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GACETA CONSTITUCIONAL

SECCIÓN ESPECIAL

La muerte digna:
un asunto de derechos humanos
Josefina MIRÓ QUESADA GAYOSO*

La autora se pronuncia sobre la historia de Ana Estrada y el camino judicial que la llevó a
obtener una sentencia favorable. Luego, analiza la sentencia que resolvió la acción de ampa-
ro presentada por la Defensoría del Pueblo, resaltando cuáles son los aciertos y desaciertos
en la motivación que realizó el juez constitucional. Además, enfatiza en que no es la disca-
pacidad la que hace indigna la vida de uno, sino el sufrimiento. En tal sentido, defiende que
el derecho a la muerte digna es la otra moneda de la vida digna de principio a fin y permite
elegir el cómo, cuándo y dónde morir de acuerdo a las convicciones personales.

PALABRAS CLAVE: Caso Ana Estrada / Muerte consecuentemente, el acceso a un pro-


digna / Derecho humano emergente / Discapaci- cedimiento médico de eutanasia cuando
dad ella así lo requiera. El caso no solo repre-
senta una conquista judicial, sino polí-
Recibido: 13/03/2021
tica y social. La muerte digna, tema que
Aprobado: 15/03/2021 ha sido históricamente (y lo sigue siendo)
tabú en una sociedad y en una región
mayoritariamente católica, ha sido colo-
I. INTRODUCCIÓN cado como agenda pública, debatiéndose
en distintos espacios desde el lente del
En un hecho sin precedentes en la his- Derecho, la filosofía, la medicina, la polí-
toria del Perú, el pasado 25 de febrero, tica y más.
el Décimo Primer Juzgado Constitu-
cional de la Corte Superior de Justi- A nivel latinoamericano, solo Colom-
cia de Lima reconoció el derecho a una bia cuenta con una declaración de esta
muerte digna de Ana Estrada. Ana es la naturaleza. En 1997, mediante la senten-
primera peruana que solicita al Estado cia C-239, de manera contundente, des-
el reconocimiento de su derecho y, penalizó para ciertos casos el delito de

* Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Candidata a magíster en Criminología por la
Universidad de Cambridge, Reino Unido. Periodista y miembro de Grupos de Investigación de Dere-
chos Humanos (Pridep) y Derecho Penal y Criminología (Gripec). Parte del equipo legal del caso Ana
Estrada en la Defensoría del Pueblo. Exasesora de gabinete.

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homicidio por piedad, reconoció la exis- para compartir, luego, unas reflexiones
tencia de un derecho fundamental a la sobre este histórico fallo. Ello me permi-
muerte digna y posicionó el tema como tirá, enseguida, analizar los alcances de
un asunto de derechos humanos. El resto este derecho emergente que se abre paso
de los países en la región, incluido el en el Perú y en, cada vez más, países del
Perú, mantiene como delito la eutana- mundo, y abordar las tensiones que exis-
sia o la ayuda al suicido. Sin embargo, a ten con otras demandas igualmente legí-
raíz del fallo a favor de Ana –que aplica timas, como el de las personas con disca-
únicamente a su caso–, ya se ha presen- pacidad. Por último, cierro este artículo
tado en el Congreso de la República un con unas reflexiones finales2.
proyecto de ley que busca despenalizar
ambas conductas y legalizar la eutana- II. LA HISTORIA DE ANA
sia en el país1.
Ana Estrada se define como una activista
Pasar de percibir la libertad de decidir de su derecho a una muerte digna, y como
sobre nuestro proceso de muerte como una defensora y guardiana de su libertad.
un delito a entenderlo como un dere- Hoy su nombre es sinónimo de resilien-
cho exige cambiar nuestra valoración del cia, coraje y fortaleza. Es una defensora
comportamiento. La ley, por sí sola, no la de los derechos humanos que, en su lucha
cambiará. De ahí la importancia de hacer por la defensa de los suyos, ha peleado
pedagogía sobre la muerte digna que también por los de todos. A los 12 años le
trascienda los murales de lo jurídico. Un diagnosticaron polimiositis, una enferme-
tema tan complejo de abordar, que corre dad muscular degenerativa, progresiva e
el riesgo de perderse en abstracciones teó- incurable que va debilitando sistemática-
ricas, siempre es más fácil de entenderlo a mente sus capacidades motoras. Luego de
través del testimonio, es decir, de las his- varios intentos de frenar su avance, hoy, a
torias que cuentan quienes reclaman este los 44 años, esta ha paralizado casi todos
derecho. los músculos de su cuerpo. En la actuali-
dad, cuenta con múltiples medidas inva-
Uno puede o no compartir su lucha, sivas en el cuerpo que aumentarán en el
pero lo que no se puede, ni la sociedad, tiempo. Sabe que la situación en la que se
y menos aún el Estado, es desconocer e encuentra empeorará, por lo que quiere
imponerle un modelo de vida solo porque evitar el sufrimiento que afrontará al final
no se adecua al de la “mayoría”. Empiezo, de sus días. Por ello, busca tomar el con-
entonces, por la historia de Ana Estrada trol sobre su vida.

