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Hidalgo Tuñón, A., El Ser Necesario Como Animal Divino (1985)
Hidalgo Tuñón, A., El Ser Necesario Como Animal Divino (1985)
P
posibilitando el ateísmo.
robar la existencia de Dios ha sido No deja de ser curioso que Gustavo Bueno
siempre la cruz de los teólogos más se acepte conceder a Rudolf Otto y a la fenomeno
sudos y la cara de los filósofos especu logía de la religión, con todas las matizaciones
lativos más ambiciosos. Por el contra que se quieran, que sean los númenes, y lo numi
rio, la estrategia de los materialistas ilustrados y noso de los númenes el contenido específico, ca
ateos militantes parece haber sido hasta la fecha tegorial, de la vida religiosa (p. 140 ss.). Si a esto
probar su inexistencia. La primera paradoja de se añade el hecho de que «la filosofía ontológica
este sugestivo ensayo de Gustavo Bueno reside de la religión, si es posible, lo será porque presu
precisamente en que logra probar la existencia pone, no ya que nadie tiene experiencia religio
física de los dioses, verificando de este modo la sa, sino que todos, de algún modo, la tienen, co
consistencia categorial del materialismo. lCuál mo contenido suficientemente racional» (p.
es el hilo conductor que subyace a este resulta 152), se entiende hasta qué punto la ontología
do dialéctico? lCómo puede decirse que la reli materialista de Gustavo Bueno se halla compro
gión es verdadera y abrazar, en cambio, el ateís metida con la fenomenología de Husserl. Pero,
mo? lNo encierra este enfoque una cierta dosis precisamente por eso, siendo husserlianos hasta
de contradicción? el final, se entiende por qué la esencia reducida
Cuando se miran las cosas analíticamente y eidéticamente de la religión, no puede conducir
sin perspectiva histórica, desde la nobleza de las nos a una vacía experiencia de «lo santo». Por
religiones superiores y las ciencias positivas, la que «lo santo», como esencia metafísica de la di
cuestión no parece tener vuelta de hoja: o se di vinidad, si quedase reducido a un fenómeno de
ce que las religiones son verdaderas (y entonces conciencia, sin correlato intencional alguno, o
existe Dios, por deformada que esté su imagen con un correlato que fuese simplemente una
por «los ojos de la carne») o se dice que sonfal construcción formal de la conciencia (el dios de
sas (y entonces hay que buscar, bajo las aparien los filósofos), transformaría automáticamente la
cias de los fenómenos religiosos, aquellos meca religión en matemática. Ciertamente habría que
nismos perceptivos -la proyección de las cualida decir con los racionalistas que «ningún matemá
des humanas-, sociales -«el opio del pueblo», tico puede ser ateo». Pero desde un punto de
el engaño de las castas sacerdotales- e, incluso, vista histórico-cultural, ello implicaría que sólo
epistemológicos -la tendencia hacia la unifica habría religión a partir de la invención de las
ción y ordenación de la razón-, que permitan matemáticas y también que «sólo los sujetos
explicar la trampa). Mostrar que el dilema así con capacidad matemática podrían ser religio
planteado es incorrecto resulta una tarea harto sos». Desbloquear husserlianamente la fenome
complicada. Por un lado, hay que replantear nología de la religión estandar, supone que la
gnoseológicamente la cuestión, mostrando que verdad de la religión y su supuesta universalidad
entre la teología dogmática monoteísta y la cate sólo puede verificarse reconociendo como con
gorización positiva de las ciencias discurre una tenido nuclear de la experiencia religiosa (corre
tercera vía filosófica capaz de desbordar interna lato intencional de un juicio verdadero) una rea
mente ambos planteamientos. Por otra parte, lidad («etic»), a la que pueda dotarse de existen
hay que demostrar ontológicamente que la dia cia real, por un lado, y, cuya experiencia, pueda
léctica entre «apariencia» y «realidad», que ser de algún modo universal. La clasificación
subyace en ambos enfoques, no se resuelve en sistemática y exhaustiva de entidades numino
los fáciles mecanismos de inversión que se pos sas, que sin ser humanas, son, sin embargo, cen
tulan. Más aún, hay que probar que el actual en tros de voluntad y acción, conduce a Gustavo
frentamiento entre fundamentalistas religiosos Bueno a quedarse, por reducción, con los anima
y humanistas científicos está impregnado de les que aparecen representados en las cuevas
contradicciones que sólo pueden cancelarse re prehistóricas como el verdadero contenido nu
gresando dialécticamente a los orígenes de la re clear de las relaciones religiosas primarias. Con
ligiosidad. Acometer simultaneamente esta tri ello se produce una confluencia, impresionante
ple tarea hace que el libro de Gustavo Bueno re con los resultados positivos del materialismo
sulte inevitablemente engorroso, prolijo, enma- cultural. Tal confluencia por otra parte, desbor-
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helenismo con su pululación de religiones misté Bueno llama el cuerpo de la religión se presenta
ricas habría representado más bien una contra una dificultad, que tiene que ver con el análisis
rrevolución mitológica, que propicia la vuelta «a de lo que se considere como componentes esen
los mecanismos concretos, sensibles y corpó ciales de la religión. La refluencia de los démo
reos -los milagros, los lugares sagrados, los pro nes cobra vida, en la actualidad, a través de rela
fetas, las parusias- en donde pueda recuperarse tos míticos, principalmente. Pero los mitos no se
la vivencia religiosa» (p. 267). Circunstancial hallan dentro del cuerpo de la esfera religiosa.
