respectivos pueblos.
Rumiñahui en Píllaro y Zocozo Paupar en territorio quijo24.

También existe constancia histórica que derrotado Rumiñahui muchos


soldados indígenas es internaron en territorio quijo25

22
Peralvo Arequipa Carmen del Rocío, La provincia de Cotopaxi y los nombres de sus pueblos, Pág.
66
23
Marius S Ziótkowski, La guerra de los Wawqi
24
Frank Salomon, Los señores étnicos de Quito en la época de los incas, Pág. 271, 272
25
Selene Báez, et al, La gente y la biodiversidad, Pág. 29

15
LOS TIEMPOS DE CONQUISTA

La decisión libertaria y su identificación con el terruño cualifican la


personalidad real y el carácter distintivo de los quixos. Con los shirys
mantuvieron nexos de amistad y comercio; no hubo rubores de dependencia
ni crisis de servilismo.

Los incas, en los tiempos de Túpac Yupanqui, Huayna Cápac y Atahualpa,


intentaron, no pocas veces, conquistar el hábitat de los quijos. Pírricas
victorias deslucieron la borla carmesí del incaicato.

Vencedoras o vencidas, las tribus orientales, cotizaron demasiado alta su


independencia. La codicia peninsular no logró resultados positivos.26

El capitán Gonzalo Díaz de Pineda, en su primera entrada al territorio quijo,


perdió hombres, vituallas y toda la serenidad en las múltiples emboscadas
de los indios. Su mirada no pasó de la señorial mole del Sumaco.

Pizarro y Orellana, los colosos de la jornada del 12 de febrero de 1542, no


llevaron la mejor parte. Sus conquistas apenas rebasaron la epopeya
gloriosa del Amazonas. Demasiada hostilidad aborigen desanimó cualquier
intento de posterior colonización.

Es el 14 de Mayo de 1559, cuando el egregio capitán Gil Ramírez Dávalos,


con una política de amistad, reconociendo derechos ancestrales de los
nativos, mediante un trato igualitario, funda, con el beneplácito de los quijos,
la ciudad de Baeza del Espíritu Santo de Nueva Andalucía.

Por esas rencillas caseras, envidias obtusas y ambiciones díscolas Gil


Ramírez debe entregar la Gobernación de los Quixos, el 14 de septiembre
de 1559, al capitán Rodrigo Núñez de Bonilla.

Bonilla traslada de lugar la ciudad de Baeza. Su gobierno tiene corta


duración. Muere en Quito, el 21 de marzo de 1561, a los dos meses de
abandonar la jurisdicción de su gobierno.

26
David Guevara Yépez, Jumandy: rebelión y brujería, pág. 1

16
Le sucede el decrépito Don Melchor Vásquez de Ávila, quien recibe el
nombramiento de Gobernador el 24 de diciembre de 1561, firmado por el
Virrey Conde de Nieva.

En estos meses de desgobierno Alonso de Bastidas estuvo frente a la


administración de Baeza, Melchor Vásquez de Ávila, el 23 de junio de 1562,
envía a Bastidas la provisión del Virrey para que lo reemplace en las
actividades inherentes a su cargo de Gobernador.

EL LEVANTAMIENTO DE 1562.

Una vez que Gil Ramírez Dávalos hubo salido de la Gobernación de los
Quixos, comenzó una etapa de explotación y servidumbre para los indios. El
repartimiento de naturales con detrimento de la libertad personal,
desmejoramiento social y económico genera odio contra los encomenderos.

En 1560 algunos caciques, mediante las armas impiden el repartimiento de


indios, creando focos de rebelión y oponiéndose tenazmente a la utilización
de los aborígenes como cargueros para transportar víveres de Quito a
Baeza.

El odio se va acumulando día a día y fermentándose noche a noche.

