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Monasterio El Escorial
Monasterio El Escorial
Tanto se habla y se escribe sobre El Escorial esta tem- nacen de la dificultad de comprender actualmente, con
porada, que ya hay peligro de que se produzca un can- nuestra mentalidad todavía individualista y romántica,
sancio general. Antes que llegue ese momento, sería lo que puede ser una creación artística colectiva.
bueno estudiar un aspecto de su arquitectura poco tra- Allí hubo un equipo, con el rey a la cabeza, forma-
tado hasta hoy, y que es de verdad útil para el arquitec- do por teólogos, escrituristas, filólogos, médicos, botá-
to actual, en cuanto éste es creador de objetos visibles y nicos, pintores, escultores, músicos y, naturalmente, ar-
de ámbitos para vivir y para andar. quitectos y aparejadores, en lugar preeminente, que nos
honra, y que en este caso era doblemente natural pues-
UN PROYECTO DE TEMA LIBRE to que el rey era prácticamente uno de nuestro oficio.
Lo primero que llama la atención, es el estupendo El modus operandi de este equipo es un misterio; el
tema que para cualquier arquitecto constituiría este edi- mejor relator del asunto, fray José de Sigüenza, no lo
ficio. Se tratal::a de construir en terreno libre elegido a explica con claridad en ningún lugar de su obra. Una
propósito, en plena naturaleza, sin tener la coacción de parte del misterio, no obstante, ha sido descubierta
un ambiente urbano ya existente, ni la necesidad de hace poco por nuestro compañero Francisco lñiguez, y
adaptarse a lugares sagrados inamovibles ni a estilos ni esperamos con impaciencia conocer esta revelación. De
a formas pre-establecidas por cualquier circunstancia. todos modos, parece natural que en cada etapa del tra-
bajo llevase la dirección, aunque fuese de un modo
Aquí, al contrario, había que crear el ambiente ade-
oscuro, la personalidad más relevante y mejor prepara-
cuado al edificio, y los lugares sagrados se situarían
da para el tema correspondiente. Esto se confirma en
como y donde conviniera. Nada de esas gravísimas con-
algunos pasajes de la Historia de fray José de Sigüen-
diciones que determinaron la forma de tantos edificios
za, por los que sabemos de la intervención decisiva de
antiguos y modernos, como el Erecteo o el Pilar de
Arias Montano en la selección de los reyes que habían
Zaragoza. El primero, teniendo que englobar varios
santuarios anteriores, y además, el lugar donde Posei- de colocarse en el patio que lleva el nombre de éstos,
dón hirió la roca y donde brotó la fuente, el olivo que la de Juan de Herrera en cuestiones de maquinaria, y
otras.
hizo surgir Atenea, la tumba de Cecrops, etc. El segun-
do, con la fachada al río determinada por la muralla ro- Sin embargo, querríamos saber cómo se decidieron
mana y la necesidad de dejar el Santo Pilar en el sitio las cuestiones puramente arquitectónicas, aquellas que
exacto donde lo dejaron los Angeles (de aquí la inge- determinaron la forma del edificio, desde el trazado de
niosa solución de Ventura Rodríguez para la Capilla del la planta hasta los detalles de la molduración. Porque
Pilar). nada de esto se hizo según recetas ni rutinas, cosa que
También el programa suele condicionar el proyecto, hubiera sido fácil en aquellas alturas del manierismo en
Y más ahora que antes. Nada de esto ocurría en El Es- que se servía al público un Miguel Angel convertido en
corial, donde el programa, el proyecto y la obra iban fórmula de protocolo.
