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Lugar, 00 de mes de año

Amada (Nombre):

A veces, cuando veo el fulgor de aquellas perlas que yacen bajo tus cejas, miro al cielo
nocturno y ya la luna flotante parece un espectáculo vulgar. Y miro al cielo como
esperando que las nubes sean párpados que puedan abrirse y regalarme tu mirada.

En días de tu ausencia el tiempo se convierte en el insufrible castigo de tener prohibida


la vista de una magnificencia preciosa. Y me conformo con el recuerdo de la ternura de
tus rasgos, del sonido de tu voz, de la beldad de tu mirada y el brillo de tu ser.

Yo no podría concebir un día ideal sin tu presencia, tampoco la miseria sin tu


indiferencia. Ya que lo único que a mí me interesa es la satisfacción de tenerte cerca.

Atte. (Nombre)

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