1 Véase el Proyecto de Ley Nº 6976/2020-CR en el siguiente enlace: http://www.gacetajuridica.com.pe/


docs/PL06976-20210121(1).pdf
2 La muerte asistida, sea en su forma de suicidio asistido o eutanasia está reconocida en Colombia, Paí-
ses Bajos, Suiza, Luxemburgo, Bélgica, Canadá y algunos estados de los Estados Unidos como Ore-
gon, Washington y California. Entre 2019 y 2020, por la vía judicial, se han dado pronunciamientos
de tribunales constitucionales a favor del mismo, como en Italia, Alemania, y a nivel legislativo está
por aprobarse en España y en Portugal. Finalmente, Nueva Zelanda lo aprobó mediante referéndum
y la ley entrará en vigencia en noviembre del 2021.

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No podría resumir la historia de Ana en


tan pocas líneas, pero los invito a leer su
blog3 y la demanda de amparo4, donde
¿Por qué un Estado
encontrarán más de su biografía, su enfer- tendría que condenar a
medad, sus intereses, deseos y filosofía de alguien a morir de esa
vida. Pero si hay algo importante que des-
tacar aquí es que su lucha no es reciente. manera: triste, lúgubre,
Lleva años lidiándola en silencio. Un epi- solitaria? ¿Por qué
sodio clave en su vida la llevó a empren- criminalizar a quien no
derlo, conforme indica en las siguien-
tes líneas: es más que el brazo ejecutor
de la voluntad que uno no
Cada día en ese lugar, cada minuto
de dolor, cada ataque de pánico, cada puede materializar?
alucinación visual y auditiva, cada
segundo de terror, cada aguja al des-
pertar o de madrugada, cada enfer-
mera, cada lágrima mía y de mi fami-
en cuidados intensivos e intermedios por
lia, cada invasión a mi cuerpo; en fin,
complicaciones respiratorias, y luego en
cada momento en ese lugar, deberá
2016 tras una recaída con neumonía. Ahí
tener su propio texto. Por ahora les
conoció de primera fuente lo que signi-
estoy enumerando los hechos que se
fica el dolor intolerable físico y mental,
convirtieron en la ruta que me llevó a
que hoy quiere evitar, tomando el control
buscar la muerte digna. (Estrada, 31
sobre su proceso de muerte. Así lo indica
de enero del 2019)
en su blog:
Estaba paralizada, con depresión, por-
que había perdido mi vida anterior. Yo (…) mientras no tenga el poder de
morí aquel día que fui internada en el mi libertad seguiré viviendo presa en
hospital Rebagliati. Perdí todo lo que un cuerpo que se está deteriorando
había construido, perdí mi vida. Todo cada minuto y que me atará a mi cama
me recordaba a mi vida anterior. Era conectada las 24 horas al respirador y
un duelo. Yo había perdido a alguien empezarán las úlceras en la piel que
que era a mí misma. Esa frase que no son otra cosa que heridas que se
tanto se usa de estar muerta en vida expanden y profundizan hasta que se
es real. (Defensoría del Pueblo, 31 de logra ver el hueso. Esas heridas supu-
enero de 2020) rarán pus y olerán a podrido y el tejido
se va a necrozar. Pero eso será solo el
Estos extractos relatan su estadía, primero comienzo de sendas infecciones y más
en 2015 cuando fue internada seis meses medios invasivos y amputaciones y

3 Véase el blog de Ana Estrada en el siguiente enlace: https://anabuscalamuertedigna.wordpress.com/


4 Puede acceder a la demanda en el siguiente enlace: https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/
uploads/2020/02/Demanda-caso-Ana-Estrada.pdf

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no moriré. Ese infierno será eterno dominó, desembocó en el histórico fallo


y, repito, mi mente estará completa- de hace unas semanas atrás.
mente lúcida para vivir cada dolor en
una cama de hospital sola y queriendo III. EL CAMINO JUDICIAL
morir. (Estrada, 31 de enero del 2019)
La batalla personal de Ana se volvió judi-
Desde entonces, Ana buscó entre las cial en octubre de 2019 cuando la Defen-
alternativas disponibles la manera de soría del Pueblo asumió su caso. Lo hizo
evitar ese cruel desenlace. Que un ter- conforme al artículo 62 de la Constitución
cero la asista es delito en Perú, sea si le y el artículo 9 inciso 2 de su Ley Orgánica
practica la eutanasia (artículo 112 del que, en su mandato de defender los dere-
Código Penal: homicidio piadoso) o si le chos constitucionales y fundamentales de
da una sustancia letal para ella poner fin la persona, le faculta presentar acciones
a su vida (artículo 113 del Código Penal: de amparo para tutelarlos. Ahí empezó un
ayuda al suicidio5). Pensó hacerlo en la trabajo en equipo meticuloso, dedicado y
clandestinidad, pero no lo hizo. Nunca se constante del que formé parte tanto en el
ha caracterizado por hacer las cosas así frente legal como en el mediático.
y no quería poner en riesgo a su familia,
que podía ser involucrada penalmente Así, tres meses después de iniciado el
en este hecho. trabajo, en enero de 2020, fue presentada
la demanda de amparo contra norma
Pero, sobre todo, pensó: ¿por qué un legal a su favor, conforme al artículo 3
Estado tendría que condenar a alguien a del Código Procesal Constitucional 6,
morir de esa manera: triste, lúgubre, soli- con el fin de inaplicar el artículo 112 del
taria? ¿Por qué criminalizar a quien no es Código Penal, que sanciona como delito
más que el brazo ejecutor de la voluntad la eutanasia bajo el nombre de homici-
que uno no puede materializar? Ser acti- dio piadoso. La premisa es que la vigen-
vista por su propia causa no es una deci- cia de este artículo vulnera y/o ame-
sión que ella tomó de un día para otro. naza los derechos fundamentales que
Lo hizo tras una profunda reflexión de le asisten a Ana e impiden la existencia
más de tres años que la llevó en 2019 a de una regulación que le habilite ejer-
abrir un blog y a usar la palabra como cer debidamente estos derechos. Esto
instrumento para sensibilizar a otros de es, a una muerte en condiciones dig-
su lucha, quizás sin pensar en la conca- nas, a la dignidad, a una vida digna, al
tenación de eventos que, como un efecto libre desarrollo de su personalidad y a