creciendo a la par. Aquí las cosas se hicieron de otro modo: ni el formu-
Tampoco el presupuesto creaba problemas graves, ya lismo de los "apple polishers", ni la pasión de los crea-
que el propósito de Felipe II no era desmesurado, y los dores individuales. Aquí, un equipo organizado cientí-
recursos de España y del Imperio eran más que sufi- ficamente-a la manera de hoy para las cuestiones téc-
cientes para la modesta dimensión de lo planeado. Ni nicas-estudió y resolvió serenamente todos los pro-
tampoco se propusieron hacer alardes constructivos en blemas. Pero antes se los planteó, o sea que antes
que se agotasen las posibilidades mecánicas de los ma- hubo una intención, y de ella sabemos muy poco, sólo
teriales. vaguedades. Por ejemplo, que el edificio había de ser
Así que por ninguna parte aparecieron las condicio- mayor y mejor que el Templo de Salomón; esto lo sa-
nes y las limitaciones que normalmente coartan y diri- bemos porque lo dice en muchos lugares el padre Si-
gen la labor creadora. Aquí, el mentido absolutismo de güenza, lo confirman muchos de sus coetáneos, y lo si-
Felipe II consistió en la absoluta libertad para la crea- guen diciendo autores posteriores, como el famoso Ca-
ción arquitectónica. . ramuel en su Arquitectura Recta y Oblicua ( 1678 ). Este
último, por cierto, en la portada .de la obra estampa la
siguiente frase, muy curiosa, sobre el Monasterio: nQue
LABOR DE EQUIPO inventó con su Divino Ingenio, delineó y dibux6 ~on su
Esta creación no fué de uno, sino de muchos. Las Real mano, y con excesivos gastos empleando les me-
eternas discusiones sobre la atribución del conjunto y jores Architedos de Europa erigió El Rey don Philip-
de cada una de sus partes a arquitectos determinados pe 11."
Patio de /os Reyes y patio de los Gomares.
e i e • Ó
con s61o los planos, el juego alternado da
volúmenes y claroscuro.
Ha de notarse qua ambos patios son los
de recepción y representación, tanto en la
Alhambra como en El Escorial.
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Es uno de los Alc,zares sitios de la alta
edad media (hacia 850-860), cuya compo-
sición ofrece rasgos que aparecen de nue-
vo en El Escorial. Es de interés especial
la ordenación del eje central, con su vestí-
bulo, patio alargado, segundo vestíbulo, sala
cruciforme, etc. Es casi imposible que este
edificio fuese conocido por los hombres de
El Escorial, de modo que la coincidencia ha
de explicarse por el camino indirecto que
pasa por el Libro de Ezequiel.
padre Sigüenza dice lo contrario: que desde el princi- tonces, y aun ahora, el estado de las ruinas que puedan
pio, desde la elecci6n del terreno, siguieron el texto conservarse del Templo de Salom6n, y no siendo de-
de Vitrubio, y no lo dejaron hasta el fin. Nada se dice masiado claras las descripciones y las medidas de éste,
de otras fuentes de inspiraci6n. Sabemos también que que aparecen en el Libro de los Reyes y en otros luga-
al tiempo de empezar la obra, o antes, el padre Jer6- res de la Biblia, los dos jesuítas concentraron sus es-
nimo del Prado, jesuíta, fué encargado de estudiar el fuerzos en hacer un proyecto de Templo ideal según la
Templo de Salom6n, de acuerdo con los prop6sitos que visi6n de Ezequiel, y en esta visi6n se dan descripcio-
señala el padre Sigüenza. Pero este estudio llev6 más nes y medidas muy sencillas, y trazas muy simétricas,
tiempo que construir El Escorial, pues se termin6 de fáciles de interpretarse en esquemas abstractos que se-
publicar, en Roma, en 1605, y entretanto, había muer- rían, como los de Durand en tiempo de Napole6n, de
to este autor y le había sucedido su colaborador, tam- muy c6modo manejo para su aplicaci6n en un caso con-
bién jesuíta, Juan Bautista Villalpando. No es tal retraso creto; la segunda circunstancia es que este esquema de-
motivo para suponer que la obra de estos eruditos fué bi6 ser preparado ya desde el principio de los estu-
inútil para la composici6n del Escorial, pues concurren dios, y por lo tanto, para servir en el trazado del Es-
dos circunstancias que hacen suponer su importancia ca- corial. Puede creerse esto, con cierta seguridad de no
pital: la primera es que, siendo imposible conocer en- equivocarse, mediante el examen de las magníficas lá-
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Templo de /a visión de Ezequiel, según los .;
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padres jesuítas Prado y Villa/pando (Roma ... ·e
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1605) Planta. ;.:
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Templo de Vlsl6n de Ezequiel. Alzados.
