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PRIMER ACTO: LA BODA DE TETIS.

NARRADOR: la boda de Tetis y la manzana de la discordia en el majestuoso palacio


de los dioses del olimpo, se celebraba la boda de Tetis y el inmortal peleo ante la
magnánima presencia del todopoderoso el divino Zeus hallase reunidos también las
diosas más representativas del Partenón griego. Atenea, Hera y Afrodita, pero a esta
boda no fue invitada la diosa Eris quien caracterizada por crear discordia fue dejada a
un lado, veamos a continuación.

NARRADOR: peleo rey de los mortales te entrego la mano de la diosa Tetis para
que la hagas tu esposa.

NARRADOR: no muy lejos de allí la diosa discordia trazaba su plan para vengar la
ofensa que significaba haber sido ignorada.

ERIS: ¿que se han creído? Ignorar a una diosa tan importante como yo, con mi sed
de venganza y mis mágicos poderes y conjuros hare que esta fiesta tenga un final
infeliz.

HERA: una manzana.

ATENEA: y es de oro.

AFRODITA: (tomando la manzana y viéndola aparece escritos


obre ella) “a la más hermosa.”

ATENEA: es para mí, yo soy la más bella.

HERA: esperen vayamos con Zeus, el sabrá determinar a quien corresponde la


manzana.

ATENEA: poderoso Zeus quien de todas nosotras es merecedora de esta magnífica


manzana de oro que está destinada a la más hermosa.

ZEUS: diosas ustedes son todas muy bellas y recuerden que siendo hijas de los
dioses están bien dotadas de físicas cualidades que las realzan por encima de
cualquier mujer. déjense de dramas y discusiones.
HERA: pero poderoso Zeus tienes que decidir somos lindas y bellas queremos
saber quién es la más hermosa.

ATENEA: por favor, Zeus, acláranos la duda.

ZEUS: Diosas yo no puedo hacer tal cosa, pero creo saber quién puede hacerlo. Si,
el mortal Paris, hijo del rey Príamo de la amurallada ciudad de troya.

SEGUNDO ACTO: LA PELEA DE AQUILES.


NARRADOR: Decenas de cuervos han descendido en un barranco de
poca profundidad. Ellos pelean y picotean, agrupados en torno a algo en
el terreno. En el lado opuesto del valle, tres mil soldados. Cuando cada
ejército llega al campo de batalla se detienen y miran uno al otro hacia
abajo, de doscientos metros de distancia. Salen de sus respectivos lados
y se encuentran en el centro del campo dos reyes Agamenón y Triopas,
ambos reyes bajan de sus carruajes ellos se quedan mirando el uno al
otro durante varios segundos.

(Agamenón sonríe y mira hacia el cielo).

AGAMENÓN: Es un buen día para los cuervos.

TRIOPAS: Te lo dije ayer y te lo digo de nuevo hoy. Retire su ejército de


mi tierra.

NARRADOR: Agamenón vuelve a sonreír y vuelve a examinar el valle.

AGAMENÓN: Me gusta tu tierra, y tus soldados también. Ellos Lucharon


valientemente ayer. No bien, pero con valentía.

TRIOPAS: Nunca voy a luchar por ti.

AGAMENÓN: Eso es lo que los mesenios, dijeron también. Y los arcadios.

TRIOPAS: No se puede gobernar el mundo entero. Agamenón, Es demasiado


grande incluso para usted también.

AGAMENÓN: No quiero ver otra masacre. Vamos a terminar esta guerra de la


manera antigua. Su mejor luchador contra mi mejor esfuerzo.
NARRADOR: Por primera vez, Triopas parece esperanzador.

TRIOPAS: ¿Y si mi hombre gana?

AGAMENÓN: Vamos a salir de Tesalia para siempre. Soy un hombre generoso. Si


ganas mantendrías tu trono. Pero Tesalia cae bajo mi mando, para luchar conmigo cada
vez que llame.

