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I Misa de Pascua

13 de abril 2023
Jueves de la Octava de Pascua
Pascua Universitaria
Capilla Nuestra Señora de Guadalupe

Color litúrgico: Blanco


RITOS INICIALES
1. Reunida la comunidad universitaria en la capilla, el sacerdote, se ubica en la
entrada de la misma para la procesión de entrada.
2. El monitor lee la monición de entrada

Monición de Entrada:
¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? (Lc. 24, 5)
Buen día queridos hermanos y hermanas, seamos todos bienvenidos a la casa del Señor.
Hemos conmemorado hace unos días la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo.
Hoy nos unimos al gozo de la Pascua, el paso del Señor; como comunidad universitaria
celebramos la Gloriosa Resurrección de Cristo, quién triunfó rompiendo las ataduras de
la muerte. Seamos partícipes de esta buena nueva, que como María Magdalena seamos
testigos fieles del Señor y anunciemos a los demás que “Resucitó de veras nuestro amor y
esperanza”; que la muerte no es final, que el bien ha vencido sobre el mal, que el Amor
ha triunfado.

Durante las siguientes semanas escucharemos como el Señor se aparece a sus discípulos,
veremos como esos corazones que estaban tristes y apagados por la muerte de su Señor,
arderán nuevamente al encontrarse con Él en el camino, escuchar sus palabras, partir el
pan y unirse en oración. Daremos inicio a esta Santa Eucaristía con la bendición y
entronización del Cirio Pascual, símbolo de la Luz de Cristo que brilla entre las tinieblas.
Puestos en pie, unidos todos como hermanos en un solo Señor, damos inicio a nuestra
celebración presidida por el Reverendo Padre Orlando Aguilar, SJ.
LUCERNARIO
Bendición del fuego y preparación del cirio

El sacerdote y los fieles se signan cuando él dice: En el nombre del Padre... El sacerdote,
extendiendo las manos, saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
El Dios de la vida,
que ha resucitado a Jesucristo,
rompiendo las ataduras de la muerte,
esté con todos vosotros.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Se hace una breve monición sobre el sentido de esta celebración con estas palabras u otras
semejantes:

Queridos hermanos: En este día santo, en que nuestro Señor Jesucristo ha pasado de la muerte
a la vida, la Iglesia invita a todos sus hijos, diseminados por el mundo, a que se reúnan para
esperar en oración. Si recordamos así la Pascua del Señor, escuchando su palabra y celebrando
sus misterios, podremos esperar tener parte en su triunfo sobre la muerte y vivir con él en Dios.

Un acólito, u otro ministro, lleva el cirio pascual ante el celebrante; este, con un punzón, graba una
cruz en el cirio. Después, traza en la parte superior de esta cruz la letra griega alfa, y debajo de la
misma la letra griega omega; en los ángulos que forman los brazos de la cruz traza los cuatro
números del año en curso.

Mientras hace estos signos, dice:

1. Cristo ayer y hoy,

Graba el trazo vertical de la cruz.

2. principio y fin,

Graba el trazo horizontal.

3. alfa
Graba la letra alfa sobre el trazo vertical.

4. y omega.

Graba la letra omega debajo del trazo vertical.

5. Suyo es el tiempo

Graba el primer número del año en curso en el ángulo izquierdo superior de la cruz.

6. y la eternidad.

Graba el segundo número del año en curso en el ángulo derecho superior de la cruz.

7. A él la gloria y el poder,

Graba el tercer número del año en curso en el ángulo izquierdo inferior de la cruz.

8. por los siglos de los siglos. Amén.


Graba el cuarto número del año en curso en el ángulo derecho inferior de la cruz.
Acabada la incisión de la cruz y de los otros signos, el sacerdote puede incrustar en el cirio cinco
granos de incienso, en forma de cruz, mientras dice:

1. Por sus llagas

2. santas y gloriosas,

3. nos proteja

4. y nos guarde

5. Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Seguidamente el coro entona el canto de entrada y el Sacerdote junto con los acólitos y lectores van
en procesión hacia el Altar. Llegados al altar, el Sacerdote coloca el Cirio en su lugar, con los
ministros hace una inclinación profunda, y venera el altar con un beso. Después se dirige a la sede.
Acto Penitencial

A continuación una vez llegados a la sede se hace el acto penitencial, al que el sacerdote
invita a los fieles, diciendo:

Durante la Octava de Pascua:


En el día que celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte,
reconozcamos que estamos necesitados de la misericordia del Padre para morir al pecado y
resucitar a la vida nueva.
Se hace una breve pausa en silencio. Después, todos dicen en común la fórmula de la
confesión general:

Yo confieso ante Dios todopoderoso


y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
Y, golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Luego prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos
y a vosotros, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.