minas que lleva la obra tal como se public6 en Roma. tarse a la increíble novedad que sería para él la inves-
En ellas se ve una arquitectura muy interesante, sin tigaci6n acerca de la visión de Ezequiel. No sería raro
precedente; pero que, observándola bien, puede serlo que el estupendo y desconocido arquitecto que hizo
del Escorial, antes que en este apareciesen las "impu- los primeros dibujos para la obra de Padre y Villal-
rezas de la realidad", y antes también de que aparecie- pando fuese el propio Juan Bautista de Toledo, como
sen los chapiteles y las pizarras. ya ha sido sugerido en varias ocasiones. Varias particu-
laridades presentan los alzados: las torres son anchas
y bajas, con cubierta de poca pendiente, como de teja,
JUAN BAUTISTA DE TOLEDO ENTRE pero con linterna, también baja y ancha y rematada por
LO ROMANO Y LO ORIENTAL pirámide; las actuales torres de ángulo son así; pero es-
Es ésta una arquitectura que, en resumen, podría ser tiradas hacia arriba. Las fachadas tienen una complica-
la verdadera de Juan Bautista de Toledo, el español da composición de órdenes superpuestos y mucha de-
que se forma en la Roma de Miguel Angel, trabaja en coraci6n en los fondos, de aire más plateresco español
Nápoles como arquitecto de fama, se asimila el estilo que romano, pero con tal distribución y proporciones
hispano-italiano de esta ciudad-más suelto y menos que no se parecen a nada anterior, y sí a muchas fa.
vitrubiano que el de Roma-y finalmente sabe adap- chadas posteriores, sobre todo del siglo XVII francés.
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1A Portada Prlncipel.
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Secci6n por el eie central.
Alhambra reconoci6 en nuestros días las cualidades ex- ría, algo que exige pere ntoriamente una función vi-
traordinarias de esta composici6n, pero antes las había tal, un programa de necesidades, unos materiales ver-
apreciado el equipo del Escorial y había aprovechado daderos, una base castiza de formas, un Sancho, en
sus enseñanzas. fin, al lado de un Quijote; sexto, el rey, la Corte y los
A juzgar por los primeros dibujos del eje central del jerónimos exponen sus necesidades, surge el p rogra-
Escorial, el acceso y el Patio de los Reyes tenían más de ma, viene la realidad constructiva con los hombres de
napolitano que de oriental. Faltaba la rígida ordena- Trasmiera, el de Villacastín y otros, y se encuentran
ci6n de este último, y su intencionalidad plástica. Era las bases formales en la propia España: para los cuer-
una composición más banal, pero al tener el edificio la pos laterales, en los hospitales- tal como descubri6
mitad de altura que al presente, estaba más cerca de la Zuazo-; para el eje central, en el patio de la Alberca
amplitud de espacios abiertos que caracteriza el patio de la Alhambra; para la decoración arquitectónica en
de la Alberca en la Alhambra, y la arquitectura de Orien- el sistema español de portadas superpuestas; finalmen-
te en general. te, para cada aspecto del edificio se buscan preceden-
tes en castillos, alcázares y monasterios españoles.
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En todas las fachadas hay salas de doble altura-Biblio- momento germinal, cuando se abren todos las posibili-
teca, Salas capitulares, Sacristía, Palacio, etc-, pero dades ante el que trata de hacer algo. Es la inquietud
nada en el ritmo de huecos indica la existencia de és- de la libertad, y también la nostalgia de las épocas en
tas. En el Patio de los Reyes, las pilastras repiten, en que hay leyes que establecen caminos seguros. los del
los costados, el tema citado de la fachada Norte, y no equipo t:staban todavía cerca de una de esas épocas, la
tienen relación . con las crujías a las que están adosa- del "Otoño de la Edad Media". Ellos estaban haciendo
das; en la Iglesia, el orden gigante del interior es como una nueva arquitectura, después de la explosión prima-
una mitad más alto que el de la fachada, y nada en veral del Renacimiento y de la ruina de sus ilusiones.
todo su contorno exterior acusa la existencia, y menos Habían pasado ya la Reforma y Trento; habían venido
la altura, de dicho orden. Así se puede seguir exami- otoños e inviernos después de la eterna primavera so-
nando todo el edificio, hasta llegar a esta conclusión: ñada por el grupo de Lorenzo el Magnífico; de la ima-
que el estilo greco-romano o manierista no es más que gen de éste hecha por Boticelli, quedaba el melancó-
un ropaje aplicado por todo el edificio sin ninguna con- lico recuerdo de las muchachas que sirvieron de mo-
sideración a los valores constructivos de este estilo-va- delo, muertas tuberculosas apenas terminado el cuadro.
