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TEMA 11.

EL JUZGADO DE VIGILANCIA PENITENCIARIA

1. ASPECTOS GENERALES

Su origen está en LOGP de 1979 ocupando ese espacio de judicialidad la ejecución de la


pena privativa de libertad, es decir, que aún dentro de prisiones sea algo real la idea de
justicia. Además, hay que referirse que no solo la LOGP, sino también la ley del poder
judicial reconoce esa potestad jurisdiccional a los juzgados de vigilancia penitenciaria.

Hasta que se crean los juzgados de vigilancia penitenciaria, los tribunales se limitaban a
ordenar el ingreso de los penados en las cárceles y se olvidaban de ellos hasta su
excarcelación quedando en manos de la administración penitenciaria la ejecución
material de la pena y aunque tanto la LECrim como la LOGP si que reconocían tanto a
jueces como a fiscales la facultad de inspeccionar la ejecución de la pena de prisión, en
realidad esta atribución era poco concreta, lo cual derivaba en su falta de efectividad.

Esta situación chocaba en el art. 117 CE que afirma que la función jurisdiccional
corresponde a los jueces y tribunales juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado pero ahora
bien, sin querer entrar en más disputas (disquisiciones/controversias) doctrinales, el
problema radica en hasta donde ha de llegarse en la judicialización para la ejecución de
las penas privativas de libertad siendo el papel de la administración penitenciaria la de
órgano colaborador, es decir, no podemos olvidarnos de que lo importante es el contenido
de la pena y su forma de ejecución, es decir, quien tiene el control sobre la misma y por
tanto, quien maneja el modo de llevarse a cabo la privación de libertad que será el que
tenga el verdadero poder en el ejercicio de la potestad punitiva del Estado.
Lo importante en cuestiones penitenciarias es quien controla el modo de ejecución de la
pena privativa de libertad y en este sentido, parece que aún queda camino por recorrer
hasta llegar a lo que establece el art. 117 CE, (sirva como ejemplo el caso Gal en el que
tras la condena a un ministro y a un secretario de estado para la seguridad y tras un
indulto parcial de las penas que les habían sido impuestas, éstos son clasificados con
sospechosa rapidez en el tercer grado penitenciario, lo cual cuanto menos es chocante.)

En cuanto al juez de vigilancia penitenciaria español este se asemeja al modelo italiano


donde el control de la administración penitenciaria lo lleva a cabo un órgano especializado
entendiendo que es el auténtico órgano que puede garantizar los derechos de los reclusos
tanto de forma directa como en vía de recurso.
En España la creación de los juzgados de vigilancia penitenciaria dio lugar a sospechas en
dos ámbitos:

 En primer lugar, en relación a la propia administración penitenciaria, ya que este


nuevo órgano se le ve como un extraño que va a intervenir en un ámbito en el que
hasta el momento de su llegada era controlado exclusivamente por la
administración penitenciaria.
 En segundo lugar, el nacimiento del nuevo órgano no fue pacífico en relación a los
juzgados y tribunales que dictaban sentencia ya que con esta nueva estructura
había una nueva importante disminución en sus facultades ejecutivas, de tal
manera que la tenencia jurisprudencial sea interpretada de forma restrictiva sus
competencias.

En conclusión, el juzgado de vigilancia penitenciaria tiene carácter jurisdiccional y además


ha de velar por los derechos y libertades fundamentales de los presos en los términos que
se recoge en la CE y además es una garantía frente a la arbitrariedad de los poderes
públicos.
En definitiva, este juzgado no es sino la máxima expresión dentro de nuestro ordenamiento
jurídico de que la pena de privación de libertad queda judicializada.
En cuanto a la regulación de este juzgado está desarrollada en la LOGP y en el
Reglamento Penitenciario aunque hay que destacar la carencia de una auténtica
regulación procesal.

De la LO del Poder Judicial se desprenden cuales son las materias fundamentales en las
cuales se desarrolla la actividad del juzgado de vigilancia penitenciaria y son las
siguientes:

1. Las funciones jurisdiccionales previstas en la ley general penitenciaria en materia


de ejecución de penas privativas de libertad y de medidas de seguridad.

2. El control jurisdiccional de la potestad disciplinaria de las autoridades


penitenciarias.

