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Los Cuadernos del Pensamiento

EL SER NECESARIO dejado e, incluso, equívoco, en su primera parte


gnoseológica.
COMO ANIMAL En su fase ontológica, en cambio, la teoría
materialista de la religión obedece a un esque­
DIVINO ma trinitario que parece venir a invertir el es­
quema positivista de Comte, por cuanto el cono­
cimiento positivo de los dioses, la fase positiva
de las religiones, por así decir, se hallaría al prin­
Alberto Hidalgo Tuñón cipio, en sus orígenes, más que al final, en la ter­
cera fase de las religiones superiores, en la que
Gustavo Bueno, El animal divino. Ensayo de unafilosofía los dioses fenoménicos se disuelven progresiva­
materialista de la religión. Pentalfa Ediciones, Oviedo, 1985. mente en el éter inconcreto de la racionalidad,

P
posibilitando el ateísmo.
robar la existencia de Dios ha sido No deja de ser curioso que Gustavo Bueno
siempre la cruz de los teólogos más se­ acepte conceder a Rudolf Otto y a la fenomeno­
sudos y la cara de los filósofos especu­ logía de la religión, con todas las matizaciones
lativos más ambiciosos. Por el contra­ que se quieran, que sean los númenes, y lo numi­
rio, la estrategia de los materialistas ilustrados y noso de los númenes el contenido específico, ca­
ateos militantes parece haber sido hasta la fecha tegorial, de la vida religiosa (p. 140 ss.). Si a esto
probar su inexistencia. La primera paradoja de se añade el hecho de que «la filosofía ontológica
este sugestivo ensayo de Gustavo Bueno reside de la religión, si es posible, lo será porque presu­
precisamente en que logra probar la existencia pone, no ya que nadie tiene experiencia religio­
física de los dioses, verificando de este modo la sa, sino que todos, de algún modo, la tienen, co­
consistencia categorial del materialismo. lCuál mo contenido suficientemente racional» (p.
es el hilo conductor que subyace a este resulta­ 152), se entiende hasta qué punto la ontología
do dialéctico? lCómo puede decirse que la reli­ materialista de Gustavo Bueno se halla compro­
gión es verdadera y abrazar, en cambio, el ateís­ metida con la fenomenología de Husserl. Pero,
mo? lNo encierra este enfoque una cierta dosis precisamente por eso, siendo husserlianos hasta
de contradicción? el final, se entiende por qué la esencia reducida
Cuando se miran las cosas analíticamente y eidéticamente de la religión, no puede conducir­
sin perspectiva histórica, desde la nobleza de las nos a una vacía experiencia de «lo santo». Por­
religiones superiores y las ciencias positivas, la que «lo santo», como esencia metafísica de la di­
cuestión no parece tener vuelta de hoja: o se di­ vinidad, si quedase reducido a un fenómeno de
ce que las religiones son verdaderas (y entonces conciencia, sin correlato intencional alguno, o
existe Dios, por deformada que esté su imagen con un correlato que fuese simplemente una
por «los ojos de la carne») o se dice que sonfal­ construcción formal de la conciencia (el dios de
sas (y entonces hay que buscar, bajo las aparien­ los filósofos), transformaría automáticamente la
cias de los fenómenos religiosos, aquellos meca­ religión en matemática. Ciertamente habría que
nismos perceptivos -la proyección de las cualida­ decir con los racionalistas que «ningún matemá­
des humanas-, sociales -«el opio del pueblo», tico puede ser ateo». Pero desde un punto de
el engaño de las castas sacerdotales- e, incluso, vista histórico-cultural, ello implicaría que sólo
epistemológicos -la tendencia hacia la unifica­ habría religión a partir de la invención de las
ción y ordenación de la razón-, que permitan matemáticas y también que «sólo los sujetos