lores heredados de la antigüedad-y que sólo se ha El estribillo de la canción de Lorenzo el Magnífico era
atendido a sus valores visuales, a sus formas y a su el pregón, y también el epitafio, de aquella infancia
aspecto, por lo cual se ha aplicado en cada sitio, inte- del Renacimiento:
rior o exterkr, como mejor convenía a este aspecto,
y sin atender a ninguna otra consideración; ni menos "Quant'e bella giovinezza,
a la lógica interna de esas composiciones manieristas. Che se fugge tuttavia"
Que la tienen, aunque sea artificiosa, como la tienen
muchos aspectos organizados de la vida de aquellos
tiempos: el protocolo, las precedencias, los uniformes Pero aquella ingenua alegría había sido tan fuerte como
y los vestidos, los títulos, y-con especial interés para para arrasar el mundo anterior, y al hundirse ella a su
nosotros-todas las manifestaciones artísticas. Este es vez, había dejado el vacío del manierismo y la nece-
el primer gran monumento erigido al "Mundo como re- sidad de crear un nuevo orden de cosas. En lo reli-
presentación" antes de que esta manera de pensar y de gioso y moral, Trente había marcado el camino, pero
sentir crease y llenase el tiempo del Barroco; pero su quedaba todo lo demás por resolver. Felipe II vió, como
lógica no es todavía la de éste. rey, la necesidad de inventar el Estado moderno-<on
burocracia, tecnocracia, y todo-para sustituir al antiguo
Estado de las Cortes caballerescas. Como arquitecto,
LA LOGICA DEL ESCORIAL tuvo que crear el edificio adecuado al nuevo aparato
Parece que en el Barroco se funde la naturaleza de oficial, y puede creerse que tuvo más ilusión y más
las cosas, y su función, con su representación: el rey éxito en esta creación que en la primera. Pues en su
se viste de rey; el militar, de militar; el letrado, de letra- empeño de organizar un nuevo Estado no tuvo suerte
do; y así todos; y también los edificios, se visten de lo con muchos de sus colaboradores, que resultaron inep-
que son. Se ve esto en la Corte Papal de Roma y en la tos y hasta traidores, ni con nuestros antepasados en
de Luis XIV. No se sabe quién origina a quién; si la ex- general, que no tuvieron ninguna afición al nuevo or-
presión nace de la esencia y de la fusión, o éstas de- den de cosas, y no comprendieron su necesidad vital,
penden de aquélla. Tan unidas van ambas en el Ba- ni las razones del rey para emprender este camino. El
rroco que no es fácil decidir si luis XIV se vistió de cual debió imponerse a Felipe II como una obligación
acuerdo con su idea de la Monarquía, o si esta idea moral y no como un placer. El que había sido el más
surgió en él para llenar dignamente el vestido que le brillante de los jóvenes del Renacmiento, el primogé-
habían puesto. De todos modos, la fusión entre la cosa nito del gran Emperador, había vivido como príncipe
y su aspecto es tan perfecta que el Barroco resulta ser el ambiente de las Cortes en que aún resonaban las
para el espectador una de las épocas más claras y orde- palabras de Ariosto: "Canto las damas y los caballeros,
nadas de la Historia. Pero El Escorial es anterior al Ba- las armas y los amores, la galantería y las arriesgadas
rroco, y en él la fusión no es tan sencilla y tan lógica. empresas de aquel tiempo ... " Aún vivía la ficción de
Aquí hay todavía demasiadas complicaciones. Es uno una caballeresca Edad Media, paganizada por el Rena-
de esos momentos, felices y difíciles, de pura creación cimiento, en aquellas Cortes alegres y confiadas cuya
de un mundo nuevo. Todo lo que se ha dicho antes de imagen está en Gargantúa y Pantagruel.
lo oriental y lo vitrubiano, de lo clásico y de lo nórdico, Cuando Filiberto de l'Orme hace para la obra de Rabe-
de un proyecto ideal y de una realización muy funcio- lais el proyecto del Monasterio de Théléme, versión ar-
nal, y de tantas otras cosas entre las que se movían los quitectónica de una fantástica descripción literaria, Juan
hombres del equipo de Felipe 11, no sería concebible Bautista de Toledo-o quien quiera que sea el extraor-
en la época posterior, en el Barroco, donde todo esta- dinario arquitecto que da forma al trabajo de los padres
ba ya organizado y jerarquizado. Prado y Villalpando-hace el trazado del Templo se-
El difíc.il encanto del Escorial es el mismo de todo gún la visión de Ezequiel, que es la base del Escorial.
