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Mimeógrafo
Mimeógrafo
El proceso era un poco engorroso, pero sencillo. Primero había que preparar una página
maestra en un tipo de papel llamado esténcil, que en realidad era una hoja de papel con
una de sus caras encerada y poco más largo de lo normal porque la primera parte de la
hoja se tenía que enganchar en el rodillo del mimeógrafo. El esténcil se preparaba en
una máquina de escribir normal a la que se le había quitado la cinta. Esto complicaba un
poco las cosas porque no podías ver qué estabas escribiendo. Los errores se podían
corregir, pero no era sencillo y, en ocasiones, era más fácil repetir el trabajo. Una
ventaja del esténcil es que también se podía grabar a mano sobre la hoja lo que permitía
hacer páginas manuscritas o dibujos y diagramas.
El esténcil en blanco era impermeable a la tinta, pero al grabar las letras se rompía esa
impermeabilización en los huecos lo que permitía que se empapara de tinta. Al
colocarlo en el rodillo del mimeógrafo, este lo entintaba haciendo que sólo quedara tinta
en los huecos y que ésta pasara al papel con una ligera presión. El propio giro del rodillo
(manual) se encargaba de coger una hoja en blanco de una bandeja y sacarla por el otro
lado ya impresa.
Los vendedores de papel esténcil decían que sus papeles eran indestructibles, pero la
verdad es que al cabo de un centenar de copias se empezaban a notar los efectos del
desgaste y los huecos de las oes, o de las pes, bes o des acababan llenos de tinta, las
letras presentaban lágrimas (gotas de tinta) y aparecían líneas que no eran otra cosa que
grietas en el impermeabilizado. Si seguías imprimiendo, acababas teniendo un borrón y
no un texto legible. Si tenías que hacer muchas copias, lo que se hacía era preparar
varios esténcil idénticos (o muy parecidos dado el proceso artesanal) y cambiarlos según
se fueran gastando.
Una de las características de las copias de un mimeógrafo es que el papel solía ser de
mala calidad, poco gramaje (para que la máquina pudiera moverlos bien) y poco estable
(amarilleaba con el tiempo), pero como el destino era pegarlos en una pared o
entregarlos como propaganda aquello no era muy importante.