5 Código Penal del Perú


“Artículo 113.- El que instiga a otro al suicidio o lo ayuda a cometerlo, será reprimido, si el suicidio se
ha consumado o intentado, con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años”.
6 Código Procesal Constitucional
“Artículo 3.- Cuando se invoque la amenaza o violación de actos que tienen como sustento la aplica-
ción de una norma autoaplicativa incompatible con la Constitución, la sentencia que declare fundada
la demanda dispondrá, además, la inaplicabilidad de la citada norma. Son normas autoaplicativas,
aquellas cuya aplicabilidad, una vez que han entrado en vigencia, resulta inmediata e incondicionada”.

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no ser sometida a tratos crueles e inhu- El juzgado aceptó casi todos los pedidos
manos. El objetivo era, entonces, inapli- de la demanda de amparo, salvo el refe-
car los efectos jurídicos de este artículo rido a extender el protocolo que se reali-
para el caso en concreto y así permitir zaría para Ana a casos similares (aunque
que Ana pueda acceder al procedimiento no desarrolló los motivos para ello), siem-
médico de la eutanasia cuando ella así pre que exista un reconocimiento judi-
lo necesite, sin que nadie sea perseguido cial de este derecho. Ordenó, así, a ESSA-
penalmente por ello. Se pidió también LUD y al Ministerio de Salud respetar la
ordenar al Estado –en este caso, a ESSA- decisión de Ana y disponer las medidas
LUD7 y al Ministerio de Salud– respetar técnicas para viabilizar el procedimiento
esta decisión y establecer todas las medi- médico de la eutanasia cuando ella así lo
das requeridas para llevarlo a cabo de la decida.
manera más segura.

Con la pandemia de telón de fondo que


ralentizó los procesos judiciales, y tras El juzgado aceptó casi todos
una serie de escritos presentados para los pedidos de la demanda de
acelerarlo, un año después, el juez Jorge
Ramírez Niño de Guzmán convocó a amparo, salvo el referido a
una audiencia virtual donde las partes extender el protocolo que se
involucradas en el proceso sustentaron realizaría para Ana a casos
su informe oral. Durante diez minutos,
Ana tuvo la oportunidad de dirigirse al similares (aunque no desarrolló
juez, contarle las razones que la llevaron los motivos para ello), siempre
a emprender este camino y hacer escuchar
su voz, tantas veces, silenciada o malin- que exista un reconocimiento
terpretada. Casi dos meses después, el judicial de este derecho.
juzgado resolvió a su favor a través de un
fallo que la opinión pública (e incluso, el
mismo juez8), de manera uniforme, ha
calificado de “histórico”. Por si fuera poco IV. OBSERVACIONES AL FALLO
lo ganado hasta ahí, la sentencia de pri- Si bien, desde mi punto de vista, la sen-
mera instancia, en un acto que contra- tencia está, en lo general, bien susten-
dice cómo han venido desempeñándose, tada y llega a reconocer el derecho a una
por lo general, los procuradores públicos muerte digna de Ana Estrada, así como
en casos vinculados a derechos humanos ordenar al Estado respetar su decisión,
–como, por ejemplo, el reconocimiento al existen algunos extremos que resultan
matrimonio igualitario–, no fue apelada poco claros y hasta contradictorios. Des-
por ninguna de las partes demandadas. taco aquí algunas ideas.

7 ESSALUD es el Seguro Social de Salud del Perú.


8 Véase la entrevista a juez Jorge Ramírez Niño de Guzmán por sentencia de “muerte digna”, en el siguiente
enlace: https://www.youtube.com/watch?v=Q-aZWyiud80

