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Entrevista con Mariano Puga

El Dios que yo amo


Paz Escárate Cortés"

En cuarenta años de sacer-


docio, Mariano muestra "la
Santa Iglesia de todos los días",
la de Villa Francia, Cerro Navia
y La Legua. Iglesia de trabaja-
dores y universitarios, en la cual
sus ojos y su corazón encontra-
ron al Dios vivo.

u oficina parroquial está llena de fotos,


repleta de rostros que le son queridos y de pai-
sajes que le iraen recuerdos. "Vas a
despersonalizar esta entrevista", fue la frase que
pronunció para iniciar la conversación. Poroso,
no es Mariano el que habla, sino que es el Dios
que enamoró a Mariano el que se deja entrever
en sus palabras. Es también el Dios de tantos
testigos de Jesús en América. La pared que sirve
de telón de fondo para la entrevista mezcla en
diversidad y armonía la imagen ríe Enrique
Alvear, Joan Alsina y Francisco de Asís. Ellos for-
man parte del mundo en que Mariano Puga eli-
gió vivir. Mariano Puga

•Mensaje: /Cómo ha sido su camino de con-


versión? cante, quedé asombrado. Entonces le dije con
-Mariano Puga: Mi familia me transmitió la curiosidad, qué tengo que hacer para t onvertir-
primera imagen de Dios, con ellos conocí al que me. Él me sugirió que leyera el Evangelio.
llamaría el Dios de la moral católica. Tiempo En ese momento empezó un proceso que dura
después, cuando estudiaba Arquitectura, un hasta hoy. Fue la Palabra de |esús la que me llevó
compañero me preguntó qué esperaba para con- a buscarlo entre los pobres. El Evangelio me des-
vertirme. Yo, que venía de ser católico y practi- cubrió al jesús que compartía la suerte del po- Pcriodista
entrevista'

bre, y si yo quería hacerme discípulo, tenía que -M.P.: El proceso de la fe es pasar de creer en
compartir. Eso quebró mis esquemas de univer- algo a seguir a Alguien. En ese camino., uno des-
sitario: dejé las fiestas, el rugby y las chiquillas. cubre sus propios límites y debilidades. En todo
Yo diría que todo lo que he vivido, todos mis este tiempo, me he sentido llamado y amado por
sueños han sido marcados por el Cristo pobre. jesús. Siento que Él pone su confianza en mí, a
Esa es una experiencia fundante de mi vida. pesar de mis propias desconfianzas, de mis pro-
pias inconsecuencias; esa relación crea un vín-
-M: ¿Cuáles son los adjetivos que ha tenido culo de pertenencia.
Dios d to largo de su vida?
M.P.: El primer adjetivo que mencionaría es Mariano vuelve al silencio, como conversan
la identificación de Dios con el postergado, con do en voz baja. Luego dice: "Cada día que em-
el que no figura, con e! que no es escuchado. En piezo, beso esta cruz (muestra un crucifijo de ma-
un primer momento, eso fue lo que me conmo- dera que lleva colgado al cuello) y digo Para mí,
vió. vivir eres tu, ¡esús". Agrega: "En este matrimo-
Después, en mi vida ministerial, descubrí al nio, uno va pasando por un proceso. En el Semi-
Dios que libera. No sólo es el Dios que crea, nario es conocerlo en la Escritura, en la reflexión
sino que no acepta que sus creaturas sean mar- teológica y en la oración. Creo que ahí está la
ginadas por otros hombres. No quiere que ellas base, pero lo que so produce en el camino es
sean explotadas ni que sean atropelladas. Es el fundamental. Por ejemplo, lo que pasó en e
Dios que se hace presente en la historia de la seis meses en que
humanidad, en la historia de las relaciones y que estaba práctica
a través de su fuerza, regala libertad. Dios es mente sentenciado
de muerte, cuando
La tercera imagen de Dios que
quien despierta en el hombre el deseo de liber-
tad para amar como Cristo. me diagnosticaron me desconcierta, es la de Jesús de
La tercera imagen de Dios que me descon- cáncer a los pul-
cierta, es la de Jesús de Nazaret. No es el Dios mones. La expe- Nazaret. No es el Dios que envía manda-
que envía mandamientos para liberar; sino que riencia de enfren-
tarse a la propia
mientos para liberar; sino que es el Dios
es el Dios que toma carne, que se hace margina-
do, que se compadece. El se hace carne, grito, muerte, pero con que toma carne, que se hace marginado,
dolor. Él está en los que lloran, en los que tienen la mirada de jesús,
hambre, en los sedientos de bien, en los limpios. espantó todo mie- que se compadece. El se hace carne,
Es e! Dios de la viuda, del huertano, de los ni- do, toda angustia.
Sucedió cuando
grito, dolor.
ños, de ios enfermos, del extranjero. Es sobre todo
el Dios de los que no participan ni del poder ni recién me ordené
de los bienes. El misterio que hace para mí atrac- de cura y al final resultó no ser cáncer".
tiva la fe cristiana, es que lesús llegue a confun- "En estos cuarenta años, tuve la oportunidad
dirse con los excluidos; tanto así que se toca al de conocer la felicidad evangélica, de lo*- que
Inalcanzable, en lo más marginado y pequeño padecen por causa de )esús. Lo descubrí en la
de la sociedad. ecución y en las detenciones durante la dic-
tadura. Conocí de cerca lo que sufrió el pueblo
CUARENTA AÑOS: DIOS Y LOS POBRES en esos años. Villa Crimaldi significó para mí,
hacer la experiencia de la crueldad humana v
Mariano se queda largo rato en silencio, lue- sentir que Jesús la sufrió en el grado sumo y que
go empieza a hablar casi con murmullos, gus- la vivió con paz y abandono en Dios, aun en
tando de Lis palabras, sumergiéndose en el sen- medio de gritos. Ese dolor lo siento como una
tido. Al contar del Dios que ama, sus ojos miran felicidad, como una gracia de Fl".
lijo a un crucifijo que eslá en un rincón de la "Otro periodo marcante fue entre 1972 y
oficina, como queriendo entrar más en ese Dios 1973, cuando partí al norte a iniciar mi expe-
que le cambió la vida por completo. riencia obrera. Eso fue prácticamente salir de la
clase clerical e irme a un ambiente totalmente
-M: En estos cuarenta ¿ños de sacerdocio, distinto. En la metodología que usamos en ese
¿cómo es ¡a relación que ha formado con e! Se- grupo, dejamos de laclo momentáneamente la
ñor? ¿1 'orno ha sido su matrimonio? Palabra y los sacramentos, para enfrentar en cru-
•entrevista

do a Dios. Lo único que tenía era el cielo, Id


tierra, el trabajo, el mundo obrero y sus luchas.
Ahí había que buscarlo y descubrirlo. Esa fue
como una experiencia de desierto para mí, ahí
tomé conciencia de cómo hacemos de Dios ob-
jeto de prédicas y de nuestras palabras orantes,
pero como dijo el profeta Elias, tampoco ahí es-
taba Dios. Por esa vía descubrí cuánto de atoo
tengo. Jesús es la experiencia única y marcante.
A veces nos podemos quedar en sus palabras,
pero no en Él; en sus signos sacramentales, pero
no en Él".

PLNAS COMPARTIDAS

De repente, deja de mirar al crucifijo y con


voz risueña me dice: "Las preguntitas que haces
tú. N i yo le había dado vuelta a estas cosas". Con
risa en la cara, se acomoda de nuevo en la silla y
se dispone a escuchar. Es una tarde helada y la
fila de personas que lo esperan no es pequeña.
Aun así, Mariano parece tener tiempo para to-
dos. Incluso en la noche lo espera la fiesta de
despedida para una pareja de jóvenes invitados
a la comunidad de laizé, en Francia. Mariano
cuenta orgulloso que son los primeros poblado-
res que viajan gracias al hermano Roger Schultz.

-M: ¿Con qué motivos el Señor le enseñó a En cada momento de la historia, tenemos que
llorar y cuál o.s la importancia de ¡a pena?
-M.P.: En mi casa fui educado para no llorar, mirar a Jesús de Nazaret a través del gemido de los
para comerme las penas. Me dijeron que cuan-
pobres de toda índole. El Jubileo tendrá sentido si
do uno está triste no le debe causar dolor al res-
to. También cierta corriente de espiritualidad nos somos capaces de mirar con los ojos de hoy, a Jesús
enseñó a compartir las penas de otros, pero a
tragarnos las propias. Yo viví muchos años eso. que se hizo pobre hace dos mil años.
Creo que la primera vez que lloré en público
fue en el ayuno que compartimos por diecisiete
días con los familiares de detenidos desapareci-
dos. Una enfermera que nos entregaba agua con dad de ser fraterno. Si uno no es capaz de ape-
sal, nos contó su historia: en los días posteriores narse a causa de los propios límites o por no res-
al golpe, mataron a su marido y a su hijo en su ponder a quien te ama, hay una medida de hu-
presencia. Después de escucharla, me fui a llo- manidad que está fallando. Si uno no es capaz
rar detrás de la capilla Jesús Obrero —donde se de compadecer o apenarse con otro, algo anda
realizaba e! ayuno—. Entonces, un muy amigo mal.
mío, Gonzalo Aguirre, me preguntó por qué no A mí siempre me han impresionado las pe-
lloraba con todos ellos. En ese momento me di nas de Jesús. Mostró pena por el que estaba bo-
cuenta que tenía la censura de no poder Hornr tado en el camino, pena por la muerte de un ami-
con otros. Regresé al templo, vi que todos esta- go, pena de sentir que la gente andaba como
ban llorando y empecé a compartir mis propias oveja sin pastor, tristeza porque Dios no es ama-
penas. Desde entonces puedo decir que el dolor do. Ésas son las grandes penas.
de los demás se hace cada vez más mi dolor.
La tristeza compartida con otro es la capaci- -M: ¿Por cuáles motivos Oíos le ha enseñado
entrevista'