El 23 de julio de 1562 se produce un levantamiento de peligrosas


consecuencias. Ya no es la lucha aislada de determinados caciques que
defienden sus intereses; los pueblos se han unido para expulsar
definitivamente a los españoles de su territorio. Es el poder político y
administrativo el que se rebela a una extraña intromisión.27

Con los repartimientos los caciques han perdido autoridad sobre los
súbditos. Su condición de jefes se ve disminuida ante la preponderancia

27
La economfa colonial y su impacto en. las sociedades indtgenas: el caso de la Gobernaci6n de
Quijos, siglos XVI-XVII, Alicia Garcés Davila, pág 62

17
conquistadora. Había que cortar de raíz el mal mediante un levantamiento
colectivo que pusiera coto a la codicia peninsular.

La lucha es suicida. Se destruyen todos los puentes; los caminos se llenan


de trampas y estacadas; se queman los tambos; se tumban las cruces; se
roban caballos y se toman prisioneros a los yanaconas de tribus quiteñas
que prestan servicios a los españoles de Baeza.

Los insurrectos llegan a Baeza y queman las casas que se hallan un tanto
alejadas de la población. Alonso de Bastidas organiza la resistencia. Se
arman palizadas para fortificar la ciudad. Cuando se ha terminado las balas,
Bastidas ordena fundir su vajilla de plata; son caros estos últimos cartuchos.

Bartolomé Marín viene con refuerzos desde Quito. En Hatunquijos los


caciques que Mazpa y Chalpa le ponen sitio tres meses hasta que es
rescatado en el mes de octubre por Andrés de Contero. Cuando estos
españoles llegan a Baeza, los indios han abandonado la lucha y se han
retirado a sus territorios.

El capitán Andrés Contero fue recibido como Teniente General del


Gobernador Melchor Vásquez de Ávila.

Bastidas para defender la ciudad ha empeñado hasta las joyas y ropas de su


mujer, pues a los más poderosos caciques les ha enviado regalos de
camisas, sombreros, cuchillos, collares y medallas.

JUMANDI, SEÑOR DE LA PROVINCIA SUMACO.

Pacificada Baeza, Andrés Contero y Bartolomé Marín, deciden recorrer la


extensa geografía de la Gobernación de los Quixos. Penetran unas cuarenta
leguas hacia Guarozta donde asientan su campamento.

Es el mes de febrero de 1563. Jumandi, Cacique Principal de la provincia de


Sumaco, se entera de que a tres jornadas de su territorio han acampado 150
soldados. Envía a su lugarteniente Guayllabamba para que invite a
Bartolomé Marín a visitar su casa, Marín con seis soldados es agasajado por

18
Jumandi. Le facilita cargueros para llevar las vituallas del campamento de
Contero.

Jumandi es el cacique más poderoso de la provincia de Sumaco y del sector


de Ávila; le rendían vasallaje los caciques Acande, Achifa, Anoqui, Aragua,
Ató, Buji, Bondoy, Boruca, Chui, Capua, Carito, Cito, Coho, Comate,
Conchocomi, Corbia, Jamato, Manta, Moti, Orufa, Paugato, Quindofa,
Quingue, Quiruca, Somdoca, Tambisa, Toimbatio, Yacho y Ynoto.

Jumandi, si bien ha estado al tanto de todos los acontecimientos suscitados


en la región de Baeza con motivo de la dominación española, no ha tomado
parte activa en las acciones bélicas por cuanto su territorio aún no había sido
hollado por pisada depredadora.

Es precisamente Jumandi quien invita a Bartolomé Marín; conoce que en el


sitio de Hatunquijos este español trató bien a los indígenas. Sin embargo,
luego del agasajo le hace notar que dispone de 15.000 guerreros para
desalojar a los invasores que pretendan adueñarse de su tierra
recomendándole que las tropas españolas procuren movilizarse lejos de sus
dominios.

Jumandi se halla consciente de su fuerza. No teme a los españoles. Los


trata de igual a igual. El territorio de Sumaco apetecible y fértil permanece en
manos de los quixos.

El 10 de marzo de 1563, Contero funda la ciudad de Ávila, en la parte


superior del río Suno, en los linderos de la Provincia de Sumaco.