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Lo primero a reconocer es que el fallo Defensoría del Pueblo transgredía el prin-


ratifica el rol de los jueces como garan- cipio de corrección funcional.
tes de la Constitución, y la obligación que
tienen de administrar justicia (que no Otro punto que destacar del fallo es que
es lo mismo que aplicar la ley) frente a reconoce que la dignidad humana está
vacío o deficiencia de la ley9. Como dice por encima de la vida (biológica), lo que
Radbruch (1971), “no se puede definir el se condice con el artículo 1 de nuestra
Derecho, incluso el Derecho positivo, si Constitución: el fin supremo del Estado es
no es diciendo que es un orden estable- la persona y su dignidad humana. Como
cido con el sentido de servir a la justicia” bien ha reconocido la Corte Constitucio-
(p. 14). Por ese motivo, los jueces están nal de Colombia: “No se trata de restarle
obligados10 a inaplicar una ley si es con- importancia al deber del Estado de pro-
traria a la carta magna (ejercer control teger la vida sino, como ya se ha seña-
difuso), esto es, si vulnera y/o amenaza lado, de reconocer que esta obligación no
derechos fundamentales. se traduce en la preservación de la vida
solo como hecho biológico” (Sentencia
Ello es así aun si se trata de derechos no C-239/97).
expresamente recogidos en la Constitu-
ción, como son los innominados o implí- Esto nos lleva a una comprensión bio-
citos del artículo 311, como es el derecho gráfica, antes que biológica, del derecho
a una muerte digna. Ejemplos que enca- fundamental a la vida (Siverino y Mujica,
jan en esta categoría hay de sobra: dere- 2012), en el que no solo nos asiste al dere-
cho a la verdad, a la alimentación, a la cho a que no se nos prive arbitrariamente
protesta, a una vida libre de violencia, etc. de ella, sino que se nos brinde condicio-
Aquí, el juez está cumpliendo un man- nes mínimas para desarrollarnos en liber-
dato de la Constitución y no desvirtuando tad: “por encima de la vida biológica, lo
las funciones y competencias que esta ha que el Estado protege y promueve es
asignado a otros órganos constituciona- la dignidad de la persona, su libertad”
les, conforme alegaron los demandados, (f. j. 150). Bajo ese prisma, el fallo reco-
quienes señalaban que el pedido de la noce que “existe un derecho a una vida

9 Constitución Política del Perú de 1993


“Artículo 139. Son principios y derechos de la función jurisdiccional. (…)
8. El principio de no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley. En tal caso, deben
aplicarse los principios generales del derecho y el derecho consuetudinario”.
10 Constitución Política del Perú de 1993
“Artículo 138.- La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial
a través de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes.
En todo proceso, de existir incompatibilidad entre una norma constitucional y una norma legal, los jue-
ces prefieren la primera. Igualmente, prefieren la norma legal sobre toda otra norma de rango inferior”.
11 “Artículo 3.- La enumeración de los derechos establecidos en este capítulo no excluye los demás que
la Constitución garantiza, ni otros de naturaleza análoga o que se fundan en la dignidad del hombre,
o en los principios de soberanía del pueblo, del Estado democrático de derecho de la forma republi-
cana de gobierno”.

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digna y, consecuentemente, a una muerte contradice al decir que en la eutanasia


digna” (f. j. 180). “no importa o se presume la voluntad del
sujeto pasivo” (f. j. 163). Es decir, obvia
No obstante, el juez no le da la categoría la definición ahí ofrecida –y, en parte,
de derecho fundamental, sino de “liber- también reconocida por la Corte Cons-
tad constitucionalmente limitable”, pues titucional de Colombia13– de la eutana-
señala que “no podría ser promovida [por sia como “la intervención de un/a pro-
el Estado], en tanto que podría afectar la fesional médico que, a petición expresa
libertad de ejercerla” (f. j. 181). Más allá del paciente, que padece de una enfer-
de que ni la “promoción” es un elemento medad incurable, realiza una acción diri-
constitutivo de los derechos fundamen- gida a producir su muerte y así poner fin
tales (Alvites Alvites, 2017) ni que algo a sus dolores”. La eutanasia es, pues, una
sea un derecho fundamental significa que alternativa a través de la cual el titular de
no pueda ser legislativamente limitable la vida puede intervenir en su proceso de
(p. ej., el derecho a la participación polí- muerte, pero no es la única. Es decir, la
tica o a la protesta ), el juez entra aquí en relación entre derecho a una muerte digna
una contradicción. Si bien inicialmente y eutanasia es una de género-especie.
distingue el suicidio, al que define como
“libertad fáctica” (f. j. 154), de la muerte La muerte digna, conforme lo ha recono-
digna, a la que señala como una “condi- cido la Corte Constitucional de Colombia,
ción especial” donde entran en juego otros es una garantía compuesta de dos aspec-
derechos fundamentales como la libertad tos básicos: la dignidad humana y la auto-
y la autonomía, al final los termina equi- nomía individual (Sentencia T-970/14,
parando: “El suicidio asistido, debe con- f. j. 5.2). Esto significa que dependerá
siderarse como una libertad constitucio- del titular de la vida y de sus conviccio-
nal legislativamente limitable, posición nes, ideas y creencias el determinar cómo
distinta a la posición de la demandante quiere poner fin a su vida, pues seguir
que solicita se considere como un Dere- prolongándola implica para sí una incom-
cho Fundamental” (f. j. 159). patibilidad con su idea de dignidad. En
buena cuenta, garantiza que uno “luego
Lo mismo ocurre con la eutanasia12. A de un ejercicio sensato e informado de
pesar de que el fallo anuncia que com- toma de decisiones, pueda optar por
partirá las definiciones de la demanda dejar de vivir una vida con sufrimientos
de la Defensoría del Pueblo (f. j. 114), las y dolores intensos” (Sentencia T-970/14,

