Está en la página 1de 3

Pero, además de este primer mecanismo recesivo automático, aparece un segundo mecanismo deliberado: Las

autoridades monetarias implementan restricciones en la circulación del dinero para reducir el gasto de divisas y
estimular la producción agropecuaria a largo plazo. Sin embargo, esta restricción provoca una disminución en el
consumo, la inversión, la producción y las importaciones, generando un efecto recesivo en la economía. El objetivo es
mantener rezagados los precios y salarios en relación al tipo de cambio, lo que implica mantener la economía en
recesión. También se busca desalentar la fuga de capitales y atraer inversiones extranjeras.

En la práctica, los planes de estabilización recesivos no siguen el esquema propuesto por el FMI. La devaluación inicial
genera impacto inflacionario y la resistencia social impide reducir salarios y precios relativos. A pesar de la recesión, los
sectores afectados logran recuperar parcialmente sus precios y salarios, lo que alimenta la inflación. Mantener la
recesión se vuelve difícil debido al aumento del déficit presupuestario, que el FMI busca eliminar. A pesar de los intentos
de reducir el gasto fiscal, se recurre a la emisión monetaria, lo que provoca una espiral inflacionaria y pone fin a las
ventajas conquistadas por el sector agropecuario.

Cuando el gobierno busca equilibrar el sector externo a través de devaluaciones, se desencadena una inflación cambiaria
específica que afecta la economía. Esta inflación surge debido al desequilibrio entre la demanda y la oferta de divisas, lo
que resulta en un aumento de precios internos, disminución de los salarios reales, falta de liquidez y reducción de la
actividad económica. En Argentina, las devaluaciones han llevado a brotes intensos de inflación, generando conflictos
por los ingresos y dificultades para controlarla.

Los programas de estabilización recesivos enfrentan desafíos a largo plazo debido a la distribución de ingresos y la
dificultad para mantener los precios relativos deseados. Los gobiernos suelen abandonar estos programas y retrasar las
devaluaciones, lo que resulta en una transferencia gradual de ingresos del sector agropecuario a los sectores urbanos y
asalariados, y reactiva la economía.

A medida que la economía se recupera, las importaciones aumentan y el retraso en las devaluaciones hace que el sector
agropecuario pierda sus ventajas de precio. Esto elimina los mecanismos de equilibrio del sector externo durante el
programa recesivo y la única opción restante es recurrir al endeudamiento externo, lo que lleva a la acumulación de
deuda. A menos que haya un cambio de gobierno con una perspectiva diferente, esta situación persistirá.

El endeudamiento externo acumulativo

En las Economías de Países Dependientes (EPD), la búsqueda constante de inversiones y préstamos financieros
extranjeros para resolver los desequilibrios externos empeora el problema a largo plazo. Estos aportes en divisas deben
ser pagados en divisas a través de amortizaciones, intereses y dividendos, y no se utilizan para aumentar la capacidad
exportadora o sectores sustitutivos. En cambio, se utilizan para mantener el crecimiento interno, lo que aumenta el
consumo de divisas. Este proceso genera un endeudamiento acumulativo que eventualmente conduce a una crisis de la
balanza de pagos más grave. Los mecanismos utilizados para atraer capitales externos contribuyen a que este proceso
sea explosivo.

el endeudamiento externo en EPD se realiza a través del gobierno y préstamos empresariales para financiar
importaciones y gastos en divisas. Los equipos ortodoxos restringen el dinero y los créditos, elevando las tasas de interés
para atraer divisas mediante empresas privadas o estatales. Esta estrategia se implementa en la fase inicial de los
programas de estabilización, buscando una recesión para reducir importaciones y controlar la recuperación salarial. A
medida que avanzan, las tasas de interés disminuyen, aparentemente reduciendo los incentivos para atraer capitales
externos. No obstante, el problema se supera temporalmente gracias al atraso cambiario.

El atraso cambiario

El retraso del tipo de cambio en relación con la inflación aumenta los incentivos para el endeudamiento externo, ya que
permite tasas de interés bajas y un efecto recesivo reducido. Mientras se mantenga este retraso cambiario, se fomenta
la entrada de capitales extranjeros y se generan mejoras en las reservas, el salario real y el crecimiento económico. Este
enfoque se considera beneficioso, pero depende de mantener el retraso en el tipo de cambio.

El atraso cambiario tiene consecuencias económicas negativas, desfavoreciendo las exportaciones e incentivando las
importaciones, lo que agrava el déficit externo. Se implementan políticas "eficientistas" que reducen la protección a las
exportaciones industriales, aumentando aún más las importaciones y disminuyendo las exportaciones no tradicionales.
Este proceso genera desequilibrios externos y mayor endeudamiento para compensarlos. Sin embargo, la confianza de
los prestamistas es crucial y cualquier señal de desconfianza puede desencadenar una crisis cambiaria. Esto lleva a una
devaluación brusca y a un nuevo programa recesivo, con mayor endeudamiento y consecuencias más drásticas en la
producción.

El péndulo y los círculos viciosos

En Argentina, se observa un patrón pendular en el que las políticas populares descuidan las inversiones y el sector
externo, mientras que las políticas ortodoxas se implementan en momentos de escasez de reservas y riesgo de default.
A corto plazo, las políticas ortodoxas logran reconstituir las reservas a través de recesiones y nuevos préstamos, pero a
largo plazo fracasan en estimular la provisión genuina de divisas y son incompatibles con la reactivación económica y los
salarios reales necesarios.

