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NIKOLA TESLA

MI VIDA, MI INVESTIGACIÓN
Discovery Publisher
Título original : Nikola Tesla: Ma Vie, Ma Recherche
@2014, Discovery Publisher
Todos los derechos están reservados.

Para la edición española :


©2015, Discovery Publisher
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peración de datos, sin el permiso escrito de la editorial.

Autor : Nikola Tesla


Traductores : Pedro José Barrios Rodríguez,
Ramón Felipe Rodríguez López

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I NIKOLA TESLA • MI VIDA, MI INVESTIGACIÓN

TABLA DE CONTENIDOS

Mi Vida, Mi Investigación 1

Introducción3

Mis Inventos 21

Capítulo I Mi Infancia 23

Capítulo II Mis primeros descubrimientos 35

Capítulo III Mis posteriores trabajos 47

Capítulo IV El descubrimiento de la bobina y del


transformador de Tesla 59

Capítulo V El transmisor-amplificador 69

Tesla y Ciencia 83

La ciencia de los teleautómatas 85

Edison y Tesla 102


La ciencia védica 103

El fin de un genio 105

El coche eléctrico de Nikola Tesla 108


Los coches eléctricos caen en el olvido 110

Y llegó Nikola Tesla 111

La historia del « arrow-ether » 113

El misterioso enigma 115

I • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


El problema de aumenta la energía humana 117
El motor de la humanidad — La energía del movimiento
— Las tres formas de aumentar la energía humana 117

Primera pregunta : ¿Cómo aumentar la masa humana?


— La combustión del nitrógeno atmosférico 122

Segunda pregunta : ¿Cómo reducir las fuerzas que frenan la


prosperidad de la de la humanidad? — El arte de los teleautómatas 131

Tercera pregunta : ¿Cómo aumentar la fuerza de aceleración de la


masa humana? — La explotación de la energía solar 144

La fuente de la energía humana — Los tres métodos de explotación


de la energía solar 147

Las grandes posibilidades que el hierro ofrece para aumentar la


productividad de la humanidad — El terrible despilfarro en la
fabricación de hierro 149

Nuevo procedimiento para la producción económica de hierro 151

La era inminente del aluminio — El decaimiento de la industria del


cobre — El gran potencial económico de este nuevo metal 154

Trabajos para obtener más energía del carbón — La transmisión de la


electricidad — El motor de gas — La batería de carbón frío 158

La energía del entrono — El molino de viento y el motor solar


— La energía motriz obtenida del calor terrestre
— La electricidad procedente de fuentes naturales 162

El abandono de los métodos tradicionales — Las posibilidades


que ofrece un motor o una máquina “automática”, inanimada y, sin
embargo, capaz de extraer energía del medio como si de una criatura
viva se tratase — El método ideal de producir una fuerza motriz 166

Primeros esfuerzos para construir un motor automático — El oscilador


mecánico — Los trabajos de dewar y linde — El aire líquido 171

El descubrimiento de las propiedades desconocidas de la atmósfera


— Extraños experimentos — Transmisión de electricidad por medio de
un cable sin retorno — Transmisión sin cables a través de la tierra 175

Telegrafía sin cables — El secreto del acompasamiento — Errores en los


estudios hertzianos — Un receptor con una sensibilidad extraordinaria 179

Discovery Publisher Biografías • II


III NIKOLA TESLA • MI VIDA, MI INVESTIGACIÓN

Desarrollo de un nuevo principio — El oscilador eléctrico — producción


de inmensos “movimientos” eléctricos — La tierra responde al ser humano
— La comunicación interplanetaria entra en campo de la probabilidad 186

La transmisión inalámbrica de electricidad a cualquier distancia es


factible — Los mejores métodos para aumentar la fuerza de aceleración
de la masa humana 193

Galería de fotos 199 — 301

III • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


NIKOLA TESLA
MI VIDA, MI INVESTIGACIÓN
INTRODUCCIÓN 3

INTRODUCCIÓN

« Mis inventos », los artículos de revista que constituyen el siguiente


capítulo de este libro, fueron escritos por Tesla en 1919. Por entonces
tenía sesenta y tres años y el apogeo de su carrera ya había pasado. No
obstante, todavía gozaba de una gran notoriedad pública cuyas raíces
eran profundas : a los treinta y un años — cuatro años después de haber
emigrado de Europa a Estados Unidos en 1884 — había presentado
pomposamente ante el mundo su sistema polifásico de corriente alter-
na, el sistema eléctrico utilizado universalmente* en nuestros días. El
sistema de corriente continua de Edison, que acababa de ser presenta-
do a comienzos de la década de 1880, fue destronado por el sistema de
Tesla con el cambio de siglo.
El periodo más fecundo para Tesla fueron los últimos años del si-
glo XIX. La sonora inauguración, en 1895, de la enorme central hi-
droeléctrica polifásica en las cataratas del Niágara fue de por sí una
garantía de celebridad, aunque por aquella época ya había comenzado
sus investigaciones en el increíble campo de las vibraciones eléctricas
y mecánicas de « alta frecuencia ». Tesla sorprendió a sus compañeros
de profesión con sus osciladores mecánicos, que vibraban varios miles
de veces por segundo y eran capaces de desintegrar el acero. Sus oscila-
dores eléctricos, liberados de la inercia mecánica, producían corrientes
que vibraban incluso a mayor velocidad (denominadas « alternas »), y
que parecían provistos de propiedades mágicas. Durante la década de
1890, estas corrientes eléctricas de alta frecuencia fueron muy conocidas
con el nombre de « corrientes de Tesla ». Cuando Tesla dio a conocer
este sistema eléctrico polifásico en 1888, revolucionó la manera en que
la humanidad utilizaba la electricidad. Sin embargo, el asombroso des-

* Tesla, Nikola. « Un nuevo sistema de motores y transformadores de corriente


alterna ». Memorias del Instituto Americano de Ingenieros Electrotécnicos, vol.
5 : 308-324.

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4 INTRODUCCIÓN

cubrimiento de las ondas de radio, anunciado por Heinrich Hertz ese


mismo año, fue más impactante que la famosa « batalla » entre Tesla y
Edison a propósito de sus sistemas de corriente alterna o continua. Con
Hertz, se hizo posible la comunicación inalámbrica. Ahora bien, antes
de que la radio se convirtiera en una realidad, se llevaron a cabo otros
descubrimientos igual de impactantes : electrones, rayos X y radiacti-
vidad se incorporaron rápidamente al vocabulario. Había comenzado
una era moderna de extraordinarios cambios, como resultado del rápido
crecimiento de la población mundial, así como de su dominio — cada
vez más perfecto — de la electricidad como fuente de luz artificial. Su
conocimiento de las corrientes de alta frecuencia, colocó a Tesla a la
cabeza de la investigación sobre los rayos X, la diatermia, las descargas
luminosas, la robótica y la radio. Sus conferencias sobre estas y demás
cuestiones tuvieron un éxito rotundo. Sus trabajos alcanzaron su punto
álgido en 1899, al realizar la demostración de un barco teledirigido, y
muy perfeccionado, en la ciudad de Chicago. Ese mismo año, constru-
yó un gigantesco transmisor inalámbrico experimental en Colorado.
Desgraciadamente, las teorías no muy ortodoxas de Tesla sobre la
transmisión inalámbrica (que él consideraba más como un fenómeno
de conducción de la corriente a través del aire o de la tierra que como
la libre propagación de las ondas por el espacio) y su obstinación en
querer transmitir electricidad y mensajes de modo inalámbrico, im-
pidieron que sus trabajos pioneros en este campo fuesen reconocidos
oficialmente en Estados Unidos durante varios años. En 1943, algunos
meses después de su muerte, la Corte Suprema decretó la nulidad de
la patente americana de la radio de Marconi, fallando a favor de los
trabajos anteriores de Tesla, Oliver Lodge y John Stone*. Esta tardía
anulación de la decisión judicial, tomada un cuarto de siglo antes y que
había beneficiado a la patente de Marconi, es ejemplar. Según el dicho
americano, es una manera de cerrar la puerta del establo después de que
los caballos, no solo se hayan escapado desde hace largo tiempo, sino
también de que hayan muerto de vejez. En otras palabras, puso punto
* Sociedad Americana Marconi de Telegrafía Inalámbrica contra Estados Unidos
[Sesión de octubre de 1942] 320 (Corte Suprema de Estados Unidos), 1-80.