El 24 de agosto nace la ciudad de Alcalá del Río Dorado en el valle de Coca.

En otoño del mismo año, Bartolomé Marín, luego de violentos combates


contra los indígenas de los Algodonales funda la ciudad de Archidona.

Cuando retornan a Baeza, Bartolomé Marín sale a la ciudad de Quito, donde


es reducido a prisión por denuncias provenientes de España, mientras
Contero inaugura un gobierno de férrea servidumbre para los quijos.

19
LOS AÑOS DE OPRESIÓN.-

Es dura la vida de los quixos a partir de 1563. Los indios son reducidos a la
más cruel servidumbre, mientras mujeres e hijas pasan al lecho del patrón.
El azote es la respuesta fácil a todo intento de reclamo. Los que huyen de
las encomiendas son entregados para comida de los perros. A las indias se
les cortan los pechos como marca imborrable de atrocidad ilímite. Las
chacras son saqueadas a mansalva; muchos mueren de hambre.

Hay que trabajar en los campos, tejer telas en las factorías de Archidona,
lavar oro en la orillas del Napo, prestar servicios domésticos, servir de
cargueros a la Sierra, llevar en silla de manos a las mujeres y concubinas de
los blancos. No hay tiempo para descanso que disminuya la fatiga.

Tanta es la atrocidad en el trato que los quijos prefieren matar a sus tiernos
hijos antes de que sirvan de esclavos a los blancos.

El Rey mediante Cédula del 26 de mayo de 1576, dispone una visita


investigativa por parte de un Oidor de la Real Audiencia de Quito, para
constatar lo que se vive en la Provincia de los Quijos. Diego de Ortegón es el
encargado de recorrer la jurisdicción. Multa a encomenderos por violación de
las Nuevas leyes de Indias, dictadas en 1542.

Los encomenderos para pagar las multas exigen mayores tributos a los
indios, especialmente con la confección de telas. Ortegón pide “regalos” a
los quijos. Contribuciones, multas, regalos. Todo sale del escuálido
presupuesto indígena.

Para acelerar la cristianización de los infieles, Ortegón establece las


“doctrinas” que constituyeron la tea incendiaria de la revolución.28

DOCTRINA Y BRUJERÍA

28
La economfa colonial y su impacto en. las sociedades indtgenas: el caso de la Gobernaci6n de
Quijos, siglos XVI-XVII, Alicia Garcés Davila, pág 66

20
Hasta el momento los españoles habían tratado con mano fuerte a los
indios, dejando libre su pensamiento, su filosofía y su religión.

Con el advenimiento de las doctrinas se iniciaba la conquista espiritual.

En la lucha por la libertad tomaron parte muchos caciques que veían


disminuidos sus derechos, que miraban con encono como se diezmaba y
sometía a su raza. Esta campaña tuvo sus altibajos pero en toda
circunstancia palpitaba un espíritu de inquietud en el ambiente.

La doctrina pospuso los valores espirituales y religiosos milenarios de los


quijos, para dar paso a una religión que venía de mano de la espada.

Los brujos, pendes o hechiceros vieron que perdían terreno en la credibilidad


de los suyos; su capacidad de conocer el más allá, de dominar los
fenómenos de la naturaleza quedaban en entredicho, ante un Cristo que era
dueño de todo el universo.

La pérdida de tierras, vidas y mujeres; el trabajo oprobioso y agotador; la


humillante realidad del repartimiento, se complementó con la implantación de
la “doctrina”.

Mediante el adoctrinamiento los quixos debían aprender el catecismo, los


mandamientos de la iglesia, a recibir con devoción la cruz y llenarse
espiritualmente de la nueva religión. Esta colonización religiosa incomodó
sobremanera a los brujos, quienes vieron en los curas y doctrineros serios
contrincantes a su condición de sustitutos de sus dioses en la tierra.

Es entonces cuando se unen brujos y caciques para fomentar una asonada


general que permita erradicar la presencia de los blancos de la Provincia de
los Quixos. Brujos y caciques, juntos, recorren los lodosos “chaquiñanes”
predicando el rojo evangelio de la revolución.