Existen tres círculos viciosos en Argentina que empeoran la situación a largo plazo. El primero es el círculo vicioso de la
deuda externa, que crece continuamente, generando mayores intereses y un desequilibrio externo cada vez más
pronunciado. Esto conduce a un nuevo endeudamiento acelerado.

El segundo círculo vicioso surge del carácter conflictivo del desarrollo económico, donde los intentos de resolver los
problemas del sector externo a través de transferencias masivas de ingresos provocan reacciones sectoriales defensivas
y tasas de inflación crecientes, lo que contribuye al caos económico.

El tercer círculo vicioso se relaciona con la eficiencia, ya que la productividad industrial depende del desarrollo del país.
Sin embargo, debido al desarrollo errático y a la destrucción deliberada de las industrias durante los episodios
"eficientistas", se produce un avance desigual. Esto no resuelve las diferencias de productividad sectorial ni los altos
precios internacionales de la industria, lo que justifica medidas antindustriales y perpetúa el círculo vicioso sin una
aparente solución.

La situación actual y las perspectivas

En Argentina, se ha observado un ciclo pendular entre políticas populares y ortodoxas, lo que ha llevado a un
endeudamiento externo y devaluaciones perjudiciales para la economía. Durante el período de endeudamiento, se
implementaron políticas ortodoxas que afectaron la actividad productiva interna. Esto resultó en un aumento
significativo de la deuda externa y problemas inflacionarios, reemplazo de producción nacional por importaciones y
pérdida de mercados externos.

La eficiencia industrial se vio afectada, con empresas acumulando pérdidas y endeudamiento. Para superar esta
situación, se propone impulsar las exportaciones industriales, estimular la producción y exportación agropecuaria,
aplicar una política selectiva de importaciones y gestionar de manera racional los capitales externos y el sistema
financiero interno. Se requiere una estrategia integral para superar la restricción externa y promover el crecimiento
económico en Argentina.

Movilización de las exportaciones industriales

En Argentina, las exportaciones industriales se ven afectadas por altos precios en dólares debido a la menor
productividad en comparación con el sector agropecuario, lo que genera asimetría cambiaria y desindustrialización. Se
sugiere establecer tipos de cambio favorables, reducir aranceles de importación y aplicar impuestos a exportaciones
tradicionales para promover el desarrollo industrial. También se propone un impuesto a la tierra en el sector
agropecuario para evitar transferencias gratuitas de ingresos y promover el aumento de la producción sin generar
desequilibrios. Es necesario un enfoque diferencial en el régimen cambiario para equilibrar la estructura productiva y
fomentar el crecimiento económico sostenible.

Selectividad y sustitución en materia de importaciones

Se propone racionalizar el uso de las divisas incrementando la producción y selectividad de importaciones. Se sugiere
utilizar aranceles de importación y prohibiciones en lugar de racionamiento cuantitativo. Se busca evitar la fluctuación
entre políticas de sustitución a cualquier costo y desaliento a la sustitución. Se plantea la necesidad de establecer un
régimen coherente de protección y promover la sustitución de todas las importaciones que puedan hacerse dentro de
un límite de costo realista. Se propone elevar y diferenciar los derechos de importación según criterios racionales y
establecer reglas claras para la protección de actividades sustitutivas nuevas. También se destaca la importancia de
fomentar proveedores nacionales y cambiar la actitud del Estado hacia la adquisición de bienes de capital y proyectos
complejos.

El manejo racional de los capitales externos y del sistema financiero interno

Se plantea la necesidad de distinguir entre capitales de riesgo y capitales financieros. Los primeros deben dirigirse hacia
actividades generadoras de divisas para evitar problemas a largo plazo. La falta de medidas para aumentar las
exportaciones y sustituir importaciones puede llevar a un endeudamiento acumulativo por parte de los capitales
financieros. Es importante establecer un tipo de cambio que refleje la inflación interna menos la inflación internacional.
El control de cambios puede ayudar a desvincular las tasas de interés internas de las externas, pero tiene limitaciones.
Se destaca la importancia de la estabilidad política, la confianza, la reactivación económica y un sistema impositivo
favorable para atraer inversiones. Se menciona la necesidad de instrumentos de ahorro a largo plazo y evitar medidas
que generen incertidumbre financiera. También se plantea la posibilidad de créditos racionados y subsidiados para
actividades prioritarias.

La deuda externa

Se plantea la necesidad urgente de renegociar la deuda externa en Argentina debido a su gravedad y las restricciones
que impone en la actividad interna. La renegociación está sujeta a condicionamientos por parte del FMI, que influyen en
la política económica del país. Los condicionamientos incluyen medidas recesivas y "eficientistas" impuestas por el FMI,
que buscan reducir la demanda global y promover exportaciones industriales. Es necesario que los funcionarios
propongan medidas coherentes para lograr la aceptación del FMI. Existe confusión en Argentina, con representantes
ortodoxos que respaldan las exigencias del FMI y corrientes populares que rechazan las medidas sin ofrecer una política
alternativa. Es importante que un futuro gobierno adopte una postura heterodoxa pero responsable y formule un plan
de acción coherente para la renegociación de la deuda externa.

También podría gustarte