4 • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


INTRODUCCIÓN 5

y final a una cuestión pasada y caduca, pues todas las patentes en cues-
tión habían caducado y sus poseedores, fallecido. Respecto al deman-
dante — Marconi Wireless Telegraph Company of America — había
sido absorbido desde hacía tiempo por Radio Corporation of America,
perteneciente al Estado. El demandado en el proceso era el Gobierno de
Estados Unidos, que se había apropiado de toda la tecnología de radio
durante la Primera Guerra Mundial, sin pagar los derechos de autor a
la sociedad Marconi. Debido a que se falló la nulidad en mitad de la
Segunda Guerra Mundial, no se le prestó demasiada atención, y ni si-
quiera la Corte Suprema consiguió acabar con el prestigio de Marconi,
que duraba ya treinta años.
La hermosa carrera de Tesla en el campo de la radio fue eclipsada, ya
desde comienzos del siglo XX, por los numerosos éxitos de la sociedad
Marconi : en 1901 y 1902 las transmisiones transoceánicas de Marconi
revolucionaron las relaciones públicas. No hay ninguna duda de que
Marconi se inspiró en gran parte de los trabajos de Tesla, entre otros.
Sin embargo, su sistema era menos ambicioso y menos caro que el de
Tesla. Después de 1902, Tesla ya no supo reunir el capital necesario para
terminar la construcción de su transmisor gigante de Long Island, que
había comenzado en 1901, y cuyo arquetipo era la instalación experi-
mental de Colorado. Su posición en el campo de la radio era precaria,
aunque pudo obtener patentes potencialmente lucrativas de su técnica
inalámbrica. A pesar de ello, no disponía de socios ni de inversores, de
manera que no pudo defender estas patentes de forma eficaz.
Antes de la guerra, Tesla se dedicó principalmente al desarrollo de una
turbina sin aspas, simple pero potente, cuyo éxito le permitiría rescatar
del olvido su sistema inalámbrico. A las puertas de la guerra, el empe-
rador Guillermo, entre otros, se había dejado seducir por la turbina de
Tesla, pero su desarrollo suponía un coste exorbitado, y los intereses
de la posguerra no eran equiparables a las expectativas de la preguerra.
La contienda acabó con la última esperanza de Tesla en su lucha con
Marconi. Había presentado apelaciones ante los tribunales franceses,
puesto que algunos expertos galos pensaban poder terminar con el mo-

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6 INTRODUCCIÓN

nopolio de la sociedad Marconi*.


« Mis inventos » se publicaron durante el Tratado de Versalles. Tesla
tenía muy presente la Sociedad de Naciones cuando redactó el capítu-
lo sexto. Sin embargo, no cayó en la cuenta de lo oportuno que era el
momento elegido para publicar un balance de su carrera de inventor,
dado que su gloria creativa ya no era la de antes, aunque continuase
trabajando inspirándose en multitud de ideas que aún rondaban en su
memoria. Sin duda alguna, su autobiografía habría sido mejor recibida
dos décadas antes de la guerra, cuando se encontraba en el apogeo de
su creatividad. Además, su editor, P.F. Collier, hombre rico y amigo de
Tesla, le había animado a hacerlo diciéndole que de esa forma ambos
ganarían mucho dinero, pero en aquella época Tesla estaba demasiado
ocupado y convencido de que tendría una larga vida. Por lo tanto, siem-
pre se había negado a encargar a alguien la redacción de su biografía,
afirmando que él mismo se ocuparía de ello cuando tuviese ciento vein-
ticinco años y hubiera terminado sus investigaciones. Es una lástima
que el destino pusiera un término « precoz » a sus trabajos, y el hecho
de que dedicase algo de tiempo a escribir sobre sí mismo resulta ser de
poca consolación.
Hugo Gernsback, editor de la revista Electrical Experimenter en la que
fueron publicados « Mis inventos », le había estado suplicando duran-
te más de diez años que escribiese artículos sobre sus trabajos. Incluso
ofreció a Tesla que fueran socios, con la esperanza de hacer que aquel
nombre tan célebre figurase en la lista de los colaboradores de la revis-
ta†. El entusiasmo de Gernsback no se debía solo al hecho de que él
mismo fuese admirador de Tesla desde hacía mucho tiempo, sino tam-
bién porque sabía que su nombre formaba parte de aquellos capaces
de provocar un efecto mágico : su tan controvertida reputación podría
contribuir a las ventas de la revista. Los artículos de Tesla publicados en
Electrical Experimenter se hicieron muy populares y dejaron huellas tan
* Girardeau, Émile. « Pourquoi, Nikola Tesla, Créateur de la Radio-Électricité, a-
t-il été longtemps méconnu? » (originalmente en Belgrado, 1938). Reimpreso en
Hommage á Nikola Tesla. Belgrado, 1961.
† Carta de Hugo Gernsback a Tesla, 25 de mayo de 1929. Museo Tesla, Belgrado.
Extracto de la colección de Kenneth Swezey. Instituto Smithsonian.

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INTRODUCCIÓN 7

profundas que, incluso actualmente, un número considerable de perso-


nas piensan en Gernsback al oír o leer el nombre de Tesla. Sin embargo,
la imagen dejada por Gernsback es más bien la de un editor y autor de
ciencia-ficción, y la asociación con Tesla, aunque breve e intensa, hizo
un flaco favor a la reputación del inventor en los círculos científicos.
Durante las dos décadas que siguieron a la publicación de « Mis inven-
tos », Tesla pasó cada vez más por un « inventor visionario sin cartera »,
inclinado a hacer declaraciones extravagantes a la prensa. Esa imagen
pública en el crepúsculo de su vida condujo a deformar profundamente
la percepción que los demás tenían de él, razón por la cual es necesario
considerar los orígenes de la controvertida reputación de Tesla y los de
su particular relación con la prensa. Tesla siempre fue un visionario y
« Mis inventos » dan muestra de ello. A partir del momento en que con-
siguió la atención del público, no dudó en expresar sus astutas profecías
y sus ambiciosas afirmaciones. No obstante, ya que sus patentes fueron
rápidamente consideradas como las más valiosas de la historia y creaba
nuevos inventos a una velocidad de vértigo, sus declaraciones, aunque
sorprendentes, eran consideradas perfectamente creíbles.
La realidad superaba la ficción en la década de 1890, y Tesla no era el
único en tener aquellos sueños revolucionarios. Quizás no sea casuali-
dad que dicha década fuese también la de los años de gloria de la prensa
sensacionalista, encantada con los inventores en general y con Tesla en
particular. Sus sorprendentes investigaciones sobre la alta frecuencia y
sus demostraciones de magia científica ante los millonarios entre los que
se codeaba ; sus numerosas excentricidades, su carácter exuberante, su
dominio de varias lenguas y sus conocimientos literarios ; su inclinación
a fantasear acerca de las condiciones futuras con más o menos compla-
cencia... ; todo ello le permitió convertirse en el favorito de los editores
como, por ejemplo, sus amigos Hearst y Collier. Esta preferencia estaba
lejos de ser unánime entre sus compañeros : por una parte, era un soli-
tario, algo que algunos de ellos aprendieron leyendo las historias extra-
vagantes en la prensa ; por otra parte, su carrera fue asociada a la de las
« patentes Tesla » después de que la compañía Westinghouse adquiriera
su propiedad exclusiva. La amargura de numerosos inventores rivales fue