SÍNTOMAS DE DESTRUCCIÓN.

Es el año 1578. El hechicero Beto, de la encomienda de Diego de


Montalbán, vecino de Archidona y el Brujo Guami, oriundo de Tambisa,

21
perteneciente a la encomienda de Sebastián Díaz de Pineda, vecino de
Ávila, hacen un llamamiento a todos los indígenas de la región para que se
levanten en armas contra los españoles.

Las primeras víctimas son 5 españoles que recorrían los pueblos de Amoqui
y Baji. Pedro de Solís, Pedro Moreno, Hernando Arias de Mansilla, Juan
García y Francisco Baños sucumben bajo la magia despiadada de las lanzas
de los brujos.

En Tambisa se festeja el inicio del castigo exterminador a los invasores de la


tierra. Se echa suertes para designar al jefe de la revuelta. Guami asume la
responsabilidad y programa la destrucción de Ávila y Archidona.29

LAS CENIZAS DE AVILA.

El 28 o 29 de noviembre de 1578, a la mitad del día, Guami y sus huestes


penetran en la ciudad de Ávila. Los acompaña el Cacique Boruca con fuerte
dotación armada. Se integra el hechicero Imbate que reclama un puesto de
primera fila en la bélica empresa.

Los sublevados se apoderaron de la plaza principal. La carnicería fue


completa. Los españoles trataban de hacerse fuertes en ciertos lugares pero
lo sorpresivo del ataque no les permitía organizar su defensa.

Los quijos atacaban con piedras, lanzas y saetas, con hondas y palos
mientras tronaban unos pocos arcabuces, que no hacían sino incentivar el
furor y el coraje de los indios.

Alonso de Araque murió a manos del yanacona Apancaro que lo traspasó


con sus dardos; Juan Báez de Francia fue abierto la cabeza de un hachazo
propinado por un pende para luego ser cosido a dardazos las entrañas.

De forma similar perecieron Juan Bautista Ginovés, Garci López Zambrano,


Alonso de Vargas, Rodrigo Arias de Mansilla, la familia de Sebastián Díaz de
Pineda, Juan Bustos, el padre Juan Rodríguez, Juan de Ubernia, Pedro

29
Crónicas 1559-1561, Lope de Aguirre, Elena Mampel González, pág 157

22
Moreno Pérez, Juan Solís, Juan de Pineda Carvajal. Todos fueron víctimas
del furor indiano.

Terminada la matanza prendieron fuego a la ciudad. Una inmensa columna


de humo atestiguaba la presencia vengadora de una raza indómita y
aguerrida.

Jumandi con alguna dotación de sus mejores guerreros se había apostado


en los alrededores de la ciudad para no permitir la huida de ningún español.
Su presencia significaba el comprometimiento a tomar parte activa en la dura
lucha que se avecinaba. La desesperación de su gente hervía odio en sus
venas y predisponía su ánimo para unirse definitivamente a las huestes que
luchaban por reivindicar sus derechos avasallados.30

HOGUERAS EN ARCHIDONA

Mientras humeante trajinaba en cenizas la ciudad de Ávila, Beto pone sitio a


la población de Archidona. Un traidor alerta a los españoles quienes
improvisan una palizada para defender la ciudad, logrando enviar emisarios
a Baeza.

Pronto se terminan las pocas municiones y la pólvora escasea. Con lanzas y


ballestas los peninsulares se defienden con la desesperación entre los
dientes. La lucha es desigual. Por cada blanco atacan cien indios con
piedras, dardos y palos. Al cabo de tres días la ciudad cae en manos de los
sublevados.

Nadie queda con vida. Hombres, mujeres, niños, yanaconas y animales


fueron presa de la furia destructiva de los quixos. Los árboles de los huertos
fueron arrancados de raíz; la ciudad saqueada y quemada hasta cimientos.

