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Mi amigo el tlacuache
JUNIO 2021 JUNIO 2021
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GUSI EXPLORANDO SU casa


humana

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CL SERGIO CUEVAS GARCÍA
descubrió, lo golpeó e hizo peda-
zos. Ya muerto, el tlacuache reunió
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sus pedazos, se reconstruyó y rena-


Instituto de Energías Renovables, UNAM pasaron de un color blanco a ser ció. Por eso, aunque a veces parece
negras con una delgada línea blan- muerto, en realidad está vivo. Fi-

I
as historias de tlacuaches no son extrañas en ca en la punta. En su cara larga y nalmente, el tlacuache entregó a los

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Morelos. De manera casi cotidiana convivimos puntiaguda de color pálido, sus ojos hombres el fuego y el maiz con lo
con estos mamíferos, los únicos marsupiales negros resaltan notablemente. que empezó la historia [7]. Es justo
existentes en México. Se han adaptado en forma sor- que los mexicanos cuidemos a este
prendente a la vida urbana, ocupan los más reducidos Alcanzan su madurez sexual entre gran amigo.
y escasos espacios verdes que hemos dejado libres. Es los 6 y 8 meses y solo tienen 2 años

E
común observarlos en los jardines o en los patios de las de actividad reproductiva, pues Mi intención era liberar eventual-
casas: caminan apaciblemente, trepan por los árboles muy pocos tlacuaches sobreviven mente a Gusi pero después de tres
y las bardas o hurgan aquí y allá en busca de comida. más allá del tercer año de vida [2]. meses a mi cuidado dudaba que pu-
Seguramente las barrancas de Cuernavaca, a pesar de Las hembras abundan más que los diera adaptarse a la vida “silvestre”.
la contaminación que les hemos impuesto, son un oasis machos, en una proporción de dos Diariamente lo dejaba libre en el

N
para esta y otras especies. a uno [4]. Como pude verificar sin jardín, que recorría tranquilamente
duda alguna, su dieta es omnívora escondiéndose entre las plantas y
A finales de agosto de 2020, en plena pandemia, des- y les encantan los insectos, particu- regresando a la madriguera que le
pués de una tormenta nocturna, cercana al diluvio uni- larmente las cucarachas, por lo que tenía preparada. Día tras día, las
versal encontré por la mañana a una cría de tlacuache ayudan a controlar las plagas. Tam- horas de estancia fuera de casa se
en mi jardín, que seguramente tuvo el infortunio de bién consumen pequeños vertebra- fueron ampliando hasta que decidí

C
caer del lomo de su madre. Empapada e inmóvil, no dos, frutas, semillas y desperdicios dejarlo pasar la noche en el jardín,
alcanzaba siquiera los 10 centímetros de longitud. La de comida. La flexibilidad en sus colocando su madriguera en un lu-
creí muerta y al levantarla, un leve movimiento me hizo hábitos alimenticios les ha permiti- gar seguro. Durante dos días lo en-
advertir que no lo estaba. Después de secarla y expo- do colonizar con éxito muy diversas contré plácidamente dormido, pero
nerla al sol, pareció recobrarse y continuó durmiendo regiones, incluidos los entornos hu- al tercer día desapareció. Después
plácidamente. Gracias a los consejos de un buen amigo manos. Establecen sus madrigueras de buscarlo por toda la casa, com-

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veterinario, logré alimentarla y criarla durante tres me- en huecos naturales o entre la ve- prendí que había optado por habi-
ses, pasando mi amigo tlacuache varias horas al día, getación tupida. En situaciones de tar en el terreno baldío contiguo
mientras su tamaño lo permitió, dentro de las mangas combate o defensa emiten silbidos, al jardín. Desde entonces, todos
de mi camisa o en las bolsas de mi chamarra, supliendo chillidos y gruñidos. Ocasional- los días regresa, por lo regular en GUSI VISITA DE vez en cuando, ya desde la libertad.
en lo posible el calor de la mamá perdida. Mi estancia mente, los tlacuaches emplean una la madrugada, a comer lo que le

A
en casa debido a la pandemia contribuyó a su cuida- táctica de defensa pasiva llamada dejo en el lugar donde solía estar
do, que probablemente no habría podido brindarle en tanatosis, permaneciendo inertes su madriguera. A lo largo de estos visita de los colibríes u otras aves con investigadores morelenses con-
circunstancias normales. La cercanía con él, a quien y expeliendo un olor desagradable, meses hemos tenido varios agra- en mi jardín, celebro la visita de mi vencidos del valor del conocimiento
nombré Gusi, me permitió descubrir aspectos sorpren- fingiendo estar muertos para evi- dables encuentros. amigo tlacuache, pues me recuerda científico para el desarrollo social
dentes de su fisonomía y me llevó a investigar algunos datos curiosos sobre estos marsu- la madre, por lo que se puede ver a tar a sus posibles enemigos [2,4]. que en este territorio nosotros so- y económico de Morelos. Desde la
piales que, de acuerdo con registros una tlacuacha transportando ocho o No está por demás decir que son Afortunadamente mi historia mos los invasores, lo que nos obliga Academia de Ciencias de Morelos
fósiles, han habitado la Tierra desde nueve crías, aunque se han reporta- totalmente inofensivos y que nada no es única. Poco a poco me he a tener empatía con todas las espe- externamos nuestra preocupación
hace aproximadamente 60 millones do hasta 21 crías por nacimiento [2]. tienen que ver con los roedores. Se enterado de amigos o conocidos cies, en particular con este amigo por el vacío que genera la extin-
launion.com.mx de años, llegando hasta nuestros Se independizan completamente de ha reportado que los tlacuaches son que han criado a estos visitan- cuyos ancestros convivieron con los ción de la Secretaría de Innovación,
días sin haber cambiado demasiado la madre después de 3 a 5 meses. Su resistentes al veneno de ciertas ser- tes en sus casas e incluso algu- dinosaurios. Ciencia y Tecnología dentro del eco-
su morfología. metabolismo es más lento que el de pientes [4,5] e incluso se ha investi- nos que los han retenido como sistema de innovación estatal que se
@uniondemorelos otros mamíferos comunes de igual gado la posibilidad de producir un mascotas, lo que no es recomen- Esta columna se prepara y edita debilita sin la participación del Go-
Marsupiales tamaño y su temperatura corporal
es más variable. Con excepción de
antiveneno a partir de sus aminoá-
cidos [6].
dable [4]. Así como disfruto la semana con semana, en conjunto bierno del Estado.