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8 INTRODUCCIÓN

manifiesta cuando descubrieron que los progresos en sus trabajos sobre


la corriente alterna eran frenados constantemente por los abogados de
la compañía Westinghouse, determinados a denunciar — algunos dicen
que perseguir — a cualquiera que intentase inmiscuirse en los derechos de
las patentes. La compañía se debilitó en la década de 1890 debido a los
elevados costes del desarrollo del sistema polifásico y a los altibajos que
la economía sufría en aquella febril época de la industrialización ameri-
cana. Jugando su carta de las « patentes Tesla » para obtener el máximo
resultado, la compañía pudo acabar con las ambiciones monopolizado-
ras de General Electric. La estrategia de Westinghouse fue coronada
de éxito : la aparente solidez de las patentes — anteriores a su examen
judicial — llevó a General Electric a aceptar una « licencia compartida »
de las patentes con Westinghouse. General Electric se convirtió en el
miembro principal de esta asociación. No obstante, ambas empresas
eran libres de fabricar una gama completa de productos, mientras que
otros competidores más modestos fueron neutralizados. Este acuerdo
era contrario a la ley Sherman (ley antitrust) de 1911, pero en aquella
época, el duopolio que aún dominaba el mercado estadounidense supo
protegerse bien. Es difícil no sentir la frustración de magníficos inven-
tores como William Stanley, quien al salir mal parado de un enfren-
tamiento entre sociedades, la tomó con el cártel de patentes e injurió
el nombre de Tesla. En realidad, Tesla no había tenido mucho que ver
con la compañía Westinghouse desde el momento en que le vendió
sus patentes. Trabajó como consejero en Pittsburgh durante un año, y
más tarde testificó ante el tribunal, como le habían solicitado, pero él
no disponía ni de olfato para los negocios ni de verdadero interés en
la comercialización de sus inventos. Lo único que buscaba era subven-
ciones ilimitadas para poder llevar a cabo nuevas experiencias, como
cualquier inventor. En aquella época, había que ser bastante ingenuo
para creer que el acuerdo económico que le atribuía unos derechos de
patente de 2,5 dólares por CV (caballo de vapor) haría de él « el nuevo
Rockefeller », pues en 1896 Tesla se convirtió, tal y como los demás,
en una marioneta más del cártel de las patentes. En lo último en que
pensaba la compañía General Electric era en enriquecer a inventores

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INTRODUCCIÓN 9

independientes, de manera que puso como condición previa al reparto


de las patentes su compra a precio cerrado, lo que hizo que los derechos
de patente del sistema polifásico, que valían millones sobre el papel,
fueran pagados 216 000 dólares al contado en el momento de la firma.
Cuando, algunos años más tarde, el tribunal pidió explicaciones a Tesla
acerca de esa transacción, este respondió que desconocía los detalles de
la venta, pues para este tipo de asuntos siempre recurría a sus socios*.
Las patentes de peso de Tesla fueron fuente de gran animadversión.
Sin embargo, era un hombre que vivía siempre en las nubes y que no
sabía gestionar su dinero : Tesla era todo salvo el rey de la estafa. A
pesar de ello, el público rara vez percibió al hombre tal y como era.
Según un amigo de Tesla, el escritor científico Kenneth Swezey, Tesla
« prácticamente nunca salía de su mundo, de los pensamientos y de los
trabajos que le ocupaban ». Con frecuencia dibujaba bocetos sobre el
mantel mientras esperaba ser atendido, o bien ponía fin súbitamente a
una conversación para poder volver a las experiencias mentales que le
acuciaban†. El público sabía que a Tesla le gustaba cenar en restauran-
tes de lujo, pero no se daba cuenta de que su obsesión por la comida y
por guardar las apariencias le hacían adoptar costumbres de las que no
conseguía deshacerse. Cualquiera que fuese su situación económica, era
frecuente que pidiera dinero a un santo para pagar a otro, con lo que
siempre estaba endeudado. Al mismo tiempo, era del dominio público
que Tesla llevaba una prestigiosa vida social. Efectivamente, que los ri-
cos le tuvieran estima contribuyó en un principio a hacer creer a Tesla
que había alcanzado esa esfera ; pero pocas personas sabían que Tesla
era un hombre completamente dependiente, ya que necesitaba mece-
nas para sus ambiciosos proyectos. A fin de cuentas, el público había
leído tal cantidad de cumplidos hiperbólicos sobre su persona desde el
comienzo de su carrera, que su percepción, o incluso percepciones, de
Nikola Tesla resultaba constantemente deformada : Tesla fue víctima
de su imagen pública, al igual que el buen actor transformado en estre-
* Carta de Kenneth Swezey a Royal Lee, 15 de abril de 1956. Instituto Smithsonian.
† Nenadovic, Alexander. «Le centenaire de la naissance de Tesla». Politika (8 julio
1956): 680 (traducción del serbio-croata).

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10 INTRODUCCIÓN

lla de Hollywood. Las metas imposibles del inventor, así como las del
público, condujeron a una falta de credibilidad. Cuando Tesla fue inca-
paz de acallar las críticas con ayuda de su habitual repertorio de nuevos
inventos, sus rivales — antaño indignados por sus primeros éxitos — no
tardaron en promulgar la decadencia del poderoso personaje.
Reginald Kapp — cuyo padre, Gisbert, fue amigo y compañero de
Tesla — dijo un día que « Tesla representa un caso interesante de un
hombre con una personalidad capaz de hacerle cumplir proezas inte-
lectuales y, a la vez, de imponerles límites* », una paradoja común en los
inventores. Sus apasionadas convicciones, que fascinaban a los millona-
rios ; su obstinación más allá de la sabiduría convencional, que hizo de
Tesla un buen y gran inventor, el implacable optimismo que le permitía
recuperarse de las situaciones más desesperadas, le impidieron, sin em-
bargo, reconocer sus propios errores, y le condujeron finalmente a em-
barcarse en arriesgadas empresas en las que estaba condenado a fracasar.
Tesla mostraba siempre una confianza excesiva en sí mismo, hasta
el punto de exasperar a los inventores menos seguros, quienes proba-
blemente no imaginaban que esa actitud le obligaba siempre a exigir
más de sí mismo a medida que la suerte dejaba de sonreírle. Tesla te-
nía la necesidad imperativa del reconocimiento y « Mis inventos » nos
enseñan que las raíces de esa necesidad remontan hasta su infancia.
Paradójicamente, era capaz de lamentar la exagerada atención mediática
un día, y al día siguiente alimentar a los periodistas con promesas y pre-
dicciones impactantes. La prensa científica, aunque dudaba en rechazar
de plano las afirmaciones de Tesla a causa de su extraordinaria reputa-
ción, le reclamaba más concreción en sus declaraciones. Sin embargo,
la prensa popular era más indulgente : Tesla, el controvertido visionario
contribuía a la venta de periódicos y revistas al mismo ritmo que Tesla,
el genio científico. Sin embargo, en junio de 1900, cuando publicó « El
problema de incrementar la energía humana† », el rumbo de sus rela-

* Carta de Reginald Kapp a Kenneth Swezey, 2 de septiembre de 1958. Instituto


Smithsonian.
† Tesla, Nikola. «El problema de incrementar la energía humana». Century (junio
1900): 175-211.