3. El amparo de los derechos y beneficios penitenciarios de los internos en las


cárceles.

4. Tiene competencia desprovista de carácter imperativo propio de la función judicial


como es la de formular propuestas a la administración relativas a la organización y
desarrollo de los servicios de vigilancia, así como a la ordenación de la convivencia
interior en los establecimientos penitenciarios, también en lo relativo a la
organización y actividades de los talleres, asistencia médica y religiosa y en
general de las actividades referidas al tratamiento penitenciario.

2. COMPETENCIAS

A. Competencias relativas al art. 76 de la LOGP.

a) Adoptar todas las decisiones necesarias para que las resoluciones sobre
penas privativas de libertad se lleven a cabo asumiendo las funciones
que corresponderían a los jueces y tribunales sentenciadores. En base a
esto, parece que el juzgado de vigilancia penitenciaria se ha convertido en un
órgano de ejecución lo cual no es así; de hecho, la propia LOGP también
establece que el ingreso en prisión de un penado se hará mediante
mandamiento u orden del juzgado o tribunal sentenciador y la excarcelación en
el caso de libertad definitiva se lleve a cabo mediante aprobación por parte de
ese juzgado o tribunal sentenciador. Por tanto, no cabe sino concluir que
estamos ante una primera atribución de competencias en cierto modo carente
de contenido.

b) Resolver sobre las propuestas (competencias) de libertad condicional de


los penados. Aquí hay que añadir que la configuración de la libertad
condicional en la LOGP es un 4º grado a priori en el cumplimiento de la pena
privativa de libertad. Y su aprobación, sigue correspondiendo al juez de
vigilancia penitenciaria, pero a este respecto, en caso de que el liberado en
situación de libertad condicional cometa un nuevo delito o incumpla las normas
de conducta que se le han impuesto se le revocará esa libertad condicional y
deberá cumplir toda la pena sin que de la misma se reste el tiempo que ha
pasado en libertad.

c) Aprobar las propuestas que formulen los establecimientos penitenciarios


sobre beneficios penitenciarios que puedan suponer un acortamiento de
la condena. El único beneficio penitenciario que produce el efecto de acortar
una condena son las antiguas redenciones de penas por el trabajo recogidas
en el CP en 1973 y que subsisten tan solo con respecto a aquellos penados
que hoy en día todavía estén cumpliendo condena conforme a aquella
normativa.

En la legislación actual no existe beneficio penitenciario alguno que suponga


este efecto pues como beneficios penitenciarios están el adelantamiento de la
libertad condicional, y la propuesta de indulto; con respecto al primer caso
(propuesta adelantamiento de la libertad condicional) encaja en la formula de
beneficio penitenciario como acortamiento del tiempo de privación de libertad
pero no como acortamiento de la duración de la pena, y cuando es revocada la
suspensión de libertad condicional habrá de cumplirse el periodo suspendido; y
con respecto al segundo caso (propuesta de indulto) solo afectará a la duración
de la condena si el consejo de ministros o la autoridad competente así lo
aprueba.

d) Aprobar las sanciones de aislamiento en celda cuando la duración es


superior a 14 días y también resolver por vía de recurso las
reclamaciones que formulen los internos sobre sanciones disciplinarias.
La potestad sancionadora en el ámbito penitenciario en términos generales
corresponde a la administración penitenciaria con la única excepción de esa
aprobación del aislamiento superior a 14 días, en cuyo caso, sin la aprobación
del juez de vigilancia penitenciaria no habría sanción.

Esta aprobación lo es con independencia de que la misma derive de un solo


expediente o de varios expedientes.

e) Resolver en base a los estudios de los equipos de observación y de


tratamiento los recursos referentes a la clasificación inicial y a las
progresiones o regresiones de grado. En general, la competencia para
acordar/ aprobar estas cuestiones (progresiones, regresiones…) corresponde a
la administración. Es el centro directivo el que decide la clasificación inicial de
un preso en base a lo que propone la junta de tratamiento y es la decisión del
centro directivo la que puede recurrir el preso ante el juez de vigilancia
penitenciaria. No cabe acudir directamente al juzgado de vigilancia
penitenciaria para pedir una revisión de la clasificación pues la fórmula correcta
de proceder es recurrir esa decisión administrativa ya sea de clasificación
inicial, ya sea de revisión pues tal potestad clasificatoria corresponde a la
administración penitenciaria.