mexicanos la época de apareamiento, son ani-

Los tlacuaches, también conocidos


males solitarios y de hábitos funda-
mentalmente nocturnos, con un pe-
Un pequeño
como zarigüeyas, pertenecen a la
familia Didelphidae que incluye a
ríodo de mayor actividad entre las
once de la noche y las dos de la ma-
ladrón
más de 90 especies de marsupiales
que habitan en el continente ameri-
ñana. Su cuerpo sin cola mide entre
25 y 50 cm y pesa entre 1 y 3 kg.
mitológico
cano, ocho de ellas se encuentran en Tienen cinco dedos en cada extre- en la cultura
México y una en los Estados Unidos
[1]. La especie que encontramos en
midad y todos desiguales en longi-
tud [3], además de una cola prensil, prehispánica
Morelos y en la mayor parte de Mé- peluda en la base y descubierta de
xico es la Didelphis virginiana [2]. pelo en el resto, y pulgares oponi- El nombre tlacuache proviene del
Como todos los marsupiales, las bles sin garras en las patas traseras, náhuatl tlacuatzin (tla, fuego; cua,
hembras tienen una bolsa o marsu- adaptaciones que los hacen ágiles mordisquear, comer; y tzin, chico)
pio que guarda y protege a las crías trepadores, lo que comprobé en di- que significa “el pequeño que come
lactantes. Su periodo de gestación versas ocasiones. De hecho, sus ma- fuego” [4]. En los mitos prehispáni-
es mucho más corto (entre 12 y 13 nos, parecidas a las de los humanos, cos el tlacuache era un viejo sabio
días) que el de los mamíferos comu- son muy hábiles. Un poco más de la al que le gustaba la fiesta, el pulque
nes (placentarios), pues las crías na- mitad de la cola cercana al cuerpo y el mezcal y partió a la cima de la
cen como embriones (de alrededor es negra mientras que el resto es montaña en busca del maíz y del
de 12 mm) y continúan su desarro- blanca; la longitud total de la cola fuego que estaban al resguardo de
GUSI llo durante cerca de 50 días dentro es aproximadamente igual que la de los Dioses. Robó el maíz y lo pin-
CRECIENDO del marsupio, al que llegan sin ayu- su cuerpo. Comúnmente, su lomo es tó de los colores del día y la noche.
EN la chamarra da escalando la piel de la mamá con grisáceo y su pelo largo y áspero, lo También robó el fuego, se quemó la
de su amigo sus muy bien desarrolladas patas que impide que escape el calor [4]. cola y le quedó pelona y escondió
humano. delanteras. Cuando se han desarro- En Gusi pude observar cómo sus una brasa en su marsupio engañan-
llado lo suficiente trepan al lomo de grandes orejas descubiertas de pelo do a la guardiana. Cuando ésta lo GUSI DISFRUTANDO DE un sillón

››Referencias Qué hacer si encuentras un tlacuache, Manual REPSA.indd, 91-97, 2008.


https://www.repsa.unam.mx/documentos/Perez-Escobedo_et_al_2008_tlacua.pdf
ESTA PUBLICACIÓN FUE REVISADA POR EL COMITÉ [1] Gerardo Ceballos, Order Didelphimorphia, p.71. En Mammals of Mexico, G. Ceballos (Ed.). John Hopkins University Press, Baltimore, 2014. [5]Tania Campos, Tlacuache: historia detrás del único marsupial mexicano:
EDITORIAL DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS DE MORELOS [2] Heliot Zarza y Rodrigo A. Medellín, Virginia opossum, pp.76-78. En Mammals of Mexico, G. Ceballos (Ed.). John Hopkins University Press, https://www.xataka.com.mx/ecologia-y-naturaleza/tlacuache-asi-es-el-pequeno-y-unico-marsupial-mexicano
Baltimore, 2014. [6] Desarrollan un antídoto contra las mordeduras de serpientes desde aminoácidos de la zarigüeya. Europa Press, 2015.
Para actividades recientes de la academia y artículos anteriores puede consultar: www.acmor.org.mx [3] Sergio Ticul Álvarez-Castañeda, Ticul Álvarez, Noé González-Ruiz, Guía para la identificación de los mamíferos en México, John Hopkins https://www.rtve.es/noticias/20150322/desde-aminoacidos-zariguaya-desarrollan-antidoto-contra-mordeduras-serpien-
¿Comentarios y sugerencias?, ¿Preguntas sobre temas científicos? CONTÁCTANOS: editorial@acmor.org.mx University Press, Baltimore, 2017. tes/1120800.shtml
[4] Marcela Pérez Escobedo, Verónica Bernal Legaria y Ángel Rodrigo González González [7] Ana Paula Ojeda y Juan Palomino, Ladrón de fuego, Ediciones Tecolote, CONACULTA, 2013.

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