El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:

Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.

El pueblo responde:

Amén.
A continuación se canta el Kyrie y el Gloria.

Oración colecta
Oh Dios, que has reunido pueblos diversos
en la confesión de tu nombre,
concede a los que han renacido
en la fuente bautismal,
una misma fe en su espíritu
y una misma caridad en su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo.

R/. Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (3, 11-26)
Como el paralítico curado por Pedro y Juan no se les despegaba, todo el pueblo,
asombrado, corrió hacia ellos al pórtico de Salomón. Al ver a la muchedumbre, Pedro les
dirigió la palabra:

"Israelitas: ¿Por qué les causa admiración esto y por qué nos miran de ese modo, como si
por nuestro poder o nuestra virtud hubiéramos hecho andar a este hombre? El Dios de
Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo
Jesús, a quien ustedes entregaron a Pilato, y a quien rechazaron en su presencia, cuando
él ya había decidido ponerlo en libertad.Rechazaron al santo, al justo, y pidieron el
indulto de un asesino; han dado muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre
los muertos y de ello nosotros somos testigos. El nombre de Jesús y la fe en él es lo que
ha robustecido los miembros de este hombre al que están viendo y todos conocen. Esta fe
es la que le ha restituido completamente la salud, como pueden observar. Ahora bien,
hermanos, yo sé que ustedes han obrado por ignorancia, de la misma manera que sus
jefes; pero Dios cumplió así lo que había predicho por boca de los profetas: que su
Mesías tenía que padecer.Por lo tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que se les
perdonen sus pecados y el Señor les mande el tiempo de la consolación y les envíe de
nuevo a Jesús, el Mesías que les estaba destinado; aunque él tiene que quedarse en el
cielo hasta la restauración universal, de la que habló Dios por boca de su profeta desde
muy antiguo. En efecto, Moisés dijo: El Señor Dios hará surgir de entre sus hermanos un
profeta como yo. Escuchen todo cuanto les diga; quien no escuche al profeta, será
expulsado del pueblo. Todos los profetas, a partir de Samuel, anunciaron igualmente
estos días. Ustedes son herederos de los profetas y beneficiarios de la alianza que Dios
hizo con sus padres, cuando le dijo a Abraham: Tu descendencia será fuente de bendición
para toda la humanidad. Para ustedes, en primer lugar, ha resucitado Dios a su siervo y lo
ha enviado para bendecirlos y ayudarlos a que cada uno se aparte de sus iniquidades''.

Palabra de Dios
SALMO
Sal 8, 2a.5.6-7.8-9
R/. Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Señor, Dios nuestro,


¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano, para mirar por él? R/.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,


lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos.
Todo lo sometiste bajo sus pies. R/.

Rebaños de ovejas y toros,


y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R/.
SECUENCIA PASCUAL

Ofrezcan los cristianos los ángeles testigos,


ofrendas de alabanza sudarios y mortaja.
a gloria de la Víctima ¡Resucitó de veras
propicia de la Pascua. mi amor y mi esperanza!

Cordero sin pecado Venid a Galilea,


que a las ovejas salva, allí el Señor aguarda;
a Dios y a los culpables allí veréis los suyos
unió con nueva alianza. la gloria de la Pascua.

Lucharon vida y muerte Primicia de los muertos,


en singular batalla, sabemos por tu gracia
y, muerto el que es Vida, que estás resucitado;
triunfante se levanta. la muerte en ti no manda.

«¿Qué has visto de camino, Rey vencedor, apiádate


María, en la mañana?». de la miseria humana
«A mi Señor glorioso, y da a tus fieles parte
la tumba abandonada, en tu victoria santa.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas (24, 35-48)
Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos
los apóstoles, les contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían
reconocido a Jesús al partir el pan.

Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz
esté con ustedes". Ellos, desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero
él les dijo: "No teman; soy yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su
interior? Miren mis manos y mis pies. Soy yo en persona, tóquenme y convénzanse: un
fantasma no tiene ni carne ni huesos, como ven que tengo yo". Y les mostró las manos y
los pies. Pero como ellos no acababan de creer de pura alegría y seguían atónitos, les dijo:
"¿Tienen aquí algo de comer?" Le ofrecieron un trozo de pescado asado; él lo tomó y se
puso a comer delante de ellos.

Después les dijo: "Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba yo, cuando aún
estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de
Moisés, en los profetas y en los salmos".

Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y les dijo:
"Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al
tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por
Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son
testigos de esto".

Palabra del Señor.


A continuación la homilía a cargo del P. Orlando Aguilar, SJ
Terminada la homilía se realizará bendición del agua y renovación de las promesas
bautismales.

Bendición del agua común

El sacerdote bendice el agua con la siguiente oración:

Invoquemos, queridos hermanos, a Dios Padre todopoderoso, para que bendiga


esta agua, que va a ser derramada sobre nosotros en memoria de nuestro bautismo,
y pidámosle que nos renueve interiormente, para que permanezcamos fieles al
Espíritu que hemos recibido.

Después de una breve oración en silencio, prosigue con las manos juntas:

SEÑOR, Dios nuestro,


muéstrate propicio a tu pueblo
que vela en esta noche santa.
Dígnate bendecir esta agua
ahora que celebramos
la acción admirable de nuestra creación
y la maravilla, aún más grande, de nuestra redención.
Tú la creaste para hacer fecunda la tierra
y para dar alivio y frescor a nuestros cuerpos.
La hiciste también instrumento de tu misericordia
al librar a tu pueblo, por medio de ella, de la esclavitud
y al apagar su sed en el desierto;
por los profetas la revelaste como signo de la nueva alianza
que quisiste sellar con los hombres.
Y finalmente, también por ella,
santificada por Cristo en el Jordán,
renovaste nuestra naturaleza pecadora
en el baño del nuevo nacimiento.
Que esta agua, Señor,
avive en nosotros
el recuerdo de nuestro bautismo
y nos haga participar en el gozo de nuestros hermanos,
bautizados en la Pascua.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.

Renovación de las promesas del bautismo

Después de la bendición del agua, si no hubo bautismos, todos de pie y con las
velas encendidas en sus manos, renuevan las promesas del bautismo, a no ser que
se hubiera hecho junto con los que van a ser bautizados (cf. n. 49).

El sacerdote se dirige a los fieles con estas o semejantes palabras:

Queridos hermanos: Por el Misterio pascual hemos sido sepultados con Cristo en
el bautismo, para que vivamos una vida nueva. Por tanto, terminado el ejercicio de
la Cuaresma, renovemos las promesas del santo bautismo, con las que en otro
tiempo renunciamos a Satanás y a sus obras, y prometimos servir fielmente a Dios
en la santa Iglesia católica.

Así pues.
Sacerdote:

¿Renuncian a Satanás?

Todos:

Sí, renuncio.

Sacerdote:

¿Y a todas sus obras?

Todos:

Sí, renuncio.

Sacerdote:

¿Y a todas sus seducciones?

Todos:

Sí, renuncio.

Prosigue el sacerdote:

¿Creen en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra?

Todos:

Sí, creo.
Sacerdote:

¿Creen en Jesucristo,
su Hijo único, nuestro Señor,
que nació de Santa María Virgen,
murió, fue sepultado,
resucitó de entre los muertos
y está sentado a la derecha del Padre?

Todos:

Sí, creo.

Sacerdote:

¿Creen en el Espíritu Santo,


en la santa Iglesia católica,
en la comunión de los santos,
en el perdón de los pecados,
en la resurrección de la carne
y en la vida eterna?

Todos:

Sí, creo.
Y concluye el sacerdote:

Que Dios todopoderoso,


Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos regeneró por el agua y el Espíritu Santo
y que nos concedió la remisión de los pecados,
nos guarde en su gracia,
en el mismo Jesucristo nuestro Señor,
para la vida eterna.