12 Aquí cabe hacer una precisión sobre la eutanasia. Si bien el fallo, y un sector de la doctrina, sigue dis-
tinguiendo entre eutanasia activa y pasiva, esta diferencia ya no tiene cabida en el debate contempo-
ráneo que se centra en la llamada “eutanasia activa”, esto es, la intervención deliberada de un médico
de poner fin a la vida de un paciente que así lo solicita debido a los dolores de seguir prolongando su
vida. La llamada “eutanasia pasiva”, que implica el rechazo o retiro de tratamientos médicos que man-
tienen en vida al paciente forma parte del derecho de un individuo a dar consentimiento informado
en el ámbito de la salud, que incluye también el negarse a recibir tratamiento.
13 En Colombia, la diferencia es que el acceso a la eutanasia solo se permite para aquellas personas que
padecen de una enfermedad terminal, no una incurable.

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f. j. 5.3). Sin embargo, así como existe la puede ejercerse a través de la eutanasia,
eutanasia, también hay otras formas de donde, bajo circunstancias excepciona-
intervenir en nuestro proceso de muerte, les, la conducta del tercero –en este caso,
que incluyen la limitación de esfuerzo el médico– que asiste a una persona a
terapéutico14, los cuidados paliativos15 ejercer dicho derecho no es, consecuen-
–llamado también ortotanasia– o la temente, un delito. Tal como se sostiene
asistencia al suicidio, donde la persona de acuerdo con el test de proporcionali-
misma se quita la vida con la ayuda de dad ejercido por el juez, una prohibición
un tercero que le da la sustancia para ello. absoluta de este comportamiento termina
afectando desproporcionadamente el ejer-
cicio de otros derechos fundamentales
que el Estado está, sin lugar a cuestiona-
El juez no le da a la muerte mientos, obligado a respetar, proteger y
garantizar, como la vida digna, el no sufrir
digna la categoría de derecho tratos crueles e inhumanos, la dignidad y
fundamental, sino de ‘libertad el libre desarrollo de la personalidad.
constitucionalmente limitable’, El fallo a favor de Ana aun no es firme. A
pues señala que ‘no podría ser pesar de que los procuradores de las tres
promovida [por el Estado], entidades demandadas –Minjus, Minsa y
ESSALUD– decidieron no apelar la sen-
en tanto que podría afectar la tencia al haberse ejercido control difuso
libertad de ejercerla’. de una ley penal, acorde al artículo 14 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial16, este
deberá aún ser elevado a consulta a la Sala
Constitucional y Social Permanente de la
Ahora bien, las contradicciones del Corte Suprema, que revisará si esta potes-
fallo no mellan su solidez y trascenden- tad se practicó adecuadamente. Confío en
cia, pues ha permitido reconocer judi- que la decisión se confirmará. Recién a
cialmente, por primera vez, en el Perú partir de que ello suceda, el poder de deci-
la muerte digna como un derecho que dir cuándo morir transitará finalmente de

14 Se entiende por Limitación del Esfuerzo Terapéutico (LET) el retiro de medidas artificiales de soporte
vital o no inicio de estas al considerar que suponen una prolongación del sufrimiento que no aporta
beneficios de confort.
15 De acuerdo con la Asamblea Mundial de la Salud, los cuidados paliativos son “un planteamiento que
permite mejorar la calidad de vida de los pacientes (adultos y niños) y sus allegados cuando afrontan
los problemas inherentes a una enfermedad potencialmente mortal, planteamiento que se concreta en
la prevención y el alivio del sufrimiento mediante la detección precoz y la correcta evaluación y terapia
del dolor y otros problemas, ya sean estos de orden físico, psicosocial o espiritual” (Resolución WHA
67.19 de la Asamblea Mundial de la Salud del 2014, párr. 5).
16 “(…) Las sentencias así expedidas son elevadas en consulta a la Sala Constitucional y Social de la Corte
Suprema, si no fueran impugnadas. Lo son igualmente las sentencias en segunda instancia en las que
se aplique este mismo precepto, aun cuando contra éstas no quepa recurso de casación”.

