Está en la página 1de 2

ANSIEDAD

Los conceptos que se manejan sobre la ansiedad actualmente son diversos, en


ocasiones confusos y superficiales por lo que, a lo largo del presente texto se aludirá
a la ansiedad como un estado de agitación e inquietud desagradable caracterizado
por la anticipación del peligro, el predominio de síntomas psíquicos y la sensación
de catástrofe o de peligro inminente, es decir, la combinación entre síntomas
cognitivos y fisiológicos.

En cuanto a la etiología propiamente de los trastornos de ansiedad, se ha


propuesto como entidades de carácter hereditario, aunque aún no se tienen las
bases concretas para asegurarlo. De la misma manera los procesos que explican
cómo se generan los síntomas ansiosos se basan en hipótesis, entre las cuales
destacan las siguientes:

- Anomalías en la función respiratoria,


- Alteración en la función del Locus Coeruleus, un punto donde se concentran
los neurotransmisores noradrenérgicos en el cerebro, disfunción
serotoninérgica y adenosinérgica; tanto la noradrenalina, la serotonina y la
adenosina son receptores neuronales que modulan normalmente las
respuestas emocionales, afectivas y cognocitivas en el cerebro.
- Otras teorías proponen una alteración funcional global como en el sistema
nervioso autónomo, encargado de los procesos fisiológicos involuntarios, el
eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, o a nivel tiroideo.
- Estilo de vida, crianza, etc.
Si bien, la ansiedad se destaca por su cercanía al miedo debido a que en ambos
casos se aprecian pensamientos de peligro, sensaciones de aprehensión, reacciones
fisiológicas, respuestas motoras y los dos son mecanismos evolucionados de
adaptación que potencian la supervivencia de nuestra especie, se diferencia de éste
precisamente porque la ansiedad se relaciona con la anticipación de futuros
preligros, mientras que el miedo es una perturbación cuya presencia se manifiesta
ante estímulos presentes.

En este sentido, la característica más llamativa de la ansiedad es su carácter


anticipatorio, es decir, posee la capacidad de prever o señalar el peligro o amenaza
para el propio individuo confiriéndole un valor funcional importante; además de
tener una función activadora y facilitadora de la capacidad de respuesta del
individuo, concibiendose como un mecanismo biológico adaptativo y preservacion.

Por tanto, la ansiedad por sí misma no se considera una enfermedad, debido a que
se encuentra contemplada en la amplia gama de respuestas emocionales que
presenta cualquier persona, por tanto, tiene una utilidad y un fin.

Sin embargo, si la ansiedad supera la normalidad en cuanto a los parámetros de


intensidad, frecuencia o duración, o bien se relaciona con estímulos no
amenazantes para el organismo puede provocar manifestaciones patológicas, tanto
a nivel emocional como funcional puesto que afecta a los procesos del pensamiento
y del aprendizaje, tiende a producir confusión y distorsiones de la percepción, no
sólo en cuanto al tiempo y al espacio, sino respecto a la gente y al sentido de los
diferentes sucesos. Estas distorsiones pueden interferir con el aprendizaje, con la
concentración, la memoria y la capacidad de hacer asociaciones.

También podría gustarte