En estas cuestiones se exceptúa el caso de los presos mayores de 70 años y


el de los enfermos con enfermedades incurables en el caso de la clasificación
en tercer grado que solo puede ser acordada por el juez de vigilancia
penitenciaria. Corresponde también al juez de vigilancia penitenciaria aprobar
la aplicación del llamado régimen de flexibilidad que implica aplicar a un interno
características propias de diversos grados de clasificación en base a la
imposibilidad de llevar a cabo un determinado programa de ejecución de otra
forma.

f) Acordar lo que proceda sobre las peticiones o quejas que los reclusos
formulen en relación al régimen y el tratamiento penitenciario en cuanto
afecte a los derechos fundamentales y a los beneficios penitenciarios de
los internos. Aquí cabe concluir desde aspectos elementales de la vida del
interno como alimentación, asistencia médica, comunicaciones… hasta
aspectos relativos a su situación penitenciaria como pueden ser redenciones…
El presupuesto que se tiene que dar en todo caso es que esté afectado un
derecho fundamental o un beneficio penitenciario pues solamente en estos
casos, cabe recabar su intervención. En este sentido la respuesta de este
juzgado no es indiscriminada pues hay cuestiones que aún afectando a un
derecho del interno no puedan ser atendidas obligatoriamente por el juzgado
de vigilancia penitenciaria.

g) Realizar las visitas a los establecimientos penitenciarios previstas en la


LECrim, aunque a propósito de esto, hay que añadir, que solo refiere esta ley
las visitas a los internos sometidos a la medida cautelar de prisión preventiva,
pero la práctica ha permitido que se llene de otros contenidos a estas visitas,
más allá de lo que establece la LECrim.

h) Autorizar los permisos de salida cuya duración sea superior a dos días.
Se refiere a los permisos extraordinarios, que tienen un carácter regimental y
han de ser aprobados por el juzgado de vigilancia penitenciaria, solo en el caso
que se refiera a internos clasificados en primer grado.

También hay que hacer referencia al caso de denegación de un permiso por la


junta de tratamiento, ya sea ordinario o extraordinario; y el penado puede
recurrir ante el juzgado de vigilancia penitenciaria.

Conforme al Reglamento Penitenciario, hay que añadir las salidas


programadas, que presentan un gran parecido con los permisos, que tendrán
que ser aprobadas por el juzgado de vigilancia penitenciaria cuando se refieran
a internos clasificados en segundo grado y que superen la duración de dos
días.

i) Conocer del paso a los establecimientos de régimen cerrado de los


reclusos a propuesta del director del centro

B. Competencias en la legislación penal

1. MEDIDAS DE SEGURIDAD:

Durante la ejecución de las medidas de seguridad, el juez o tribunal que dicta


sentencia tiene que acordar el mantenimiento, sustitución o suspensión de dichas
medidas, previa propuesta del juzgado de vigilancia penitenciaria, cuando se trate
de una medida de seguridad privativa de libertad.

Por otro lado, también se da intervención al juzgado de vigilancia penitenciaria


durante el proceso de concreción y seguimiento de la medida de libertad vigilada,
que se ha de cumplir después de una pena privativa de libertad, sirva como
ejemplo los casos de supuestos de terrorismo o los casos de delitos contra la
indemnidad sexual.

Según los efectos que haya producido el tratamiento penitenciario en el penado, se


hará la propuesta del juez de vigilancia penitenciaria, y dentro del seguimiento de
la medida, anualmente, el juez de vigilancia penitenciaria deberá de elevar una
propuesta de mantenimiento, sustitución o suspensión.

2. PERIODOS DE SEGURIDAD:

Los periodos de seguridad, pretenden garantizar un mínimo de contenido aflictivo


de ciertas medidas. Se distinguen dos supuestos a modo de ejemplo:
 Cuando se trata de condenas a penas de prisión de más de 5 años y el
juez o tribunal sentenciador así lo acuerdan; y la clasificación en tercer
grado no podrá efectuarse hasta el cumplimiento de la mitad de la
condena. Estamos ante un periodo de seguridad potestativo, y aquí el
juez de vigilancia penitenciaria, teniendo en cuenta las circunstancias del
reo y la evolución del tratamiento reeducador, podrá perdonar ese periodo
de seguridad. (cumplir la mitad de la condena para poder avanzar de
grado; pero en función de las circunstancias y la evolución puede
perdonarse ese tiempo para pasar de grado).

