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El Neoliberalismo
El Neoliberalismo
El neoliberalismo surge como reacción a la intervención del Estado como garante de una
mayor justicia social (es decir, del Estado benefactor), y toma fuerza gracias a las debacles de
la economía capitalista del siglo XX, particularmente las registradas a finales de los años 20 y la
de la década de 1970. Para el neoliberalismo, el Estado debería cumplir únicamente sus
funciones fundamentales como organismo regente en la organización de la sociedad, de modo
que se opone a su intervención en el funcionamiento de la economía, para así mantener a raya
las regulaciones e impuestos al comercio y las finanzas.
Esta doctrina favorece la privatización de empresas y servicios que estaban en manos del
sector público, bajo la premisa de que el sector privado es más eficiente. Es partidario de la
reducción del gasto social, de propiciar la libre competencia, de las grandes corporaciones, y
de debilitar y desintegrar los sindicatos. El neoliberalismo considera que la economía es el
principal motor de desarrollo de una nación, por ello, además de considerar que todos los
aspectos de la vida de una sociedad deberían estar subordinados a las leyes de mercado,
defiende el libre comercio para propiciar una mayor dinámica en la economía, lo cual, en
teoría, debería generar mejores condiciones de vida y de riqueza material.
También en ese contexto histórico, en Europa se enfrentaban los intereses de la naciente clase
burguesa con los poderes tradicionales del sistema político monárquico absolutista. Como
consecuencia, las revoluciones burguesas produjeron cambios sociales y económicos
acentuados entre 1789 y 1848, lo que trajo consigo la aparición del Estado liberal. Así, el
liberalismo se transformó en la ideología económica y política predominante tanto en Europa
como en América.
Para los economistas liberales, los intereses particulares actúan como motor del bienestar
social. Sostienen que los productores venden sus mercancías para obtener ganancias y no
porque estén preocupados por los consumidores.
Los promotores de la economía liberal declaran que las propias fuerzas de un mercado libre y
competitivo crea los incentivos para que haya crecimiento económico y este se disemine en
toda la sociedad. A través de la metáfora de la mano invisible que guiaba a los mercados,
Adam Smith manifestaba que las dinámicas de la oferta y la demanda fomentarían la creación
de riquezas y el equilibrio de la economía. Todos orientarían sus actividades a producir el
máximo valor.
Los pensadores liberales clásicos insistían en que la intrusión del gobierno en asuntos
económicos distorsionaba el desarrollo natural de los mercados. Esto hizo que desde el siglo
XVIII se popularizara la frase "laissez faire, laissez passer", que significaba "dejen hacer, dejen
pasar". Así, comerciantes, empresarios y mercaderes protestaban con el objeto de conseguir la
libre circulación de productos, de capital y de trabajadores. El liberalismo económico reduce el
Estado al rol de protector de los derechos de propiedad, a ser garante del cumplimiento de los
contratos y a mantener la seguridad.
Las ideas económicas liberales durante el siglo XVIII se presentaron como una alternativa a las
prácticas del mercantilismo. Los mercantilistas respaldaban la protección ofrecida por los
gobiernos a las industrias nacionales porque consideraban que el comercio solo favorecía a
quienes exportaban y perjudicaba a quienes importaban.
Según los mercantilistas, cada país podía enriquecerse a expensas de los otros al recibir y
acumular su oro y su plata. Ante esto, los economistas liberales se preocuparon por mostrar
que era mejor tener mercados abiertos, puesto que el comercio no era un juego se suma cero
y beneficiaba a todas las partes involucradas.
El caso más emblemático de liberalismo económico en el siglo XIX fue el inglés. En Inglaterra,
se dio un amplio margen a la libertad de empresa y se derogaron numerosas leyes
arancelarias, esto es, de impuestos al comercio.
En los debates parlamentarios del Reino Unido, entre 1820 y 1830, se bloquearon leyes que
pretendían instaurar restricciones aduaneras a los productos manufacturados. Se formó una
liga de comerciantes en contra de las leyes proteccionistas sobre los cereales y, ya para 1860,
la mayoría de los aranceles habían desaparecido.
Grabado que representa una reunión de la "Liga en contra de la ley del maíz" (1846), en el
Exeter Hall. Representantes del liberalismo económico
Economista y filósofo escocés considerado el padre del liberalismo económico. Entre sus
principales aportes al análisis económico estuvo observar que la riqueza de una nación se
generaba por el trabajo y no por la acumulación de metales preciosos. Smith advertía que las
constituciones estatales debían proteger el "derecho inalienable y sagrado" de la propiedad.