( T ri o p a s c o n si d e ra q u e a n te s d e a s e n ti r. L e g ri ta a s u
e j é rc i to )

TRIOPAS: Boagrius!

NARRADOR: los Tesalonicenses murmullan entre ellos y dan un paso al costado.


Un gigante emerge, BOAGRIUS, un pie más alto que los otros hombres.

TRIOPAS: Aquí está mi campeón.

NARRADOR: Agamenón levanta las cejas como el gigante se acerca

NARRADOR: Agamenón (Gritando a su ejército)

AGAMENÓN: ¡Aquiles!

NARRADOR: Los micénicos murmullan entre sí, en busca de Aquiles. Nadie sale.
Agamenón frunce el ceño.

TRIOPAS: Boagrius tiene este efecto en muchos héroes

AGAMENÓN: Tenga cuidado de quien insultó, viejo rey.

NARRADOR: (Un oficial a caballo galopa de las filas micénica al centro del campo e
inclina la cabeza para Agamenón)

OFICIAL: Aquiles no está con el ejército.

(Triopas ríe y mira a Boagrius, que se ríe.)

AGAMENÓN: (Furioso) ¿Dónde está?


NARRADOR: Agamenón consulta con sus oficiales en el campo de batalla,
incluyendo al rey Néstor su asesor de confianza. Cuando Aquiles se pasea a la vista de
los soldados micénicos.

(ALEGRÍA Algunos gritan su nombre.)

AGAMENÓN: ¿Tal vez deberíamos tener nuestra guerra mañana, cuando esté
mejor descansado?

(Aquiles ignora el rey y examina el gigante espera.)

AGAMENÓN: Debería haberte azotado por descaro.

NARRADOR: Él (Aquiles) camina hacia Agamenón, los dedos se encrespan sobre la


empuñadura de su espada. Néstor se desliza entre Aquiles y el rey.

AQUILES: (A Agamenón) ¿Por qué no luchar contra él mismo? ¿No que sea un
espectáculo, un rey que lucha sus propias batallas?

NESTOR: Aquiles. (sorprendido)

(Aquiles finalmente se da vuelta y lo mira).

NESTOR: Mira a los hombres, el ejército.

(Aquiles observa los rostros de los cansados soldados de batalla)

NESTOR: Usted puede ahorrar cientos de ellos. Usted puede poner fin a esta
guerra con una oscilación de su espada. Piense cuántas canciones van a cantar en su
honor.

NARRADOR: Los soldados, asombrados en su presencia, mirando Aquiles. Él


finalmente se da vuelta y camina hacia Boagrius.

(pelean)

NARRADOR: Aquiles saca su espada después de clavarla en el pecho de boagrius y


sigue caminando hacia la línea de Tesalónica, nunca mirando hacia atrás.

TRIOPAS: ¿Quién es usted, soldado?


AQUILES: Aquiles, hijo de Peleo

TRIOPAS: Aquiles. No voy a olvidar el nombre. (Triopas ofrece Aquiles el cetro de


oro macizo.) La regla de Tesalia lleva este cetro. Dáselo a tu rey.

AQUILES: Él no es mi rey.

TERCER ACTO: ESPARTA.


NARRADOR: mientras tanto las diosas se dirigen a Paris que se
encuentra con Héctor en Esparta. Fraternizando con Menelao sus buenas
alianzas entre troya y Esparta.

AFRODITA: apuesto Paris dinos tú, quien de nosotras es la más bella.

PARIS: soy un simple mortal, ustedes son diosas, hermosas todas.

HERA: noble Paris, concédeme la manzana y a cambio te daré la fuerza y


el poder sin límite.

ATENEA: esbelto espécimen troyano, yo a cambio te daré la sabiduría e


inteligencia.

AFRODITA: déjalas, yo te puedo dar a la mujer más hermosa del planeta.


PARIS: que hermosa. (mirando la manzana).