murió esa misma noche.


Creo que celebrar es reconocer, con corazón
agradecido, de Quién nos viene todo. El que no
sabe celebrar, no ha descubierto que la vida es
regalo de Quien nos quiere. No reconocer la pre-
sencia, la humildad, la cercanía de Dios en cada
uno de nosotros, es una forma de ateísmo. Por
eso los graneles santos y santas de la Iglesia son
los grandes celebrantes y agradecidos. Empezan-
do por Jesús, quien fue el primero en agradecer.

M I R A R AL KXCLUIDO

-M: ¿Cuáles son los desafío^ para la ¡filena


üe Santiago en el siglo XXI?
M.P.: Creo que en las asambleas del Sínodo
de Santiago soñamos y cuestionamos eí presen-
te. En cambio, en las votaciones le quitamos es-
pacio al Espíritu para que hiciera algo más allá
de nosotros.
En las asambleas intuimos una Iglesia de dis-
cípulos de lesús, una Iglesia que fuera la gran
servidora del Sueño de Dios, y una Iglesia en que
los pobres fueran los señores. No una Iglesia para
los pobres, sino de los pobres, como lo enseñó
el Papa Juan XXIII y como lo proclamaron en
Puebla los obispos de América Latina.
a reír y cuan importante para usted es celebrar? Mirando nuestra realidad, donde no se resuel-
-M.P.: Tengo humor hasta en los momentos ve por completo el tema de los derechos huma-
más trágicos. Para mí, reír es decir que la vida es nos, el de los mapuches y el derecho a estudiar,
más fuerte que la muerte o que cualquier adver- la Iglesia debería decir que pertenece al pobre
sidad. Mis motivos para reír tienen mucho que de Nazaret. En cada momento de la historia, te-
ver con los motivos para vivir y con la te de que nemos que mirar a lesús de Nazaret a través del
en Jesús no existe adversidad que no haya sido gemido de los pobres de toda índole. El Jubileo
asumida y superada por El. tendrá sentido si somos capaces de mirar con los
Me acuerdo de una oportunidad en que me ojos de hoy, a Jesús que se hizo pobre hace dos
iban a detener, junto a otras personas, en el Mi- mil años. Con esa perspectiva, podremos unir-
nisterio de Defensa. Fntonces, yo les decía a los nos a los derechos de los indígenas y de las mu-
otros que Dios nos mandaba esas cosas para que jeres, por ejemplo. Dios, en lesús, se hizo ex-
aprendiéramos a ser felices. Mientras se acerca- cluido y la Iglesia está llamada a asumir los gran-
ban los carabineros con las metralletas, me reía des desafíos del Jubileo, como son la devolución
y les decía que pronto se sellaría nuestra felici- de las tierras y la libertad a los esclavos, en el
dad., porque felices son los perseguidos por la nombre del Dios de los excluidos. Si la Iglesia
causa de Jesús. no se hace una con ellos, /quién lo va a hacer;1
También estuve feliz el día de la operación
del pulmón, que te contaba anteriormente. Éra- "le fuiste", me dice Mariano riéndose a car-
mos cinco enfermos celebrando la misa en un cajadas. Al pararse, queda casi tan alto como la
pasillo del hospital. Fue en el día de Todos los puerta. Afuera, el número de personas que lo
Santos, cuando se lee el Evangelio de la felici- esperaban fue creciendo durante la entrevista. En
dad cristiana. Ese día invité a los que estábamos el umbral, Mariano se agacha para escuchar a
ahí a compartir nuestra felicidad. Todos sabía- una señora que viene a contarle algo. Parece que
mos que estábamos al borde de la muerte, tenía- en ella puede oír mejor la voz de Jesús que lo
mos dolores, pero estábamos felices. Uno de ellos consagró hace cuarenta años. 1J1

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