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estar ubicado en las manos del Estado a emergente. Esto es, una categoría jurí-
las manos de Ana. dica nueva que supone una reinvención y
reinterpretación de los valores que inspi-
V. UN DERECHO HUMANO ran los derechos humanos originados en
EMERGENTE la Declaración Universal de los Derechos
Humanos de 1948, reconocidos amplia-
El caso de Ana Estrada ha convertido al mente en nuestros sistemas universales
Perú en el segundo país a nivel latinoa- y regionales.
mericano en reconocer judicialmente el
derecho a morir dignamente y autorizar Se trata de derechos que no están reco-
la eutanasia como vía para garantizarlo17. gidos expresamente en tratados inter-
El primero fue Colombia en 1997, que nacionales sobre esta materia, pero que
se adelantó a la región y al mundo. En están en proceso de emergencia. Ello
Chile, Cecilia Heyder, una mujer defen- parte de aceptar de que el catálogo
sora de derechos humanos que padece de derechos humanos no es una lista
de cáncer, ha demandado igualmente al cerrada y que ha de dar respuesta a las
Estado chileno el reconocimiento de su “nuevas necesidades de la población”
derecho a decidir cuándo poner fin a su (especialmente, aquellas invisibles de las
vida. Al igual que en Perú, ya se ha pre- poblaciones oprimidas y sumergidas) y
sentado en la Cámara de Diputados un a “las actuales transformaciones socia-
proyecto de ley que tiene como fin legali- les” (Instituto de Derechos Humanos de
zar este derecho. Cataluña, 2009). Esto incluye innovacio-
nes tecnológicas, el cambio climático, la
A diferencia del Tribunal Europeo de pobreza, la discriminación, la globaliza-
Derechos Humanos, en nuestra región ción, la longevidad de la población, entre
nunca un caso sobre muerte digna o euta- otros. Desde la sociedad civil global, la
nasia ha llegado a la Corte Interameri- Declaración Universal de los Derechos
cana de Derechos Humanos. Ni siquiera Humanos Emergentes, que incluye el
a la Comisión Interamericana. Aunque la derecho a una muerte digna (aunque
jurisprudencia interamericana ha reco- en términos únicamente de eutanasia
nocido ampliamente derechos huma- “pasiva”), es un documento aspiracional
nos vinculados a ella, el concepto de no vinculante que busca precisamente
“muerte digna” ha permanecido larga- orientar la agenda pública de los gober-
mente ausente. De ahí que esta sea una nantes hacia esta dirección. Aunque la
oportunidad para abrir paso a un debate muerte no es una situación nueva que
latinoamericano hacia lo que debiera ser justifique la emergencia de este derecho,
reconocido como un derecho humano como indica Correa:

17 En Argentina, los tribunales nacionales ya han reconocido el derecho a morir con dignidad, pero prin-
cipalmente en casos referidos al rechazo de tratamientos médicos (P.A.F.18 de setiembre de 1995). En
2012, emitió una Ley de los Derechos de los Pacientes que reconoce el derecho a la “muerte digna”
y en 2015, la Corte Suprema confirmó la constitucionalidad del derecho a morir con dignidad, pero
también limitado al retiro de medidas de soporte vital (D.M.A. declaración de incapacidad, 7 de julio
de 2015).

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Es su intersección con la longevidad como su salud y vida. Ello implica dis-


de la población, un reto ciertamente tanciarse del modelo de beneficencia de
actual, junto con los avances en tec- la ética médica hacia un modelo de la
nologías en salud, los que han hecho autonomía que concibe a la persona a
posible hacerse estas preguntas sobre quien se le trata como la más capacitada
el fin de la vida y catalizar el cambio y legitimada para decidir sobre sí. Esta
social que justifica una nueva catego- lógica permea también la lucha de Ana,
ría normativa. Vivimos más tiempo, quien así lo indica: “[C]uando yo estuve
accedemos a mejores y más sofistica- en UCI, sentí que hacían con mi cuerpo
dos servicios en salud que nos permi- y con mi vida lo que tenían que hacer, sin
ten saber qué tenemos y qué podemos preguntar; [entonces] me aferré a defen-
hacer. Pero no siempre esto significa der y recuperar [mi derecho a tomar mis
querer alargar la vida y la existencia decisiones sobre mi cuerpo]. (DW, 2021).
biológica a toda costa. La emergen-
cia del derecho a morir dignamente El derecho de los pacientes, por ejem-
permite reinterpretar y contestar la plo, de consentir y rechazar tratamientos
idea, afincada en el imaginario colec- médicos, regulado en los artículos 4 y 15
tivo, según la cual, la vida es un tesoro inciso 2 de la Ley General de Salud, tiene
que debe siempre ser vivida y que su expresión en esta tesis, y reconocimiento
fin debe llegar por causas naturales. en la Corte Interamericana de Derechos
(Correa Montoya, 2020) Humanos, caso Poblete Vilches y otros vs.
Chile se señala lo siguiente:
Estas consideraciones se inscriben:
[L]a existencia de una conexión entre el
[E]n un proceso más amplio de regu- consentimiento informado con la auto-
lación de la práctica y la investigación nomía personal y la libertad de tomar
médicas estatal, en el que la emergen- decisiones sobre el propio cuerpo y la
cia y desarrollo de la bioética tiene un salud exige, por un lado, que el Estado
lugar preponderante, y en la judiciali- asegure y respete decisiones y eleccio-
zación de diferentes aspectos de la vida nes hechas de forma libre y responsa-
y las relaciones sociales que antes eran ble y, por el otro, que se garantice el
reguladas de manera informal y en el acceso a la información relevante para
ámbito privado. (Alonso, 2016) que las personas estén en condiciones
de tomar decisiones informadas sobre
En otras palabras, lo que antes era casi el curso de acción respecto a su cuerpo
exclusivamente una prerrogativa de los y salud de acuerdo a su propio plan de
médicos, decidir o no prolongar una vida, existencia. (párr. 170)
y “evitar” su muerte ha pasado a ser hoy
disputado por abogados y jueces, y, prin- El derecho a una muerte digna implica la
cipalmente, por los mismos pacientes y libertad de cada uno de decidir sobre su
familiares. proceso de muerte y eso pasa por entender
que la vida –que va más allá de la subsis-
Todo ello acorde al mayor protagonismo tencia vital– es un derecho y no una obliga-
que viene ganando la autonomía de los ción que el Estado puede imponer a costa
pacientes para decidir sobre asuntos de la dignidad, integridad y autonomía de
vinculados a bienes de los que es titular, la persona. Implica también concebir que