10 • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


INTRODUCCIÓN 11

ciones con la prensa cambió. Tras haber agotado todos sus fondos en las
investigaciones sobre la radio en Colorado, regresó a Nueva York. Con
la esperanza de atraer nuevos acreedores para su « sistema mundial »
de transmisión eléctrica y comunicaciones inalámbricas, se las arregló
para que Robert Johnson, editor de la revista Century, publicase un lar-
go artículo sobre sus últimos trabajos. Johnson, al cabo de la década de
1890, había contribuido para que Tesla fuera conocido por inversores
riquísimos, la mayor parte de ellos predispuestos a admirar al inventor
porque las patentes Tesla tenían mucho peso en materia de corriente
alterna. Con su artículo publicado en la revista Century, Tesla decidió
aprovechar el poder de la prensa voluntariamente para obtener dinero.
Con este objetivo, amenizó el artículo con fotos de descargas eléctri-
cas espectaculares que todavía hoy en día suscitan admiración, aunque
sepamos que son fotos instantáneas que representan varias descargas
diferentes. El artículo tuvo para Tesla el efecto esperado : J. P. Morgan
quedó impresionado hasta el punto de invertir 150 000 dólares en su
sistema inalámbrico.
Ahora bien, su artículo « El problema de incrementar la energía hu-
mana » causó también una gran controversia. Aunque Robert Johnson
anunció que se trataba de un artículo « documental » y no « metafísico* »,
Tesla dio descripciones muy poco concretas sobre su sistema de radio.
Por otro lado, dedicó mucho espacio a su vasto proyecto de reformar
el mundo mediante sistemas tecnológicos de bajo consumo. Tesla dis-
frutaba llevando sus teorías mecanicistas sobre la vida al extremo de la
lógica : no solo cada ser humano es un autómata, sino que la humanidad,
en su globalidad, obedece a las leyes de la física de la misma forma que
las moléculas de gas obedecen a las leyes de los gases. De esta manera,
basándose en sus teorías, a comienzos de la Primera Guerra Mundial,
Tesla predijo con asombrosa precisión la duración del conflicto mediante
la extrapolación de guerras anteriores†.

* Carta, en micro lm, de Robert Johnson a Nikola Tesla, 6 de marzo de 1900.


Biblioteca del Congreso (la original se encuentra en el Museo Tesla).
† Tesla, Nikola. «La science et les découvertes sont les deux puis- sances qui vont
conduire a l’extinction des guerres». New York Sun (20 diciembre 1914).

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12 INTRODUCCIÓN

Los esfuerzos de Tesla por adivinar el futuro a partir de una síntesis


astuta y poética de la historia, de la filosofía y de la ciencia, tuvieron la
misma suerte que los de su casi coetáneo, el historiador librepensador
Henry Adams (nieto de John Quincy Adams*). Quienes tenían los pies
en la tierra, etiquetaron a ambos hombres de excéntricos, en el mejor
de los casos, y de infieles a las reglas de su profesión, en el peor de ellos.
Sin embargo, hoy en día el mundo vive al ritmo de las pulsaciones de
una fuerza e inteligencia eléctricas, como un « ser vivo », más o menos
de la misma manera en que Tesla lo predijo con su « sistema mundial ».
Según Adams, la tecnología conducirá a la destrucción, mientras que
para Tesla, permitirá salvar a la humanidad. La opinión, aún dividida,
se pregunta cuál de las dos visiones es la más plausible. Sin embargo,
los intentos ambiciosos e interdisciplinares por leer el futuro ya no se
consideran comportamientos de aficionados : el ritmo de desarrollo tec-
nológico y social se ha vuelto tan veloz, que el pensamiento futurista
podría ser nuestra única esperanza de poder seguirlo.
Tesla entró conscientemente en la controversia en torno a la « energía
humana ». Su correspondencia muestra la intención de que sus ideas
futuristas y su « sistema mundial » fuesen criticados. La apuesta era
arriesgada. Como hizo notar el biógrafo de Marconi, Orrin Dunlap,
Tesla podría haber sido, a ojos del público, « el padre de la radio » en
lugar de Marconi†. Tesla jugaba con su reputación, tal y como hizo un
día Edison cuando anunció alto y claro el éxito de su sistema de alum-
brado, antes incluso de que lo hubiese probado en su laboratorio. Las
afirmaciones exageradas suelen ser necesarias para el espíritu empren-
dedor : atraen tanto las críticas como las inversiones. Como Edison y
Marconi, Tesla tenía confianza absoluta en su nuevo sistema, aunque
aún no pudiese probarlo. Ahora bien, contrariamente a ellos, él no te-
nía madera de emprendedor. Marconi sabía que se había lanzado en la
carrera por el perfeccionamiento de la radio, y basaba cada una de sus

* Adams, Henry. «Una teoría dinámica de la historia». En La edu- cación de Henry


Adams. Nueva York, 1918, y Adams, Henry. «La regla de fase aplicada a la histo-
ria». En La degradación del dogma democrático. Nueva York, 1919.
† Dunlap, Orrin E. Marconi: el hombre y su invención. Nueva York, 1937: 33.

12 • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


INTRODUCCIÓN 13

acciones en función de su valor publicitario. Tesla, por su parte, pensaba


que un buen día desvelaría su « sistema mundial » completo, venciendo
así a todos sus adversarios, que no tendrían más remedio que batirse
en retirada. El éxito de su sistema polifásico fue rápido y absoluto. Sus
afortunadas relaciones le permitieron obtener con facilidad capital-ries-
go, y sabía cómo superar a Marconi. Este, por supuesto, fue lo bastante
inteligente como para rodearse de gente de talento. Sin embargo, fue
su ambición sin límites la que finalmente condujo a Tesla a la perdi-
ción. El único objetivo de Marconi era la comunicación inalámbrica,
mientras que el de Tesla (desconocido para J.P. Morgan, quien debió
mirar las fotos del artículo en la revista Century sin leer el texto) era el
de transmitir globalmente electricidad sin cables, permitiendo así que
la aldea más aislada del planeta se beneficiase de las ventajas de la era
de la electricidad, y de manera gratuita. Tesla estaba tan absorbido por
este utópico objetivo que no hizo gran cosa por dar a conocer su barco
teledirigido, que ya en 1898 se encontraba muy por delante de todos
los aparatos de sus competidores en radio y en robótica.
Pensemos lo que pensemos sobre la factibilidad del proyecto de Tesla
de « perturbar rítmicamente el estado eléctrico » de la Tierra para que
se dispusiera de electricidad en cualquier parte del globo, es una lástima
que no pudiera comprobarlo íntegramente, cuando a la construcción de
su enorme transmisor de Long Island tan solo le faltaban los últimos
retoques. Tesla jamás superó por completo el haber visto a « su peque-
ño » sufrir la larga falta de financiación. Muy deprimido en un primer
momento, se recuperó gracias a su positivismo de antaño y retomó sus
inventos. No obstante, jamás dio la espalda a la esperanza de rescatar su
mayor proyecto. Dado que las raíces de Tesla remontan al siglo XIX, no
resulta tan sorprendente su obstinación por las oportunidades desper-
diciadas en el pasado — que tanto le impidieron ser aceptado y recono-
cido por la ciencia del siglo XX. Pocos pasan a ser vanguardistas de un
siglo a otro. « Mis inventos » demuestran que Tesla, a la edad de sesenta
y tres años, aún estaba dispuesto a reírse de sus pomposas ambiciones.
Sin embargo, al final de su vida, su predilección por la fantasía, su de-
bilidad por la prensa y su ardiente deseo de revivir los triunfos pasados

