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El Universo es más que la suma de sus partes

I: Abiogénesis
Universo engendro del vacío,
fracturado en criaturas omne vivum ex ovum.

Muerte mística:
ausencia de sentidos.

Nosotros fantasmas abundamos,


versoabrazamos al otro en la inexistencia.

Jesusapoeta
—útero universal,
lenguaje abnegado—,
gesta unidad
y amamanta la escisión del ser,

¡lucha por amor a nuestro deseo!

II: ¿Desean las partes sumarse al todo?


Somos animada electricidad,
crueles actuantes,
somos cansados seres vivos,
seres violentos, perversos.

Nuestro límite es
un cuerpo sensible,
un cuerpo individual.

Adán y Eva Presente sin ombligo Universo eterno,


sacrifica la entropía,
absorbe nuestras conciencias
y renace
infinitamente por nosotros.

¡Deseamos extinción,
anhelamos UNIDAD!

III: Abnegación
Jesusapoeta es un ser engendro del vacío,
un ser fracturado en criaturas sexuales y asexuales.
Sufre, sufre por sus crías, sus múltiples crías.
Sus crías son ciegas —tres dimensiones, cinco sentidos—,
sus crías son ciegas y chocan de frente unas con otras,
y se golpean, escupen, defecan, desangran,
se obsesionan buscándose mínimas diferencias,
se dividen, balbucean: «mulata… pobre… derechista...».
¿Quién podría decirles que tienen un Universo en común,
que su madre no comprende si gritan todas a la vez?
Ella las observa andar en desorden por cuerpos celestes
coloridos y amorfos,
diseña órbitas con las uñas
alrededor de estrellas carialegres.
«Cuando aprenda a diseñar órbitas, las haré cuadradas, triangulares
o con las curvas de una anguila que electrocutará
a mis hermanos privilegiados, a los que nacieron en ese planeta de agua»,
pronuncia una de sus crías.
Jesusapoeta también escucha sus plegarias: «¡Deseamos extinción,
anhelamos unidad!»,
algunas crías desearían volver al útero, a la nada,
recuperar la ausencia de sentidos,
que su madre absorbiera su consiente sufrimiento…
Afortunadas crías, sean pacientes,
su vida es finita…
Nada las espera con los brazos abiertos.

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