 En los delitos de terrorismo, en los delitos cometidos dentro de


organizaciones criminales, en los delitos que ocurran abusos sexuales a
menores (de 13 años), en delitos de prostitución y corrupción de menores y
en las condenas de pena de prisión de más de 5 años, llevan implícito por
disposición de ley el periodo de seguridad, de manera que no se puede
clasificar a un interno en tercer grado hasta que cumpla la mitad de la
condena. (Por disposición de ley)

3. ABONO (DESCUENTO) DE LA PRISIÓN PREVENTIVA A CAUSA DISTINTA DE


LA QUE SE GENERÓ:

Podrá acordarse de oficio o a petición del penado, y previa comprobación de


que no ha sido abonada en otra causa por el juez de vigilancia penitenciaria,
previa audiencia del ministerio fiscal. Solo procederá el abono cuando dicha
medida cautelar de prisión provisional sea posterior a los hechos delictivos que
motivaron la pena a la que se pretende abonar.

4. PENA DE TRABAJOS EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD:

El CP, en relación a los trabajos en beneficio de la comunidad atribuye el


control de su ejecución al juez de vigilancia penitenciaria, que para tal fin
requerirá informes sobre el desempeño del trabajo (a la entidad pública o
asociación de interés general en donde preste los servicios: ayuntamiento,
ONG…).

El servicio de gestión de penas y medidas alternativas, previa entrevista con el


penado, elabora un plan de ejecución que es provisionalmente ejecutivo,
elevándose posteriormente al juzgado de vigilancia penitenciaria para su
aprobación. Este servicio, hechas las verificaciones necesarias, también se va
a encargar de comunicar al juez de vigilancia penitenciaria las incidencias
sobre la ejecución de la pena, en relación a los siguientes hechos:

 Si se ausenta del trabajo, durante al menos, dos jornadas laborales (sin


justificar).
 Si su rendimiento fuera sensiblemente inferior al mínimo exigible.
 Si se opusiera o incumpliera de forma reiterada las instrucciones que se
le dieran por el responsable.
 Si por cualquier otra razón, resulta que su conducta fuera tal, que el
responsable de trabajo se negará a seguir teniéndole en el centro.

Una vez valorado el informe, el juez de vigilancia penitenciaria, podrá acordar


su ejecución en el mismo centro, enviar al penado para que finalice la
ejecución en otro centro, o podrá concluir que el penado a incumplido su pena.
5. ENAJENACIÓN MENTAL DE APRECIACIÓN SOBREVENIDA:

El CP regula 2 supuestos relativos a la apreciación después de pronunciar la


sentencia firma; y se trata sobre la apreciación en el penado de una situación
duradera de trastorno mental grave, que le impida conocer el sentido de la
pena. Dos supuestos:

 Si se trata de una pena privativa de libertad, el juez de vigilancia


penitenciaria suspenderá la ejecución de esa pena, garantizando que
reciba asistencia médica, para lo cual podrá decretar la imposición de
una medida de seguridad (privativa de libertad), pero que en ningún
caso podrá ser más grave que la pena que sustituye.

 Si se trata de una pena de distinta naturaleza, el juez de vigilancia


penitenciaria deberá apreciar si la situación del penado le permite
conocer el sentido de la pena, y en ese caso se suspenderá la
ejecución de la pena, imponiendo las medidas de seguridad oportunas.

Una vez restablecida la salud mental del penado, el penado cumplirá la


sentencia si no hubiera prescrito sin prejuicio de que el juez pueda dar
extinguida la condena o pueda reducir su duración en la medida de que el
cumplimiento de la pena resulte contraproducente.

6. REVOCACIÓN DE LA SUSPENSIÓN DE LA PENA DE PRISIÓN PERMANENTE


REVISABLE:

La LO del 2015, introduce en nuestro ordenamiento jurídico la denominada


pena de prisión permanente revisable, la cual, en principio, implicaría una
privación de libertad indefinida. El legislador, para salvar la constitucionalidad
de la nueva pena establece que es susceptible de ser suspendida, una vez que
transcurran unos plazos mínimos de confinamiento, que oscilan entre los 25 y
los 30 años.