NARRADOR: así Paris acepto la propuesta de Afrodita, e inducido por tan


mística diosa se dispone en busca de Helena aprovechando la visita de su hermano
Héctor a la ciudad de Esparta.

CUARTO ACTO: PALACIO DE ESPARTA


- Salón de Recepciones –

NARRADOR: Menelao, rey de Esparta, está a la cabeza de una gran mesa


que se extiende por la longitud de una sala iluminada por antorchas. Un guerrero
con cicatrices de batalla, Menelao ya está a mitad de camino borracho.
NARRADOR: Al lado de Menelao se sienta su esposa, Helena, con un
blanco vestido, la cabeza inclinada, escuchando a su marido. Frescas las flores se
tejen en el pelo. Su belleza es tan extrema que parece existir en un reino independiente.

NARRADOR: La única mujer en la habitación y el único vestido de


blanco, ella brilla en medio de los guerreros de Esparta y Troya. Todos se sientan
en una mesa llena de platos de asado aves de caza, los pescados enteros, pulpos,
lechones y platos de fruta.

(Menelao sostiene su copa de vino de oro en el aire)

NARRADOR: señalando a sus invitados de honor: Héctor y París. Héctor no es en el


aspecto mejor hombre en la sala, ni el más grande, pero la intensidad de su expresión, la
realeza de su porte confirma que él es un líder nato. París es en aspecto mejor hombre
en la sala, por un tiro largo. Él no está prestando atención a Menelao, Él está mirando a
Helena.

MENELAO: Hemos tenido nuestros conflictos antes, es verdad. Hemos luchado


muchas batallas, Esparta y Troya. ¡Y luchado bien!

(los soldados de Menelao están alegres y borrachos. Por un momento, Helena mira
hacia arriba y se encuentra con París en la mirada.)

MENELAO: Pero siempre he respetado su padre. Príamo es un buen hombre, un


buen rey. Yo lo respetaba como un adversario, y lo respeto ahora como mi aliado. (Más
aplausos, esta vez de todo el conjunto.

Paris: Todavía está mirando Helena. Héctor le da codazos a su hermano en el


hombro.)

MENELAO: Brindemos por la paz. (Héctor asiente con la cabeza a Menelao y levanta
su copa.)

HECTOR: La paz entre Troya y Esparta.

MENELAO: Que los dioses mantengan a los lobos en las colinas y a las mujeres en
nuestras camas.

PERSONAS: ¡A Esparta! ¡Para Troya!

NARRADOR: Polidora, una de las doncellas de Helena, lleva una docena de mujeres
atractivas a el salón de banquetes.
(Los guerreros aúllan a la vista de las mujeres. Pronto cada uno de las doncellas se
encuentra flanqueado por los soldados borrachos y Menelao agarra a Héctor en un
abrazo de oso.) doncellas se encuentra flanqueado por los soldados.

MENELAO: Sólo un hombre trabaja mejor espada que tú.( silencio) El hijo de Peleo.

HECTOR: Aquiles.

(Helena se para y sale de la sala de recepción. Menelao se da cuenta y la sigue)

QUINTO ACTO: EL CUARTO DE HELENA.


MENELAO: Helena esposa mía, debo partir a Micenas junto a mi hermano
Agamenón, jefe del ejército griego.

HELENA: ¿oh, esposo mío por cuanto tiempo no estas cerca?

MENELAO: aun no lo sé, tal vez todo el invierno, pero si tenemos el triunfo
volveremos pronto.
HELENA: ¿no crees que es mucho tiempo?

MENELAO: pero mi amor vendré, prometo que más temprano que tarde.

HELENA: ¿qué será de mi en tu ausencia?

MENELAO: descuida lo tengo arreglado, mis soldados se encargarán de custodiar


el palacio.

(se marcha del cuarto)

NARRADOR: al partir de viaje Menelao, Paris no desaprovecha la oportunidad


gracias a el grado de amistad con los griegos. ingresa al cuarto para verse con Helena
quien en sueños había presenciado cautivada el rostro del joven Paris.