mente Gustavo Bueno parece salvar los escollos Más todavía, de los cuatro componentes carac
cronológicos al argüir sobre la base de los meca terísticos del cuerpo -lugares sagrados o tem
nismos operativos de la transformación terciaria, plos, especialistas religiosos o sacerdotes, ritua
desde los que la teología menfita y, en general, les litúrgicos, y tabúes o normas de conducta
las religiones egipcias se mantendrían sobre el tan rigurosamente seleccionados que permite
fondo recortado zoomórficamente en la fase se incluir casos extremos de religiosidad como el
cundaria. Con todo, el problema del helenismo jinismo ateo, ninguno de ellos reaparece inequí
parece crucial, porque replantea paradigmática vocamente vinculado al interés por la Ufología.
mente el carácter precario de la última transi Muchas religiones sólo precisan, en cambio, li
ción racionalista, que gnoseológicamente no es geros maquillajes mitológicos para poder incor
otro que el problema de la incesante refluencia porar en su esfera la creencia en los extraterres
del mito sobre el lagos. Para decirlo en términos tres. El dilema está en que o se admiten los mi
de Edwar O. Wilson: «Como el mítico gigante tos como componentes esenciales del cuerpo de
Anteo que tomaba energía de su madre, la tie las religiones, o la Ufología no tiene el sentido
rra, la religión no puede ser derrotada por aque religioso que Gustavo Bueno le atribuye.
llos que simplemente la derriban. La debilidad A decir verdad, no creo que la objeción ante
espiritual del materialismo científico se debe al rior pueda empañar lo más mínimo el mérito del
hecho de que no tiene una fuente de poder pri libro de Gustavo Bueno, pues, por lo que a la
mario de este tipo» (Sobre la naturaleza humana, Ufología se refiere, sólo afectaría a la hojarasca
F.C.E. p. 269). Ya Max Weber había diagnosti periodística del mismo. El animal divino, en su
cado que el progreso de la racionalidad acarrea primera parte, es en realidad un libro de gnoseo
el desencanto del mundo, y los sociólogos iden logía teológica cristiana y su interés principal se
tifican persistentemente modernización con se cifra en que ha fundamentado gnoseológica
cularización. Los pensadores dialécticos, en mente la posibilidad de la Filosofía de la Reli
cambio han denunciado la fría remitologización gión, como disciplina contradistinta tanto de la
que la ciencia propicia. Teología Natural escolástica como de las confu
Que el racionalismo dialéctico de Gustavo sas construcciones categoriales que se autopre
Bueno no ignora la fuerza con que constante sentan como Ciencias de la Religión. Más aún,
mente refluyen los mitos originarios a través de la tesis dura del libro, académicamente conside
los intersticios de la cultura científica se patenti rado, es que sólo una verdadera filosofía de la re
za en la sagaz interpretación que reciben ciertos ligión, aunque no sea una filosofía verdadera,
fenómenos actuales como síntomas de vivencias puede constituir un entramado axiomático sufi
religiosas primarias y secundarias. La nueva sen cientemente poderoso para dar cuenta de la he
sibilidad por los animales que cristaliza en movi teróclita y pregnante variedad de los fenómenos
mientos de liberación animal, sociedades pro religiosos. No sólo la posibilidad, sino también
tectoras de animales, ecologismos militantes, su necesidad, se halla precisamente corroborada
aparecen como indicios de religiosidad, que, en por el propio desarrollo interno de las alternati
el límite, convertirían a la Etología en la Teolo vas gnoseológicas que históricamente la flan
gía de nuestros días. Así mismo, se interpreta el quean y eventualmente impiden su desarrollo.
creciente interés por los extraterrestres, ovnis, Con un ímpetu dialéctico, no exento de hegelia
etc., no sólo literario y cinematográfico, sino nismo, el argumento de Bueno parece resolver
existencial, como un renacimiento de la creen se gnoseológicamente en que la esencia de la re
cia en los démones helenísticos. «Ufología y Eto ligión, su verdad, sólo podrá ser captada por la
logía, se nos presentan como dos consecuencias Lechuza de Minerva en toda su profundidad tras
-una, en el terreno de la ciencia ficción y otra el despliegue íntegro de su curso. Este desplie
en el terreno de la ciencia estricta- del mismo gue, que ha dejado el propio cuerpo de la reli
proceso; a saber, el retorno a las formas de reli gión tendido y exhausto sobre la tierra misma
giosidad secundarias o primarias, una vez que la que lo ha originado, puede ser recorrido «hoy»
religiosidad terciaria, en la forma de1 antropo regresivamente por una filosofía crepuscular, que
centrismo cristiano exasperado, parece haber constata objetivamente las grandezas y servi
agotado sus posibilidades creadoras» (p. 280). La dumbres de una forma de vida impresionante,
interpretación resulta inconcusa desde la pers cuya agonía entre estertores y aspavientos inde
pectiva del cristianismo católico, cuyo antropo cibles no permite vaticinar su muerte, porque
centrismo metafísico aparece suficientemente gracias a la magia de la bioquímica cultural aún
documentado en El animal divino. Sin embargo, es capaz de erguirse parcialmente, elevar su vue
desde el punto de vista de lo que Gustavo lo plural hacia el espacio impenetrable y recons-
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