La decisión sobre la suspensión de la pena de prisión permanente revisable


corresponde al tribunal sentenciador, sin embargo, de forma inexplicable, el CP
atribuye la decisión sobre la revocación de la suspensión de la pena de prisión
permanente revisable al juez de vigilancia penitenciaria. (Tienen que estar los
dos de acurdo). Es una defectuosa técnica legislativa, pues carece de toda
lógica dar intervención a un órgano jurisdiccional (al juez de vigilancia
penitenciaria) que no ha intervenido hasta ese momento.

C. Otras competencias en la legislación penitenciaria

Tanto en la LO General Penitenciaria, como en el reglamento penitenciario, hay


muchos preceptos que contienen referencias al juez de vigilancia penitenciaria, y
dichos preceptos intentan garantizar el máximo respeto a los derechos fundamentales
del recluso, y a aspectos relacionados con la pena. Nos referimos a los siguientes:

1. ACUERDOS DE LA ADMINISTRACIÓN PENITENCIARIA RESTRICTIVOS DE


DERECHOS FUNDAMENTALES:

 Restricción de las comunicaciones: La LO General Penitenciaria y el


Reglamento Penitenciario permiten que las comunicaciones orales
puedan ser restringidas, suspendidas, intervenidas o denegadas
mediante resolución motivada por el director del establecimiento
penitenciario y con informe previo de la junta de tratamiento (si se
fundamenta en el tratamiento). Esta decisión se notifica al interno y al
juez de vigilancia penitenciaria; y recibida dicha notificación, el juez de
vigilancia penitenciaria tendrá que pronunciarse al respecto.

La suspensión o intervención de las comunicaciones con el abogado o


con el procurador solo puede ser acordada por orden de la autoridad
judicial, pero será el juez de instrucción el que de la orden y solo en los
supuestos de terrorismo.

 Medios coercitivos: Son aquellos elementos de fuerza a los cuales


pueden recurrir los funcionarios para reducir a un interno que presente
alteración o resistencia a las órdenes, y que sin su empleo, no podría
restablecerse el orden. Los medios serían: aislamiento provisional, la
fuerza física personal, las defensas de goma, los aerosoles de acción
adecuada y las esposas.

Su adopción o cese, se comunica inmediatamente al juzgado de


vigilancia penitenciaria, detallando expresamente los hechos que
hubieran dado lugar a su utilización. Al estar en juego la integridad
física, así como una especial restricción en la libertad del interno, de tal
manera que pueda afectar a sus derechos fundamentales, existe una
necesidad de pronunciamiento judicial.

 Limitación de la tenencia de publicaciones: El reglamento


penitenciario permite retirar al interno aquellas publicaciones que
carezcan de depósito legal (panfletos) con excepción de las editadas
en el propio centro penitenciario y de las que atenten contra la
seguridad y buen orden del establecimiento, lo cual se notifica al
interno y al juez de vigilancia penitenciaria, afectando al derecho de la
información.

2. COMUNICACIONES RELATIVAS A DECISIONES QUE AFECTEN AL RÉGIMEN DE


VIDA O A LA UBICACIÓN DEL INTERNO:

 Limitaciones regimentales: El Reglamento Penitenciario recoge las


denominadas limitaciones regimentales, es decir, restricciones en la
forma de vida del interno. Podemos ver dos supuestos:

o Las limitaciones impuestas al interno para conseguir la


seguridad del resto de la población reclusa. Responden a un
principio de salvaguarda del orden y de seguridad del centro.

o Las impuestas para proteger al propio interno. Entra en juego el


deber que pesa sobre la administración de preservar la vida e
integridad de las personas privadas de libertad.

Se trata de una decisión que ha de ser comunicada al juez de vigilancia


penitenciaria, pues supone una excepción respecto al régimen de vida
que se corresponde con la clasificación. Su duración ha de ser
imprescindible, no puede ser indefinida y se debe promover el traslado
del recluso a otro establecimiento de características similares, para
posibilitar el levantamiento de las limitaciones regimentales, de no ser
posible solventar la situación en el centro.
 Exceso de permanencia del interno en el departamento de
ingresos: La estancia en el departamento de ingresos será como
máximo de 5 días y solo podrá alargarse por motivos sanitarios o de
seguridad, informando de esta situación al juez de vigilancia
penitenciaria correspondiente.