R/. Amén.
El sacerdote asperja al pueblo con agua bendita, mientras todos cantan
ORACIÓN DE LOS FIELES

El Padre Rector invita a la comunidad universitaria a orar, por medio de la


siguiente monición

Partícipes de la inmensa misericordia de Dios, que nos ha renovado con la resurrección de su


hijo, pidamos hermanos, para que todos los hombres gocen de los bienes del mundo nuevo
inaugurado en la Pascua del Señor, diciéndole confiadamente:
R: Te lo pedimos Señor

1. Por la Iglesia, para que, renovándose sin cesar, pueda anunciar al mundo la vida nueva en
Cristo. Roguemos al Señor.

2. Por los bautizados en la noche de Pascua, para que, despojados del hombre viejo y revestidos
del hombre nuevo, a imagen de Cristo, perseveren en la fe que han sellado en el bautismo.
Roguemos al Señor.

3. Por el papa, por nuestro obispo, por todos los obispos, sacerdotes, diáconos y demás
ministros de la Iglesia. Roguemos al Señor.

4. Por la humanidad que sufre, para que el Señor Jesús, el Viviente, encienda en ella la
esperanza de la liberación de todo mal. Roguemos al Señor.

5. Por nosotros, que celebramos esta Pascua, para que, cuando aparezca Cristo, vida nuestra,
aparezcamos juntamente con él en la gloria. Roguemos al Señor.

Escucha, Señor, en la plegaria de tu Iglesia, el anhelo de toda la humanidad: la resurrección y la vida


sin término. Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, a quien has constituido Señor de vivos y muertos,
cabeza de la nueva humanidad, que vive, intercediendo por nosotros, y reina por los siglos de los
siglos.

R/. Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA

1. Seguido continúa el canto para el ofertorio. Mientras tanto, algún ministro concelebrante
coloca sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal.
2. El ministro vierte vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:

Por el misterio de esta agua y este vino,


haz que compartamos la divinidad
de quien se ha dignado participar
de nuestra humanidad.

3. El ministro que preside la celebración, de pie junto al altar, toma la patena con el pan y,
teniéndola un poco elevada sobre el altar, dice en voz baja:

Bendito seas, Señor, Dios del universo,


por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo de hombres y mujeres,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros pan de vida.

Después, deja sobre el corporal la patena con el pan.

4. Después, toma el cáliz y, teniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en voz baja:

Bendito seas, Señor, Dios del universo,


por este vino,
fruto de la vid y del trabajo de hombres y mujeres,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
él será para nosotros bebida de salvación.

Después deja el cáliz sobre el corporal.

5. A continuación, el que preside la celebración, inclinado profundamente, dice en secreto:


Acepta Señor, nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde;
que este sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.

6. Luego, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:

Lava del todo mi delito, Señor,


limpia mi pecado.

7. Después, de pie en el centro del altar, de cara a la comunidad universitaria, extendiendo y


juntando las manos, dice:

Oren, hermanas y hermanos,


para que, llevando al altar
los gozos y las fatigas de cada día
nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a Dios, Padre misericordioso.

La comunidad universitaria se pone de pie y responde:

El Señor reciba de tus manos este sacrificio,


para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien
y el de toda su santa Iglesia.

8. Luego el ministro presidente de la celebración, con las manos extendidas, dice la oración
sobre las ofrendas.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, en tu bondad,
las ofrendas que, llenos de alegría,
te presentamos por los nuevos bautizados,
y concede a tu Iglesia la ayuda del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R/. Amén.
PLEGARIA EUCARÍSTICA III

Prefacio I Pascua
V/. El Señor esté con ustedes.
R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.


R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.


R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
glorificarte siempre, Señor;
pero más que nunca en este día
en que Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.

Porque Él es el verdadero Cordero


que quitó el pecado del mundo;
muriendo destruyó nuestra muerte,
y resucitando restauró la vida.

Por eso,
con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría
y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles,
cantan sin cesar el himno de tu gloria:

Santo, Santo, Santo...


El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

CP SANTO eres en verdad, Padre,


y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.

Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:


CC Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el
mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,

junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:

de manera que se conviertan


en el Cuerpo y ✠ Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
junta las manos

que nos mandó celebrar estos misterios.