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la dignidad tiene una faz de autopercep- las deficiencias físicas y/o psicológicas
ción –como señala bien el fallo– y que no de un individuo que solicita este derecho
es posible medirla desde afuera, como si cobra un rol protagónico en la ecuación
unas vidas fueran más dignas que otras de de la muerte digna, al punto de avalar
ser vividas. Esto último es, pues, una legí- un enfoque capacitista en el que, objeti-
tima preocupación de ciertos colectivos de vamente, ciertas vidas, impactadas por
personas con discapacidad sobre el men- una discapacidad, llegan a ser indignas.
saje que se puede estar enviando a la socie- Así lo ha advertido la Relatora Especial
dad cuando se legaliza la eutanasia, lo que para las Personas con Discapacidad, Cata-
desarrollaré más adelante. lina Devandas, en su informe temático
sobre el capacitismo en prácticas médi-
De lo que se trata aquí es de fortalecer y cas y científicas:
promover la autonomía de las personas
de decidir sobre tan importante capítulo Desde la perspectiva de derechos de
de sus vidas, cuando prolongar su exis- las personas con discapacidad, pre-
tencia se vuelve una forma de trato cruel ocupa seriamente que la posibilidad
e inhumano para sí. ¿Quién más autori- de la legalización de la eutanasia y del
zado para hacer esa valoración que quien suicidio asistido pueda poner en peli-
vive o vivirá en carne propia los dolores gro la vida de las personas con disca-
que se padece? Criminalizar la interven- pacidad. Si la muerte asistida estu-
ción de terceros que contribuyan a mate- viera al alcance de todas las personas
rializarlo no solo genera consecuencias que presentan un trastorno de salud o
indeseadas vinculadas a la clandestinidad una deficiencia, independientemente
de esta práctica y a los riesgos que deri- de que tengan o no una enfermedad
van de ello, sino que esta indiferencia se terminal, la sociedad podría entender
traduce en una instrumentalización del que es mejor estar muerto que vivir
ser humano que, en nombre de intereses con una discapacidad (…). (Consejo
de mayor relevancia social, moral o reli- de Derechos Humanos, 2019, párr. 37)
giosa lo desconocen como ser capaz de
gobernar su propia vida (González Rus, Frente a ello, colectivos de personas
2005, p. 72). con discapacidad han mostrado su de-
sacuerdo con la legalización de la euta-
nasia (en ciertos términos propuestos),
VI. MUERTE DIGNA Y debido al estigma que generaría sobre este
DISCAPACIDAD grupo social. El riesgo que se advierte es
A diferencia del suicidio, el tema de la el de fortalecer un discurso capacitista
muerte digna y la eutanasia se ha distin- que termine jerarquizando a las perso-
guido por analizar un componente adi- nas en función de sus características físi-
cional a la mera libertad del individuo cas y/o psicológicas, haciendo pasar por
de acabar con su vida: la dignidad, que deseable un tipo de cuerpo/mente por
uno considera ha sido o será arrebatada sobre otro. Esta mirada debe desterrarse,
a causa de una enfermedad u otra condi- más aún existiendo obligaciones inter-
ción que le genera un sufrimiento inso- nacionales de la Convención de la ONU
portable a quien lo vive. Esto ha llevado sobre personas con discapacidad de 2008
a algunos a concebir un discurso donde –que vinculan al Estado peruano–, cuyo