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14 INTRODUCCIÓN

habían arruinado esa perspectiva. Durante los últimos años de su vida,


Tesla realizó sorprendentes declaraciones sobre motores de movimien-
to perpetuo, sobre armas ideales que, en principio, solo existían en su
imaginación, de manera que era difícil juzgar su manejabilidad. Quizás
pensaba poder utilizar la prensa para entusiasmar al público como ya lo
había hecho en la revista Century. No obstante, al no haber comprendido
nunca que los publicistas amateurs corren peligro si intentan jugar con
la prensa, solo consiguió que esta lo viese como un personaje peculiar,
un vestigio propio del ya pasado siglo XIX. Finalmente, entre la prensa
y Tesla se estableció una especie de ritual familiar anual, en el que el in-
ventor invitaba a los periodistas a una copiosa cena de aniversario — que
apenas podía permitirse — antes de colmarlos de proyectos todavía más
futuristas que los del año anterior. Tesla sobrevivió a la mayoría de sus
contemporáneos, y al igual que ocurrió con otros grandes inventores,
la vejez aumentó la obstinación que, en su juventud, le había permitido
resistir al escepticismo universal y rechazar la sabiduría convencional.
Es necesario buscar los orígenes de la creatividad de Tesla en su juven-
tud, aunque tanto sus más ardientes admiradores como sus más feroces
detractores tuvieran predilección por los excesos de imaginación durante
su vejez : sus detractores los consideran las fantasías de un visionario
desesperado, mientras que sus admiradores los ven como otras inspi-
raciones más de un profeta infalible. Afortunadamente, Tesla, en « Mis
inventos », hace hincapié en sus experiencias de juventud, y subraya que
fueron decisivas para todas las que siguieron. Este testimonio único y
fascinante ha sido una fuente importante para todos los biógrafos de
Tesla. Sin embargo, en « Mis inventos », Tesla centra su atención sobre
todo en su vida interior, y los lectores deben conocer mínimamente el
contexto histórico y geográfico en el que creció.
Hijo de padres serbios, nació en Croacia, estudió en escuelas croa-
tas, austríacas y checas, y encontró su primer empleo de ingeniero en
Hungría. Son varios los países que han reivindicado sus orígenes. Licko,
su provincia natal en Croacia, fue durante mucho tiempo parte de la
frontera militar del Imperio austrohúngaro, una zona militarizada que
se extendía varios miles de kilómetros a lo largo de la frontera con el

14 • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


INTRODUCCIÓN 15

Imperio otomano hacia el Sur y el Este. La mayoría de los habitantes


de la zona eran eslavos del sur (serbios, croatas, eslovenos) y práctica-
mente todos los hombres eran soldados profesionales, susceptibles de
ser enviados a combatir en guerras lejanas. Aunque se supone que esta
frontera era autónoma, la agricultura y la ganadería eran competencia
de las mujeres y los niños, ya que los hombres tenían numerosas obliga-
ciones militares incluso en tiempos de paz. Licko, una zona montañosa
y estéril donde la hambruna acechaba a diario (hoy en día es una de las
zonas más pobres de Croacia), contaba con algunos de los hombres y
algunas de las mujeres más resistentes e inteligentes de toda la frontera.
Cuando Tesla era joven, el Imperio Austrohúngaro controlaba Croacia
y las zonas que se encuentran al Norte del río Sava, mientras Bosnia
y las zonas al Sur estaban dominadas por los turcos. Una gran franja
de Croacia se encontraba en la frontera militar austrohúngara, la cual
comenzaba en la costa montañosa del Adriático, al Sur de la localidad
de Gospic, ascendía hacia el Norte y luego se desplazaba hacia el Este,
a lo largo de la frontera entre Croacia y Bosnia.
Cuando Tesla nació, esta frontera existía desde hacía algunos siglos,
pero el desarrollo del arte de la guerra, así como la decadencia de la po-
tencia turca, hicieron que quedase anticuada. La zona fue entregada a
la administración civil cuando Tesla alcanzó la edad para cumplir con
el servicio militar. Las obligaciones militares de Tesla (que jamás men-
cionó en Mis inventos) se vieron reducidas de seis a solo tres años. No
obstante, escapó de todo servicio militar al inscribirse en una escuela
técnica. La suerte sonreía a Tesla también por otros lados : su padre era
pastor ortodoxo serbio y hombre erudito (ambas cosas no tenían por
qué ir de la mano en aquella época), su madre provenía de una familia
noble del clero (serbios ortodoxos), y varios miembros de su familia
eran sacerdotes u oficiales militares influyentes.
En adición, la frontera, que durante largo tiempo había sido una zona
austríaca militarizada, vio su horizonte ensancharse considerablemente
durante la breve ocupación napoleónica, en los tiempos del abuelo de
Tesla. Europa se había extendido al cabo de los siglos tras el fin de las
invasiones turcas. Sin embargo, la frontera, atrapada entre el Este y el

Discovery Publisher Biografías • 15


16 INTRODUCCIÓN

Oeste, permaneció esclava de su pasado hasta la llegada del ejército y de


las ideas modernas de la Francia napoleónica. Aunque el propio Tesla
nació en el periodo de represión que siguió a las grandes revoluciones
europeas de mediados de siglo XIX, la ola de cambio era imparable, y
Tesla aprovechó la situación para huir hacia un mundo más moderno.
En Mis inventos Tesla apenas hizo alusión a las antiguas tradiciones
que había dejado atrás, lejos de sí. Se empapó de la literatura oral de tipo
heroico, utilizada por los eslavos del sur para conmemorar sus eternas
batallas contra los invasores islámicos. Creció en una de las atmósferas
geopolíticas más complejas del mundo, moldeada por miles de años de
guerra, de migraciones y de edictos imperiales, que afectaron a una mul-
titud de culturas, razas y religiones diferentes. Muchas de estas tensiones
aún existen hoy en día, ya sean de tipo religioso (conflictos entre cató-
licos, ortodoxos y musulmanes) o de tipo nacionalista (conflictos entre
alemanes, húngaros, eslavos, serbios, croatas y albanos) : cada grupo debe
coexistir con los otros, pero esta coexistencia es frenada por el recuerdo
de los conflictos del pasado y por la necesidad que tiene cada comu-
nidad de conservar su identidad cultural. Como siempre, los Balcanes
se encuentran en un fuego cruzado entre imperios rivales (aunque sus
nombres hayan cambiado), y una vez más, la alargada sombra del islam
se proyecta sobre Europa. Estas influencias de las que Tesla no escapó
(si bien las ignoró en Mis inventos) son por desgracia demasiado com-
plejas como para poder desarrollarlas aquí. No obstante, merecen ser
analizadas por aquellos que deseen comprender mejor el mundo de
Tesla. Por último, ya que Tesla dedicó más atención a su vida interior,
es preciso que el lector sepa que obtendrá una imagen incompleta, no
solo del entorno de Tesla sino también de sus experiencias de juventud,
cuya importancia fue reconocida por él mismo.
En sus autobiografías, los autores omiten hablar sobre algunos de los
momentos más importantes de sus vidas (parece que se hayan puesto de
acuerdo en este sentido), sobre experiencias de las que no se acuerdan o
que simplemente prefieren olvidar. Para aquellos que quieran estudiar
seriamente la vida de Tesla será imprescindible que lean Mis inventos
con gran atención, y si piensan que existen incoherencias o partes olvi-

16 • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


INTRODUCCIÓN 17

dadas deberán buscar otras fuentes de información. Los autores euro-


peos han realizado un trabajo de detective privado en lo que respecta
a la juventud de Tesla, contrariamente a los biógrafos americanos, que
han estado más fascinados por su periodo de prestigio en tal país que
por sus difíciles años de formación, y que se han limitado a resumir Mis
inventos de una forma en la que la imaginación brilla por su ausencia.
No vamos a analizar aquí el punto de vista personal que da sobre la ju-
ventud de Tesla el autor de su biografía And in creating Uve. Tesla me-
rece contar su propia historia y corresponde a los lectores el derecho de
forjarse una opinión antes de sacar cualquier conclusión.
Por desgracia, para los lectores que ya conocen la biografía de Tesla es-
crita en 1944 por John O’Neill, Prodigal genius, u otros relatos biográficos
posteriores inspirados en el anterior, es difícil, incluso imposible, abordar
la autobiografía de Tesla sin poseer ideas preconcebidas. O’Neill era un
admirador de Tesla y disponía de la ventaja de poseer buenas fuentes
documentales (entre ellas, el sobrino de Tesla, Sava Kosanovith). No
obstante, su libro es en gran parte responsable del mito que hoy en día
engloba el nombre de Tesla. Prodigal genius es una mezcla de verdad
y ficción, con pocas notas a pie de página, y sin bibliografía que ayude
al lector a distinguir aquello que es verdadero o falso. Cualquier libro
o artículo de referencia citado por O’Neill debe ser abordado con la
mayor de las discriminaciones. Por lo demás, el lector de Mis inventos
deberá prestar una especial atención a los pasajes que puedan parecer
confusos o sorprendentes con respecto a lo que ya conocía. La versión de
los hechos de CNeill está tan impregnada de lo que los demás piensan
saber sobre Tesla que podría ser calificada de intromisión espontánea.
Un excelente ejemplo de mito que una vez creado se perpetúa hasta
el infinito es la historia de la « predicción » de Tesla de la muerte de su
madre, contada en Prodigal genius y retomada por todas las biografías
americanas que siguieron*. O’Neill era un ferviente espiritualista con-
vencido de que Tesla tenía poderes psíquicos, aunque el propio Tesla
escribió en Mis inventos que tan solo tuvo una única experiencia que
durante cierto tiempo considerase « sobrenatural ». Tuvo, en la época en
* O’Neill, John. Genio prohibido. Nueva York, 1944: 264-265.