explicar la trampa). Mostrar que el dilema así con capacidad matemática podrían ser religio­
planteado es incorrecto resulta una tarea harto sos». Desbloquear husserlianamente la fenome­
complicada. Por un lado, hay que replantear nología de la religión estandar, supone que la
gnoseológicamente la cuestión, mostrando que verdad de la religión y su supuesta universalidad
entre la teología dogmática monoteísta y la cate­ sólo puede verificarse reconociendo como con­
gorización positiva de las ciencias discurre una tenido nuclear de la experiencia religiosa (corre­
tercera vía filosófica capaz de desbordar interna­ lato intencional de un juicio verdadero) una rea­
mente ambos planteamientos. Por otra parte, lidad («etic»), a la que pueda dotarse de existen­
hay que demostrar ontológicamente que la dia­ cia real, por un lado, y, cuya experiencia, pueda
léctica entre «apariencia» y «realidad», que ser de algún modo universal. La clasificación
subyace en ambos enfoques, no se resuelve en sistemática y exhaustiva de entidades numino­
los fáciles mecanismos de inversión que se pos­ sas, que sin ser humanas, son, sin embargo, cen­
tulan. Más aún, hay que probar que el actual en­ tros de voluntad y acción, conduce a Gustavo
frentamiento entre fundamentalistas religiosos Bueno a quedarse, por reducción, con los anima­
y humanistas científicos está impregnado de les que aparecen representados en las cuevas
contradicciones que sólo pueden cancelarse re­ prehistóricas como el verdadero contenido nu­
gresando dialécticamente a los orígenes de la re­ clear de las relaciones religiosas primarias. Con
ligiosidad. Acometer simultaneamente esta tri­ ello se produce una confluencia, impresionante
ple tarea hace que el libro de Gustavo Bueno re­ con los resultados positivos del materialismo
sulte inevitablemente engorroso, prolijo, enma- cultural. Tal confluencia por otra parte, desbor-
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da antropológicamente el aspecto mecanicista el desarrollo interno de las religiones terciarias,


de dicho materialismo, que no alcanza a ver en topa con la dificultad adicional de tener que ex­
los animales otra cosa que «almacenes de pro­ plicar el tránsito hacia un Dios único e incorpó­
teínas», prohibiéndose de este modo la capta­ reo. Se trata del paso del «mito» al «lagos», cuya
ción de la verdadera dimensión ontológica de problemática no puede considerarse cancelada
los fenómenos religiosos. por el desarrollo de la civilización occidental y el
A partir de este resultado emprende Gustavo triunfo material de la cultura científica. La argu­
Bueno la reconstrucción del curso de la religión mentación de Gustavo Bueno, poderosa y dia­
en sus tres fases esenciales: la religión primaria o léctica, logra en este punto hilvanar hipótesis
nuclear, la religión secundaria o mitológica y la verosímiles, pero en absoluto concluyentes.
religión terciaria o metafísica. Y ésto, «porque la Transversalmente, frente a conceptos metafísicos
esencia es el despliegue del núcleo en un cuerpo como el de «tiempo-eje» de Jaspers, Bueno pos­
y en un curso tales que van determinándose tula que son mecanismos antropológicos y ma­
recíprocamente» (p. 216). En efecto, la domesti­ teriales (circulares y radiales) los que provocan
cación de los animales, la revolución agrícola del el proceso crítico de simplificación mitológica
Neolítico produjo la transición hacia las formas (contradicciones y correspondencias), que con­
de religiosidad secundaria, la religión de los dio­ duce a la construcción de teologías racionalistas
ses-dema, que vivieron «en el tiempo originario» (henoteístas o monoteístas). No es un latigazo