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artículo 10 protege el derecho a la vida sin uno, sino el sufrimiento, que es altamente
discriminación por motivo de discapaci- –sino, únicamente–, que se ve agudizado
dad de principio a fin, y el artículo 8 esta- o no igualmente por los valores, intereses,
blece que el Estado ha de comprometerse deseos personales de quien lo vive. De ahí
en luchar contra los estereotipos, prejui- que la autonomía, el sufrimiento de cada
cios y prácticas nocivas respecto de este uno y la dignidad autopercibida sean pie-
colectivo. zas centrales. Habrá quienes consideran
digno y valioso seguir resistiendo los dolo-
El tránsito del modelo médico al modelo res que le genera una condición de vida,
social de la discapacidad concibe la disca- pero habrá quienes no. Como dice Dwor-
pacidad como la interacción entre la defi- kin (1994), “obligar a alguien a morir de
ciencia física, mental, intelectual y senso- una manera que otros aprueban, pero que
rial de un individuo y las barreras sociales es para uno una horrenda contradicción de
que le impiden participar plena y efecti- su propia vida, es una devastadora y odiosa
vamente en condiciones de igualdad en la forma de tiranía” (p. 217).
sociedad. En ese sentido, entre las barreras
se pueden robustecer están las actitudes y VII. REFLEXIONES FINALES
estereotipos que podrían generarse a partir
de cómo se envía el mensaje sobre la dis- A diferencia de lo que muchos creen, el
capacidad en este tema. He ahí la tensión derecho a la muerte digna no es una apo-
principal. ¿Qué hacer? Negar el derecho a logía a la muerte y menos aún del cese de
la muerte digna de quienes sí lo necesitan, “ciertas vidas”. La muerte es un proceso
y aun teniendo una discapacidad desean del que no podemos rehuir y todos, sin
tener el control sobre su cuerpo y sus vidas, distinción, eventualmente tendremos que
implicaría una imposición ilegítima del encararla. El derecho a la muerte digna es
Estado de un modelo de vida ajeno al suyo, la otra moneda de la vida digna de prin-
y una instrumentalización del individuo. cipio a fin, y del derecho de cada uno de
E incluso, sería contrario al modelo social elegir el cómo, cuándo y dónde morir,
que busca reconocer plenamente la capa- acorde a sus convicciones, intereses y cos-
cidad jurídica de las personas con discapa- movisiones personales. La valoración de
cidad, por ende, su autonomía para decidir cómo hemos de ponerle fin a nuestras
sobre sí y no una suplantación, conforme vidas debe ser enteramente subjetiva. Ni
ha ocurrido a lo largo de la historia a tra- el Estado ni la sociedad tienen legitimi-
vés de figuras como la interdicción. dad para imponerles a otros su modelo
de vida y menos aún obligarle a seguir
¿Pueden ambas posturas conciliarse? Sí. resistiendo sufrimientos que, para uno,
Desde mi posición, la dicotomía entre son intolerables.
ambas causas es falsa. La clave está en
garantizar que una eventual legislación que El respeto y la protección del derecho a
reconozca el derecho a una muerte digna la vida (digna) se fortalecen cuando se
y a la eutanasia no contribuya a perpetuar refuerza la libertad real de cada uno de
estos estereotipos a través de un lenguaje dirigirla. La intervención del Estado ha
neutro en la redacción de quienes pueden de ser activa, pero no a través de la crimi-
acceder y ejercer este derecho. No es la dis- nalización de una conducta que no hace
capacidad la que hace indigna la vida de más que garantizar este derecho, sino de

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la regulación, con las debidas garantías autonomía de quienes reclama esa garan-
que permite a cada uno decidir sobre sí de tía para sus vidas.
la manera más informada. La legalización
de la eutanasia no va a generar una “pre-
cipitación de muertes” (la llamada “pen-
diente resbaladiza”) y así lo demuestra El derecho a la muerte
Colombia, que desde 2015 –fecha en que digna es la otra moneda
se aprobó el reglamento para hacerlo de la
forma más segura– al 2020 solo ha practi- de la vida digna de principio
cado 94 eutanasias supervisadas (Correa a fin, y del derecho de
Montoya, 2020). Lo que sí hará una legis-
lación garantista es desvelar una reali-
cada uno de elegir cómo,
dad que ocurre en la clandestinidad y que cuándo y dónde morir,
lleva aparejada riesgos ignorados a la vida acorde a sus convicciones,
e integridad de quienes intentan o logran
practicar la eutanasia entre las sombras. intereses y cosmovisiones
personales.
La decisión de diseñar el trayecto y final
de nuestras vidas puede no ser compar-
tido por una mayoría, pero responde al
legítimo interés de cada uno de vivir de
principio a fin conforme a su idea de dig- Hoy que la COVID-19 ha llegado para
nidad, evitando tener que resistir, cual revelarnos la inmensa fragilidad de nues-
mártir, dolores cuya dimensión nadie más tras existencias, urge debatir y crear mayor
que uno sabe. ¿Cómo hacer para evitar consciencia de la importancia de tomar lo
que presiones externas o terceros quieran que podría ser la decisión más impor-
aprovecharse de esta situación? Recono- tante de nuestras vidas: cómo morir. De
cer este derecho implica exigir al Estado la misma manera en que conversamos,
brindar todas las medidas necesarias para sin tapujos, sobre nuestros deseos o no
materializarlo de la manera más segura de ser donadores de órganos es necesa-
posible. Esto incluye dar información rio compartir nuestra visión sobre cómo
sobre las alternativas existentes (inclui- queremos escribir el último capítulo de
dos los cuidados paliativos), a efectos de nuestras vidas. El caso de Ana Estrada ha
garantizar que el consentimiento ofre- hecho y seguirá haciendo historia en el
cido a la opción elegida sea libre, expreso Perú y, me atrevo a decirlo, en la región y
e informado –no algo espontáneo–, dar en el mundo. Depende de nosotros nor-
acompañamiento a los familiares sobre malizar y mantener vigente un tema que,
lo que significa esta decisión, respetar conforme pasa el tiempo, empieza a con-
la objeción de conciencia de los médi- cebirse como lo que es: un asunto univer-
cos, entre otros. Esta obligación también sal de derechos humanos.
incluye optar por una regulación igualita-
ria que no perpetúe los estereotipos con- REFERENCIAS
tra las personas con discapacidad, que los Alonso, J. (2016). El derecho a una muerte digna
incluya en la discusión de sus alcances y en Argentina: la judicialización de la toma
que ponga como eje principal fortalecer la de decisiones médicas en el final de la vida.

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