LA GRAN CAMPAÑA

30
Jumandi: rebelión, anticolonialismo y mesianismo en el oriente ecuatoriano, siglo XVI Lucy
Ruiz Mantilla, págs., 93,94
23
Después de la destrucción de estas dos ciudades, los caciques y brujos
confabulados se retiran a la provincia de Jumandi para efectuar los ayunos
rituales que duran cinco días. Jumandi, en mérito a sus capacidades y
valentía, es electo Gran Cacique de Guerra a fin de que dirija las huestes
victoriosas a la toma de Baeza.

Con la frialdad de un estratega consumado, Jumandi organiza la campaña.


Su pensamiento rebasa la ciega venganza salvaje para proyectar la
expulsión de los españoles del territorio de sus mayores y del Reino de
Quito. 31

Quedan atrás el rencor de los brujos y el malestar de los caciques por la


disminución de sus privilegios, para cuajar la idea libertadora que recorrería
en el sudor de veloces chasquis todos los senderos de la selva.

Jumandi hace contacto con las tribus de las orillas del Napo, con caciques
de la Sierra para promover un levantamiento general que coincida con el
asalto a Baeza. El compromiso es la sangre. La guerra a muerte al poderío
español ha sido declarada por primera vez en América.32

Jumandi recluta grandes contingentes de guerreros que llegan de todas las


provincias colindantes. Sus lugartenientes Paujimato y Busi llevan la voz
revolucionaria a muchas poblaciones indígenas.

Cuando Paujimato intenta levantarse con el mando, en un acto de


desobediencia pueril, es ahorcado en presencia de Guami, su padre.

31
Jumandi: rebelión, anticolonialismo y mesianismo en el oriente ecuatoriano, siglo XVI Lucy
Ruiz Mantilla, págs., 97

32
Lucy Ruiz Mantilla, Jumandi; rebelión, anticolonialismo y mesianismo en el
Oriente Ecuatoriano, Siglo XVI, pag. 95

24
La marcha hacia Baeza se hace con espíritu de victoria, seguros de que los
dioses premiarán el coraje de sus hijos. Son miles los soldados de Jumandi
que a pecho descubierto se aprestan a la batalla final.33

EL FRACASO DE BAEZA

En la ciudad de Baeza, en virtud de los despachos que llegaron de


Archidona, se conocía la movilización indígena. Los españoles fortificaron la
ciudad y doblaron la guardia velando día y noche.

La munición y la pólvora llegaban desde Quito en grandes cantidades así


como una dotación de 300 hombres al mando del capitán Rodrigo Núñez de
Bonilla, hijo del que fuera segundo Gobernador de los Quijos.

Jumandi rodeó la ciudad tratando de forzar una entrada. Dos pelotones


ingresaron a la ciudad por los extremos de una calle. Los españoles,
estratégicamente ubicados, disparaban sus arcabuces con pasmosa
tranquilidad.

Los indios caían unos sobre otros traspasados sus cuerpos por el plomo
encomendero.

El asalto era ciego. Inmensos grupos de indígenas se lanzaban al combate


haciendo de escudo el cuerpo de sus compañeros.

La plaza principal, y por ende la victoria, estaba cerca. El capitán Ojeda cae
en la refriega con un devastador golpe de pica.

Los indios retroceden. Demasiados muertos paralizan su valor y su coraje.


La lucha ha concluido. La victoria es de los citadinos.

Jumandi se retira a su provincia donde sus caciques y guerreros oponen


feroz resistencia a las espadas de Núñez de Bonilla que trata de reducirlos a

33
Rodolfo Pérez Pimentel, Jumandi,pág. 18:00
25
prisión. En cada recodo hay una emboscada; cada noche un asalto. No se
pide ni se da cuartel.

Se ha perdido una batalla pero no la guerra. Jumandi combate hasta el


agotamiento. Con su ejemplo otros caciques se unen a esta singular guerra
de guerrillas.

LA TRAICION DE LA SANGRE.

El fracaso de la campaña bélica de Jumandi se debió básicamente a la


traición de los mismos indígenas que por prebendas otorgadas por las
autoridades españolas se habían convertido en acólitos incondicionales de
los blancos.