y a los que todavía rinden culto ciertos pueblos divino del Envolvente el que azota místicamen­
primitivos agricultores, extendidos hoy por las te a la humanidad, haciéndola reaccionar racio­
regiones tropicales. Nuevamente la antropología nalistamente, sino mecanismos políticos, tecno­
filosófica de la religión se alimenta empírica­ lógicos (v.g. la difusión de la cultura del hierro)
mente de los resultados coordinados y con­ y, en particular, la aparición de las primeras ca­
fluyentes de la Paleontología y de la Etnología. tegorías científicas, aquellos instrumentos que
Se trata, dice Bueno, de «una transformación más eficazmente pudieron sacar de su clausura
esencial y específica, en virtud de la cual, las.figu­ etnocéntrica al delirio mitológico. Pero entonces
ras animales numinosas se mantienen gracias a «la actividad teológica se mezcla con la actividad
que se produce un cambio específico de sus refe­ científica y con la filosófica» (p. 264). De ahí que
rencias, una «metábasis a otro género diferente» sea preciso longitudinalmente fijar un orden cro­
(p. 251). Dicho más gráficamente, las figuras de nológico de prelación entre estos distintos géne­
los animales representadas en la bóveda de las ros de actividades. La tesis materialista de Gus­
cavernas se proyectan ahora en la bóveda celeste, tavo Bueno se mantiene firme en este punto: a
pero conservando por inversión su aura numino­ la actividad técnica sigue la científica, posterior­
sa y adquiriendo por extensión un carácter deli­ mente vendría la filosofía y, finalmente, la teo­
rante. Este carácter delirante, aunque no por logía. Ahora bien, si ésto es así, dado que los
ello disfuncional, de las religiones mítico-poéti­ modelos naturalistas y geométricos habrían pre­
cas obliga a considerarlas como religiones falsas, cedido a las construcciones teológicas, no sólo
que por lo mismo se irán descomponiendo len­ resulta, paradójicamente, que en la fase terciaria
tamente ante la crítica racional de las llamadas se habría extinguido la fuente de la religiosidad,
«religiones superiores» o «filosóficas», de la fase volatilizándose dios y los misterios «en el hori­
terciaria. Pero, y aquí encuentra el materialismo zonte del ateísmo» (consecuencia que Gustavo
antropológico de Gustavo Bueno su dificultad Bueno asume paladinamente), sino también que
principal, la transición a las formas de religiosi­ la filosofía debe remontar sus orígenes a más de
dad terciaria no pueden explicarse evolucionis­ un milenio antes de Tales de Mileto, en la medi­
tamente a partir de cambios estructurales, que da en que pueda hablarse de una teología menfi­
proporcionen los gérmenes de una nueva reli­ ta (2500 ó 2400 a.C.), por ejemplo.
giosidad, porque «si las condiciones radiales Gustavo Bueno había defendido en La Me­
(ecológicas, tecnológicas) o circulares (demográ­ tafísica Presocrática (Pentalfa, 1974) los orígenes
ficas, políticas, es decir, económicas) que dieron inequívocamente griegos de la tradición filosófi­
lugar al período secundario se mantienen en ca. El orden de prelación tan consistentemente
equilibrio, entonces la religión secundaria per­ defendido en El animal divino, ¿no obliga a re­
sistirá intemporalmente, desarrollando la inago­ plantearse aquella tesis pro-occidental? Cabe,
table combinatoria, tan estúpida como poética, sin duda, una solución de compromiso: retro­
que caracteriza a la barbarie» (p. 262). traer las religiones teológicas, antropomorfas, al
Habla Gustavo Bueno de «reorganización», período helenístico. Pero, si yo entiendo bien el
«rectificación» o «freno» del delirio supersticio­ texto, Gustavo Bueno no está por esta labor.