POLIDORA: mi reina, el joven príncipe Paris desea hablar con usted.

NARRADOR: (La habitación está iluminada por una docena de velas de alto. Helena
elimina las flores de su cabello s y los deja caer en un recipiente de agua. Se oye un
sonido y mira hacia arriba. Paris se encuentra en la puerta.)
NARRADOR: como si se conocieran de siempre, los dos se miran fijamente a los
ojos y estallan en una arrebatadora pasión, veamos.

HELENA: había pensado que tan solo era un sueño, pero los dioses me han
revelado tu belleza y valentía.

(Helena sigue quitando las flores de su cabello, pero ella no puede ocultar una
media sonrisa.)

PARIS: tan hermosa como los dioses me mostraron ante ti.

HELENA: consciente soy que no puedo amarte, pero el destino me puso ante ti.

PARIS: oh helena los dioses han hablado y mi destino está a tu lado.

HELENA: ¡¡¡no!! bien sabes que Menelao podría pedirle a Agamenón que te
arranque la cabeza y se la de a los buitres.

PARIS: te llevaría conmigo ahora mismo. HELENA: ¡¡¡no!! sabes que ocasionaría
desgracias, mejor déjame aquí, debes marcharte.

PARIS: tienes razón, aunque esta partida me rasgue el corazón debo marcharme.

NARRADOR: Paris saca de su túnica un collar de perlas con plata. Las perlas del
mar del Propóntide y las pone alrededor de su cuello.

HELENA: Son hermosos. Pero no puedo usarlos. Menelao nos mataría a los dos.

PARIS: No tengas miedo de él.

HELENA: No tengo miedo de morir.

(Ella pasa los dedos a través de su línea de la mandíbula.)

PARIS: Usted no tiene que temer al futuro.

(Helena lo mira)

NARRADOR: sin saber lo que quiere decir.


(confundida)

HELENA: ¡¡¡espera!! llévame contigo, deja que los dioses obren con la voluntad del
destino.

PARIS: huyamos pronto, en Troya serás feliz a mi lado.

NARRADOR: (Sus manos están en su momento, deslizándose por el cuello al


descubierto, por la espalda, descansando sobre sus caderas. Su boca está muy cerca de
su oído. Helena cierra los ojos.)

HELENA: (Susurrando) Sí.

PARIS: Ven conmigo.

HELENA: No juegues conmigo, príncipe de Troya. No juegues.

NARRADOR: Los sonidos de pisadas y risas en la puerta sobresaltaron. París, a


mitad de camino desenvaina un cuchillo colgando de su cinturón.

PARIS: Los hombres nos buscan y los dioses nos maldicen. Pero yo te amaré. Hasta
el día en que se queme mi cuerpo te amaré.

NARRADOR: (Helena se queda mirando a los ojos de París, contemplando lo


imposible.)

NARRADOR: de esta manera, Helena esposa de Menelao seducida por la


propuesta de Paris decide irse con él a Troya, al arribar fue sorprendido por Héctor
hermano mayor de Paris. Valiente guerrero troyano.

SEXTO ACTO: CUBIERTA DEL BUQUE.


NARRADOR: Los vientos son fuertes. los marineros tienden las velas. Héctor se
encuentra en la proa, apoyado en la barandilla, tallando un LEÓN DE MADERA. París
se une a él.

PARIS: Una hermosa mañana. Poseidón ha bendecido nuestro viaje. (Héctor se ve


el cielo azul por un momento.)
PARIS: ¿Me quieres, hermano?

(Héctor descansa el cuchillo en la cubierta y sonrisas.

HECTOR: ¿Qué has hecho ahora?

PARIS: Tengo que mostrarte algo.