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Théléme es como el prototipo de un centro para el pla- rico está a me dia altura de la Biblioteca. Lo mismo se
cer de unos pocos, tal como había de realizarse en la hizo en el gran orde n dórico del Patio de los Re yes, cuyo
" bel le époque", en Ostende o en la Costa Azul. El Es- entablamento queda a media altura del Coro. Es difícil
corial es modelo de un centro administrativo de hoy, o hacer un catálogo de cuantas características de esta e spe-
más bien el germen de toda 1a organización de un cie se dan en el Monasterio, pero como ejemplo se citan
Estado moderno, donde se reunen la administración las siguientes:
pública, la investigación científica, el modelo de vida El edificio quiere tener la apariencia de simétrico, in-
religiosa que conve nía a la Iglesia y al Imperio, la for- cluso para la vista de pájaro. Su planta no lo es, siendo
mación de futuros funcionarios y de jóvenes religiosos, muy diferentes las c;:rujías e n el lado norte y en el lado
etcétera. Y todo ello, aquí, al servicio de Dios. sur. El módulo del Patio de los Evange listas es diferen-
te del que domina el trazado de su homólogo el Pa-
tio del Palacio. Donde en éste hay nueve tramos, en
El CU ERPO Y EL VEST IDO aquél once.
Aquí aparece el tan conocido tema del Barroco en El Las lucernas que cubren los cruces de naves del con-
Escorial. Ya Otto Schubert lo incluyó en su Historia del vento, al Sur, y del colegio, al Norte, son aparentemen-
Barroco en España ( Edición alemana de 1908), pero te iguales; pero su planta es cuadrada en aquél y rec-
antes incluye, muy sagazmente, otras arquitecturas del tangular en éste, con diferencia de metros. Al recons-
final de Ir. Edad Media, de los Reyes Católicos y del Pla- truirlas ahora nuestro compañero Andrada, se ha visto
teresco. Todas estas arquitecturas españolas tienen de la dificultad de conseguir la igualdad aparente entre
común, y de Barroco, el modo de cubrir una estructura ambas.
sencilla y funcional con una decoración que no forma Para que el conjunto ofrezca aspecto de simetría se
parte necesaria de aquélla, y que puede por tanto su- hicieron diferentes las pendientes de cubiertas en las
primirse sin que padezcan la función y la estabilidad crujías de uno y otr-0 lado de l eje, y aún muchas de las
del edificio. Esta decoración puede ser de muy escaso cubiertas tienen d iferente inclinación en sus faldones
relieve, como en la Universidad de Salamanca, pare- de uno y otro lado. Con ello se trató y se consiguió,
ciendo imitar lo hispano-musulmán, o de relieve me- hacer los caballetes a un mismo nivel.
dio, o máximo, hasta llegar a las composiciones espa- En el interior de la iglesia, el trozo más renacentista de
ciales de la época de los Churriguera y de Ribera. todo el conjunto, se aprecian más estas características.
Este género de decoración superpuesta, se divide en Su orden dórico está tratado como una decoración tea-
dos especies: una es común al Barroco en general , y en tral, para su apariencia y no para su función. Claro que
ella lo decorativo revela la función de modo enfático, su función no puede ser la que correspondería a un
exagerando, por ejemplo, el papel representativo de la templo de Vitrubio, pero tampoco se observan las re-
puerta y balcón principales de un palacio como el de glas del juego que, para los órdenes clásicos, eran vi-
Perales en Madrid o el de Dos Aguas en Valencia. Es co- gentes en toda la Europa de l Renacimiento y del ma-
mo el mencionado vestido de rey que usaba Luis XIV, nierismo. Por ejemplo, la molduración del entablamen-
que e xagera la importancia del cuerpo que cubre, y has- to, en los chaflanes del crucero, cambia de salientes
ta su estatura. La otra especie es más difícil de explicar, para hacer más grata su visión desde abajo; las pi las-
porque en ella la decoración no reviste funciones y es- tras tienen estrías sólo en el frente, no en los costados;
tructuras realzándolas, sino ocultándolas. La decoración estas pilastras, al llegar al Presbiterio, se hacen más es-
aquí es otra estructura diferente de la verdadera. No de- trechas y cortas.