so para explicar el tránsito de los dioses zoomór­ Aunque falta una consideración explícita del pe­
ficos a los dioses antropom01fos, que caracteriza­ ríodo helenístico, que bien merecería un capítu­
rían al período teológico frente al período mitoló­ lo entero o al menos un largo excurso, las teolo­
gico. Pero la abundancia del material histórico­ gías terciarias, cuyo paradigma excelso habría
antropológico dificulta aquí una consideración que colocar en la teología natural de Aristóteles,
unitaria de la transformación. Más aún, el mono­ habrían cegado las fuentes de la numinosidad
teísmo final, al que lógicamente parece conducir bastante antes de las campañas de Alejandro. El
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helenismo con su pululación de religiones misté­ Bueno llama el cuerpo de la religión se presenta
ricas habría representado más bien una contra­ una dificultad, que tiene que ver con el análisis
rrevolución mitológica, que propicia la vuelta «a de lo que se considere como componentes esen­
los mecanismos concretos, sensibles y corpó­ ciales de la religión. La refluencia de los démo­
reos -los milagros, los lugares sagrados, los pro­ nes cobra vida, en la actualidad, a través de rela­
fetas, las parusias- en donde pueda recuperarse tos míticos, principalmente. Pero los mitos no se
la vivencia religiosa» (p. 267). Circunstancial­ hallan dentro del cuerpo de la esfera religiosa.
mente Gustavo Bueno parece salvar los escollos Más todavía, de los cuatro componentes carac­
cronológicos al argüir sobre la base de los meca­ terísticos del cuerpo -lugares sagrados o tem­
nismos operativos de la transformación terciaria, plos, especialistas religiosos o sacerdotes, ritua­
desde los que la teología menfita y, en general, les litúrgicos, y tabúes o normas de conducta­
las religiones egipcias se mantendrían sobre el tan rigurosamente seleccionados que permite
fondo recortado zoomórficamente en la fase se­ incluir casos extremos de religiosidad como el
cundaria. Con todo, el problema del helenismo jinismo ateo, ninguno de ellos reaparece inequí­
parece crucial, porque replantea paradigmática­ vocamente vinculado al interés por la Ufología.
mente el carácter precario de la última transi­ Muchas religiones sólo precisan, en cambio, li­
ción racionalista, que gnoseológicamente no es geros maquillajes mitológicos para poder incor­
otro que el problema de la incesante refluencia porar en su esfera la creencia en los extraterres­
del mito sobre el lagos. Para decirlo en términos tres. El dilema está en que o se admiten los mi­
de Edwar O. Wilson: «Como el mítico gigante tos como componentes esenciales del cuerpo de
Anteo que tomaba energía de su madre, la tie­ las religiones, o la Ufología no tiene el sentido
rra, la religión no puede ser derrotada por aque­ religioso que Gustavo Bueno le atribuye.
llos que simplemente la derriban. La debilidad A decir verdad, no creo que la objeción ante­
espiritual del materialismo científico se debe al rior pueda empañar lo más mínimo el mérito del
hecho de que no tiene una fuente de poder pri­ libro de Gustavo Bueno, pues, por lo que a la
mario de este tipo» (Sobre la naturaleza humana, Ufología se refiere, sólo afectaría a la hojarasca
F.C.E. p. 269). Ya Max Weber había diagnosti­ periodística del mismo. El animal divino, en su
cado que el progreso de la racionalidad acarrea primera parte, es en realidad un libro de gnoseo­
el desencanto del mundo, y los sociólogos iden­ logía teológica cristiana y su interés principal se
tifican persistentemente modernización con se­ cifra en que ha fundamentado gnoseológica­
cularización. Los pensadores dialécticos, en mente la posibilidad de la Filosofía de la Reli­
cambio han denunciado la fría remitologización gión, como disciplina contradistinta tanto de la
que la ciencia propicia. Teología Natural escolástica como de las confu­
Que el racionalismo dialéctico de Gustavo sas construcciones categoriales que se autopre­
Bueno no ignora la fuerza con que constante­ sentan como Ciencias de la Religión. Más aún,
mente refluyen los mitos originarios a través de la tesis dura del libro, académicamente conside­
los intersticios de la cultura científica se patenti­ rado, es que sólo una verdadera filosofía de la re­
za en la sagaz interpretación que reciben ciertos ligión, aunque no sea una filosofía verdadera,
fenómenos actuales como síntomas de vivencias puede constituir un entramado axiomático sufi­
religiosas primarias y secundarias. La nueva sen­ cientemente poderoso para dar cuenta de la he­
sibilidad por los animales que cristaliza en movi­ teróclita y pregnante variedad de los fenómenos
mientos de liberación animal, sociedades pro­ religiosos. No sólo la posibilidad, sino también
tectoras de animales, ecologismos militantes, su necesidad, se halla precisamente corroborada
aparecen como indicios de religiosidad, que, en por el propio desarrollo interno de las alternati­
el límite, convertirían a la Etología en la Teolo­ vas gnoseológicas que históricamente la flan­
gía de nuestros días. Así mismo, se interpreta el quean y eventualmente impiden su desarrollo.
