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Obra de Teatro La Iliada
Obra de Teatro La Iliada
NARRADOR: peleo rey de los mortales te entrego la mano de la diosa Tetis para
que la hagas tu esposa.
NARRADOR: no muy lejos de allí la diosa discordia trazaba su plan para vengar la
ofensa que significaba haber sido ignorada.
ERIS: ¿que se han creído? Ignorar a una diosa tan importante como yo, con mi sed
de venganza y mis mágicos poderes y conjuros hare que esta fiesta tenga un final
infeliz.
ATENEA: y es de oro.
ZEUS: diosas ustedes son todas muy bellas y recuerden que siendo hijas de los
dioses están bien dotadas de físicas cualidades que las realzan por encima de
cualquier mujer. déjense de dramas y discusiones.
HERA: pero poderoso Zeus tienes que decidir somos lindas y bellas queremos
saber quién es la más hermosa.
ZEUS: Diosas yo no puedo hacer tal cosa, pero creo saber quién puede hacerlo. Si,
el mortal Paris, hijo del rey Príamo de la amurallada ciudad de troya.
( T ri o p a s c o n si d e ra q u e a n te s d e a s e n ti r. L e g ri ta a s u
e j é rc i to )
TRIOPAS: Boagrius!
AGAMENÓN: ¡Aquiles!
NARRADOR: Los micénicos murmullan entre sí, en busca de Aquiles. Nadie sale.
Agamenón frunce el ceño.
NARRADOR: (Un oficial a caballo galopa de las filas micénica al centro del campo e
inclina la cabeza para Agamenón)
AGAMENÓN: ¿Tal vez deberíamos tener nuestra guerra mañana, cuando esté
mejor descansado?
AQUILES: (A Agamenón) ¿Por qué no luchar contra él mismo? ¿No que sea un
espectáculo, un rey que lucha sus propias batallas?
NESTOR: Usted puede ahorrar cientos de ellos. Usted puede poner fin a esta
guerra con una oscilación de su espada. Piense cuántas canciones van a cantar en su
honor.
(pelean)
AQUILES: Él no es mi rey.
(los soldados de Menelao están alegres y borrachos. Por un momento, Helena mira
hacia arriba y se encuentra con París en la mirada.)
MENELAO: Brindemos por la paz. (Héctor asiente con la cabeza a Menelao y levanta
su copa.)
MENELAO: Que los dioses mantengan a los lobos en las colinas y a las mujeres en
nuestras camas.
NARRADOR: Polidora, una de las doncellas de Helena, lleva una docena de mujeres
atractivas a el salón de banquetes.
(Los guerreros aúllan a la vista de las mujeres. Pronto cada uno de las doncellas se
encuentra flanqueado por los soldados borrachos y Menelao agarra a Héctor en un
abrazo de oso.) doncellas se encuentra flanqueado por los soldados.
MENELAO: Sólo un hombre trabaja mejor espada que tú.( silencio) El hijo de Peleo.
HECTOR: Aquiles.
MENELAO: aun no lo sé, tal vez todo el invierno, pero si tenemos el triunfo
volveremos pronto.
HELENA: ¿no crees que es mucho tiempo?
MENELAO: pero mi amor vendré, prometo que más temprano que tarde.
NARRADOR: (La habitación está iluminada por una docena de velas de alto. Helena
elimina las flores de su cabello s y los deja caer en un recipiente de agua. Se oye un
sonido y mira hacia arriba. Paris se encuentra en la puerta.)
NARRADOR: como si se conocieran de siempre, los dos se miran fijamente a los
ojos y estallan en una arrebatadora pasión, veamos.
HELENA: había pensado que tan solo era un sueño, pero los dioses me han
revelado tu belleza y valentía.
(Helena sigue quitando las flores de su cabello, pero ella no puede ocultar una
media sonrisa.)
HELENA: consciente soy que no puedo amarte, pero el destino me puso ante ti.
HELENA: ¡¡¡no!! bien sabes que Menelao podría pedirle a Agamenón que te
arranque la cabeza y se la de a los buitres.
PARIS: te llevaría conmigo ahora mismo. HELENA: ¡¡¡no!! sabes que ocasionaría
desgracias, mejor déjame aquí, debes marcharte.
PARIS: tienes razón, aunque esta partida me rasgue el corazón debo marcharme.
NARRADOR: Paris saca de su túnica un collar de perlas con plata. Las perlas del
mar del Propóntide y las pone alrededor de su cuello.
HELENA: Son hermosos. Pero no puedo usarlos. Menelao nos mataría a los dos.
(Helena lo mira)
HELENA: ¡¡¡espera!! llévame contigo, deja que los dioses obren con la voluntad del
destino.
PARIS: Los hombres nos buscan y los dioses nos maldicen. Pero yo te amaré. Hasta
el día en que se queme mi cuerpo te amaré.
NARRADOR: París camina hacia la escalera que conduce al interior del barco.
Héctor lo mira durante unos segundos, París abre la puerta. Helena, vestida con una
túnica con capucha, se sienta en el borde de una hamaca, balanceándose ligeramente.
Ella está de pie. Héctor se le queda mirando con incredulidad. Se vuelve y mira a París.
HECTOR: cómo quieres que no interfiera se avecinara una inmensa flota que se dé
griegos, correrán ríos de sangre. Si no fueras mi hermano te mataría donde estés.
(Se encuentra Polidora brillando las joyas de la reina. Menelao la agarra del brazo
con brusquedad. Ella está aterrorizada.)
HIPASO: Ella se fue con los troyanos, mi rey. El anciano la vio abordo de su buque.
(dirigiéndose a Criseida)
NARRADOR: dicho esto por Apolo al instante se vio caer de los cielos
flechas por millares y el ejercito griego comenzó a verse diezmado caían
unos tras otros. eran atravesados por las flechas implacables, mientras
trascurrían sucesivas derrotas el propio Aquiles confundido y temeroso
acude al Oráculo, esta le daría una explicación para lo que estaba
ocurriendo.
(pelea)