El cacique principal de Cayambe, Jerónimo Puento, estuvo entre los que


acompañaron a Bonilla y fueron precisamente sus tropas las que tomaron
prisionero a Jumandi. Por qué este cacique descendiente de los valerosos
Nasacotas estaba colaborando con los conquistadores? Simplemente por
un título nobiliario y una encomienda donde laceraba a sus hermanos de
raza.

Otro indígena, Diego Figueroa de Caxamarca, que anteponía el Don a su


nombre, también estuvo en la lucha contra los quijos con igual recompensa
que Jerónimo Puento.

En Cuenca devela la conspiración Don Francisco Atahualpa, hijo del Inca


sacrificado en Cajamarca. Tiene títulos y encomiendas que lo sitúan a un
nivel superior y le permiten codearse con los blancos.

En Riobamba es el clérigo Diego Lobato de Sosa quien da la voz de alarma


sobre el movimiento revolucionario que se gestaba. Don Diego es hijo de
Isabel Yarucpalla, una de las mujeres de Atahualpa.

Dentro de la lucha comandada por Jumandi no hubo flaquezas entre los


quijos. Las vergonzantes traiciones vinieron de ciertos elementos serranos
que habían probado los privilegios que otorga la nivelación con los blancos.

26
Son ellos quienes hacen fracasar el ideal libertario de este gran guerrero de
proyección americana que se llama Jumandi.

TENAZAS Y PICOTA.-

Jumandi, como lo anotamos, cae en manos de los españoles a través de las


huestes de Jerónimo Puento. Cuatro meses ha durado la contienda.

Con Jumandi son hechos prisioneros los caciques Beto y Ayca que son
llevados a Quito, en donde la Real Audiencia los condena a muerte. Los
otros cabecillas de la revolución fueron muertos en los lugares de combate
por disposición expresa de Núñez de Bonilla.

El día de la ejecución las autoridades dispusieron que todos los indios de las
cercanías a Quito, con los mejores trajes, se dieran cita para asistir a este
brutal espectáculo a fin de que observen el destino que tienen los indios que
se levantan en armas contra los blancos.

La ciudad parecía de fiesta. En una carreta los caciques quijos salen de la


cárcel y toman la calle de los Tratantes. Jumandi va amarrado las manos a
la espalda. Su figura hierática no expresa ninguna emoción. Su mirada está
perdida en el horizonte azul que delimita su tierra.

El cortejo marcha a paso lento.

Con tenazas al rojo se arrancan trozos de carne de la espalda de Jumandi.


Un gesto desdeñoso es la respuesta a la tortura.

En la plaza de San Blas, “los brujos de los quixos”, - como se llama a los
vencidos – suben a la horca. Sus cuerpos son descuartizados para exponer
sus miembros en las esquinas de las calles. Las cabezas colocadas en
picotas sirven de señalización vial en los caminos del Oriente.

JUMANDI, FIGURA AMERICANA

27
Jumandi es una figura de dimensión continental. La proyección de su
movimiento indígena apuntaba muy lejos. Él quería devolver la tierra a sus
legítimos dueños forzando, mediante las armas, la desocupación del
territorio por parte de los españoles.

Es la primera revolución india de América que tiene objetivos claros e


ideales definidos.

La insurrección de Manco Inca Yupanqui de 1536 no fue más que un


desesperado esfuerzo por conservar la hegemonía de un linaje.

La sublevación de los jíbaros al mando de Quirruba, en 1599, es producto de


la tea incendiaria prendida por Jumandi en las selvas amazónicas.

La rebelión de Túpac Amaru del Perú se da doscientos años después del


levantamiento de los quixos y no cubre la importancia que imprimiera
Jumandi a la organización bélica de su pueblo.

Cuando los historiadores investiguen con detenimiento la revolución gestada


en la provincia de Napo en 1578, habrán de descubrir la señera figura del
cacique Jumandi y sus méritos serán puestos de relieve, porque es hora de
conocer nuestros propios valores para proyectarlos en la dimensión que se
merecen.