pende de ésta ni la revela, sino que tiene leyes arquitec- Otra falta de respeto a las leyes de los órdenes se ve
tónicas propias. Así es la portada principal del Escorial en la iglesia; el orden jónico del ático de los sepulcros
en la Lonja Oeste; una portada de iglesia de tres na- reales es mucho menor que el correspondiente se-
ves, con contrafuertes o aletas para el empuje de la bó- gundo orden del altar, a pesar de que ambos descan-
veda de la nave central, que se parece mucho a una san en dóricos idénticos y a la misma altura.
de Serlio ( Libro Quarto, folio LVI, de la traducción es- Los grandes machones de la iglesia tienen tribunas
pañola de Francisco de Villalpando) que debía ser muy con barandillas de bronce en su segunda altura, co-
conocida de Felipe 11, pues a él, como "Príncipe de Es- rrespondientes a las tribunas y barandillas que, a ese
paña", había ded icado la edición su autor en 1552. En nivel, rodean el Templo. Pues bien, aquéllas son inac-
la fachada del Escorial no hay ni basílica de tres naves, cesibles, porque no hay, ni hubo-según las Estampas
ni empujes que requieran contrafuertes, ni nada que de Perret--€scaleras que, como en San Pedro de Roma,
tenga relación con esta fachada de iglesia. Sin embar- permitan acceder a~s tribunas. Es inútil alarga r esta
go, tal fachada se aplica sobre el centro de la fachada relación con otros e jemplos, que cualquier arquitecto
verdadera, sin tener en cuenta la situación y altura de puede descubrir fácilmente. Son tantos, que no pueden
los locales que hay realmente. Nadie, al verla, puede atribuirse a casualidad, ni menos a torpeza, dadas la
suponer la existencia del gran salón de la Biblioteca, "prudencia" famosa de don Felipe, la elevada catego-
cuyos piso y cubierta no corresponden a las líneas de ría intelectual de todos los componentes del equipo, y
la fachada, de tal modo que el gran entablamento dó- su escrupulosa manera de proceder. Hay que creer, por
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La Lonja Norte.
tanto, en un propósito deliberado en este asunto de la lógica estructural de los temas renacentistas. En cam-
aplicación del formulario manierista a un edificio pen- bio percibieron, y a fondo, la riqueza de temas visua-
sado sobre bases tan diferentes a este estilo, y tan les y de formas que aquel repertorio tenía, y cómo es-
nuevas para un renacentista. tos valores ópticos podían ser la base de estupendas
composiciones abstractas-sólo formas geométricas-al
servicio de la "representación", ya que no de la esen-
cia, del gran edificio.
EL ESCORIAL COMO OBJETO VISIBLE Con esto, El Escorial precede al Barroco, y salta so-
Este deliberado propósito debió ser-o fué, si vemos bre él para llegar a la gran escenografía teatral del
y estudiamos el edificio-- el uso de tal formulario por 1700. El éxito es completo, pues consigue engañar al
sólo los valores plásticos de sus temas, y no por su ló- espectador y al visitante, que salen de allí haciéndose
gica ficticia. Que ésta lo era, pues poco tienen que ver lenguas, o indignados, de la austeridad, de la lógica
los órdenes clásicos del Renacimiento con sus modelos matemática, del tamaño, del constructivismo, de la ri-
griegos, en cuanto a su carácter estructural y a su fun- gidez funcional, del carácter renacentista italiano, y de
ción. Vitrubio, más helenístico que romano, no hubiera tantos otros aspectos ya tópicos del Monasterio. Mu-
comprendido cómo las lecciones de su maestro Hermó- chos de los cuales se deben, ahora, a la vejez del edi-
genes podrían aplicarse a los órdenes del Coliseo o a ficio, que ha ennegrecido sus tejas azuladas, ha ama-
los de San Pedro. rilleado las piedras blancas, ha hecho perderse el oro
Los del equipo de Felipe 11 lo debieron ver así, y que cubría cruces, veletas, bolas, rejas, balcones, etc.
esto explicaría su absoluta indiferencia ante la supuesta También han desaparecido los jardines de Tierras Ca-
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El acceso a la fachada principal del Parte-
nón.
