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El cerebro, situado en la cavidad craneal, es el órgano principal del SNC y controla la mayoría
de las funciones cognitivas, sensoriales y motoras del cuerpo. Se divide en diferentes regiones,
cada una con funciones específicas. La corteza cerebral, una capa externa de tejido altamente
plegado, es responsable del pensamiento consciente, la memoria, el lenguaje y la percepción
sensorial. Está compuesta por diferentes lóbulos, como el frontal, parietal, temporal y occipital,
que desempeñan roles específicos en el procesamiento de información.
La médula espinal, por otro lado, se encuentra protegida por la columna vertebral y se extiende
desde el cerebro hasta la región lumbar de la columna. Actúa como un conductor de
información entre el cerebro y el resto del cuerpo. Está compuesta por un haz de nervios que
transmiten señales sensoriales hacia el cerebro y señales motoras desde el cerebro hacia los
músculos y órganos. La médula espinal también juega un papel fundamental en los reflejos,
como retirar la mano rápidamente al tocar un objeto caliente.
Tálamo
El tálamo es una región simétrica que se encuentra en el centro del cerebro, ubicada entre los
hemisferios cerebrales derecho e izquierdo. Forma parte del diencéfalo, una de las principales
divisiones del encéfalo. Su forma se asemeja a un par de huevos alargados y su tamaño es
aproximadamente del tamaño de una nuez.
Una de las funciones principales del tálamo es actuar como una estación de relevo o "puerta de
entrada" para la información sensorial que se dirige hacia la corteza cerebral. La mayoría de
los sistemas sensoriales del cuerpo, como la vista, el oído, el tacto y el gusto, envían señales al
tálamo antes de llegar a la corteza cerebral. El tálamo filtra y modula esta información sensorial
antes de transmitirla a la corteza cerebral, donde se procesa y se generan respuestas.
Cada núcleo del tálamo tiene funciones específicas y está conectado con regiones específicas
de la corteza cerebral. Por ejemplo, el núcleo ventral posterior recibe información táctil, de
temperatura y dolorosa de todo el cuerpo y la transmite a la corteza somatosensorial, donde se
procesa y se genera la percepción sensorial.
Los ganglios basales están conectados con otras partes del cerebro, incluyendo la corteza
cerebral, el tálamo y el cerebelo, a través de circuitos neuronales complejos. Estas conexiones
permiten la comunicación y la integración de la información entre diferentes regiones
cerebrales.
Cuando los ganglios basales no funcionan correctamente, pueden surgir trastornos del
movimiento. Algunos ejemplos de trastornos del movimiento asociados con los ganglios basales
incluyen la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Huntington, la distonía y el síndrome
de Tourette.
Además de los trastornos del movimiento, los ganglios basales también están implicados en
trastornos neuropsiquiátricos como el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la esquizofrenia y
el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Estos trastornos están asociados
con alteraciones en los circuitos de los ganglios basales y pueden afectar tanto a los síntomas
motores como a las funciones cognitivas.
En resumen, el Sistema Nervioso Central es una estructura compleja y organizada que controla
y coordina las funciones del cuerpo humano. Comprende el cerebro y la médula espinal, que
trabajan en conjunto para procesar información, regular respuestas corporales y permitir la
comunicación entre las diferentes partes del cuerpo. La organización estructural anatómica del
SNC incluye el cerebro dividido en regiones funcionales, la médula espinal como conductor de
información y la presencia de neuronas, células gliales y sistemas de sustancias químicas como
neurotransmisores. El estudio detallado de esta organización es esencial para comprender el
funcionamiento y los trastornos del Sistema Nervioso Central.