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LA NACION

PERIODICO POLITICO, LITERARIO Y NOTICIOSO

Bogota, lunes 22 de mayo de 1890

¿UN NUEVO AMANECER O


UN OSCURO DESTINO?
Por: José Maria Caldas (escritor, politico y
economista)

En el viejo continente, un fenómeno está


ocurriendo: la "Industrialización". Este
proceso ha desencadenado un desarrollo
tecnológico y científico sin precedentes,
generando cambios en los sectores
productivos y económicos de los países
participantes. Sin embargo, en América
Latina, este fenómeno apenas se ha dejado
sentir. Esto me plantea dos preguntas: ¿Qué
papel desempeña la industrialización en América Latina presenta diversas
nuestro desarrollo? ¿Por qué hemos deficiencias significativas, como la
experimentado un rezago económico dependencia de la producción y
evidente desde la independencia? exportación de productos primarios,
la falta de diversificación económica,
la escasa creación de empleo y la falta
de innovación tecnológica. Si bien no
todo es responsabilidad nuestra, ya
que hemos sido tentados con
propuestas atractivas por parte de
países desarrollados que nos han
ofrecido incentivos a cambio de
especializarnos en la producción de
materias primas, lamentablemente
nuestros gobiernos latinoamericanos
son débiles institucionalmente y
descuidan nuestro desarrollo local.
En resumen, nos han pagado por
estancarnos económicamente. Nos
han cerrado las puertas del "Jardín
del Edén".
Con esto en mente, puedo afirmar que el papel de la industrialización ha
generado una desaceleración en nuestro desarrollo
El atraso económico evidente después de la independencia se debe a una serie de
sucesos caóticos, derivados de la falta de experiencia de los gobiernos sucesores de
la colonia española en cuanto a estabilidad política y manejo de conflictos
internos. Los estados recién independizados, frágiles y débiles, concentraron sus
recursos y energías en la defensa del territorio, la represión de rebeliones y la
recaudación de impuestos, descuidando la inversión en desarrollo y estancando la
infraestructura, el capital humano, la industria y la producción. Muchos atribuyen
esto a la desigualdad acompañada de instituciones débiles y corruptas que no
protegieron la propiedad ni los derechos de las personas comunes. Si bien es
cierto que esto se heredó de la institución colonizadora, que ya poseía estas
características, no es la razón principal de nuestro estancamiento

Puedo concluir que el actual atraso de América Latina no se debe únicamente a la


desigualdad generada por la colonización, ni a la falta de institucionalidad o al
esclavismo. Más bien, es resultado de nuestra actuación posterior a la
independencia y la falta de planificación a largo plazo. No obstante, los gobiernos
de los países industrializados fomentaron indirectamente nuestro estancamiento
y nos limitaron a ser meros productores de materias primas.

Con el panorama actual, preveo que aquellos países que no han logrado su propio
desarrollo enfrentarán dificultades para adaptarse a este nuevo fenómeno y
alcanzar un crecimiento sostenible. América Latina puede vislumbrar un nuevo
amanecer, pero también corre el riesgo de enfrentar un oscuro destino.

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