......
"'-t ..., ~
El orden dórico de la Iglesia .
lientes que ocupaban el de los Frailes y el patio de los buena consonancia el oído" (Historia de la Orden de
Evangelistas, y en su lugar tenemos el oscuro boj, más San Jerónimo, L. 4. 0 , Discurso XII).
fácil de conservar que aquel esplendor semi-tropical. Antes, en varios lugares, alude al carácter de ficción
Pero otros tópicos, como el del tamaño desmesu- que tienen aquí los órdenes clásicos. Por ejemplo, de la
rado de la fábrica, demuestran el éxito escenográfico portada principal dice: "Fingiendo que entra la media
de sus autores. Pues las longitudes de las fachadas columna en la pared y la otra media sale fuera ". Y
Principal y del Jardín de los Frailes son, respectivamen- también: " Fíngese que arrima toda esta fachada al lien-
te, 207 m. y 165 m. que deben compararse con los zo o pared principal" (Ob. cit. L. 4.0 , Discurso 1).
450 m., aproximadamente, de las fachadas de Versai- Podría seguirse rastreando indicios, tanto visuales,
lles y de los Nuevos Ministerios de Madrid. La cúpula como documentales, para formarse una idea del con-
del Escorial es aproximadamente de igual diámetro que junto del plan compositivo del edificio. Cosa que val-
una de las dos pequeñas que flanquean la grande de dría la pena de hacer, pues de lo investigado resulta
Miguel Angel, en San Pedro de Roma. claro que este plan fué trazado de un modo extraor-
Tan pequeña construción está dividida y subdividida dinario para su época, y quizá para todas las épocas,
en infinitas partes, y en cada una aparecen sorpren- y que el propósito al que servía ta l composición era
dentes encuadres escenográficos que juegan con el también extraordinario: hacer, en pequeño, como un
ánimo del visitante, y suscitan las variadas emociones
Estado-piloto que sirviera para estudiar la futura orga-
que desearía provocar el más exigente director teatral.
nización del Imperio. A lo cual alude, metafóricamente,
Después de estas consideraciones, queda la duda de
Don Juan de Caramuel, en su Architectura Civil Recta y
si la observación del edificio por un arquitecto puede
Obliqua (Vegeven, 1768), libro que re laciona, como
justificar, por sí misma, tantas hipótesis. Pero las hipó-
es sabido, el Templo de Salomón y El Escorial: "e l Tem-
tesis resultan concordantes con varias frases de fray
plo de lerusalén sea un "Microcosmos", un Mundo pe-
José de Sigüenza, en que se revela que la cuestión en-
tre la apariencia y la esencia se había suscitado ya du- queño, en que Dios, que fué su Architecto, repetió en
rante la construcción, y se había resuelto a favor de la líneas rectas y chicas, quanto havía criado, y ordenado
primera: "y en pareciendo ansí, es ansí, y tienen ra- en las i:spheras Celestiales" ( Tratado Proemial del Tem-
zón, porque el juez de esto son los ojos, como de la plo de Jerusalé n) .
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Interior de la iglesia.
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Patios pequeños al pie de los campanarios.
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El Escorial en su paisaje. la segunda fotografía, compuesta, muestra
lo que hubiera sido el edificio en la posi-
la primera fotografía es la del edificio ción vulgar, moderna, con la fachada hacia
tal como está; de espaldas a la entrada des- Madrid. Resulta una composicón banal y pe·
de Madrid. La parte central está compuesta queña, quizá graciosa, sin más impo~tan·
de grandes y vigorosas masas, y en toda la cia ni misterio que la de cualquier monaste-
composición no aparecen más detalles me· rio rococó del centro de Europa, o cualquier
nudos que la cúpula central y los campa· casino o balneario del siglo pasado. A edi-
narios, que adquieren un valor de remate ficios de esta categoría libra de entrarse
de orfebrería y no compiten con la nota del dando la vuelta, como en el Partenón o en
monte sobre el que se destacan. Están per· la Alhambra o cocno en San Pedro de Roma
fectamente medidos los efectos de volumen antes de suprimir la "Spira" entre ambos
y de escala, en función del emplazamiento. Sorgos, viejo y nuevo.