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El Entrenamiento de La Resistencia
El Entrenamiento de La Resistencia
Resistencia de la velocidad
Constituye la capacidad específica del fútbol para desarrollar esfuerzos a una
velocidad casi máxima (80 a 95 % de la velocidad máxima) el mayor tiempo
posible. Una resistencia sumamente buena (capacidad y potencia aerobia) permite
repetir varias veces este tipo de esfuerzo durante todo un partido.
Resistencia local
Constituye la capacidad de resistir a la fatiga, solicitando menos del 1-6 % de la
masa muscular total. Un trabajo de tal tipo, que fomenta la oxigenación de los
músculos, implica igualmente los sistemas cardiovasculares y respiratorios.
Por consiguiente, cuanto mayor sea el tanque y cuanto mejor sepa utilizar el
jugador su contenido, tanto mejor será su rendimiento en un partido y durante
toda la temporada.
Los atletas de resistencia (maratón, 10 000 m, ciclismo, esquí de fondo) tienen un
VO2 máx de más de 80ml/kg/min. En el fútbol, los mejores jugadores obtienen un
VO2 máx de 65 a 70 ml/ kg/min., según la edad, el nivel del rendimiento individual
y según su posición en el equipo. Un VO2 máx de 60-62 ml/kg/ min. se considera
ya como un buen valor en un jugador e incluso para jugadores de 16-17 años.
La edad es un factor importante del VO2 máx, el cual varía durante el crecimiento y
puede ser muy diferente de un jugador a otro. Los jóvenes futbolistas de 13-14
años pueden tener un VO2 máx entre 49 y 65 ml/ kg/min.
Tener resistencia:
– es beneficiosa para el rendimiento en la competición (resistencia general y
específica) y para la tolerancia a la carga durante el entrenamiento;
– permite renovar rápidamente el ATP (adenosintrifosfato), energía vital y
fundamental del metabolismo general;
– ayuda a mantener las cargas y cambios de ritmo del partido, así como los del
entrenamiento;
– permite eliminar más rápidamente las sustancias tóxicas provenientes de la fatiga;
– retarda la aparición de lactatos (ácido láctico) y fomenta su tolerancia;
– mantiene en alerta al sistema neuromuscular y, particularmente, la velocidad de
percepción, anticipación y decisión;
– reduce los errores técnicos y tácticos, producto de la fatiga, particularmente hacia
el final de un partido;
– favorece la lucidez mental;
– limita los riesgos de lesiones y mejora el sistema inmunológico.
Dicho valor, que requiere una prueba específica de laboratorio, pero igualmente de
campo, fomentará un entrenamiento de máxima calidad, con mayor precisión,
particularmente en la individualización para desarrollar la capacidad de
rendimiento aerobia-anaerobia.
Existen diferentes pruebas para determinar la VAM: yoyo, Vameval, Gacon, sobre
bandas rodantes o en bicicleta, etc. Cálculo de la VAM con el test de Cooper:
distancia recorrida multiplicada por cinco (o dividida por dos). 3 350 m arrojan una
VAM estimada de 16.7 km/h o 17 km/h.
La proporción entre las fibras musculares rojas lentas (ST «slow twitch») y las fibras
musculares blancas rápidas (FT «fast twitch») influye igualmente en la capacidad de
resistencia del atleta. Un entrenamiento apropiado puede transformar las fibras FT
en fibras ST; lo contrario puede darse solamente en una medida muy restringida
(según estudios recientes).
Para alcanzar el volumen de oxígeno (V02 máx) que un jugador puede consumir, el
esfuerzo deberá corresponder a la potencia aerobia máxima (PAM) y deberá
mantenerse a una intensidad elevada (VAM).
La vía anaerobia láctica permite realizar esfuerzos muy intensos (100 %, incluso 110
% de la velocidad máxima de arranque o pique) de muy corta duración (velocidad,
capacidad de reacción, potencia muscular):
– duración de 2’’- 3’’ a 10’’- 12’’ (6 a 10 repeticiones);
– recuperación total.
Método continuo:
– carreras variadas en la naturaleza o en la cancha;
– 30-60’, manteniendo la misma intensidad sin interrupciones;
– poco utilizado en el fútbol actual, o bien durante ciertas sesiones de
entrenamiento en el período de preparación y frecuentemente por intervalos
largos (intensidad baja / 60-75 % de la FCmáx / 60-70 % de la VAM);
– dicho trabajo solicita esencialmente las fibras musculares lentas (ST).
Método fartleck (Método sueco = juego de velocidad):
– carreras con ritmo variable (CRV) lentas, moderadas y rápidas, frecuentemente de
forma intuitiva;
– duración de 12’ a 20’ con cambio de ritmo (2-3’ carrera moderada con 30’’ a 1’ de
aceleración); intensidad de 70 a 85 % de la FCmáx / (60-70 % a 80-90 % de la
VAM);
– utilizado regularmente en el fútbol en el período de preparación, alternadamente
con el método continuo.
Juegos de práctica
(forma integrada o compleja – TE-TA-CO + Mental)
Alternación de juego con recuperación parcial o total.
Duración según el objetivo físico requerido:
– 5 contra 5 (45 x 40 m) = 5-6’ (2 a 4 series);
– 3 contra 3 (30 x 25 m) = 3-4’ (3 a 5 series);
– 9 contra 9 (16 m x16 m) = 8-12’ (2 a 4 series).
Con este método separado o mixto (separado + integrado), será necesario conocer
la velocidad aerobia máxima (VAM) para la precisión del entrenamiento.
En la progresión de las cargas, los jóvenes de 17-18 años dotados de buena fuerza
básica pueden realizar este entrenamiento con saltos más explosivos para ganar
altura mediante un ejercicio intermitente de 10 – 20”.
Si bien los juegos de práctica tienen prioridad en los niños, el método intermitente
puede también aplicarse fácilmente a los jóvenes de 13-14 años. El ejercicio
intermitente corto (5-30’’) permite trabajar el sistema aerobio y las fibras
musculares rápidas, elemento importante en esta etapa del crecimiento.
Recomendaciones para optimizar el entrenamiento de la resistencia en los
jóvenes
En las carreras lentas a moderadas (zona de intensidad 1), el jugador debe estar en
condición de hablar durante el esfuerzo. Será igualmente importante observar su
carrera, la posición de su cuerpo, el aflojamiento de sus pasos, así como la
respiración del jugador, sin olvidar el control de la frecuencia cardíaca.
Por lo tanto, esta constatación implica que se deberá aplicar, incluso a esta edad,
dicho tipo de entrenamiento de manera prudente y limitada en función de los
jugadores, variando las formas, pero ante todo las cargas. Es únicamente al final de
la adolescencia (18-19 años) –sobre la base del potencial de rendimiento
adquirido– que se podrán aumentar la intensidad de las cargas y el volumen del
trabajo, lo cual se asemejará cada vez más al entrenamiento de adultos.