NARRADOR: París camina hacia la escalera que conduce al interior del barco.
Héctor lo mira durante unos segundos, París abre la puerta. Helena, vestida con una
túnica con capucha, se sienta en el borde de una hamaca, balanceándose ligeramente.
Ella está de pie. Héctor se le queda mirando con incredulidad. Se vuelve y mira a París.

HECTOR: (¡¡¡molesto!!!) que significa esto? ¿Helena es la esposa de Menelao rey de


Esparta te has vuelto loco? ¿Que pasara si Menelao lanza todo su ejército contra
Troya?

PARIS: déjame no interfieras en nuestros asuntos.

HECTOR: cómo quieres que no interfiera se avecinara una inmensa flota que se dé
griegos, correrán ríos de sangre. Si no fueras mi hermano te mataría donde estés.

HELENA: Nunca tendremos paz.

PARIS: Yo no quiero la paz. Te quiero a ti.

SEPTIMO ACTO: PALACIO DE ESPARTA


CUARTO DE HELENA-

NARRADOR: Menelao, seguido por diez soldados, hacia el cuarto de helena.

(Se encuentra Polidora brillando las joyas de la reina. Menelao la agarra del brazo
con brusquedad. Ella está aterrorizada.)

MENELAO: ¿Dónde está ella?

POLIDORA: ¿Quién, mi rey?


NARRADOR: La criada intenta hablar, pero las palabras no salen. Afortunadamente
para ella, Hipaso un consejero real, entra a la sala en ese momento, seguido de un viejo.

HIPASO: Ella se fue con los troyanos, mi rey. El anciano la vio abordo de su buque.

MENELAO: (sosteniendo al pescador) Los troyanos?

PESCADOR: Con el joven príncipe. París.

MENELAO: ¡necesito mi barco listo!

OCTAVO ACTO: FORMACION DE LAS


TROPAS GRIEGAS.
NARRADOR: mientras tanto abordo de la nave, Héctor pide que vuelvan a Esparta
para dejar a Helena, después de discutir con su hermano Paris alegando todo el
esfuerzo que su padre el rey Príamo ha hecho para conservar la paz con Esparta. Por
otro lado, en Micenas Menelao, seguido por Hipaso y un séquito de soldados entran a la
sala del palacio, Agamenón está sentado, en un trono hermoso tallado de madera maciza
de roble.

AGAMENÓN: Su mensajero llegó hace dos días. Yo sé lo que pasó.

MENELAO: Yo la quiero de vuelta.

AGAMENÓN: Por supuesto que sí. Ella es una mujer hermosa.

MENELAO: Yo la quiero de vuelta, No voy a descansar hasta ver ardiendo


Troya.

AGAMENÓN: (Sonriendo) Pensé que quería la paz con Troya.

MENELAO: habrá una disputa con los troyanos en mi honor. Un insulto


para mí es un insulto para usted.

AGAMENÓN: Y un insulto para mí es un insulto a todos los griegos.

NESTOR: Los troyanos no se han conquistado.


AGAMENÓN: No lo he probado todavía. El Viejo rey Príamo cree que es
intocable detrás de sus muros altos, Si Troya cae, puedo controlar el
Egeo.

NESTOR: Héctor comanda a uno de los mejores ejércitos en el este. Y


Troya se construye para resistir un asedio de diez años. Una última cosa,
necesitamos de Aquiles.

(Agamenón niega con la cabeza)

AGAMENÓN: Aquiles no se puede controlar.

NESTOR: No es necesario controlarlo.

AGAMENÓN: Sí, él es un asesino dotado, pero sigue sin rey. Amenaza


todo lo que he construido.

NESTOR: Sus palabras son verdaderas. Pero ¿cuántos batallas hemos


ganado fuera del borde de su espada? Esta será la mayor guerra que el
mundo haya visto jamás Necesitamos el más grande
guerrero.

NARRADOR: en efecto al tomar cuenta de los hechos los griegos


abordaron sus naves y se embarcaron con destino a Troya la ciudad de
altas murallas cubiertas de oro. De esta forma estalla una guerra que se
prolongaría por muchos años y traería el ocaso a hasta entonces esta
poderosa ciudad.

(se organizan para pelear, desembarcan y luchan.)

NOVENO ACTO: SECUESTRO DE


CRISEIDA.
NARRADOR: el enfrentamiento era voraz y muchos guerreros eran
abatidos. La guerra hasta ahora la ganaban los griegos quienes
contaban en sus filas con el más fuerte y osado combatiente, Aquiles el
de los pies ligeros, sin embargo, la prepotencia del jefe del ejército
Agamenón hizo que la batalla en un momento inesperado se volviera
tensa, Agamenón había cometido una infamia
deslumbrado por la belleza de Criseida hija de Crises sacerdote de Apolo
sin pensar en las consecuencias, la toma a la fuerza y se la lleva cautiva.

AGAMENON: te he dicho que camines.

(dirigiéndose a Criseida)

CRISEIDA: déjame en libertad, bien sabes que mi padre es sacerdote de


Apolo y bien sabes que él podría hacer que esta guerra te sea bien
adversa.

AGAMENON: nadie se opondrá a que Agamenón tenga lo que quiere, ni


un sacerdote ni nadie.

CRISEIDA: libérame pronto y mi dios te concederá lo que pidas.

AGAMENON: ya te lo había dicho te quedaras aquí para cumplir mis


deseos.

NARRADOR: (EN OTRO LADO...)

CRISES: (suplicando) divino Apolo, Agamenón ha atacado. tomando


prisionera a mi hija Criseida concédeme la dicha, has que vuelva
conmigo y castiga su ofensa y la de su ejército.

APOLO: nadie osa ofender a mi sacerdote y menos a Apolo, sufrirá su


castigo y serán azotados con las constantes torretas de flechas.

NARRADOR: dicho esto por Apolo al instante se vio caer de los cielos
flechas por millares y el ejercito griego comenzó a verse diezmado caían
unos tras otros. eran atravesados por las flechas implacables, mientras
trascurrían sucesivas derrotas el propio Aquiles confundido y temeroso
acude al Oráculo, esta le daría una explicación para lo que estaba
ocurriendo.

NARRADOR: (EN EL ORACULO...)


AQUILES: dime cual es la razón para nuestras constantes derrotas
porque Apolo ha lanzado sus flechas contra nuestro ejército.

ORACULO: Apolo esta enfadado porque Agamenón ha tomado por la


fuerza a la hija de su sacerdote.

NARRADOR: ahora que Aquiles sabia la razón, no oculto su enojo y fue


en busca de Agamenón para recriminarlo y a convencerlo de cambiar su
actitud.
AQUILES: el Oráculo ha hablado y me ha revelado la razón de nuestras
constantes derrotas y es porque Apolo esta enfadado por qué has
ofendido a un servidor suyo, a Crises manteniendo cautiva a su hija
Criseida es preciso que la devuelvas antes que sea fatal para nuestros
intereses.

AGAMENON: ¿qué te has creído? ¡Soy yo el ofendido Deja a Criseida!


¡Guardia! Trae a Briseida para ocuparla en su lugar, preparala y llevala a
mi tienda.

NARRADOR: De esta manera Agamenón se ensaño con Aquiles y le


arrebato a su esposa Briseida en represalia por haber acudido al
Oraculo. Aquiles agraviado decide no continuar en la lucha y se reduce a
salir del campo de batalla, por el contrario, acude a su madre Tetis
implorando venganza por su mediación ante Zeus y que la guerra les sea
aún más adversa a los griegos.

DECIMO ACTO: LA AYUDA DE AQUILES.


NARRADOR: Héctor enfrenta la colera de Aquiles. en consecuencia, la
guerra era totalmente favorable para los troyanos, Héctor su guerrero
más valiente cobraba notoriedad. Por otro lado, Agamenón intenta
convencer a Patroclo entrañable amigo de Aquiles para que este sirva de
mediador y consiga devolverlo a la lucha.

(en la tienda de Agamenón)

PATROCLO: ¿me mando a llamar? ¿Qué sucede?


AGAMENON: Patroclo eres el mejor amigo de Aquiles, hemos tenido
muchas derrotas, es necesario que vuelvas donde él y lo convenzas de
volver a la batalla.

PATROCLO: así lo hare gran Agamenón, mas no garantizo que pueda


convencerlo.

(Patroclo va a la tienda de Aquiles y esto es lo que sucede)

PATROCLO: divino Aquiles es necesario que vuelvas a pelear, la guerra


esta adversa, solo conseguimos derrotas, contigo todo era victoria.

AQUILES: ¡bien conoces mis razones Agamenón me ha ofendido jamás


volveré a luchar junto a él, no lo hare!

PATROCLO: comprendo tu enfado, somos como hermanos. ahora


quiero que compartamos armaduras para lograr confundirlos, creerán
que eres tú.

AQUILES: lo que me pidas no puedo negarlo, pero solo te pido una


condición.

PATROCLO: ¿Cual ha de ser?

AQUILES: que no te acerques mucho a las murallas de Troya porque


podría matarte y las consecuencias serían fatales.

DECIMOPRIMER ACTO: LA FURIA DE


AQUILES.

NARRADOR: Patroclo no pudo convencer a Aquiles de volver a la pelea,


pero logro convencerlo para que le proporcione su magnífica armadura
confeccionada por Efectos el dios del fuego y la metalurgia, pero
Patroclo olvido la advertencia de Aquiles y los dioses dieron fe del
engaño a Héctor quien no dudo en enfrentarlo y matarlo.
DIOSA: Héctor no temas pues al que tienes adelante de ti no es Aquiles
es un farsante, acaba con él.

(pelea)

NARRADOR: y de esta manera muere Patroclo a manos de Héctor quien


victoriosa toma como trofeo las armaduras de Aquiles las cuales portaba
Patroclo. Aquiles al darse cuenta de la trágica noticia que daba cuenta
de la muerte de su entrañable amigo lleno de ira lanza un grito de guerra
que llena de sangre a más de uno allí presente. Y volviendo a la batalla
salió al encuentro de Héctor.

AQUILES: ¡¡Héctor maldito!! Morirás y Troya ardera, pagaras con tu


sangre la muerte de Patroclo y rogaras que los dioses se apiaden de ti.

HECTOR: aquí estoy dispuesto a abatirme en lucha. los dioses han


hablado y soy consciente que mi destino ha sido trazado. hagamos un
trato.

AQUILES: yo no hago tratos.

HECTOR: solo quiero proponerte algo, si yo te gano entregare tu cuerpo


a los tuyos, pero si tú me vences promete entregar mi cuerpo a los míos.
Para que sea honrado con los honores de guerra.

AQUILES: entre nosotros no habrá tratos, te arrancare los ojos y los


intestinos para dárselos a los buitres. Luego arrastrare tu cuerpo por
toda Troya.

HECTOR: ¡espera! haz caso a lo que te digo, escucha mi propuesta.

AQUILES: no, es más, que comience la pelea.

NARRADOR: Héctor toma valor y arremete con su espada contra Aquiles,


el divino Aquiles lo elude hábilmente y Héctor es derribado, Héctor
comprende que su suerte está echada.

HECTOR: poderoso Aquiles habiéndome vencido te pido por favor que


entregues mi cuerpo y a cambio se te dará todo mi peso en oro.
AQUILES: ¡no hay peso en oro que pueda saciar mi ira, muere maldito!

NARRADOR: tras la muerte de Héctor, el rey Príamo acude donde


Aquiles para solicitarle el cuerpo de su hijo.

De esta manera concluye esta historia de la épica clásica con los


funerales de Héctor.

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