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ENTREVISTA Christine Nostlinger: a favor de los por Maite Ricart nifios Christine Nostlinger es, a sus 52 aiios, una de las escritoras de libros infantiles y juveniles mas importantes del momento, Ganadora, en 1984, del Premio Hans Christian Andersen, considerado el Nobel de literatura infantil, Néstlinger acaba de publicar E\ nuevo Pinocho, su primera —y segin ella tiltima— incursién en el espinoso terreno de las nuevas versiones de los viejos cuentos. hristine Néstlinger, naci- da en Austria en 1936, en el seno de una famili humilde y antifascista, comenz6 su carrera literaria de manera accidental «incluso, algo traumatica. «En rea- lidad», explica, «era disenadora gr fica, y'un dia se me ocurrié hacer un libro de dibujos a los que aftadiria un equeiio texto». Sin embargo, la his- toria se fue alargando y, cuando se publicé el libro, la critica se ocupé de la narracién, pasando las ilustracio- nes inadvertidas. «Me cost6 mucho superar mi fracaso como dibujante peto, a partir de ese momento, me de- diqué s6lo a escribir cuentos infanti les». Christine Nostlinger es autora, ademds, de guiones de ficcién para la televisidn y la radio, y escribe una co- Jumna en las paginas de la mujer de un diario austriaco. «El tema de la mujer es el que mas me interesa», afirma, «pero soy victima de mi fama como escritora infantil y juvenil y, a menudo, me exigen que mis guiones para adultos sean tan divertidos y amenos como los relatos para nitios, Es una de las limitaciones que debo afrontar a la hora de escribir». ‘A lo largo de esta entrevista, descu- briremos a una autora que siente un enorme respeto hacia los nifios, y que defiende sus derechos sirvigndose de la pluma. Y que quiza siempre toma partido por los nifios porque, a pesar de ser una mujer madura y madre de dos adolescentes, Christine Nostlinger recuerda muy bien su infancia, y ha sabido mantener viva la llama de su 29 am CLI rebeldia contra la incomprensién y la injusticia de la que, a veces, son victi- mas los nifos. Cémo surgié la idea de hacer una nueva versién de Pinocho? La idea fue de mi editor en Alema- nia Federal que, a pesar de no cono- cer el cuento original, decidié incluir- lo en su coleccién. Entonces, se vid forzado a leerlo, quedé horrorizaco, y me pidié que lo cambiara. Tampo- co yo habia leido el cuento de Collo- diy pensé, después de su lectura, que se tenia que cambiar bastante. Lo cier to es que la historia de Pinocho me indignd, me llend de cdlera. A lo lar go de la narracién, se culpa a Pino- cho por sus travesuras, se le castiga, y él, por tanto, tiene que arrepentirse ontinuamente de sus actos. «Me ma. tars a disgustos», «me levards a la tumba», son frases que Gepeto pro: nuncia cada vez que Pinocho hace de las suyas. Se trata de las mismas ex- presiones que utilizaba mi madre cuando queria echarme en cara lo mu cho que me divertia {Hasta qué punto se ha mantenido ‘fiet al original? He respetado la historia original, aunque he introducido ligeros cambios a fin de hacer mas comprensibles las conexiones entre las diversas aventuras de Pinocho. Hay que tener en cuenta ‘que Collodi escribié el cuento en en- tregas mensuales para el periédico in- fantil italiano 1 Giornale dei Bambi- ni y, solia olvidar, de un mes a otro, To que le habia sucedido a su persona- jje de madera; de ahi las incoherencias que pueden apreciarse en el relato. Por otro lado, he utilizado un len- guaje mas actual y he despojado al re lato de su moral, propia del siglo XIX. Creo que es horrible educar a los ni- fos bajo principios como el de la obe- diencia ciega, ¢ ideas como la de que los adultos siempre tienen raz6n, sin darles la oportunidad de dudar 0 de ctiticar. Qué aspectos positivos encontro en Pinocho? Sobre todo, la figura de Pinocho. gue es un ser encantador y tierno. ‘También me gusta la forma en que Collodi inventa las aventuras de su personaje. Lo que no acepté es la mo- ral que transpira todo el relato y la manera en que acaban las historias. De todos modos, si Pinocho no me hubiera gustado. tanto, no habria aceptado el encargo de hacer una nue- va versién, Piensa repetir la experiencia y adap- tar algiin otro cuento tradicional? No estoy empefiada en cambiar 0 reescribir cuentos clisicos. Existe una

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