creciente interés por los extraterrestres, ovnis, Con un ímpetu dialéctico, no exento de hegelia­
etc., no sólo literario y cinematográfico, sino nismo, el argumento de Bueno parece resolver­
existencial, como un renacimiento de la creen­ se gnoseológicamente en que la esencia de la re­
cia en los démones helenísticos. «Ufología y Eto­ ligión, su verdad, sólo podrá ser captada por la
logía, se nos presentan como dos consecuencias Lechuza de Minerva en toda su profundidad tras
-una, en el terreno de la ciencia ficción y otra el despliegue íntegro de su curso. Este desplie­
en el terreno de la ciencia estricta- del mismo gue, que ha dejado el propio cuerpo de la reli­
proceso; a saber, el retorno a las formas de reli­ gión tendido y exhausto sobre la tierra misma
giosidad secundarias o primarias, una vez que la que lo ha originado, puede ser recorrido «hoy»
religiosidad terciaria, en la forma de1 antropo­ regresivamente por una filosofía crepuscular, que
centrismo cristiano exasperado, parece haber constata objetivamente las grandezas y servi­
agotado sus posibilidades creadoras» (p. 280). La dumbres de una forma de vida impresionante,
interpretación resulta inconcusa desde la pers­ cuya agonía entre estertores y aspavientos inde­
pectiva del cristianismo católico, cuyo antropo­ cibles no permite vaticinar su muerte, porque
centrismo metafísico aparece suficientemente gracias a la magia de la bioquímica cultural aún
documentado en El animal divino. Sin embargo, es capaz de erguirse parcialmente, elevar su vue­
desde el punto de vista de lo que Gustavo lo plural hacia el espacio impenetrable y recons-
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Los Cuadernos del Pensamiento

truir fragmentos inconexos y contradictorios de simpatías por el racionalismo escolástico-tomis­


su proyecto tan ecuménico como imposible. ta, trata de superar el bloqueo sobrenatural y
En este sentido El animal divino es un libro gratuito que impide la penetración del análisis
circular y cerrado. Puede comenzar a leerse por filosófico en el «Reino de la Gracia». «La Teolo­
cualquier parte; entenderla exige remitirse al gía Natural no es, por sí misma, desde luego,
resto. Pero su cierre no es categorial, porque, una filosofía de la Religión, sino una ontología,
aunque «la filosofía de la religión se organiza a de cuyas premisas, es cierto, podría tomar origen
partir de los fenómenos religiosos, en toda su ri­ (cuando esas premisas confluyen con otras pro­
quísima variedad y heterogeneidad», fenómenos cedentes de la Filosofía Natural) una teoría (fi­
que «pertenecen al campo de la Antropología o losófica) de la religión, la teoría de los Preámbu­
de las Ciencias humanas (sociales, históricas, fi­ la fidei. La paradoja es que la posibilidad misma
lológicas, psicológicas, etnológicas)» (p. 49), de esta Teología Natural haya podido, al cabo de
debe regresar hacia las Ideas que se encuentran los siglos, llegar a ser presentada como un dog­
entretejidas en tales fenómenos, en virtud del ma religioso, el que podríamos llamar el dogma
carácter peculiar (teórico) de los mismos, en deje en la razón (Concilio Vaticano I, Denzinger,
tanto se autopresentan («émicamente») como 1806). Esta paradoja tiene un significado en or­
verdades. Ese «sentimiento de realidad», que los den a la Filosofía de la religión -no es una mera
fenómenos religiosos postulan internamente, en extravagancia (como la presentó Russel)- si se
la forma de «un argumento ontológico religioso, tiene en cuenta que ella se orienta contra el fi­
respecto al cual el argumento ontológico metafísi­ deísmo y el tradicionalismo, que precisamente