Confiaba en que la conducta humana llevaría naturalmente al hombre a buscar su propio
beneficio, potenciando el proceso productivo de la nación y, por consecuencia, propagando
bienestar al resto de la sociedad.
Economista inglés de origen judío sefardí, fue uno de los máximos exponentes de la escuela
liberal clásica, miembro del parlamento y empresario. Una de sus obras más notables fue
Principios de economía política y tributación (1817). Entre los aportes sobresalientes de este
libro está la teoría de las ventajas competitivas. Con esta, ampliaba el análisis de A. Smith
sobre la división del trabajo. Ricardo planteaba que los países debían dedicarse a producir los
bienes que ya hacían de forma eficiente, y comprar de otros los bienes que no pudieran
producir con eficacia.
Esta doctrina favorece la privatización de empresas y servicios que estaban en manos del
sector público, bajo la premisa de que el sector privado es más eficiente. Es partidario de la
reducción del gasto social, de propiciar la libre competencia, de las grandes corporaciones, y
de debilitar y desintegrar los sindicatos.
Sus principales ideólogos y promotores fueron Friedrich August von Hayek y Milton Friedman,
quienes lo proponian como modelo alternativo para salvar la economía del siglo XX. Líderes
políticos de la magnitud de Ronald Reagan, en Estados Unidos, Margaret Thatcher en el Reino
Unido o Augusto Pinochet, en Chile, fueron los primeros en implementar las políticas
neoliberales en sus respectivos países. No obstante, hoy en día el neoliberalismo es una de las
corrientes ideológicas más extendidas en Occidente, siendo su modelo por excelencia Estados
Unidos.
Neoliberalismo y globalización
El neoliberalismo experimentó una expansión mundial en las últimas décadas del siglo XX, lo
cual se compaginó con el ascenso de la globalización como proceso de carácter económico,
tecnológico y social, que produciría un mundo más compenetrado e interconectado a nivel de
mercados, sociedades y culturas.
La expansión del sistema capitalista como producto de la caída de las economías comunistas,
junto con principios propios del neoliberalismo, tales como la limitación de la intervención
estatal en las relaciones comerciales, y la oposición a las regulaciones y los aranceles, todo ello
bajo el esquema del libre mercado, ha ido provocando una unidad económica mundial, con
fronteras cada vez más abiertas y mercados comunes cada vez mayores, propia de una
economía globalizada. Existen debates sobre si la globalización es producto del neoliberalismo
o viceversa, aunque lo cierto es que la globalización crea las condiciones idóneas para el
neoliberalismo, por lo cual podemos afirmar que son procesos complementarios.
Flexibilidad en la legislación laboral: con esto se busca que las empresas creen sus propios
parámetros en cuanto a la contratación de empleados se refiere, ajustando las reglas según las
necesidades de la organización. Este punto ha sido una de las mayores críticas al modelo
neoliberal. Políticas monetarias anti devaluatorias: en este sentido, el neoliberalismo propone
la restricción de la masa monetaria (el dinero disponible en la economía de un país) y el
aumento de las tasas de interés para evitar la devaluación de la moneda.
Privatización de las empresas públicas: con esta medida se pretende recortar el gasto público,
disminuir la burocracia y aumentar los niveles de eficiencia en la producción y oferta de
servicios públicos.
Privatización.
Para los críticos del neoliberalismo, existen varias razones relevantes por las cuales el modelo
no es viable, especialmente por razones de índole social. Para los detractores del modelo
neoliberal, las prácticas que propone solo apuntan al beneficio de los generadores de riqueza,
obviando el bienestar del resto de la población. En primer lugar, la ausencia de reglas para los
generadores de riqueza puede hacer que la brecha social se profundice, ya que podría dar pie
a nuevas normas que generen desequilibrios en la relación entre el Estado y las empresas, con
consecuencias negativas para la población.
Neoliberalismo en México
En México, el neoliberalismo surge en la década del ochenta, en un escenario de crisis
económica, durante el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, quien inicia la
implementación de una serie de reformas neoliberales que se caracterizarían por la
privatización de empresas estatales, la contracción del Estado, la reducción del gasto público y
una apertura de la economía, distinguida por el incentivo a la inversión de capitales
extranjeros, la introducción al país de empresas multinacionales, etc. Las políticas neoliberales
en materia económica, impuestas tanto por el Fondo Monetario Internacional como por el
Banco Mundial, serán continuadas por Carlos Salinas de Gortari y sus sucesores en la jefatura
del Estado mexicano, lo que dará paso a que México firme el Tratado de Libre Comercio con
Estados Unidos y Canadá en los años noventa y otorgue autonomía al Banco de México, entre
otras medidas.