Discovery Publisher Biografías • 17


18 INTRODUCCIÓN

que esta falleció, la visión de su madre sobre una nube rodeada de va-
rias formas angélicas. Por entonces, Tesla no salía de la cama (no lejos
de su madre), destrozado por la presión de sus conferencias en Europa
y de su precipitado retorno « sin una hora de descanso ». Finalmente,
permaneció junto a su madre durante las últimas semanas de su vida.
Algún tiempo después de su muerte, tras haber reencontrado el equi-
librio, Tesla explicó esta visión desde un punto de vista racional, pero
por lo que parece O’Neill jamás aceptó tal explicación. Tras la muer-
te de Tesla, cuando ya no podía defenderse, O’Neill inventó un nuevo
episodio sobrenatural -la historia de la « predicción »- e hizo de él el
elemento central para explicar los dones psíquicos de Tesla.
Los numerosos errores en Prodigal genius se imputan a la prisa de
O’Neill por imprimir su libro (su salud flaqueaba y sin embargo esta-
ba determinado a publicar la primera biografía americana sobre Tesla).
No obstante, para la historia de la « predicción », reescribió un pasaje de
Mis inventos para hacer creer que Tesla había predicho la muerte de
su madre y los acontecimientos relacionados con ella. Tesla, de hecho,
describió únicamente una « visión posterior » que había tenido en el cli-
max de una amnesia, algún tiempo después de la muerte de su madre,
en el año 1892 (él dijo, en un primer momento, que este incidente se
había producido debido a los problemas relacionados con su transmi-
sor terrestre, mientras que más tarde afirmó no haber comenzado sus
investigaciones en radio hasta 1893).
El relato de Tesla es muy claro para aquel que no haya leído la ver-
sión de O’Neill : Tesla explicó que había olvidado todo sobre su exis-
tencia, salvo su primera juventud, y que poco a poco había recuperado
la memoria. El climax de la singular depresión nerviosa de Tesla fue el
mismo que el primero : sintió « un dolor y un desasosiego enormes » al
revivir la muerte de su madre por segunda vez. O’Neill retomó palabra
por palabra la descripción de este traumatismo, pero disimuló sus refe-
rencias y suprimió la única frase que situaba la muerte de la madre de
Tesla en el pasado, y no en el futuro : « Recuerdo mi largo viaje de re-
greso, sin poder descansar ni una sola hora, y de su muerte tras semanas
de agonía » (O’Neill resumió poéticamente, en una sola tarde, las seis

18 • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


INTRODUCCIÓN 19

semanas transcurridas entre el regreso de Tesla en febrero y la muerte


de su madre en abril*).
Son tantos los escritores que hoy en día han retomado la versión de
O’Neill y otras versiones sobre esta historia de « predicción », que el
fascinante y revelador relato de la amnesia de Tesla se ha ahogado por
completo en un océano de especulación mística.
En Mis inventos, Tesla reflejó su exasperación por haber sido relaciona-
do con la causa de los apasionados por lo sobrenatural. Él se mostraba
en general muy escéptico en lo que respecta a los fenómenos psíquicos,
aunque en su infancia estuvo expuesto a la superstición endémica de
Liéko y a pesar de que admiraba, ya de adulto, al químico y físico in-
glés William Crookes, el cual investigaba paralelamente en el campo
de la metapsicología.
Todos los tropiezos de Tesla con los periodistas (y con sus biógrafos
después de que muriese) y el triste hecho de haberlo asociado con lo
sobrenatural habían empañado su reputación hacia mediados del siglo
XX. Menos mal que, por otro lado, los esfuerzos incansables del fallecido
Kenneth Swezey y de otros admiradores de Tesla consiguieron atribuir a
su nombre el respeto que había inspirado antaño†. En 1956, el año del
centenario del nacimiento de Tesla, la unidad de la « densidad de flujo
magnético » en el Sistema Internacional de Unidades fue nombrada en
su honor. El Instituto Americano de Ingenieros le cuenta actualmente
entre sus más brillantes antiguos alumnos, un considerable honor para
un hombre que no nació en suelo americano.
Esperemos que esta reedición de la autobiografía de Tesla pueda, en
estos tiempos de renovado interés por su carrera, ayudar a disipar cier-
tas ideas falsas que aún existen y hacen que todavía hoy en día Tesla sea
tema de la prensa sensacionalista y un objeto de adoración.

Tanto Tesla como su público merecen algo mucho mejor.

* íd. p. 101.
† Swezey, Kenneth. «NikolaTesla». Science (16 mayo 1958):
1147-1158.

Discovery Publisher Biografías • 19


MIS INVENTOS
Capítulo I : Mi infancia 23

CAPÍTULO I
MI INFANCIA

E
l desarrollo progresivo de la humanidad depende en gran medida
de las invenciones que produce, los productos por excelencia del
espíritu creador. El objetivo de estos productos es el dominio
total del mundo material, la explotación de las fuerzas de la naturaleza
en función de las necesidades del ser humano. Es ahí donde reside la
difícil tarea del inventor, con frecuencia incomprendido y mal recom-
pensado. No obstante, encuentra la recompensa en el placer de ejercer
sus poderes y en el hecho de saber que pertenece a una clase excepcio-
nalmente privilegiada sin la cual la raza humana habría perecido desde
hace largo tiempo en la difícil lucha contra los despiadados elementos.
Por mi parte, ya he podido disfrutar de ese exquisito placer más de lo
que habría esperado, hasta tal punto que durante varios años viví casi
permanentemente en éxtasis. Tengo reputación de ser un trabajador
concienzudo : podría ser cierto con la condición de que la reflexión sea
sinónimo de trabajo, pues a ella he dedicado casi todas mis horas de vi-
gilia. Sin embargo, si definimos el trabajo como una prestación concreta
que realizar en un tiempo dado y en función de reglas estrictas, en ese
caso, debo ser el mayor de los perezosos. Cada esfuerzo realizado bajo
obligación exige sacrificar un poco de energía vital. Jamás he pagado
tal precio, al contrario, siempre me he sentido realizado en mis pensa-
mientos. Con el fin de dar buena cuenta de mis actividades de manera
honesta y coherente, en este conjunto de artículos publicados en cola-
boración con los editores de la revista Electrical Experimenter, artículos
destinados sobre todo a nuestros jóvenes lectores, debo rescatar mis ex-
periencias de juventud, aunque sea de mala gana, así como recordar las
circunstancias y los acontecimientos que han jugado un papel decisivo
y determinante en mi carrera.

Discovery Publisher Biografías • 23


24 MIS INVENTOS

Hogar natal de Nikola Tesla, en Smiljan, Licko, un condado de Croacia. A


la derecha vemos las ruinas de la iglesia de su padre. A su nacimiento, esta
región era un distrito militar austrohúngaro. Fuente : Instituto Smithsonian.

Nuestros primeros pasos son puramente instintivos : es la imaginación


viva e indisciplinada quien nos hacer darlos. A medida que crecemos,
la razón comienza a imponerse y nos volvemos cada vez más ordena-
dos y metódicos. Pero aunque estos impulsos de la infancia más tierna
no suponen ninguna productividad inmediata, tienen una importancia
absoluta y pueden moldear nuestro destino. Es cierto : hoy en día pien-
so que si los hubiese comprendido y desarrollado en lugar de intentar
desprenderme de ellos, mi legado a la humanidad habría sido bastante
más rico. Solo cuando alcancé la edad adulta comprendí que me había
convertido en inventor. Sus causas fueron numerosas. En primer lugar,
tenía un hermano de una inteligencia extraordinaria. Tenía una de esas
pocas mentes, uno de esos ingenios intelectuales que ninguna investi-
gación biológica ha sabido explicar. Su muerte prematura desconsoló
a mis padres.
Teníamos un caballo que un amigo de la familia nos había regalado.
Era un magnífico animal, de raza árabe, con una inteligencia casi hu-
mana. Toda la familia lo cuidaba y mimaba porque un día había salva-
do la vida a mi padre en unas extrañas circunstancias. Era invierno, y
una noche llamaron a mi padre para una urgencia. Mientras atravesaba

24 • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


Capítulo I : Mi infancia 25

una montaña plagada de lobos, el caballo se asustó y huyó tras haber


tirado violentamente a mi padre al suelo. El animal volvió a casa débil
y ensangrentado, pero cuando la campana se puso a tocar la alarma,
volvió como una flecha al lugar del accidente. El equipo de rescate ni
siquiera tuvo tiempo de llegar allí, pues a mitad de camino se toparon
con mi padre, montando el caballo y recuperado de la inconsciencia, y
ni siquiera recordaba haber pasado varias horas tumbado sobre la nieve.
Este mismo caballo fue también responsable de las heridas que causa-
ron la muerte a mi hermano. Yo fui testigo de la escena, y aunque han
pasado cincuenta y seis años desde entonces, la imagen sigue grabada
en mi retina.
Todos los esfuerzos que yo realizaba parecían inútiles al compararlos
con los resultados que mi hermano había cosechado. Cualquier cosa de
provecho que hacía solo intensificaba el sentimiento de pérdida de mis
padres. Es la razón por la cual crecí con poca confianza en mí mismo.
No obstante, estaba lejos de ser considerado un chico estúpido en vir-
tud de un incidente del cual me acuerdo perfectamente. Un día, unos
concejales pasaron por una calle en la que yo estaba jugando con otros
muchachos. El más anciano de aquellos venerables hombres, un ciu-
dadano afortunado, se detuvo para darnos una moneda de plata a cada
chico. Cuando se acercó a mí, se detuvo en seco y me dijo : « Mírame a
los ojos ». Mi mirada se cruzó con la suya y extendí la mano para poder
recibir el preciado objeto, pero para mi gran consternación me dijo :
« No, a ti no te daré nada. Eres demasiado inteligente ».
Corría una divertida historia mía. Dos de mis tías mayores tenían el
rostro lleno de arrugas, y una de ellas tenía dos dientes que sobresalían
de su boca, como los colmillos de los elefantes, de manera que cada
vez que me daba un beso me los clavaba en las mejillas. Nada me daba
más miedo que la idea de que aquellas parientes tan afectuosas como
repulsivas me dieran un beso. Un buen día, mientras mi madre me lle-
vaba en brazos, me preguntaron a cuál de las dos prefería. Tras haber
examinado sus rostros con atención, señalé a una con el dedo y dije con
un aire resuelto : « Esta es menos fea que la otra ».
Por lo demás, desde mi nacimiento estaba destinado a ser un eclesiás-

Discovery Publisher Biografías • 25


26 MIS INVENTOS

tico, idea que no dejaba de atormentarme. Tenía ganas de ser ingeniero,


pero mi padre era inflexible. Él era hijo de un oficial que había servi-
do en el ejército del Gran Napoleón, y había recibido una educación
militar, como su hermano, profesor de matemáticas en una importan-
te institución. Curiosamente, más tarde pasó a formar parte del clero,
donde ocupó una eminente posición. Era un hombre muy instruido,
un verdadero filósofo naturalista, un poeta y escritor, y se decía que sus
sermones eran tan elocuentes como los de Abraham en Santa Clara.
Poseía una memoria excepcional, y con frecuencia recitaba largos pasajes
de obras en varias lenguas. Con la misma frecuencia bromeaba diciendo
que si los textos clásicos desapareciesen, él sería capaz de rescribirlos.
Su estilo era muy apreciado, manejaba la sátira mejor que nadie y sus
oraciones eran cortas pero concisas. Sus toques de humor eran siem-
pre originales y característicos. Puedo dar uno o dos ejemplos a modo
ilustrativo : había, entre los obreros que ayudaban en las labores de la
granja, un hombre que sufría de estrabismo, llamado Mane ; un día, casi
que se le escapó el hacha mientras partía madera, y mi padre, que no se
encontraba muy lejos de él, se preocupó bastante ; le llamó la atención
con estas palabras : « ¡Por amor de Dios, Mane, no confunda lo que está
viendo con lo que quiere partir! ». Otro día, paseaba con un amigo que,
por descuido, dejaba caer el faldón de su abrigo de piel sobre una rue-
da del coche ; mi padre se lo hizo notar diciéndole : «  Súbete el abrigo
o me romperás la rueda ». Tenía además la curiosa manía de hablarse
a sí mismo, y eran frecuentes sus conversaciones animadas en las que
daba rienda suelta a un razonamiento impetuoso, cambiando el tono
de la voz. Un auditorio que no supiera nada habría podido jurar que en
aquella habitación había varias personas.
Aunque debo toda mi creatividad a la influencia de mi madre, la educa-
ción que mi padre me brindó me ha resultado beneficiosa. Se componía
de toda clase de ejercicios, como el de adivinar el pensamiento del otro,
el de descubrir imperfecciones en las locuciones, el de repetir larguísimas
oraciones y el de cálculo mental. Estas largas lecciones diarias fortifica-
ron mi memoria y mi razonamiento, pero sobre todo desarrollaron mi
sentido crítico. Sin duda he sacado muy buen provecho de ellas.

26 • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


Capítulo I : Mi infancia 27

Mi madre descendía de una de las familias más antiguas del país y de


un linaje de inventores. Su padre y su abuelo inventaron varios apara-
tos domésticos, agrícolas o de otro tipo. Era una mujer formidable, de
dones, coraje y fuerza moral excepcionales, que había luchado contra
los avatares de la vida y se había enfrentado a más de experiencia di-
fícil. Una peste virulenta azotó el país cuando ella tenía dieciséis años.
Mi padre *había salido para dar la extremaunción a los moribundos, y
mientras este estaba ausente, ella fue a visitar a una familia vecina que
había sido alcanzada por la mortal enfermedad. Los cinco miembros
de la familia murieron uno detrás de otro. Bañó los cuerpos, los vistió
y los recostó, rodeados de flores, según la costumbre del país. Cuando
mi padre regresó, todo estaba preparado para la celebración de un en-
tierro cristiano.
Mi madre era una inventora de primer orden, y pienso que habría po-
dido llevar a cabo grandes cosas si no hubiera estado tan alejada de la
vida moderna y de las numerosas oportunidades que ofrecía. Inventó
y construyó toda clase de instrumentos y aparatos, tejía los más bellos
dibujos con hilos que ella misma había preparado. Incluso sembraba las
semillas, cultivaba las plantas y separaba ella misma las fibras. Trabajaba
sin descaso de sol a sol, y la mayoría de nuestra ropa y del tapizado de
nuestro mobiliario eran producto de sus manos. Con más de sesenta
años, sus dedos aún eran suficientemente ligeros como para poder hacer
tres nudos en un abrir y cerrar de ojos.
Sin embargo, hubo otra razón muy importante por la cual mi genio
creativo tardó en desarrollarse. Cuando no era más que un niño, sufría
una minusvalía muy particular debida a la aparición de imágenes, con
frecuencia acompañadas de fuertes flashes de luz, que afectaban mi
percepción de los objetos reales e interferían en mis pensamientos y
mis acciones. Eran imágenes de cosas y de escenas que yo había obser-
vado en realidad, pero jamás de cosas que hubiera imaginado. Cuando
escuchaba una palabra, visualizaba con rapidez la imagen del objeto

* Posible errata en el texto original : *son pére (¿El padre de la madre de Tesla o
el padre de Tesla?). Teniendo en cuenta el contexto, nos hemos decantado por la
segunda opción.

Discovery Publisher Biografías • 27


28 MIS INVENTOS

que designaba, y a veces era incapaz de afirmar si lo que veía era real
o no. Aquello me molestaba y me angustiaba mucho. Ninguno de los
estudiantes de psicología o de fisiología que consulté podía darme una
explicación convincente del fenómeno. Parecía que mi caso era único,
aunque debía estar predispuesto a este tipo de experiencias, pues sabía
que mi hermano había pasado por lo mismo. Según mi propia teoría, las
imágenes eran resultado de un acto reflejo del cerebro sobre la retina en
situaciones de gran excitación. No eran ni mucho menos alucinaciones
como las que aparecen en los cerebros enfermos y angustiados, porque
en lo que respecta a todo lo demás era completamente normal y tran-
quilo. Por daros una idea de mi « enfermedad », imaginad, por ejemplo,
que hubiese asistido en el día a un entierro o a otro acontecimiento
duro. En el silencio de la noche de después, una imagen muy real de la
escena aparecía sin falta ante mis ojos sin que pudiera hacer nada por
borrarla. A veces, la imagen permanecía en el mismo lugar aunque pu-
diese atravesarla con la mano. Si mi explicación es correcta, se podría
proyectar sobre una pantalla cualquier imagen y hacer que sea percep-
tible. Tal avance supondría una verdadera revolución en las relaciones
humanas. Estoy convencido de que este prodigio puede y va a realizarse
en un futuro no muy lejano. Puedo también añadir que he reflexionado
mucho sobre la cuestión para intentar encontrarle una solución.
Para deshacerme del trauma de estas imágenes, intentaba concentrar
mi mente en la imagen de una visión anterior. Con ello obtenía un ali-
vio pasajero, pero era necesario que fabricase continuamente nuevas
imágenes. Sin embargo, pronto fui consciente de que había agotado mi
reserva de imágenes, el final de mi « película », porque aún no sabía gran
cosa sobre este mundo : únicamente los elementos familiares y mi en-
torno más inmediato. Mientras practicaba este tipo de ejercicio mental
por segunda o tercera vez con el fin de expulsar aquellas imágenes de
mi mente, me di cuenta de que cada vez me aliviaba menos. De manera
instintiva, decidí explorar más allá de los límites de mi mundo familiar,
pero, restringido, vi nuevas imágenes. Al principio eran difusas y vagas,
y se esfumaban cuando intentaba concentrarme en ellas. No obstante,
con el tiempo se hicieron cada vez más nítidas y claras, hasta tomar la

28 • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


Capítulo I : Mi infancia 29

forma de cosas concretas. Pronto me di cuenta de que mi estado mejo-


raba al forzar mi imaginación a ir cada vez más lejos para obtener con-
tinuamente nuevas impresiones. Y así comencé a viajar, mentalmente,
por supuesto. Todas las noches, y a veces incluso durante el día, cuando
me encontraba solo, partía de viaje y descubría lugares, ciudades y países
nuevos. Vivía allí, conocía gente, entablaba amistad con algunas perso-
nas, quienes, por muy increíble que pueda parecer, eran tan amables y
tan expresivas como las de mi vida real.
Seguí practicando tales ejercicios hasta mis diecisiete años, cuando mi
mente se concentró de forma seria en los inventos. Me di cuenta, para
mi gran alegría, que disponía de un inmenso poder de visualización : ni
los modelos, ni los dibujos, ni el hacer experimentos me eran necesarios.
Los imaginaba y existían de verdad en mi mente. Sin tener conciencia
de ello, siguiendo este camino llegué a crear lo que yo llamo un nuevo
método de materialización de ideas y conceptos creadores, que se opone
radicalmente al método puramente experimental y que es, en mi opinión,
mucho más rápido y eficaz. Cuando alguien comienza a construir un
aparato para concretizar una idea vaga se encuentra absorbido por todos
los detalles e imperfecciones del dispositivo en cuestión. A medida que
el aparato es perfeccionado y reconstruido, la fuerza de concentración
de su creador disminuye, y el principio de base se pierde de vista. Por
supuesto que el inventor puede lograr resultados de esta manera, pero
siempre es en detrimento de la calidad.
Mi método es diferente : no me abalanzo sobre trabajos prácticos,
sino que, cuando tengo una idea, comienzo inmediatamente a desarro-
llarla en mi imaginación. Modifico su diseño, la mejoro e imagino el
funcionamiento del aparato. Poca importancia tiene si hago funcionar
mi turbina en mi mente o si la pruebo en mi laboratorio. Incluso así
puedo saber si no funciona correctamente. Para mí no existe ninguna
diferencia, pues los resultados son los mismos. De esta manera puedo
desarrollar y perfeccionar de manera rápida un diseño sin necesidad de
que exista en el mundo físico.
Cuando llego al momento en que integro en el invento todas las me-
joras que pueda imaginar y que ya no veo rastro de imperfecciones, paso

Discovery Publisher Biografías • 29


30 MIS INVENTOS

a la fase de concretización del producto final elaborado en mi cerebro.


Como no podía ser de otra forma, el aparato funciona tal y como lo
había imaginado, y los experimentos se desarrollan exactamente tal y
como los había previsto. Hace dos décadas que trabajo de esta manera
sin que jamás se haya producido un error cualquiera. ¿Por qué no de-
bería ser así? La construcción mecánica y la electrotécnica conducen
sistemáticamente a los resultados deseados. No existe prácticamente
nada que no pueda ser calculado o estudiado de antemano a partir de
teorías existentes y de datos prácticos. Construir algo directamente a
partir de una vaga idea original, tal y como se hace habitualmente, no
es para mí sino una pérdida de energía, de tiempo y de dinero.
Sin embargo, los reveses de mi infancia me aportaron otra compensa-
ción. Mis ejercicios mentales ininterrumpidos desarrollaron mi capaci-
dad de observación y me permitieron descubrir una verdad de primera
importancia : me había dado cuenta de que la aparición de las imágenes
estaba siempre precedida por auténticas visiones de escenas, en con-
diciones particulares y en general excepcionales, así que estaba obliga-
do, cada vez, a determinar el detonante original. Al tiempo, aquello se
hizo más automático, y cada vez me resultaba más fácil establecer la
conexión entre los efectos y sus causas. Para mi gran sorpresa, pronto
fui consciente de que cada uno de mis pensamientos había sido condi-
cionado por una impresión exterior, y, además, de que todas mis accio-
nes estaban determinadas de la misma forma. Al cabo del tiempo, me
pareció evidente que me comportaba como un simple autómata cuyos
movimientos se efectuaban en reacción a los estímulos de mis órganos
sensoriales, pensando y actuando en consecuencia. En la práctica, esto
forma parte de la tecnología de los teleautómatas (hoy en día diría-
mos robótica) que, por el momento, aún se encuentra balbuciente. Pero
sus posibilidades latentes terminarán por manifestarse ante el mundo.
Hace años que tengo el proyecto de construir autómatas autónomos, y
estoy convencido de que se pueden diseñar mecanismos que funcionen
como si poseyeran un cierto nivel de inteligencia, lo que revolucionaría
el comercio y la industria.
A la edad de doce años conseguí, por primera vez y tras grandes es-

30 • Nikola Tesla • Mi Vida, Mi Investigación Nikola Tesla


Gracias por leer este avance del
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cuya misión es inspirar y apoyar la transformación
personal, el crecimiento espiritual y el despertar.
Con cada título, nos esforzamos en preservar la
sabiduría esencial del autor, del instructor espiritual,
del pensador, del sanador y del artista visionario.

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