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Nayely
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SESIÓN N° 13 Y 14
Uno de los principales derechos de los
accionistas en una sociedad anónima es el de
impugnación de los acuerdos societarios
contrarios al interés social y/o que
contravienen las disposiciones del estatuto o
de la ley, que se ejercita a través de la
pretensión de impugnación.
La Ley General de Sociedades
(LGS) contempla también la
posibilidad de demandar que
otorga el derecho de pedir la de
nulidad de acuerdos societarios.
En el ámbito societario, el derecho de impugnación
es definido como el derecho subjetivo de todo
accionista a solicitar que se declare la invalidez de
los acuerdos adoptados por la junta general, debido
a un defecto sustancial en su forma o contenido, y
se materializa a través de dos pretensiones
distintas: i) la pretensión de impugnación, prevista
en el artículo 139º de la Ley General de Sociedades
(LGS) y la pretensión de nulidad, regulada en el
artículo 150º de la misma norma
Estas dos pretensiones se distinguen según la naturaleza
del vicio que afecta al acuerdo. Así, la pretensión de
impugnación tiene por objeto cautelar las relaciones
internas de la sociedad, al permitir cuestionar acuerdos
vinculados exclusivamente al desarrollo interno y que
generan consecuencias solo para los accionistas, mientras
que la pretensión de nulidad está dirigida, además, a la
tutela de relaciones externas de la sociedad,
constituyendo una vía idónea para cuestionar acuerdos
que trascienden la esfera de los intereses de los
accionistas y de la propia sociedad.
Sin perjuicio del hecho que tal distinción ha
sido cuestionada por parte de la doctrina,
cada una de dichas pretensiones, tal como
se encuentran reguladas actualmente en la
LGS, tiene particularidades societarias y
procesales, que se describen en el cuadro
siguiente:
En cuanto a la jurisprudencia, tenemos que la Casación Nº
93-2004-Lima, resolvió en definitiva sobre la procedencia
de una pretensión de nulidad por medio de la cual se
buscaba declarar la invalidez los acuerdos societarios
adoptados por la Junta General de Accionistas de Grupo
Pantel S.A., por incurrir, a criterio de los demandantes, en
las causales de nulidad previstas en el Código Civil,
específicamente la causal contenida en el inciso 4 del
artículo 219º del Código Civil, que señala que el acto
jurídico es nulo cuando su fin es ilícito.
Una característica de la pretensión
de nulidad es la posibilidad de ser
interpuesta por cualquier persona
que tenga legítimo interés:
administradores, terceros ajenos a la
sociedad, incluso los mismos
accionistas.
Esta pretensión también puede ser planteada
por los directores de la sociedad o por los
terceros con legítimo interés, a efectos de
impugnar los acuerdos contrarios a la ley ya que
carecen de legitimación activa para la
pretensión de impugnación regulada por el
artículo 139º y siguientes de la LGS, y también
podrá ser interpuesta por cualquier accionista,
una vez vencidos los plazos de caducidad
establecidos en el artículo 142º.
“Ley General de Sociedades. Artículo 139.- Acuerdos
impugnables
• La disolución de la sociedad;
SESIÓN N° 17 Y 18
EL DIRECTORIO EN LA
SOCIEDAD
TÍTULO 1. FUNCIONES GENERALES Y
PRINCIPIOS DE ACTUACIÓN DEL DIRECTORIO
Artículo 4. Funciones y facultades generales del
Directorio El Directorio
Es el máximo órgano de administración y
representación de la Compañía. Le corresponde
dirigir y controlar todos y cada uno de los
negocios y actividades de la sociedad.
Sus funciones específicas (i) definir la estrategia y
planes de los negocios sociales; (ii) el control de la
Alta Gerencia y direcciones funcionales; (iii) la
supervisión de la Sociedad; (iv) Supervisar el
cumplimiento de las Prácticas de Buen Gobierno
Corporativo y establecer las políticas y medidas
necesarias para su mejor aplicación, según los
lineamientos establecidos en el Código de Buenas
Prácticas de Gobierno Corporativo para las
sociedades peruanas, aprobado por la
Superintendencia de Mercado de Valores de Lima.
El Directorio como órgano
colegiado se reunirá
periódicamente de acuerdo al
cronograma que anualmente
apruebe y cuando sea convocado
por cualquier Director o por el
Gerente General.
El Directorio no podrá delegar aquellas
facultades reservadas a su exclusivo
conocimiento por el estatuto social o
por ley, ni aquellas necesarias para el
responsable ejercicio de su función
básica de administración, supervisión y
control de la Sociedad.
Artículo 5. Deberes de los Directores Los
directores deben desempeñar el cargo con la
diligencia y reserva debida, velando siempre por
los intereses de la Compañía, sus accionistas y
trabajadores, cuidando que las actividades y
negocios que se desarrollen para conseguir el
objeto social respeten siempre la legislación
nacional, normas y reglamentos relacionados a
sus actividades.
Están obligados a guardar reserva respecto de los negocios de la
Sociedad y de la información social a que tengan acceso. Se
detalla a continuación los principales deberes a observar en su
actuación: