CONDICIONES PREVIAS
les del siglo X1 una fase expansiva.
Ciertamente, el gran levantamiento eslayo de 983 habia aniquilado muchas
de las conquistas y fundaciones més a
fueron reconquistados territorios
Saale y se
Perdidos situados al este del Elba yel
Feconstruyeron iglesias que habfan sido destruidas, Los colonos
jaron en los territorios recién adquiridos, la poblacién autéctona fue
evangelizada. Mientras que al este del Imperio Romano-Germdnico surgian
sefiorios cristianos y estructuras eclesidsticas Propias (Polonia, Bohemia y
Hungria), en el noreste pervivian todavia pueblos paganos en los comienzos
del siglo XII. Los pomeranios y vendos formaban junto a las tribus fino-ugrias
y balticas de los prusios, livonios, estonios, lituanos y fineses que habitaban
en la zona que va de la frontera sajona hasta el circulo polar un gran territo-
rio en forma de arco poblado por gentes politefstas que no conoefan la es-
critura. Tanto estas zonas como la peninsula Ibérica y el Proximo Oriente
habrian de convertirse en meta de los ejéreitos cruzados.
Asi pues, a partir de los tres importantes Procesos aqui descritos la
mentaci6n politica del espacio europeo, la progresiva divisién religiosa
de la Cristiandad del siglo x1 asf como también, finalmente, el movimiento
expansivo que se desarrollé en el este y el oeste— las Cruzadas alcanzarfan
gran trascendencia. Superando las barreras existentes, las Cruzadas se in
sertaron en el gran movimiento expansivo y, ademas, proporcionaron a los
guerreros de la Europa latina una meta clara y comin. Ya sus contemporé-
neos subrayaron la caracteristica propia de las Cruzadas de ir més alla de las
fronteras usuales. Este nuevo tipo de empresas militares contribuy6 de ma-
se instal:
fra
2. GUERRA SANTA, MUNDO CABALLERESCO-
Y PEREGRINACION 4
a) GUERRA JUSTA ~ GUERRA SANTA
+ haat8
‘ap onund ja apsep ore 'sopezny
p mysodten vf 2P US
juouunaop 2yaysod PPS ON
nap uoiadope #7
of‘CONDICIONES PREVIAS44
elevada, el propio sucesor de Pedro
neste caso se daba la condigi 6
quctoritate. De las cartas y documentos
| hecho de que Jos cruzados reconoefan
alel derecho del papa a una autoridad que se habia ido incremen.
del debate de las investiduras. Por ello resulta comprensible
n semejantes a otro grupo que conocfan por la
en sus cartas Y documentos se vefan
instancia espiritual ma
explicitamente Ja guerré
auna guerra justa Deo
Ja Iglesia. La
autorizaba ast
—pues et
agustiniana p* /
se desprende de manera inequivocae
por lo gener
tandoenel curso
que los cruzados se considerara
Biblia: el pueblo de Israel. Realmente, y
y se definfan a sf mismos, por semejanza con la partida de Abraham desde
Ur y del pueblo de Israel desde Egipto, como el Nuevo Pueblo de Israel,
ército de Dios (exercitus Dei), dirigidos por un representante
1 Moisés (el segundo Moisés). Asf pues, el
concepto de Cruzada podia enlazarse con los conocimientos basicos del —
hombre medieval, la Biblia, y su forma de actuar definirse directamente
como un elemento del proceso de salvacion. A través de ello, la guerra justa _
se convirtié por completo en una guerra a favor de Dios, en una guerra santa. _
a
s
como el ej
del papa, en quien yeian al alte
b) NUEVAS ORDENES Y MOVIMIENTOS RELIGIOSOS
En tanto que instituciones que procuraban la salvaci6n, las 6rden
Jos monasterios y otras instituciones religiosas influyeron
en = concepciones de los contempordneos. Pues los creyentes se
acuciados por la preocupacién por la salvacién de su alma, cosa que se po
a de manifiesto en los textos transmitidos —tanto en las cart
Ben a también en las versiones existentes del a
Cruzada. inuaci6n se hablard de las 6rdenes
‘més importantes surgidos entre los si an
siglos X y XII. El be)ICIONES PREVIAS
49
era el deseo de hacer penitencia por los
Pecados cometidos en el pa
ticipando en las cruzadas. De esta idea derivaba también el cota
0
srivilegio espiritual, la indulgencia,
No obstante es bien posible que la intencién del papa Urbano hubiera
sido inicialmente distinta, Entre las normas de la Cruzada acordadas en
Clermont se habla s6lo de una indulgencia en relacién con las penitencias
terrenales para todos aquellos que por puro amor a Dios (sola devotione) se
injan a la expedici6n. Pero a consecuencia de que las prédicas a favor de las
Cruzadas eran levadas a cabo por terceras personas y a la transmision oral
del llamamiento pronto Ilegarfa a afirmarse que el papa habfa prometido no
la remisi6n de las penitencias aqui en la tierra, sino la de las penitencias del
mas alld, incluso la cancelacién de todos los pecados en general. Asf pues,
Jos cruzados pensaban que entrarfan directamente en el parafso si morfan du-
rante la Cruzada. El papa Urbano II parece haber aceptado este fait accompli,
pues él mismo aludié algunos meses después del concilio de Clermont, en
un escrito dirigido a los flamencos, al concepto de Ia remissio pecatorum
Urbano II no fue el primero de los papas que la utiliz6. Ya en el afio 1064,
Alejandro II (1061-1073) habfa hecho esa misma oferta, pero en iltima
instancia ésta afectaba tan s6lo a unos cuantos caballeros que estaban ya
luchando en Espafia (junto a Barbastro) contra los musulmanes, asf que su
indulgencia qued6 casi sin efecto. Las cosas no se desarrollaron de manera
muy distinta en el caso de una iniciativa del papa Urbano II planteada en
el afio 1089 y nuevamente en 1096-1099 con la que pretendia impulsar a
los cristianos a restablecer el imperio de la Iglesia en la ciudad catalana de
Tarragona. En los afios 1096-1099, y en este caso, se ofrecié explicitamente
la vinculaci6n entre la lucha contra
jida plenamente por vez
la anulaci6n de las penitencias. Asf pues, |
Jos musulmanes y la indulgencia plenaria fue establec! :
primera en la peninsula Ibérica. Y pese a todo estos Tlamamientos aleanzae
ron un eco comparativamente mas limitado en relaci6n con la alocucién de
Clermont. A qué obedecfa esa circunstancia?
"' Ya antes de la Primera Cruzada algunas instituciones eclesidsticas be) prometido
ias parciales de las penitencias a cambio de ped!
ejemplo, para ta construccicn de iglesias. Aga conviene disingsi a
lamadas penitencias terrenales y 10s castigos por los ren ene
alls que le esperaban a uno después de a muerte. Mediante fas PORES
conseguirse dos cosas: ser aceptado de nuevo en la
‘igos por los pecados cometidos. Sin embargo, RO
‘odos esos pecados podian quedar
los castigos del mas alld, los que
S6lo la anulacién de todos los pecados, laCONDICIONES PREVIAS
antigua de la peregrinacig ,
i n dent ‘i
usalén aleanzarfa en el siglo XI una impor wean
1€ religiosa de pri
nose el, més activo, desempenado ont i f
on el curso de lt reforma gregoriana que lo taster a eee aes
cutida de una campafia militar fundada en una accién ete ia tanto, :
santificada; en sexto, la inquietud Teligiosa que es cala
xicon sus diversas formas de vida Teligiosa y cae Br ce
Ma preocupacién creciente,
individuo por la salvacion
it lad de conseguir el Perd6n de Dios He Sus pecados.
mediante un acto singular de penitencia e incluso de amortizar todos los
pecados cometidos a través de la participacién en una empresa militar. Fue
Ja actuaci6n conjunta de esos elementos lo que generé Ia fi
fuerza
de las Cruzadas. explosiva
asi como, finalmente, en séptimo y Octavo
Jugar, I
en una época de tr
ansformaciones religiosas, del
de su alma y la posibilid
Motivaciones posteriores
A lo largo de las décadas y siglos que siguieron a la Primera C;
especialmente en la baja Edad Media, los motivos derivados de la te
de la devocién fueron completados y parcialmente coscurecidos por ot
aumento del prestigio de un cruzado que regresaba a casa tras haber triunf:
debe de haber jugado un papel importante con mayor frecuencia que
igual que el deseo de viajar y de vivir aventuras o de emular los id
cortesanos y caballerescos de Ja cultura aristocrdtica de finales
media. Ademas, y no es el motivo menos importante, d
cultivada por las generaciones posteriores, podia estar!
de la participacién en una Cruzada, é
No debe pasarse por alto que todas las cone«
cionadas aqui conjuntamente iban de la mano de
4 incluso reprochables. Si bien los
Participes de una guerra santificada que se Ii
de los Santos Lugares, su prc of