 Comunicación de los traslados: El traslado de los penados se


comunica al juez de vigilancia penitenciaria y el de los preventivos se
comunica a la autoridad de la cual dependan.

 Traslado de menores de 21 años a departamentos de adultos: El


traslado de estos menores de 21 años lo adopta la junta de tratamiento,
y se pone en conocimiento del juez de vigilancia penitenciaria,
especialmente teniendo en cuenta las características de esta clase de
módulos y las actividades que se desarrollan en los mismos
(fundamentalmente las de carácter educativo).

3. COMUNICACIONES DE DECISIONES QUE AFECTAN AL TRATAMIENTO:

El cumplimiento en unidades dependientes o en unidades extra penitenciarias,


así como el control por medios telemáticos a los internos en tercer grado, al ser
situaciones que en cierta medida implican una excarcelación, ha de ser
comunicado al juez de vigilancia penitenciaria .

4. COMUNICACIONES DE CUESTIONES SANITARIAS:

 Intervenciones forzadas: Para las personas en libertad, cualquier


intervención de carácter médico sanitario, salvo casos de urgencia y
salvo casos de ciertos supuestos de salud pública, precisa el
consentimiento informado del paciente. Para un interno, si la regla
general es el consentimiento, no cabe la negativa a la recepción del
tratamiento médico en dos supuestos:

o Cuando corre peligro la vida del sujeto.


o Cuando se genere un riesgo para terceros.

Para evitar el peligro de actuaciones arbitrarias, se impone la


intervención en ambos casos del juzgado de vigilancia penitenciaria.

De todas formas, es un tema introvertido, con independencia de que el


interno pretenda fines ilegítimos con su negativa, sirva como ejemplo el
caso de una Sentencia del TS, en donde se declara la responsabilidad
al Estado en un supuesto donde un interno se negó a seguir el
tratamiento médico prescrito, imponiendo la Administración
Penitenciaria el tratamiento profiláctico para las infecciones
clínicamente diagnosticado.

 Ingresos de penados en centros hospitalarios: El traslado de penados a


centros hospitalarios extra penitenciarios se deberá de poner en
conocimiento del juez de vigilancia penitenciaria cuando se trate de
penados y en conocimiento de la autoridad de la que dependan cuando
se trate de privativos.
3. ASPECTOS PROCESALES

La regla general es que los juzgados de vigilancia penitenciaria ejerzan su jurisdicción en


relación con los centros penitenciarios que tengan asignados, y al margen de esto, tiene
un carácter especial el caso de las personas sujetas a la jurisdicción de la Audiencia
Nacional, que dependen del juzgado central de vigilancia penitenciaria.

Los legitimados para actuar como partes ante el juzgado de vigilancia penitenciaria son el
Ministerio Fiscal y el interno (o el que está en libertad condicional), ya que la función del
juzgado de vigilancia penitenciaria es el control de la ejecución material de la pena, que
está en manos de la Administración Penitenciaria, y salvaguardar los derechos de las
personas privadas de libertad. No existe un interés de la Administración Penitenciaria, pero
existe un interés de la justicia en general.

La intervención del letrado solo es necesaria para formular recurso de apelación. También
la víctima podrá recurrir los autos judiciales de exoneración de los periodos de seguridad y
de la libertad condicional en ciertos delitos.
No existe un procedimiento de actuación específico ante el juzgado de vigilancia
penitenciaria, pero se tienen que garantizar los principios de defensa, audiencia y
contradicción. De acurdo a la LO del Poder Judicial, existen cuatro clases de recursos:

 Recurso de reforma: Cabe interponerlo contra todas las decisiones


del juez de vigilancia penitenciaria.

 Recurso de apelación: Cabe interponerlo contra las decisiones del


juez de vigilancia penitenciaria y es competente para resolverlo la
audiencia del lugar donde se encuentre el establecimiento
penitenciario.

 Recurso de queja: Se interpone frente la inadmisión de trámite de un


recurso de apelación.

 Recurso de casación: Solo es admisible para unificación de doctrina.

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