co -el anselmiano- fue sólo un caso límite par­ ponían en duda el concepto de religión natural,
ticular» (p. 86), condena la posibilidad misma de sin por ello negar el cristianismo» (p. 37). He
la perspectiva neutralista de las Ciencias de la prolongado la cita, porque creo que recoge la
religión y hace que los cierres categoriales feno­ presencia de los principales actores de la polé­
ménicos, que eventualmente puedan conseguir, mica. Si prescindimos de las cuestiones genéti­
tengan un carácter precario, a causa de su inca­ cas y de la cronología, podría usarse la fórmula
pacidad de remitirse al plano de la esencia o de de Tertuliano (credo quia absurdum), como em­
la verdad. Pero el circularismo dialéctico es tal, blema del fideísmo y el tradicionalismo, bien
porque no postula la existencia de objetos reli­ entendido que la opción irracionalista que com­
giosos esenciales al margen de los fenómenos, porta, es fruto de un análisis crítico y discrimi­
como el argumento metafísico anselmiano o co­ nador. Respecto a esta posición irracionalista,
mo el argumento fenomenológico ex actibus re­ quiénes están dispuestos a reconocer un núcleo
ligiosis (Scheler, Hessen, etc.). Al contrario, racional en sus creencias (la doctrina tomista de
«parte de la concepción de principio según la los Preambula fidei), tenderán a mantener las
cual la filosofía hoy debe apoyarse continua­ creencias negando su carácter absurdo, digamos
mente en los resultados científicos y precisa­ credo quia non absurdum, y asignarán a la filoso­
mente por ello hace necesaria la crítica de esas fía la misión ancilar de remover los obstáculos
ciencias de la religión. No para prescindir de naturales que impiden la fe. Russell, en este
ellas, sino para utilizar continua, pero crítica­ contexto, personificaría con sus burlas la actitud
mente, sus resultados, ...porq,ue son los propios del racionalismo ilustrado y analítico: puesto
fenómenos religiosos los que resultan mutilados y que lo absurdo por definición es falso y puesto
deformados cuando se los quiere mantener (neu­ que exfalso quodibet, parece más coherente asu­
tralmente) al margen de la cuestión de la verdad». mir la creencia como una opción voluntaria que
(p. 88). Y ello por dos razones gnoseológicas, al acometer la extravagancia de convertir lo falso
menos. Primera, porque al juzgar, discriminar, en verdadero por procedimientos dogmáticos; si
comparar o entender los fenómenos religiosos la posición de Tertuliano es irracionalista, sólo
se toma posición ante el problema de su verdad, puede combatirse negando la creencia, diríamos
salvo acriticismo e irresponsabilidad, en virtud non credo, quia absurdum. El racionalismo dia­
de los inevitables compromisos que el investiga­ léctico de Gustavo Bueno, según este análisis,
dor empírico contrae con ciertas ideas filosófi­ vendría a recorrer la única alternativa lógica que
cas, como la Idea de Hombre o la Idea de Reali­ queda, representable mediante la fórmula non
dad. Y segunda, porque las llamadas «ciencias credo, quia non absurdum. Aunque incluso des­
de la religión», no son propiamente tales en sen­ de el punto de vista formal ésta es la única op­
tido recto, sino sociología, filología, historia, et­ ción que contradice globalmente al irracionalis­
nología, que oblicuamente se refieren a la reli­ mo, los argumentos del autor de El animal divi­
gión. no son materiales e históricos. En particular, no
Pero los mencionados compromisos no son niega el proyecto de racionalización tomista de
de carácter confesional, sino ontológico y gno­ la religión, sino sus insuficiencias internas,