Es un orgullo para los amazónicos y ecuatorianos contar con un héroe que


abarca con su inmensa talla guerrera los bordes salobres de América
cobriza.

PROYECCIÓN DE LOS QUIXOS

A partir del levantamiento de Jumandi dejó de escucharse la palabra quijo.


El genocidio del pueblo quijo se convirtió en política estado. La presencia de
líderes como Jumandi y sus caciques ponía en peligro el éxito de la
conquista.

28
Muchos quijos tuvieron que huir hacia la sierra y lo que hoy son Perú y
Colombia; una minoría guiada por sus pendes se sumergió en el anonimato
étnico como estrategia de supervivencia. Cerca de Cotundo existe una
laguna donde, en ciertas noches de luna, es posible escuchar la bulla y los
cánticos de los quijos que viven en una dimensión paralela a la nuestra.

Los conquistadores en su afán de borrar toda huella de su existencia


comenzaron a nombrarlos como yumbos o alamas. Los jesuitas introdujeron
el seona primero y quichua después como lengua general de catequesis y
comunicación. Ocuparon este territorio con grupos de cofanes, oas,
omaguas etc. traídos desde lugares lejanos, con el propósito de establecer
un mestizaje que apacigüe la sangre indomable de los quijos.34

Los quixos, desde la clandestinidad racial y con gentilicios prestados


idearon varias formas de lucha contra la esclavitud y la opresión.

Fueron los primeros en liberarse del yugo de la encomienda. Para 1662


eran hombres libres que tributaban directamente al Rey.

Los misioneros intentaron que desaparezcan las prácticas shamánicas y los


congregaron a vivir en pueblos dirigidos por ellos. No lo consiguieron. Los
comerciantes los endeudaron hasta convertirlos en esclavos. Al final ellos
desaparecieron y los descendientes de los quijos siguen en su tierra.

En 1808, ante el abuso de las autoridades, con los Jeberos y Mainas


lanzaron su grito de independencia como ejemplo de lo que sucedió un año
después en Quito.

El Gobierno trató de embrutecerlos pagando su trabajo con el trago de los


estancos. Este es un mal del cual aún luchan por salir.

Pueblos completos, de la noche a la mañana, se trasladaban de un lugar a


otro, para evitar la opresión de curas y autoridades.

34
Pablo Ospina, LA REGIÓN DE LOS QUUOS:UNA TIERRA DFSPOJADA DE PODERES
(1578-1608) Pág-18,19..

29
Cuando introdujeron el sistema de waynaros, los quijos utilizaron esa forma
de autoridad en su propio beneficio y para trasladarse hasta donde el
Presidente a denunciar a quienes los explotaban o trataban mal.

Todos los jóvenes saben leer y escribir. Muchos son profesionales salidos
de la universidad y especializados en el exterior que ocupan puestos de
importancia en la administración pública.

Un alto porcentaje de los estudiantes de los institutos superiores que forman


maestros, como descendientes de los quijos, se preparan para servir a sus
comunidades.

En la década del sesenta del siglo pasado los dirigentes descendientes de


los quijos impulsaron la organización indígena que más tarde tomó fuerza a
nivel nacional, organización que ha protagonizado alzamientos y paros
destinados a conseguir la recuperación y reconocimiento de los derechos
ancestrales de los pueblos originarios.

Desde hace varios años lograron introducirse en el sistema occidental de


gobierno y han participado exitosamente en varias contiendas electorales.
Han designado diputados, prefecto, alcaldes, consejeros y concejales.

El territorio original de los quijos ha ido expandiéndose de acuerdo a la


migración de su gente. Están en las provincias de Orellana, Napo,
Sucumbíos, Pastaza; en el departamento de Loreto en Perú y en Puerto
Leguízamo en Colombia

Ha llegado el momento de recuperar la identidad original y volver a llamarse


quixos a fin de empatar con un pasado donde yace el orgullo de la raza y la
sangre.

30
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