En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse con
claridad, como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras.
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó pan,
y dando gracias te bendijo,
lo partió
y lo dio a sus discípulos diciendo:
Se inclina un poco.
T OMEN Y COMAN TODOS DE
ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo
genuflexión.

Después prosigue:

Del mismo modo, acabada la cena,


Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó el cáliz, dando gracias te bendijo,


y lo pasó a sus discípulos diciendo:

Se inclina un poco.

T OMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL,


PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR USTEDES Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo
genuflexión.

Luego una de las siguientes fórmulas:


CP Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando (El coro entona la aclamación de Pascua):

Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
Después el sacerdote, con las manos extendidas,
dice: CC Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al
cielo, mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu
Iglesia, y reconoce en ella la Víctima
por cuya inmolación
quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos
con el Cuerpo y Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.

C1 Que él nos transforme en ofrenda permanente,


para que gocemos de tu heredad
junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo, san José,
los apóstoles y los mártires,
San Ignacio de Loyola, San Francisco Xavier,
y todos los santos,
por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2 Te pedimos, Padre,
que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el Papa Francisco,
a nuestro obispo Cardenal Leopoldo Brenes,
al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia
que has congregado en tu presencia en el día glorioso de la resurrección de
nuestro Señor Jesucristo según la carne.

Reúne en torno a ti, Padre misericordioso,


a todos tus hijos dispersos por el mundo.

A nuestros hermanos difuntos


y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.

Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:

CP POR Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente,


en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los
siglos.

El pueblo aclama:
Amén.

Después sigue el rito de comunión.


RITO DE COMUNIÓN
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador
y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:


Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
Junta las manos.
El pueblo concluye la oración aclamando:
Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus Apóstoles:
«La paz les dejo, mi paz les doy»,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia,
y conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
El pueblo responde:
Amén.
El sacerdote, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
Dense fraternalmente la paz.
Y todos, según la costumbre del lugar, se dan la paz. El sacerdote da la paz al diácono o
ministro.

Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo
en el cáliz, diciendo en secreto:

El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo,


unidos en este cáliz,
sean para nosotros
alimento de vida eterna.
Mientras tanto se canta o se dice:

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,


ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Si la fracción del pan se prolonga, el canto precedente puede repetirse varias veces. La
última vez se dice: danos la paz.

A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto una de las dos oraciones
siguientes:

Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo,


que por voluntad del Padre,
cooperando el Espíritu Santo,
diste con tu muerte la vida al mundo,
líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre,
de todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme cumplir siempre tus mandamientos
y jamás permitas que me separe de ti.
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado
sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:

Éste es el Cordero de Dios,


que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y, juntamente con el pueblo, añade una vez:

Señor, no soy digno


de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
El sacerdote dice en secreto:

El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.


Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
Después toma el cáliz y dice en secreto:

La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna.


Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo.

Después toma la patena o la píxide, se acerca a los que quieren comulgar y les presenta el
pan consagrado, que sostiene un poco elevado, diciendo a cada uno de ellos:

El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:

Amén.
Y comulga.
Oración después de la comunión
Escucha, Señor, nuestras oraciones,
para que la participación
en los sacramentos de nuestra redención
nos sostenga durante la vida presente
y nos de las alegrías eternas.
Por Jesucristo, nuestro Señor
R/. Amén.
BENDICIÓN SOLEMNE DE PASCUA

El mismo sacerdote dice: Inclinense, para recibir la bendición. Luego el sacerdote, con
las manos extendidas sobre el pueblo, dice la bendición y todos responden: Amén.

V/. Que los bendiga Dios todopoderoso


en este día solemne de Pascua,
y que su misericordia los guarde de todo pecado.
R/. Amén.

V/. Y el que los ha redimido


por la resurrección de Jesucristo
nos enriquezca con el premio de la vida eterna.
R/. Amén.

V/. Y a ustedes, que al terminar los días de la pasión del Señor


celebran con gozo la fiesta de Pascua,
les conceda también alegrarse
con el gozo de la Pascua eterna.
R/. Amén.

V/. Y la bendición de Dios todopoderoso,


Padre, Hijo X y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R/. Amén.

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