seológico. De ahí que la filosofía de la religión, puesto que el campo de los fenómenos religio­
como disciplina autónoma, pueda distinguirse sos queda fracturado en una base natural y una
nítidamente de la Teología Natural o Teodicea. superestructura praeter-racional, entre las que no
En este punto, la postura de Gustavo Bueno es hay interacción dialéctica de ningún género,
muy matizada y dialéctica, pues, sin ocultar sus pues la masa principal de los contenidos
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dogmáticos del cristianismo (ceremonias, sacra­


mentos, milagros, etc.) «quedará protegida por
una muralla que impedirá la penetración del
análisis filosófico» (p. 39). Respecto al raciona­
lismo ilustrado, Gustavo Bueno distingue varias
versiones que se han ido formulando en la filo­
sofía moderna y contemporánea. En términos
generales, todas ellas se alimentan de la extin­
ción total de la Teología Natural como ontoteo­
logía. Pero tal extinción puede conducir tanto a
una transformación de la teología natural «en la
filosofía de la religión del idealismo, como filo­
sofía antropoteológica» (p. 41), como a una re­
ducción «lingüística» de· 1os problemas religio­
sos «a los problemas relativos al uso de la pala­
bra Dios» (44). Idealismo y reduccionismo (lin­ TRANSPORTE DE
güístico, formalista) no son precisamente dos VIAJEROS EN
timbres de gloria filosófica para un filósofo ma­
terialista. AUTOCAR
La superación del credo quia non absurdum,
sin reduccionismo lingüístico (vía anselmiana,
fenomenológica y analítica) y sin antropocen­
trismo idealista (vía feuerbachiana, hegeliana y LINEAS
nihilizadora) sólo podrá llevarse a cabo -y enla­ PROVINCIALES,
zamos ahora con el planteamiento inicial de este
comentario- mediante el reconocimiento de la NACIONALES E
verdad de las religiones en términos no-lingüís­
ticos y no-antropológicos. Me permito, para INTERNACIONALES
concluir, reinterpretar el resultado dialéctico, OVIEDO
gnoseológico y ontológico de El animal divino Plaza Primo Rivera, 1
(non credo quia non absurdum) como una conse­ Teléfono: 985/281200
Télex: 87456
cuencia del desbordamiento interno de la tercera
vía tomista, con permiso del Doctor Angélico,
que la fundó. No es del caso relatar aquí la acci­
dentada historia del argumento de la contingen­
cia, de raigambre árabe, cuyas versiones moder­ '\WTI.!A\Jj'l};:�
nas apuntan antropológicamente a la experien­ �ffi&:l�@� �"�"
cia de la finitud, entendida de modo eminente Grupo A•Título3
como un fenómeno psico-existencial de la con­
W)l.!A1((;/,\\
ciencia. Pero parece claro que el tránsito al ser
necesario, que se postula, tiene lugar en virtud
de una petición de principio antievolucionista EXCURSIONES,
en el orden de la naturaleza, así como por obra
de un cortocircuito cerebral en el orden de la �UTAS TURISTICAS,
gracia. Gustavo Bueno, hábil develador de sofis­ CONGRESOS,
mas, ha elegido la vía de la experiencia religiosa,
rompiendo internamente las autolimitaciones CIRCUITOS
circulares de las religiones terciarias, para regre­ NACIONALES E
sar en el orden de la especie a la situación origi­
naria en la que los dioses zoomorfos competían INTERNACIONALES
con y aterrorizaban a los hombres. Así se confi­
guró evolucionistamente el animal divino, cuya
irrupción arrolladora en el campo perceptivo de
la conciencia elevó al hombre, sin cor- �
tocircuito, a ese ambiguo reino de la á.� UNA ORGANIZACION AL SERVICIO
gracia, que es la cultura. � DEL VIAJERO
AEROPUERTO DE ASTURIAS
OVIEDO GIJON AVILES
MADRID LEON BILBAO

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