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Rumbo al colapso institucional.

Gabriel Escolán Romero

El célebre sociólogo Douglas North, galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1993
por su estudio sobre la relación entre las instituciones de un país y su desempeño económico,
definió justamente a las instituciones como el conjunto de reglas que moldean el
comportamiento de la sociedad estructurada a través de organizaciones, que constituyen el fin
de ésta. Así pues, para North las instituciones, eso que conocemos como las leyes de un país,
incluyendo las formales y las informales, condicionan el desempeño económico que
históricamente desarrolla una sociedad.
La reflexión que abrió el planteamiento neoinstitucionalista de North valió para que dentro de
las Ciencias Sociales ocurriera un salto cualitativo en la explicación de la realidad diferenciada
históricamente en los países. Esto fue a través de la acuñación del término Dependencia del
Camino que básicamente explica que la actualidad experimentada por una sociedad está
condicionada por la entera secuencia de los hechos que van aconteciendo en su historia. Una
reflexión elaborada para la sociología de un planteamiento metafísico que ya se encuentra en
la obra de Xavier Zubiri, donde la historia aparece definida como entrega de posibilidades. Para
las Ciencias Sociales, la incorporación de esta teorización fue una verdadera revelación
explicativa de las diferencias y similitudes experimentadas en la historia mundial. Así Daron
Acemoglu sacó su controversial libro ¿Por qué fallan las naciones? Donde justamente señala la
historia o tradición institucional de un país como las causas centrales que explican el éxito o
fracaso en su desarrollo.
En El Salvador esto se ha expresado a un costo humano altísimo, para conocer una
institucionalidad democrática tuvimos que vivir una cruenta guerra

La lección que sacamos de todo esto es que las instituciones y el peso de su historia importan
mucho para determinar el futuro de un país.

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